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Paper Etica y Excelencia - Omar Guevara
Paper Etica y Excelencia - Omar Guevara
LA ÉTICA Y SU
IMPACTO EN LA
EXCELENCIA
PERSONAL Y
ORGANIZACIONAL
OMAR GUEVARA MONTESINOS
MBA UNIVERSIDAD DEL PACÍFICO
DOCENTE DE POSTGRADO
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INTRODUCCIÓN
Una de las manifestaciones de la ética es el deseo natural de ser mejores
personas, de incorporar aprendizajes positivos que nos ayuden a crecer, a
desarrollarnos. No obstante, los mensajes, estímulos y fuerzas que provienen del
entorno, por lo general, no nos ayudan en ese sentido.
Es así que, con el paso del tiempo vamos adquiriendo nuevos valores, que se
suman a aquellos en los cuales fuimos formados. Sin embargo, también vamos
adquiriendo nuevas prácticas, modelos mentales y hábitos que tal vez no nos
ayuden a alcanzar la plenitud ni a influir positivamente en los demás. Por lo tanto,
convendría preguntarnos: ¿Cuáles son mis valores? ¿Son verdaderos? ¿Me están
ayudando a ser una mejor persona? ¿Me permiten influir positivamente en los
demás? Un escudriñamiento personal (autoconocimiento) nos ayudará a
responder estas preguntas y diferenciar aquellos valores verdaderos de aquellos
paradigmas que no nos permiten ser felices, que no nos ayudan a manifestar lo
mejor de la naturaleza humana (antivalores).
como planes de mejora, de tal manera que todos nos resolvamos a seguir
creciendo éticamente y a promover una cultura ética al interior de nuestras
organizaciones y en la sociedad en general.
CAPITULO I
CRECIMIENTO ÉTICO
Analicemos un ejemplo más. Supongamos que una persona que maneje muy bien
la técnica de la comunicación y realice presentaciones claras, objetivas, amenas y
que explique de manera sencilla hasta los conceptos complejos. Sin embargo, sus
colaboradores que lo conocen muy bien no confían en él, de tal manera que no
creen ni un ápice de lo que dice. ¿Podríamos decir que en verdad sea un buen
comunicador? Definitivamente no. ¿Cuál es la razón? Podríamos concluir que no
inspira confianza, que no es coherente, que no es integro, en síntesis que adolece
de un comportamiento ético.
¿Qué es la ética?
Al respecto, Juan Antonio Pérez López menciono “Hablar de ética sin mencionar
las virtudes morales, es como hablar de mecánica sin mencionar la gravitación: se
estará haciendo un discurso más o menos poético, pero nada que se parezca a un
análisis riguroso. En el caso concreto de la ética, esa omisión es particularmente
grave y tiene consecuencias funestas. Implica un modo de razonar que no sólo
ignora las realidades éticas, sino que las suplanta, utilizando categorías
seudoéticas y seudohumanistas que, finalmente, son las más opuestas a un
autentico humanismo”.
Todos queremos crecer, desarrollarnos, ser mejores que ayer. Esto es cierto en
todo sentido. Por ejemplo, cuando éramos pequeños hablábamos, caminábamos y
nos comportábamos como pequeñuelos y era normal. Nuestros padres los
celebraban. Sin embargo ¿Que hubiera pasado si es que creciéramos físicamente
y siguiéramos comportándonos como pequeñuelos? Ya no sería motivo de
celebración sino de preocupación. Lo mismo podríamos decir del crecimiento o
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El primer nivel es básico e implica el atender esa voz interna que nos permite
diferenciar lo correcto de lo incorrecto, lo bueno de lo malo. No es necesario
estudiar demasiado para saber lo que es correcto. Todos tenemos esa dimensión
interna, llamada conciencia, que nos ayuda al respecto.
En realidad son pocas, pero sustantivas, las cosas que nos separan de los
animales y entre estas diferencias podemos señalar al uso de nuestra libertad
(libre albedrio), nuestro lenguaje y nuestra conciencia.
Sin embargo esta es una de las primeras manifestaciones de la ética ¿Por qué?
Porque las personas viven en función a sus propias “verdades” sobre lo bueno y lo
malo, lo que no siempre será lo correcto. Aunque ya hemos mencionado que
todas las personas tienen una idea de lo que es bueno, sin embargo, tendremos
que señalar, con cargo a profundizar en ello más adelante, que nuestros principios
y valores serán determinantes para que escojamos aquellas alternativas correctas
no sólo para nosotros sino también para quienes dependan de nosotros y para el
bien común.
También podríamos señalar que existen personas que pareciera que hubieran
perdido su capacidad de distinguir lo bueno de lo malo. Y en ocasiones
escuchamos decir “Y acaso no tienes conciencia”. Podríamos pensar que estas
personas no llegan ni al primer nivel de la ética. Esta claro que si tienen
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Podríamos concluir que hay que cuidar y entrenar nuestra conciencia, lo cual
implica preservar su sensibilidad para que nos ayude a conducirnos correctamente
en el camino de la vida. Preservar su sensibilidad significa escucharla, evaluar lo
que nos “dice”, considerar sus razones. Y entrenarla implicaría ejercitarla en la
tarea constante de distinguir lo correcto de lo incorrecto, en función a principios y
valores verdaderos.
El segundo nivel esta vinculado con esa necesidad natural de toda persona por
ser cada día mejor, de desarrollarse, de incorporar aprendizajes positivos. ¿Quién
no quiere ser una mejor persona? ¿Quién no quiere crecer, desarrollarse y
demostrarse que puede emprender grandes retos que desafíen sus capacidades?
Toda persona en su sano juicio siempre quiere ser mejor. ¿Cómo se manifiesta
esta voluntad por ser una mejor persona? Por lo general, se manifiesta en
nuestras metas. Quien no se ha planteado metas como las siguientes:
¿Qué tienen en común estas metas? Todos estos propósitos tienen en común
nuestra resolución de ser mejores personas, de aprender, de crecer. De hecho,
hay un pensamiento que lo sintetiza muy bien: “Hoy soy más que ayer pero menos
que mañana”.
Este segundo nivel de la ética esta muy vinculado con nuestra motivación
intrínseca de asumir retos, de incorporar aprendizajes positivos, de “ser mejores
que ayer”.
Sin embargo, no podemos quedarnos en estos dos niveles de la ética ¿Por qué?
Por lo general ambos están centrados en uno mismo. Hago el bien y escucho mi
conciencia porque quiero estar bien conmigo mismo, quiero tener tranquilidad, no
quiero estar siendo acusado por mi conciencia, no quiero tener remordimientos.
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¿Podrimos quedarnos allí? Es posible que algunos concluyan que si, sin embargo
¿Dónde queda el interés por los otros así como nuestra responsabilidad social
como personas? Somos parte de una sociedad, vivimos en comunidad, también
nos debemos a otros, en consecuencia no sería responsable vivir sólo para
nosotros mismos y los nuestros.
Notemos que hizo hincapié no sólo en la “necesidad de llenar la vida con algo que
internamente le satisfaga” (motivación intrínseca) sino también en la necesidad de
que “sea útil a los demás” (motivación trascendente).
Cuando se plantea la necesidad de ser útil o hacer algo por los demás, es allí
cuando se manifiesta ese tercer nivel de la ética: el servicio a los demás. De
seguro que en más de una oportunidad nos hemos planteado esta necesidad, no
por nosotros mismo sino por contribuir con el desarrollo de otros, llamase un
amigo, un compañero de trabajo, un colaborador o un perfecto extraño que
necesita de nuestro apoyo. ¿Cuál fue el resultado? La persona que recibió nuestra
ayuda desinteresada vio cubierta, al menos en parte, su necesidad. Sin embargo,
nosotros, sin proponérnoslo, también ganamos. Y es que el ser humano ha sido
creado con la necesidad de dar y recibir afecto. Y cuando da afecto en forma de
interés por los demás gana y gana mucho. ¿Qué es lo que “gana”? Se hace una
persona más humana, más sensible, más completa, porque empieza a
desarrollarse en su persona virtudes que de otra manera no podrían desarrollarse
como la generosidad, la bondad, el bien común, la solidaridad, entre otros.
Ilústremelo: Piense en alguna oportunidad cuando haya hecho el bien de manera
totalmente desinteresada a alguna persona. Ahora trate de imaginar el rostro de
esa persona que recibió el bien, no estando usted obligado a hacerlo. ¿Qué es lo
que vio? Un rostro iluminado por el agradecimiento, de aquel que recibe algo de
quien menos lo esperaba. Y ¿Cómo se sintió usted? ¿Cómo que había perdido
algo al dar lo que, en realidad, no tenía porque dar? Difícilmente. Usted se sintió
muy bien, tanto o más que la persona que recibió la ayuda porque se hizo más
humano, más sensible, más solidario. En suma, una mejor persona. Ese es el
tercer nivel de la ética, el nivel más alto y sublime, cuando uno no sólo actúa en
función a sus intereses y de su círculo intimo, sino también pensando en los
intereses de las demás personas. Al respecto, es interesante lo que comento un
pensador anónimo quien dijo: “He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a
mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse”.
