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Monografía
Los condenados de la tierra,
Frantz Fanon

Cátedra: Corrientes Antropológicas I – “Edgardo Garbulsky”-

Alumnos integrantes: Victorio, Facundo V-1869/4

Ilincheta, Telma I-0518/5

Los condenados de la tierra, Frantz Fanon


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Introducción: El libro “Los condenados de la tierra” fue escrito por Frantz Fanon,
filosofo, psiquiatra, teórico político y escritor caribeño de origen martiquines. La isla
Martinica fue colonia francesa durante la vida de Frantz y actualmente es territorio
ultramar francés. Influencio de gran
manera a los movimientos
revolucionarios de los años 60 del siglo
xx. Sus escritos fueron motivadores en el
contexto mundial de descolonización
post segunda guerra mundial. Apoyo la
independencia argelina, tuvo gran
participación tratando combatientes y no
combatientes durante el inicio de la
revolución argelina en 1954. Desde el
frente de liberación nacional (FLN) trato
de ayudar al derrocamiento de las fuerzas
coloniales francesas, hegemonía que
tenían allí desde 1830. Frantz Fanon (1925-1961)

El libro estudiado fue publicado por


primera vez en noviembre de 1961,
cuando Frantz Fanon estaba apunto de
morir de leucemia, la obra fue impresa en semi clandestinidad y desde su aparición se
prohibió su difusión en Francia bajo la acusación de atentar a la seguridad interior del
estado.

“Los condenados de la tierra” cuenta con un prefacio del célebre filósofo francés Jean-
Paul Sartre, posteriormente el contenido consta de cinco capítulos, seguidos de una
conclusión y finalmente un epílogo de Gérard Chaliand.  En la presente monografía
desarrollaremos las ideas generales propuestas por el autor, enfatizando sus ideas sobre
la violencia, el colonialismo, descolonización, subdesarrollo, liberación nacional,
burguesía, campesinado, cultura.
El objetivo de Fanon es la liberación de los pueblos, en particular de los pueblos
colonizados, sometidos, oprimidos, al cual el como miembro de una colonia pertenecía.
Refiriéndose a una liberación tanto material como psicológica. El contexto en el que
Fanon desarrolla este libro es en el contexto histórico de la descolonización mundial en
la década del 60. Analiza cuáles serían las condiciones para la liberación, sin miedo al
hablar sobre el uso de la violencia. Planteando que luego de la independencia se
establezca un socialismo de base campesina, que no importe ningún sistema, sino que
busque su socialismo propio.
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Fanon adhiere a lo que será la corriente la corriente teórica de la liberación, a la que


luego la teología de la liberación de Paulo Freyre será una continuadora, que se le suele
llamar la teoría decolonial o decolonialismo y también la actual teoría de la resistencia
de Henrry Giroux. Las herramientas que tenía Fanon para interpretar la realidad social
son la teoría critica marxista fundamentalmente en análisis superestructural, no se centra
tanto en la estructura económica sino en sus consecuencias cultural- psicológicas.

Desarrollo:
Frantz Fanon describe como opera la ideología dentro de la lucha colonial, en ella hay
una ideología dominante que divide al mundo en una constante dicotomía: blanco y
negro, bueno y malo, lo civilizado y lo salvaje, el hombre y la bestia, etc. y que termina
por justificar la violencia ejercida sobre el colonizado. Toda colonización es violenta, y
en ella una parte de la humanidad pierde su libertad y es tratada como un objeto, lo
cosifican, es decir, pierde sus derechos, su dignidad, su tradición cultural. Su ideología
le es suplantada por la del colono, le es impuesta la lengua del colono.
La zona habitada por el colono no es complementaria a la zona habitada por el
colonizado, las dos zonas, son zonas opuestas en las que no existe una conciliación
posible y obedecen a un principio de exclusión reciproca. Fanon lo describe como un
mundo habitado por dos especies diferentes. De ahí podemos entender su concepto de
descolonización en el que postula “La descolonización es simplemente la sustitución de
una «especie» de hombres por otra «especie» de hombres. Sin transición, hay una
sustitución total, completa, absoluta.” (Fanon,1961, p 1). Con esto quiere decir que el
colono y el colonizado jamás van a poder llegar a convivir en un mismo espacio de
manera armónica porque sus relaciones se basan en fuerzas antagónicas en la que unos
tienden a dominar a los otros, o el colono domina al colonizado, o el colonizado se
libera y elimina al colono.
El colono necesita de la dicotomía para legitimar sus actos, su dominación y la
violencia que ejercen a los colonizados. “Se es rico porque es blanco, se es blanco
porque es rico” (Pag.2). Lo mismo podría decir “se es negro porque es pobre, se es
pobre porque es negro”, son dispositivos de poder, que sirven a su vez de justificadores,
legitimadores.
Cuando al colonizado le es robada su identidad, su lengua, su cultura y todo lo que
constituye al hombre colonizado, existe la posibilidad de recuperar su ser por medio de
la lucha. “La ‘cosa’ colonizada se convierte en hombre en el proceso mismo por el cual
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se libera” (Pag.31) transforma espectadores en actores. Con el término “cosa


