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Voces: SOCIEDADES COMERCIALES - SOLIDARIDAD LABORAL - DEFENSA EN JUICIO -

DEBIDO PROCESO - INOPONIBILIDAD DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA - PLAZOS DE


LA PRESCRIPCIÓN - INTERRUPCIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN - RESPONSABILIDAD DE
LOS ADMINISTRADORES, GERENTES O DIRECTORES - BENEFICIO DE EXCUSIÓN

Título: Apuntes sobre la extensión de condena en materia de solidaridad laboral

Autor: Agnello, Pablo S.

Fecha: 10-jun-2013

Cita: MJ-DOC-6311-AR | MJD6311

Producto: LJ,SOC,STF

Por Pablo S. Agnello (*)

El tópico que nos convoca resulta, desde ya, vasto y de ribetes disímiles según cada caso
singular.

Desde antaño (1), venimos sosteniendo que uno de los casos más delicados refiere al de la
extensión de la condena establecida en cabeza de una sociedad que fue parte del litigio, hacia
el socio, presidente o gerente según el caso, que no intervino como parte de aquel.

Sostenemos que ello involucra óbices de carácter constitucional.

Mencionábamos, sin agotar, los siguientes derechos:

a. Defensa en juicio, ya que involucra la pretensión de ejecutar una sentencia y, aun, respecto
de nuevos fundamentos (verbi gratia: fraude) no invocados antes durante su tramitación.

b. Debido proceso, ya que la extensión de la condena hacia un socio no demandado en el juicio


principal, y aun por un trámite incidental, genera serias objeciones de igualdad ante la ley, al
haber contado la sociedad condenada con un juicio de amplio debate y prueba, a diferencia de
contra quien se pretende extender la condena en un trámite incidental o de ejecución.

c. Seguridad jurídica, al permitirse debatir cuestiones relacionadas con los hechos de la


demanda principal, pero no postulados en ella, con lo que se podría llegar a dictar una
sentencia contradictoria con la anterior, ya que el juez estaría obligado a resolver sobre
asuntos quizás ya resueltos en la resolución anterior.Id est, el incidentado puede plantear
cuestiones ya resueltas en la sentencia, porque como él no fue parte, no fue demandado
desde el inicio, no tuvo la misma oportunidad.
Liminarmente, tenemos que determinar el alcance del fallo de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación en "Palomeque, Aldo René c/Benemeth SA y otro s/Recurso de Hecho", sentencia
del 3/4/2003.

Precisamente, este antecedente es contrario a las pretensiones extensivas de condena.

Estableció, dejando sin efecto la sentencia de Cámara que había hecho lugar a la extensión,
que para ello es necesario desestimar la personalidad jurídica de la sociedad, acreditando su
carácter de ficticia o fraudulenta «constituida en abuso del derecho y con el propósito de violar
la ley, que, prevaliéndose de dicha personalidad, afecte el orden público laboral o evada
normas legales».

Es decir que la Corte exige el descorrimiento del velo societario (art. 54, párr. 3° Ley 19550 de
Sociedades Comerciales), aplicando la teoría de la penetración de la personalidad jurídica.

Y ello, como solución de carácter restrictivo.

Es dable tener presente que dicho precedente no es aplicado uniformemente, y ello a partir
incluso de la subsunción de los casos en diferentes causales de extensión (2).

Por ello, cada caso trae variadas alternativas que es necesario deslindar, para evitar caer en
conclusiones generales.

Aspectos principales que consideramos pertinentes a la presente cuestión son el de la


prescripción y el de los fundamentos de la responsabilidad.

En cuanto al plazo de la prescripción, la cuestión se ha resuelto con la aplicación lisa y llana


del art.256 de la ley 20744, el bienal, siendo conteste la jurisprudencia en tal sentido.

