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AMBIENTALISMO TÓXICO

Suena bien el título de hoy ¿qué trama ahora?


Quieren que hable de algo así como «ambientalismo para universitarios». Que no es uno,
sino dos problemas: los temas ambientales intimidan a muchos universitarios, les producen
sensaciones de náusea, vómito, impotencia y aburrimiento (risas). -en ocasiones
justificadas- respecto a lo que ellos pueden hacer para solucionarlos, además de que no ven
cómo estos temas les den alguna orientación clara sobre el sexo, o sobre cómo ganarán
dinero al graduarse (risas). A otros universitarios -problema dos- les interesa demasiado «lo
ambiental» y quieren «salvar al mundo», quieren devorarlo todo (risas) no dejarnos nada
(risas). Piensan que pueden hacer mucho —montoneándose en «colectivos» de chairos
(risas) —cuando en realidad no pueden hacer nada o casi nada, al menos no como lo
quieren hacer: comiendo lechuga tres veces al día de lunes a viernes (risas) , comiendo
hamburguesas de soya los fines de semana (risas) , hurgado en los basureros de su escuela
para juntar taparroscas reciclables (risas), no jalándole al baño nunca, o ya que es
demasiado tarde (risas)
¿Qué se puede hacer entonces para despertar su interés?
Que alguien te pidiera hablar sobre «ambientalismo para universitarios» hace quince años -
o veinte, o cincuenta- (risas) … significaba hacer labor de «concientización» sobre la
vaquita marina, la reserva de la biósfera de los montes azules y las bondades del brócoli
orgánico. Hoy en 2022, el mundo ha cambiado, el mundo ha aprendido cosas, y la misma
petición encierra un significado completamente nuevo: es preciso abordar «lo ambiental»
como parte de las actitudes de un «ambientalismo 2.0 transformador», no como parte de los
problemas que reproduce y perpetúa el «ambientalismo tóxico» que siempre hemos
conocido (aplausos); es necesario hacerlo además eligiendo temas y encabezados que
relacionen la vida diaría y las actividades cotidianas de las personas con problemáticas
mayores más interesantes.
¿Es decir?
Es decir, NO a través de tópicos que los universitarios encuentren tediosa, idiosa, vomitiva,
redundántemente «ambientalistas» (risas, aplausos), sino acercándose con los temas y
encabezados convencionales y levemente morbosos que a los universitarios típicamente les
atraen como insectos nocturnos al farol (risas). Hay que sustituir al cambio climático, la
importancia de la foca en el ecosistema marino y la destrucción de la selva lacandona, por
cosas como: vehículos de alta tecnología, frutilupis orgánicos, campismo femenil, mascotas
gandallas, tampones ecológicos y celébritis empresariales cuyo nombre te hace dudar si
estás hablando de una persona, o de un desodorantes para axilas (risas).
¿Cómo definiría entonces al «ambientalismo tóxico»?
El ambientalismo tóxico es el que practican los ambientalistas tóxicos (risas), el
ambientalismo tal cual lo hemos conocido por décadas: no tirar basura, no usar plasticos,
donar dinero para salvar a la ardilla peliroja (risas), reducir, reutilizar y reciclar, no comer
carnitas (RISA), no usar papel blanco (risas) el mismo ambientalismo que causa nausea
impotencia y aburrimiento a muchos universitarios (risas)
…¿No usar papel blanco del baño tampoco?
No, de ese papel tampoco (risas). Sucede que el ambientalismo no es lo que solía ser
(risas). Lo que durante muchos años conocimos como «ambientalismo» ahora puede ser
llamado con toda libertad «ambientalismo tóxico»…y a los que lo practican podemos irles
llamando… (risas)
….Ambientalistas tóxicos? (risas)
Así es, exacto …lo lamento, pero así es (risas)
¿Pero por qué tóxicos?
Porque para el ambientalista tóxico promedio sigue siendo más fácil ser parte del problema
que parte de la solución (risas).
¿Y qué hace el ambientalista 2.0 para ser parte de la solución, como usted dice, cómo lo
definiría?
El ambientalista 2.0 no separa los problemas ambientales de los problemas culturales
humanos, sabe que son el mismo problema visto desde dos caras. Al ambientalista 2.0
nunca se le ocurrirá decirte -por ejemplo- que nuestro uso de la tecnología, el sistema
financiero o el estado actual de la familia son «harina de otro costal» con la que el
ambientalismo no debe meterse. Cientificamente tiene sentido: el medio ambiente humano
y el medio ambiente natural son inseparables, y originan problemas que identificamos
siempre como «socio-ambientales». Antes pensaba que era mejor «hacer pocas cosas
verdes» que «no hacer ninguna». Hoy comprendo que el «hacer pocas cosas verdes»
característico del ambientalismo tóxico, es un poderoso distractor que ceba y sabotea las
transformaciones más vitales y urgentes que necesita el ambientalismo 2.0…(silencio) y no
es que esté mal cuidar a la ardilla peliroja o a la foca…
¿Como cuáles…cuál es un ejemplo de transformación vital del ambientalismo 2.0?
Es una necesidad absolutamente vital el empezar a construir la capacidad de elegir nuestro
propio camino tecnológico y financiero por ejemplo, -como individuos, como familias y
como sociedad- en lugar de que llegue el dia en que tengamos que reaccionar como ratas
mojadas manipuladas en medio de la tormenta frente a la marcha implacable de los
acontecimientos planetarios -tecnológicos y culturales sobre todo- con el barco entero de
nuestra civilización hundiéndose (risas), pero de esto y otras cosas tendremos que hablar
más adelante…(aplausos, loas).

andresbucio.com
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