La ciencia es una rama del saber humano que se encuentra constituido por todos aquellos hechos verificables y objetivos sobre una materia específica, dicho conocimiento se ha adquirido mediante la observación y la experimentación, a fin de saber las causas y las consecuencias de dichos conocimientos. A través de la observación y la curiosidad humana ha existido una evolución de como conocemos el mundo y como experimentamos la vida, de no haber existido adelantos en la química no hubiese existido a su vez la evolución que presenta la sociedad actual en materia de medicina, la medicina como a conocemos actualmente es el resultado de un estudio a través de los siglos y un entendimiento del ser humano de su propio individuo, así como de aquello que lo rodea. Para comprender una enfermedad es necesario entender como la química interna del cuerpo funciona y reacciona ante los componentes externos o internos que lo afectan, al tener dicho conocimiento se puede emplear el ingenio a fin de crear componentes químicos que utilizamos como medicina para curar, remediar o mitigar los efectos de las enfermedades, la sociedad no tuviese la evolución actual a no ser por la ciencias entre más el ser humano pudo entender su entorno y el aprovechamiento de los recursos bien pudo establecerse de mejor manera en la zona donde pudiese habitar. Se puede observar que a través de los siglos ha existido un incremento poblacional y una adaptación a las distintas regiones del planeta; en pro de lograr mejor adaptación y habitabilidad de las regiones se ha realizado un trabajo científico en la creación de tecnologías que permitan que la confortabilidad sea mayor en cada una de las áreas que quisiese habitar, de no ser por la ciencia la forma de vida fuese precaria por el ser humano (Menéndez-Barzanallana, 2015). En la humanidad existieron muchos descubrimientos científicos que cambiaron totalmente la concepción de lo que se creía y un cambio social que permitió una evolución en cuanto a la manera que vivía el ser humano, a través de la ciencia es que se obtuvo el conocimiento que permitió que la sociedad viva como lo hace actualmente no hubiese sido posible de otra manera la adaptación que tenemos a nuestro entorno. Según Toffler, vivimos en una sociedad del conocimiento, caracterizada porque la base de la producción son los datos, las imágenes, los símbolos, la ideología, los valores, la cultura, la ciencia y la tecnología. El bien más preciado no es la infraestructura, las máquinas y los equipos, sino las capacidades de los individuos para adquirir, crear, distribuir y aplicar creativa, responsable y críticamente (con sabiduría) los conocimientos, en un contexto donde el veloz ritmo de la innovación científica y tecnológica los hace rápidamente obsoletos. Pues, ciertamente, información, conocimiento y sabiduría son tres modos o maneras del conocimiento, pero de muy distinto alcance y desarrollo, los saberes se construyen en el proceso de solución de problemas, los conocimientos tanto teóricos como prácticos aplicados en la interpretación y transformación del entorno configuran los saberes científicos y tecnológicos, y proporcionan desde sus respectivas intencionalidades modelos de solución de problemas. La unidad del conocimiento no es un fin en sí misma, es un medio para conseguir que las diversas modalidades del conocimiento ayuden al hombre a conseguir su fin. Y para ello se necesita un principio organizador, capaz de proporcionar una jerarquía entre los conocimientos particulares y de encuadrarlos en una perspectiva global. Esto es lo que tradicionalmente se ha denominado «sabiduría». Una forma de saber que, superior a la ciencia y, por supuesto, a la información, trata de enseñarnos a vivir y nos muestra, de entre todo lo mucho que podemos hacer, lo que merece ser hecho. De modo que, sin sabiduría, la ciencia no pasa de ser un archivo o panoplia de instrumentos que no sabríamos cómo utilizar. Información, conocimiento y sabiduría responden así a tres preguntas muy distintas: ¿qué hay?, ¿qué puedo hacer?, ¿qué debo hacer? Sin embargo, la sabiduría de que disponemos no es hoy mucho mayor de la que tenían Confucio, Sócrates, Buda o Jesús, no parece haber mejorado mucho en los últimos tres mil años y, lo que es peor, no sabemos bien cómo producirla. Tampoco diría que ha retrocedido, pero sí que es casi una constante que ha variado poco o nada en los últimos siglos. Y hay más aún. Pues si bien es cierto que la ciencia carece de sabiduría, sin embargo, se autodefine -y es aceptada casi siempre- como única forma de saber válido. Referencias Toffler, Alvin y Heidi. Las guerras del futuro. Plaza y Janés. Barcelona, 1994} Menéndez-Barzanallana, R. (04 de 02 de 2015). UNIVERSIDAD DE MURCIA . Obtenido de Ciencia y método científico: https://www.um.es/docencia/barzana/DIVULGACION/CIENCIA/Ciencia-y-metodo- cientifico.html
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