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POESIAS
DEL

M. Fr. DIEGO GONZALEZ


POESÍAS
DEL

M. Fr. LIEGO GONZALEZ.

DEL ORDEN DE SAN AGUSTIN.

NÜEDA EDICION.

CORREGIDA E ADORNADA

Con dos láminas jiñas.

VALENCIA'.

POR ILDEFONSO M O M PIÉ


1817.
NOTICIA
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DEL MAESTRO GONZALEZ


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Y DE SUS POESÍAS.

Se hallará devenía en'Falencia, en la librería de los "1 . i t a • (• Gt'vS i? ,. ^r

señores Domingo y Mompié calle de Caballeros ntím. 48; 6v j v.t j •

y en Madrid , en la de Barco , carrera de S. Gerónimo.


Z7Í
-^3/1 M. Fr. Diego Tadeo González
tuvo por patria á Ciudad-Rodrigo , y
por padres á D. Diego Antonio Gonzá­
lez y á Doña Tomasa de Avila García
y Varela., no menos recomendables por su
ilustre linage que por sus virtudes mo­
rales^ cristianas y civiles. Con el uso de
la razón se descubrió en él la afición á
la Poesía; la sublime armonía de esta
ciencia divina era tan conforme con su
alma , que bastaba que un escrito estu­
í? c» 9 viese en verso para atraerle á su lectu­
ra. Por esta causa leyó en los años pri-
6 7
tudios con aplicación y aprovechamiento',
meros de su vida todo lo mejor que en
pero sus mismos condiscípulos observaban
Poesía tiene la lengua Española, pro­
en él un genio particular para la Poe­
porcionándole libros su mismo padre,
sía , y una aplicación extraordinaria á
quien , sin ser Poeta , conocía y estima­
todos los libros que trataban de ella. Ho­
ba todos los primores del Arte, Era di­
racio y Fr. Luis de León fueron sus au­
ficultoso que quien congeniaba tanto con
tores favoritos ; de uno y otro sabia las
los Poetas tuviese un corazón tosco y des­
odas casi de memoria ; y al último le
amorado, y así sintió González las heri­
estudió con tanto gusto y esmero, que se
das de amor casi al mismo tiempo que
le pegó el estilo hasta el extremo de imi­
los encantos de los versos, Esta dulce
tarle con la mayor perfección. Una prue­
pasión, que ha sido por lo común el pri­
ba de esta verdad son las adiciones que
mer ensayo de los Poetas, lo fué tam­
hizo á la traducción de los capítulos de
bién del nuestro , aunque sus versos no
Job, que estaban incompletos , y se notan
han llegado á nuestros dias, Se dexa
en la impresión de la Exposición de Job,
concebir que serian tan mal formados co­
con letra bastardilla', particularidad ca­
mo oportunos para su intento, y así lo
paz sola de hacer advertir quál es obra
significa él mismo en la Carta á Jovino,
de Fr. Luis, y quál de Fr. Diego Gon­
quando dice que sin deber á Apolo nú-
zález.
men ni inflamación cantó amoroso.
Siguió la carrera escolástica con ho­
Siendo de i 8 años tomó el Hábito
nor, no obstante que su genio moderado
de S, Agustín ; y profesó en el Conven­
y pacífico aborrecía aquel ergotismo en­
to de S. Felipe el Real de Madrid, día
carnizado que florecía en su tiempo, tan-
23 de Octubre de 1751. Hizo sus es­
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to como amaba los libros que con método ció de una caridad verdadera le hacían
y claridad trataban las materias teoló­ mirar las faltas de sus hermanos con tan­
gicas. En la Cátedra y en el Pulpito era ta compasión., que jamás hubo delito pa­
oido con gusto, y muchas veces con ad­ ra el que no encontrase disimulo ó mise­
miración. En Salamanca predicó un Ser­ ricordia. Exáctísimo en el cumplimiento de
món del Santísimo Sacramento con tal un­ sus obligaciones, reprehendía con el exem­
ción y elocuencia i que arrebatado de en­ plo mas que con las palabras ; siempre
tusiasmo el inmortal Batilo, uno de los humano para con los frágiles , cariñoso
oyentes, prorrumpió en aquella Oda que con los observadores de la ley , y pru­
comienza: Tal de ia boca de oro &c. una dente^ afable, y justo con todos. Con tan
de las mejores de este grande ingenio, que bellas cualidades desempeñó á satisfac­
á un mismo tiempo hace honor al Orador ción de los superiores los cargos de Se­
y al Poeta. cretario de la Visita general de la Pro­
Luego que completó los años de lec­ vincia de Andalucía , el de Prior de los
ción que prescribe la religión, procuró Conuentos de Salamanca , Pamplona , y
ésta no tener ocioso un sugeto en quien Madrid, el de Secretario de la Provin­
se reunían las prendas mas singulares cia de Castilla, y de Rector del Colegio
para el gobierno. Era de un genio suma­ de Doña María de Aragón.
mente pacíjico y delicioso; amaba tierna­ En medio de la severidad de las
mente á todos sus semejantes, y con ex­ Prelacias no pudo jamás olvidar las mu­
tremo á aquellos á quienes se unia con sas, ni hacerse desentendido de la bon­
los vínculos de la amistad. El conocimien­ dad y dulzura de su corazón, que le in­
to de la fragilidad humana, y el exerci- clinaban á ellas. En su regazo encontra-
Io 11
ba la tranquilidad y consuelo que tal vez ravilloso de las obras del Criador, con
le quitaban sus empleos:, y así donde tal que se halle empleado en el sexo fe­
quiera que se hallaba., siempre hizo ver­ menil. Amó quanto conoció que era ama­
sos ; que es decir, siempre se procuró un ble, porque era bueno, y procuró celebrar
inocente descanso. La hermosura y la vir­ con sus versos los dones celestiales que ad­
tud no pueden menos de hacer sensación miró en alguna otra belleza', pero en
en los pechos mas castos, ni de hacerse unos versos tan puros y castos como su
amar de los moralistas mas severos. Su alma. Dos Señoras principalmente se ad­
■fuerza es irresistible, y quando á sus vierten en sus Poesías \ una llamada con
naturales encantos se llega la acalorada nombre poético Melisa, y otra nombra­
imaginación y entusiasmo de un Poeta, da Mirta ; aunque es preciso confesar
presentan aspectos tan amables y risue- que esta última es lamas celebrada, por
■ños, que no hay profesión, no hay insti­ causa de la famosa Sátira contra el
tutos que puedan prevalecer contra su in­ Murciélago , tantas veces impresa. En­
fluencia. Toda la Filosofía de Epicteto, tre las dos se puede decir que partieron
todos los esfuerzos de la tristeza y el ri­ el estro de Delio , y que sus nombres y
gor se desvanecen y quedan inertes en sus gracias alternaron al son de su do­
presencia de un colorido virginal, y de rada lira. Ambas viven actualmente,
unos ojos brillantes, significativos y mo­ una en Cádiz , y otra en Sevilla, y por
destos. esta causa no me atrevo á publicar sus
El M. González no era de aquellos nombres. Sentiría ofender su modestia,
■espíritus melancólicos y sombríos que des­ y no sé si la sombra del dulcísimo Delio
conocen lo amable de la virtud, y lo mar se resentiría de que profanaba la amistad,
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haciendo patentes los objetos de su amor. de Manzanares, prueban bien que te­
En los últimos períodos de su vida nia fondo para mas que asuntos amo­
pensó González que debía emplear sus rosos.
versos en asuntos mas serios., y mas pro­ Concurrió á hacer estéril su delicio­
pios de su sabiduría, y de sus años. Fo­ sa pluma una extraordinaria desconfian­
mentó este pensamiento una preciosa car­ za que tenia de sí mismo. Jamás hubo
ta en verso que dirigió Jovino desde Se­ hombre que se juzgase apto para menos,
villa á Delio (eZ M. González), Batilo ni tuviese mas baxa estimación de los
y Liseno, residentes entonces en Sala­ partos de su entendimiento: y esto era
manca , en que les persuade á renunciar tanto mas admirable , quanto veía fre­
el amor , y á que empleen sus versos en cuentemente aplaudidas sus obras de per­
objetos grandes, que traygan provecho á sonas inteligentes é incapaces de tributar
la patria, é inmortalicen sus nombres. lisonjas. Por este mismo principio era
El público ha sido ya testigo del efecto muy taciturno en las concurrencias; te­
que causó esta carta en Batilo', y lo vie­ mía hablar delante de literatos , porque
ra completamente en Delio si una triste­ no se tenia en este concepto. Alguna vez,
za mortal, nacida de sus continuos acha­ estimulado de los amigos, hablaba, y de­
ques, le hubiera dado lugar á que conti­ cía su parecer, y entonces veían, y ad­
nuase y diese fin al Poema de las Eda­ miraban todos sus conocimientos, sus lu­
des, que dexó solamente comenzado. Sin ces, y su modestia. En medio de un sem­
embargo, el libro primero que está con­ blante triste , meditabundo y macilento,
cluido, y se da al público, y la Egloga poseía una sal ática para sazonar sus
intitulada: Llanto de Delio y Profecía conversaciones familiares, que ponía ad-
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miración. O no había de tener una cosa medios infames de que se vale para ele­
ridículo, ó se lo habia de encontrar el var á los sugetos. Era franco, sencillo,
M. González ; y como poseía el conoci­ ingenioso, sin aquella ostentación ni faus­
miento de la lengua, y todas las gracias to que suelen aparentar algunos para
de la expresión., hacia amable y diverti­ venderse por sabios; y. con la mayor fre­
do su trato , y al mismo tiempo instruc­ cuencia se le oía confesar sobre varias ma­
tivo; pues bien sabida es la sentencia de terias sin rubor alguno su ignorancia. Yo
Cervantes , que el hacer reir no es sino no he leido ese libro : No entiendo
de grandes ingenios. esa materia : Me faltan principios para
Sus poesías manifiestan mejor que juzgar de tal, ó tal cosa: tales eran sus
quanto puede decirse el carácter del J\L. expresiones quando se le quería precisar
González. En ellas se echa de ver un á decir su parecer sobre algún asunto que
genio dulcísimo., una alma penetrada del no penetraba bien.
amor , un talento claro y despejado, una Fivió siempre como quien tenia que
inclinación decidida á lo mejor, un tino morir ; pero quando se convenció de que
particular para elegir lo mas bello, y úl­ su muerte estaba cercana , avivó su es­
timamente, un lenguage tan puro y cas­ píritu, y procuró volver toda su atención
tizo, y una versificación tan dulce y ar­ á Dios, y á la eternidad. Entonces le
moniosa , que sin disputa lleva en esto entró algún escrúpulo por causa de sus
último muchas ventajas al grande Fr. poesías , y habiéndolas juntado con va­
Luis de León. Sin embargo de tan subli­ rias cartas y papeles inútiles, encargó
mes cualidades , vivió casi desconocido; que lo quemara todo junto á un amigo su­
porque aborrecía la ambición, y todos los yo, quien dándolas después á luz libró de
i 6
un eterno olvido los felices partos de este
»7
ingenio. Agrávesele el mal , recibió los
santos Sacramentos, y descansó en el Se­
LLANTO DE DELIO,
ñor en el dia io de Setiembre de 1794
con la mayor tranquilidad, dexando á sus Y PRO PECÍ A
amigos llenos de dolor, y á todos grandes
exemplos de conformidad, fervor y mag­ DE MANZANARES.
nanimidad cristiana.
ÉGLOGA.

ESCRITA CON MOTIFO DE LA TEMPRANA


MUERTE DEL SEÑOR INFANTE DON CARLOS

EUSEBIO, Y DEL FELICÍSIMO FECUNDO PAR­


TO DE LA SERENÍSIMA SEÑORA PRIN­

CESA DE ASTURIAS.

Delio. Manzanares«

POETA.

El Sol hacia su ocaso declinaba,


Y entre nubes obscuras se escondia
Por no ver los desórdenes del suelo:
En calma el viento estaba,
Y el canto de las Aves no se oía,
a
t
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Á la vista negado el claro Cielo: <9
En triste tono, y lúgubre harmonía,
Todo aumentaba el duelo Hablando con el Rio , así decia.
De Delio mal hadado,
Que , mientras su ganado Delio.
Pastaba junto al tardo Manzanares, Rehuye, ó Manzanares , presuroso
Lloraba sin alivio sus pesares. Del suelo, que hasta aquí te fuera amigo,
Alzando al Cielo el rostro lagrimoso Y retira del Tajo tu carrera:
Ah! quanto demudado de como era Del Tajo, que despues de ser testigo
(Quando los duros hados permitían!) Inhumano del caso doloroso,
Lanzó un «y! lastimoso, Que el horror esparció por su ribera:
Que del eterno asiento conmoviera La nueva lastimera
Los montes , que dolerse parecian: Va cruel publicando
Mas no correspondían Por donde va pasando,
Como otras veces; que ora Desde el Extremó ardiente á Lusitania,
La Ninfa habitadora Diciendo en su corriente:
De los bosques tapaba las orejas, «Ya de Hesperia la luz resplandeciente
Cansada ya de repetir sus quejas. «Faltó en la Carpetania.
Tomó la lira, que á su lado estaba: ¡ O triste hora! ¡ O tenebroso día!
La lira, don de Apolo, que victorias, En que del centró dé la deliciosa
Amores , y del campo la verdura Selva, do están los Lares mas sagrados,
Algún dia entonaba: Salió la voz doliente , y lastimosa:
(¡O tristes molestísiijias memorias!) «Murió Carlos , murió ríuéstra alegría.”
Mas ora ya trocada su dulzura Temblaron al oirla los collados:
En amarga ternura, Pastores y ganados
La arrima al pecho blando, Lloraron de consuno.'
Y sus cuerdas sonando ¡ O fracaso importuno!
20 2r
¡O tierna flor! ;O tela delicada, De la roja corteza Peruana V
Cuyo precioso hilo, ¿Y tras esto el dios crudo
Torcido apenas, con agudo filo Tuvo tanta dureza , que ver pudo
Cortó la Parca airada! Finar tu luz temprana?
¿Ni bastó á detenerte , alma preciosa,
¡O muerte injusta! ¿ cómo nos robaste
De un golpe solo toda la hermosura, Del delicado cuerpo la hermosura,
Y esperanza de nuestra amada gente? A tu ser celestial correspondiente?
¿La tierna edad no te inspiró ternura? ¿Ni de tu dulce Madre la amargura?
¿Pudiste ver sus ojos? ¿No cegaste ¿Ni'del Padre y Abuelo la forzosa
Al ver la magestad, que ya en su frente Pena? ¿Ni el ver la plebe condoliente,
Rayaba claramente? Que religiosamente
¿O acaso el nombre augusto En uno congregada,
Te causó tanto susto, Por tu salud amada
Votos mil con fervor, y llanto hacia
Que el mismo miedo te infundió osadía
Para tan fiera hazaña, Al Cielo? ¿Ni el temprano
Y rico sacrificio, por mi mano
Pensando que lograrla tu guadaña
No pudiera otro dia? Alzado cada dia ?
Volaste al Cielo, en fin: dexaste al suelo
¿Posible es que en tu daño, Niño hermoso,
Miedo en el corazón, llanto en los ojos,
Reservase Esculapio los secretos,
De tu ausencia eternal dignos legados.
Que le alcanzaron nombre, y ser divino?
La tierra fria cubre tus despojos.
¿Acaso sus durísimos decretos
Trocóse la alegría en triste duelo.
No los obedeciste religioso?
La Madre , digna de mejores hados,
¿Por tu carne (ay!) no abrió el hierro malino
Por campos y collados
Doloroso camino ?
Corre sin ornamento,
¿ Rehusaste por ventura
Llenando de lamento
Probar el amargura
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La horrible soledad , y tiernas quejas. Abrazos mil te da la dulce Luisa,
Y yo , de los pastores Te besa el Padre amable,
Escándalo , por darme á mis dolores Mirándolo el Abuelo venerable
OIyido mis ovejas. Con apacible risa.
En la mas retirada , mas sombría Mas luego, vuelto en sí del dulce engaño
Mansión de esa enlazada selva umbrosa. El ánimo mezquino, qual torrente
Do nunca penetrara el rayo ardiente, Con grave impedimento detenido
(Que sin ti hasta la luz me fue enojosa, Que crece , rompe, y vuelve fuertemente
Y aborreciera toda compañía) De las quietas azudas el tamaño
Allí me escondo, y lloro largamente. Sobre los secos ejes con gemido,
No hay quien atentamente Poniendo en útil ruido
Mirando tal tristura, La aceña, que yaciera
No la juzgue locura; Dormida en su ribera;
Mas yo , en vez de negarlo , lo confieso, Así el dolor insano toma aumento
Pues forzoso imagino De la quietud pasada,
Que quien te pierde á tí , Carlos divino, Y quanto aflige al alma descuidada
Pierda también el seso. Le pone en movimiento.
Si alguna vez al cuerpo fatigado Mil medrosos portentos , no creídos
Regala con su bálsamo Morfeo, Entonces , tanto mal nos anunciaron;
Entredicho poniendo á mis querellas, Mis ovejas miraban tristemente
Al punto me parece que te veo A do el Sol muere: súbito espiraron
Con tus tiernas Hermanas por el prado Dos Corderos á Carlos ofrecidos:
Andar cogiendo de sus flores bellas, La guerra, ay Dios! la flor de nuestra gente
Adornando con ellas Devoraba inclemente:
Tu dorado cabello: Y Marte ardiendo en ira
Y que al verte tan bello, Holló, y rompió la lira,
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De Dalmiro , ó dolor! la digna solo Aquí me halla al comenzar su dia
De celebrar la g’oria Apolo refulgente.
De Ca'rlos , extendiendo su memoria Todo pasa , y se muda, solamente
Del uno al otro polo. Queda la pena mia.
O Tajo! huye , y luengos giro? dando, Y tú , precioso Rio, si aprendiste
Evita el cruel recinto , y su verdura A ser piadoso de los regios Lares,
Trueca en a'rido yermo , y pavoroso: Que bañas ledo, atiende á mi gemido,
Crezca en vez de la flor la espina dura, Y apruebe la razón de mis pesares
Ni vierta allí la Aurora el llanto blando; El Coro de las Ninfas que te asiste.
Y do amores cantaba el delicioso ¡Mas ay! que en tus arenas divertido,
Ruiseñor, el medroso Me niegas el oido,
Buho mil quejas cante, Ni curas de mis quejas,
Para que el caminante Y sin pena te alejas,
Diga al ver tal mudanza: „¿Dó se ha ido Y me dejas en mísero lamento!
»’El verdor de este suelo?” Pues lleva en tus cristales
Y le digan: „Castigo fue del Cielo Para dulce testigo de mis males
«Por Jo que ha consentido.” El débil instrumento.
Desde que al mundo el Sol su rayo encubre
Comienzo aquí tendido el triste llanto, Poeta.
Que no enfrena la noche temerosa. Aquí dexó e! Pastor su triste canto:
Veo volver los Cielos entre tanto, Y á las aguas echó la dulce lira,
Y el paso circular se me descubre, Sin saber la virtud cue en sí tuviera.
Señalado por Juno recelosa Sintió el Rio el encanto;
A Calisto amorosa. Y mientras Delio el nuevo caso admira
Aquí la Aurora bella Dió á conmoverse toda la ribera.
Me encuentra en mi querella; 10 si dado me fuera
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Referir como es digno
El caso peregrino! Manzanares.
Dilo tú , sabia Musa , ó dame aliento
¿Por qué te das tormento,
Para que decir pueda este portento.
Pastor desacordado,
El Rio, que yacia confundido
Y llenas de clamores mi ribera?
Con la menuda arena , de repente
Cese ya tu lamento,
Se incorporó en figura sobrehumana,
Y á son mas elevado
Y apareció vestido
Templa la dulce lira placentera,
De túnica sutil y transparente.
Y á la celeste esfera
Venerable su faz , y soberana,
Levanta en este dia
La barba luenga y cana,
Las santas bendiciones,
Y el cabello rizado,
Y soberanos dones,
De espadañas cercado,
Que el Cielo piadoso nos envía,
Mostraba en la estatura y gentileza,
Y la extraña ventura,
Que era propia de un Dios tanta grandeza.
Que el bien de nuestros campos asegura
Sobre el siniestro codo recostado,
Carlos, de tí llorado,
Tres veces sacudió del crespo pelo
Eterna luz habita,
Las arenas , que lluvia parecían
Sentado entre los Dioses inmortales.
De plata sobre el prado.
De rosas coronado,
Alzó la poderosa diestra al Cielo:
Que el tiempo no marchita,
Los Coros de las Ninfas atendían,
Y abundoso de bienes celestiales,
Y en silencio yacian Con manos liberales
Los Faunos , que al ruido A nuestra tierra amada
Del bosque habían salido. Ha tanto repartido,
Y el Dios mirando á Delio, que estuviera
Que parece ha subido
Sorprehendido, le habló de esta manera. A robar la riquísima morada,
23 ay
Y tesoros del Cielo, Viva, viva, los unos repetían:
Para verterlos sobre nuestro suelo. Las otras Luisa, Luisa, respondían.
Oye mi profecía Duró por largo rato el alegría
Con oidos atentos, Y festín comenzado , que mirara
Que el tiempo venidero hará patente; El Numen complacido: Y conociendo
Guadarrama y Fonfría Que nunca acabaría,
Sus eternos asientos Si á los Coros silencio no intimara,
Primero trocarán, que levemente En los labios proféticos poniendo
En lo que aquí te cuente El índice , y diciendo:
De la verdad sincera «Escuchad lo restante;”
Discuerden mis razones, Encendiendo el semblante,
Ni se frustren los dones Y el gozoso tumulto sosegado,
Prometidos: que es justo te refiera, Siguió el Dios el discurso comenzado.
Pues la razón precisa.
Escucha ya. La amable y dulce Luisa... Manzanares.

