Después de la disolución de la Unión Soviética, se
reconfiguró la distribución de poder en el sistema internacional. Estados Unidos se instaló como la potencia hegemónica, dejando atrás la bipolaridad que caracterizó la confrontación ideológica de la Guerra Fría. Un sistema unipolar se consolida cuando un Estado es tan poderoso que no es posible que se conforme una coalición o poder contrahegemónico exitoso. Su posición privilegiada es lo que garantiza su seguridad nacional, ya que, al tener bajo su control una cantidad desproporcionada de recursos políticos, económicos y militares, ningún otro actor le representa una amenaza verdadera. Durante este periodo unipolar, Estados Unidos impulsó una estrategia centrada en su liderazgo en cuatro áreas centrales del sistema internacional: preponderancia militar, creación de alianzas, integración de otros Estados a los mercados y a las instituciones diseñadas por él, y la no proliferación nuclear. A principio de la década de 1990, Estados Unidos contaba con un exceso de recursos económicos debido a que ya no tenía la necesidad de destinarlos a su lucha contra el comunismo, por lo que pudo diversificar su agenda de política exterior para combatir nuevos riesgos en el escenario internacional. Washington se dedicó a reorganizar las alianzas militares que había creado durante la Guerra Fría y a integrar a los recién conformados países exsoviéticos bajo su paraguas nuclear. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue creada con la finalidad de impedir la expansión del comunismo. Cuando se desintegró la Unión Soviética, la Organización logró su principal cometido, por lo que era posible que Estados Unidos decidiera ponerle fin a esa alianza militar. Sin embargo, no solo no despareció, sino que sus funciones aumentaron para incluir novedosos problemas mundiales. Algunas de las misiones de la OTAN atendieron problemáticas que ya existían en décadas anteriores, pero que no fueron incluidas en la lista de prioridades estadounidenses durante la Guerra Fría; otras se encargaron de aminorar problemas generados por el proceso de globalización. Actualmente, los principales ejes de la Organización se centran en el combate al terrorismo, la protección de poblaciones contra desastres naturales, tecnológicos o humanitarios, y el control de armamento, el desarme y la no proliferación nuclear. Tras el fin de la Guerra Fría, disminuyeron las probabilidades de confrontación entre Estados, sin embargo, aumentaron los conflictos internos en países con gran inestabilidad política, social y económica. Estados Unidos ha desempeñado un papel importante en su estabilización. Por un lado, debido a que forma parte de los objetivos de su agenda liberal ⸺el impulso de los derechos humanos, los sistemas democráticos y el Estado de derecho⸺ y, por el otro, porque se alinea con su enfoque realista de política exterior. Para Estados Unidos se vuelve prioritaria la renovación de Estados débiles o fallidos que han sido azotados por guerras civiles, ya que le preocupa que los problemas internos de otros países puedan repercutir en la seguridad internacional y en sus propios intereses. Según Melvin Small y David Singer, las guerras civiles se diferencian de otros tipos de conflicto armado porque el gobierno se enfrenta directamente contra un grupo rebelde dentro del territorio nacional. Para que un conflicto interno pueda ser considerado como guerra civil ambas partes deben tener motivaciones políticas, estar militarmente organizadas y tener la capacidad de resistir efectivamente. El costo humano de las guerras civiles es alto para sus ciudadanos, así como para la comunidad internacional, por lo que Estados Unidos ha intervenido en múltiples ocasiones para aminorar sus estragos (Afganistán, Congo, Liberia, Libia, Siria, Somalia, Yemen y Yugoslavia). En el periodo bipolar, las guerras civiles terminaban, por lo general, con la victoria militar de una de las partes. Esto cambia en el periodo unipolar, ya que su carácter democrático promovió que las guerras civiles concluyeran en negociaciones. Según Lisé Morjé y Alexandra Stark, los actores externos tienen gran capacidad para determinar el desenlace de conflictos internos. A pesar de ello, las