colonizada” refiere al ser humano sin elemento identitario alguno, que le es negada su
categoría de persona, es la creación del colono, que mediante su liberación puede
recuperar toda su identidad y vivir libre como ser humano, no como ente colonizado.
Nos dice Frantz Fanon ¿De qué forma podemos sobreponernos a la violencia del
colonialismo? Mediante otra violencia que le haga frente; porque no se puede razonar
con el colono, “el colonialismo no es una máquina de pensar, no es un cuerpo dotado de
razón, es la violencia en estado de naturaleza y no puede inclinarse sino ante una
violencia mayor” (p 54).
La violencia es un acto necesario para la reivindicación de la humanidad del colonizado,
y para la descolonización en general, sólo se puede luchar de forma efectiva si hay
unión entre los explotados o inferiorizados, nunca inferiores “en lo más profundo de sí
mismo, el colonizado no reconoce ninguna instancia. Está dominado, pero no
domesticado. Está inferiorizado, pero no convencido de su inferioridad.” Y es justo en
la lucha donde el colonizado demuestra su libertad mental. “En el plano de los
individuos, la violencia desintoxica. Libera al colonizado de su complejo de
inferioridad, de sus actitudes contemplativas o desesperadas.”
Esta lucha por la libertad se puede ver de forma más concreta en la lucha por la tierra el
cual sería un elemento necesario, pero no suficiente para ser libres. Se podría pensar a
la libertad y la autodeterminación como cualidades abstractas que se adquieren por
autoconocimiento, sin embargo, todo valor espiritual tiene de principio la materialidad.
Así, los sujetos que conservan su tierra tienen, todo lo necesario, para ser autónomos, al
emplear su trabajo de forma creativa.
El territorio está profundamente dividido entre los herederos de la cultura europea,
asentados generalmente en las ciudades y los que conservaron su cultura y tradiciones
autóctonas que viven en el campo. Este fenómeno le permite investigar a Frantz Fanon
en las diferentes condiciones materiales, y en la distinta forma de pensar entre el pueblo
y la ciudad, que constituye un gran reto para lograr la unidad nacional.

En sus escritos, Fanon, se dirige sobre todo al campesinado. Este sector de la sociedad
es revolucionario porque no tiene nada que perder y todo por ganar, el campesinado es
el desclasado, que descubre que solo vale la violencia porque solo la violencia le es
ejercida.
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En este sentido podemos encontrar una diferenciación con C. Marx, quien decía que el
proletariado, iba a ser el encargado de la revolución, en cambio en Fanon encontramos
que sería el lumpen proletariado, y ¿Por qué? La respuesta la encontramos en que el
obrero urbano es una pieza fundamental del mecanismo tanto colonial como capitalista.
Sin el la maquinaria no funcionaria, y ahí el sistema tiene algo que perder, entonces este
los ubica en una posición casi privilegiada en la que el proletariado queda en una zona
de semi confort en la que “no lo tiene todo, pero no le falta mucho”. El campesinado
siente un profundo rechazo hacia el trabajador urbano acomodado, porque de alguna
manera participa para que el régimen siga en marcha.
Cuando finalmente estalla la insurrección, los partidos políticos no aportan nada a la
lucha de los campesinos. Una vez constituido el gobierno nacional, los campesinos
permanecerán hostiles, ajenos, por más progresista que sea el nuevo gobierno. Los
partidos nacionalistas tienden a representar mas a la ciudad que al campo, lo que deriva
en una cierta incompatibilidad entre los partidos nacionalistas y la masa rural.

