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EL BURRO Y LA FLAUTA

Había una vez un burro que paseaba por el campo un poco aburrido
No había nada que hacer, charló un poco con la vaca y el caballo, comió
algo de pasto y se durmió un rato,
¡Qué día más aburrido! dijo.
De repente, sintió algo duro debajo de su pata derecha. Bajó la cabeza y
dijo:
- ¡Uy! ¿Pero qué es esto? ¿Será un palo? ¿Una piedra alargada?…
¡Qué objeto tan raro!
Pero era una flauta que alguien había dejado olvidada, el burro no tenía
ni idea de lo que era. Sorprendido, la miró durante un buen rato y la
golpeó un poco con la pata temeroso, agachó la cabeza y comenzó a
olerla. Como estaba medio enterrada entre la hierba, una ramita rozó su
hocico y le hizo cosquillas. Dio un resoplido y por casualidad, la flauta dió
un suave y dulce sonido.
El burro se quedó sorprendido y con la boca abierta. No sabía qué había
sucedido ni cómo se habían producido esas notas musicales. Se puso tan
contento que comenzó a dar saltitos y a exclamar, lleno de felicidad:
– ¡Qué maravilla! ¡Pero si es música! ¡Yo se tocar música a pesar de ser un
burro!
Muy feliz y orgulloso, se alejó de allí con la cabeza bien alta y una sonrisa
de oreja a oreja, sin darse cuenta de su propia ignorancia.
Moraleja: El burro tocó la flauta por casualidad, sin ser músico. Esta fábula
nos enseña que todos, alguna vez, hacemos las cosas bien sin pretenderlo,
pero que lo realmente importante es intentar aprender lo que nos
propongamos poniendo verdadero interés en ello.

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