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ENTONCES MI HIJA

Por Mara Pastor


2022
Fragmento del libro Las horas extra

1
EPÍGRAFE

Dijo Antonio que la isla centro


era imposible de fijar,
que reaparecería
una y otra vez
siempre de manera furtiva
en los poemas de los cosmógrafos.

Esta es una de esas apariciones.

Esta Isla tiene pocas palabras.


La primera fue estrella. La segunda, agua.

Todas son de barro y pueden deshacerse.


Todas deben decir nontoxic.

Aquí hay una Isla que ve otra isla en el horizonte.


Si no dices que es un cayo, te corrige.

Los nombres se repiten.


Los significados no.

2
EL DÍA QUE NACISTE

Pensaba que me ahogaba


pero la enfermera dijo
que, según la máquina,
todo estaba bien.

Ya había escuchado tu llanto.


Tu papá diciendo: ¡Es negrita!
(Aunque en realidad eras roja)
y su voz cantándote antes
de que te vieran mis ojos.

De pronto ya estabas
en todos mis sentidos.
Dando aire a la que antes
no sabía que respiraba.

Tu cuerpo cerca de mi rostro.


Tu boca ya en mi pecho.
Mi voz inédita diciendo
¡Es perfecta! El doctor

pintando tu placenta
con tintas vegetales.
Las enfermeras llorando
por la voz de tu papá.
Mis tripas aún abiertas.

Nueve libras insurrectas


de llanto y calor,
habían salido de mí
como de un volcán.

3
DESCUBRIMIENTOS

Descubres del llanto


lo que el trueno de la nube:

su paso por el cuerpo.


El cansancio que deja

como estela. Aprendes


que pasa como hormigas.

Con el tiempo, desaparece.


Se olvida como un sueño.

Como el sol, te enrojece.


Y como la leche, alivia.

4
TETITA

Dicen los expertos que la leche materna


es el alimento más recomendado para su bebé
hasta que cumple los seis meses de vida.
Pero también es lo que hacemos
para no irnos flotando por la galaxia sin remedio,
ni vivir para siempre en una burbuja de líquido,
aprender a despegarnos sin perder el amor,
mirar a los ojos sin tener que hablar,
y ser buenas con la carne ajena.
Lo hacemos para rascar lunares con la uña
como se rascan las dudas más feroces.
Soñar que la piel es una sábana de seda
o que oler lo que se ama es el secreto de la gravedad.
Lactamos para aprender rápido la parte por el todo,
y que hay cosas que al nombrarlas quitan
el sueño, el hambre, el miedo, el frío.

5
AL TROTE

Fui con mi hija


al cumpleaños
de su amiga Marina.
Allí tocó flauta
comió bizcocho,
bailó con Orión
que llevaba cuerno
de unicornio,
y se despidió de Inarú
con abrazo de oso.
Luego fuimos al circo,
y se encontró con Perla,
hizo burbujas con jabón
y se tomó una siesta.
La vida social de Isla
lleva a sus papás al trote
que rima con despelote.

6
NO ESTOY INTACTA

Has nacido
y todo lo demás desaparece.

Una legión de orugas


nos ha comido el huerto.

De un día para otro


ya no hay berzas.

Lo que queda de la parcha


parece un país recién
bombardeado
o la autopista nacional.

Dos que amo mueren.


El tiempo verbal confunde.
Se están muriendo.

En ambos casos
es el aire lo que apremia.

7
CUANDO YA NO CUIDAS AL GATO

Pasó como un celaje.


Noté un líquido viscoso
bajarle por el ojo hasta la boca.

El corrió a esconderse.
Lo llamé, pero fue inútil,
casi símil.

Seis días sin comer,


ni dejarse acariciar.

Cuando apareció, tenía el ojo


más negro que un agujero en el espacio.

¡Pobre gato Pez!


Su infortunio casi lo deja tuerto.

Pensamos que era la bebé llorando,


pero era el gato imitándola.

8
SI UNA SUPIERA

Tumulto de dedos,
el cuerpo es movimiento.

En todo momento,
cuerpo

que pulsa, babea, patea,


cierra los puños,
puja.

Deseo es

poner la boca
en lo que amas.

Cómo si una no lo supiera.

Si una supiera lo que sabe,


cuando lo que sabe es

esto mismo,

el cuerpo del otro y la boca.

9
SUEÑO Y CARNE

A veces llega la tarde y todavía


no he terminado el café de la mañana,

pero observé su siesta y estuvimos


en nuestra propia vía láctea,
mirándonos a los ojos.