Poeta. La amable y dulce Luisa,


La mas bella Pastora
Apenas el augusto nombre oyeron Que vió en su regia brilla el Eridano,
Ninfas y Faunos, con alegre ruido Y hoy nuestro suelo pisa,
Tantos Vivas al Cielo levantaban, En cuyo rostro mora
Que al Dios interrumpieron. El Coro de las gracias , y lo humano
Y el un Coro del otro dividido, Junto á lo soberano;
Los Faunos dulces himnos entonabans Y quando mis orillas
Y las Ninfas hollaban Pasea ayrosamente,
Con gracia y compostura Por verla solamente
Del suelo la verdura. Corren todos los Pueblos en quadrillas;
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Ni cesan de alabarla, «La pena se disipe
Ni sus ojos se hartan de mirarla. «De dos Carlos con Carlos y Felipe.”
Aquella nueva amada Y con extraño gozo
Del Mayoral mas bueno, La plebe religiosa
Que nuestros valles rige cuidadoso; Loará por tal don al Cielo santo.
De Venus regalada, Correrá el alborozo
En el fecundo seno Por la tierra dichosa,
(Tanto nos es el Cielo dadivoso!) Y oiráse por do quiera el dulce canto,
Siente el peso amoroso Que beneficio tanto
Del duplicado fruto, En verso peregrino
Que hará perpetuamente Levante á la alta esfera.
Dichosa nuestra gente, Desde esta mi ribera,
Y quitará á la Hesperia el triste luto, Donde moran las musas de contino,
Entregando al olvido Hasta aquellas majadas
El llanto por el doble bien perdido. Por el mar de nosotros alejadas.
El término cumplido De flores olorosas
De nueve fases puras, Las cunas rodeadas,
Por Luisa dexara su bosque amado Las gracias mecerán suavemente:
Y al Endymion dormido Y asistiendo oficiosas,
Lucina en las alturas: Cantarán mil tonadas
Y el Mayoral mostrando con agrado Con que toda tristeza, y mal se ahuyente,
Al Pueblo allí ayuntado Y el bien está presente;
Los dones superiores, Y con susurro blando
«Ve aquí, dirá, ¡ó preciada Las amigas avejas
«Nación! asegurada Adormirán sus quejas:
«La clara sucesión de tus Señores. En tanto que las Parcas volteando
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tos husos sin estruendo, €on otros claros hechos;
Los prec'osot estambres van torciendo. Cuya memoria dura en nuestros pechos.
Mas luego que pasando Entonces nuestro suelo
Los años no sentidos, Brotará nuevas flores,
A sus amados Padres conocieren, Volverá al mundo la ofendida Astrea,
Y su luz explicando Y reynará sin duelo
La razón, los crecidos Entre nuestros pastores.
Exemplos de virtud heroyca vieren; Tornorá el siglo de Saturno Rhea:
Y qu ando percibieren Y verterá Amaltea
La piedad del Abuelo, Del rico don sagrado
Los bienes sin medida.
De la virtuosa Madre
La dul zura , y del Padre La grama apetecida
El valor , y otros dones mil del Cielo: Seguro pacerá nuestro ganado:
Y ya en edad mayores, Y en las ociosas horas
Las historias de sus Progenitores Cantarán tanta dicha las pastoras.
Lean.... y como trajo Recibirá el arado
Filipo el Animoso Facilidad , y el fruto
Desde el Sena la sangre esclarecida Excederá la rústica esperanza.
A nuestro amado Tajo, Mercurio con agrado
Del Cielo don precioso, Percibirá el tributo
Con que fue nuestra Hesperia enriquecida, De la nave traída con bonanza.
Y á Minerva alabanza
Y su gente regida
Por costumbres mejores; Se dará quando hiciere
Que en las hesperias partes
Como pulió su trage;
Sus tres amadas artes,
Como fijó el lenguage,
Y quanto ya empezado bueno hubiere,
Y el canto acrisoló de los pastores;
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Por el doble talento El dueño soberano
Llegue á su perfección y complemento, De Africa y Asia nos dará su mano.
Mas oye las señales ¡O Delio , si lograras
Que á tanta profecía Por raro don del Cielo
Acompañan en fe de verdadera. Que tu edad se midiese por la mia!
Con pactos inmortales ¡Cómo ledo cantaras
Se firmará algún dia Las dichas de este suelo,
La paz mas ventajosa , y lisongera Cumplida ya tan alta profecía!
A toda mi ribera; Pero la muerte fría
Después que tremolados Te ocupará : y tu canto
Los soberbios Leones Con verso mas ameno
Sean en tus Pendones, Proseguirá Liseno,
Castilla, en triunfo , y ovación llevados A quien oye Compiuto con espanto:
Por el valor hispano Y tal vez el Henares
Desde el seno Balear al Mexicano. Alzó el pecho atendiendo á sus cantares.
Y la Ciudad alzada También con alto estilo
En la Africana orilla Ayudará al intento
Donde la esclavitud fixó su asiento, El que en el Tormes canta dulcemente,
Al suelo derrocada Batilo , el buen Batilo,
Con la infame gavilla A quien dió su instrumento
Verás por fin.con ruina y escarmiento. Dalmiro , que con voz desfelleciente
El íbero ardimiento Le dixo: «Solamenté
Cou mas razón temido «A tí, Zagal , es dado
Será de aquella gente. «Concertar esa lira
Y porque eternamente «Que destrozó con ira
Se extirpe, á tan humano intento unido. «Marte, y oantar del siglo bien hadado:
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«Y sera el canto dino,
«Si lo aprobare el juicio de Jovino.” ÉGLOGA.

Poeta. DE LIO ¥ MELISA.

Dixo el Rio: y tornóse al ser primero: Melisa.


Faltó el gran auditorio de repente: gC^ué tienes Delio mió? ¿Qué accidente
Volvió en sí Delio: y la visión tuviera
Por sueño lisongero, En tu rostro el color ha demudado?
Si un gozo celestial, que dulcemente Ayer te vi gustoso y complaciente
Sintió , no la aprobara verdadera. Gozar de, mis delicias: hoy airado
Y notando que era El semblante , ojeroso y macilento,
El dia ya pasado, El cabello sin órden desgreñado,
Amenazó el ganado, Muda la voz , turbado el pensamiento,
Y caminó seguro á su alquería Y el lamento á los ayres esparcido,
Publica ser extraño tu tormento:
Del cumplimiento de esta profecía (i).
¿Qué nueva pena, di, te ha poseído?
Cuéntame tu dolor por ver si alcanza
Alivio el mal conmigo conferido.

Delio.

. •■■■ ,7V’ lsfn . ... . . ;. Ay Melisa! El vivir sin esperanza


(i) Dicebam certb: Fatum non irrita Ha causado este trueque tan estraño.
corrunt De tu mudanza nace mi mudanza.
Auguria........ An íimio me ha traído el desengaño
Statius , Lib. V. Sylvar. II. De que todo tu amor fingido era:
38 39,. / ,r
Antimio me ha sacado del engaño «Delio , mío has de ser toda la vida;
Luego que á pacer vino á esta ribera «Tuya será Melisa hasta la muerte;
Con su ganado ayer. ¡O suerte impía! Ay! quántas veces á mi cuello asida
¡Quién de tí tal mudanza presumiera! Dixiste: Ven, Pastor, hacia esta fuente,
Antes devsu llegada Yo leía (Ya que el tiempo oportuno nos convida)
En tu semblante toda mi ventura. Templaremos de amor la sed ardiente,
Tu mirar alhagueno me decia: Mas con el trato dulce y amoroso,
Tuya soy, Delio mió ; y con dulzura Que con el frió raudal de su corriente.
El fuego de tu pecho ponderabas. Juzgábame con esto venturoso;
¿Quántas veces dexaste á la ventura Pero al llegar Antimio á esta ribera
Los amados corderos que guardabas, De mi pecho faltó todo el reposo.
En medio de la siesta amarizados ? Ay Melisa , Melisa ! ¿quién creyera
Y luego de la mano me tomabas,. En tu pecho mudanza semejante,
Y por los matorrales intrincados Para él alegre, para mí severa ?
Me llevabas diciendo : ven conmigo De Antimio no te apartas un instante:
Tú solo, Delio mió, que sentados En todo al triste Delio le prefieres:
Donde el bosque se estrecha en lazo amigo, Antimio mira afable tu semblante:
En tanto que sestean los pastores, Él no vive sin tí , tú sin el mueres:
Cantaremos a solas sin testigo Tú le sigues do quiera que se ausenta;
Con gusto y con placer nuestros amores? Él sigue por do quiera que tú fueres.
Testigo es de aquel roble la rudeza, Si Antimio va zaguero, luego inventa -
Que al tiempo hará inmortales tus Favores Tu amor algún motivo no esperado
Pasados ; pues cediendo su dureza Para esperar á Antimio ; ó desalienta
De agudo pedernal al golpe fuerte, Tu pecho de rendido y fatigado,
De tu mano escribiste en su corteza O tal vez imaginas que ei cerdoso
Un letrero que dice de esta suerte: Cordel de tus abarcas se ha soltado;
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Y dices: corre Delio presuroso, ¥ mi amor al de Antimio prefirieran.
Que en el sembrado se entran las ovejas, -No respondes Melisa? te ha turbado
Y el ceñir esta abarca me es forzoso La justa relación de mi tormento?
En este breve rato que te alejas: O no merece Delio desdichado
¿Pues qué dirán los Dioses si conmigo •Consuelo en su dolor? Ah! cobra aliento:
Te vieran esta vez? y así me dexas. Habíame ; mas que digas que me engano:
Yo en pos de las ovejas luego sigo; Y ojalá me dijeras que yo miento.
Y vuelvo, y hallo á Antlmio en tu presencia,
Melisa.
De tu acción recatada fiel testigo,
¿Que dirían los Dioses , cuya ciencia Ay Deüo , Delio! quánto ve en su daño
Siempre obstáculo fué de mi ventura? Un hombre de los zelos afligido!
los Dioses lo miraron con paciencia. Lince al dolor, y topo al desengaño,
¿Y qué dixeron , quando en la espesura A todas tus querellas he atendido:
De esa selva te vieron otro dia Y á no ver que el amor te enagenaba
Recostada en su pecho sin cordura, "Me hubiera de tus quejas ofendido.
Atendiendo á unos versos que leía; ¿No te dije bien claro que ya amaba
(Obra suya que alaba á todas horas) A Antimio, quando tú me descubriste
Versos que en toda métrica porfía, El incendio que el pecho te abrababa?
Aunque los cante en voces muy sonoras, ¿En este caso tú no pretendiste
Dos escuchan con tedio los Zagales, Tener en mi cariño alguna parte
Y los oyen con burla las Pastoras? Sin perjuicio de Antimio? No dijiste:
Ay Melisa! los Dioses inmortales, Vivir me es imposible sin amarte:
Si de estas nuestras cosas caso hicieran, Bien sé que Antimio á tí te amó primero:
Ellos piedad tuvieran de mis males: Tú de su amor no puedes apartarte,
Tu duro corazón enternecieran: Ámanos á los dos , porque Yo quiero
Tus mudanzas hubieran castigado, Ser amado de tí con fe sencilla,
- 4a
Aunque tenga en tu amor lugar postrero; Mi amor) la Inés, la Fabia , y Rosaba,
Entre los dos no habrá jamás rencilla, La Arsenia, cuyo rostro es aplaudido,
Contento con su parte cada uno: La Julia , y otras mil Pastoras bellas,
Serán de amor la nueva maravilla Por tí sola vinieron en olvido.
Dos Pastores, que amaron de consuno Buen testigo son de esto las querellas
A una misma pastora con desvelo Continuas de Fascinia la envidiosa,
Sin que entre ellos hubiese duelo alguno? Que tú no puedes menos de sabellas.
Tú mismo ves que Aptimio sin recelo Pues sentida de mí, de tí zelosa,
Te ve participar de mis favores, Te cuenta con voz triste y lastimera
Sin que por eso forme queja ú duelo. Mis desprecios, y en esto no reposa.
¿Y ahora te quejas de que en mis amores Yo , mi dulce Melisa , no creyera
Logre Antimio la parte que le cabe, Que te adoraba con amor sencillo,
Y a que son sus obsequios acreedores? Si en mi pecho otro amor caber pudiera.
Djblio.
Melisa.
No fuera, á la verdad, mi mal tan grave,
Y mi tormento fuera mas sufrible Mira , Delio, yo tengo un corderillo
Si esto posible fuera; mas quien sabe Blanco, de rojas manchas salpicado,
Lo que es amor, no tiene por posible Cuya madre al dejarle en un tomillo,
Que vivan dos amores en un pecho, Murió de un accidente no esperado:
Por ser el uno al otro incompatible. Apliquéle á otra oveja , que criaba
Yo fundo mi razón en mi propio hecho. Otro de blanco y negro variado.
Desde que yo te amé , Melisa mia, Al principio la oveja le estrafiaba;
De todo el corazón te di el derecho. Después ya le criaba y le lamia:
Las Pastoras dexé que antes quería; Era en fin tanto ya lo que le amaba,
(Si bien que de ellas nunca fue sabido Que si por algún caso le perdía
44
Ansiosa le buscaba con balido: 45
En esa nuestra selva umbrosa y fria,
De manera, que nadie conocía,
Que falten tus amores de mi pecho.
Ni tú Delio lo hubieras conocido
Con tu mucho saber y tu experiencia, Delio.
Quál era de los dos el mas querido.
Y antes la liebre tímida á porfía
Delio. Siguiendo en pos del galgo irá con saña;
Y el Tíber que por Roma el paso guia,
Ay triste! que aunque estando en tu pre­
La Corte bañará de nuestra España;
sencia
Y olvidando sus huertos y verdores
Tal vez pueda creer que soy amado
El Ebro correrá por la Bretaña:
De tí, ya llegó el tiempo de mi ausencia.
Y la cierva sedienta en los calores
Pues Arsenio á quien sirvo ¡ah triste hado!
Olvidará la cristalina fuente,
Me ha enviado á decir que sin tardanza
Que falten de mi pecho tus amores.
Amenace hacia el Tormes el ganado:
Y pues es ya forzoso que me ausente,
Y temo con razón que esta mudanza
Este favor por último te pido:
En tu pecho resfrie mis amores,
Que siempre en tu memoria esté presente.
Y en el mió de fin á la esperanza.
Yo viviré muy triste y afligido
Melisa. Sin tu dulce presencia ; mas la pena
Con mis versos templar he discurrido:
Antes producirá Diciembre flores
Que ya sabes, Melisa , tengo vena,
En los prados; y el Julio las corrientes
Y no hay uno entre todos los Zagales
Suspenderá con yelo; y los olores
Que me exceda eri cantar con dulce avena.
Del tomillo y romero florecientes
Yo te los enviaré porque mis males
Huirá la docta abeja ; y harán lecho
Logren alguna vez enternecerte:
En las ojas del fresno las serpientes;
Y si place á los Dioses inmortales,
Y no florecerá el ingrato helécho
Las veces que yo pueda vendré á verte.
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Y te traeré manzanas olorosas. Y recobra el consuelo
Ay! quiera el Cielo que en dichosa suerte Que ciego y alevoso
En estas nuestras selvas deleitosas Te robó el ya pasado desatino:
Los tres vivamos siempre en lazo amante, Que el áspero camino,
Gozando edades largas venturosas: Por do sigue la gloria,
Que aunque á los dos yo en años adelante, Y á tu morada guia,
La cana en mi cabello aun no es nacida, Emprenden á porfía
Ni surca la honda ruga mi semblante. Mil Jóvenes , borrando la memoria
Y si tú nos excedes en la vida, Del vil ocio indolente
Honra con un sepulcro nuestra muerte, En que yaciera la española gente.
Bajo una losa do será esculpida, De tu rara belleza,
De acerado cincel á golpe fuerte, Mas que del prometido
(Si es que tienes valor para escribilia) Rico tesoro , el ánimo aguijado,
Una letra que diga de esta suerte: Sacude la pereza:
Aquí yace de amor la maravilla: Y el siglo corrompido
Dos Pastores que amaron de consuno Que el honor de tus Artes ha manchado,
A una misma Pastora con desvelo, Con gusto depravado,
Sin que entre ellos hubiese duelo alguno. Condena; y redarguye
Los pasados errores
A LAS NOBLES ARLES. Con mil bellos primores
Que el usurpado honor las restituyes
ODA. Y ofrece á los umbrales
De tu templo mil obras inmortales.
T Bien como el pequeñuelo
J-Jjvanta ya del suelo
El rostro lagrimoso, Grano , que quando nace
Virtud , hija del Cielo, don divino: No bien el pico llena á la avecilla,
48 49
Y el Palestino suelo A distancia precisa:
Robusto árbol le hace Acción sin movimientos;
Fondos, lejos , alturas, y vacíos:
Después, do anida de aves gran quadrilla
(O rara maravilla!) La mar de sus navios
Así las diseñadas Separar , y la tierra
Obras menudamente Del globo refulgente,
Por la asociada gente Y sombra que la luz nunca destierra:
En breve carta tienen encerradas Jamás logró natura;
Grandezas cuya suma Solo es don tuyo , celestial Pintura !
No la alcanza la lengua ni la pluma. A golpes repetidos
De la madre natura De acero riguroso,
Los seres desmayados O al vivo fuego sueltos los metales,
Y en moldes oprimido,
A mas sublime estado los levantas,
O divina Pintura! (Que al Varón Virttíoso
Solo pueden labrar trabajos talesl
Y al lienzo trasladados,
Obras tus inmortales
Instruyes la razón , la vista encantas:
Y así el ayre suplantas Efectos, ó Escultura!
Por tí son conservados
De la verdad que imitas,
Los Héroes celebrados,
Que con los coloridos
De la virtud quatido la muerte dura
Por su mano ofrecidos
Los reduce á ceniza,
También el ser parece que la quitas:
Y tu diestro cincel los eterniza.
Tanto que si advirtiera
La Ninfa desdeñosa;
La usurpación , colores no te diere.
En leño convertida,
En superficie lisa,
Huyendo del amor de Apolo ardiente
Sin que causen aumento
Con acción prodigiosa
Colocar valles , montes , selvas , rios,
4
5° 51
Recobra nueva vida Y mano infatigable
Por la Escultura, y mano diligente, Eriges templo augusto , do adorado
Que poderosamente Del pueblo ante él postrado,
También anima el bruto Recibe sacrificio;
Ma'rmol con igual arte Ah! el que en verdad le implora,
En que un dia Anajarte Le encuentra á toda hora
Fue mudada por ver con ojo enjuto En él tan amoroso , tan propicio,
A su puerta colgado Liberal y clemente,
Al mancebo de Cypro mal hadado. Como si allí habitara solamente.
Bajo el olmo frondoso, Incauta lira mia,
O en la caverna escura, Solo á humildes cantares
O en choza humilde el hombre habitaría, En la margen del Tormes avezada,
Sin tu auxilio piadoso, ¿Quién te infundió osadía
O sabia Arquitectura ! Para que en Manzanares
Tú, le elevas al Cielo , y la vacía Cantes cosa tan nueva y elevada?
Región , que no podia, Ay! deja la empezada
Huella con firme planta, Locura, que no es dado
Tú fundando Ciudades, A tus débiles puntos
Fijas las sociedades. Tratar estos asuntos,
Por tí el regio palacio se levanta Y mas quando hasta el Cielo los ha alzado
A dar cuidado al Cielo Con verso mas divino
Y eterno peso al Carpetano suelo. De otras liras el canto peregrino.
Al Dios que tierra y Cielo,
Ni espacio imaginable
Pueden ceñir , en todo ¡limitado,
Tú con devoto zelo
a2
r,,.?. S2.
El murciélago alevoso.