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¿Por dónde empezar el cambio? ¿Qué cambios son más consistentes? ¿Los que
se generan al interior de las personas, con cambios de hábitos, paradigmas,
valores, o los que se realizan en la parte externa de la persona, como los cambios
en la manera de hablar, escuchar e influir?
CÍRCULO
DE
INFLUENCIA
Hemos señalado en los párrafos anteriores que todos queremos ser mejores
personas, lo cual significa mucho más que ser excelentes profesionales o
técnicos. Ser mejores personas esta vinculado con la excelencia, lo que implica la
manifestación de una serie de virtudes que nos permitirán ser felices y contribuir
con la felicidad de los demás.
Alcanzar la excelencia exige asumir nuestra responsabilidad con ser cada día
mejores, evitando una actitud de autocomplacencia tan común en nuestros días.
De hecho la mayoría de las personas se mira a si mismas y no encuentra mucho
en que mejorar. No han desarrollado la capacidad ni están interesados en
cuestionarse a si mismas, con el propósito de identificar brechas de mejora
personal. ¿Cambiar? ¿Por qué habría que cambiar? ¡Estoy muy bien!. ¡Mira hasta
donde he llegado! Primero que cambien los demás para que yo cambie. Sin
embargo, ¡Quien puede entregar una hoja de vida en blanco! Todos los tenemos
entre blanco humo y gris. Hablando en términos astronómicos, “todos tenemos
agujeros negros” (debilidades, vicios, flaquezas, etc.), ya sea que estemos
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consientes o no, con los cuales nos hemos acostumbrado a vivir. Lo cierto es que
todos podemos ser mejores personas de lo que supuestamente ya somos.
“¡Ah, si nos fuera dado el poder de vernos como nos ven los demás! De cuantos
disparates y necedades nos veríamos libres.”, dijo el poeta escocés Robert Burns
a finales del siglo XVIII. He allí la importancia del cuestionamiento personal o del
cuestionamiento de aquellos que están interesadas en nuestro desarrollo.
Al respecto Sócrates manifestó “Una vida que no se evalúa no vale la pena vivirla”,
para comunicar la idea que la única manera de seguir mejorando como personas
es la evaluación, el cuestionamiento personal. Rechazar el análisis personal así
como el cuestionamiento de otros es renunciar a la posibilidad de crecer. En ese
sentido, la vida “no vale la pena vivirla”.
CAPITULO II
¿Alguna vez hemos realizado un viaje por alta mar? ¿Podríamos imaginar un viaje
de este tipo sin los instrumentos de navegación necesarios? Lo cierto es que un
viaje sin los instrumentos de navegación apropiados nos llevaría a cualquier lado
menos a buen puerto.
Los antiguos marineros los tenían muy claro. No iniciaban ninguna travesía sin los
instrumentos necesarios, entre ellos la brújula. Su vida y de la tripulación dependía
de ello. En consecuencia, estos instrumentos se constituían en su seguro de vida,
por lo que eran calibrados o regulados con el propósito de no terminar en un
destino equivocado.
Por ejemplo, las aves migratorias llegan a su destino con una precisión impecable
tras recorrer largas distancias y bajo todo tipo de condiciones climáticas. ¿Cómo lo
logran? Los científicos han descubierto que esas criaturas perciben el campo
magnético de la Tierra. Al respecto, la revista Science dice, “las líneas del campo
magnético varían de un lugar a otro y no siempre señalan el verdadero norte”.
Entonces, ¿Qué impide que las aves migratorias se desvíen de su rumbo? Los
entendidos mencionan que ajustan a diario su brújula interna de acuerdo con el
punto por donde se pone el Sol. Pero como dicho punto cambia según la latitud y
la estación del año, estos investigadores creen que seguramente las aves
compensan tales cambios con un “reloj biológico que les indica el momento del
año en que se hallan”.
Al igual que las aves y los marineros, nosotros también estamos en una travesía
por “alta mar”, enfrentándonos a diario a una serie de situaciones, desafíos,
elecciones y dilemas que nos ponen de cara con nuestros principios, valores y
paradigmas. Constantemente tenemos que tomar decisiones, algunas
intrascendentes, otras de vital importancia siendo que impactan en los asuntos y
dimensiones más importantes de nuestra vida. ¿Estamos usando algún
“instrumento de navegación”? ¿Tenemos una brújula moral que nos ayude a llegar
a nuestro “destino”? No contar con una herramienta de este tipo equivaldría a ese
marinero que zarpa a alta mar sin más que su barco y su carga. ¿Qué diríamos de
un marinero así? ¡Es un temerario! ¡No lo volveremos a ver!, y demás
conclusiones que no se alejarían de la realidad. ¿Qué hay de nosotros? ¿Qué hay
de la sociedad en la que nos desarrollamos? ¿Necesitarán de una brújula moral?
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Quizás sea poco lo que nosotros podamos hacer por cambiar el mundo, sin
embargo lo que si podemos hacer es trabajar sobre nuestro circulo de influencia, y
a partir de allí empezar a generar un cambio. Por ello es pertinente volver a
preguntarnos ¿Tenemos una brújula moral? ¿Esta muy bien regulada,
considerando que es nuestra guía en un mundo tan inestable y contradictorio,
donde todo se relativiza?
¿Cuáles son los elementos que conforman nuestra brújula moral? En concreto
tendríamos que señalar que son nuestros principios y valores. Por ello convendría
empezar definiendo que son principios y que son valores.
Principios
nuestra brújula moral esta distorsionada serán pocas las personas que se
relacionaran con nosotros desde una perspectiva “Ganar – Ganar”.
Valores
Sin embargo nuestra brújula moral no sólo esta constituido por principios, también
lo componen nuestros valores. ¿Qué son los valores?
Definimos valores como todo aquello que uno considera valioso y estará en
función a su formación, educación, contexto social y experiencias. Los valores son
parte constitutiva de nuestra identidad. Cada persona tiene su propio conjunto de
valores que los distingue de otros, no todos valoramos lo mismo. Por ejemplo, es
posible que una persona valore la puntualidad con respecto a otra que valore la
solidaridad. Y aun coincidiendo en algún valor no todos lo valoraremos en el
mismo grado.
Honestidad
Responsabilidad
Solidaridad
Trabajo
Abnegación
Perseverancia
Amistad
Amor
Humildad
Generosidad, entre otros.
Virtudes
No podemos pretender ser valientes y esperar ese “gran día” donde demostremos
nuestra valentía a todo el mundo. Es posible que ese día nunca llegue y si llegara
y no nos hemos preparado en el ejercicio de este valor, sencillamente no
estaremos preparados para demostrarnos cuan valientes somos. Y lo mismo
podríamos decir de los demás valores.
Cuantas veces hemos escuchado a amigos y colegas decir “Mi familia es lo más
importante, vivo, trabajo, me sacrifico por ellos”. Es posible que nosotros también
lo hayamos dicho en más de una oportunidad. ¿Cuál es el valor que se desprende
de esta afirmación? El valor de la familia.
Sin embargo ¿Cómo actúan muchas de estas personas? ¿Cuáles son las quejas
de sus respetivas familias (pareja e hijos y tal vez padres también)? “No tiene
tiempo para nosotros. No nos conversa, no se interesa en nosotros”, entre otros
reclamos. ¿Reclamos injustificados? No necesariamente. Es muy posible que
muchas veces estas personas, y tal vez nosotros también, estemos ocupando el
tiempo que le corresponde a otras personas (familia) en nosotros mismos. Y llega
el fin de semana y sigamos absortos en nuestros propios intereses: Mi programa
de televisión, mi periódico, mis estudios, mi hobby, mis amigos, mi descanso, mi
tiempo. ¿Y el valor de la familia? Sólo es un discurso, siendo que no manifiesto
conductas que demuestren que mi familia realmente sea importante para mí.
Es así que, con el paso del tiempo vamos adquiriendo nuevos valores, que se
suman a aquellos en los cuales fuimos formados. Sin embargo, también vamos
adquiriendo nuevas prácticas, modelos mentales y hábitos que tal vez no nos
ayuden a alcanzar la plenitud ni a influir positivamente en los demás. Por lo tanto,
convendría preguntarnos: ¿Cuáles son mis valores? ¿Son verdaderos? ¿Me están
ayudando a ser una mejor persona? ¿Me permiten influir positivamente en los
demás? Un escudriñamiento personal (autoconocimiento) de este tipo nos
ayudará a diferenciar nuestros valores de aquellos paradigmas que no nos
permiten ser felices, que no nos ayudan a manifestar lo mejor de la naturaleza
humana (antivalores).
Desde esta perspectiva ¿Cuáles podrían ser valores verdaderos? Entre ellos
podríamos mencionar los siguientes: amor, bondad, generosidad, amistad, lealtad,
etc.
¿Cuáles son los criterios para determinar si un “valor” es falso? Podemos señalar
las siguientes:
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Esta pregunta es muy pertinente siendo que hoy vivimos una crisis de valores
verdaderos, en buena medida por la ausencia de una brújula moral. Esta crisis
esta marcada por un énfasis desmedido por acumular cosas (materialismo) así
como una cultura del yo primero (individualismo), lo que ha fomentado la codicia e
indiferencia para con los sentimientos ajenos. Esta nueva tendencia se ha
proliferado hasta el punto que muchas personas y organizaciones han perdido la
perspectiva sobre lo más importante, de tal manera que no nos sorprendería que
nuevos “Enron” salieran a la luz.
