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estudios

Háblanos del crecimiento


Ciro Caro García
Psicólogo y psicoterapeuta,
profesor colaborador en la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid)

Síntesis del artículo


El autor ofrece unas pistas para el crecimiento personal desde el campo de la psicología, señalan-
do, desde ejemplos reales, obstáculos que hay que vencer y fortalezas que deben ser potenciadas.

Abstract
The author offers a few tracks for personal growth from the field of psychology, noting, from real
examples, barriers that must be overcome and fortresses that should be promoted.

Luego, una psicóloga dijo: “Háblanos del cre- tes. Así, cuando vivís verdaderamente, crecéis.
cimiento personal”. Y cuando os retenéis en el interior, retenéis su
savia; cuando le negáis una parte de vosotros,
Y él respondió:
cerráis uno de los caminos de vuestra natura-
“¿Quién de vosotros podría dejar de crecer aun- leza, en el que se os habría de ver espléndidos,
que quisiera? Sólo con pensar en ello ya estaría profundos o boyantes.
tomando la distancia que permite percibir la pro- Algunos de vosotros trabajáis el campo, cui-
pia vida. Porque la vida del hombre y de la mujer dáis de los frutales o limpiáis el bosque, así que
es como un árbol que se extiende y ramifica entre en el fondo de vuestro corazón, ya lo sabéis
la tierra y el cielo, y busca siempre algo más allí todo sobre el crecimiento. Ahora sólo os que-
donde termina; y el simple deseo de detener- da sentaros a mirar la vida en silencio, y sentir-
se sería ya como la yema de un brote nuevo. la por dentro. Entonces, a poco que observéis,
Pero no penséis que ser como árboles os exi- reconoceréis que ningún árbol crece solo, pues
me la responsabilidad de cuidar de vuestra todos estrechan sus raíces buscando el caudal
existencia. Sois el espíritu y el deseo del espí- profundo, todos reciben el mismo sol, y jun-
ritu por encontrar una forma en vosotros. Y tos son más fuertes cuando el vendaval arrecia.
ese deseo es infinito hasta que vuestro cuerpo Vuestros sentidos os revelarán que una buena
muere. Mientras tanto, habéis de ser fieles a él, raíz es un buen sustento en la tierra, y que una
ayudándole a fructificar en vuestro ser, permi- copa amplia y proporcionada da fruto, ofrece
tiéndole llegar hasta cada uno de vuestros lími- sombra y acoge vida.
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E igual que el árbol vive y crece llevado por la cuentes pero alocados de mi cabeza, empeña-
aspiración del infinito, también vive y crece para da en resolver el problema de escribir para ti.
morir algún día. Así también vosotros habéis Entonces, algo parecido a un vacío se formó en
de crecer, no acogotados por la conciencia de mi estómago, y en lugar de asustarme, recor-
vuestro fin, sino confiados en que en vues- dé el modo en que alguien me había enseña-
tra semilla reside ya –condensada–, la sabidu- do a acoger esa sensación sentida, que parecía
ría necesaria para desplegar una vida buena. venir o formarse en mí repleta de significados
Por eso no hagáis caso de los psicólogos ni de
que luego podrían desplegarse poco a poco.
aquellos que se llaman a sí mismos maestros,
Así que respiré para darle volumen, y ese vacío
y pretenden deciros cómo debéis vivir o por
pareció resonar como una falta, y le pregunté
qué debéis dar la vida. Haced caso sólo de quie-
a eso que se ensanchaba ahí, entre mi estóma-
nes os invitan a plantar vuestra propia simien-
te, os ayudan a regarla, protegen el brote tier- go y mi pecho: “¿qué me falta?”. Volví a respi-
no o le ofrecen un apoyo para crecer erguido. rar, expectante pero esperando poco, y permi-
Aprended de quienes parezcan tan solo obser- tiendo que la sensación recibiera mi pregunta.
