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Grupo de trabajo

Relatividad lingüistica y debates sobre género

En este texto intenteamos aportar a los debates actuales sobre el uso de lenguaje no sexista y como se
podría interpretar desde las premisas del relativismo lingüsitico. ¿Determina el lenguaje el
pensamiento y por tanto la acción? Entonces ¿si cambiamos el lenguaje, contribuimos a cambiar las
desigualdades de género?
Ante el visionado de un video que exponía algunos consejos de cómo utilizar un lenguaje inclusivo
hacia ambos géneros (no–sexistsa) en el ámbito del trabajo. Elisabeth, la moderadora del grupo,
preguntó si era posible relacionar esta intervención sobre el lenguaje con la teoría de Whorf de que la
lengua configura la experiencia.
http://www.youtube.com/watch?v=0gEhB_S3Wlo&feature=related
algunos ejemplos de las diapositivas

En el grupo de trabajo participaron cuatro personas, Elisabeth como moderadora, Maria Esperanza,
Carlos y Xenia.
El lenguaje sexista es un debate abierto al que las teorías de Whorf podrían aportar mucho, no?¿de
que manera?
Ante esta pregunta Maria Esperanza rompió el hielo con su aportación
- En castellano existe la categoría nominal de género en tres formas: masculino, femenino y neutro.
Esto debería indicar que el lenguaje y por tanto el pensamiento de los castellanohablantes, organizaría
el mundo en base a estas 3 categorías y distinguiría claramente entre éllas. (Ya sabemos que la
gramática no es sólo un instrumento, sino que actúa como guía de la actividad mental). Sin embargo
hasta hace pocos años no ha empezado a generalizarse el uso del género femenino en el lenguaje
coloquial e institucional y ésto como demanda de las mujeres reclamando su visibilidad y su lucha
como sujetos activos de la historia.
Sólo se me ocurre una razón para este despropósito, ya que la gramática castellana, recoge claramente
las tres categorías de género: y esa razón es la ideología, que pretende relegar a un segundo plano a
las mujeres, que las niega su papel en la historia y que trata de evitar su visibilidad. ¿Por qué evitar
hablar de juezas, mineras, fontaneras, médicas, empleando sólo el masculino? ¿Por qué utilizar el
genérico “hombre” cuando existe humanidad, hombres y mujeres, personas, etc.? Y sobre todo ¿Por
qué molesta tanto a algunos/as que se utilice el género femenino y los términos inclusivos?
Cuando utilizamos también el género femenino estamos visibilizando a las mujeres, estamos creando
en nuestra mente una visión del mundo formada por hombres y mujeres y en definitiva estamos dando
forma a la segunda proposición del relativismo lingüístico: la determinación de las ideas por el
lenguaje.

A esto Carlos constestó


- En mi opinión, el poder en todas sus formas, político, económico, religioso, etc. es quien determina
la cultura y como una parte fundamental de la misma, el lenguaje y su ideología y como consecuencia
de la dominación ancestral del hombre sobre la mujer, el lenguaje ha sido totalmente machista en
todas sus acepciones, hasta que, debido a la lenta pero efectiva toma de conciencia de la mujer (por lo
menos en Occidente), se están cuestionando muchas palabras en la actualidad, con la consiguiente
oposición de los retrógrados de siempre. Ejemplo el tan denostado Ministerio de Igualdad.
Esto a mí me parece que es de Perogrullo pero me apetecía decirlo

Ante estas respuestas Elisabeth intervino con intención de volver a reconducir el debate a otro nivel
- ¡Vaya que interesante! Entonces, Maria Esperanza, según tendemos a usar una categoría (masculina)
como inclusiva de todas, cuando realmente tenemos en nuestro acervo cultural más categorías a
disposción. Seleccionamos dentro de un abanico de posibilidades
Entonces ¿es la experiencia que configura el lenguaje (el sistema de poder patriarcal influye en que
solo usemos una parte de la gama de categorías gramaticales de las que disponemos?
¿es el lenguaje que determina nuestra experiencia ya que limita nuestra percepción?
Un argumento muy usado para resistirse al uso del lenguaje no sexista es que no es práctico, va en
contra de la economía del lenguaje... en fin de que nos entendemos igual... usando menos palabras
¿qué pensais?