Por ejemplo, un dirigente de una cadena de televisión china afirmo. “Solo tenemos
dos máximas: Una es satisfacer la demanda, y la otra, ganar dinero.”
Podríamos decir que el egoísmo, vinculado con el yo primero, y la codicia,
vinculado con el deseo desmedido por acumular cosas, actúan como un imán.
¿Y qué sucede cuando se acerca un imán a una brújula? La brújula se desregula
de tal manera que la aguja marca un rumbo equivocado. De igual manera, el
egoísmo es capaz de confundir nuestra brújula moral, es decir, nuestro marco de
referencia sobre lo correcto e incorrecto.
Ya sea que estemos consientes o no, nuestra vida esta gobernada por nuestros
valores. Elegimos, priorizamos y decidimos en función a lo que consideramos más
importante para nosotros, de acuerdo a nuestra escala de valores.
Desde esta perspectiva, toda persona debería darse un tiempo para determinar y
clarificar cuales son sus valores gobernantes, siendo que en función a estos
determinará lo que realmente es importante para si. Asimismo, será de mucha
ayuda para resolver los dilemas a los que frecuentemente nos enfrentamos.
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Prescindir de esta herramienta equivaldría al marinero que sale a navegar sin una
brújula que lo oriente a través del océano.
CAPITULO III
En una oportunidad Mahatma Gandhi dijo: “Un hombre no puede hacer bien en un
departamento de la vida, mientras esta haciendo mal en otro departamento. La
vida es un todo indivisible”.
Entre esos roles podemos identificar los siguientes: Padre o madre, amigo, pareja,
jefe, colaborador, socio, vecino, entre otros.
Salvando las distancias, le podría pasar lo que le sucedió a Jesse Livermore el rey
de los especuladores de Wall Street, el mejor de todos los tiempos. Su buen ojo
para los negocios lo hizo famoso y le permitió amasar una gran fortuna. Los que
los conocieron afirman que vestía elegantes trajes hechos a la medida. Asimismo,
vivía en una mansión de veintinueve habitaciones y tenía un Rolls-Royce negro
con chofer. Había alcanzado el éxito de acuerdo a los estándares de la sociedad.
Tenia dinero, fama y poder, sin embargo no era feliz, su vida carecía de sentido,
de propósito.
Sin duda un final dramático. Es cierto que la mayoría de las historias no acaban de
manera trágica pero no es cierto que sería extremadamente doloroso vivir
enfocados en sólo una de nuestras varias dimensiones para darnos cuenta en el
“último trecho” de la vida estuvimos apoyándonos en la “pared equivocada”, en lo
que respecta a nuestros valores.
Sin embargo, no son estas las necesidades que llenan de manera satisfactoria la
vida, porque están relacionadas con necesidades básicas, que no dan sentido o
propósito a la vida.
¿Qué es lo que recibía este bebe que no recibían los demás bebes? Recibía
amor, los demás bebes sólo recibían la mejor atención medica. Y ¿Qué hace que
algunas personas envejecidas mueran prematuramente y otros vivan mucho
tiempo? En muchos casos es la falta o la presencia de amor. Podríamos concluir
que lo que el hombre necesita desde que nace hasta que muere es amor. Sin
embargo, muchas veces esta necesidad humana no es atendida debidamente, en
parte, porque se le relaciona indebidamente como muestra de debilidad.
¿En que ámbitos de la vida podemos atender esta necesidad de afecto? El ámbito
familiar es la dimensión que por excelencia cubre esta necesidad. Sin embargo no
es el único. En el ámbito personal y al relacionarnos con nuestras amistades este
sentimiento se manifiesta plenamente en forma de aprecio (amistad) y en el
ámbito social o comunitario también se manifiesta a través de nuestro interés por
otras personas. Y en el ámbito laboral ¿Es posible atender esta necesidad? No
sólo es posible sino que, necesariamente, debe atenderse porque al ser una
necesidad humana impacta poderosamente sobre la motivación de las personas.
¿Cómo se manifiesta el afecto en el ámbito laboral? A través del reconocimiento y
el genuino interés por los miembros del equipo de trabajo y la organización.
¿Quién no se ha sentido muy bien ante una genuina manifestación de
reconocimiento en la empresa? Este tipo de reconocimiento (franco, generoso,
público) tiene un poderoso efecto en la autoestima de los colaboradores.
Hemos señalado en los párrafos anteriores que, como seres humanos, tenemos
necesidades materiales, de logro y de afecto. Asimismo, es oportuno señalar que
estas necesidades están vinculadas con los diferentes tipos de motivación de las
personas. ¿Cuáles son estos diferentes tipos de motivaciones?
Motivación extrínseca
Motivación intrínseca
Este tipo de motivación es de mayor calidad que la anterior sin embargo tiene una
limitación. En la medida que la persona haya logrado la meta o el objetivo y la
misma ya no le signifique ningún desafío perderá interés en seguir realizándolo.
Igualmente, una vez que haya aprendido cierta actividad o tarea como la de
gestionar un equipo de vendedores existe el riesgo de que pierda interés en seguir
dirigiéndolos con esmero, siendo que ya conoce muy bien la tarea e igualmente ya
le genera el desafío de antes.
Motivación trascendente
TIPOS DE MOTIVOS
Esfuerzo o
Porque Consecuencia Necesidad
Motivo Fin que busco tiempo
actuó en quien actúa Humana
dedicado
Acción
Satisfacer mi El mínimo para
Extrínseco como
necesidad obtener el Tener Materiales
Interés medio
(material) máximo
para mí
Acción Satisfacer mi Mientras me Diversión
Intrínseco Conocimiento
por si afición o atraiga, hasta desarrollo
Aprender Logro
misma conocimiento que aprenda profesional
Medio
para Hasta asegurar
Satisfacer
Trascendente otros; el resultado. El Desarrollo
necesidades de Afectivas
Servicio mejorar tiempo que personal
los demás
como haga falta
persona
Un ejemplo notable en ese sentido fue el autor del “Principito”, Antoine de Saint-
Exupéry, escritor y aviador francés nacido en Lyon, pionero de los vuelos postales
internacionales, cuando volar era una tarea extremadamente difícil y peligrosa,
siendo que se poseían pocos instrumentos.
Antonie Saint Exupéry dio su vida por servir a los demás: ¿Retirarme? “Es
imposible, me quedaré con mis compañeros hasta el final”, fue su respuesta. No
era un hombre que no tenía mucho que perder, por el contrario ya era un escritor
famoso con un bett seller con “El Principito”. Sin embargo, fue más fuerte su deseo
de servir a los demás, al muy propio en su caso, considerando su motivación
trascendente.
¿Cuál es nuestra motivación dominante? Lo cierto es que todos tenemos los tres
tipos de motivaciones. Nadie podría decir que sólo tiene motivación extrínseca,
intrínseca o trascendente. Todos en algún momento nos preguntamos: Y ahora
¿Qué es lo que me corresponde? Además, es legítimo pensar en uno mismo. Sin
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Sin embargo, una persona con motivación intrínseca dominante estará pensando
en su desarrollo personal, buscando incorporar aprendizajes positivos en su vida:
en este caso, estará en mejores condiciones de realizar una contribución al equipo
u organización al que pertenece. ¿Cómo así? Al buscar aprender y alcanzar
desafíos de seguro trabajará por influenciar en los demás en el logro de estas
metas. Se esforzará concienzudamente por mejorar sus capacidades personales
como trabajador o como directivo porque sabe que de esa manera aumentara
significativamente sus probabilidades de éxito, al movilizar los esfuerzos de los
demás hacia el logro de objetivos comunes.
Sin embargo, existe una limitación en estos dos tipos de motivaciones. El foco de
atención esta en uno mismo. De hecho, quiero aprender para seguir creciendo
como persona. Cuando logre mi objetivo es muy probable que pierda interés en lo
que haga, hasta que encuentre otra actividad u objetivo que vuelva a ilusionarme.
En este caso se cumple lo dicho por Erich Fromm, en Ética y Psicoanálisis: “En el
arte de vivir, el hombre es al mismo tiempo el artista y el objeto de su arte, es el
escultor y el mármol, el medico y el paciente”.
CAPITULO IV
Crecer éticamente implica rechazar la idea de que nuestra conducta debe ser una
consecuencia del entorno, una respuesta a los estímulos externos. Siempre
estamos en capacidad de decidir que respuesta dar a los desafíos que nos
presenta la vida, incluyendo sus dilemas éticos.
Este modelo tiene cuatro columnas, las mismas que desarrollaré de manera
general, examinando con mayor detalle en cada uno de los acápites
correspondientes.
¿Por qué este modelo tendría que empezar con Identidad? La razón es la
siguiente: No podremos ser las mejores personas que queremos ser si no
partimos de lo que somos, lo cual incluye saber con certeza quienes somos, ¿Cuál
es nuestra identidad?