vadores modestos, que saben reconocer los rit- “Te falta crecer”, pareció decir, y a la vez que
mos de la naturaleza y se acompasan con ellos. esa frase era pronunciada en mi interior, desde
Y sobre todo confiad en quienes, en lugar de dentro y de abajo arriba, tuve la sensación de
contaros sus logros, se desnudan para com- que me señalaba, con un leve movimiento de
partir con vosotros el relato interno de cómo cabeza, la parte alta de la librería de mi salón; y
el espíritu se abrió paso en sus propias vidas”. de modo reflejo llevé allí la vista, casi sabiendo
lo que buscaba: el pequeño libro de El profeta,
1 Un punto de partida de Jalil Gibran. Entonces lo supe, y ese “te fal-
ta crecer” comenzó a desplegarse en mi men-
Hola. He empezado a escribir este artículo cer- te en forma de imágenes, y desde ese mismo
ca de cinco veces. Pensaba en ti, pero no con- momento quedé protegido del riesgo de per-
seguía verte. En cambio, ahora sé que estás ahí, cibirla como un diagnóstico, una queja, o una
frente al texto, y que de alguna manera pode- prescripción de lo que debía hacer para poder
mos reconocernos mutuamente. También he escribirte. En ese mismo instante, escribir con-
hecho varios esquemas repletos de anotacio- sistió en crecer: en entrar dentro de mí, dete-
nes y flechas, que reflejaban y anudaban algu- nerme en el último lugar en el que hice silen-
nos conceptos y el recuerdo de personas a cio, dejarme hablar justo ahí por el Espíritu, y
las que he visto crecer -¡o descrecer!-, pero no empuñar el bolígrafo para tener la osadía de
conseguía quedarme, y el texto parecía una añadir un capítulo al pequeño y fascinante libro
misión imposible. Podría decirse que no esta- de Gibran. En él, el poeta y escritor libanés, ára-
ba conectado, y era verdad, pero era algo más be y cristiano maronita, emigrado a Boston a
que eso. Probé por fin a enfocar sobre mi cuer- finales del s. XIX por causa de los conflictos polí-
po, a dejar resonar en él la misión que da sen- tico-religiosos con la Turquía de entonces, da
tido a este artículo, y me presté a dejar que se voz al sabio Almustafá. Un profeta de la vida
formara –en algún lugar de mi existencia–, una que, antes de retirarse de la ciudad de Orfalís
sensación física profunda y a la vez difusa, que para regresar a la tierra de su niñez, compar-
me ofreciera un referente interno. Es decir, un te sus últimas perlas de sabiduría con la gen-
lugar en el que mi ser ya estaba –atascado no, te que le pregunta, pesarosa de su marcha. Así
pero ya presente–, y en el que poder sentar- habla con un maestro, con un sacerdote, con
me a escuchar, en lugar de seguir los pasos elo- un arquitecto, con un artesano, etc. Cada uno
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de ellos le pregunta acerca de un tema que le al referente interno que le va orientando en el
atañe. Y por qué no, al menos en esta evoca- camino. Bueno, lo del “referente interno” del
ción creativa, conversa con la psicóloga que le que te hablo, no te vayas a pensar que es una
dice: “Háblanos del crecimiento”. cosa muy esotérica; es algo más simple: es, por
ejemplo, esa sensación de vacío que se formó en
mi estómago cuando por fin me detuve y enfo-
2 Crisis vitales y crecimiento qué sobre mi cuerpo, después de los intentos
Antes te decía que no lograba escribirte por- infructuosos de escribirte. Si te interesa saber
que no estaba conectado, pero que era algo algo más sobre esta manera de estar presente,
más que eso. Efectivamente: no estaba ahí de conectar y dejar que algo se forme dentro
donde mi ser, mi yo profundo, mi conciencia de ti, y se diferencie en términos de sensacio-
o mi alma –puedes llamarlo como quieras–, ya nes físicas que llevan implícito un significado,
estaban. Y no podría compartir nada verdade- te hable desde dentro y puedas preguntarle o
ramente apetecible sobre el crecimiento per- dialogar con ello, entonces te recomiendo que
sonal, si no partía de ahí y si no hacía del acto leas algo sobre Focusing. Se trata de una habi-
de escribir, un paso más de mi propio creci- lidad también denominada Enfoque Corporal,
miento. El profeta, junto con el Canto a mí mis- a la que a veces recurrimos de modo natural
mo de Whitman –por cierto, ambos autores e inconsciente, pero que también puede ser
se conocieron–, es uno de los textos que más entrenada y desarrollada de modo deliberado.
