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Ensayo Argumentativo
Alumnas:
- Reinafé, Cecilia.
- Vidal, Dana
En el presente ensayo nos proponemos analizar cómo se articula una fobia social en las obras “Los
Veraneantes” de Shirley Jackson y “La Puerta Abierta” de Margaret Oliphant.
Esto nos lleva a plantearnos las siguientes interrogantes: ¿Qué fobias sociales se articulan en las obras
antes mencionadas? ¿Cómo se vinculan con lo “siniestro”? ¿Qué características de la literatura gótica
y de la fantástica articulan la fobia social en las obras?
Estos planteamientos nos llevarán a buscar respuestas desde el marco teórico. A partir de la entrevista
a Mariana Enriquez analizaremos “Las fobias sociales”; luego, con el material que nos aporta
Sigmund Freud, examinaremos “La contribución de lo Siniestro”; y, por último, a partir de la
bibliografia de Miriam Lopez Santos analizaremos “Literatura Gótica y Fantástica: características”.
La contribución de lo Siniestro
Según Freud (1919), “(...) lo siniestro sería aquella suerte de espantoso que afecta las cosas conocidas
y familiares desde tiempo atrás.” (p. 2). Lo que este psicoanalista nos intenta explicar es que “lo
siniestro” está contrapuesto con lo “familiar”, lo “conocido”, lo “hogareño”. Primeramente, en el caso
de “Los Veraneantes”, los protagonistas se someten a lo siniestro cuando deciden quedarse en la casa
de verano pasado el día del trabajador. Normalmente, ellos no hacían esto e inclusive, según los
pueblerinos, era la primera vez que alguien decidía quedarse pasada esa fecha. Aunque al principio les
pareció una excelente idea, pronto repararon en el hecho de que fueron abandonados a su suerte en un
lugar alejado del pueblo y sin combustible para cocinar o para salir de allí. Además, aquellos
pueblerinos en quien ellos confiaban y conocían, fueron quienes luego los sabotearon. Sus intentos
por librarse de aquella situación fueron en vano y no pudieron hacer otra cosa más que esperar su
muerte.
A continuación, nos relata Jackson (1950):
— Me pregunto si se supone que vamos a…, a hacer algo —dijo. —No —respondió Mr. Allison—. Creo
que no. Sólo esperar. Mrs. Allison suspiró, y su marido añadió rápidamente: El automóvil ha sido
estropeado a propósito. Incluso yo he podido darme cuenta. Mrs. Allison vaciló unos instantes y luego
murmuró: —Supongo que los hilos del teléfono han sido cortados. —Eso creo —dijo Mr. Allison. (...) y
dijo en tono casual: — Ahora comprendo lo de la carta de Jerry. —Lo supe anoche, cuando vi apagarse la
luz en casa de los Hall — dijo Mr. Allison.
Luego, en el caso de “La Puerta Abierta”, lo siniestro se manifiesta primeramente en el estado de
salud y la angustia por el fantasma que presentaba Roland. Ya que, todos pensaban que el niño que
ellos conocían había dejado de ser el mismo con la enfermedad que acarreaba. A continuación,
citamos a Oliphant (1882):
Mientras pronunciaba esas palabras, una neblina le nubló el rostro y los labios le temblaron, y yo me di
cuenta de que sus suaves rasgos habían perdido definición, estaban como distorsionados. Cuando acabó
de pronunciar esas escalofriantes frases, sus facciones se habían disuelto bajo una cortina de profusas
lágrimas. (p. 277)
Sin dudas, el temor de ambos padres era perder aquel hijo querido, es estado anímico en él no era
normal y tampoco les resultaba familiar.
Además, “la suerte de espantoso” afectó al hogar al que se habían mudado hace poco. En aquel lugar
íntimo en donde decidieron mudarse parecían ocurrir eventos paranormales. De esta manera, nos
cuenta Oliphant (1882):
Algunas personas, más valientes o más fantasiosas que el resto, habían visto «moverse la oscuridad», me
explicó la señora Jarvis, con una inconsciente vis poética. El extraño fenómeno empezaba cuando caía la
noche y seguía repitiéndose, de una forma intermitente, hasta que clareaba el día siguiente. Muy a
menudo se trataba solo de un grito inarticulado y lastimero, pero, otras veces, según se rumoreaba, las
mismas palabras que se habían adueñado de la imaginación de mi pobre hijo resonaban con nitidez:
«¡Oh, madre, déjame entrar!». (p. 285).
