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Número de cuenta:
32141273
Sede de estudio:
CEUTEC- Tegucigalpa
Sección: 1421
Los hechos ocurren en un barrio sumamente violento de la ciudad. Sobre las 20 horas
del 16 de mayo de 2011, los jóvenes Juan y otros amigos suyos incluyendo a José
acudieron a la discoteca Bailetón, y encontrando en la barra a Aurelio; se dirigieron a
éste y agarrándolo por el cuello lo sacaron entre todos de forma agresiva y violenta
fuera de la discoteca. Una vez en el exterior tuvo lugar un altercado.
Aurelio sacó una navaja de su chaleco y la abrió para exhibirla a José, para disuadirlo de
continuar el ataque, pero José persistió, al blandir otra navaja. Se produjo un forcejeo de
ambos jóvenes armados, en que Aurelio introdujo la navaja a José, produciéndole la
muerte. Ante la presencia policial, lo acompañantes de José huyeron.
Llevadas a cabo las diligencias de ley, se concluyó que la herida que tenía el acusado a
la altura de la ceja izquierda se la produjo el fallecido José; y la herida del difunto en la
región occipital (parte trasera de la cabeza) se produjo al tropezar y caer hacia atrás,
después de haberle clavado la navaja el acusado.
Se supo además que con anterioridad al día en que ocurrieron los hechos Aurelio (ahora
acusado) había sido objeto de amenazas verbales de muerte, públicamente vertidas, por
parte de Juan y su grupo, incluso José le mostraba la hoja de una navaja; todo ello
debido al color de su piel. Igualmente resulta probado que Aurelio carecía de motivos
para agredir a José.
a. Aurelio debe responder penalmente como autor del delito de homicidio simple
en contra de José.
Con ocasión de haber llevado el día 20 de marzo de 2013, sobre las 15.00 horas, al
revoltoso Alejandro (de 9 años) a un terreno que poseían sus padres en el campo, José,
de 19 años, primo del niño, ante la conducta movediza e incontrolable del menor, lo
zarandeó y agitó repetidamente con movimientos sumamente bruscos y reiterados y lo
lanzó contra el piso peñascoso.
A consecuencia del golpe en la cabeza, el menor sufrió graves lesiones cerebrales que le
produjeron la muerte inmediata.
1. El suceso connota:
Joaquín vive solo en su mansión y, por ser un cliente premium de un centro comercial,
recibe como regalo un viaje de vacaciones a la Isla de San Andrés, en el Caribe
colombiano, con 5 días de alojamiento en un exótico hotel y todo completamente gratis.
Joaquín no lo piensa dos veces y opta por viajar, para lo cual deja su mansión bien
asegurada. El cerco eléctrico queda en buen estado de funcionamiento, coloca candado
en todas las puertas interiores, lo que hace muy difícil que algún ladrón pueda ingresar
a su domicilio y hurtar los valiosos bienes que posee, junto a una galería de obras de
arte originales de la pintura cusqueña. Joaquín además introduce un poderoso veneno
dentro de unas botellas de Coca Cola, que deja en el refrigerador de la cocina. Él piensa
para sí: “si algún ladrón ingresa a mi casa y quiere beber esta gaseosa, ojalá muera
como un perro envenenado”. Justamente, en el cuarto día de ausencia de Joaquín, tres
sujetos desconocidos fuerzan todos los mecanismos de seguridad de la mansión,
penetran un camión hacia el patio interior con la finalidad de vaciar por completo la
casa. Sustraen absolutamente todos los bienes de valor. Como quiera que dicho trabajo
les dejó cansados, buscan refrescarse con alguna bebida, para lo cual abren el
refrigerador de la cocina y se reparten las botellas de Coca Cola existentes allí. A su
regreso de viaje, Joaquín encuentra a los tres ladrones muertos, tirados sobre el piso de
la cocina, pues habían bebido la gaseosa envenenada.
a. Joaquín es autor de homicidio calificado por haber obrado con dolo directo.
b. Joaquín es autor de homicidio calificado por haber obrado con dolo eventual.
c. Joaquín responde como autor de homicidio culposo al haber obrado con culpa
consciente.
Por lo general Eduardo suele regresar a casa a las 8.00 a.m., después de culminar sus
labores habituales de guardián de una fábrica. Pero cierto día, convino con su
compañero del siguiente turno para que viniera un poco antes y lo reemplace, a fin de
poder llegar más temprano a casa, y darle una romántica sorpresa a Janet, su esposa. En
el trayecto se detuvo en una tienda, compró un ramo de rosas, y se dirigió a su casa. Al
ingresar a la misma, escuchó unos gritos de Janet que provenían del dormitorio ubicado
en el segundo piso, sin poder distinguir qué clase de gritos se trataba. Subió la escalera
sigilosamente, y al cercarse Eduardo provocó un ruido con su zapato, ante lo cual Janet,
al verse descubierta, gritó: «¡Auxilio, me violan!”. Eduardo cogió el arma de fuego que
llevaba consigo, pues se había olvidado dejarla en la fábrica; irrumpió abruptamente en
la habitación, encontrando a un desconocido tendido sobre su esposa, ambos estaban
desnudos, pero ella no paraba de gritar: «¡Auxilio, me violan!”. Eduardo no lo pensó
más, disparó al desconocido, matándolo en el acto.
Una tarde del 4 de abril, con motivo del deslinde de una finca se promovió una disputa
entre Manuel y el procesado Ricardo, durante la cual, sacando éste un arma corta de
fuego hizo varios disparos para matar a Manuel, causándole una lesión en la zona
izquierda de la carótida, que dañó la tiroides e hizo urgente una intervención quirúrgica,
practicándole a las pocas horas la traqueotomía en la posta médica de la localidad, que
la tuvo que hacer un interno de medicina sin mayor experiencia, con el material
quirúrgico que había en el establecimiento de salud, que no estaba suficientemente
esterilizado por que el esterilizador fue remitido a la capital para arreglarlo hacía más de
cuatro meses. Sobreviniendo más tarde una bronconeumonía de naturaleza infecciosa
ocasionada por no hallarse en la debida asepsia ese material quirúrgico y que determinó
el fallecimiento de Manuel, ocurrido al día siguiente.