INVECTIVA.

Estaba Mirta bella


Cierta noche formando en su aposento
Con gracioso talento
Una tierna Canción , y porque en ella
Satisfacer á Delio meditaba,
Que de su fe dudaba,
Con vehemente expresión le encarécia
El fuego que en su casto pecho ardía.
Y estando divertida,
Un Murciélago fiero , ¡ suerte insana!
Entró por la ventana:
Mirta dejó la p.uma sorprendida,
Temió , gimió , dió voces, vino gente;
Y al querer diligente
Ocultar la Canción, los versos bellos
De borrones llenó , por recogellos.
Y Delio noticioso
Del caso , que en su daño habia pasado,
Justamente enojado
Con el fiero Murciélago alevoso,
Que habia la canción interrumpido,
53
Y á su Mirta afligido,
Eu cólera y furor se consumía,
Y así á la Ave funesta maldecía.
Ó! monstruo de ave y bruto,
Que cifras lo peor de bruto y ave,
Vision nocturna grave,
Nuevo horror de ¡as sombras , nuevo luto.
De la luz enemigo declarado,
Nuncio desventurado
De ia tiniebla , y de la noche fria,
Qué tienes tú que hacer donde está el dia?
Tus obras y figura
Maldigan de común las otras Aves,
Que cánticos suaves
Tributan cada dia á la Alva pura:
Y porque mi ventura,interrumpiste,
Y á su Autor afligiste,
Todo el mal y desastre te suceda,
Que á un Murciélago vil suceder pueda.
La lluvia repetida
Que viene de lo alto arrebatada,
I Tan solo reservada
A las noches , se oponga á tu salida;
O el relámpago pronto reluciente
Te ciegue y amedrente
O soplando del Norte recio el viento,
54 . 55
No permita un mosquito á tu alimento. Te acometa y ultrage sin recelo,
La Dueña melindrosa, Te arrastre por el suelo,
Tras el tapiz do tienes tu manida, Y á costa de tu daño se entretenga;
Te juzgue inadvertida Y por caso las uñas afiladas
Por telaraña sucia y asquerosa, En tus alas clavadas,
Y con la escoba al suelo te derribe; Por echarte de sí con sobresalto,
Y al ver que bulle y vive Te arroje muchas veces á lo alto.
Tan fiera y tan ridicula figura, Y acuda á tus chillidos
Suelte la escoba , y huya con presura. El muchacho, y convoque á sus iguales,
Y luego sobrevenga Que con los animales
El juguetón gatillo bullicioso, Suelen ser comunmente desabridos;
Y primero medroso Que á todos nos dotó naturaleza
Al verte, se retire, y se contenga, De entrañas de fiereza,
Y bufe, y se espelnze horrorizado, Hasta que ya la edad, ó la cultura
Y alce el rabo esponjado, Nos dan humanidad y mas cordura.
Y el espinazo en arpo suba al Cielo, Entre con algazara
Y con los pies apenas toque el suelo. La pueril tropa al daño prevenida,
Mas juego recobrado, Y lazada oprimida
Y del primer horror convalecido, Te echen al cuello con fiereza rara;
El pecho al suelo unido, Y al oirte' chillar alcen el grito
Traiga el rabo del uno al otro lado, Y te llamen maldito !
Y cosido en ja tierra , observé atento; Y creyéndote al fin del diablo imagen,
Y cada movimiento, Te abominen, te escupan y te ultrajen.
Que en tí llegue á notar su perspicacia Luego por las telillas
Le provoque al asalto , y le dé audacia De tus alas te claven al postigo,
En fin sobre tí venga, Y se burlen contigo,
5U 57
Y al hocico te apliquen candelillas, Creyendo sin cordura,
Y se rían con duros corazones Que verán en el ayre culebrinas,
De tus gestos y acciones, Y otras tristes visiones peregrinas.
Y á tus tristes querellas ponderadas, Muerto ya, te dispongan
Correspondan con fiesta y carcajadas. El entierro, te lleven arrastrando,
Y todos bien armados Gori , gori , cantando,
De piedras , de navajas , de aguijones, Y en dos filas delante se compongan;
De clavos , de punzones, Y otros fingiendo voces lastimeras
de palos por los cabos afilados, Sigan de plañideras,
(De diversión y fiesta ya rendidos) Y dirijan entierro tan gracioso,
Te embistan atrevidos, Al muladar mas sucio y asqueroso.
Y te quiten la vida con presteza, Y en aquella basura,
Consumando en el modo su fiereza) Un hoyo hondo y capaz te faciliten,
Te puncen , y te sajen, Y en él te depositen,
Te tundan, te golpeen, te martillen, Y allí te den debida sepultura:
Te piquen, te acribillen, Y para hacer eferna tu memoria,
Te dividan, te corten y te rajen, Compendiada tu historia,
Te desmiembren , te partan, te degüellen, Pongan en una losa duradera,
Te hiendan , te desuellen, Cuya letra dirá de esta manera:
Te estrujen, te aporreen, te magullen,
Te deshagan , confundan y aturrullen. EPITAFIO.
Y las supersticiones .o’ísño':
De las viejas , creyendo realidades, Aquí yace el Murciélago alevoso,
Por ver curiosidades, Que al Sol horrorizó , y ahuyentó el di a,
En tu sangre humedezcan algodones, De pueril sana triunfo lastimoso.
Para encenderlos en la noche obscura, Con cruel muerte pagó su alevosía: I1£G
59
Mas luego me acordé que en cierto día
Este favor á Antimio has concedido,
Y á mí le has preferido;
Pues le diste de Apolo los honores,
Por mas que murmuraron los Pastores.
A MELISA. Y apenas hube aquesto recordado,
Me volví de otro lado,
SUEÑOS. Y con cólera y ceño,
Maldige la vigilia , alabé el sueño.
Soñaba yo , Melisa,
Volví á quedar dormido,
(Ya que quieres saber lo que soñaba) Y sentado me hallé junto á una fuente,
Soñaba yo que en un ameno prado Mirando su murmullo muy atento:
Andabas tú con prisa Y estando divertido,
Tegiendo de las flores que brotaba Allí llegaste apresuradamente
Una guirnalda ; y luego con agrado Pidiendo de beber, y yo al momento
(O favor no esperado!; Un vaso te presento:
Con ella frente y sienes me cenias, Y dices tú con risa , y burla mia:
Y con rostro alhagüeño me decías: «No es esa , Delio , el agua que pedia:
«Á tí solo entre todos los Pastores, «La sed que yo padezco es amorosa:
«Se deben los honores.” «Y siempre codiciosa
Yo , Delio , por tí muero, «De tus eternos lazo?,
Y en el amor á todos te prefiero. «Solo pueden templarla tus abrazos.
Con el extraño gozo Yo viendo mi ventura,
El corazón del centro se salía, Fui á lograrla los brazos estendidos:
Y al fin me despertó con su latido Y cayó de mi mano el frágil vaso
Bañado en alborozo. Sobre una peña dura,
6o 61
Y el golpe me reduce, á los sentidos: Bañado el rostro en sangre, y maltratado:
Y vuelto bien en mí por este acaso, Y vi que esta ventura, (ó suerte fiera!)
En mi memoria paso Imposible me era:
Las veces que esta dicha repetias Pues el lazo que á mí me prometías,
A tu Antimio, y á mí te resistías Tratado con Antimio lo tenias:
De nueva faz de Religión armada: Y aunque quedé del sueño mal herido
Y viéndote entregada Mas que de él, ofendido
En brazos de otro dueño, De la verdad , con ceño
Maldige la vigilia, alabé el sueño. Maldige la vigilia , alabé el sueño.
Volví la vez tercera Estas dichas soñaba
A dormir , y soné que con gran prisa En una misma noche , interrumpida,
Tocabas con la aldaba mi postigo, Tres veces : Y aunque el bien fingido era,
Diciendo desde afuera: Ansioso deseaba
’’Abre, no temas nada , soy Melisa, Que ya que solo el sueño fue mi vida,
”Que me vengo á vivir siempre contigo, Mi vida un continuado sueño fuera.
5,En lazo eterno amigo: O si siempre durmiera!
„Tendremos ya los dos común el techo, Solo el sueño me hiciera venturoso,
„El ajuar, el vivir, la mesa, el lecho. Mas pues vivir velando me es forzoso,
„En uno juntaremos los ganados, Sufrir será preciso tus rigores:
„Que con bienes doblados, Y al ver que en t-us amores
„Y con paz juntamente, Vanamente me empeño,
„Pasaremos la vida dulcemente.” Maldigo la vigilia , alabo el sueño.
Yo de mi dicha cierto,
Dejo el lecho, dormido apresurado;
Y destinando , ruedo la escalera,
Y en el zaguan despierto,
62 63
(Del tuyo , ay! cuán distante!)
Que explica lo bastante
HISTORIA HE HELIO.
De su origen , sus prendas y su trato,
Á JOVINO. Y vida mal gastada
Con eternales lágrimas llorada.
J" ovino descendido De los que en la ribera
De claros y altos Reyes, Del Duero con fatiga
Que del bárbaro yugo redimieron ■' Rompen con corbo arado el duro suelo,
Al fiel Pueblo oprimido, (Ocupación severa
Y las sagradas Leyes Que la culpa enemiga
Juntas con el imperio defendieron, Al hombre diera con el llanto y duelo)
Y lejos le estendieron: De tales plugo al Cielo
Jovino , nueva gloria Que fuese provenido
Del Cántabro animoso, Mi Padre bien hadado,
Del Romano orgulloso Civilmente empleado
Viejo enemigo de fatal memoria; De bienes y virtud abastecidó:
A servir no avezado Tan dulce y bondadoso,
Y con tarda cadena domeñado. Que en él tuvo Temisa digno esposo.
Jovino, gloria mia, Temisa, asombro raro
Jovino , mi Jovino, De virtud y hermosura,
(Nombre en mi boca , qual la miel sabroso) Ninfa del Tormes; aunque descendía
Si mi ofrenda tardía En donde el Ebro claro
Te puede hallar benigno, Tiene su cuna pura,
Y el nombre de quien fue tan desidioso Y nace voluntaria la hidalguía;
Aun no te es enojoso; Pero la parca impía
Recibe su retrato Con temprana tijera
64 <55
Cortó el hilo precioso: Bañado en largo llanto,
y mientras el esposo Sin que diluvio tanto
Dio al cadáver la honra postrimera Pudiera amortiguar el dulce fuego
Con triste llanto y luto, Que la vista primera
El hijo le miró con rostro enjuto. De la honesta Melisa en mí encendiera.
Así que tierno niño La de los negros ojos,
Temisa me dejara La de luengas pestañas
Al cuidado del Padre, en quien vivia Sin par hermosa, y á la par discretas
De la esposa el cariño, Causadora de enojos,
Porque no me faltara De asaz duras entrañas,
Quando á la tierna edad se le debia. Que de amor no domó cruda saeta.
¥ allí en la Patria mia, A tal fiera sujeta
Que los fuertes Vectones El ánima, y rendida.
Miróbriga llamaron. Amaba tiernamente,
Los Dioses me miraron Amaba ardientemente,
Con su piedad , y de sus sacros dones Amaba sin templanza, y sin medidas •>
Me dieron bien sin cuento, Amaba en fin de modo
Pero mas voluntad, que entendimiento. Que aun ahora al recordarlo tiemblo todo.
Antes que el nuevo dia De tal fuego agitado
De la razón rayase Sin que Apolo debiera
Sobre el ánimo incauto, ya Cupido Numen, ni inflamación, canté amoroso,
Conquistado tenia Y á la sombra sentado
El pecho en que reynase En la fresca ribera
Con mas imperio que su Madre en Gnido. Del Agueda Serrano cascajoso,
¥ yo cruelmente herido Cantaba sin reposo,
Al Cielo alcé mi ruego ¥ cantando juzgaba
s
66 67
Conquistar la Sirena, «La errada vida enmienda,
Que á triste llanto y pena, «Y emprende la ardua senda
Sin cantar ni aun hablar, me condenaba «Por do la gloria heroica se consigue.
Y en tamaña tristura «Sus, acógete , Delio,
De mi edad pasó toda la verdura. «Al templo augusto del famoso Aurelio.
Mas vino un claro dia, Dijo, y alzó su vuelo,
En que piadoso el Cielo, Y mirándome afable, ,
Se dignó poner fin á mi locura: Volvióse al seno de do habia salido:
Y á la tierra venia Dejando de consuelo,
Con dulce y raudo vuelo De gozo y paz durable,
La común hija llena de hermosura, Y santo amor , el tierno pecho henchido
La Santa Temis pura Y el fuego que Cupido
De mis daños celosa, Con imperio tirano
Que qual nieto me amaba: Allí encendido habia,
Y junto á do yo estaba Vuelto en ceniza fría.
Se llegó : y con voz todo poderosa, Y yo, atento al precepto soberano,
Mirándome severa, De la Diosa clemente
Me comenzó á decir de esta manera. El Oráculo cumplo prestamente.
«O! Joven sin sentido! Oh! si no se entibiara
«¿Cómo con torpe hecho En el pecho mezquino
«Resistes los decretos celestiales? El alto fuego de que fue inflamado!
«No te fue concedido Quizá mi voz sonara
«El amoroso pecho En cántico divino
«Para centro de amores terrenales; Sobre el Tabór, ó el Gólgota sentado.
«Huye de tantos males: Pero aunque á son sagrado
«Mejor destino sigue; De la cítara mia
-b

68
Las cuerdas arreglaba,
69
Que aquel suelo habitaban,
Y á veces las mudaba,
Los nombres resonaban:
Amores solamente respondía;
Pero la mas loada en todas ellas
Y así canté de amores,
Era la Gumersinda,
Sin sentir de Cupido los rigores.
Ninfa tan desgraciada como linda.
Ya el astro luminoso
Después bajo otro Cielo
En la sañuda frente
Canté de la Divina
Del león veinte veces ha tocado,
Mirta la honestidad y la fé rara:
Y el rústico oficioso
Y así por todo suelo
Con acerado diente
Mi cítara mezquina
Otras tantas su seca mies cortado,
Eternamente amores resonara
Desde que recostado
Si ayer no la arrojara
En sus vastos oteros
Con ira de mi pecho
Me oyera el sabio Henares
Al Tormes que iba hinchado,
Amorosos cantares,
Turbio y apresurado:
Y celebrar los hijos de Cisneros
Justamente movido á tanto hecho
En su mas alta gloria,
De leer cuidadoso
Ay ! cuánto me atormenta esta memoria!
De Jovino el ensueño prodigioso.
Allí, aunque sin cuidado,
O Sueño peregrino!
Canté la donosura
O Asombro lastimoso!
De Julia , Ninfa humilde del Henares,
O Verdad disfrazada sabi mente!
En quien Venus ha dado,
O Soñador divino!
Cifrando la hermosura,
O Josef misterioso!
Breve causa á larguísimos pesares.
Tú enseñas, tú reprehendes dulcemente
También en mis cantares
Tú poderosamente
De otras mil Ninfas bellas,
El sueño sacudiste
7o 71
En que siempre yacieran, Batilo, con Liseno,
Y sin gloria murieran Delio de gloria lleno,
Batilo , con Liseno y Delio triste. Conquista de tus versos poderosos:
Mas sabes tú soñando, jPues que mejor destino
Que todos tus amigos afanando. Que ser los tres el triunfo de Jovino?
O •' si la muy li gera
Rueda trajera el dia LAS EDADES.
Feliz, en que los máximos honoros
El gran Jove te diera POEMA DIDACTIVO.
De nuestra Monarquía,
LA NINEZ.
Nacido para cosas muy mayores !
Entonces tus loores Aetatis cujusque notandi sunt tiei mores,

En verso numeroso MOEILIBUSQUE DECOR NATURIS DANDUS, ET ANNIS.