me inspiran tanto personalmente como en el ¡Ay! ¡Y esto me devuelve al hilo y a lo que te
encuentro con mis pacientes en la consulta de contaba de mí y de mis “padecientes”! Cuando
psicoterapia, y que a veces comparto con ellos. las crisis de crecimiento son más intensas, las
Todos son personas que de una u otra forma señales de que la cosa no funciona se convier-
viven una crisis de crecimiento, y en eso tam- ten en lo que desde una mirada médica son
bién me reconozco, y me hago uno más. Yo síntomas. Esa ansiedad, esa tristeza inopinada,
también soy un “padeciente”. Crisis no quiere al igual que la hipersensibilidad ante pérdidas
decir otra cosa que la imposibilidad de seguir mínimas, la irascibilidad o el sentimiento de
haciendo lo mismo para seguir viviendo. En el rechazo global ante un simple “no” dicho por
terreno psicológico, eso se refiere sobre todo a alguien que nos importa, son lo mismo que el
la imposibilidad o inutilidad de hacer “más de bloqueo creativo ante la tarea de escribir, que
lo mismo” en el esfuerzo de ser uno mismo, y acabo de compartirte. Normalmente las per-
más si tenemos en cuenta que una existencia sonas acuden a la consulta primero para cal-
auténtica se caracteriza tanto por la fidelidad mar su ansiedad o para eliminar su tristeza, y
a algo en las respuestas que damos a la vida, no tanto porque sean conscientes de que en
como por la ausencia de un mapa, y más aún su caso ya no vale hacer más de lo mismo para
de un manual de instrucciones, una partitura llevar adelante de manera auténtica su propia
o un guión según el cual dar esas respuestas. existencia. Es normal, primero porque estar
Así que vivir auténticamente es desarrollar una mal es “muy fastidiado”, y segundo porque la
paradoja, y las vidas son, al fin, cuando volve- Psicología, en su afán por vestirse de ciencia,
mos la vista atrás, relatos de esas paradojas. durante muchos años ha adoptado el rol de
Pero te hablaba de las crisis vitales y de la una especie de ingeniería médica, y ha preten-
“enfermedad”, que son crisis de crisis de cre- dido curar “reparando rotos” o “cambiando pie-
cimiento, en las que por algún motivo alguien zas”. Pero hay otra opción, una Psicología más
sigue “actuando”, pero no prestando atención al servicio del encuentro no sólo con el otro,
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sino con su misterio, y con el mar de posibili- mis nuevas rutinas, quería escribirte para dar-
dades de su vida. Es una Psicología que deja te las gracias por el trabajo que hemos hecho
en un segundo plano lo que algunos autores juntos. Y lo principal, para decirte que gracias
han llamado modelos de reparación, y opta por a ese trabajo ¡he encontrado un referente inter-
los llamados modelos de creación. Modelos no! Ahora siento desde ahí, y todo es distinto.
sobre el ser humano, que permiten adentrar- También sé que quiero cogerme un tiempo de
se y trabajar en la paradoja de la que te habla- descanso de la terapia, y retomarla a la vuelta,
ba antes, por la que tú y yo somos intérpretes quizá un tiempo después, cuando me haya ins-
sin partituras impresas, pero seres capaces talado en Madrid de nuevo. ¡Hablamos!