intervenciones estadounidenses en guerras civiles han sido poco exitosas para lograr sus propósitos de democratización en el largo plazo. Michael J. Mazarr considera que, para lograr cambios duraderos, Estados Unidos debe disminuir el número de misiones militares que tiene en el mundo y otorgarle un papel protagónico a las poblaciones y a los gobiernos de dichos países para la solución de sus problemas. La construcción de Estados no puede lograrse de manera sostenible mediante imposiciones extranjeras. La intervención en Irak de 2003, liderada por Estados Unidos, es un ejemplo claro en el que la intromisión de actores externos en los asuntos internos de otros Estados tuvo repercusiones severas en su organización social y en su desarrollo económico, agravando problemas estructurales de corrupción, desempleo y violencia que venían de décadas atrás. Con el apoyo necesario, las instituciones locales tienen la capacidad de contribuir a su propia estabilidad política y su desarrollo económico. Estados Unidos debe auxiliar, mediante capacitaciones de personal, relaciones basadas en la cooperación, el intercambio económico e intelectual, y la ayuda monetaria, entendiendo que es un proceso gradual que debe atender a las necesidades particulares de cada región. Después de décadas de liderazgo, el papel de Estados Unidos como líder del orden liberal internacional fue cuestionado por el gobierno saliente y sus ciudadanos. El expresidente Donald Trump fomentó políticas aislacionistas para evadir los compromisos globales que Estados Unidos ha contraído con organismos multilaterales. Los ciudadanos estadounidenses cada vez son más conscientes de los altos costos económicos y humanos que involucran estas misiones militares en el extranjero y, además, hay un desencanto con la democracia causado por los fracasos en el Medio Oriente. Ahora más que nunca será difícil que los políticos privilegien las intervenciones en el extranjero, cuando la pandemia de covid-19 ha evidenciado que hay grandes problemas internos que deben atenderse inmediatamente antes de pensar en solucionar problemas ajenos. Las decisiones de política exterior que tome el presidente Joseph R. Biden serán determinantes para saber si Estados Unidos retomará su liderazgo o si será China quien impulse su posición mediante una mayor participación en asuntos internacionales. De cualquier manera, Estados Unidos ya no es la única potencia hegemónica del sistema internacional; hay un retorno hacia la bipolaridad, pero, esta vez, la competencia es entre China y Estados Unidos
El estilo de vida americano, un modelo imitar
La idea de una vida feliz, victoriosa y libre de libertad
define esta forma de vida estadounidense. Esta felicidad alcanzada por medios materiales se convirtió en la salida para olvidar los horrores de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. El Estilo de vida americano Solo fue posible debido a la superioridad tecnológica estadounidense, la fuerza de su ejército y el arsenal de guerra desarrollado después de los conflictos. La fabricación en masa hizo posible el consumo a gran escala, y con crédito barato, los estadounidenses aprovecharon la oportunidad para comprar bienes a menudo superfluos. El automóvil se convierte en un objeto de deseo, especialmente por su colapso por parte del empresario Henry Ford. La televisión se convierte en un elemento indispensable en los hogares y, con ello, en la difusión de un cierto estándar de belleza, vida y comportamiento.
Es por eso que Estados Unidos ha vendido la idea de
felicidad a través del consumo, donde comprar y disfrutar del tiempo libre en actividades de ocio es el eje central de la existencia. Esta prosperidad se verá comprometida cuando la Bolsa de Nueva York caiga y Estados Unidos enfrente una grave crisis económica. Incapaces de fabricar como antes, varias industrias cierran sus puertas y aumenta el desempleo. Miles de personas pierden sus activos y caen los niveles de consumo.
Para levantar la economía estadounidense, el
presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt (1882-1945) lanza el programa New Deal. Sin embargo, solo con la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos recupera su capacidad productiva.
