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Lección de liderazgo
(Josué)
Participantes
Josué
¿Quién era?
Josué era hijo de Nun, de la tribu de Efraín. Nació en Egipto probablemente
se encontraba en la zona de Goshen, en el noreste del Delta del Nilo. Al igual que
sus compañeros hebreos, nació como esclavo y allí conoció a personajes tan
importantes como Moisés o Caleb; tenía probablemente la misma edad que Caleb,
con quien suele relacionársele. Su nombre original era Osea u Oseas y Moisés le
puso el nombre de Josué (Números 13:16), cuyo significado en hebreo es Yahveh
salva o Yahveh de salvación.
Su vida y obra se narra desde los Números hasta el Libro de Josué, y aún
en Jueces y 1 Reyes se le menciona.
Un líder escogido
Josué fue escogido por Dios para suceder a Moisés como líder de los
israelitas durante la conquista de Canaán.
Pero antes, Moisés tomó una decisión excelente cuando escogió a Josué
como ayudante (participando en los acontecimientos narrados en el Éxodo) Esa
elección luego fue confirmada por Dios cuando mandó a Moisés que comisionara
a Josué como su sucesor (Números 27:15-23).
Su formación
Josué fue discípulo y siervo, se dejo guiar y enseñar por otro líder
(Éxodo 17:9-10, Josué 1:1)
Éxodo 24:13 dice: “Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y Moisés subió
al monte de Dios.” Josué fue a la única persona que se le permitió acompañar a
Moisés parte del camino cuando este subió al Monte Sinaí a recibir los Diez
Mandamiento (la ley). Esto también fue un episodio vital en la formación de su
liderazgo.
Su Integridad
Josué poseía constancia e integridad (Números 14:6-10) (Josué1:1-9)
Josué continuo creciendo pacientemente aun después que el pueblo rechazó
sus palabras en Números 13. Más adelante en Deuteronomio 34:9 vemos que
cuando Moisés le impuso las manos, el Pueblo comenzó a obedecerle.
(Deuteronomio 34:9b “...Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de
Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés”). Josué no
andaba tras un reconocimiento de liderazgo de parte del pueblo, él fue constante
en lo que Dios y su líder le habían encomendado y se mantuvo íntegro pese a la
actitud del pueblo, Josué reconoció la transferencia de la unción de su líder, y Dios
le exaltó
En un tiempo anterior Dios hablaba a Josué por medio de Moisés, más ahora
le habla directamente mostrándole el camino en que debe de andar (Josué 1: 1-
9).Él demostró gran constancia y credibilidad hasta que el pueblo estuvo
finalmente listo para seguirlo.
La integridad de Josué lo salvó del juicio y del castigo (Números 14: 36-
38)
Todo el grupo de los 12 espías fue escogido por sus cualidades de liderazgo,
pero también porque fueron considerados confiables para esta misión, en medio
de mucho pueblo incrédulo, Moisés los envió para observar la tierra y el pueblo de
Canaán, la Tierra Prometida (Números 13:1-20). Para esta misión fue nombrado
un príncipe de cada tribu. Josué era uno de ellos. Al volver de su viaje, los espías
rindieron su informe. Diez de ellos se opusieron a la idea de conquistar la tierra
porque el pueblo era muy fuerte, con ciudades grandes y bien fortificadas
(Números 13:28) no guardando así la dignidad de su servicio.
El trato de su familia
Josué fue también un jefe de familia responsable que tenía un plan de
familia, aunque la biblia no menciona si Josué tuvo esposa o hijos, si hace
referencia puntual a su deseo de siempre servir a Dios e involucrar su casa en
dicho proyecto. Es por eso, que en una oportunidad en que reúne al pueblo, le
dice entre otras cosas lo que leemos en Josué 24:15: “Y si mal os parece servir a
Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros
padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en
cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.
Cuando Josué dice: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”, está seguro de la
unidad de su familia en torno al querer de Dios. Es una afirmación del compromiso
de la familia de servir al Señor.
El próximo versículo sugiere que tendrán éxito, aunque sabemos por los
eventos que vinieron después en la historia hebrea que esta gente resultará
caprichosa y a menudo infiel.
Josué sabía lo importante que era estar bajo cobertura espiritual. Fue
discípulo y siervo pues siempre se dejó guiar y enseñar por su líder.