Delio ledo cantara REDDERE QUI VOCES JAM SCIT PUER, ET PEDE CERTO
Y al Cielo levantara SIGNAT HUMUM, GESTIS PARIBUS COLLUDERE, ET, IRAM
El nombre de Jovino : y el dichosa COLLIGIT, AC PONIT TEMERE; ET MUTATUR IN HORAS.
Dia tan deseado
Fuera con blanca piedra señalado.
Horatius Epist. ad Pisones.
Cuando con soberana
Gloria muy semejante
Al Soñador divino del Oriente, ARGUMENTO DEL PRIMER LIBRO.
La gente carpeíana
Te reciba triunfante, Núm. 1. Proposición. 2. Dedicación. 3.
Y doble la rodilla reverente, Recomendación de la materia. 4. Admira­
Tras el Carro luciente, se la providencia de Dios en la creación
Siguiendo irán gozosos
72 73
del mundo , y los entes que le ocupan , y
sus designios en orden al Hombre, g. Com­ libro primero.
placencia del Soberano Criador en sus
obras. 6. Creación del Hombre ^compuesto i. Decir en verso grave , numeroso,
de cuerpo y alma, y caos inmenso entre la
materia y el espíritu, y. Admirable pro­ Del hombre vegetable , y las sazones
videncia con que el Criador proporcionó Por donde sin sentirlo es conducido,
estas dos compartes para que compusiesen En cada edad notando las pasiones
un todo. 8. Prerrogativas y felicidad del Que son propias , por don raro y precioso
Hombre en el estado inocente. g, Degra­ Concede , ó sabia Musa , y al olvido
dación de la nataraleza por la desobe" Entrega el verso blando que a mi lira
diencia del primer Hombre, io. Males y Dictaste en vida umbrátil (¡Ay locura,
miserias en que incurrió el Hombre por su Con eternales lágrimas llorada!)
desobediencia, ir. Bienes naturales que El verso didascálico me inspira:
quedaron en el Hombre después de su de­ Mezcla la utilidad con la dulzura:
gradación , sus excelencias , señorío , in~ La sola utilidad, que ni es tocada
dustría y talento para procurarse su feli-‘ Del fuego-celestial la mortal gente,
cidad por medio de la Agricultura, Comer­ Ni del sacro furor su pecho henchido
cio, y descubrimiento de las Artes y Cien­ Para otro fin: ni fuera conveniente
cias. Tratar asunto menos importante
Por mis años á tal sazón venido,
Que la cana en mi pelo ya ha nacido,
Y va á surcar la ruga mi semblante.
a. Y tú, sábio Jovino, mi ventura,
Gloria inmortal del Legionense suelo,
A quien la mas sincera, la mas pura
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Duradera amistad unió conmigo: 3. Así como un Geógrafo erraría
(Don entre cuantos dones debo al Cielo, Si mil Reynos extraños describiera,
El mas digno de prez) ora tasando Al desprecio entregando el patrio suelo;
Estés á la maldad digno castigo, O como el padre , que curar debiera
Representando al Dios de la venganza; De su casa la sabia economía,
Ora con tierno pecho consolando Y la agena mirase con desvelo;
De la viuda y el huérfano el lamento, Así nosotros ("créeme, Jovino)
Ora examines en la fiel balanza Erramos, ay! erramos torpemente
Que te confia la divina Astrea, En objetos extraños consumiendo
La dudosa razón con ojo atento, De nuestró entendimiento el don divino,
Y pecho libre de pasión malina: Que para el propio bien primeramente
Suspende por un rato la tarea Nos fuera concedido: ó discurriendo
Forense, en que te tiene sumergido Por las obscuras ciencias , comparemos
El provecho común , y determina Unas cosas con otras vanamente:
En el nuevo camino, que has mostrado O los agenos hechos meditemos
Mis pasos aun dudosos: lo torcido En la historia , do el daño y el provecho,
Endereza: levanta lo abatido: La acción laudable con el torpe hecho
Tilda con negra tinta el verso errado: Confundidos están : (el grande Apolo
Infúndeme valor, si desaliento Juzgue si ella es mas útil que dañosa)
En la a'rdua vía , por do va á la gloria Solo de nuestro ser , de nuestro solo
Yo extenderé del uno al otro polo Vivir siempre olvidados consumimos
El nombre de Jovino, su talento, La vida, sin saber como vivimos.
Y de sus hechos la lucida historia. Como entre flores necia mariposa
Tuya es la’ idea, mió el verso solo: De objetos en objetos discurrimos,
Tus doctos pensamientos ve dictando: Sin tomar , cual abeja diligente,
Yo al dulce verso los iré acortando. A nuestro propio bien lo conveniente.
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4- Que muy de otra manera meditaba Y en la nada yaciera eternamente,
Nuestro común provecho aquel divino Si el Soberano Autor no le extragera
Hacedor de las cosas que en su mente Del no ser , cual si allí ya ser tuviera.
Eternalmente concebido ¡labia, Y sonando la voz omnipotente,
Y nada para sí necesitaba, La universal materia salió fuera,
Rico, abundoso, y en feliz destino, Aunque inerme , vacía , informe, impura,
Y todo el ser en sí lo contenia. La faz ceñida de tiniebla obscura.
O dignación! O amable providencia! Ah ! cuán desaliñada y diferente
O divino consejo eterno y sabio! De como fue después que la adornara
O poder! O bondad! del alto Cielo Su Espíritu divino , y la inspirara
Envia la sagrada inteligencia, Virtud , con luengas alas cobijando
Que purifique el torpe, inmundo labio La inmensa mole de agua , cual fecunda
Con fuego de tu Altar , para que pruebe Sus huevos la paloma al calor blando!
Decir tus obras santas, y desvelo Cuánta virtud , cuán varia, la infundía!
Paternal ha'cia el hombre: confundido La luz clara salió de la profunda
El sacrilego error , que al necio Atheo Tiniebla distinguiendo noche y dia
Dictó en secreto el corazón aleve, Para el trabajo y ocio virtuoso.
O el sistema orgulloso , q;ue el oido Lo mas puro del líquido elemento,
Cierra , cual áspid sordo , el sabio encanto Alzó en inmensa altura , y extendido
Del gitano pastor , del pueblo hebreo Cual magnífica piel el firmamento,
Padre y legislador, que poseído Cubrió el resto del ser en giro ayroso:
Del fuego celestial y sacrosanto, El resto , que aun, yacía confundido
Que arder, sin consumir la zarza , vido; En el centro , do tuvo inmoble asiento
En la falda del Sina refería, La tierra , que del agua separada,
Prestándole atención la ruda gente, Mostró la seca faz , y señalado
Como el mundo en eterno horror yacía, Fue el término en que el mar se contuviera,
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Con Iéy eterna nunca traspasada. Capaz de movimiento y de sentido.
Luego abrió de la tierra el seno amado, Los silenciosos peces por la fria
Y explicó las virtudes , que la diera Cristalina región luego giraron:
Su fecundo calor : y de verdura Y las canoras aves con ruido
Apareció vestida : y prometía Desde el agua tan raudo el vuelo alzaron,
En esperanza el fruto sazonado, Como si allí posadas estuvieran,
Que sus especies propagar debía. Y el trueno horrendo de arcabuz oyeran.
O cuánta variedad ! cuánta hermosura! La madre tierra el nunca estéril seno
Qué grande utilidad! qué muchedumbre Abrió segunda vez , y en un instante
De cada vegetal! Allí fue hallado El anchuroso espacio se vió lleno
Desde el humilde hysopo hasta el alzado De animales en turba numerosa,
Cetro, que ostenta el líbano en su cumbre De cuerpo , astucia y ser desemejante,
Después adornó el Cielo á competencia Cual cierra la distancia prodigiosa
Con lucientes estrellas, cuyo cuento Del sutil Arador al Elefante,
Solo pudo saber su eterna ciencia. Y del necio Jumento á la Raposa.
El Sol, padre del dia , rodeando Como un sábio Pintor, que concluido
La tierra en desvelado movimiento, El lienzo largo tiempo meditado,
Los dias numeraba , y declinando Y con profundo estudio diseñado,
Del Capricornio al cáncer lentamente, Atento lo contempla y complacido
El año y sus sazones señalaba. Nota lo definido en las figuras,
La Luna, de la noche presidente, El cauto desperfil de los contornos,
Sus luces recogiendo y dilatando, Lo sinuoso y plegado en los dintornos,
Los tiempos y los meses anunciaba. El ameno follage en las verduras,
Entre tanto del agua el seno blando, De la luz á la sombra la insensible
Que el divino calor aun fomentaba, Degradación, la huella imperceptible
Del ser un nuevo grado producia, Con que el dulce pincel varió las tintas,
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Que dan la suavidad y la belleza, 6. Y en tanto que los Angeles cantaban
Y á veces contrapuestas y distintas, Mil acordados himnos , y alababan
Dando el claro y obscuro fortaleza, El divino poder , cual si acabado
Aumentan el relieve , y juntamente Hubiera ya su obras ; en el pecho
Extienden las distancias luengamente, Reservaba el Señor nuevo cuidado
Que al contrarío suprimen á porfía, I-Iácia el hombre, pues solo a su provecho
Los escorzos con diestra economía; Ordenaba su amor todo lo hecho.
Y mirando mil veces sus labores, Y con voz magestuosa y resonante,
Observa cada vez nuevos primores; Rebosando bondad por el semblante,
Mira el todo, y se pasma, admira el arte „Hagamos (dixo) al Hombre.” Cesó el canto,
Llevado á perfección en cadh parte; Sobrevino á los Coros el espanto:
Y tanta maravilla contemplando, Y vieron admirados que inclinada
El semblante le baña el grande gozo, La inmensa magestad al bajo lodo,
Y en el pecho le bulle el alborozo.,. Tamaba una porción, y separada
Así el divino Artífice mirando Del resto, en forma airosa la pulía,
De sus divinas obras la hermosura, Cubriendo con rosada piel el todo,
Orden y proporción , se complacía: Que ¡numerables partes contenia,
Y en ver todo lo hecho tuvo holgura. Cada cual destinada al propio oficio.
Cada cosa por sí le parecía ¡ Qué conexión, qué órden , qué artificio
Buena, y mirado todo juntamente, En huesos , nervios , venas se guardaba!
Le pareció acabado y excelente: ¡Qué belleza, qué talle y simetría
Tanto , que el Criador se envaneciera, En todo el exterior manifestaba 1
Si en un Dios vanidad haber pudiera. Mirando el bello rostro , parecía
Y todo lo bendijo afablemente, Que en apacible sueño reposaba.
Mandando á los vivientes que llenasen Mas, ay 1 que eternamente careciera
La ancha tierra y su ser multiplicasen. De toda sensación y movimiento,
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Y como estatua ina'nime yaciera, Y con haber entre ellas tal distancia,
Si el Criador con su divino aliento Tanta contrariedad y disonancia,
Soplándole en el rostro blandamente, Las ayuntó el Señor en amigable
Espíritu inmortal no le infundiera: Lazo con modo oculto y admirable,
Espíritu inmortal, alma viviente, Poniendo entre las dos tal dependencia,
Del mismo que le hacia imagen clara, Que á cualquiera impresión , que recibiese
Que apenas llegó al cuerpo, (ó maravilla!) La materia , en el alma á competencia
Abrió los ojos, cual si dispertara Idea semejante se formase:
Del sempiterno sueño, y prestamente, Y al contrario, si el alma percibiese
Doblando con respeto la rodilla, Tristeza ó alegría , resultase
Reconoció á su dueño Soberano, Dolor ó gusto al cuerpo. Cual si viste
Le amó con casto amor : agradecido Alguna vez en lira resonante
Besó la santa bienhechora mano, Dos unísonas cuerdas, que si heriste
Que le dió el noble ser , constituido Una de ellas , la otra , aunque distante,
De materia y espíritu: porciones Hace el mismo sonido alegre , ó triste,
De tan raras y opuestas condiciones, Sin ser herida ; así las dos porciones,
Que de la una á la otra no se viene Humanas reciprocan sus pasiones,
Por graduación , ni entre ellas se conviene, Y se afligen ó gozan mutuamente,
Ni hay orden , proporción, ni analogía: Viendo que el daño propio ó el provecho,
Qué un infinito caos interviene De el de su compañera es dependiente,
Entre una y otra, mas intransitable Y á su cooperación funda derecho.
Que el grande espacio , que imposible hacia De do viene el temor de separarse,
Desde el pobre feliz al miserable Y dulce precisión de siempre amarse.
Sediento rico , que en la llama ardia, 8. Mas quién podrá explicar el abundoso
El corto refrigerio que pedia Dote con que fue el alma enriquecida
Para templar la sed intolerable. Para este desposorio? En don precioso
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La original justicia fue añadida, Libre de enfermedad y fiera muerte:
Que el órden y armonía conservaba, Que el perdido vigor le reparaba,
Y con doradas riendas sujetaba Y contra la vejez le aseguraba
La inferior turba de apetitos varios, Del vital leño el próvido alimento.
Para que ni rebeldes, ni contrarios, Y el rico patrimonio, que gozaba,
Del racional deseo desdijesen, Unido con la amada compañera,
Y siempre á la razón obedeciesen: A la futura gente transfundiera,
A la razón , que á todo presidia Si el precepto tan fácil como justo
Cual Sol en claro cielo , y precedía Del Supremo Señor no traspasara,
Ilustrada con ciencia suficiente Y de tan alto bien no le priora
Para poder vivir virtuosamente. Del soberbio Satan el triunfo injusto
Ni allí el grosero error , ni la enemiga Con astucia traidora conseguido.
Pasión ó enfermedad poder tuviera El triunfo injusto , que con grave canto,
Para impedir la concertada liga, Interrumpido á veces con el 'lanío,
Ni el conocer y obrar lo que era justo: Y laúd triste sabiamente herido,
Gozando el hombre libertad entera Lamentaba con verso numeroso
Propia del sano estado y ser robusto: En la orilla del Támesis nubloso
Pronto siempre el auxilio soberano, El Religioso Milton: y al sonido,
Sin el cual, por su culpa no cayera, Sus rubias Ninfas la cabeza, alzaban,
Y queriendo , con él permaneciera, Y á la historia tristísima atendían,
Y obrara el bien con vigorosa mano: Y con profundos ayes renovaban
Pues fácil le era el bien, que la traidora La memoria del dulce bien perdido,
Ley de los miembros contradice ahora. Mirando al Padre , cuya urna henchían
9. Así vivia en venturosa suerte Con el copioso llanto qué vertian;
El primer hombre , y nada perturbaba 10. Cual máquina exquisita, que el talento
La dulce posesión de su contento: Del exacto Elicot con lenta mano
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Y el corazón helado no enardece.
Complicó sabiamente , y conformaba
Tú con furor , con espantoso ruido
Con la luz celestial su movimiento,
Corriste los cerrojos eternales
Y en breve espacio en órden soberano
Del horroroso abismo , do cerrados
De los celestes Orbes imitaba:
Tenia el soberano Autor los males
Y tal vez roto el muelle de violento
A prisión sempiterna condenados,
Golpe , 6 de mano rústica partida
Si tú los duros hierros no rompieras,
La preciosa cadena , cesa el órden,
Y el indulto fatal le concedieras.
Y todo es confusión , todo desorden;
Por tí en el mundo entró la muerte fría.
Así la mano de Safan grosera
Por tí la enfermedad y la dolencia,
Perturbó la armonía establecida
La vergonzosa desnudez , la impía,
Por el Autor divino , quebrantando
Siempre traidora infiel concupiscencia,
La justa rienda, que enfrenar debiera
La ignorancia, el orgullo, la insaciable
Al apetito bruto, que usurpando
Codicia, la hambre y sed y la indigencia,
Los agenos derechos tomó el mando:
Y de otros monstruos turba ¡numerable,
Quedando la razón en suerte triste
Que de tropel salieron del profundo
Ciega , débil , confusa , y a' la hora
Para dañar al hombre miserable,
Hecha una vil esclava de señora.
Y establecer su imperio en todo el mundo.
O amarga culpa ! cua'nto mal trajiste
Por tí sola fue el hombre desterrado
Al hombre en breve ! Tú le derrocaste
Del delicioso Edén, y condenado
Del no entendido honor , en que vivia,
A no volver á hallar el surtidero
Y al jumento insipiente le igualaste:
Común del que en Egipto corre undoso,
Tú el sagrado derecho le robastes
Phison, y del Arajes sonoroso,
De hacer con mano fa'cil , si quería,
Del Eufrates alegre, y del ligero
El bien , que obrar en vano ora porfia,
S¡ el rayo celestial , nunca debido, Tigris. Por tí la tierra, que primero
De su grado los frutos produjera,
La razón tenebrosa no esclarece,
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En posesión maldita fue trocada Bellota el grano fe'rtil delicioso,
Que solo diera al Dueño la grosera Con mil dulces manjares y sazones.
Espina y cruel abrojo , si no fuera Y luego aspiró el hombre á la abundancia,
Con duro y corbo arado fatigada, Y puso móvil puente al mar hundoso,
Y con sudor y lágrimas regada. Corriendo sin fatiga la distancià
n. ¡O amarga culpa! tanto mal hiciste Inmensa , que separa las regiones,
Al misero mortal! mas no lograste Que nunca alcanzó á ver el carnicero
Acabarlo del todo : tú mudaste Buitre subido al Cielo : y peregrinas
Su estado y condición ; mas no pudiste Especies mil tomó del extrangero,
Mudar el noble ser : ni le quitaste Dándole lo sobrado. Y las divinas
El dominio supremo, el poderío, Artes advirtió en sí, con que levanta
Que egerce sobre todo lo terreno, A un nuevo y alto ser el ser primero:
Con que hace andar el cuello al yugo atado Y trasladando á un lienzo la natura,
Al novillo valiente , y doma el brío Instruye la razón , la vista encanta,
Del altivo Caballo con el freno. Y fija á un ser la fugitiva historia:
Ni la astucia sagaz , con que, ó de grado, Y cediendo al cincel la piedra dura,
O por fuerza , al pez, ave y alimaña, O en moldes los metales desatados,
Hace reconocer el señorío, De sus héroes conserva la memoria:
Que en vano huyendo van por la montaña, Y del suelo se aleja, y la vacía
O por el ayre vago ú hondo rio. Región huella seguro, y en dorados
Y salva quedó al hombre la inventora Techos habjta, y junta en sociedades
Industria, que muy breve le conduio Los hombres , que con sabias leyes guia
Del perizoma humilde al refulgente A su felicidad : y da tormento
Oro, y blanda seda , con que ahora Con máquinas , y obliga á la natura
El cuerpo cubre con soberbio lujo. A descubrir las causas y verdades,
Y presto fue seguido á la astringente Que oculta en seno obscuro y avariento;
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O con activo fuego la depura, 91
A deshoras ¡ ay Cielo! sopla el viento,
Y en principios resuelve , y rail esenciag
Y excita en un momento
Destila de tal precio y eficacia,
Tal incendio , que el humo me dispierta;
Que le sirven de alivio en sus dolencias.
La llama se apodera de mi puerta,
Y mis ajuares quema sin tardanza;
A MELISA. Y yo sin esperanza,
Confuso y chamuscado,
Yo vi una fuentecilla Solo pude salir por el tejado.
Yo vi un vapor ligero
De manantial tan lento y tan escaso,
Que al impulso del Sol se levantaba
Que toda el agua pura que encerraba
De la tierra, do apenas sombra hacia.
Pudiera reducilla
No hice caso primero:
Al recinto brevísimo de un vaso.
Mas vi que por momentos se aumentaba,
Del pequeño arroyuelo que formaba
Y luego cubrió el Cielo, robó el dia,
Por ver en qué paraba
Y al suelo descendía
El curso perezoso fui siguiendo,
En gruesos hilos de agua que inundaron
Y vi que sin cesar iba creciendo
Mis campos , y las mieses me robaron;
Con el socorro de agua pasagera,
Y á mí que en su socorro fui á la hera
En tal forma y manera,
Me llevó la ribera,
Que cuando lo he intentado
Do hubiera perecido
Ya no pude pasar del otro lado.
Si no me hubiese de una-zarza asido.
Yo vi una centellitá'
En fin , yo vi en mi pecho
Que por caso á mi puerta había eaido;
Nacer tu amor, Melisa , y fácil fuera
Y de su pequeñéz no haciendo cuento
En el principio haberlo contenido:
Me fui á dormir sin cuita:
Mas poco satisfecho
Y estando ya en el sueño sumergido
Con ver su origen, quise ver cuál era
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Su fin ; y de mi daño no advertido, El paso aceleraras
Hallo un rio crecido, Por lograr mejor ayre , mejor suelo,
Que a roda libertad me corta el paso: Mejor sol, mejor luna , mejor cielo.
Hallo un voraz incendio en que me abrazo: ¿Qué tiene este terreno
Hallo una tempestad que me arrebata, Que pueda parecerte delicioso?
Y de anegarme trata. Es a'spero, fragoso,
Ay 1 con cua'nta inclemencia Desigual, peñascoso , nada ameno,
Cupido castigó mi negligencia! Que verle al corazón cubre de luto;
Y ser terreno bruto
CANCION Tu repetido torno lo asegura,
Pues con uno le formas la herradura.
AL RIO GVADALETE. Ni detenga tu paso
r La vista (aunqúe parece apetecible)
vTuadalefe gracioso, De un Pueblo inaccesible
Que en repetidos tornos dividido De toda sociedad y bien escaso:
El curso has suspendido Do casa sobre casa fabricada
Que hasta Arcos seguías presuroso; Una en otra apoyada,
Y en la pereza con que de él te alejas Vinculan ciertamente su caida
Das á entender que dejas Por divino presagio prevenida.
Con repugnancia su terreno bruto, ¡Desventurada gente,
Retardando al Océano el tributo: Que en punto de sus Dioses dividida
Escucha de un ausente Será desatendida
Del Gaditano suelo , las razones Su ofrenda , como culto irreverente !
Que de tus detenciones Pues nunca fue aceptable , ni propicio
Y rodeos arguyen lo'imprudente, A Dios el sacrificio
Bien cierto que si tú las contemplaras Que en vez de unir las gentes en concordia
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Es inmortal origen de discordia. Con tal caudal corriendo presuroso
De tanto desacato Por puerto delicioso
Retira, Guadalete, tus cristales Darás al mar tributo encarecido:
Antes que tantos males Y allí con tus cristales confundidas
Mancillen su pureza con el trato: Mis lágrimas sentidas
Y ya de confusión y horror cubierto Podrán lograr la venturosa suerte,
Sigue derecho al Puerto Que no le es dada al triste que las vierte.
De do parten alegres los bajeles, De Cádiz el hermoso
Al grande Emporio de las gentes fieles. Besar podrán el muelle celebrado,
De aquí á muy corto trecho Donde Hércules osado
Te dará el Majaceyfe sus cristales; A sus conquistas puso fin glorioso.
Que aunque pobre ert caudales, O tal vez de furioso Vendalabes
