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HISTORIA DE LOS
HOSPITALES EN VENEZUELA
FACILITADOR: AUTOR:
EDGARDO CHAVEZ JOSÉ N HERNÁNDEZ H.
26317009
La sala principal, estaba ubicada al frente del edificio con vista a la plaza de San
Pablo, medía 41 varas de largo por 7 de ancho, siendo empleada para albergar
hasta 44 camas en ella. El Hospital San Pablo era exclusivo para hombres, y
adquiere carácter cívico militar para el siglo XVIII, encontrándose indistintamente
enfermos civiles y militares, construyéndose en 1751 una sala especial para los
últimos. Bajo la administración del mayordomo Gonzalo Quintana Barreto (1759-
1777) el hospital aumentó progresivamente su capacidad para albergar enfermos,
ya en 1770 el número de camas era de 50, llegando a un número aún mayor con la
presencia de enfermos militares.
Para los años de 1750 (su exactitud no está bien definida) se decreta la
fundación del Hospital Real de San Lázaro, como su nombre lo indica para albergar
enfermos leprosos. Estuvo situado al principio cerca de la Plaza de La Candelaria
(esquinas de San Lázaro a Puente Victoria). Este Hospital luego fue trasladado al
noreste de la ciudad (Sarria). Fue el primer hospital con ordenanzas propias,
elaboradas en 1760. Históricamente sería ese uno de los primeros proyectos de
reglamento hospitalario en Venezuela.
Para ese momento Venezuela estaba situada entre los primeros países de
América Latina como de los más avanzados en calidad y cobertura de servicios
médicos, atendidos por los mejores egresados de los postgrados iniciados por JI
Baldó. El gobierno le dio forma al llamado Nuevo Ideal Nacional que incluía un
fastuoso plan de obras públicas que pretendía equiparar a Venezuela con las
naciones más avanzadas. Se construyen así las grandes obras, incluyendo las
medico-asistenciales. El proyecto faraónico entró en crisis al final de esta década,
culminando con la caída del dictador.
Con una inversión en salud por debajo del 4 % del PIB, tanto en sector público
como privado, muy por debajo del promedio de América Latina (7,9 %) y mundial
(por encima del 10 %), tomando en cuenta que la oferta de servicios en medicina
se sostiene sobre cuatro elementos: la infraestructura, el recurso humano, la
tecnología y la logística de suministro. Cada uno de esos aspectos está,
posiblemente, en el peor momento histórico de los últimos cincuenta años.
Empezando por la infraestructura, porque el último hospital general que se
construyó en Caracas fue El Llanito, que lo hizo el Presidente Lusinchi en 1987.
Estamos con una capacidad instalada que es, técnicamente, la mitad de la que tenía
Venezuela en 1964.
CONCLUSIÓN
Aunque la investigación podría dejar con un sabor bastante agridulce sobre las
circunstancias en la que el país venía desarrollando aceleradamente y con orgullo
la infraestructura actual, la posterior decadencia de la planificación estipulada (sobre
megaproyectos de salud pública) a partir de los años 70 y las actuales condiciones
en la que se hace muy difícil prestar servicios de salud públicos, debemos reconocer
que Venezuela tiene muchas ventajas con respecto a la infraestructura ya
desarrollada, que aunque se encuentra en estado crítico, es recuperable y
adecuable a la nueva realidad social, económica, cultural y súper importante,
tecnológica.
Debo destacar esta última ventaja de realidad “tecnológica” pues en este punto
de la humanidad, en donde los equipos médicos son mucho más compactos, los
sistemas de telemetría son más avanzados y requieren menos espacio, e incluso
los quirófanos cada vez son más inteligentes para cirugías complicadas, la
recuperación de este tipo de centros de salud se vuelve un tema más tecnológico
que de infraestructura.
Los diseños de los actuales centros de salud se encuentra acorde con las
normativas y resultan muy funcionales incluso en la actualidad (Visto por el autor de
este ensayo, pues he pisado varios hospitales públicos decadentes con un potencial
enorme), aunque hay que hacer un sinfín de mejoras que hacer y una cantidad
innumerable de trabajo que iniciar, la recuperación paulatina de los centros en
decadencia y el inicio de nuevos proyectos con talento nacional es una ventana de
esperanza para el futuro, completamente probable.
ANEXOS