Según Freud (1919), “Cuanto se puede afirmar es que lo novedoso se torna fácilmente espantoso y
siniestro; pero sólo algunas cosas novedosas son espantosas; (...). Es menester que a lo nuevo y
desacostumbrado se agregue algo para convertirlo en siniestro.” (p. 2). Esta afirmación de Freud nos
da pie para explicar como “lo nuevo” puede convertirse potencialmente en algo siniestro. Por
ejemplo, en la obra de Jackson, la tan esperada carta que les llega a los Allison de parte de su hijo,
logra transformarse en algo siniestro. De esta manera, relata Jackson (1950):
Mrs. Allison dio vueltas a la carta entre sus dedos, con las cejas fruncidas. Era imposible encontrar
ninguna frase, ninguna palabra, incluso, que no pareciera de Jerry. Tal vez se debía únicamente a que la
carta se había retrasado tanto, o a la anormal cantidad de huellas de dedos que había en el sobre.
Como podemos observar, a la señora Allison le parecía rara aquella carta, por más que pareciera que
venía de parte de su hijo, esta no dejaba de incomodarla.
Con respecto a las reacciones de los vecinos, Freud (1919) nos aporta, “(...) sólo el factor de la
repetición involuntaria es el que nos hace parecer siniestro lo que en otras circunstancias sería
inocente, imponiéndonos así la idea de lo nefasto, de lo ineludible, (...)”. (p. 9). En efecto, podemos
encontrar este factor repetitivo en las respuestas similares que les dan los habitantes de ese lugar a la
pareja de ancianos. A partir de las siguientes citas del texto de Jackson (1950):
—Hasta ahora, nadie se había quedado en el lago después del Labour Day —dijo el tendero. (...) Pero,
hasta ahora, nunca oí decir que nadie se quedara en el lago después del Labour Day. (...) No sé que nadie
se haya quedado en el lago después del Labour Day. (...) Hasta ahora, los veraneantes no se habían
quedado nunca en el lago después del Labour Day. (...) —No se habían quedado nunca después del
Labour Day —repitió (...) —No sé que nadie se haya quedado tanto tiempo antes de ahora —dijo Mrs.
Martin— (...) —Habitualmente, todos se marchan el Labour Day —dijo Mr. Hall.
Esta respuesta repetitiva que le dan los pueblerinos a la señora Allison logra crear la atmósfera de lo
siniestro por que no parece ser una casualidad que todos le digan lo mismo.
En la obra de Oliphant también aparece este factor repetitivo en el lamento que tanto Roland como el
fantasma recitan. La frase a la cual nos referimos es la siguiente: “(...) ¡Oh, madre, déjame entrar!
¡Oh, madre, déjame entrar! (...)”. (p. 273). A diferencia del texto de Jackson, la reiteración de este
lamento cambia de propósito según quien la enuncia. Al principio, lo siniestro es enterarnos que
Roland no fue artífice de aquellas palabras y luego, lo siniestro se manifiesta en el fantasma que dice
la frase que el niño había escuchado.
La imaginación de ambas autoras para poder incorporar “lo siniestro” de maneras diferentes logra
colocarnos en un estado emocional, hacernos crear expectativas sobre lo que pasará en el relato y por
sobre todo empatizar con los protagonistas que son sometidos a lo siniestro.
En conclusión, en las obras trabajadas y a la luz de los autores mencionados pudimos analizar cómo
se construyen los relatos de terror, cómo en estos textos se trabaja lo siniestro y en uno de los casos la
literatura gótica se hace presente a través de estos personajes. Por otra parte, podemos apreciar el
miedo oculto existente en la sociedad y como se ponen en relieves en situaciones ficticias, que
representan la realidad pero que a la vez, son interrumpidas por hechos sobrenaturales o problemáticas
de la que nadie habla.
El temor al abandono por parte de hijos y padres, el temor a la pérdida de un hijo, el temor a la vejez,
situaciones que vivimos cotidianamente, pero que hurgan en los rincones que recorren nuestra
conciencia y como se hacen presentes a través de sentimiento de angustia frente a lo inesperado o del
pavor. Este ensayo nos resultó interesante, ya que pudimos adentrarnos en lo que cuentan los relatos
más allá de la ficción, poniendo de manifiesto temores del orden racional.
Bibliografía:
- Oliphant, M. (1882) “La Puerta Abierta”. (The Open Door) Traducción de Consuelo Rubio.
Damas Oscuras. pp. 265-325.
- Jackson, S. (1950) “Los Veraneantes”. literatura.us.
https://www.literatura.us/idiomas/shirley/summer.html.
- Freud, S. (1919) “Lo Siniestro”. Librodot. pp. 1-14.
- FLACSO Argentina (4 de mayo de 2017) “Narrativa de terror por Mariana Enriquez
Posgrado Escrituras: Creatividad Humana y Comunicación”.
https://www.youtube.com/watch?v=bHdM7Wq6fe4.
- López Santos, M. (2010) “El Género Gótico. ¿Génesis de la literatura fantástica?. Biblioteca
Virtual Universal. Editorial del Cardo. pp. 1-9.
Originalidad/solidez (2 pts)