de ir leyendo la siguiente nota en el fondo de Yo me sentí profundamente feliz y agrade-
su existencia sentida corporalmente. Por eso, cido por que Laura compartiera su logro con-
cuando un “padeciente” –dentro o fuera de la migo, y me ayudó a reafirmarme en eso de
consulta– se encuentra con alguien dispues- los “modelos de creación” para la Psicología,
to a escuchar su relato sin analizar la causa de en los que el sí mismo –el yo de la persona–
lo que le pasa, y por supuesto reniega de cual- deja de ser un mero objeto sobre el que “se
quier tentación de hacer leña del árbol caído, opera”, y es más que un arrogante sujeto
y se muestra preparado para detenerse junto que “se piensa”, para emerger –momento a
a él, acogiendo y escuchando lo que sea que momento– como un humilde proyecto con-
nace ahí dentro, las crisis vitales se convierten tinuo y reflexivo. Como una manera de estar
inmediatamente en crisis de crecimiento y por en el mundo que consiste en vivir enfocando,
tanto en oportunidades. y creando respuestas a partir de algo que se
Creo que ahora sí puedo contarte algu- siente en el cuerpo. Laura aceptó la propues-
nos ejemplos, algunos casos, algunas histo- ta de no intentar arreglar sus dificultades para
rias de cómo personas que he conocido han amar sin traicionar, ni su temor a no tener
hecho este trabajo o han lidiado con “lo suyo”. sentimientos y a ser una especie de psicópa-
Aunque primero me gustaría que, si puedes, ta de bajo nivel, y me concedió el honor de
te tomaras un instante para leer con una mira- escucharla una vez a la semana, para inten-
da, espero que enriquecida, mi osadía de aña- tar comprender cómo vivía las cosas. Y una
dir una página al texto de El Profeta de Gibrán. vez a la semana, cuando se miraba al espejo,
Luego, cuando sientas dentro que es oportu- se dejaba guiar en tres acciones:
no, y quizá tras escribir algo en tu cuaderno • crear un lugar donde estar con sus dificul-
de notas, vuelve aquí, y sigue leyendo. Creo tades sin tratar de cambiarlas;
que en ese mismo momento a mí me ape- • comprobar cómo eran sentidas en su cuer-
tecerá más aún, volver a saberte presente. po toda esa “basura” –así la llamaba ella- y
las historias vitales en las que se formó;
3 En busca de • y, por último, dialogar amablemente con esas
sensaciones (recuerda cómo hablaba yo antes
un referente interno
con el extraño vacío en mi estómago).
Hace unos meses Laura me escribió este Si me hubieran preguntado entonces qué
mensaje de whatsapp: Hola Ciro, te escribo era lo que Laura necesitaba para crecer, quizá
desde Londres. Al final me dieron la beca de la habría respondido que necesitaba reencon-
que te hablé, y ahora estoy aquí por tres meses. trarse emocionalmente con la niña que fue, y
Hace unos días que me he instalado y ya empie- que sufrió el desarraigo brutal de un cambio
zo a hacer vida normal, pero antes de entrar en de país; y también que necesitaba confrontarse
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vivencialmente con unos padres incapaces de allá del yo y sus apreciaciones), o a una espe-
empatizar con ella debido a sus propios con- cie de “psico-negación” de la voz de Dios en la
flictos, a fin de dolerse primero por el desam- propia vida, o incluso a la negación misma de
paro (sentir la fragilidad evitada hasta enton- la moral o de cualquier forma de magisterio,
ces), y resurgir después con fuerza propia des- déjame sólo que te diga dos cosas.
de el enfado y la auto-afirmación. Y todo eso
La primera que no tengas miedo, que no
fue verdad, y todo eso sucedió hasta antes del
dejes que te asusten, pues esta capacidad de
verano; pero lo que realmente permitió a Laura
enfoque y de crear referentes internos es pro-
crecer, y lo que quedó en ella como patrimonio
pia de nuestra especie, y que por tanto es par-
y competencia existencial para seguir crecien-
te de la Creación –una parte que también está
do, fue que en su viaje y en nuestro modo de
llamada a ser “dominada”.
viajar, pudo formarse en su interior ese “refe-
rente interno” al que se refería en el mensaje Y la segunda, algo más jugoso: que Laura ya
de whatsapp: una conexión con el lugar cru- ha vuelto de Londres. Ya se ha dado su tiem-
cial en el que una persona siente físicamente po para retomar la terapia, y acaba de mirarse
la complejidad de su propia vida, bien en rela- al que parece ser su último espejo. Me ha dado
ción con un aspecto parcial de ésta (mi bloqueo permiso para decirte que se trata de que, cuan-
inicial para escribirte, por ejemplo), o bien en do bebe cierta cantidad de alcohol, se transfor-
relación con la sensación misma de estar vivo ma en una especie de bestia, que hace cosas de
y de fracasar repetitivamente en la tarea de las que luego se avergüenza tremendamente,
ser uno mismo (por ejemplo, cuando Laura y que le llevan a tener que mantener una frá-
se descubría una y otra vez como alguien fal- gil red de secretos. Ha encontrado la manera
so en sus relaciones, o como cuando se asus- de controlar a la bestia, pero no se conforma
taba frente a la sensación angustiante de no con eso, y quiere crecer en pos de su libertad.