¿Quién puede dudar de que seamos libres? Todos reconocemos que esta es una
de las facultades que nos separa de los demás seres vivos. Somos los únicos con
la facultad de libre albedrío, de elegir libremente como queremos vivir, sin
embargo, muchas personas viven su vida como si no fueran libres de elegir la
clase de vida que quieren vivir.
CRECIMIENTO ÉTICO
R
E
I S
L P
D S
I O
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B
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E A
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R B
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A
A O I
D D
D
A
D
PERSONA
Mirando nuestra persona interior tendríamos que concordar que nuestra identidad
esta conformado por nuestros modelos mentales. Cada uno tiene formas muy
particulares de pensar así como de observar el mundo, las mismas que están
condicionados por nuestra educación, formación, experiencias vividas (positivas y
negativas), todo lo cual configura nuestra manera filtrar lo que acontece a nuestro
alrededor. Mal haríamos en concluir que un mismo suceso o evento será
interpretado de la misma manera por todos.
¿Qué podemos decir de nuestros afectos? No todos tenemos los mismos afectos
y aunque estos están muy relacionados con los valores, lo cierto es que no todos
amamos lo mismo ni con la misma intensidad. Todos somos muy apegados a
nuestros seres queridos, así como a amigos. Otros aparte de amar a personas
también aman su trabajo, el arte, sus aficiones, así como animales.
Asimismo, también es cierto que toda persona tiene dones o habilidades muy
particulares que los distinguen de los demás. Podemos llamarlos fortalezas, y
¿Quién no tiene fortalezas? Todos tenemos fortalezas, el problema está en aquel
que no tiene la capacidad para identificar las fortalezas de los otros.
Piense en lo siguiente: Los científicos han descubierto que no existen dos copos
de nieve que sean iguales. Al examinar sus estructuras nunca han encontrado dos
similares, a pesar de que cada invierno caen incontables millones de copos de
nieve por toda la tierra. ¿Somos menos valiosos que un copo de nieve?
Evidentemente que no, por ello no es ninguna exageración decir que somos seres
únicos e irrepetibles, con una configuración muy especial de filtros mentales,
experiencias, valores, sentimientos, fortalezas y debilidades.
¿Qué implica reconocer que somos libres? Creo oportuno responder esta
pregunta de manera directa: Reconocer que somos libres implica elegir la clase de
vida que queremos vivir, lo cual lleva implícita la idea de que siempre podemos
elegir que respuesta dar ante los desafíos y vicisitudes que nos corresponde
afrontar.
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Todos tenemos esa libertad sin embargo no todos hacemos uso de ella. No es
cierto acaso que, en muchas oportunidades, nos hemos encontrado con personas
que están convencidas que sus vidas están determinadas y que ellos no pueden
hacer mucho por cambiar sus circunstancias. Viven en una situación de
dependencia mental, convencidos que no les queda otra opción que vivir la vida
que les ha “tocado vivir”.
¿A qué se refiera Viktor Frankl? Los nazis eran muy astutos. Nombraban como
supervisores o capataces de barraca a un prisionero de entre ellos. ¿Qué sucedía
a continuación? Muchos judíos, con esta cuota de poder adicional, perdieron su
identidad, se olvidaron que eran prisioneros y se convirtieron en los principales
informantes de los nazis, inspirando mayor temor que ellos. De sus informes
dependía a quien se le cargaba con mayor trabajo forzado, a quien se le enviaba a
los calabozos, a quien se le reducía o quitaba su ración de alimentos, entre otros
castigos. Su principal objetivo era ¡sobrevivir! Estos eran los cerdos.
Tal vez podamos decir: Lo anterior es un caso dramático, extremo. Sin embargo,
¿Cómo se manifiesta la libertad en situaciones cotidianas, vinculadas con nuestra
realidad?
Hace un tiempo me encontré con un conocido a quien no veía desde hace mucho
tiempo. Después del saludo de rigor le pregunte ¿Cómo estas? Me respondió que
se encontraba mal en términos económicos, que había sido despedido de su
trabajo, que se había cometido una injusticia con él, y que desde esa fecha no se
había podido recuperar. Era una persona relativamente joven, de aspecto
saludable sin embargo se veía muy disminuido. Después de escucharlo, porque
entendí que en ese momento era eso lo que necesitaba, le pregunte Y ¿hace
cuánto tiempo sucedió aquello? Me respondió que lo despidieron ¡hace 05 años!
Sin embargo, se había quedado en esa historia. Había asumido una actitud de
victima de sus circunstancias y de su suerte en la vida.
Que diferente la actitud de otras personas y con ello sus respuestas ante la vida.
Hace poco leía la historia de un hombre, común y corriente, que decidió escribir su
propia historia de la vida.
Hoy esa empresa que fundo en el parque industrial de Villa El Salvador ensambla,
fabrica y exporta motos y mototaxis. Un claro ejemplo de un hombre que se
determino a si mismo, que hizo uso de libertad para decidir que clase de vida
quería vivir.
La experiencia anterior nos muestra que siempre podemos elegir como vivir
nuestra vida, aun en circunstancias muy difíciles. Como señalamos anteriormente,
todos tenemos un círculo de influencia o de control, empezando por uno mismo.
Las personas libres se concentran en este circulo, en lo que pueden hacer y no
pierden su energía, tiempo y recursos en aquello que esta fuera de su alcance
(circulo de preocupación o no control).
Sin embargo, es posible que alguna persona razone: “De que libertad me hablan,
si en la vida me van a suceder una serie de eventos que nos los elijo y que nunca
quisiera que me sucedan”. Cierto, en nuestra vida nos van a suceder muchas
cosas que si pudiéramos tener control sobre ellas no los elegiríamos. Por ejemplo,
en el transcurso de nuestras vidas perderemos la juventud y la salud. También
perderemos algún ser querido. También es posible que perdamos algo valioso (el
trabajo, algún bien, etc.), incluso el suceso imprevisto pudiera tocar nuestra vida.
¿Significa que no somos libres? ¿Qué estamos supeditados a lo que ya esta
determinado para nosotros? No podemos elegir lo que nos va a pasar, sin
embargo siempre podremos elegir con que actitud responder ante la vida. Es
allí donde nos jugamos nuestra libertad. Las personas libres siempre escogen
con que actitud responder ante la vida y la actitud marca la diferencia. De hecho,
lo que realmente afecta a las personas no es necesariamente lo que les sucede
sino su actitud ante esa circunstancia y su respuesta ante la vida. En nuestro
caso, ¿Cómo estamos respondiendo ante la vida?
Sin embargo, muchas personas viven su vida sin tener una idea clara de su
propósito de vida, de aquello que es lo más importante en su caso, de la forma
como desean trascender y ser recordados cuando ya no esté.
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Si no tenemos claro porque vivimos “cualquier camino” nos dará igual porque no
sabemos a dónde vamos. Sin esta misión personal ¿Cómo podríamos gestionar
nuestra vida?
En este aspecto Viktor Frankl también nos ayuda a reflexionar. En su obra “El
Hombre en busca de Sentido”, relato que, a diferencia de muchos de sus
camaradas judíos, él se resolvió a sobrevivir. Tenía muchas razones para ello. Por
ejemplo, quería reencontrarse con sus seres queridos, añoraba volver a ver a su
amada esposa, necesitaba contar los horrores de la guerra y tenia un libro por
concluir. Sin embargo, no perdía la perspectiva en cuanto a sus valores por lo que
no estaba dispuesto a sobrevivir a cualquier precio. Quería sobrevivir sirviendo a
sus compañeros judíos.
En todos estos casos se cumplió lo que dijo Frederich Nietzsche. “Aquel que tiene
un porqué para vivir puede enfrentar todos los cómos”. Lo contrario también es
cierto. Cuando uno se encuentra en una situación extremadamente difícil y no ve
la luz “al final del túnel” es posible que uno se entregue al problema y no le
encuentre sentido seguir luchando por salir adelante.
34
Por ello, convendría preguntarnos: ¿Por qué vivimos? ¿Por qué luchamos? ¿Qué
nos mueve a seguir creciendo?
Hemos señalado que nuestra vida es gobernada por principios y valores éticos, los
mismos que constituyen nuestra brújula moral. Asimismo, hemos precisado que, a
pesar de las restricciones que de alguna manera establecen ciertos parámetros a
nuestra vida, siempre podemos decidir libremente la clase de vida que queremos
vivir, escogiendo con que actitud responder ante las diferentes circunstancias de la
vida.
Desde esa perspectiva ¿Qué implica ser responsables? Ser responsables implica
vivir de manera coherente con nuestros principios y valores. Ser íntegros, de tal
manera que haya correspondencia entre nuestro “discurso” y nuestra actuación
diaria. No hacer paréntesis con respecto a nuestros valores, sencillamente para
granjearnos el favor de otros o hacernos la vida más fácil, pero violentando
nuestra conciencia.
¿Qué más implica ser responsables? Asumir plena responsabilidad con nuestra
facultad de libre albedrío, de decir libremente como vivir nuestras vidas. No
endosar a otros nuestra responsabilidad de ser mejores. Esa responsabilidad es
nuestra. Nuestra vida no será mejor cuando tengamos un mejor jefe, una mejor
pareja, mejores amigos. Nuestra vida será mejor cuando nosotros decidamos ser
mejores. Es cierto que otros pueden ayudar, sin embargo la responsabilidad es
nuestra.