Así, se ha sostenido que «resulta manifiestamente absurda la interpretación efectuada por el


recurrente y el encuadre jurídico de la prescripción opuesta por el demandado en el artículo
4023 del Código Civil (que es la norma que contempla el plazo de prescripción de 10 años), ya
que resulta contra legem extender los alcances de la sentencia recaída contra quien no ha sido
parte de la relación jurídico-procesal, esto es, contra quien no ha intervenido en el juicio en el
cual se ha dictado pronunciamiento, lo que implica la inaplicabilidad de la prescripción decena,
a partir de una sentencia firme».

Prosiguie el mismo precedente: «Y con tal afirmación no se niega la solidaridad. sino que los
derechos deben ejercerse conforme a las normas legales que reglamentan su ejercicio, por lo
que habiendo sido conocido por el actor (por haber intervenido personalmente) el acto jurídico
generador de la solidaridad invocada, aún con anterioridad a la promoción del juicio. debió
accionar en virtud del instituto dentro de los dos primeros años siguientes al cese de la relación
laboral como causante del crédito laboral reclamado., por lo que habiendo dejado transcurrir
sobradamente dicho lapso, respecto del ahora demandado, corre con la suerte adversa a su
pretensión, por haber operado la prescripción de la acción y haber sido opuesta ésta como
excepción en la oportunidad procesal pertinente, en tanto la norma jurídica que regula tal
situación es el artículo 256 LCT» (3).

Con relación a la interrupción de la prescripción, cabe decir que la interposición de la demanda


contra la sociedad no interrumpe ni suspende el plazo de prescripción contra el socio (art.
3986 y cc.Código Civil).

Dentro de lo que podríamos denominar como campo de estudio, los fundamentos de la


responsabilidad en la que se basa la extensión de la condena, podemos referir a los casos
prácticos más habituales.

Así, con relación a los «pagos en negro» se ha sostenido: «No puede confundirse la
personalidad de los socios y administradores con la de la sociedad, pues ésta es un sujeto de
derecho con el alcance fijado en la ley. Los actos realizados por aquéllos, en representación
del ente, no le son imputabes, en principio, a título personal, dada la diferenciación de
personalidad que emerge de la ley 19.550 y de los artículos 33 y sgtes. del Código Civil. Su
eventual responsabilidad por los actos de la sociedad, nace cuando se acredita que la figura
societaria ha sido utilizada como mero instrumento para la consecución de finalidades
extrasocietarias, para la utilización de la personalidad jurídica como mero recurso para violar la
ley o el orden público o frustrar los derechos de terceros (art. 54, tercer párrafo de la ley
19.550). No puede considerarse que la irregularidad registral constituya un supuesto de
procedencia de la norma cuando resulta claro el objetivo comercial del empredimiento con la
efectiva actuación en el caso en el ámbito de la construcción, prestando servicios propios de
su objeto. No resulta posible inferir que el ente societario haya sido creado con la finalidad de
materializar los supuestos de hecho que refiere la norma en cuestión. Consecuentemente no
hay razón para extender la condena en el pleito en forma solidaria e ilimitada soslayando la
normativa referente a la personalidad jurídica en general y de las sociedades comerciales en
particular (arts. 163 del Cód. Civil y ccds. de la ley 19.550)» (4).

Es conocida la diferencia de criterios de las Salas de la Cámara Nacional del Trabajo, por ello
traemos a colación un caso donde se resuelve por la responsabilidad de los integrantes de la
sociedad.