Crisis de berlin 1961
El punto crucial seguía siendo Alemania, después que
los Aliados uniesen sus zonas de ocupación para formar la República Federal de Alemania en 1949. En respuesta los soviéticos declararon en su zona la República Democrática de Alemania, una nación independiente. Ninguna de las partes reconocieron la división, sin embargo, y en la superficie tanto mantiene el compromiso de una Alemania unida bajo sus respectivos gobiernos. Alemania fue un importante problema porque era considerada como el centro del poder del continente, y ambos lados creían que podía ser crucial para el balance de poder mundial. Aunque ambos hubieran preferido una Alemania neutral unida, los riesgos de que cayese en el campo enemigo para ambos lados eran demasiado altos, y por lo tanto las zonas temporales de ocupación de post- guerra se convirtieron en fronteras permanentes. En noviembre de 1958, el primer ministro soviético Jruschov emitió un ultimátum dando las potencias occidentales seis meses para acceder a la retirada de Berlín y que sea un país libre, ciudad desmilitarizada. Al final de ese período, Jruschov declaró, la Unión Soviética entregaría a Alemania Oriental el control completo de todas las líneas de comunicación con Berlín Occidental, de forma que las potencias occidentales tendrían acceso a Berlín Occidental solo con el permiso del gobierno de Alemania Oriental. Los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia respondieron a este ultimátum con firmeza afirmando su determinación de permanecer en el oeste de Berlín y de mantener su derecho legal de libre acceso a esa ciudad. En 1959, la Unión Soviética retiró su plazo y en su lugar se reunió con las potencias occidentales en una conferencia de cancilleres llamada "Big Four". Aunque las sesiones de tres meses de duración, no llegaron a ningún acuerdo importante, hicieron abrir la puerta a nuevas negociaciones y dio lugar a la visita del primer ministro Jruschov a Estados Unidos en septiembre de 1959. Al final de esta visita, Jruschov y el presidente Eisenhower declararon conjuntamente que la cuestión más importante en el mundo era el desarme general y que el problema de Berlín y "todas las cuestiones internacionales pendientes deben resolverse, no por la aplicación de la fuerza, sino por la paz medios a través de negociaciones ". Sin embargo, en junio de 1961, el primer ministro Jruschov creó una nueva crisis sobre el estado de Berlín occidental cuando nuevamente volvió a amenazar con firmar un tratado de paz por separado con Alemania del Este, que según él, terminaría con los cuatro acuerdos existentes que garantizaban a los poderes estadounidenses, británicos, franceses el derecho de acceso a Berlín Occidental. Las tres potencias respondieron que ningún tratado unilateral podría anular sus responsabilidades y derechos en Berlín Occidental, incluido el derecho al libre acceso a la ciudad. A medida que el enfrentamiento acerca de Berlín se intensificó, el 25 de julio, el presidente Kennedy pidió un aumento de la dotación total autorizada del Ejército de 875.000 a aproximadamente 1 millón de hombres, junto con un aumento de 29.000 y 63.000 hombres de la fuerza en servicio activo de la Armada y la Fuerza Aérea. Además, ordenó que las llamadas de los proyectos se duplicaran, y le pidió al Congreso la autoridad para ordenar al servicio activo ciertas unidades de reserva listos y reservistas individuales. También solicitó nuevos fondos para identificar y marcar el espacio en las estructuras existentes que podrían ser utilizados como refugios para la lluvia radiactiva en caso de ataque, para abastecer los refugios con alimentos, agua, botiquines de primeros auxilios y otros elementos esenciales mínimos para la supervivencia, y para mejorar los sistemas de alerta antiaérea y detección de lluvia radiactiva. Durante los primeros meses de 1961, el gobierno de Alemania Oriental buscó activamente un medio para detener la emigración de su población hacia el Oeste. A principios del verano de 1961, el presidente de la Alemania del Este Walter Ulbricht aparentemente había convencido a los soviéticos que una solución inmediata era necesaria y que la única manera de detener el éxodo era usar la fuerza. Esto presentó un problema delicado para la Unión Soviética porque el estatus de las cuatro-potencias de Berlín especificaba viajes libres entre las zonas y estaba específicamente prohibida la presencia de tropas alemanas en Berlín. El 15 de junio de 1961, dos meses