Ser responsables implica vernos como protagonista de nuestra vida. Aceptar que
somos capaces de responder ante las diferentes circunstancias, desafíos y
vicisitudes de la vida, apoyándonos en nuestros valores y capacidades.
CAPITULO V
Los gobiernos gastan más en armas que en cualquier otra iniciativa para
solucionar o palear las necesidades de la humanidad. Por ejemplo, tan solo
Estados Unidos gasta 27.000 millones de dólares al año con el fin de equiparse
para una posible conflagración nuclear.
Con respecto a la devastación de las selvas brasileñas, los satélites revelan que
entre 1995 y 2000 se perdieron más de 20.000 kilómetros cuadrados todos los
años. Para ilustrarlo, la revista brasileña Veja menciono: “El inquietante ritmo de
destrucción equivale a perder un campo de fútbol cada ocho segundos”.
Y qué podemos decir de la actual crisis financiera que envuelve al mundo y que
esta haciendo que las organizaciones, familias y personas tiemblen de miedo ante
la perdida de sus activos y pensiones, supuestos “seguros” para sus años
posteriores. ¿Cuál es la razón de esta crisis? Son los “valores falsos” de nuestro
sistema financiero, tales como una alta rentabilidad financiera a corto plazo, la
especulación como fuente de riqueza antes que el desarrollo económico así como
la falta de responsabilidad en el manejo de fondos económicos por parte de
organizaciones y personas. En ese sentido, son muy oportunas las palabras del
presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien dijo: “La crisis financiera que vivimos
hoy…es la crisis de un sistema que se ha alejado de los valores más
fundamentales del capitalismo. La crisis actual debe incitarnos a refundar el
capitalismo en una ética del esfuerzo y del trabajo, a encontrar de nuevo un
equilibrio entre la libertad necesaria y la regla, entre la responsabilidad colectiva y
la responsabilidad individual”.
El mundo se esta deteriorando y es imprescindible actuar rápido, lo cual implica
repensar la forma como nos estamos conduciendo, como personas y como
organizaciones. No cabe duda, las personas a través de las organizaciones han
sido responsables del deterioro presente ¿Por qué? Porque, en muchos casos,
sólo estuvieron interesados en el logro de sus metas y en la gestión de sus
recursos, descuidando el sentido ético de sus planes.
Esa es la razón por la que todas las organizaciones quieren ser eficaces, es decir
alcanzar sus objetivos y metas. Sin embargo, ¿Sólo quieren ser eficaces?
No, también quieren ser eficientes, No tendría mucho sentido argumentar que se
ha alcanzado alguna meta si es que no hemos gestionado adecuadamente los
recursos asignados, tales como presupuesto, tiempo, logística, etc.
No ser eficientes no permite ser eficaces o en todo caso muy eficaces. Por
ejemplo, una empresa pudiera ser rentable y tener una adecuada participación de
mercado (eficacia), sin embargo al no optimizar sus procesos (eficiencia) sus
márgenes de ganancia no serán lo que debieran. En consecuencia, las empresas
buscan la efectividad organizacional.
37
Así como ser un buen técnico no convierte a nadie en excelente persona así
también alcanzar la efectividad organizacional no hace que una organización sea
excelente.
Por ejemplo, a comienzos de la década de los treinta del siglo pasado ubicamos a
una organización muy eficaz, en términos relativos, y además eficiente. El partido
Nacionalsocialista tenía diversos objetivos, entre ellos la “higiene racial”. Buscaban
el dominio de la raza aria. En ese contexto, había ciertas razas que los nazis
consideraban un estorbo. Fue así que al empezar la guerra se propusieron
exterminar a los judíos. Los cálculos históricos registran una cifra del orden de 6
millones de judíos. ¿Fueron eficaces? En términos relativos podrimos decir que si.
Fue como exterminar a toda una nación.
EL TRIÁNGULO DE LA EFECTIVIDAD
ORGANIZACIONAL
EFICACIA EFICIENCIA
ÉTICA
Sin embargo, tal vez nos preguntemos ¿Es compatible la ética y los negocios?
Cuando se entrevistó a 1.093 estudiantes de escuela secundaria, el 59% dijo que
estaría dispuesto a negociar un acuerdo ilegal por valor de 10 millones de dólares,
incluso a riesgo de pasar seis meses en libertad condicional. Además, el 67%
declaró que inflaría una cuenta de gastos de negocios; el 66% reconoció que
mentiría para conseguir un objetivo comercial. ¿Es sólo responsabilidad de los
jóvenes el haber degradado sus valores? No, los jóvenes simplemente responden
a la tendencia ética fijada por los mayores.
Mejoran las estadísticas según los jóvenes van adquiriendo una mejor formación.
¡En lo absoluto!
39
1
Tomado de “Más Ética más Desarrollo”, de Bernardo Kliksberg
40
El actual escenario mundial exige una comunión entre la ética y los negocios. Es
la única manera de hacer viable un sistema que no oprima a los más débiles.
¡De ninguna manera! Las instituciones privadas también han desplegado sus
planes de acción desde una “ética de los medios”, lo que los ha llevado a su
quiebra y, lo que es más grave, al perjuicio de la sociedad, en especial de sus
grupos de interés.
41
Uno de los casos más sonados es el de Enron, considerado por la revista Fortune,
a mediados del 2001, como el séptimo grupo empresarial de mayor valor de los
Estados Unidos, sin embargo, 06 meses después estaba haciendo frente a una
investigación criminal por el Departamento de Justicia de los EEUU, por ocultar
sistemáticamente perdidas millonarias, coludidos con una firma auditora de
reconocido prestigio, en detrimento de los interés de inversionistas, empleados así
como al sistema financiero y a la sociedad en general.
Pensar que ya, desde 1999, la revista Fortune consideraba a Enron como la
compañía “más innovadora” del año 1999 (y del año 2000). Se le presentaba
como un ejemplo de liderazgo y gestión. ¿Cómo lo hizo? La dirección transformo
la compañía ofreciendo concientemente a todos los directivos de la organización la
oportunidad de correr riesgos, crear negocios y participar de los frutos de su éxito.
Se preocuparon por desarrollar una política agresiva de contrataciones, de tal
manera que consiguieron convencer a decenas de graduados MBA de las mejores
escuelas para que se integren a la empresa. Kenneth Lay, el CEO de Enron,
conocía muy bien las motivaciones de estos “talentos” y les concedía la libertad
para gestionar las unidades de negocio que creaban, y una participación
económica generosa en los beneficios que generan. Los valores de esta empresa,
en términos operativos, eran el beneficio y el riesgo sin contrapesarlo con la
responsabilidad, la prudencia, el bien común, considerando que gestionaban
ingentes cantidades de recursos que pertenecían a sus grupos de interés. No se
aseguraron que sus planes de acción y objetivos estuvieran dentro del marco de lo
correcto, por el contrario de manera sistemática ocultaron su gestión. Un ejemplo
de una “ética de los medios”, actuar de acuerdo a los interés de la organización,
cumpliendo ordenes, sin cuestionar su impacto en los demás.
CAPITULO VI
Hasta hace algunas décadas cuando se hacia referencia a la palabra capital esta
solo tenia una acepción y era de tipo económico. De hecho en economía se
mencionaba al capital (financiero) como uno de los tres factores de producción
junto a los recursos naturales y el trabajo. No obstante, pasado el tiempo se
demostró que la fuente de toda ventaja competitiva estaba en las personas. Todo
lo demás se podía comprar o imitar, sin embargo las competencias de las
personas eran inimitables, al menos en el corto plazo. Theodore Schultz fue el
42
economista, pionero en estos estudios, quien acuño, a mediados del siglo pasado,
la palabra Capital Humano.
Reconociendo que la fuente de toda ventaja competitiva está en las personas, hoy
en día se esta produciendo en muchas organizaciones una “guerra por el talento”,
no sólo en el sentido de atraer y concentrar a los trabajadores más talentosos sino
también en retener a los que ya se encuentran en las organizaciones.
Y todo lo anterior ¿Tiene relación con la ética? Si, existe una vinculación directa.
Por ejemplo, Muchas organizaciones alcanzan excelentes resultados económicos,
los mismos que no se reflejan en mejores condiciones de trabajo para sus
44
2
Entendiendo el Capital Social por Kenneth Newton (1997)
45
Hemos señalado en el párrafo precedente que capital social esta conformada por
un conjunto de elementos tales como capacidad de asociatividad, grado de
confianza, normas de reciprocidad y actitudes que favorecen un contexto que
fomenta la cooperación, el trabajo en equipo, el interesarse por los otros, lo que
definitivamente disminuye la competencia desleal, los conflictos entre equipos y el
personalismo excesivo. En síntesis, al escudriñar el concepto de capital social
estamos haciendo referencia a principios y valores éticos que son promovidos por
los integrantes de una comunidad u organización y que lo incorporan como parte
de su cultura.