Así, se ha establecido:«En el supuesto de pagos en negro no existe un simple, aislado y mero


incumplimiento legal como sería el caso de falta de pago de créditos al trabajador (laboral,
impositiva, comercial, etc.), sino que existe un verdadero concilio de fraude destinado a ocultar
hechos y conductas con la finalidad de sustraer al empleador del cumplimiento de sus
obligaciones legales. En el caso de un sociedad anónima, la administración está a cargo del
directorio (arts. 255 y 268 de la ley 19550) y, los directores responden ilimitada y
solidariamente hacia la sociedad, los otros socios y los terceros, por el desempeño de su cargo
según el criterio del art. 59 , así como por la violación de la ley, el estatuto o el reglamento y
por cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa grave (art. 274). Vale
decir que en este tipo de sociedades, el director no responde personalmente por el acto
realizado regularmente en su calidad de tal; la imputación de tales actos es exclusivamente a la
sociedad; en cambio responde ilimitada y solidariamente si se acreditan, como en el caso,
alguno de los extremos de hecho que contempla el citado art. 274 (del voto de la Dra. Porta,
que integra la mayoría)».

El Dr. VÁZQUEZ VIALARD sostuvo en el mismo caso que «el codemandado resulta
responsable en su carácter de administrador de la sociedad, con sustento en los arts. 59 y 274
de la ley de sociedades, pues éste no puede ignorar la seria irregularidad que representa la
existencia de pagos no registrados, pero sólo respecto de los perjuicios que sean consecuencia
de esa ilicitud que, en este caso, está representada por la indemnización derivada de la
irregularidad registral, es decir, la del art. 1 de la ley 25.323.En cambio, no hay razón para
hacerlo personalmente responsable por los otros rubros reclamados (indemnización por
despido, vacaciones, sueldo anual complementario, etc.), pues estos créditos tienen su origen
en la prestación del trabajo, o en simples incumplimientos contractuales, pero no en una
actuación fraudulenta de los socios o administradores» (5).

Con relación al artículo 54, 3er. párrafo, de la Ley 19550 de Sociedades Comerciales, la
llamada «inoponibilidad de la personalidad jurídica», ya se ha sostenido que con el fallo
"Palomeque" de la Corte Suprema, el abanico de posibilidades fácticas y jurídicas es
amplísimo.

Tanto es así, que se puede apreciar que los tribunales técnicamente no se apartan del
precedente, sino que aplican otras normas de los mismos plexos normativos (leyes 19950 y
20744, de Sociedades Comerciales y de Contrato de Trabajo respectivamente).

En efecto, en aquella causa, se reivindicó el art. 54, 3er. párrafo, ley 19550, pero no se debatió
ninguna de las otras causales de responsabilidad de los directivos sin necesidad del
descorrimiento del velo societario, como lo es, exempli gratia, el art. 59, ley de sociedades.

En el mismo sentido, en otras jurisdicciones se ha resuelto: «No debe perderse de vista, que la
ley ha limitado los supuestos de inoponibili dad de la personalidad jurídica, reduciéndolos a la
consecución de fines extrasocietarios y a mero recurso para violar la ley etc., es decir, no el
simple incumplimiento de obligaciones legales que no entrañen la intención de valerse de la
sociedad para dichos cometidos. Interpretar lo contrario, nos llevaría a una conclusión sin
sentido, adversa del espíritu de la ley de sociedades comerciales y a la ratio legis para admitir
la existencia de las personas jurídicas y la limitación de la responsabilidad de los socios en
ciertos tipos societarios, pues bastaría, exempli gratia, que la sociedad no pudiera cumplir con
los aportes previsionales o de obra social, para que resultara procedente la aplicación de la
norma del art.54 antes referido, en tanto se habría violado la ley, el orden público y se habría
causado perjuicio a los derechos del trabajador, del Estado, de la Obra Social y de los
jubilados» (6).

Específicamente, en lo que hace al caso de la interposición de la pretensión contra el socio


recién en la etapa de ejecución de sentencia, resulta necesario determinar el alcance del art.
56 de la ley 19550.

Este establece que la sentencia que se pronuncie contra la sociedad tiene fuerza de cosa
juzgada contra los socios y puede ser ejecutada contra ellos en relación a su responsabilidad,
previa excusión de los bienes sociales según corresponda de acuerdo con el tipo de sociedad
de que se trate.