Se puede ver aquí la absoluta confianza de Fanon en el campesinado. El lumpen


proletariado, las prostitutas, los desesperados, todos los desheredados de la tierra se
rehabilitarán al incorporarse al proceso revolucionario. En esta etapa, lo político y lo
militar se funden. Así, el guerrillero redescubre la política. Ya no como “palabrerío”,
sino como modo de conducir al pueblo. En la guerra de liberación, juega un papel el
odio, forma parte inevitable, en el comienzo, de esta lucha, pero no se puede en base a
él formar un plan de acción a largo plazo, un programa. Varias son las trampas que
pueden engañar la voluntad del colonizado por parte de la hegemonía, unas de ellas son
las pequeñas concesiones, es tal el hambre de ser reconocido como un ser humano que
tiene el colonizado, que cede ante pequeños gestos, pequeñas rehabilitaciones
simbólicas y monetarias. El dirigente debe explicar, dirigirse al pueblo, clarificar los
objetivos y orientar la lucha, para contrarrestar estas estrategias. Otra es la maduración
que necesariamente debe hacer el pueblo en el curso de la guerra independentista. Aquí
es clave el rol de la dirección. Dice Fanon: “Sólo la violencia ejercida por el pueblo,
violencia organizada y aclarada por la dirección, permite a las masas descifrar la
realidad social, le da la clave de ésta. Sin esa lucha, sin ese conocimiento en la praxis,
no hay sino carnaval y estribillos.” (Pág. 120)
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A partir del pensamiento crítico de la época de 1960- 1970 se comienzan a utilizar


conceptos como “subdesarrollo” o “Tercer mundo”. Según Fanon el mundo
subdesarrollado enfrenta problemas como el hambre, la pobreza, economía dependiente,
pero también la falta de profesionales como médicos, ingenieros, etc. Lo que asegura la
constante dependencia de las potencias. Frente a este mundo Europa goza en su riqueza,
riqueza que es conseguida gracias a las explotaciones tanto de las personas como de los
recursos naturales de los países subdesarrollados, ya sea oro, diamantes, madera,
algodón, petróleo, mano de obra, etc. El primer mundo es construido por el tercer
mundo.
La independencia de estos países se vera condicionada por muchos elementos, en
primer lugar se necesita la unión de la gente, movimientos de reivindicación a los que el
régimen colonial les empieza a molestar, entonces el colonialismo utiliza métodos como
por ejemplo retirar sus capitales y técnicos para luego ejercerle desde afuera una presión
económica en la que el país en proceso de independencia tendrá que rebuscársela
pidiéndole a su población que, hambrienta y despojada pero con ganas de liberación,
comiencen a trabajar en pro a un nuevo estado. Tarea casi imposible porque el sistema
colonial lo que busca es quebrantar por completo al país tercermundista, que fue
saqueado y golpeado durante mucho tiempo por estos mismos, y ahora tiene que
rebuscársela solo, con ayuda colectiva de todos los sectores que destruidos por la
colonia tienen que volver a levantarse .«Si ustedes quieren la independencia, tómenla y
muéranse»( Pag.22) El sistema colonial quiere justificar que sin ellos el país en
liberación no va a lograr otra cosa que la muerte, el declive, postulando que tendrá que
volver a la edad media para poder llegar a lo que era actualmente en manos de ellos.
Esta prueba, es rechazada por muchos de los otros países subdesarrollados y aceptan las
condiciones de la colonia, posicionándose estratégicamente, el país se vuelve
económicamente independiente pero la colonia sigue extrayendo sus recursos de manera
más bien indirecta.
Fanon sostiene que la lucha entre el colonialismo y anticolonialismo ahora es del
capitalismo y el socialismo. Pero los países subdesarrollados deben encontrar sus
métodos, valores y estilo propio. El problema entre capitalismo y socialismo no es de
opción, cual es mejor o cual es peor, sino se encuentra en cuál es el núcleo primordial
de interés de cada uno. Así el capitalismo se centra sobre el capital, el ser humano tanto
individual como colectivamente es pasado a segundo plano y visto solo como vehículo
del capital. En cambio, es socialismo se centra en las personas. El ser humano es el bien
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más preciado, un régimen dirigido por la totalidad del pueblo permitiría ir avanzando de
manera más rápidamente, armónicamente haciendo imposible caer en una sociedad
donde el poder es poseído por unos cuantos a expensas de la totalidad nacional nos dice
Fanon.