Va siguiendo su curso tnas derecho: Movidos mis raudales
Y este nuevo socorro de agua pura Podrán (¡qué dicha!) en olas encrespadas
Te añadirá presura Asaltar sus murallas deseadas.
Para que huyendo de la gente fiera Y el asalto logrado,
Llegues presto á la dicha que te espera. Da , Guadalete , al mar , como es debido
De amargo sentimiento El caudal recibido,
Mis lágrimas vertidas por presente Pues con tal condición te fue entregado,
Agrego á tu corriente Mis lágrimas irán mas adelante
Para hacer mas veloz su movimiento. A pagar un amante
Ni tu caudal por dulce , con desvío Feudo á seno mejor que las reciba,
Desdeñe el llanto mió; Que algo tiene de mar quien las motiva.
Que aunque tiene en su origen amargura Y si en caso impropicio
Las pierde en mis canales de dulzura. No hallan en este mar buena acogida,
Así que enriquecido Juro que ya en mi vida
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No alzaré en tus altares sacrificio Y eterno fuera el ceño de tu cara.;
A la sacra Deidad que en Cypro mora: Sufriera mis dolores
Y mi lira sonora. Y callara mis males,
En vez de los primores Gaditanos O solo de mi suerte me quejara:
Cantará los blasones Carpetanos. Ni el desden extrañara;
Que el haber siempre amado
A las Lices esquivas.
CANCION
O Daphnes fugitivas,
Esta mi estrella es, este mi hado.
A VECINTA DESDEÑOSA Ay! que Vecinta hermosa
Tan solo para Delio es rigurosa!
¿Por qué tan desdeñosa Dando al Cielo alegría
Miras, Vecinta bella, Alzas los bellos ojos
A Delio fiel que tu ventana atiende? A Jualindo que el alto techo mora,
Si de él estás quejosa, (¿Quién vió mas claro dia?)
Explica tu querella, Y luego con enojos
Y el fuego del enojo que te enciende Los diriges á Delio sin demora.
Contra quien no comprehende (¿Quien vió mas triste hora?)
En sí mayor pecado, Y solo en tu semblante,
Que el haberle Diana Centro de amor y tedio,
Con sentencia inhumana Sin crepúsculo medio
A triste y dura cárcel condenado. Se miran (qué prodigio!) en un instante
Ay 1 que de tu desvío Juntarse en lazo raro
Sospecho mayor causa en daño mió ! La triste noche con el dia claro.
Si fueran tus rigores Si buscas ser querida
Para todos iguales Hallarás en mi pecho
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§8 99
El Cypro y Pafo donde Venus mora: De Mirta Gaditana la fe pura,
Si á ser aborrecida Al Cielo has ofendido,
Te inclina tu despecho, Las Diosas enojaste.
No desprecies , Vecinta , á quien te adora: Ay! Delio , Delio, vuelve en tu cordura:
Déjate por ahora Sufre la pena dura
De ese mirar esquivo, A que te han condenado
Y el rostro desdeñoso Diana encrudecida,
Convierte en amoroso: Y Venus ofendida;
¿No ves que del amor el fuego activo Que es el morir de sed, porque has dejado
En el desprecio prende, Las abundosas mares
Y el soplo adverso mas la llama enciende? Por la triste escasez del Manzanares.
A la noche funesta Ay triste!... pero deja,
Sucede el claro dia, Canción , y corta el hilo ya á la queja,
Y torna á los mortales el consuelo: Que tras la luenga noche vino el dia.
La parda nube opuesta ¿No viste como el Alva se reía?
Que el ayre entristecía Y que Vecinta hermosa,
En gruesos hilos de agua baja al suelo, Comienza ya á mirarte cariñosa?
Y el ceño quita al Cielo;
Y la mar alterada ODA.
Del Vendabal furioso
Recobra su reposo: ¿Por qué tan riguroso,
Sigue á la guerra cruel la paz amada. Político severo,
Solo eterno percibo, Tuerces con ceño el rostro, y ofendido
Vecinta , en tu . semblante el ceño esquivo. Repites desdeñoso
Ay ! Delio fementido! Con ademan grosero
Quizá porque olvidaste . El coax de la Rana desabrido
IOO IOI
Porque Celia , cumplido O bien se desenfrena
Un lustro solamente, Y sigue sin medida
Para ser educada Los mundanales gustos
Del seno es separada Y placeres injustos
Maternal , y cual víctima inocente A qne por tanto tiempo fue impedida,
Llevada á la clausura Cual rio represado
Que tú juzgas eterna sepultura? Que el obstáculo puesto ha derrotado.
Eterna sepultura O! cuán enormemente
Donde en perpétuo olvido De la razón te alejas,
Sus gracias yacera'n; pues el estado, Político, juzgando desdichada
Del Clausto por ventura A Celia la inocente,
Le será persuadido: Que sin duelo , ni quejas
O cuando deje el Claustro , qué ha logrado Del corrumpido Mundo separada,
No habiéndola enseñado Viene á ser cultivada,
La sabia economía, Como oliva preciosa
Que á la muger abona Entre abrojos nacida,
Y la forma Matrona, Que de ellos dividida,
A quien una familia se confia? Y trasplantada á tierra deliciosa,
Difícil y útil ciencia, Paga después tributo,
Que solo da el egemplo y experiencia. Dando á su tiempo el sazonado fruto.
Y tal vez preocupada, El fruto sazonado;
En nimias devociones Merced de la cultura
Coloca la esperanza de ser buena. Que en este santo asilo se propone:
La carga aban donada Donde el primer cuidado
De sus obligaciones Es enseñar la pura
Lo que la pura Religión condena: Religión, que es la regla que compone
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El corazón , y pone Ni la pasión impura,
Al apetito freno, Ni el interés grosero,
Y forma las Matronas. Ni el capricho variable
Que tú en vano blasonas De libertad instable,
Obra de un siglo de desorden lleno: Tendrán jamás entrada en el esmero
Que mal á otros arregla De una sabia enseñanza
Quien el propio interior tiene sin regla Virtuosa , gratuita y sin mudanza.
Maestras ilustradas Aquí halla la Nobleza
Cual aquí se prometen Ventajosa acogida
A Celia dictarán en sus lecciones A costa de un dispendio moderado,
Las acciones sagradas Y la humilde Pobreza
Que al estado competen: Con amor recibida
Condenando Jas falsas devociones Es también educada con agrado.
Con las supersticiones. Aquí logra el estado
Y si allí persevera Seminario profundo
Celia el tiempo bastante, De Maestras formadas,
Será egemplo constante Que después separadas
De que la piedad sólida y sincera Esparcirán la fama por el mundo
Siempre se ha conciliado De un establecimiento
Con el bien verdadero del Estadó. Gloria de nuestro siglo y ornamento.
Maestras permanentes
Al sumo bien ligadas
Con triple indisoluble ligadura,
A las tiernas Clientes
Para ser educadas
El bien les fijarán de la cultura.
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Impedir el aumento prodigioso:
ESTANDO DELIO EN SU GRANJA, Y con esto ha arraigado de manera,
0,1 A ENTENDER A MIRTA LA PREFEREN­ Que aunque es Arbol crecido y muypom
CIA QUE DE ELLA HACE RESPETO DE poso,
PERIA , RAJO LA METÁFORA DE No ha podido arrancarle de mi estancia
DOS GLIFOS. El Vendabal mas terco y mas furioso.
Del fruto que me da con abundancia
Con sus hojas y flores aprensado, .
TERCETOS.
Un bálsamo saqué de tal fragancia
Y virtud , que a' mis llagas aplicado
■Lln la amorosa estancia , donde vivo (Aunque yo mortalmente estaba herido)
De todo humano trato retirado, De todas las heridas he sanado.
Planté no ha mucho tiempo un tierno Olivo. Y otro Olivo , que estando yo dormido,
Puse en él mi afición y mi cuidado: Maro , cerca de allí plantado había, •
Dos veces le regaba cada dia: Por mas que su crianza ha promovido,
Y alguna vez estando recostado Y le regó abundante cada dia,
A su pie , de mis ojos le anadia Jaroa's se vió crecido ni frondoso:
El riego de un extraño sentimiento; Y al ver que el otro mas prevalecía,
Mi cuidado y cultivo agradecía, Y á mí de que medrase cuidadoso,
Y lo mostraba el prodigioso aumento: Se ha ido marchitando lentamente
Y como en tierra fértil y amorosa Hasta que se ha secado de envidioso.
Echó raíz profunda , esparció al viento
.La hermosísima rama en pompa airosa:
Y yo para que mas prevale ciera,
Con mano diligente y cuidadosa
Del contorno arranqué cuanto pudiera
xo6 lo?
Y cuna te eligieron
EL TRIUNFO DE MANZANARES. De claros , poderosos, altos Reyes,
Que en dos mundos dominan y dan leyes
CANCION. De tí el muy estendido
P .
•A reciosó Manzanares,
Guadiana , de tí el Ebro deleitoso,
Y el Betis abundoso,
Que entre arenas caminas, lento el paso
El hondo Duero , el Tajo abastecido,
Cuando en aguas escaso,
Y cuantos rios cortan en porciones
Tanto rico en virtudes singulares:
Las Hesperias regiones;
Dote que fue debido justamente
De tí uno reciben sus raudales
A tu estrecha corriente:
Leyes y dirección , si no caudales:
Que nunca en lo crecido y abundoso,
Por tí el apresurado
Cifró naturaleza lo precioso.
Genil al Betis sigue en derechura,
A tí mi dulce acento
Y lleva el agua pura
Se consagra esta vez ; y si me es dada
Cual en su blanco origen se le ha dado.
La Lira celebrada
Por tí es libre del Tíber turbulento
De los Lesbios , tu nombre daré al viento,
Que con dañoso intento
Y el triunfo por tu medio conseguido,
Le quiso amancillar, y juntamente
Si fuere permitido
Dar un extraño rumbo á su corriente.
De los Cisnes qije pisan tus arenas,
Del Tíber, avezado
De cuya grande fama el mundo llenas.
A hacer temer á todas las Naciones
A tu margen se dignan
Con sus inundaciones
Congregarse los Dioses celestiales
De Pirra el Siglo á Roma amenazado.
Cuando de los mortales
Ay! cuán entumecido y orgulloso!
Los negocios mas graves determinan.
Y su ímpetu furioso
Por eso gracias mil te concedieron,
Ay! cuántas bellas tierras dexó aisladas
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De nuestro amado suelo separadas! La confusa Provincia , que á su ruina
Del Tiber que intentaba Con presura camina?
Abolir las memorias aplaudidas Ay ! y cuán vanamente fatigara
A Real nombre erigidas, El Coro femenil de las Vestales
Que la Bética gente veneraba: Con himnos virginales
Y el templo virginal invadir luego, De la dormida Diosa las orejas,
De la Diosa del fuego Negadas á sus cánticos y quejas!
Presidente , con cruel decreto airado ¿A quién cometerla
Del soberano Jove no aprobado. Júpiter soberano el rayo ardiente;
Ay cuánta desventura Que á la afligida gente
A la Bética gente aconteciera Vengase de maldad y alevosía?
Si Jove permitiera A tí fue dado , Manzanares bello,
Cumplir del crudo Tiber la ley dura ! El poder contenello:
Cuántos males sufrieran ! cuántos daños Y el buen Genil hallar pudo en tí solo
Pastores y rebaños! Marte , Venus , Amor , Mercurio , Apolo,
Todo fuera trastorno y falta de úrden, Así los otros Ríos
Extraña confusión, ciego desorden. jTanta parte te den de sus caudales,
Sobre el Olmo pomposo Que sobre tus cristales
Do sola la Paloma asiento hiciera, Crucen la Carpetania los Navios;
El torpe pez se viera: Como yo estenderé con mis Canciones
Y como pez el Gamo pavoroso Por todas las Naciones
Surcara (confundida la natura) Tu nombre y fama ; siempre agradecido
La cristalina anchura: Al triunfo por tu mano conseguido.
Y llevára Proteo sus ganados Y tú , Genil dichoso,
A los ásperos montes nunca hollados. Sigue al Bétis , y anima de pasada
¿A cuál Dios invocara La gente desmayada
I1o III
Del habido temor, y victorioso Y á los Pueblos hermosos,
Ve' cantando tu triunfo dulcemente, Que en la apacible orilla fueres viendo,
Diciendo alegremente: La nueva de tu triunfo ve esparciendo.
”No temáis ; libres sois de tantos males,” Ay! guarte que el encanto
Y da nueva presura á tus raudales. De margen Sevillana lisongera
A quién no detuvieron Detenga tu carrera:
Ni las'amenas selvas, ni los prados Ni quieras escuchar el dulce canto
De flores mil sembrados: De las Ninfas que forman mil cuadrillas,
Ni su curso los hielos suspendieron: Y eti las frescas orillas
Ni sus raudas orillas azotaron Hieren la blanda arena : que aunque ufana
Las obas; ni escucharon Son embidiosas de las Gaditanas.
De las ranas el canto desabrido: Antes Cual sabio Griego
Ni vayonj ni espadarla allí se vido. Tus oidós atapa prontamente,
Sigue , pues , con presura / Y á paso diligente
Por do la sa'bia mano te condujo La Lucarina pla^a ocupa luego,
Con poderoso influjo, Y sin temer escollos peligrosos
Y santas leyes llenas de cordura: Entra en los abundosos
Hasta que al verte raudo y victorioso, Y dilatados mares ya vecinos,
El Bétis amoroso, Llenos de mil veleros ricos pinos.
Estendiendo los brazos luengamente, Y luego hácia Levante
En su seno reciba tu corriente. Dobla la larga punta aguda y fiera
Y luego sosegando Del Can ; do pereciera
La presura los brazos paternales, Mil veces el incauto Navegante:
Tus hermosos cristales Y descubre el emporio Gaditano:
Hacia el mar Gaditano irán llevando Y corre luego ufano
Por terrenos fecundos deliciosos: A besar sus orillas reverente,
II2 Ir3
Y saludar la hermosa y dulce gente. Arena , nunca hollado de la gente,
Y si entre los millares Graba continuamente
De Ninfas , de hermosura y gracia llenas El dulce nombre de su Mirta amada:
Que pisan sus arenas Y crece y sube con el olmo alzado:
A la fiel y divina Mirta hallares, Y que siempre empleado
(Que ignorar no podra's aun entre tantas) En formar de sus prendas larga historia.
Besa sus bellas plantas, Hará eterna de Mirta la memoria.
Y dile de mi amor cuanto tú puedas,
Con que añadas que siempre corto quedas, EL CÁDIZ TRANSFORMADO,
Dile que en la ribera y DICHAS SOÑADAS DEL PASTOR
Del apacible Tormes argentado, DELIO,
Apasta su ganado
El triste Delio, cuya suerte fiera CANCION.
(Quiza' por apagar su llama ardiente)
Lo tiene de ella ausente. Desde que vivo ausente
Pero antes será el mundo piezas hecho, De la bella Ciudad , que fue la gloria,
Que falte Mirta bella de su pecho. Donde hizo eterno asiento mi deseo,
Dile que noche y dia Me está continuamente
Con pastoril zampona, ó dulce avena, Afligiendo de dia SU memoria,
Por divertir la pena Y de noche me sirve de recreó;
El nombre de su Mirta al Cielo envia: Y aunque en sueños no creo,
Y olvidan sus ovejas los Pastores Por ser regularmente necedades}
Por oir sus loores: Tal vez fueron misterios y verdades:
Y el pecho alzó tal vez del ancho asiento Y he de contar con verso mesurado,
El padre Tormes , y atendió á su acento. Las dichas que he soñado
Dile que en la delgada En una noche fría:
8
>
ii4 1 1.5
Y era soñar el ciego que veía. Y era soñar el ciego que veía.
Soñé (cómo transforma Soñé que amarizadas
El sueño las ideas á su grado!) Mió ovejas dejaba en la espesura,
Que no era Cádiz lo que se pensaba; Y á la playa me fui sin curar de ellas
Sino de humana forma Y noté unas pisadas,
Una Pastora, que de mi ganado Bien estampadas en la arena pura,
Los cándidos corderos apartaba, Que juzgué ser de Mirta por lo bellas
Y Mirta se llam aba, Siguiendo fui las huellas,
Llena de honestidad y de hermosura, Y vi que con el dedo había formado
Centro de discreción y de fe pura: En la arena este indicio de su agrado;
Y yo gczaba en suerte venturosa «Quien me sigue será correspondido:
De su vista graciosa «Delio lo ha conseguido,
Las veces que quería: «Y Mirta lo escribía.”
Y era soñar el ciego que veía. Y era soñar el ciego que veía.
Soñé que trasformado Soñé, que.mis Zagales
Cádiz en Mirta bella , así me habla: Me dieron una nueva lastimosa
«Conque presto del Tajo á la ribera De Cádiz , y yo en llanto me anegaba
«Trasladas el Ganado? Llorando tantos males:
«Triste la que nació mísera esclava! Y al punto llegó Mirta presurosa,
«Cierto puedes estar que si pudiera, Y vi que con un lienzo que tomaba
«Con gusto te siguiera, El llanto me enjugaba:
«Hasta dejar los abundosos mares Y aplicando la mano al casto pecho,
«Por la triste escaséz del Manzanares: «Vive, Pastor, (me dice) satisfecho,
«Pero el alma , que es libre , irá contigo «Que en Cádiz vivirás eternamente:”
«O quedará conmigo Y yo muy ciertamente •
«La tuya en compañía:” Mi ventura creía:
IIÓ 117
Y era sonar el ciego que veía^ Y era soñar el ciego que veía.
Soñé que Mirta bella Yo de mi dicha cierto,
Me miraba y decía con agrado: Dejo el lecho dormido apresurado,
«Por que' pasas, Pastor, la vida triste? Y destinando, ruedo la escalera;
«Ya cesó mi querella, Y en el portal despierto
«Ya sé que tu caudal has retirado Bañado el rostro en sangre y maltratado:
«Del banco Genovés , donde perdiste Y vi que esta ventura (ah suerte fiera!)
«En io que allí impusiste: mposible me era:
«¿Qué trecho habrá desde la tierra al Cielo, Pues vi que aun subsistía irrevocable
«Pastor?” Y yo la dije sin recelo: De Diana el decreto formidable,
Medido de tu mano diestramente Y aunque quedé del sueño mal herido,
Un codo solamente: Mas que dél , ofendido
Y ella.se complacía: De la verdad, con ceño
Y era soñar el ciego que veía. Miré la vida , y con placer el sueño.
Soñé que divertido Canción , vé á Mirta, y di de parte mia
Estaba yo á deshoras de la noche, Que si de mi verdad y amor dudaba,
Formando una Canción á mi Pastora: Sepa que si soñaba
Sentí á mi puerta un ruido El ciego que veía,
Como si allí parado hubiera un coche: Era solo soñar lo que quería.
Y luego se me dijo en voz sonora:
«Delio, llegó la hora A MELISA.
«De que dejes las selvas y el ganado,
«Pues no eres para rústico formado: CANCION.
«Ven que en Cádiz te espera ansiosamente:
Andando yo cazando
«Con quien eternamente
«Gozarás de tu dia:” Vi una blanca paloma, que batía
n8 119
Las alas por extremo movimiento, Vi que un Lobo sagaz acometía
Y luego fui notando A una Cordera amada,
Que por línea derecha descendía Que estaba del rebaño en los confines.
Hácia la boca de un Dragón hambriento Yo que mas que á las otras la quería,
El cual con torpe aliento Tras el Lobo, que huía
Había su vigor entorpecido, Con el robo , siguiendo fui con priesa,
Y hácia sí la traía sin sentido, Y del hambiento diente hurté la presa;
Con tal dulzura y suavidad tan rara, Pero tan maltratada , que mirando
Que si yo no llegara La sangre amancillando
Tan oportunamente, Del beljon la blancura,
Fuera despojo de su crudo diente. Me llenó las entrañas de ternura.
Compadecido de ella Con bálsamo oloroso
Disparé mi arcabuz, y dividida Sus heridas curé compadecido,
La columna de aliento, que mediaba, Y desde entonces mucho mas la amaba:
Cayó á mis pies la bella Mas ¡ caso prodigioso 1
Paloma, sino muerta , atontecida. Apenas hubo bien convalecido,
Yo la puse en mi pecho y fomentaba, Volvió el Lobo fatal que la buscaba
Por ver si en sí tornaba: Y el ganado acechaba;
Mas ella apenas se hubo recobrado, Y luego que lo vido la Cordera
Después de haberme e¡ corazón robado, De mis brazos saltó ¡ quién lo creyera !
Hácia la fiera boca alzó su vuelo, Y fue siguiendo en pos del Lobo hambriento
Y con tanto desvelo Con balido y lamento,
Por ella se ha m.etido. Y tan apresurada,
Como pudiera por su amado nido. Como pudiera tras su madre amada.
Estando en mi majada Viniendo de camino
Entregados al sueño los mastines Vi un Cazador astuto que tenia
120 I2I
En redes varias aves encerradas, No fuera quien las vió tan desdichado:
Cuyo arte peregrino Entonces conocieras
Con fingido reclamo las traía, Las astucias , engaños y traiciones
Y a un engañoso cebo aficionadas, De que Delio prudente te ha librado;
Del daño no avisadas, Y hubieras estimado
Se entraban en las redes con anhelo. Su mucha diligencia y mucho celo:
Pensando hallar su paz y su consuelo. Pero al fin la verdad quitará el velo
Vi entre ellas una Tórtola tan bella, Al engaño, y veras que aquel amante
Que enamorado de ella, A quien pagas constante
Deseando lograrla, De tu amor el tributo,
Di todo mi caudal por recatarla. Es Dragón , Lobo y Cazador astuto.
Llévemela en el pe^ho
A mi aldea, que cerca de allí estaba, A L I S E NO.
Y yo la regalaba con cuidado,
Y estando satisfecho ODA.
De que ella mis alhagos estimaba,
Por qué te das tormento,
Luego que ya me vido confiado,
Con vuelo acelerado Liseno, si te ha dado el Cielo Santo
Camino hacia la red en derechura, El mirar el portento
Y en ella volvio a entrarse sin cordura. Que al Tajo pone espanto
Yo en vano fui á cobrarla presuroso: Y á sus Lasos renueva el sabio canto?
Porque al hombre alevoso Dichoso y bien hadado
Por mas que le decía Quien logra ver de Lisi la luz pura,
No pude, persuadirle que era mía. Do con modo no usado
Melisa, si entendieras La gran madre Natura
Lo que quieren decir estas visiones, Cifró el numen, la gracia y hermosura.
122 123
Ver el rostro alhagiieño Al ciervo con saeta fatigara;
Donde mora el agrado de contino, O ya en la margen pura
Y nunca el negro ceño, Del Tajo se sentara
Ni otro vapor malino, Y su voz en las aguas resonara.
Alteró lo sereno y cristalino. Del canto suspendido.
Y aquel hablar sabroso, Viviera de mis daños olvidado,
Entre carmin y perlas fabricado, Puesto el atento oido
Correr cual el precioso Al son dulce acordado
Raudal recien formado Del plecto sabiamente meneado.
Sobre las puras guijas deslizado.
Oh? no ya ingrato al Cielo, AL PENSAMIENTO.
Torna , o caro Liseno, en tu cordura.
Recobra tu consuelo ODA.
Y deja la tristura
Al mal hadado Delio y sin ventura. Cesa ya, pensamiento,
Ay! si entre tantos males Cesa siquiera un rato
Me fuese como á tí te es concedido De aumentar mis temores
El ver los divinales Con proponer mis daños.
Ojos donde Cupido Deja de repetirlo,
Reyna mas fuerte que su Madre en Gnido Que ya tengo notado
Dejando mi ganado Ser propia la mudanza
Del Tormes argentado en Ja ribera De todo bien criado.
De el dulce bien llevado Ya sé que el Sol hermoso
Por do quiera que fuera Con círculo diario,
Como la sombra al cuerpo la siguiera. Si brilla en el Oriente
O ya por la espesura Se ofusca en el Ocaso.
124 125
Ya de la Luna bella Ni ella puede mudarse,
He advertido en los cuartos Ni yo puedo pensarlo.
Crecientes y menguantes,
Alientos y desmayos.
EN LOS DIAS DE LISI.
Sé que á la Primavera
Sigue el seco Verano,
Y la noche funesta No sale tan gallarda