Siguiendo a ZUNINO, en su comentario de la Ley de Sociedades Comerciales, la


consecuencia de la norma es la innecesariedad de un nuevo juicio para ejecutar aquella
sentencia contra los socios.

Pero ello no soluciona todos los casos, ya que se aplica sólo respecto de las sociedades de
interés, exempli gratia en la sociedad colectiva, y aun subsidiariamente, ya que exige el
beneficio de excusión previo de los bienes sociales. Sumado a que la solidaridad no es con la
persona jurídica, sino entre los mismos socios, siguiendo al mismo autor.

Estas características son inaplicables en las sociedades de capital, verbi gratia la SRL, no
siendo posible ejecutar contra un socio que no fue parte del juicio (7).

En orden a los derechos constitucionales involucrados y que aquí nos ocupan, se ha dicho:
«Quien responde en sentido afirmativo a la pregunta de si es necesaria la citación de los
socios en los términos del art. 90 y ss. del Cód. Proc., señalando que el art. 56 de la Ley de
Sociedades debe armonizarse con los principios constitucionales que aseguran el derecho de
defensa en juicio, y con el art. 20 del Cód.Civ., que establece que no habiendo intervenido el
fiador en las instancias entre el acreedor y el deudor, las sentencias pronunciadas no le privan
de alegar esas excepciones. Vale decir, que frente a la disposición del art. 56 de la Ley de
Sociedades, que expresamente dispone que la sentencia que se pronuncie contra la sociedad
tiene fuerza de cosa juzgada contra los socios en relación a su responsabilidad social y puede
ser ejecutada contra ellos, previa excusión de los bienes sociales, según corresponda de
acuerdo con el tipo de sociedad de que se trate, se encuentra la normativa de rango superior,
contenida en nuestra Carta Magna, tanto Provincial como Nacional que protege el derecho de
defensa y debido proceso» (8).

Atento el mayor interés local que nos convoca, resulta obligatorio referirnos a nuestra
jurisprudencia santafesina.

Sostenemos que no basta sólo con esgrimir genéricamente una normativa sin el necesario
sustento fáctico.

Id est, se requiere una explicitación coherente y razonada de la subsunción de los hechos en la


hipótesis legal de responsabilidad que se le imputase a los codemandados, so pena de
enfrentar excepciones de falta de legitimación pasiva o de falta de acción.

Así lo ha resuelto nuestra Suprema Corte de Justicia de Santa Fe en autos "Suarez, Armando
c/ Nutrisur SRL y Otro s/ Recurso de Inonstitucionalidad", 23/11/05.

En el caso se había demandado conjuntamente con la S.R.L.a un socio gerente y a un


dependiente de la misma, quienes a pesar de no haber contestado la demanda, interponen el
recurso fundados en que de los elementos de pruebas rendidos se deducía que la relación
laboral del actor lo era sólo con la empresa y no con ellos, por lo que ninguno de ellos estaba
capacitado para contradecir las pretensiones del actor al no existir relación laboral con él.

Se resolvió la procedencia del recurso de inconstitucionalidad interpuesto contra el decisorio de


la Cámara que extendió la responsabilidad de la sociedad a los socios de la S.R.L., desde que
el pensamiento del Juzgador evidencia un análisis parcializado de las constancias de autos,
máxime considerando que en la controversia estaba seriamente comprometido el principio de
primacía de la realidad, que imponía a los Juzgadores el análisis de las circunstancias
concretas de cómo y entre quiénes se había desarrollado la relación habida entre las partes.

Se sostuvo: «En el caso, el único fundamento brindado por el Tribunal A quo -entender que los
codemandados no produjeron la prueba necesaria para quebrar el mecanismo presuncional
que derivaba de la falta de contestación de la demanda-, parte de la omisión de una sumatoria
de circunstancias que formaban parte de la litis y que podrían haber conducido -de manera
opuesta a lo concluido por los sentenciantes- a inferir que el vínculo que motivó el presente
había sido establecido entre el actor y la firma demandada, y no con los sujetos accionados a
título personal, habiendo optado la Cámara por una tesis interpretativa teñida de dogmatismo,
vacía en su contenido, ya que aplica la ley con indiferencia de los hechos, estableciendo una
suerte de divorcio entre el ordenamiento legal y las circunstancias comprobadas de la causa.Y
el tema medular en debate imponía ese juicio acerca de los hechos y la ajustada merituación
de las probanzas rendidas».