Estudios realizados han determinado una correlación muy estrecha entre capital
social y desarrollo humano. Por ejemplo, los países nórdicos son países que
alcanzando niveles muy altos de solidaridad y confianza entre sus miembros, de
tal manera que los índices de corrupción y delincuencia son muy bajos así como
los costos de transacción para formar empresas. Sin embargo, sus parámetros no
están en sus leyes o códigos escritos sino en su cultura, en su idiosincrasia.
CAPITULO VII
Es por ello que muchas organizaciones se han preocupado por diseñar sus
idearios éticos así como su código de valores. Asimismo han desplegado sus
esfuerzos en transmitir estas normas a todo su personal persuadiéndolos a la
lectura de los mismos así como a su comprensión y aceptación a través de
seminarios o talleres de ética. Sin embargo, en el propósito de construir una
cultura ética ¿Sera suficiente con una ética de las normas?
Lo cierto es que desarrollar una competencia incluye mucho más que solo
conocimientos, exige desarrollar habilidades lo cual implica necesariamente dos
condiciones: ejercitarnos en el desarrollo de una buena práctica, hasta convertirlo
en un hábito, y tener un modelo de actuación sobre como lo han hecho otros de
manera exitosa. No atender estas condiciones estrechamente vinculadas con el
aprendizaje implicará no desarrollar competencias, en este caso de orden moral.
La virtud esta vinculada con la voluntad, con un esfuerzo consiente por hacer lo
correcto. Sin embargo, ¿Existe alguna ayuda al respecto? Por supuesto que sí.
Tener un modelo de referencia es fundamental. Fue cierto en un inicio cuando
éramos niños o jóvenes y también es cierto ahora que somos adultos. Aristóteles
también reconoció la importancia de los maestros.
Él dijo: “las mismas causas y los mismos medios producen y destruyen toda virtud,
lo mismos que las artes, pues tocando música se hacen tanto los buenos como los
malos músicos, y de manera análoga los constructores de casas y todo lo demás;
pues construyendo bien serán buenos constructores, y construyendo mal, malos.
Si no fuera así, no habría necesidad de maestros, sino que todos serían de
nacimiento buenos y malos. Y este es el caso también de las virtudes, pues por
nuestra actuación en las transacciones con los demás hombres nos
49
hacemos justos e injustos. En una palabra, los modos de ser surgen de las
operaciones con los semejantes….El fin no radica en contemplar y conocer
todas las cosas, sino más bien en realizarlos…Entonces, con respecto a la virtud
no basta con conocerla, sino que hemos de procurar tenerla y practicarla”.
“Si no fuera así, no habría necesidad de maestros”, con estas palabras Aristóteles
resalto la necesidad de contar con personas que se constituyan en referentes de
actuación en cada una de las comunidades donde nos desarrollamos, siendo el
ámbito laboral uno de ellos. No es que vamos a imitar a estas personas como si
fuéramos idénticos a ellos. La vida es muy compleja y las circunstancias
personales son diferentes sin embargo los principios y los valores verdaderos en
esencia son los mismos así como nuestro objetivo de alcanzar la plenitud y, por
ende, la felicidad. Observar como estas personas han vivido en función a una ética
de las virtudes y como se han mantenido íntegros, firmes y leales a sus
convicciones siempre es una valiosa ayuda que sirve de estimulo e inspiración.
Queda claro entonces que desarrollar una cultura ética implica mucho más que
sólo una ética de las normas, sustentado en códigos, idearios así como seminarios
sobre comportamiento ético. Necesitamos conformar comunidades que favorezcan
la manifestación de prácticas éticas, vale decir conductas, hábitos, costumbres,
valores y actitudes que estén en conformidad con una “ética de las virtudes”.
Todos tenemos que percibir y corroborar que los valores institucionales así como
los códigos de ética institucional no son palabras vacías que se enmarcan en
cuadros que adornan las oficinas de los directivos sino que efectivamente se
convierten en valores gobernantes para la organización. Se debería percibir que
en los procesos y en las prácticas de dirección de personas existe una genuina
voluntad por promover el crecimiento ético de las personas y de todos aquellos
50
Si bien es cierto que todos tenemos esta responsabilidad, los que tienen que
señalar el norte en sus respectivas organizaciones y movilizar a las personas en el
logro de objetivos trascendentes son quienes deberían estar a la vanguardia en la
manifestación de virtudes morales. Sí, son los directivos, cualquiera sea su
denominación, quienes deberían ser los abanderados en la manifestación de
valores personales e institucionales. Ellos logran los resultados deseados, a través
de sus colaboradores, maximizando sus fortalezas, dotándoles de poder,
autonomía y motivándolos con el ejemplo, entre otras buenas practicas. En ese
sentido, Henry Mintzberg afirmó “ningún trabajo es más vital para nuestra
sociedad que el de los directivos. El directivo es el que determina si nuestras
instituciones sociales nos atienden bien o si desperdician nuestros talentos y
recursos”.3
Asimismo, Heskett y Passer, en su libro The Service Profit Chain (Al Servicio de la
Cadena de Valor), alegaron que sin importar cual sea el tipo de negocio, “la única
manera de generar ventajas competitivas, y la consiguiente rentabilidad, es
construir un ambiente laboral que atraiga, concentre y retenga a los empleados
talentosos”. Y ¿Quién es el primer responsable de construir y mantener este
ambiente de trabajo motivador y que genere compromiso? La pregunta sólo
admite una respuesta: Los directivos.
3
Harvard Business Review (Liderazgo) El trabajo del Directivo pag. 34
51
En lo absoluto. Sin bien es cierto los primeros llamados serán los directivos, nadie,
en realidad, puede y debe mantenerse al margen de esta necesidad.
Como vimos en los capítulos anteriores cada persona debe asumir su propia
responsabilidad con la necesidad humana de ser cada día mejores. No somos
seres que están condicionados y que necesariamente deben de ajustarse al
contexto por más que este no sea favorable. Somos libres y nos determinamos a
nosotros mismos, en consecuencia tenemos un compromiso con nuestro
crecimiento lo que exige que sigamos desarrollando nuestras virtudes morales,
actuando y de ser el caso, obligándonos a actuar correctamente, en función a
nuestra brújula moral.
Y ¿En que aspectos tendrán que ser ejemplos tanto los directivos como los
colaboradores al interior de las organizaciones? Al respecto, Aristóteles sigue
ayudándonos e identifica una serie de virtudes que se constituirían en plataforma
para un comportamiento virtuoso que busque y promueva la felicidad. Estas
virtudes son:
Templanza
Fortaleza
Generosidad
Justicia
Prudencia y
Sabiduría
Templanza
Una persona que busca la excelencia tendrá que tener la suficiente templanza
para conducirse con moderación no sucumbiendo ante los apetitos de los
sentidos, más aun cuando estos no correspondan. Se esforzará por ajustar sus
deseos a la razón.
52
Cuan necesario es esta virtud hoy en día. Los medios nos invaden con un
mensaje muy sugestivo: “Date gusto, tienes derecho, te lo mereces”. El resultado,
hoy existe una cultura de autocomplacencia, todo lo queremos para hoy ¿Por qué
esperar? ¡Estas en tu derecho! En el campo laboral este deseo desbordante por
querer alcanzar lo que consideramos “es nuestro” ha llevado a que muchos
aceleren su “progreso”, muchas veces a costa de si mismos, al claudicar en sus
principios y valores, y también a costa de otros, al considerarlos como recursos.
Fortaleza
La vida no es una carrera de cien metros planos donde sólo se exija velocidad. Si
así fuera ante la primera caída habríamos perdido la “carrera”. En realidad nuestra
vida es como una maratón, requiere esfuerzo, sacrificio, constancia, lucha, un
levantarse tras una derrota o caída. Los problemas hacen aflorar nuestra fortaleza.
En efecto, los forjan. Es gracias a los problemas a través de los cuales podemos
crecer, en todo sentido. Se fomenta el crecimiento del espíritu humano desafiando
y estimulando su capacidad para resolver los problemas de la vida. Sin embargo,
el único que podrá lograrlo es una persona con fortaleza, que no sucumba ante los
problemas sino que se levante mas fuerte que antes porque ahora tendrá la
ventaja de haber aprendido.
Generosidad
Una persona que practica la virtud de la generosidad se hace querer. No sólo
cuida sus intereses sino también los intereses los demás. Ha superado el
paradigma de la escases, es decir “lo que te doy es lo que pierdo”, por el contrario
tiene una mentalidad de abundancia, “hay para todos”. Una persona generosa no
sólo comparte recursos físicos, de hecho en el ámbito laboral, en estricto, no
habría necesidad de ello, siendo que todos reciben un justiprecio por sus servicios.
En consecuencia esta dispuesto a compartir lo más valioso: su tiempo, sus
talentos, sus conocimientos y experiencias, en suma comparte con generosidad
todo aquello que ayudará a que los demás sigan creciendo como personas ¿El
resultado? No sólo crecerán los demás, él también crecerá porque se habrá
desarrollado como ser humano, al afinar sus virtudes.
Justicia
¿Qué implica ser justo? Dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.
¿Somos justos en este sentido, más aun si somos gestores de personas? A la luz
de los estudios de clima y demás investigaciones realizadas la respuesta es no.