Al dia alegre y claro. Por las doradas puertas


Y aun sé que aquestas cosas Del Oriente la Aurora
(¿Cómo podré negarlo?) En la3 mañanas frescas,
Son imagen muy viva Como hoy en las orillas
Del bien que yo idolatro. Del Tajo te presentas,
¿Mas qué ventajas logra O bella Lisi mía,
De lo que yo te alargo, A celebrar tu fiesta.
Si las copia en lo bello, Al paso que los giros
No en lo mudable y vario?
De la celeste rueda
Es sol, mas siempre fijo: Tus bellos años forman,
Es luna sin desmayo: Tus claros dias cuentan:
Es primavera eterna: Con pasos florecientes
Es dia perpetuado: Tu verde Primavera
Pues cesa, pensamiento, Va caminando al grado
Cesa siquiera un rato, De juventud perfecta.
De aumentar mis temores El tiempo que grosero
Con proponer mis daños, Castiga otras bellezas
Que siendo de constancias Con canas que envilecen,
Mirta, prodigio raro, O con rugas que afean,
126 127
Va pintando en tu rostro Derrama su blancura
Con mano sabia y diestra, La cándida azucena.
Mil gracias peregrinas, Ay tristes! ay dichosos!
Mil perfecciones nuevas. Los ojos que te vean,
Biilla en tu frente hermosa Dichosos si te agradan,
Lá íüZ muy mas serena: Tristes si los desprecias.
Ni mas resplandeciente Aun en la ausencia dura
Su rostro al Cielo muestra Mi alma los contempla,
La Luna plateada Y su luz la embriaga,
Que el tuyo tú á la tierra Sus llamas la penetran.
Do imprimen hoy tus plantas Mil veces bien hadado
La delicada huella. El Jóven que merezca
Los ojos..,. Musa mia, El gozar para siempre
¿Co'mo mi voz pudiera De tu amable presencia.
Pintar ¡os rutilantes Logrado habrá en tí sola
Ojos, que en pos me llevan? (O venturosa estrella!)
¿Quien me dará que junte Un Cielo, un Sol, un Fénix,
Del sol la luz inmensa, Y un diamante en fineza.
La sombra de la noche Nunca tan claro cielo
Y el fuego de la esfera Las nubes obscurezcan,
Para pintar sus brillos, Y sol tan refulgente
Su gracia y su viveza? Jamás ocaso tenga.
Juegan sobre tu boca Tu vida á los Diamantes
Las risas alhagüeñas, En duración exceda,
Y en el ebúrneo pecho, Y la ficción de Arabia
Tesoro de belleza, En tí verdad se vea,
______________________________

r a8 129
Y tus amables Padres De aquel que motejaba
Con tus hermanas sean Con risa el embeleso
Testigos oculares De Batilo en Filena,
De edad tan duradera. Y en Mirta el de su Delio.
Esto escribía Delio Digamos como un dia
A su Pastora bella, Pensativo y severo,
Y en verso lo escribía, Por la orilla del Bétis
Que como en tanta' fiesta Andaba descubriendo
De gozo pierde el juicio, De la naturaleza
Por eso dio en Poeta. Los ocultos efectos.
Digamos que Trudina
Por su casual encuentro
el digamos de mireo. Dio materia mas noble
A tu empezado intento.
nbigamos, blanda Musa, Quiso advertir en ella
Digamos de Mireo, Cuál era aquel veneno,
Digamos el fracaso, Que de los hombres turba
Digamos el suceso. Los no acordados pechós.
De Mireo y Cupido Y como el otro sabio
Digamos y cantemos, Observador protervo,
Del uno la venganza, Que intentó del Vesubio
Del otro el escarmiento. Comprender el misterio;
De Mireo digamos Escaló la alta cumbre,
Filosofo severo, Y averiguar queriendo
Que amor juzgó delito Del incendio la causa,
Ageno de hombre cuerdo; Pereció en el incendio:
9
130
Así las perfecciones
A consolar la pena
Contemplando Mireo
Del cuidado materno.
De la sin par Trudina,
Y del vecino bosque
Notó un extraño cerco
Sin número salieron
Sobre la frente hermosa
Pastores y Pastoras
De pelo corto y crespo:
A celebrar el hecho.
Paróse á ver la causa
Ellas forman mil corros
Del bello fenómeno.
De las manos asiendo,
Ay triste! que era el Arco
Y ayrosamente mueven
De do el Niño severo
Los bien tallados cuerpos.
Que en pos de la Pastora
Los Pastores cantaban
Tiraba el crudo nervio,
Muchos discretos versos;
Le disparó una flecha,
No me acuerdo de todos,
Y atravesado el pecho
Diré los que me acuerdo.
Sobre la verde grama
Nadie de amor se burle,
Cayó el triste Mireo.
Ni rehuya su imperio:
Y el Dios no bien vengado
Quien presuma de Estoico
Tomó un solo cabello
Téngasele por necio.
De la madeja hermosa
Nunca digáis , Pastores,
De la Pastora , y presto
Cuando no estáis sedientos,
Le ató de pies y manos,
Y aun viendo el agua turbia,
Y con burla y desprecio
De aquí no beberemos.
Se lo entregó á Trudina
Esto digamos, Musa,
Como manso cordero.
Siempre digamos esto,
Y dando carcajadas
Y nunca mas digamos,
Volvióse el Niño al cielo
Y no digamos menos.
13S 133
Digamos.... pero cesa, Mientras que no te vea
Musa, que si Mireo, Aprender de tus daños
Tuviere mas digamos. A ser menos severa
Mas digamos diremos. Con los que tus dos ojos
Abrasan y atormentan;
A LA QUEMADURA DEL DEDO Que semejantes casos
Al mismo Amor enseñan
de Filis.
A templar sus rigores,
El caso que ha pasado Y suavizar sus flechas.
Escucha , Filis mia,
Contigo, Filis bella, El caso que se cuenta
Por mas que tú lo afirmes, Del hijo de la Diosa
No es fácil que lo crea. Que en Pafo y Gnido reyna.
¿Cómo podrá creerse Dejando á un lado el arco,
Tan extraña quimera, La aljava y las saetas;
Cual es el que á la nieve Cogiendo andaba flores
El fuego abrasa y quema? Cupido en una selva,
Pues tanta repugnancia Vido una fresca rosa
El caso representa Que la prisión estrecha
De que á uno de tus dedos Del capullo rompía
La llama se le atreva. Esparciendo bellezas.
Por mas que negra cinta Cortóla, y en su centro
Le ciñe y le rodea, Vio una oficiosa abeja,
Y por la cruz del lazo Que dulce miel libaba,
Lo jura y lo protesta; Y la dorada cera.
Nunca creeré tal cosa Tomóla por las alas
134 135
El niño incauto , y ella „Cuando de tus saetas
El aguijón esgrime „Del duro arco enviadas
Con tanta violencia, „Penetrados se vean?”
Que en uno de sus dedos Desde entonces Cupido
Clavado se lo deja. En su daño escarmienta,
Con el dolor insano Y hiere menos veces,
El tierno Dios se queja, O con menos fiereza.
Turbando con sus lloros Así tú , ó mas piadosa
Los cielos y la tierra. Ya desde hoy te nos muestra
Volando por los ayres Con los que tus dos ojos
Con voces lastimeras Abrasan y atormentan;
Fue en busca de su Madre: O el caso que ha pasado
Y puesto en su presencia, Contigo, Filis bella,
Con tiernos puchericos Por mas que tú lo afirmes,
Le cuenta su tragedia. No es fácil qu e lo crea.
Mas la prudente Diosa,
Entre tierna y risueña, ZÍ LIS!, MALAGUEÑA.
Le dice: „aprende , hijo,
„A usar de mas clemencia Ni la rubia Calipso
„Con los flacos mortales
„Que imperioso atormentas. Mostró mayor terneza
„Pues si la leve punta Cuando de la Isla Ogigia
„De una mosca pequeña Ulises se le ausenta;
„Te causa tanto flaño, Ni la fomosa Dido
„Que el dolor te enagena; Hizo mayor fineza
«¿Qué sentirán los hombres Subiendo al alto techo
i36 137
A ver partir su Eneas; Previene una doncella.
Como ha debido á Lisi El cabello sin orden
Divina Malagueña Claramente demuestra
El malhadado Delio, Cpánto aventaja al arte
A quien la suerte fiera La fiel naturaleza.
Dio la dicha de amarla El cambray delicado
Al tiempo de perderla. Avaro y cruel intenta
Yacía en blando lecho. Cubrir el blanco pecho
Oh Delio! cuánto yerras, Tesoro de belleza:
Pues dices que yacía Y en parte lo consigue;
La vida que te alienta! Pero á la vista deja
En blando lecho estaba Dos breves emisferios
De mil cuidados llena, De nieve que le afrentan.
Que el sueño de la noche De la breve cintura
De sus ojos alejan. Airosamente cuelgan
El ruido del caballo Los lienzos que á ios ojos
Lleva la triste nueva Roban mejor Elena.
A Lisi de que Deíio Nunca la fresca Aurora
Para siempre se ausenta. Se levantó tan bella
Y toda poseída A desterrar las sombras
De singular fineza, De la noche funesta:
El frió despreciandó, Jamás la blanca Tetis
(Que otro fuego la quema) Cumplió su anual promesa
Salta del casto lecho Al sepulcro de Aquiles
Sin buscar mas decencia, Con tanta gentileza;
Que la que al acostarse Como por dar á Delio
i38
La vista postrimera
»39
De llegar á las bellas
Salió del lecho Lisi;
Manos de Lisi hermosa,
P Musa, si la vieras! Mil veces se las besa:
La cerrada ventana Y vuelve luego, luego,
Con presta diligencia A traerme las nuevas
Abre : se asoma : mira: Alegres, si te acoge,
No vé á Delio: qué pena! Tristes, si te desecha.
Mas cómo era posible
Si en una sazón mesma
El Alva se levanta, TRADUCCION DEL SALMO VIII.
Y la noche se ausenta?
Lisi se vuelve al lecho: Cuán grande y admirable,
Delio , triste se aleja, O Señor, en quien nuestro bien se encierra,
Entonces ignorante Es tu nombre adorable,
De tamaña fineza. En todo cuanto cierra
Mas luego noticioso La redondez inmensa de la tierra!
Siente al doble la ausencia, Pues la magnificencia
Se queja de su suerte, Que en tus excelsas obras se ha mostrado
Blasfema de su estrella, En poderío y ciencia
Y al ayre vago esparce Así ha sobrepujado,
Tristísimas endechas. Que mas que el alto Cielo se ha elevado.
Vé á Málaga volando Sacaste tu alabanza
Mi dulce Cantinela, De infantil boca que aun enjuga el pecho:
Y goza la ventura La enemiga alianza
Que á tu Autor se le niega. Confundida , y deshecho
Y si logras la dicha El ódio vengador y su despecho.

