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Escenificación de “La intrusa” de Maeterlinck

Por Roberto Villena Mancini


Mi idea es tomar la obra “La intrusa” de Maeterlinck y generar una puesta en
escena ad hoc con el simbolismo, específicamente con el trabajo de Edward Gordon
Craig. Al final del documento encontraran algunas referencias sobre cosas que
menciono durante el escrito.
Tal como Craig proponía un director integral que dominara todas las áreas para
poder desarrollar un nuevo teatro, mi propuesta escénica sobre el fragmento abarca
más que solo el vestuario o solo la actuación, es una búsqueda por aunar todas las
artes que componen una obra teatral.
Tomaré, desde el documento que se nos envió, el fragmento que abarca desde
“EL ABUELO. —(Despertando.) ¿Estoy vuelto hacia la puerta vidriera?” (Maeterlinck,
pág.9), hasta el final de “La intrusa” en la página 17.
Comenzaré hablando sobre el espacio de escenificación. Encontraremos el
escenario en dos niveles, en el de más arriba encontraremos telas colgadas, tales
como las que usaba Craig en sus puestas en escena, para representar este espacio
“eterno” y “atemporal”. La idea es que las telas estén dispuestas en el espacio
intercaladamente para permitir el paso de la muerte, haciendo a La intrusa así un
personaje concreto dentro de la escenificación, que desaparecería y aparecería para
generar de esta forma una imagen un poco más espectral y misteriosa. Un uso
diferente que planeo darle a las telas es que, a medida que pase la muerte se muevan
onduladamente, ayudando así a la analogía del texto sobre el paso de la muerte
asociada a un viento frío. En el nivel más bajo, en el que estarán permanentemente
EL Padre, El Tío y Las Hijas, no encontraremos ninguna escenografía más que un
par de sillas viejas y grandes y al medio del escenario, colgado, se encontrará un gran
retrato de La Madre (adjunto pintura de referencia, pero lo central es el rostro). Toda
mi escenografía está pensada bajo la idea simbolista de evocar más que describir los
espacios, de aquí la predominante importancia de la iluminación y el no querer saturar
el espacio con objetos. Lo único que podría escaparse de esta idea es la gran pintura
central, pero me parece interesante ver como los mecanismos que Craig proponía
pueden ser explorados, incluso el hecho de la pintura en función del teatro de una
manera más explícita a la vez que evocativa.
Siguiendo el camino de la importancia de la luz, la iluminación de la escena estaría
dividida en tres grandes momentos. Primero, hay una tenue luz anaranjada que de
vez en cuando tiembla representando la lámpara de aceite, cuando se apagan la luz,
el escenario se ilumina de azul oscuro completamente, y un haz de luna ilumina a las
y los personajes. Finalmente, con la anunciación de la muerte de La Madre, al abrirse
la puerta vendrá gradualmente desde el costado del escenario una luz roja que bañará
a la muerte, de pie en medio del segundo nivel del escenario sobre un altillo. La luz
azul comienza a desaparecer para dejar solo a la luz roja que se proyecta sobre la
muerte y la pintura, cuando el abuelo haya dicho sus últimas palabras, un silencio
sepulcral, y con él La intrusa comienza a desnudarse para dejar ver, tras el velo, a La
Madre, idéntica a su retrato.
Con respecto a las vestimentas, imagino a todos los personajes vestidos de
manera muy contemporánea en contraposición a la vestimenta de la muerte, quien
poseería un gran traje con capas y capas de tela traslúcida negra, con una larguísima
cola que iría quedando tras de ella, demostrando el paso de la muerte y como esta
va dejando marcas. Tendría el rostro completamente cubierto, para lograr el efecto
de la revelación final. Una vestimenta inspirada en la de la virgen de la tirana, con
corona y grandes mantos. Tengo la intención también de utilizar el velo, tan usado
por los simbolistas, para hacer alusión a la incapacidad de ver a la muerte. Todos en
escena tendrían una especie de mascara frente a sus ojos. El Abuelo, irónicamente,
sería el único que no posee este velo permitiéndole ver, aun siendo ciego, más que
sus familiares con perfecta visión, como en el mismo texto lo dice El Tío: “En ese
caso, ve usted mejor que nosotros” (Maeterlinck, pág.12).
Finalmente, desde la actuación, respetaría la decisión de actuaciones más
pausadas y sin tanta “teatralidad” solo para la muerte. Mientras que los otros actúan
con una teatralidad importante, la muerte se mueve con una lentitud y parsimonia
importantes. Esto generaría una dinámica interesante en el momento en que empieza
el abuelo a decir que lo están engañando, demostrando un contraste de ritmos entre
esta discusión agitada y rápida, y el andar de la muerte lento y calmo.
Si bien puede parecer que traté de abordar mucho en este trabajo, quería serle
fiel a la idea de Craig sobre el renacimiento del director escénico, con conocimientos
plenos sobre las diferentes artes que conforman la praxis teatral. Para él era
inconcebible una buena obra de teatro sin un director artista consciente de todo, es
por eso por lo que traté de acercarme lo más posible a su “director del futuro” y
explorar dentro de esas posibilidades una creación teatral simbolista.
Escenario y elementos

Luces escena final, La intrusa desnuda y el cuadro en rojo

Referentes Retrato de La Madre


A la izquierda Anastasia Mikhailovna
por Philip Alexius de Lazlo

A la derecha “El velo azul” por Edmund


Tarbell
Velo que usan todos menos El Abuelo

Vestimenta de La Intrusa, inspirada en la


Virgen de la Tirana que está arriba

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