(Éxodo 17:9-10, Josué 1:1)
Pese a la dificultad que los otros 10 espías vieron para conquistar la tierra
prometida, ya que, era un pueblo fuerte y sus ciudades muy grandes y fortificadas,
y sus habitantes de gran estatura. La respuesta de Josué y Caleb ante la dificultad
que los demás veían que contagiaba al pueblo de desesperanza e inseguridad,
fue rasgar sus vestidos y declarar a toda la congregación de Israel que la tierra
que habían reconocido era “en gran manera buena” demostrando así confianza,
firmeza y seguridad en la promesa que Dios les había hecho y dijeron además “Si
Jehová se agradare de nosotros el nos llevará a esta tierra, y nos la entregará;
tierra que fluye leche y miel. Por tanto no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis
al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se
ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis” (Números 14:8-
9).
Los israelitas tuvieron que hacer frente al ataque de cinco reyes distintos:
Cuando se dejó oír que Josué había tomado Hai y que la había desolado como
hizo antes con Jericó y su rey, y que los Gabaonitas habían hecho paz con los
israelitas y que estaban entre ellos, Adonisedec rey de Jerusalén tuvo gran temor,
y les envió al rey de Hebrón, al rey de Jarmut, al rey de Laquis y al rey de Eglón,
quienes subieron y acamparon cerca de Gabaón ellos con todos sus ejércitos y
pelearon contra Gabaón y contra Josué, todo el pueblo de guerra y los hombres
valientes de Israel y pelearon contra los amorreos obteniendo la victoria.
Ante esta situación de dificultad lo primero que hizo Josué fue oír la voz de
Dios. Dios le dijo: “no tengas temor de ellos porque yo los he entregado en tu
mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti”. También Josué pidió ayuda
a Dios, y este mandó un grande granizo que mató una gran cantidad de soldados
enemigos, y al mismo tiempo paró el Sol y la Luna para que la batalla tuviera lugar
de día.
El libro de Josué concluye con la renovación del pacto de Dios con Israel. El
punto culminante ocurre en el último capítulo, cuando Josué inspira al pueblo con
un reto vehemente a comprometerse a servir únicamente a Dios. Su discurso es
un modelo de comunicación. Primero, vuelve a relatar los actos asombrosos de
Dios a favor de Israel en Egipto, el desierto y la tierra prometida. Luego les
pregunta, ¿por qué entonces siguen teniendo ídolos y dioses falsos? Luego los
desafía usando lo que hoy podríamos llamar psicología inversa, “Y si no os parece
bien servir al Señor, escoged hoy a quién habéis de servir” (Josué 24:15). Esto
llama su atención. “Lejos esté de nosotros abandonar al Señor para servir a otros
dioses” (Josué 24:16). Pero Josué los desafía aún más, diciendo, “No podréis
servir al Señor, porque Él es Dios santo” (Josué 24:19). “Si abandonáis al Señor y
servís a dioses extranjeros, Él se volverá y os hará daño, y os consumirá después
de haberos hecho bien” (Josué 24:20). Esto los lleva a un punto decisivo en el cual
resuelven, “No, sino que serviremos al Señor” (Josué 24:21). Josué sugiere que lo
dejen por escrito y hace que el pueblo firme y sea testigo del compromiso (Josué
24:25-27).
Su forma de delegar.
Josué representa un modelo excelente para los líderes que buscan
desarrollar el compromiso hacia un curso de acción difícil a través de la
honestidad y la transparencia en vez de la reserva y la falsa esperanza.
Los líderes que son honestos con sus seguidores acerca de la dificultad de
los retos tienen una oportunidad de involucrarlos en la creación de soluciones. Por
medio de su relación con Dios.
Un vivo ejemplo de la forma que Josué tenía para delegar lo vemos en
Josué 2, donde con autoridad y sencillez asigna una importante misión que
definiría el futuro de la nación.
La misión de su vida.
Josué es considerado como uno de los más grandes líderes militares de la
Biblia por liderar los siete años de la conquista de la tierra prometida. Josué recibió
la instrucción de forma directa a través de la expresión: “Mira que temando, que te
esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Yo estaré contigo a
donde quiera que vayas (Josué 1.9).
Josué fue desde el inicio el líder elegido por Dios para llevar a Israel a la
tierra que fluye leche y miel. No es casual que Josué acompañe a Moisés hasta la
base del Monte Sinaí, donde recibiría las tablas de la Ley, pues Josué tiene que
afrontar un tiempo importante para el pueblo en el momento de la conquista de
Canaán: el pacto entre las tribus y Dios.