antes de la construcción del muro de Berlín, el primer secretario del Partido Socialista Unificado y presidente del Staatsrat, Walter Ulbricht inició una conferencia de prensa internacional, "Niemand hat die Absicht, eine Mauer zu errichten!" (Nadie tiene la intención de erigir un muro). Era la primera vez que el término coloquial Mauer (muro) había sido usado en este contexto. Durante la primavera y el inicio del verano, el régimen de Alemania Oriental adquirió y almacenó materiales de construcción para la edificación del Muro de Berlín. A pesar de que esta extensa actividad era ampliamente conocida, pocos fuera del pequeño círculo de los planificadores soviéticos y alemanes del este creían que Alemania oriental pudiese ser vallada. El 12 de agosto de 1961, los líderes de la Alemania del Este asistieron a una fiesta en el jardín de una casa de huéspedes del gobierno en Döllnsee, en una zona boscosa al norte de Berlín del Este, y Walter Ulbricht firmó la orden de cerrar la frontera y erigir un muro. A la media noche la policía y unidades del ejército de la Alemania del Este iniciaron el cierre de la frontera y por la mañana del domingo 13 de agosto de 1961 la frontera con Berlín Occidental había sido cerrada. Las tropas y trabajadores de Alemania del Este habían empezado a levantar la calzada de las calles que discurrían al lado de la barrera para hacerlas intransitables para la mayoría de vehículos, y a instalar alambradas de espino y vallas a lo largo de los 156 km rodeando los tres sectores occidentales y la línea de 43 km que dividía Berlín Oeste y Este. Aproximadamente 32.000 tropas de combate e ingenieros participaron en la construcción del muro. Cuando lo completaron, la policía de fronteras se encargó de dotar de personal y mantener la muralla. Los tanques y artillería del Este se encontraban presentes para disuadir intervenciones por parte del Oeste y, presuntamente, para asistir en caso de sublevaciones a gran escala. El 30 de agosto de 1961, el presidente John F. Kennedy había ordenado a 148.000 reservistas y guardias nacionales al servicio activo en respuesta a los movimientos de la Alemania Oriental para cortar el acceso aliado a Berlín. La participación de la Guardia Aérea Nacional en esta movilización fue de 21.067 personas. Sus unidades movilizadas en octubre consistían en 18 escuadrones de cazas, 4 escuadrones de reconocimiento táctico, y un grupo de control táctico. El primero de noviembre la fuerza aérea movilizó 3 escuadrones de cazas interceptores de la guardia aérea nacional adicionales. A fines de octubre y a principios de noviembre, ocho de las unidades de cazas tácticos volaron hacia Europa con otros 216 aviones en la operación "Stair Step", el mayor despliegue de aviones a reacción en la historia de la guardia aérea nacional. Debido a su corto alcance, 60 interceptores F-104 de la guardia aérea fueron transportados por vía aérea a Europa a finales de noviembre. Las fuerzas aéreas de los Estados Unidos en Europa (USAFE) carecían de las piezas de repuesto necesarias para los envejecidos F-84 y F-86 de la Guardia aérea nacional. Algunas unidades habían sido entrenadas para lanzar armas nucleares tácticas, no bombas convencionales y balas, y tuvieron que ser re-entrenadas para misiones convencionales una vez que arribaron al continente. La mayoría de los guardias aéreos movilizados permanecieron en los EE. UU.[2] Las cuatro potencias que gobiernan Berlín (Francia), la (Unión Soviética), el (Reino Unido), y los Estados Unidos) habían acordado en la Conferencia de Potsdam que el personal de los aliados no serían detenidos por la policía de la Alemania Oriental en cualquier lugar de Berlín. Pero el 22 de octubre de 1961, solo 2 meses después de la construcción del muro, el jefe de la misión estadounidense en Berlín occidental, E. Allan Lightner fue detenido en su auto (el cual tenía placas de las fuerzas de ocupación) mientras se dirigía a un teatro en Alemania Oriental. El asesor especial para Berlín Oeste del Presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy, el General de Ejército Lucius D. Clay (retirado), se decidió a demostrar la determinación estadounidense. Los intentos de un diplomático de EE.UU. para entrar en el Berlín Oriental fueron respaldadas por las tropas estadounidenses. Esto llevó al enfrentamiento entre tanques estadounidenses y de Unión Soviética en el Checkpoint Charlie el 27 y 28 de octubre de 1961. El enfrentamiento fue resuelto solo después de las conversaciones directas entre Ulbricht y Kennedy. Durante la crisis el KGB preparó un elaborado plan de subversión y desinformación «para crear en varias áreas del mundo una situación que favoreciese la dispersión de la atención y las fuerzas de los Estados Unidos y sus satélites, y los mantuviese ocupados durante la resolución de la cuestión del tratado de paz con Alemania y Berlín Occidental». El 1 de agosto de 1961 este plan fue aprobado por el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Puente aéreo