De allí la importancia y el deber de la parte actora de cumplir con el principio procesal de


«hablar claro», el «clare loqui», que se debe respetar desde el acto fundante del proceso como
es la demanda (9).

En el mismo orden de ideas, se ha resuelto: «Se queja la parte actora porque no se condenó
solidariamente al codemandado. Adelanto que la queja no tendrá favorable tratamiento. La
Jueza señaló que no se condenaba. porque en el escrito de demanda no se explicitan con
claridad que exige. los hechos que tornarían aplicable la normativa invocada para extender la
solidaridad. este esencial argumento no ha sido objeto de debate.» (10).

A modo de cierre, podemos sostener que, a pesar de la vastedad de la temática, los derechos
constitucionales en juego nos obligan a tener presente las bases fundamentales de todo
proceso donde se pretenda involucrar a otros posibles responsables, con el derecho de
defensa que les corresponde.

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(1) "Extensión de Responsabilidad Laboral", nota de Doctrina, en Revista del Foro de Práctica
Profesional, Abril de 2010 - Año III - Nº 7, ps. 31 y ss.

(2) E.g., en el art. 59 Ley 19550.

(3) Cám. Civ. Com. Lab. y Min, 1ª Circ. Jud. Santa Cruz, 23/9/99, en "Neuquén, Américo c/
Beroiz Hnos. Sociedad de Hecho y Otros s/ Laboral", Sentencia nro. 5426.

(4) Cámara Nacional del Trabajo, Capital Federal, Sala 7, "Córdoba, Juan Carlos c/
Construcciones Tecnológicas SRL y Otros s/ Despido", 28/4/06.

(5) Cámara Nacional del Trabajo, Capital Federal, Sala 2, en "Villalba, Evelina c/ Akhesa S.A. y
Otro s/ Despido", 8/11/05.-

(6) Cámara de Apelaciones del Trabajo, San Juan, Sala 1, en "Amarfil Domingo c/
Clasificadora San Juan SRL s/ Apelación de Sentencia, 4/6/04.

(7) ZALDÍVAR, Enrique y otros: Cuadernos de Derecho Societario, Vol. I, ps.196/7.

(8) Cámara de Apelaciones del Trabajo, San Juan, Sala 1, en "González, Rodolfo Héctor c/
Onias S.C.S. San José s/ Apelación de Auto Interlocutorio", 5/10/04.

(9) PEYRANO, Jorge W.: "Una imposición procesal a veces olvidada: el "clare loqui", JA 1991-
IV-577; íd., "Del clare loqui" (hablar claro) en materia procesal", LL 1992-B-1159; en
Jurisprudencia Argentina Número Especial, JA 2010-II, fascículo n. 13, Bs. As. 30/06/10.

(10) Cám. Nac. del Trabajo, sala IV, 18/4/00, "Pandiani, María Isabel c/ Instituto de Cardiología
SA y Otro s/ Accidente", sent. 85.227.
(*) Abogado, Notario, Mediador, FCJS - UNL. Especialización en Derecho Procesal Civil (en
curso). Docencia Universitaria en el sistema de Práctica Docente y Adscripción a Cátedras en
la asignatura Derecho Procesal III 2007 UNL. Delegado provincial de la Asociación Protección
Consumidores del Mercado Común del Sur PROCONSUMER. Apoderado del Sindicato de
Vendedores de Diarios y Revistas de Santa Fe. Autor de numerosos artículos de doctrina
sobre la materia.

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