Así estamos durante todo el día:


pegadas en el sueño y la carne,

sin saber bien si esto se acabará,


no pudiendo imaginar otros escenarios.

Su cuerpecito es tan pequeño


que replica pesadillas con saltos y risas.

A veces lo que pensamos es tan grande


que también lo repetimos con el cuerpo.

10
OTRA VERSIÓN DEL ARROJO

Un día despiertas y quieres meter los dedos


en todos los enchufes, los abanicos,

lanzarte de todas las elevaciones,


comerte el plástico triturado de los pinches de ropa.

Hay tanta pulsión de muerte en tus ganas de vivir.

A veces tropezamos contigo cuando como trinitaria


te enredas en las piernas empeñada en el agarre.

Un día te apreté muy duro el pañal.


Tu papá te quemó un piecito con el agua del lavabo.

Tú le arrancas las hojas al orégano brujo sin piedad


y luego le tiras un beso o lo saludas.

Ya también hieres sin querer a lo que amas.

11
DISTANCIA DE LAS COSAS

En tu jardín hay un pulpo


y una bola con perros,
la tapa de un zafacón
con cabeza de gato,
un carro rojo,
una planta de perejil
deshojada y una orquídea a punto de florecer,
una manguera de agua enredada
como esos garabatos que dibujas
y que dices que son arañas,
asoma un mangó que no ha parido,
flores de achiote llegan al barandal,
un búho retiene algunas velas,
la bandera de Puerto Rico tiene hongo
y está enganchada fuera de tu alcance,
la lámpara solar se recarga,
el conejo mojado se seca,
los guineos morados cuelgan de una soga.
Hay un rostro pequeño junto a la puerta.
Le dices “El señor”.
Dices que todo es rojo,
que hay que cerrar la puerta
aunque nadie se vaya,
que en todo hay gallos.
Ya te subes y bajas del sillón
en el que te mecemos desde que naciste.
Dices “¡hola!” a las flores
que caen sobre el piso de madera tratada
también lleno de hongo.
Sabes que hay peces que no son el gato,
aunque el gato se llame Pez.
Que hay mamás que no soy yo
y que los pollos que hacen pío
son los mismos que cocina abuela.
Y sabes que las pasas
no son qué pasa, aunque
lo que pasen sean pasas.
Caminas por todas partes como
por un universo de videojuego,
con la seguridad de conocer
la distancia entre todas las cosas.

12
TEMBLOR CON CIELO

Tus primeras palabras


de hoy fueron
“Casita”
“Ponce”
con entonación de pregunta.

Coloco esas palabras junto a “Temblor”.

“Casita Ponce Tembló”.

Leo un mensaje de Soleida desde Cuba


preguntando por el sismo
y le grabo un mensaje con tu voz
diciéndole:
“Sol eila te bló”.

No sé en ese momento
que se repetirá el verbo
más de mil veces

La “m” desaparece entre las grietas.


“Tebló, mamá, tebló”.

Y no podré reírme
de tu pequeña voz aguda
tan distinta al rumor de avión
que hace la tierra cuando nos menea.

Ese día en enero que todo crujió


estabas pegada a mí
como una placa tectónica
entre dormida y despierta.

Me quedé quieta
para no despertarte
como un animal
que esconde a su cría
cuando el cazador se acerca.

13
LA GRAMÁTICA DE MI HIJE

Estimadas y estimados
señores de la Gramática:
He tenido un hije.
Nació en Ponce
y dirá mapén, chepa
y changa. Abusará
de los pronombres.
Por ahora prefiere
los indicativos
y los animales
por su onomatopeya.
Cuando yo digo,
elle repite. Conoce
el verbo estar
y los monosílabos.
Ustedes dirán
que no hay necesidad
de invitar a la “e”
a tanta oración mundana
y que no lo aprueban,
pero eso no evitará
la belleza de los accidentes
que como agua desbordada
de un cántaro usado
percolará en sus libros.

14
DONDE MAMÁ HACE LOS POEMAS

Mamá dice que tuvo un poema


en el baño,
mientras conduce,
con los chupones de extracción en los pezones
en un semáforo,
en la fila de la Autoridad de Energía Eléctrica
en la sala de la casa de su amiga Nicole,
en la cama después de que duermo,
en la aplicación de notas del celular,
en la clave del examen de Redacción,
al despertar,
cuando camino por el balcón
hurgando también en la vida
entre parásitos,
alacranes y tarántulas.
Dice que está preocupada
por tener que hacer demasiadas cosas
en vez de poemas,
editar cientos de ensayos enunciativos,
y recoger doscientos cinco juguetes,
lavar antes de dormir más tandas de ropa
de las que da tiempo
y que sin querer se le mojen en los bolsillos
los poemas que hizo en el carro,
en el estacionamiento de la escuela.
Así es mi mamá,
preocupada por no hacer poemas.