El bloqueo de Berlín (en alemán, Berliner Blockade) fue el
cierre de las fronteras que compartían el Reino Unido y los Estados Unidos con la Unión Soviética en el territorio alemán ocupado,[cita requerida] y que se desarrolló entre el 24 de junio de 1948 y el 12 de mayo de 1949.1 Fue impuesto por la Unión Soviética,1 y afectó principalmente a la zona oeste de Berlín, en ese entonces controlada por las fuerzas de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. Se aplicó como respuesta a la reforma monetaria impuesta por estos países.2 Los dos primeros decidieron aprovisionar la parte occidental de la ciudad a través de los tres corredores aéreos que legalmente estaba obligada a permitir la URSS a través de su territorio. El bloqueo, que duró once meses, fue levantado por la Unión Soviética el 12 de mayo de 1949. En junio de 1948 estalló una de las primeras grandes crisis de la guerra fría. Las tensiones entre los aliados occidentales y la URSS cristalizaron en Berlín, la antigua capital del Reich ahora ocupado, que se hallaba en la zona controlada por los soviéticos. El empeño de Estados Unidos de reactivar la economía alemana, incluida la inminente introducción de un nuevo Deutsche Mark (marco alemán) en sustitución del devaluado Reichsmark (marco imperial), hizo que Moscú ordenara bloquear todos los accesos terrestres a las zonas de Berlín controladas por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. La ciudad quedaba así aislada. Para auxiliar a sus habitantes sólo podían utilizarse los tres corredores aéreos existentes.
La alianza para el progreso
Esa derrota indujo al presidente Kennedy a ofrecer ante
los latinoamericanos una alternativa que calificó como “revolución pacífica.” Este fue el programa de Alianza para el Progreso que fue un proyecto diseñado para diez años con una financiación de 20 mil millones de dólares a reformas para el desarrollo de América Latina, principalmente en proyectos de vivienda, salud, educación y empleo. La iniciativa daba continuidad a un proyecto anterior del presidente brasileño Kubitschek el cual fue objeto de gran expectativa, inclusive de Fidel Castro quien participó en una de las discusiones en Buenos Aires. La idea base del programa de Alianza para el Progreso era la de buscar a través del desarrollo económico el freno a movimientos revolucionarios y la consolidación de la democracia. Así quedó constituido el Comité Interamericano de Alianza para el Progreso que realizaría su primera reunión general en el invierno de 1961 en Punta del Este. El presidente Kennedy se involucró personalmente en el proyecto y durante su gira en América Latina enfatizó los beneficios futuros. Gran parte de la ayuda se destinaría a financiar importaciones necesarias para la industria. Otras áreas prioritarias eran agricultura, desarrollo rural y urbano. El modelo adoptado era el de préstamos por programas, más tarde sustituido por el de préstamos por sectores.
La tensión entre Cuba y Estados Unidos fue escalando: las
acusaciones del gobierno de Venezuela de interferencia cubana en asuntos internos y conexión directa con las guerrillas que operaban en el interior montañoso del país, culminaron en ruptura de relaciones y en la decisión de la Conferencia de la OEA en Punta del Este, en enero de 1962, de expulsión del sistema interamericano. El bloqueo económico se sumó al bloqueo diplomático del cual sólo México se abstuvo de participar: fue el único país que no rompió relaciones con Cuba. Pocos meses más tarde de la conferencia de OEA, un avión americano logró fotografiar los emplazamientos de misiles de factura soviética. Esta crisis, que puso al mundo en vilo y que llevó a muchos a pensar en el desencadenamiento de una tercera guerra mundial, se resolvió finalmente en un acuerdo: la URSS accedió a retirar los misiles, EEUU se comprometió a no invadir la isla. La sólida alianza de Cuba y el campo socialista quedó confirmada el año siguiente durante la visita de Fidel Castro a Moscú.