Y la respuesta que dan muchos directivos es: ¿Por qué habría de tratarlo de
manera diferente? Soy justo, trato a todos por igual. Nadie me va culpar de
parcialidad”. Sin embargo no hay nada más injusto que tratar por igual a personas
que son diferentes. Todos somos diferentes, tenemos una identidad muy particular
y en consecuencia nuestras motivaciones y necesidades no serán las mismas. La
persona justa reconoce estas diferencias y trata a cada quien según lo que le
corresponda o pertenece.
53
Prudencia
Ser prudente implica ser sensato, ejercer buen juicio, discernir y distinguir lo que
es bueno o malo, y actuar en conformidad con ello. Una persona prudente
evaluará las consecuencias de sus respuestas y comportamientos, no sólo en si
mismo sino también en los demás.
Una persona prudente es lo opuesto a una persona temeraria más aun cuando
dirige personas, y además gestiona recursos que no son suyos sino que
pertenecen a la sociedad, y con especial interés a los diferentes grupos de interés
de la organización.
Sabiduría
La filosofía es un término derivado del griego que significa “amor por la sabiduría”,
por lo que la relación entre filosofía y sabiduría es muy estrecha. ¿Qué significa
sabiduría? En términos sencillos es la aplicación del conocimiento. No es más
sabio quien más sabe sino quien aplica lo poco o lo mucho que sabe. ¿A cuantas
personas conocemos que tienen un amplio conocimiento sobre muchas materias
pero carecen de la capacidad para aplicarlos en sus vidas?
Sabiduría implica tener conocimiento práctico sobre como vivir la vida, lo que
algunos poetas han llamado el “arte de vivir”. Una sabiduría de este tipo es lo que
necesitamos para saber vivir.
Sin embargo a estas virtudes cardinales sumaria, como una modesta contribución,
dos virtudes más:
Integridad y
Amor
Integridad
Una persona virtuosa debe ser ejemplo de integridad y además ser percibido
como tal. Ello implica que su “discurso” sea congruente con su actuación diaria.
Como gestor de personas, no temerá reconocer los logros y victorias de su equipo
de trabajo, se alegrará porque los vera como suyos. Asimismo, asumirá con
responsabilidad los fracasos de su equipo, al ser el líder del equipo. Actitudes
diferentes como asumir todo el merito ante el éxito y deslindar su responsabilidad
ante los fracasos, asignando culpas a terceros, conllevará a la perdida de
identificación, respeto y compromiso de sus colaboradores, por falta de integridad
del gestor.
Amor
Tenemos la necesidad de dar y recibir afecto. Es parte de nuestra naturaleza, por
lo que esta necesidad tiene que ser cubierta en cada uno de los ámbitos de
nuestra vida, incluso el laboral. ¿Cómo se cubre esta necesidad en este ámbito?
Básicamente, de dos maneras. En primer lugar al interesarnos en el bienestar de
nuestros colaboradores. No los vemos desde una perspectiva utilitarista, es decir
“eres valioso por lo que produces”. El valor de una persona esta en su propia
54
condición de ser humano y una persona virtuosa sabrá reconocer este valor. Por
eso mismo, siempre se mostrará dispuesto a servirlos propiciando su crecimiento,
dando retroalimentación, siendo un desarrollador de personas (coach).
Tal vez no tengamos poder sin embargo tener autoridad esta a nuestro alcance.
¿Cuál es la diferencia? El poder “viene de afuera”. Se configura cuando la
organización nos asigna un cargo, un puesto y ocupamos un lugar en la estructura
jerárquica de la organización.
¿Cómo saber que tipo de influencia ejercemos sobre ellos? He aquí algunas
preguntas que nos ayudarán a reflexionar al respecto:
Josef Pieper dijo en una oportunidad: “Una cosa es siempre valida: cuando el
poder no salvaguarda la justicia, surge fatalmente la injusticia; y no hay desgracia
más desesperada en el mundo de los hombres que el ejercicio injusto del poder”.
CAPITULO VIII
Hemos señalado en más de una oportunidad que somos parte de una sociedad y
como tal tenemos una responsabilidad como individuos y como parte de nuestras
organizaciones. En ese sentido, como país latinoamericano lo que sucede en
nuestro país es un reflejo de América Latina. Y ¿Qué esta sucediendo en el
aspecto social? ¿Tiene aquello relación con la ética? Analicemos esta situación.
Según este mismo informe, las últimas estimaciones disponibles para los países
de América Latina, correspondientes al año 2006, indican que en ese año un
36,5% de la población de la región se encontraba en situación de pobreza. Por su
parte, la extrema pobreza o indigencia abarcaba a un 13,4% de la población. Así,
el total de pobres alcanzaba los 194 millones de personas, de las cuales 71
millones eran indigentes.
Sin embargo esta situación no es nueva. Hace un tiempo, el prestigioso New York
Times caracterizo el descontento generalizado en los siguientes términos: los
“sueños económicos se han transformado…millones están haciendo sentir sus
voces…contra el experimento económico de la última década…Muchos creen que
las reformas han enriquecido a funcionarios corruptos y a multinacionales de
rostro desconocido y han fallado en mejorar sus vidas”
La respuesta es muy vinculada con la ética. ¿Por qué? Como nunca antes los
diferentes estados latinoamericanos cuentan con suficientes recursos económicos
para iniciar programas serios de lucha contra la pobreza, sin embargo lo que falta,
en muchos casos, es decisión política para emprenderlos así como una
administración pública efectiva que gestione adecuadamente estos recursos para
beneficio de los más necesitados. Asimismo, no existen políticas públicas
destinadas a reducir las desigualdades de ingreso ni de oportunidades. Entre las
políticas para reducir las desigualdades de ingreso por ejemplo debería estar una
nueva estructura tributaria que sea más simple, de tal manera que incremente la
base tributaria, considerando las necesidades particulares de las pequeñas y
nuevas empresas y que imponga tasas progresivas y a la vez razonables a los
que más tienen. De esa manera mejoraría la transferencia de recursos de los que
más tienen hacia los que menos tienen.
¿Cuál es otro de los factores que explica la desigualdad social de América Latina y
que relación tiene con la ética?
América Latina no es la región más pobre del planeta, aunque resulte paradójico
decirlo considerando sus ingentes recursos naturales, sin embargo, si es la región
más desigual del globo terráqueo, producto de las políticas económicas aplicadas
por los gobiernos de turno durante los últimos años, los cuales revelan falta de
sensibilidad social para con los más pobres. O lo que es lo mismo, el énfasis en lo
eminentemente técnico y económico sobre lo humano.
pensada, de “si podrá cubrir los gastos en que se incurran para su atención”.
Sabido es que no recibirán la mejor atención, que esta reservada para los que
puedan pagarla. En el caso de un pobre, recibirá la atención mínima necesaria
para que ser trasladado a un hospital donde su suerte no mejorará
sustancialmente ante las precariedades en infraestructura y recursos. Se han dado
casos en los que sencillamente no han sido recibidos en las clínicas, por lo que
muchas ambulancias optan sencillamente por llevarlos a los centros de
emergencia de los hospitales, independientemente de la distancia y del estado de
gravedad del paciente. El valor de la vida pasa a un segundo plano ante el valor
del dinero.
Ante esta realidad es complicado que en una primera evaluación una persona muy
pobre concluya que debe seguir esforzándose por conducirse en conformidad con
lo que la sociedad espera de él. Por el contrario, hasta cierto punto es natural que
manifieste resentimiento ante un Sistema que ha institucionalizado la desigualdad,
como lo señala el Sr. Kliksberg, “en la distribución de los ingresos, en el acceso a
la tierra y otros bienes de capital, en la posibilidad de obtener créditos y en el
campo educativo”.
al apoyarse unos a otros, lo menos pobres con los más pobres, se establecieron
comedores populares donde se cocinaban alimentos en conjunto para miles de
personas, generando ahorro por economías de escala, presionaron en conjunto
para que progresivamente el estado pudiera suministrarle los servicios básicos, de
tal manera que, con el paso de muchos años, pudieron pasar de la pobreza
extrema a la pobreza.
Esta experiencia nos muestra que los pobres de América Latina no necesitan
asistencialismo que crea dependencia. Lo que necesitan es asistencia, apoyo,
soporte que les permita, junto con su creatividad y esfuerzo, salir adelante frente a
los desafíos de sus actuales circunstancias.
