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¿Quiere ser parte de una iglesia histórica o una que hace historia?
Una iglesia que hace historia debe estar dispuesta al cambio. Por tanto, si los
cambios se dan más rápidamente fuera que dentro de la organización, se ha
iniciado el proceso de muerte. Cuando una iglesia deja de cambiar, comienza
a ser histórica. La frase típica en estas congregaciones es: «¿Por qué cambiar
si siempre lo hemos hecho así?»
El crecimiento siempre estará ligado a la fe; es decir, creer que Dios lo puede
hacer. No obstante, no veo cómo una iglesia pueda crecer sin la
intencionalidad de hacerlo. ¡Debe tener un plan de crecimiento!
Sin duda es más fácil ser el pastor de una iglesia pequeña, con sus rutinas
claramente establecidas, donde las cosas son siempre iguales.
La iglesia del siglo XXI no puede estar dirigida por un solo líder. Debe trabajar
en equipo y para tener una gran iglesia el pastor deberá desarrollar un gran
grupo de liderazgo.
Los líderes con mejores resultados no son los más brillantes, sino los que
logran conectar sus ideas con las de sus colaboradores. El reconocido autor
John Maxwell observa: «Con un buen equipo podemos perder; con un mal
equipo no podemos ganar». Debemos seguir el ejemplo de Jesús, quien se
dispuso a cambiar al mundo mediante un equipo de trabajo capacitado y
comprometido con la visión.
Estoy de acuerdo con Rick Warren cuando afirma que las iglesias más fuertes
en los últimos tiempos son las que suplen la mayor cantidad de necesidades.
La iglesia existe para resolver problemas, desde los más profundos hasta los
más inconsecuentes de la vida cotidiana.
El autor ha sido pastor por diez años del Centro Cristiano de Alabanza, en
Alajuelita, San José, Costa Rica. Él y su esposa Rocío tienen dos hijos.©
Apuntes Pastorales, Volumen 21 – Número 3.