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Siempre he tenido una sensibilidad especial por el tema de la niñez. Desde muy chica me
daba cuenta de las grandes desigualdades que se vivían en Lima, desigualdades que
lamentablemente siguen hasta el día de hoy a nivel país. En muchos casos; si no en la
mayoría; depende mucho de dónde te tocó nacer para saber las oportunidades que lograrás
tener y eso no es justo. El Estado debería garantizar a cada niño y niña de nuestro país el
poder empezar desde el mismo punto de partida. Para lograr esto, se tiene que velar por los
derechos de ese niño y niña, como a la igualdad, a la educación, a la salud, al juego, a la
protección, entre otros.
Quedó claro después de los dos días de compartir experiencias que no estamos haciendo lo
suficiente por la niñez en nuestro país, que no podemos seguir haciendo lo mismo y pensar
que obtendremos resultados diferentes; y que aún estamos muy lejos de lograr una buena
articulación entre las diversas instituciones encargadas de velar por los derechos de
nuestros niños y niñas. Bajo estas afirmaciones nos preguntamos ¿Qué podemos hacer
entonces al respecto? Después de algunos “mea culpas” por parte de las autoridades
presentes en el encuentro se llegó a la conclusión que es de suma importancia tener una
autoridad visible para tratar los temas de la primera infancia desde donde se pueda articular
de una manera multisectorial todos los esfuerzos que se están realizando por la niñez.
Además, se debe insistir en que las políticas públicas relacionadas a nuestros niños y niñas
sean políticas de Estado y no de gobiernos, logrando de esta manera una continuidad.
Es hora de cambiarle la cara a la política del Perú, y mostrar que las nuevas generaciones
queremos un real cambio. Cierro con la frase de Frederick Douglas que señala “es más fácil
construir a un niño fuerte que reparar a un adulto roto”. Sigamos trabajando y redoblemos
los esfuerzos por los niños, el presente y futuro de nuestro país.