En lo que se refiere a la Alianza para el Progreso, ella no
logró sobrevivir mucho tiempo a su autor, el presidente asesinado en 1963. Hacia 1965, se comprobaba una parálisis casi general en todos las áreas de acción. El presidente chileno Eduardo Frei decía que la alianza había empezado a “perder su rumbo.” Por otra parte, dos grandes fracasos marcaron el fin del proyecto: dos de los países que habían recibido la mayor ayuda, sufrieron rupturas institucionales: Brasil, con el golpe de Estado de 1964 que inauguró un período dictatorial de 20 años, y República Dominicana, invadida en 1965 por fuerzas de infantes de marina de los Estados Unidos. Algunos movimientos guerrilleros de la primera hora desaparecieron: en Venezuela una negociación conducida por el presidente Rafael Caldera obtuvo la desmovilización del movimiento y su incorporación en la vida civil y en la práctica política legal. El movimiento encabezado por el Che Guevara en Bolivia terminó trágicamente cerrando así un ciclo en la historia de la revolución en Latinoamérica.
URSS la época de José Stalin, sus características
fundamentales
Stalin gobernó la Unión Soviética de forma tiránica
desde los años treinta hasta su muerte, implantando el régimen más totalitario que haya existido jamás; pero también hay que atribuirle a él la realización del proyecto socioeconómico comunista en Rusia, la extensión de su modelo a otros países vecinos y la conversión de la URSS en una gran potencia. Radicalizando las tendencias autoritarias presentes entre los bolcheviques desde la Revolución, acabó de eliminar del proyecto marxista-leninista todo rastro de ideas democráticas o emancipadoras: anuló todas las libertades, negó el más mínimo pluralismo y aterrorizó a la población instaurando un régimen policial. Dispuesto a eliminar no sólo a los discrepantes o sospechosos, sino a todo aquel que pudiera poseer algún prestigio o influencia propia, lanzó contra sus compañeros comunistas sucesivas purgas que diezmaron el partido, eliminando a la plana Con la misma violencia impuso la colectivización forzosa de la agricultura, hizo exterminar o trasladar a pueblos enteros como castigo o para solucionar problemas de minorías nacionales, y sometió todo el sistema productivo a la estricta disciplina de una planificación central obligatoria. Con inmensas pérdidas humanas consiguió, sin embargo, un crecimiento económico espectacular, mediante los planes quinquenales: en ellos se daba prioridad a una industrialización acelerada, basada en el desarrollo de los sectores energéticos y la industria pesada, a costa de sacrificar el bienestar de la población, sometida a durísimas condiciones de trabajo y a grandes privaciones en materia de consumo. La represión impedía que se expresara el malestar de la masa trabajadora, apenas compensada con la mejora de los servicios estatales de transporte, sanidad y educación. A este precio conseguiría Stalin convertir a la Unión Soviética en una gran potencia, capaz de ganar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y de compartir la hegemonía con los Estados Unidos en el orden bipolar posterior. Stalin fue un político ambicioso y realista, movido por consideraciones de poder y no por ideales revolucionarios. Este maquiavelismo fue más palpable en su política exterior, donde la causa del socialismo quedó sistemáticamente postergada a los intereses nacionales de Rusia (convirtiendo a los partidos comunistas extranjeros en meros instrumentos de la política exterior soviética). En los días previos a la Segunda Guerra Mundial, no tuvo reparos en firmar un pacto de no agresión con la Alemania nazi para asegurarse la tranquilidad en sus fronteras, el reparto de Polonia y la anexión de Estonia, Letonia y Lituania (Pacto Germano- Soviético de 1939). A pesar de todo, Adolf Hitler invadió la URSS, arrastrando a Stalin a la guerra en 1941. Stalin movilizó eficazmente las energías del país apelando a sus sentimientos nacionalistas (proclamó la Gran Guerra Patriótica): organizó la evacuación de la industria de las regiones occidentales hacia los Urales, adoptando una estrategia de «tierra quemada». Con ayuda del clima, de las grandes distancias y de la lucha guerrillera de los partisanos, debilitó a los alemanes hasta recuperarse y pasar a la contraofensiva a partir de la batalla de Stalingrado (1942-1943). Después el avance ruso sería arrollador hasta llegar más allá de Berlín.
La gran Depresión: Una Fascinante Guía de la Depresión Económica Mundial Que Comenzó en los Estados Unidos, Incluyendo El Colapso De Wall Street, El Nuevo Acuerdo de FDR, El Ascenso de Hitler y Más