Y que hay de la confianza en el futuro, esa confianza que permite mirar el futuro
con optimismo, esa confianza que da ánimo, estimulo para seguir adelante. Al
respecto, el informe sigue diciendo: “…las escasas expectativas sobre el futuro
son expresiones centrales de la exclusión y de la pobreza extrema. En situaciones
de desempleo prolongado, las personas podrían sentirse sin poder para enfrentar
fuerzas que están más allá de su control. Esta lógica puede repetirse al analizar la
situación de quienes participan en la economía informal, donde la pérdida de
esperanzas sobre el futuro obedecería a la permanencia en empleos inseguros y
mal pagados. En opinión de algunos autores, la pobreza se reproduce mediante el
traspaso de creencias y actitudes, y la desesperanza sería uno de los aspectos
más importantes de la experiencia prolongada de marginalidad, mientras que para
otros, tanto las bajas expectativas de movilidad como otras manifestaciones de
deterioro del tejido social se deben en gran parte a los procesos de aislamiento
62
ANEXOS
CASO 1
Beethoven encuentra una vía de escape a la presión familiar en 1787 cuando, con
diecisiete años de edad, marcha a la capital austriaca apoyado por su mentor el
conde Waldstein, quien sufraga los gastos que demanda el viaje y lo más
importante, lo convence de sus posibilidades de éxito. Parece que durante este
viaje a Viena, la capital europea de la Música, tuvo lugar un fugaz encuentro con
Mozart, sobre el que mucho se ha dicho: al parecer, Mozart no se impresionó al
comienzo, pero cuando Beethoven empezó a tocar piano, se acercó sigilosamente
64
a la gente que esperaba y dijo: “Recuerden su nombre, ¡este joven hará hablar al
mundo!”.
Durante este viaje sus ilusiones sufren un duro golpe cuando a las pocas semanas
fallece su madre por hambre y se ve obligado a regresar a Bonn. En esta ciudad
alemana Beethoven encuentra un cuadro desolador: su padre esta sumido en el
alcoholismo y es incapaz de cuidar a sus hermanos menores. El joven Lüdwig
asume la responsabilidad y se ve obligado a mantener a su familia tocando el
violín con una orquesta.
Con veinticinco años de edad da a conocer sus primeras obras importantes. Había
escrito a esa edad: “¡Valor! A pesar de todas las flaquezas del cuerpo, mi genio
triunfará...Veinticinco años! Los tengo ya, y es necesario que en este año el
hombre se revele todo entero”. Compone entonces tres tríos para piano y tres
sonatas para piano, entre éstas, la op. 13, “Patética”, y la op. 27 Nº 2, “Claro de
Luna”. Además de lo anterior, ofrece su primer concierto público como compositor
profesional. Toda Viena ofrece una gran acogida a su música, en especial la corte,
la nobleza y la iglesia. Escribe, en 1819, en una carta al municipio de Viena:
"Quiero demostrar que todo el que obra bondadosa y noblemente puede, por lo
mismo, sobrellevar el infortunio"
Por esa época se desliga de Haydn, con el que no concuerda musicalmente pero
a quien, a pesar de esto, dedica tres tríos para piano. Secuencialmente recibe
clases secretas de Schenk y del organista de la corte Albrechtsberger. Deja de
escribir para la nobleza y la iglesia y se establece como compositor independiente.
Su música inicial, fresca y ligera, cambia para convertirse en épica y turbulenta,
muy acorde con los tiempos revolucionarios que vivía Europa.
Beethoven pasó los últimos años de su vida casi totalmente aislado por su
sordera, relacionándose solamente con algunos de sus amigos a través de los
"cuadernos de conversación", que le sirvieron como medio de comunicación
cuando ya era del todo sordo.
65
Casi en la miseria, a pesar de tener una gran fortuna en acciones de banco —que
se negaba a gastar por ser para la herencia de Karl, su sobrino—, escribió a sus
amigos en Londres para pedir algún dinero. La respuesta llegó de inmediato, junto
con doscientas libras esterlinas prestadas incondicionalmente. Cuando se difundió
en Viena el estado terminal de Beethoven, todos sus antiguos amigos que aún
vivían acudieron a su domicilio para expresarle sus deseos de una pronta
recuperación, aunque en realidad su propósito era despedirse del envejecido
genio.
Tópico de Análisis
Autor:
Omar Guevara Montesinos
Anterior Coordinador General del Programa de Fortalecimiento Ético de la
Administración Tributaria
MBA por la Universidad del Pacifico
Diplomado en Desarrollo de Habilidades Directivas por la Universidad
Complutense de Madrid
Profesor de Postgrado.
67
CASO 2
Me llamo Mauricio Aguilar y trabajo en uno de los principales bancos del sistema
financiero local. Me considero una persona emprendedora, con mucha iniciativa.
De hecho, ya había desarrollado con éxito cuatro proyectos, los mismos que
habían absorbido buena parte de mi tiempo. Lo que me impulsaba a emprender
este tipo de iniciativas es el mejoramiento o simplificación de los procesos, con el
propósito de mejorar nuestra contribución con el logro de los objetivos del área.
Sin embargo, tengo que reconocer que no siempre me fue muy bien. De hecho, en
una de las primeras iniciativas, por no realizar una evaluación exhaustiva de cada
una de las actividades del proceso, propuse y lidere la implementación de un
proyecto que fracaso, entre otras razones, porque nunca fue percibido
adecuadamente, por lo que fue rechazado. El fracaso de este proyecto de alguna
manera afecto la imagen del área, generando mucho “ruido”. Sergio Hernández,
mi Gerente en el área de Administración, inicialmente no converso conmigo al
encontrarse con una agenda muy apretada, sin embargo me había hecho saber
que mi iniciativa contaba con su apoyo. A los días, llegue a la oficina a las 9.00
a.m. y encontré un mensaje que me informaba que Sergio me había llamado
media hora antes. Apresuradamente me dirigí a su oficina, muy preocupado,
diciéndome a mi mismo “a mala hora se me ocurrió emprender una iniciativa de
ese tipo”. Estaba convencido que la iba a pasar muy mal, de seguro que este
incidente afectaría mi evaluación. Para mi gran sorpresa, Sergio empezó
felicitándome por mi iniciativa de emprender proyectos de mejora. Hasta ahora
recuerdo con exactitud lo que me dijo: “Hacer nuevos negocios, emprender
nuevos proyectos, o mejorar los existentes, significa tomar decisiones, y uno no
toma decisiones sin cometer errores. Ahora, no vuelvas a cometer el mismo error,
pero, por favor, asegúrate de cometer otros errores”. Aquella experiencia fue muy
importante para mi. Aprendí mucho más de ese fracaso que de las experiencias
exitosas posteriores.
Sergio era una persona que, por lo general, siempre se daba tiempo para
conversar con nosotros. Nos llamaba a su oficina, nos preguntaba sobre los
problemas y necesidades del área y siempre tiene palabras de estimulo. Nos daba
confianza. Siempre nos decía que su principal responsabilidad era gestionar
talento, por lo que siempre buscaba oportunidades para que pudiéramos
desarrollar proyectos e iniciativas estratégicas. Nos hace sentir parte de un
equipo.
Hemos formado un buen equipo, nos sentimos motivados, creo que en parte, esto
se debe a que existe un clima de confianza. Todos trabajamos juntos con la
convicción de alcanzar una meta compartida. Estas metas son retadoras, sin
embargo, tenemos la capacidad para alcanzarlos. Y creemos que esta capacidad
se ha ido desarrollando progresivamente porque se nos ha dado la oportunidad de
aprender de nuestros errores, habiendo pasado todos por este proceso. En ese
sentido, hace unos meses, Enrique, el experto en normalizar los procedimientos
en al área, no tuvo un desempeño destacado en el cumplimiento de una de las
tareas asignadas. Este trabajo era muy importante siendo que se constituía en un
insumo para las demás áreas. Su trabajo no estuvo a la altura de las expectativas,
según el mismo lo reconoció, sin embargo, el feedback que recibió fue en privado
y expresado en forma positiva. Enrique me comento que Sergio fue duro con el
problema, analizándolo objetivamente, no obstante considerado con su persona.
No cabe duda, Sergio controla resultados, pero también esta observando las
mejoras en el desempeño de su personal y no escatima reconocimientos por el
buen trabajo realizado. Estamos a gusto, porque sentimos que estamos
desarrollándonos como personas.
69
Tópicos de Análisis
Autor:
Omar Guevara Montesinos
Anterior Coordinador General del Programa de Fortalecimiento Ético de la
Administración Tributaria
MBA por la Universidad del Pacifico
Diplomado en Desarrollo de Habilidades Directivas por la Universidad
Complutense de Madrid
Profesor de Postgrado
70
INDICE
Pág.
2 INTRODUCCIÓN
3 CAPITULO I
CRECIMIENTO ÈTICO
12 CAPITULO II
TREGULANDO NUESTRA BRUJULA MORAL
18 CAPITULO III
NECESIDADES Y MOTIVACIONES ASOCIADOS CON LA EXCELENCIA
26 CAPITULO IV
UN MODELO DE CRECIMIENTO ÈTICO
35 CAPITULO V
EFECTIVIDAD VERSUS EXCELENCIA ORGANIZACIONAL
41 CAPITULO VI
EL CONTEXTO ORGANIZACIONAL, CONDICION PARA EL
DESARROLLO DEL CAPITAL HUMANO
47 CAPITULO VII
NUESTRA RESPONSABILIDAD CON LA CONSTRUCCION DE UN
SÓLIDO CAPITAL SOCIAL
55 CAPITULO VIII
MIRANDO MÁS ALLA DE NUESTRAS ORGANIZACIONES
BIBLIOGRAFÍA
Inteligencia Moral
Doug Lennick y Fred Kiel – Ediciones Aguilar
Artículos
Desigualdades ocultas
Dra. Mirta Roses, Directora General de la Organización Panamericana de la Salud