15
MI NIÑA ES UN BOSQUE

En el tronco de un árbol de ausubo


que cayó hace tres años
-la edad que está por cumplir-
escoge un lugar para sentarse
y me pide que la deje sola
con su naranja agria
recién cosechada.

Anoche ardió como el barro


en un horno de cerámica.
Hoy quiere saberse sola
en el follaje. Presentir
qué sería estar lejos de mí
o rodeada de sí misma
ya cuajada su carne con calor

16
AMARLA CON FIEBRE

Cuando arde su cuerpo


Como una olla con agua
En el fogón de un desierto
Su piel se torna moradita
-Son los vasos me dice el pediatra-
Y aunque mi niña uva hierve
Su voz entrecortada sigue
Hablando de sorpresas
en el aire y cantos azules
Amarla con fiebre
El miedo a que se incendie
Lo que más amo
Una brasa ardiente
Que sabrá sola apagarse

17
PARA PINTAR UNA CASA

Para pintar una casa


hay que trabajar horas extra,
eliminar primero las plagas,
lijar las ventanas,
poner prioridades,
el techo con guano,
el desprendimiento de tierra,
las cucarachas,
el hongo en las paredes.

Para pintar una casa,


es decir,
recubrir de pintura las paredes
en que unos cuerpos
y sus nombres
tienen camas, cunas,
nidos, almohadas,
aleros donde duermen.

Hay que hacer sacrificios


para pintar la casa.

Hay que tener varios trabajos.


Preparar disciplinadamente
el almuerzo de la semana.
Encontrar mucho tiempo
en donde ya no queda.
No ir a las bodas elegantes de las primas.
Repetirse por qué
no pedir un préstamo.
Mientras observo la pared
descascarillada, agotarse,
posponer mensualmente la tarea.

Pintar una casa o contar


las estrías que le deja
la tierra cuando tiembla
y que habrá que recubrir,
enderezar, decidir que no hay
que pintar la casa,
no pintarla nunca, esperar
a que el salitre le quite
lo que queda como
el esmalte a las uñas,
no pensar ya en pintarla,

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quitarle a la noche esos segundos
de desvelo,
dárselos a otro sueño,
acaso unos hierros que refuercen la casa,
como se refuerza la cuna de la niña,
dejar las puertas abiertas
para salir si hubiera
que desalojar la casa
despintada.

19
DOS ALBAÑILES

Llegué a mi casa
y me esperaban dos albañiles
haciendo la cena.

Me siento en el sillón
como un marido que llega
tarde, pero en realidad
soy la mamá de mi hija
y acabo de llevarla
con su papá
que ya no vive con nosotras.

Un albañil cocina unos churrascos aliñados


con el fruto de un árbol a cinco metros.

El maestro de obras habla de su hija:


tiene once años y es experta
en coreografías de Tik Tok.

El la tuvo a la misma edad


que yo tuve a la mía.

El otro albañil
tiene tres hijas, tres hijos,
una nieta y unos nietos gemelos.
Me lleva solo cinco años.

Ellos duermen en hamacas


en mi marquesina
para terminar la obra pronto.

Trajeron su televisor
y una antena pirata
para no perderse
la telenovela turca.

Me enseñan de cabros,
conejos, bacalao guisado y verdura.

Yo les cuento que alguna vez


hubo guaraguaos en Guaynabo

aunque ahora solo haya


guacamayos en los postes.

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Les digo: “Extraño a mi hija.

Estas primeras horas


sin olerla”. El chef albañil
dice: “Te escucho jugando
todo el día con ella.

Pues claro que la extrañas”

Me da gusto que alguien piense


que soy una mujer
que juega todo el día
con su hija. Los veo.

Son dos albañiles hermosos,


murmura en el bosque
un múcaro que acaba
de despertar.

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ENTONCES MI HIJA

Se viró hacia sus juguetes y dijo


los primeros que se darán
cuenta son los que velan el aire;
los que sobrevivan
se alejarán de las máquinas
y se meterán a los pocos bosques que queden,
no enviarán más nunca un mensaje de texto
ni a sus hijos a la escuela,
pero cantarán y harán duelo
como quien siembra semillas de aguacate
con palillos de diente;
hablarán de metales pesados en el aire,
se acordarán de los nombres de las nubes,
leerán el sol en la sombra de los troncos.

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