Carlos contestó el primero:


-Aplicando términos económicos a la práctica del lenguaje, pienso que se empobrece enormemente la
creatividad humana y el intercambio de sensaciones y emociones que éste transmite, al mismo tiempo
que la mitad de la población se siente ninguneada y maltratada, en este caso.Por eso tiene que ser una
reivindicación de esta mitad la que consiga un lenguaje no sexista.
De esto trata el apartado: "Las lenguas canalizan la experiencia", de la página 274 del Manual.
Resumiendo, que las necesidades de los hablantes pueden modificar el lenguaje.

Y Maria Esperanza añadió


- ¡Creo que ya lo tengo…! Es la estrategia que Whorf llama, la naturaleza inconsciente de los
fenómenos de la lengua: “…los hábitos lingüísticos instalados por aprendizaje y por tanto
intencionada y conscientemente, consisten en un conjunto de normas en general y de reglas
gramaticales en particular cuya automatización producía el efecto de naturalidad, pero que
implicaba la instalación en las mentes de significaciones y modos de ver el mundo…”
En el proceso de endoculturación interiorizamos normas y categorías no sólo lingüísticas sino también
sociales y culturales y esas categorías lingüísticas las utilizamos de manera automática e inconsciente,
instalando un determinado orden simbólico en nuestra mente. En un principio se utilizó el género
masculino porque el poder lo detentaban los hombres y ellos decidían quien era nombrable y quien
no. El masculino se convirtió así, en el “género universal que englobaba a hombres y mujeres”. Esta
invisibilidad de las mujers se instaló en la mente y en el modo de ver y pensar el mundo.
El movimiento feminista y las luchas de las mujeres nos han dado visibilidad, pero sigue instalada en
nuestra mente el “masculino genérico” porque el lenguaje también crea realidades.
Lo peor de todo es que pensamos con palabras e imaginamos con el lenguaje y esas representaciones
mentales creadas por el lenguaje, construyen imágenes en nuestra mente de cómo somos, cómo se nos
llama o cómo se nos ignora.

Hasta el momento Xenia se mantenía callada, pero en este momento contestó


- Totalmente de acuerdo con lo que argumentas Maria Esperanza, y Whorf lo expone a la perfección!
Pero por plantear un poco de debate... no podríamos pensar que el masculino es el más utilizado
porqué la mujer no participaba del mundo laboral hasta hace relativamente poco?Y puesto que es así,
cuantas fontaneras, juezas, médicas,... había como para designarlo en femenino? Si no existían estas
mujeres con estas profesiones, porqué necesitar una palabra para designar algo que no existía? Creo
que este argumento también sigue el argumento de Whorf pero planteado un poco a la inversa de
Maria Esperanza.
Evidentemente la mujer no participaba del mundo laboral porqué las estructuras paternalistas dirigidas
a las mujeres no lo permitían. No estoy planteando un debate alrededor del sexismo, sino estoy
intentando darle dos vueltas pero intentando seguir siendo fiel a la teoría de Whorf. No pretendo crear
un debate alrededor del sexismo que vivimos.

Maria esperanza se sintío aludida y respondió


-Tienes razón Xènia, es absurdo tener palabras para designar algo que no existe o que no tenemos en
nuestra mente. Hace 200 años para que iban a tener la palabra ordenador o automóvil. Ni sabían que
era eso, ni falta que les hacía.
La lengua es parte y producto de la cultura y los hablantes al utilizarla la recreamos y la inventamos.
La sociedad ha cambiado y ahora ya existen mineras, arquitectas, periodistas y jefas. Sin embargo,
sigue sin utilizarse el femenino para referirse a una persona (mujer) en concreto. Ayer mismo en un
programa de tv presentaron a una mujer como arquitecto técnico. ¿Lo decidió ella o el presentador?
Para mí, algo importante es ¿qué imagen nos formamos en la mente cuando escuchamos arquitecto,
juez o fontanero? ¿Y cuando escuchamos arquitecta, jueza o fontanera?
Whorf apuntaba, hablando de los marcadores, que las categorías encubiertas podían tener una
conexión con el tipo de pensamiento, la filosofía y la metafísica implícita en una lengua y en
fenómenos asociados al insconsciente, consciente y preconsciente.
En fin, que lengua, cultura, realidad, pensamiento, experiencia… todo se mezcla… y yo tengo un
revoltijo en la cabeza, que cuanto más leo, menos entiendo…

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