),
i4o 141
Que si ¡os Cielos miro O Señor, en quien nuestro bien se encierra,
Esmero de tu mano omnipotente, Es tu nombre adorable
Y el. desvelado giro En tolo cuanto cierra
De la Luna luciente La redondez inmensa de la tierra 1
Y de Estrellas el coro refulgente; Al Padre poderoso,
Luego digo admirado: Al Hijo sin fin sabio , y al Supremo
Qug es el hombre que tanto le encarece Espíritu amoroso,
Tu amor? ó el engendrado Se dé el honor eterno
Del hombre , que mil veces Ahora y siempre y por siglo sempiterno.
Con tu visitación le favoreces?
Poco menos le hiciste TRADUCCION DEL SALMO X.
Que el ángel, y de honor le coronaste,
Y gloria : y le pusiste Para qué me decís (si en Dios confio):
Luego que le formaste Sus, corre , aguija, vuela , y como el ave
Sobre todas las cosas que criaste. Traspasa el monte y la encumbrada sierra?
Y todo sometido No ves los muchos que con pecho impío
Lo dejaste á sus pies y á su mandado; Aparejan el arco duro y grave
El rebaño vestido Aljaba que saetas mil encierra,
De lana, el Buey pausado, Para herir en oculto al ¡nocente?
Y cuanto pace yerba en monte ó prado. No ves que han derrocado
Y las ligeras aves Al suelo prestamen te
Que alzan el vuelo á la región vacía, Cuanto tú en luengo tiempo has fabricado?
Y los pescados graves, Mas qué hice yo , cuitado?
Que cruzan á porfía Ni de quién temeré si desde el Cielo
Las sendas de la mar salada y fria. El Señor que en su Santo Templo mora,
Cuán grande y admirable
142 143
Sentado como Juez mira piadoso Del Altísimo don , perene fuente
La causa de Jos pobres , y su duelo, De vida eterna , caridad ferviente,
Y de los hombres la conciencia explora Espiritual unción, fuego sagrado:
Con juicio riguroso, Tú te infundes al alma en siete Dones
Y pregunta imparcial á cada uno Fiel promesa del Padre Soberano:
Al justo y al impío de consuno, Tu eres el dedo de su diestra mano:
Que el que ama la maldad , aborrecida Tú nos dictas palabras y razones.
Tiene á su misma alma? Y Dios airado Ilustra con tu luz nuestros sentidos,
Lloverá los peligros por do quiera Del corazón ahuyenta la tibieza:
Sobre los pecadores : su bebida Haznos vencer la corporal flaqueza,
A los malos: y suerte postrimera Con tu eterna virtud fortalecidos.
Serán fuego y azufre , y al airado Por tí nuestro enemigo desterrado,
Viento tempestuoso corrompido. Gocemos de paz santa duradera:
Porque es justo el Señor, y siempre amante Y siendo nuestra guia en la carrera,
De la justicia ha sido, Todo daño evitemos y pecado.
Y a la equidad miró de buen semblante. Por tí al Eterno Padre conozcamos,
Y al Hijo soberano omnipotente,
TRADUCCION DEL HIMNO Y á tí, Espíritu de ambos procedente,
HSNI Creator.
Con viva fe y amor siempre creamos.
Toda gloria sea dada al Padre Eterno
"Ven , Criador Espíritu amoroso,
Y al Hijo, de la muerte victorioso,
Ven y visita el alma , que á tí clama, Y al soberano Espíritu amoroso
Y con tu soberana gracia inflama Ahora y siempre y por siglo sempiterno.
Los pechos que criaste poderoso.
Tú que Abogado fiel eres llamado,
144 147
Armó su brazo excelso poderoso,
Y confundió al impío
TRADUCCION DEL CÁNTICO
Soberbio presuntuoso,
Magníficat. En sus designios vanos orgulloso.
De la encumbrada silla
Alaba y engrandece Derribó al poderoso y engreído
A su Dios y Señor el alma mía: Y á la plebe sencilla
Y en mi espíritu crece Del estado abatido
El gozo y alegría Hasta el solio de gloria le ha subido.
En Dios mi Salvador , en quien confia. Colmó al necesitado
Y porque se ha dignado De bienes soberanos con largueza,
Mi baja condición mirar clemente, Y al rico confiado
A
Mi nombre celebrado En su faláz riqueza
Será de gente en gente, Dejó vacío en mísera pobreza.
Llamándome dichosa eternamente. En gracia ha recibido
El poderoso y pió, A Israel , recordando su clemencias
Que Santo es su renombre y ornamento, Como hubo prometido
Ha obrado en favor mió A la antigua creencia,
Maravillas sin cuento, A Abrahan , y su larga descendencia.
Que exceden todo humano entendimiento Al Padre sea la gloria-,
Y su grande clemencia Al Hijo y al Espíritu cantada
Se extenderá propicia eternamente En eterna memoria:
A toda descendencia, Como siempre fue dada,
Con tal que toda gente Y será por los siglos tributada.
Le doble la rodilla reverente.
De fortaleza y brio
10
148 »49
Unigénito Hijo coeterno,
TRADUCCION DEL HIMNO Y al Espíritu Santo juntamente.
O Ungido del Señor! O Cristo amado!
Te Deum laudamus.
Tú eres Rey de la Gloria:
Hijo eterno del Padre sempiterno.
A vos, Señor, por Dios os alabamos, Tú , habiendo de tomar el ser humano
Y vuestro Señorío Para librar al hombre que criaste
Sobre todas las cosas confesamos Como ser inmenso no te dedignaste
Patíre eterno de inmenso poderío De la estrecha clausura
Os venera la tierra, De las entrañas de una Virgen pura.
Y cuanto el Orbe encierra. Tú vencida la muerte nos abriste
Por Angélicos coros sin reposo, Con poderosa mano
Los Cielos y las altas Potestades,
Las puertas eternales
El Querubín y Serafín gozosos
Que la culpa fatal habia cerrado
Con incesante canto
A todos los mortales.
Os entonan el Santo , Santo , Santo;
Tú á los Cielos subiste
Señor de los egércitos terrible.
Y á la diestra del Padre estás sentado,
Cielo y tierra rebosan vuestra gloria
Y vendrás como Juez justo y severo
Y rnagestad : el coro glorioso
A juzgarnos el dia postrimero,
De Apóstoles , el número plausible
Dia terrible y triste.
De Profetas y egército invencible
Por tanto ahora postrados
De Mártires triunfantes,
Favor pedimos los que redimiste
Os alaban constantes.
Con tu sangre preciosa;
La Iglesia por el mundo difundida
Haz que en suerte dichosa
Os confiesa por Padre omnipotente,
Con tus Santos seamos numerados.
Y á vuestro venerado
Salva tu pueblo y la heredad preciosa
J5Ü 151
Que por propia elegiste:
Y hacia tí nos dirige eternamente A UN ORADOR CONTRAHECHO
Con devora porfía.
Cada dia til nombre bendecimos ZAZOSO Y SATÍRICO.

Y por todos los siglos le alabamos.


Guárdanos sin pecado en este dia: SONETO.
Piedad, Señor , piedad á tí pedimos,
Botijo con bonete clerical,
Y así como de tí siempre esperamos,
Tu gran misericordia consigamos: Que viertes la doctrina á borbollen;
En tí espero , Señor , continuamente, Falto de voz, de afectos , de mocion,
No seré confundido eternamente. Lleno de furia , ardor y odio fatal;
La cólera y despique por igual
Á UNA PINTURA CONFUSA Dividen en dos partes tu sermón,
SE LA GLORIA, Que por tosco , punzante y sin sazón
Debieras predicárselo á un zarzal.
OCTAVA. Qué prendas de Orador en tí se ven?
Zazoso acento , gesto pastoril,
Una rara visión que representa
El metal de la voz cual de sartén,
Un conjunto de varias confusiones Tono uniforme cual de tamboril.
En color de azafran y de pimienta, Para Orador te faltan mas de cien;
Donde á costa de muchas atenciones Para Arador te sobran mas de mil.
Solo nota la vista mas atenta
Manos , patas , cabezas , pies y alones;
Por qué motivo se ha de llamar gloriad
No era mejor llamarla pepitoria?
\

152 153
Yo soy aquel Caminante
A quien la sed desalienta
A UNA SEÑORA QUE SE QUEJABA
Y en amorosa tormenta
DE QUE HUBIESE TRATADO A OTRA ANTES
Soy infeliz naufragante,
QUE A ELLA. Ya os he dicho lo bastante
En comparaciones dos:
Si un Caminante penara
Hablad , Señora , por Dios,
De sed, y junto al camino, ■Que ese silencio me abrasa:
Por acaso peregrino, Esto es lo que á mí me pasa:
Una fuentecilla hallara, Decid lo que os pasa á vos,
Y no siendo la mas clara
El agua , bebiera aquí, CENSURA DE UNOS SONETOS
Aunque no lejos de allí ACRÓSTICOS.
Otra mejor agua hubiera,
Estraáa'ras que bebiera? OCTAVA.
Pues esto me pasa á mí.
Esos versos que ves tan adornado»
Si un infeliz naufragara,
Y á una tabla que encontrase No son afecto , Mirta , de gran ciencia:
Gustoso la mano echase, Por Pintor, no Poeta, son formados,
Y así la vida salvara; Mas que obra de talento , de paciencia:
Hubiera quien lo extrañara, Y aunque hacia, varias partes ordenados
Ni juzgara frenesí Siempre tienen su cierta inteligencia,
Porque tal vez por allí Y forman con las letras mil juguetes,
Pasar un barco pudiera, No son Sonetos , sino sonsonetes.
Que al puerto le condujera?
Pue. esto me pasa á mí.

I
*54 155
Que en tu buril peregrino,
A LA NOCHE PINTADA Con ser tan grande Agustino,
Parece mucho mayor.
POR J. FERNET.
TRADUCCION DEL EPITAFIO LATINO
DÉCIMA. QUE EL BEMBO HIZO Á RAFAEL,

/1A que, luz examinaste, lile hic estRaphaeljtimuit, quo sospite, vinci
Gran Vernet, la noche obscura Rerum magna parens , et moriente mori.
Que en tu famosa pintura
Tan al vivo la copiaste? TRADUCCION.
Si de noche la pintaste,
gQué luz tu pincel guió? Bajo esta losa dura
Si de dia , no sé yo Yace aquel Rafael en cuya vida
Cómo tanta obscuridad, La gran madre natura
Juzgándola realidad, Temió ser excedida,
Su luz no la disipó, Y quedar con su muerte destruida.

4 DON BARTOLOMÉ VAZQUEZ, OTRA.


HABIENDO GRABADO LA LÁMINA DE

SAN AGUSTIN, Aquí yace Rafael,


De quien Natura admirada
QUINTILLA, Receló por su pincel,
G"ravaste, ó Vázquez divino, Viviendo él ser superada ,
Y moiir muriendo él.
Esta vez con tal primor,
157
Y á tu celeste esfera el son levantas,
Y el nombre Carolino juntamente,
ÉGLOGA El nombre Carolino,
Que en la ribera suena de contino.
COMENZADA CON MOTIVO DE LA
EXALTACION AL TRONO, Y PROCLAMACION Delio.
DE NUESTRO AUGUSTO SOBERANO
No te admire®, Zagal, si en este día
CARLOS 17.
Es mi gozo excesivo,
A tocar en locura;
BATILO. DELIO.
Que es extraño el motivo,
Batido. Y á veces es cordura
Perder el seso, O amada Patria mia!
De dónde , Delio amado,
O felices edades.
Tan extraña alegría? En que la alma virtud es ensalzada,
Poco ha que en este'sitio recostado, Y en trono real sentada!
Arreglando tu lira á tono triste, Ya se ven humanadas las Deidades
Con fúnebre Elegía En medio de la plebe alborozada.
A toda la ribera enterneciste Ya torna el Reyno de Saturno y Rhea,
Moviendo tu lamento Y derrama Amaltea
A tomar interés en tus pesares Del rico don sagrado
Al ledo Manzanares, Los bienes sin medida.
Que el pecho alzó del arenoso asiento: O dichoso Zagal á quien es dado
Y ora de gozo el rostro transportado, El comenzar la vida
Ee yedra , y arrayan recien cortado En tal feliz momento !
Rodeada la frente, Paced , paced , Pastores , libremente,
Festivo, sin cesar, alegre cantas, Seguros de invasión de Lobo hambriento.
_________________ ____ _______

158
Cantad alegremente 159
Nuestras glorias futuras, Delio.
Y el nombre Carolino juntamente.
Pues qué? No ves trocada la natura?
O dichas! ó favores! ó venturas!
En el prado florido
O Cárlos deseado! ó dulce Luisa!
No ves el resplandor , cuando á Diana
Venid , tiempos , venid á toda prisa.
En diversión liviana
Detiene en Lathmos el Pastor dormido?
Batilo. No ves por los oteros
/ Saltar las Corderillas,
Bien hiciste en decirme que no era Retozar los Corderos,
Locura consumada tu alegría; Volar los Colorines en cuadrillas?
Que por tal la tendría No escuchas el divino no aprendido
Quien como yo te oyera Canto del Ruiseñor , que la celosa
Decir cosas tan varias presuroso, Consorte reconoce desde el nido,
Sin proseguir alguna señalada, Donde en cama mullida
Ni hacer allí parada; Fomenta cariñosa
Cual en valle abundoso La familia en los huevos escondida?
Deja la hambrienta oveja mal pacida No veá subir ál cielo bordeando
La grama comenzada La Calandria parlera,
Del codiciado nácar atraída: En justa proporción lá voz alzando,
O cual la mariposa Y luego se descuelga á la pradera
Que toca en varias flores desvelada, Precipitadamente?
Y en ninguna reposá. No es aquella que arrulla en nuestra estancia
¿De dónde , pues , tu falta de cordura La Tórtola doliente?
¿Qué frenesí de nuevo te ha tomado, Del monte en la ladera
Siendo Pastor de juicio acreditados No miras eí almendro floreciente?
i 6o iór
No sientes la fragancia Del triunfo llevas tú toda la gloria.
De las rosas que nacen por do quiera? Aunque del seno frió
Y todo en medio del invierno crudo? Los dos nacemos de esa Madre cana,
Plugo á la soberana
Eatilo. Mano hacer de los dos un solo rio.
Para esto diste tú ricos caudales
Tanto tn gozo enagenarte pudo, En tus raudos cristales:
Que juzgues cosas tales Yo solo el nombre di para el intento,
Las hogueras, que en muestra de alegría Pobre caudal y tardo movimiento.
Encienden los Zagales? No tú como el Segura,
Que el triunfo celebró de la insolencia
Y puso á la inocencia
En prisión insoluble y cárcel dura.
Por eso condenaron sus raudales
EL GENIL TRIUNFANTE
Los Dioses inmortales
AL DARRO QUEJOSO, A ser de cara madre distraídos,
Y en las movidas tierras consumidos
CANCION COMENZADA.*

Por que' te das tormento,

Darro , porque en triunfo conseguido


Tu nombre no has oido?
Ay 1 deja ya la queja y el lamento,
Y torna á dar contento y alegría
A tu angostura umbría:
Que si yo llevo el nombre en la victoria,
16a 163

A LA PAZ VENTAJOSAMENTE A LA MUERTE DEL M. GONZALEZ

CONCLUIDA POR CARLOS III.


ELEGIA:

SONETO. POR DON LUIS FOLCUBRAS Y S10N.

