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Vidas detrás de las

puertas
10 de Agosto de 2022, Acacias- Meta

Estimado Egor,

Quiero escribirle esta carta para expresarle mis


pensamientos, al leer su historia, es natural que todos
juzguemos sin conocer a las personas y más cuando su
apariencia física a los ojos de alguien no es tan agradable
como lo era la señora Teresa. Es un poco cómico que sin usted
darse cuenta ella intentaba llamar su atención y acercase un
poco, pienso que, para lograr obtener su ayuda, incluso usted
la tenia muy presente pues una persona como usted describía
a doña Teresa es difícil de olvidar.

Ese momento en el que ella lo busca en su habitación de


manera de noble y amable, fue como si se quitara un capa,
pues usted describió que su apariencia era todo lo contrario a
su forma de expresarse, y creo que eso suele pasar
constantemente escuchamos en la sociedad la típica frase de
las apariencias engañan ya sea para bien o mal, pero los
humanos aun somos tan vacíos en el interior que juzgamos
sin saber, criticamos abiertamente sin entender el peso y
valor que pueden llegar a tener nuestras palabras y creo que
usted se dejo llevar un poco por esta tendencia. Las personas
que le temen a la soledad constantemente se inunden en sus
pensamientos y crean historias y escenarios en su cabeza
para escarpar de su realidad y no sentir la soledad tan cerca,
justo eso era lo que hacia la señora teresa y la entiendo, a
veces estoy tan acostumbrada a la monotonía que me sumerjo
en mis pensamientos e imagino muchas cosas, y dentro de
esos, el amor, justo como lo hacía doña teresa.
Me sorprendió su manera en la que logro entenderla y darse
cuenta que ella solo necesitaba de afecto y buen trato de las
personas, y probablemente usted logró hacerla sentir eso.
Algo tan loco y simple a la vez como escribirse cartas a uno
mismo y que uno en encuentre confianza en alguien para
contarles sus locuras es de admirar, pues usted logro que
doña Teresa confiara en usted y le contara sus más íntimos
pensamientos. En algún momento todos quisiéramos ser
Boles y Teresa, incluso usted lo pensó, ese amor simple y
cursi, lleno de amabilidad y cortesía y que su única
comunicación sean las cartas, muy romántico ¿verdad?

Ya para terminar, quiero decirle que gracias, un poco raro


que sin conocerlo sienta gratitud hacia usted, pues usted
hizo que doña teresa esa mujer que parecía tan fuerte y
llene de suciedad por fuera, tuviera un corazón tan débil y
en ella lograra hacerla sentir un poco mas de felicidad y
compañía. Espero que su historia la conozcan muchas
personas y aprenden o por lo menos les deje un mensaje en
su interior.

Un abrazo grande, Natalia Peralta

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