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Orando por un

gran avance
Article by 
Jon Bloom
Staff writer, desiringGod.org

Un avance es un concepto militar. Cuando un ejército está en la capacidad de


debilitar las fortalezas de su enemigo hasta el punto de colapso, se produce un
avance permitiendo que el ejército pueda invadir y tomar el territorio de su
enemigo.

Pero en una guerra un avance solo importa si se produce en una ubicación


estratégica. Y la evidencia de que una ubicación es estratégica casi siempre se
revela por la cantidad de fuerzas enemigas alrededor para protegerla. Un
enemigo dirigido por generales experimentados planea proteger ferozmente
aquello que aprecia grandemente.

Esto significa que un ejército invasor puede encontrar una barrera de feroz
oposición del enemigo en su intento de lograr un avance. Combates intensos
siempre preceden a los avances estratégicos. El terreno estratégico no se
entrega fácilmente.

A nuestros avances se oponen fuerzas


poderosas
Esto es tan cierto en la guerra espiritual como lo es para la guerra terrestre. En
la esfera espiritual, a diferencia de la terrestre, la iglesia es una fuerza
invasora. Aunque fácilmente podemos caer en una mentalidad defensiva,
preparados para atacar, Jesús tiene la clara intención de que seamos agresores,
no meramente defensores. La Gran Comisión es la de “Id, pues, y haced
discípulos de todas las naciones” (Mateo 28:19).

En un mundo que “yace bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19), eso es un
lenguaje militante. Nuestra misión es: liberar a los que el diablo ha tomado
cautivos para hacer su voluntad (2 Timoteo 2:26).

Pero hay que tener en cuenta que un terreno estratégico no se entrega


fácilmente. Ya sea que estemos luchando por un avance en contra de nuestro
obstinado pecado, la incredulidad de un ser querido, avances en el progreso
misional de nuestra iglesia local, alcanzando a pueblos que no se les ha
predicado el Evangelio, rescatar a creyentes perseguidos, huérfanos, esclavos
sexuales o los no nacidos, nos enfrentamos a “huestes espirituales de maldad
en las regiones celestiales” (Efesios 6:12). No sabemos exactamente lo que
eso significa, excepto que estas fuerzas son muy fuertes.

El ejemplo de Daniel
Daniel 10:12-14 nos da un breve vistazo de lo que está pasando. Daniel había
estado orando y haciendo un ayuno parcial durante 21 días para obtener un
mayor conocimiento de las revelaciones que había recibido (Daniel 10:3)
cuando un ser angelical finalmente apareció con una respuesta a sus oraciones.
Este mensajero dijo que había estado tratando de llegar a Daniel en esos 21
días, pero había sido detenido por “el príncipe del reino de Persia”. El
arcángel Miguel tuvo que venir a liberarlo.
Esta experiencia de Daniel es un ejemplo para nosotros. No es una fórmula en
la que simplemente oramos y ayunamos durante 21 días para que venga
Miguel a ayudarte a superar las fuerzas cósmicas. Pero sí es un ejemplo de lo
que está sucediendo fuera de nuestra vista. Dios no quiere que sepamos
mucho más sobre el reino angelical de lo que se ha revelado en las Escrituras,
de lo contrario habría revelado más de esto. Pero Él claramente quiere que
sepamos que hay más cosas de las que vemos, para que oremos a Él y
ayunemos hasta que nos dé una respuesta.

Cuando Dios se mueve, Satanás responde


El patrón coherente en toda la Biblia es que cada movimiento significativo de
Dios es precedido por una temporada intensamente difícil, una oposición
desalentadora. Y si tomamos seriamente a Efesios 6, Daniel 10 y otros textos
de guerra, podremos entender por qué: Dios está invadiendo lo que Satanás
considera su territorio. El reino de Dios está rompiendo las líneas de la
potestad de las tinieblas (Colosenses 1:13).

Si no estamos encontrando oposición, lo más probable es que no estamos


atacando una ubicación estratégica. Pero si la estamos encontrando, estamos
en buen camino. Donde el enemigo esté fortaleciendo sus fuerzas es donde
debemos centrar nuestro ataque.

Y donde el enemigo esté fortificado, va a haber una lucha feroz si vamos a


lograr un avance. Vamos a recibir una lluvia de dardos de fuego (Efesios
6:16). Vamos a ser atacados por la espalda. Habrá espías en el campamento.
Habrá burlas, intimidación y acusaciones. Habrá esfuerzos para destruir
nuestra moral y determinación.

Un llamado a la determinación en el avance


Así que este es un llamado a una determinación santa. Sigue orando y no
desmayes (Lucas 18:1). Al igual que en cualquier guerra a gran escala, hay
muchas batallas. Algunos avances se consiguen con relativa rapidez; otros
requieren una resistencia larga y perseverante. Pero, de cualquier manera, los
avances requieren de determinación para mantener el ataque.

Por lo general, los avances no se logran solamente orando; hay obras por
hacer y un coraje que ejercitar. Pero los reales avances espirituales no se
alcanzan en absoluto sin la oración. Una oración concentrada, específica,
predominante y persistente a menudo ejercida por dos o más (Mateo 18:19),
es necesaria para debilitar nuestra oposición espiritual. Y ayunar es una ayuda
maravillosa. “El ayuno prueba donde está el corazón. Y cuando revela que el
corazón está con Dios y no con el mundo, un poderoso golpe hiere a Satanás”
(Hambre de Dios).

Así que, si estás orando por un avance y no lo ves, y al contrario estás


experimentando más que antes tentaciones de desánimo, frustración,
cansancio, duda y cinismo, no te rindas. Combates cada vez más intensos
siempre preceden a los avances estratégicos. Los terrenos estratégicos no se
entregan fácilmente. Estás en contra de algo que es más grande de lo que
piensas. Sin embargo, “mayor es el que está en vosotros que el que está en el
mundo” (1 Juan 4:4). Él ha vencido al mundo (Juan 16:33) y él te dará justicia
(Lucas 18: 8).

No te desanimes. Continúa siendo determinado. Hay un gran avance por


delante.

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