En el plano cultural, el colonialismo realiza la operación de denigrar y borrar el pasado


cultural anterior a la colonización, para instalar la idea, de que el proceso colonizador
vino a traer la civilización, y a sacar al colonizado de las sombras de la barbarie.
Cuando el intelectual colonizado decide hacer cultura realmente nacional, no debe hacer
cultura particular, sino de toda la región. No será sólo cultura argelina, sino africana.
Para nosotros tendría que ser: no debe haber una cultura colombiana, uruguaya o
argentina cerrada sobre sí, sino integrándose a toda América latina. El intelectual
colonizado hace suya la cultura europea, nosotros estadounidense. Le espanta la
precariedad, el vacío, y la oscuridad que cree ver muchas veces, en su propia cultura.
“La cultura popular no es el folklore donde un populismo abstracto ha creído descubrir
la verdad del pueblo (…) la cultura nacional es el conjunto de esfuerzos hechos por un
pueblo en el plano del pensamiento, para describir, justificar y contar la acción a través
de la cual el pueblo se ha constituido y mantenido. La cultura nacional, en los países sub
desarrollados, debe situarse, pues, en el centro mismo de la lucha de liberación que
realizan esos países” (Pág. 214). Para Fanon la lucha de liberación es la manifestación
más plenamente cultural que existe. Después de la liberación desaparece no solo el
colonialismo sino el colonizado.

De la lucha anticolonialista no va a surgir un replanteamiento por parte de la nación.


Esta lucha será contra el trabajo forzado, contra la tortura, contra las injusticias
salariales, etc. Esta falta de conciencia nacional no proviene solo de la opresión que ha
sufrido el colonizado, sino también de la debilidad de la burguesía. Por el hecho de estar
conformada por hombres de negocios o profesionales en vez de industriales, está en los
pequeños negocios, y no en la gran industria. La burguesía nacional no pondrá los
saberes que ha recibido de la universidad de la metrópoli en beneficio del pueblo, sino
que emprenderá “El camino terrible, por antinacional, de una burguesía clásica, de una
burguesía burguesa, lisa, estúpida y cínicamente burguesa.” (Pág. 138) El riesgo de una
inversión o de una innovación causará pánico a esta burguesía temerosa y pequeña.
Buscará la mayor seguridad con el menor compromiso. El colonialismo no impulsa un
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desarrollo homogéneo, sino que privilegia unas zonas en lugar de otras. Es así que
surgen luego las actitudes resentidas y envidiosas de los habitantes de una región más
favorecida hacia otra más empobrecida. Tampoco la burguesía nacional tenderá a
revertir esto. Esto será manipulado por los intereses colonialistas que poseen, por
ejemplo, medios de comunicación. Una vez retirado el colonialista, la burguesía
nacional continuará, entre declaraciones democráticas de tipo occidental, el racismo
anterior. En este nuevo régimen en el que gobierna la burguesía y los dirigentes
nacionales cómplices de ella, la creciente desigualdad requiere, por lo general, un
ejército y una policía siempre listos para la represión y adoctrinados por los países
centrales. Fanon llega a una conclusión: en los países atrasados, la etapa burguesa es
imposible, entendiéndose esto por una burguesía nacional que desarrolle el país. “(…) la
antigua metrópoli practica el gobierno indirecto, a través de los burgueses a quienes
alimenta y de un ejército nacional formado por su experta, y que tratan de detener al
pueblo, lo inmoviliza y lo aterroriza” (Pág. 160) En definitiva, la tarea será cerrar el
paso a toda burguesía. Una burguesía nacional se justificaría… “en la medida en que la
burguesía nacional fuera lo suficientemente poderosa económica y técnicamente como
para edificar una sociedad burguesa, crear las condiciones de desarrollo de un
proletariado importante, industrializar la agricultura, posibilitar, en fin, una auténtica
cultura nacional”, (Pág. 160)
Hay que oponerse a esta burguesía, dice Fanon, porque simplemente no sirve para nada.
El autor se manifiesta abiertamente en contra de los liderazgos fuertes. “Los pueblos no
son rebaños y no tienen necesidad de ser conducidos.” (Pág. 168) Es necesario un
verdadero partido, que, con amplia participación popular, fije el rumbo del gobierno,
conozca las regiones rurales, ser, no la autoridad, sino el mecanismo por el cual, el
pueblo ejerce la autoridad. Para esto hay que eliminar una idea fundamental, como base
del colonialismo: las masas no son capaces de dirigirse. Por el contrario, las masas
pueden adquirir conciencia, conocen sus problemas, y no se engañan con las soluciones.
Fanon es partidario de una amplia descentralización de la administración. Y de una
participación de las masas lo más amplia posible. Se debe tender a que éstas tomen
conciencia de que todo depende de ellas: no hay un benefactor. Fanon sintetiza: “el
gobierno nacional si quiere ser nacional, debe gobernar por el pueblo y para el pueblo,
por los desheredados y para los desheredados. Ningún líder, cualquiera sea su valor,
puede sustituir a la voluntad popular, y el gobierno nacional debe antes preocuparse por
el prestigio internacional, devolver la dignidad a cada ciudadano, poblar los cerebros,
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llenar los ojos de cosas humanas, desarrollar un panorama humano, habitado por
hombres consientes y soberanos.” (Pág. 187)

