Mi idea es tomar la obra “La intrusa” de Maeterlinck y generar una puesta en escena ad hoc con el simbolismo, específicamente con el trabajo de Edward Gordon Craig. Al final del documento encontraran algunas referencias sobre cosas que menciono durante el escrito. Tal como Craig proponía un director integral que dominara todas las áreas para poder desarrollar un nuevo teatro, mi propuesta escénica sobre el fragmento abarca más que solo el vestuario o solo la actuación, es una búsqueda por aunar todas las artes que componen una obra teatral. Tomaré, desde el documento que se nos envió, el fragmento que abarca desde “EL ABUELO. —(Despertando.) ¿Estoy vuelto hacia la puerta vidriera?” (Maeterlinck, pág.9), hasta el final de “La intrusa” en la página 17. Comenzaré hablando sobre el espacio de escenificación. Encontraremos el escenario en dos niveles, en el de más arriba encontraremos telas colgadas, tales como las que usaba Craig en sus puestas en escena, para representar este espacio “eterno” y “atemporal”. La idea es que las telas estén dispuestas en el espacio intercaladamente para permitir el paso de la muerte, haciendo a La intrusa así un personaje concreto dentro de la escenificación, que desaparecería y aparecería para generar de esta forma una imagen un poco más espectral y misteriosa. Un uso diferente que planeo darle a las telas es que, a medida que pase la muerte se muevan onduladamente, ayudando así a la analogía del texto sobre el paso de la muerte asociada a un viento frío. En el nivel más bajo, en el que estarán permanentemente EL Padre, El Tío y Las Hijas, no encontraremos ninguna escenografía más que un par de sillas viejas y grandes y al medio del escenario, colgado, se encontrará un gran retrato de La Madre (adjunto pintura de referencia, pero lo central es el rostro). Toda mi escenografía está pensada bajo la idea simbolista de evocar más que describir los espacios, de aquí la predominante importancia de la iluminación y el no querer saturar el espacio con objetos. Lo único que podría escaparse de esta idea es la gran pintura central, pero me parece interesante ver como los mecanismos que Craig proponía pueden ser explorados, incluso el hecho de la pintura en función del teatro de una manera más explícita a la vez que evocativa. Siguiendo el camino de la importancia de la luz, la iluminación de la escena estaría dividida en tres grandes momentos. Primero, hay una tenue luz anaranjada que de vez en cuando tiembla representando la lámpara de aceite, cuando se apagan la luz, el escenario se ilumina de azul oscuro completamente, y un haz de luna ilumina a las y los personajes. Finalmente, con la anunciación de la muerte de La Madre, al abrirse la puerta vendrá gradualmente desde el costado del escenario una luz roja que bañará a la muerte, de pie en medio del segundo nivel del escenario sobre un altillo. La luz azul comienza a desaparecer para dejar solo a la luz roja que se proyecta sobre la muerte y la pintura, cuando el abuelo haya dicho sus últimas palabras, un silencio sepulcral, y con él La intrusa comienza a desnudarse para dejar ver, tras el velo, a La Madre, idéntica a su retrato. Con respecto a las vestimentas, imagino a todos los personajes vestidos de manera muy contemporánea en contraposición a la vestimenta de la muerte, quien poseería un gran traje con capas y capas de tela traslúcida negra, con una larguísima cola que iría quedando tras de ella, demostrando el paso de la muerte y como esta va dejando marcas. Tendría el rostro completamente cubierto, para lograr el efecto de la revelación final. Una vestimenta inspirada en la de la virgen de la tirana, con corona y grandes mantos. Tengo la intención también de utilizar el velo, tan usado por los simbolistas, para hacer alusión a la incapacidad de ver a la muerte. Todos en escena tendrían una especie de mascara frente a sus ojos. El Abuelo, irónicamente, sería el único que no posee este velo permitiéndole ver, aun siendo ciego, más que sus familiares con perfecta visión, como en el mismo texto lo dice El Tío: “En ese caso, ve usted mejor que nosotros” (Maeterlinck, pág.12). Finalmente, desde la actuación, respetaría la decisión de actuaciones más pausadas y sin tanta “teatralidad” solo para la muerte. Mientras que los otros actúan con una teatralidad importante, la muerte se mueve con una lentitud y parsimonia importantes. Esto generaría una dinámica interesante en el momento en que empieza el abuelo a decir que lo están engañando, demostrando un contraste de ritmos entre esta discusión agitada y rápida, y el andar de la muerte lento y calmo. Si bien puede parecer que traté de abordar mucho en este trabajo, quería serle fiel a la idea de Craig sobre el renacimiento del director escénico, con conocimientos plenos sobre las diferentes artes que conforman la praxis teatral. Para él era inconcebible una buena obra de teatro sin un director artista consciente de todo, es por eso por lo que traté de acercarme lo más posible a su “director del futuro” y explorar dentro de esas posibilidades una creación teatral simbolista. Escenario y elementos
Luces escena final, La intrusa desnuda y el cuadro en rojo
Referentes Retrato de La Madre
A la izquierda Anastasia Mikhailovna por Philip Alexius de Lazlo