L'i Guerra por un caso inevitable Por qué gimieron las celestes cumbres
Invadió la Española Monarquía, Donde fulgara el Sol ; y obscurecidas
Juzgando que aceptada acabaría Las sacras Potestades se asombraron?
De una vez con la gente miserable: Por qué en sus lechos cánticos soñaron
Y rehusada , al Monarca respetable Desventuras los Justos ; y sintieron
La gloria militar rebajaría. Latirles Con pavor los corazones?
El Pueblo ofrece á Cários á porfía Por qué la sien invulnerable y pura
Dones mil del tesoro inagotable Enlutó la virtud , y los amores
De su amor: y por Cários negociada. Con desoladas voces lamentaron?
Viene la Paz con palma de victoria, Ay ! Ay 1 Amigo regalado y tierno
La guerra cruel , huyendo apresurada, De mi amor, de mi bien; la muerte horrenda
Tantos despojos deja en nuestra tierra Desde el carro infernal embrabecida
Que Cários de la Paz saca la gloria, Segó tu cuello en este fiero instante !
Y el Pueblo la abundancia de la guerra. Yo lo temblaba largo tiempo habia:
La calor de la muerte derramada
Vi con terror sobre su faz amable
Mas que la gloria y que el placer: airada
Con paso inalterable discurría
La despiadada fiebre devorando
II
164 155
Del excelso vivir el almo aliento. Ni hollada sin pudor la ley potente.
Ella a sus ojos descubrió ensañada Ei Sabio mucre como el Sol ; que inclina
Los hórridos abismos de la tumba La frente de oro en la sonante espuma,
Con tardo horror : en sus entrañas hondas A los Orbes incógnitos llevando
Se deslizó , y ciñólas anchamente El torrente inflamado de su lumbre.
Inexorable á la piedad y al llanto. Así miraste el postrimero instante;
El Amigo infeliz del alma mia, Con esa fuerza impávida le viste,
El varón adorable en cuya boca Sublime , generoso , ilustre, ardiente
La ciencia y las dulzuras se escondían González , luminar glorioso, y timbre
Sintió y gimió naturaleza inmensa Del Pueblo de Tubaí , y sus regiones
Armada de sus leyes vencedoras Fecundas ; dulce , encantador, amante
Vió conjurada contra sí: tocaron Cual los Angeles puros del ollmpo.
Su oreja los ardientes alaridos Lloradle ; Amigos , á quien quiso tanto,
De ios que amaba con sü amor : turbaron Los que sabéis llorar ; y lás ternuras
Sus tristes gritos aquella alma hermosa Del humano sentir probáis dichosos;
Para el amor y la virtud nacida. Lloradle á gritos sin cesar , cuitosos
Tormento igual encrudecerse solo Al túmulo volemos , do descansa.
En contra puede del mortal supremo Sombras que le cercáis: eternos seres
Que al lado atroz el alto cuello rinde. Eli cuya mano fiel se afirma el mando
Ni el homicidio torvo en aquel punto Y la defensa de las grandes sombras,
De monstruos gemebundos coronado Permitidme estrecharle con mi seno,
Las tímidas entrañas le devora. Y sellar en su rostro el beso triste
Ni la cabeza ensalza espantadora De paz y de dolor y de la muerte.
La calumnia sangrienta y fementida: O delicia inefable! ó gloria antigua
Ni la Esposa ¡engañada , ni inocente De la virtud , faltaste en fin ; murieron
Virgen, burlada con perfidia infanda; Sesenta años de gloria y de talentos^
166
Y el pasmo de inmortal sabiduría. De llamas , retembló despavorido:
Del sepulcro en los lóbregos asombros Sus furias veladoras y sangrientas
Yace sumida aquella gran cabeza Alaridos lanzaron horrorosos;
Do tantas luces y saber moraban. Y mordieron e! polvo ; y rebrabaron.
El Genio del horror con mano impía La virtud sonrió ; y su leda frente,
Cierra la boca deliciosa y blanda Bella , cual los jardines de Oriente
Que jama's insultó, ni la amargura Las inmortales gracias rodearon.
Vil, mancilló con ponzoñoso aliento. Y la superstición, su bronco trueno
Los ojos , que miraron veces tantas Y sus espantos derrocó humillada
Nacer la clara y reluciente aurora Herida de la gran Filosofía:
Y el albo cerco del fulgente dia: Que solo la explendente soberana
Los que al Cielo se alzaban , esparciendo De las ciencias , milagro de natura,
La'griinas , por las cuitas de los hombres; Hollar pudo a' esa sierpe antigua y brava.
La noche cubre sempiterna y fría. La que á la ufana y prepotente Europa
O dolor! ó gran Dios! ó fuerza insana Osó sacar de la región del llanto,
Y ley terrible de morir! ó Amigo Desde Bizanzio , á do se eclipsa el dia,
Dulcísimo y leal de mis entrañas! O con qué afan imperturbable y santo,
González era un justo; era un profundo Voló González por sus anchos Golfos,
Sabio, explendor de la Española gente. En la nao de la Gloria refulgente!
Del tenebroso claustro en los retiros El Angel del saber, a! firme orgullo
Vió la luz y miró; y el fuerte lazo Del famoso varón , aplausos dando
Del ciego error con noble afan deshizo: Guiólo; y por la dura y larga senda,
Las Musas descendiendo en raudo vuelo De formidables Hidras erizada
Le trageron la Lira omnipotente Le llevó, y coronó sus vastos triunfos.
Que la verdad y los deleites canta. Entonces escucharon con asombro
Sonó ; y el crimen en su horrendo trono Los hijos de los hombres á porfía
168 169
Sus lecciones de paz y de ventura. Y aquella alma divina y generosa
Yo por mi bien las escuché algún dia: De los débiles miembros desatada
Yo por mi mal me las acuerdo ahora. Dejó el Planeta de los tristes hombres.
Cual de los yertos eternales montes, Bóbedas estrelladas , dadle asiento,
Que señalan los términos del Mundo En vuestro luminoso firmamento,
Juntos descienden ríos mil sonando: Pues sois inorada de las justas almas:
O en los rigores de la bruma helada Siglos , llevad su venturoso nombre
Atropellando los lucientes copos Sobre las alas rápidas inmensas
Por la atmósfera giran dilatada; A las edades últimas del mundo:
De sus labios salían Lágrimas de amistad , salid gimiendo
Las palabras de lumbre verdadera: De mis ojos; y el túmulo sagrado
Que envidia dieran al anciano Argido Inundad de mi Amigo ardiente y puro.
Que robó la virtud á la alta Esfera.
O! punto aciago! en qué tesoros tantos EN LA MUERTE DEL REVERENDO
Pisó , acabó y escarneció atrevida PADRE MAESTRO FRAY DIEGO GONZALEZ.

La Reyna atroz de las terribles sombras ! DEL (ÍRDEN DE SAN AGUSTIN.


González esperó : que el sábio espera
Cuando destino infiel la ley constante É G LO G A.
No rompe de los seres yoladores.
Meditó en el silencio; y suavemente Liseko. Roselio. Poeta.
Sobre la diestra y apacible mano,
Que tantas veces enlazó la mia, L i s e n o.
Reclinó la cabeza augusta y mansa.
Este es del grande y celebrado Delio
Entonce el sueño de la muerte fiera
En torno de sus párpados amables El túmulo fatal ; aquí reposa
Tendió las alas fúnebres tremendas: Yerto y sin alma aquel Pastor , Roselio.
170 171
Aquí cubierto con la fría losa Ya no cantan los tiernos Ruiseñores
Yace á pequeño espacio reducido Infundiendo placer , ni al Dios de Gnido
El que al Cielo elevó su voz graciosa. Tributan holocausto los Pastores.
El que cantó con pecho enardecido Dichoso tú , Liseno, que has podido
De Marte y del amor; y los arcanos Disfrutar largo tiempo sus cantares,
Del inmortal Autor esclarecido, Y á los suyos tus ecos has unido.
Resuenen juntamente en estos llanos Dichoso tú , que en unos mismos Lares
Los tuyos, y mis lúgubres acentos Has vivido con él, mientras gozaba
^¿ue ablanden a los Dioses soberanos: De su armonía el claro Manzanares..
Resuenen nuestro llanto y sentimientos Una misma cabaña os resguardaba,
Por la muerte de Delio , eternamente Igual era el descanso y alimento
Reusando placeres y contentos, Que la santa amistad os preparaba.
Mas yo ¡mezquino! apenas de su acento
Roselio,
Percibí la dulzura y melodía
Ay Liseno! ¿cuál hado? qué accidente Cuando la Parca ¡ay Dios! cortó sn aliento
Fue bastante a extinguir con saña impura
Liseno.
Los rayos de esa luz resplandeciente?
;0 mísero destino! ó desventura Dichoso fui ¡ó Roselio! cuando oía
De esta Aldea infeliz , que en un momento El dulce son de su rabel gracioso,
Perdió toda tu glqria, y hermosura ! Que á, las fieras y plantas conmovía.
Perdió todo, su lustre y ornamento! Y aun porque entonces fui tan venturoso
Perdió á Delio, ó dolor! y su alegría Es mayor el presente desconsuelo
Despareció, y tornóse en sentimiento. Por carecer de amigo tan precioso.
El Sol ya no aparece cual solía, Bien así como causa amargo duelo
Ni el Ze'firo resuena entre las flores, Al que por suyo tiene un Pajarillo
Ni se oye de las Ninfas las armonia. La libertad que cobra en raudo vuelo:
172 173
Mientras que ve sereno, y sin sentillo Su placer , su quietud y su acogida?
Cruzar mil veces por la vaga esfera Tú templabas al triste el desconsuelo,
Al Ruiseñor , Canario ó Gilguerillo. Tú al perdido la senda demostrabas
¡O quién ahora demostrar pudiera Por donde caminase sin recelo.
De Delio la virtud , la ciencia y gloria Tú al Joven con donayres recreabas:
Con claridad y narración sincera! Y con sentencias nobles al Anciano,
¡ O Pastor digno de inmortal memoria ! Y á las Ninfas también cuando cantabas.
Tú al Agueda Serrano cascajoso Ay! qué de veces fuiste en este llano
Le adquirirás mil timbres en la Historia. Coronado de yedra yividora
Dirá , cuando le vea , el presuroso Y del Laurel de Apolo Soberano !
Pasagero : «bebamos de este Rio, Y cuántas la rosada y fresca Aurora
Que es Padre del ingenio prodigioso.” Dejó á Titon de} sueño poseido
No se hallará en el bosque mas sombrío Por escuchar tu voz encantadora!
Arbol , en cuyo tronco no se lean A tus Canciones Eco conmovido
Las letras de tu nombre , Delio mió. Plácido respondía y dilataba
Las Ninfas bellas , que templar desean Por todas las campiñas el sonido.
El sentimiento de tu infausta muerte El Coro de las Dríadas dejaba
Repitiendo tus versos se recrean. La habitación sombría y deliciosa,
Los Zagales también en mal tan fuerte Y suspenso y absorto fe escuchaba.
Los repiten y cantan; pero en vano Mas ¡ay! suerte enemiga y rigurosa!
Procuran alegrarse de esta suerte. Con qué inhumanidad privaste al suelo,
Todos lamentan tristes el insano De la gloria y ventura mas preciosa!
Rigor del crudo brazo, que. en tu vida
Descargó el golpe fiero, é inhumano. Roselio.

Mas ¿qué mucho que lloren tu partida Crezca el fiero dolor y desconsuelo,
Si en tí hallaban su gozo y su consuelo, Y cubra de tiniebla y sombra obscura
174 175
Su refulgente albor el claro Cielo. Que á mí no me cubrió con mortal velo!
Suene en llanto confuso la espesura; ¡Ay Parca rigurosa y despiadada!
Prados, cubrid de luto vuestras flores, Paréceme que aun veo en su semblante
Y vuestras linfas , Fuentes, de tristura. Tu fiera imagen con furor pintada,
Decid , bellas Zagalas y Pastores, Y que con voz marchita y palpitante
(De funesto Ciprés la sien ceñida, Me dice al espirar : Liseno mió,
Y elevando hasta el Cielo los clamores) Yo muero , yo te pierdo en este instante.
«Delio, ornamento de la humana vida,
Roselio.
«Tú volverás primero al ser humano
«Que olvidemos nosotros tu partida.” Suspende, Amigo, el llanto, que tu brio
Acuérdaseme ahora ¡ay! cuán en vano Va cediendo al dolor ; y no es cordura
Mé ocurre á la memoria esta fineza Que raye el sentimiento en desvarío.
Que entonces me dejó de gozo ufano! Y de Delio en la triste sepultura
Acuerdóme que un dia en la aspereza Tributemos los últimos honores
Del bosque , le hallé solo , y deseoso A la amistad sagrada , honesta y pura.
Quise oir de su canto la destreza.
Poeta.
Y él al punto con ayre magestuoso
Cantó por agradarme un'a Elegía Cesaron de llorar los dos Pastores,
Al son de su rabel tierno y donoso. Mas no de suspirar ; mientras cubrían
Y luego sonriendo me decía: El túmulo de Delio, con las flores
Zagal ; toma á Liseno por modelo, Que al viento mil aromas esparcian;
Y en breve imitarás la Musa mia. Y cuando activos con mayor cuidado
Tales oficios á su Amigo hacían;
Liseno.
He aquí que se aparece un Genio alado
O Delio! ó dulce Amigo ! ó mi consuelo! Cubierto de explendor , e! cual risueño
Quién me privó de tí con mano airada, Les dixo en clara voa con dulce agrado:
i 7& 177
Pastores , convertid en alhagüeño En este sitio mismo,
Placer , vuestro dolor ; templad el llanto, Decid si era justo mi tormento.
Delio descansa en paz y en dulce sueño Aquí con rostro afable y cariñoso
Libre ya de inquietud^ de error y espanto. Mis faltas argüía,
Y sobre su rabel harmonioso
Mi mano dirigía ¿
CANCION DE DON JUAN SANCHEZ.
Aquí con eco blandô y lastimero
De sus penas cantaba,
Copados chopos, cuya sombra fría
Y la suerte del Reyno desdichado.
Divierte mis cuidados O con tono severo
Y SÍiviá mi fatal melancolía, Los vicios afeaba
Si loá dones trocados. Encendido su rostro' y demudado.
Fuero vuestro mi triste entendimiento, Escuchaban los Faunos retirados
Mia vuestra dureza,' Su eco poderoso;
Vuestra mi alma y vuestro tronco mió; Las ramas de los árboles copados
Entonces' ytf contento Con silvo melodioso
Mirara Con tibieza’ Acompañaban su cantar divino^
El dolor vuestro mas que el mármol frió. Y con trinos suaves
Mas ahorá que en mi daño conjurado. El Eco á sus cantares respondía^
Admiro el justo Cielo, Yo mísero y mezquino
Y de un amigo justo abandonado Sus tonos siempre gráves
Quedo solo en el suelo, Quise imitar con necia valentía.'
Abandonado á mis suspiros tristes, Miraba el buen Anciano mis intentos,
Y fuera dé mí mismo, Y el mismo me' animaba.-
Falto ya de suspiros y de aliento; Yo pintaba mis dulces sentimientos,
Vosotros que le vistes Y él me los retocaba.
178
Cantaba yo de Fili los ardores 179
En mi amor embebido,
¥ atento me escuchaba y cariñoso, ODA
Y al cabo mis amores
Condenaba entendido, DE DON MANUEL PEDRO SANCHEZ
Y otro amor me mostraba mas precioso. SALVADOR , EN LA SENSIBLE MUERTE DE
SU AMIGO EL DULCÍSIMO POETA FRAY
Entonce asiendo de la dulce lira
La magestad cantaba DIEGO GONZALEZ.

Con que la tierra en torno al centro gira,


Y los brillos pintaba
Con que el Sol se descubre en el Oriente
Alegrando la tierra, S Á F I C O S.
Y de el Pastor la pálida cabaña,
O bien cuando la frente Luego cerrados con silencio eterno.
Hiere de la alta sierra,
Yacen los labios del amable Delio,
Y de dorada luz sus cimas baña. Los dulces labios, de ambrosía y néctar
O Delio , ó dulce Delio venturoso antes bañados!
Que en luz eterna ahora
Ya los acentos de su blanda Lira,
Al Hacedor contemplas poderoso, Que ei mismo Apolo con rubor oyera,
A quien tu ausencia llora,
Nunca en mi prado , tanto dél querido,
Dígnate de mirar ; su desaliento
sonarán dulces?
Y su soledad triste
Las breves horas, que gocé á tu lado,
Consuela con un rayo de esa lumbre. Breves, ¡ay! tanto, como venturosas,
Acaba su tormento Sin tí , mi Delio ¿qué serán? tormento,
Tú que amor le tuviste,
llanto y fatiga.
Y llévale del Sol á la alta cumbre. Aquí las flores , que arregló tu esmero,
12
18o 181
Los verdes troncos , que te dieron sombra, los dulces ecos (i).
Y hasta !a fuente con mnrmurio ansioso Cantando en esta ya el ameno valle,
te están llamando. Ya á Mirta bella y su Ciudad amada (a)
Aquí algún dia ¡qué dicho tiempo! El Sacro Apolo concedió á tus sienes
La diestra Lira dabas á mi mano, Laurel eterno.
Y aquí ensayaste mi cobarde Musa Luego abrasado de un ardor divino,
la vez primera. La voz sencilla gravedad cobrando,
Mas jquién podría tu sublime vuelo Émulo digno del Profeta (¡j cantas
Seguir altivo , sin quedar burlado? de Dios loores.
Cuanto animaba tu amistad , negaban Cantas del hombre (4), y en edad diversa
tus dulces versos. Vicios combates con rigor amable;
Eras mi Apolo , y en el pechó mió Mas ay! vivieras, y tu egemplo solo
Era el influjo , con mayor dulzura, mas enseñara!
El amor tierno , que feliz gozaba, Pero anegados en amargo llanto
y hoy pierdo triste. Mis tristes ojos llorarán sin fruto,
Oh ! si , cual suele Ruiseñor quejoso Mientras mi Delio mas dichosos prados
Viudez amarga lamentar suave, gozoso habita.
El dolor sumo de tu ausencia ñera Ya cuanto un dia mis delicias era
cantar pudiese! De horror me cubre ; y al dolor parece,
Mas ay ! el arte cede á mi tormento, Que aun este prado , de mi amor testigo,
Y yo , cual Niño huérfano y sin guia,
Tomo la Lira , y al pulsar sus cuerdas, (1) En los trabajos de Job por Fr. Luis de León,
me anega el lloro. euyos tercetos concluyó con tanto acierto el Maestro
Esta es la Lira, con que alzar supiste González.
(2) Cádiz.
De modo el cauto que imitar pudiera
(3) En los Salmos que tradujo.
De Luis divino , del anciano Padre (4) En el Poema de las edades del Hombre.
182
tu muerte llora.
Sola tu vista derramó alegría.
Sola tu ausencia causará tristeza,
Y hasta la Lira , mi consuelo un tiempo,
ya estará muda.
Entre las ramas del ciprés erguido
Quede , pues Delio ya mi voz no escucha.
Y allí las penas y el silencio imite
del triste Dueño.
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