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Técnicas Cognitivas

1-Imaginación racional emotiva.


Desarrollada por Maxie Maultsby Jr en 1971 tras estudiar con Albert Ellis en 1968

Se incorporó a la terapia racional emotivo conductual y es una de sus principales


técnicas.

Trata de entrenar al paciente para que pueda cambiar las emociones negativas
inapropiadas por otras más adecuadas a las situaciones en las que suelen
aparecer.

Permite el paciente explorar la conexión entre creencias (B) y consecuencias (C).

¿Cómo se procede?

Se pide al cliente que se relaje y después que imaginé vívidamente una


situación de contenido emocional negativo para él.

Se le pregunta por las emociones negativas que esté experimentando, tales como
depresión o angustia.

A continuación, se le pide que intente de cambiarlas por otras más


adaptativas como tristeza o malestar.

Cuando el cliente manifiesta haberlo conseguido, se le pregunta por el tipo de


pensamientos a los que recurrió para poder cambiarlas.

Cuando ya has conseguido dominar la técnica, se recomienda practicarla al


menos una vez al día durante 30 días.

Al principio, el cambio de emocional lo consigue en varios minutos

Al final, el cambio emocional se consigue en segundos.

El objetivo es conseguir que la persona imagine la adversidad (o si sucede


realmente) y que experimente emociones negativas adaptadas y sanas
automáticamente.
2-Técnicas de ataque de vergüenza.
Sirve para trabajar las exigencias absolutas de que no debes equivocarte o hacer
cosas que parezcan ridículas o estúpidas para los demás.

Esas situaciones le hacen sentir vergüenza, humillación, culpabilidad, depresión o


combinaciones de estas emociones.

La técnica consiste en exponerse a situaciones embarazosas que normalmente no


harías. Algo por lo que te humillarías o desapreciarías a ti mismo.

Puede ser vestir de forma inadecuada, decir en voz alta las paradas del metro,
sacar a pasear un plátano y cosas parecidas.

Al proponer esto hay que valorar que la acción no sea ilegal o que pueda alterar
mucho a las personas que lo observan.

Durante el ejercicio “vergonzoso”, analizas sus pensamientos irracionales de


autocondenación conforme aparecen y los vas debatiendo en tiempo real.

Sigues así hasta que experimentes emociones más sanas y adaptadas. Cultivas la
aceptación incondicional de ti mismo.

El objetivo no consiste en dejar de valorar tus fallos, sino en abandonar la


tendencia a condenarte a ti mismo por fallar.

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