Apartado conclusivo:
Síntesis: Fanon va a dar cuenta de como funciona el colonialismo, que dispositivos
utiliza, como se conforma ese mundo, cuales son elementos para que se de la
descolonización, pero no se queda allí, postula que no se trata solo de la independencia,
sino que es un movimiento de autoconocimiento, de reivindicación, de liberación.
Inspirador de las luchas de liberación de los pueblos herederos de la colonización
europea, que hoy integran parte del conjunto de países subdesarrollados o del Tercer
Mundo. 
Opinión grupal sobre la obra: Fue escrito hace cincuenta y siete años y hasta hoy en
día refleja la realidad de los países subdesarrollados. Fanon pudo utilizar bien las
herramientas que tenía a su alcance para dar una muy buena interpretación de la realidad
del contexto histórico, político, social y cultural en el que vivió. Su producción teórica
en general, siendo que es bastante desconocida popularmente, fue inspiradora, critica,
pero también brinda lo necesario para que pueda ser llevado a la práctica. Quizá eso es
lo que diferencia a Frantz de muchos otros autores, que él no se quedó detrás de un
escritorio como mero observador, sino que participó en los frentes de liberación
nacional, vivió esa realidad que expone en sus textos en carne propia. Se fue de este
mundo a muy temprana edad, con tan solo treinta y seis años, pero dejó un legado que
transformaría el mundo o al menos una parte.
Opinión grupal sobre el tema tratado:
Los países subdesarrollados se mantienen como colonias a escala gigante pareciendo
que realmente son países que lograron su independencia y que están en “vía de
desarrollo” pero la realidad no puede estar mas lejos que eso. Las potencias mundiales,
las grandes industrias internacionales, el mundo capitalista en general siguen operando
igual que las colonias. Partiendo desde el hecho que la unidad monetaria de los países
subdesarrollados es regulada y devaluada por la de las potencias, siendo que el dinero es
el medio de acceso a todo, regulando la moneda, regulan la casi la totalidad de esa
nación. La mayor parte de los problemas de cualquier país subdesarrollado o persona
que viva en estos países esta atravesado por el dinero, ya sea desde quedar en bancarrota
a no tener para alimentarse. Cuando el dinero es tan solo un papel, un papel creado por
una máquina que es manejada por algún ser humano, no es un recurso natural no
renovable. Entonces vemos que el problema de la pobreza, por ejemplo, sería fácil de
solucionar obviamente si no viviríamos en un sistema en donde el dinero, donde el
capital, vale más que un ser humano. Por otro lado, los medios masivos de
comunicación crean una falsa realidad que actúa de pantalla. La educación que es la
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misma que hace siglos, consigue encasillarnos siempre en el mismo patrón de


pensamiento. Distracciones creadas de todo tipo por las nuevas tecnologías, todo esto
con el fin de que nadie sea critico ante su situación de vida, ante su realidad. Cada vez
que algún país de América Latina, África, o cualquiera que esté en “vía de desarrollo”
logra un verdadero avance tanto en su economía, en su infraestructura como en su
superestructura, a nivel nacional e internacional, las potencias le ponen un “pie” encima,
ya sea con dictaduras, inflación, gobiernos de facto, antidemocráticos, etc. que quiebran
al país entero, generando un retroceso en cada aspecto que habían avanzado.
Culminando en problemáticas como la pobreza extrema en las zonas periféricas y
barrios de las clases marginadas, en algunos casos países enteros sumergidos en el
hambre, economías debilitadas, masas completamente inconscientes. ¿Y de esto quien
sale ganando? El primer mundo claramente. Utilizando "mejores" y diversos métodos o
estrategias, siguen operando sobre lo mismo: extrayendo recursos naturales, materias
primas, mano de obra, ejerciendo violencia psicológica, moral, institucional, y
aumentando su opulencia, opulencia como siempre constituida a partir del robo más
grande en cantidad material y en mayor duración de tiempo de la historia de la
humanidad que se extiende desde 1492 hasta la fecha, 526 años de saqueo, explotación,
dominación y violencia.

Bibliografía utilizada: Fanon, Frantz. “Los condenados de la tierra”. Fondo de


Cultura Económica, México. 2001.

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