tener sentimientos genuinos). Y aunque pudiera parecer algo tremendamen-
te temible entrar en el lugar en el que una copa
Eugene Gendlin, el filósofo y psicoterapeuta
de más despierta a un monstruo, se encuentra
que sistematizó el Focusing como herramienta
segura y confiada; mucho más que por mi pre-
para acceder a esta forma de sabiduría que está
sencia aceptadora y empática, por el hallazgo
en el núcleo de la capacidad para el crecimien-
de su propio referente interno, desde el que
to personal, se refiere al hallazgo de Laura de
puede hacer crecer su vida. Está conectada con
esta manera: “Una vez que la persona ha descu-
ese lugar del que procede la evaluación última
bierto esta fuente interna, el sujeto ya no pue-
–que decía Gendlin-, en forma de “evaluaciones
de ser suplantado por alguien o algo distinto,
fuertes”, que son –al decir del filósofo Charles
porque percibe con gran claridad que ningún
Taylor– apreciaciones afectivas que compro-
otro puede conocer mejor la propia vida de
meten la identidad y van en favor de una vida
uno, así como los pasos de su posterior evo-
que merezca la pena ser vivida. Desde ahí, la
lución. Uno está abierto a toda clase de apren-
búsqueda de crecimiento de Laura no consis-
dizajes, pero la evaluación última siempre pro-
te tanto en saber “lo que es bueno o malo”, ni
cede de dentro”.
tampoco “lo que me conviene”, sino lo que
Y como cabe la posibilidad de que tú mismo/a, “me salva” porque me religa con mi circuns-
o alguien que conoces, reaccione a esta afirma- tancia (en este caso de joven mujer).
ción con temor, pensando por ejemplo que esta
Y antes de leer más, ¿qué tal un nuevo paseo
manera de enfocar el crecimiento lleva a la auto-
por las palabras del profeta?
suficiencia, al solipsismo (que no hay nada más
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4 Construir una identidad cer personalmente. “¿Qué necesito?”, es algo


que pudo preguntarse radicalmente, cuan-
más allá de la familia
do pudo sentir en el cuerpo la rabia que le lle-
4.1 Raíces de la rabia de Jorge vaba a romper cosas, y a meterse en peleas
a puñetazo limpio; y la cadena de preguntas
Jorge, de quien te hablaré ahora, también desa- relevantes que dio lugar congruente a la cues-
rrolló la capacidad para enfocar, y se reencon- tión acerca de la necesidad, fue algo parecido
tró con su existencia a través del contacto con a esto: “¿Cómo es la sensación que tengo jus-
su propia fuente de referentes internos; pero, to antes de golpear?”; “cuando golpeo y des-
en su caso, me gustaría llamar tu atención trozo, ¿qué parezco estar rompiendo?”. “Y
sobre una cuestión clave: la familia de origen, después, ¿qué más siento aparte de la culpa,
especialmente cuando es aún la familia en la la vergüenza o la soledad?” Jorge trataba de
que uno vive, y de la que uno ha de irse. Hay salir, y toda su violencia era un pretexto fami-
familias con una marcada identidad, es decir liar perfecto para que nadie se mirara verda-
con una serie de apreciaciones afectivas muy deramente a sí mismo: “¿Qué hemos hecho
definidas, respecto a aquello en lo que con- para que seas así? ¿Tan mal te hemos enseña-
siste “ser uno de los nuestros” y, claro está, do?”, le preguntaban los padres, y “¿Qué me
acerca de lo que está permitido y lo que no, pasa? ¿Por qué soy así?”, se preguntaba Jorge.
porque viola la narrativa de pertenencia. Esto
puede darse en diversos grados y de hecho No siempre que una persona deja de crecer
se da en todas las familias. Y en determina- para adaptarse a las exigencias de su sistema
dos momentos de la historia de cada una –por familiar, sucede en un contexto visiblemen-
ejemplo ante una desgracia–, esta necesidad te problemático, ni necesariamente aparecen
de afirmar o de controlar la identidad puede conductas sintomáticas llamativas. De hecho
ser una adaptación inevitable, lo cual no quie- la mayor parte de las veces no es así, y nues-
re decir que no suponga costes. Unos costes tras vidas están sometidas a una cierta dicta-
que, como en el caso de Jorge, afectan más dura de un silencio emocional, que con fre-
a aquellas personas cuyo momento vital y su cuencia convive bien con el deseo de ser bue-
tarea de crecimiento inmediata, pasan por la nas personas. Cosa que desgraciadamente es
búsqueda de la identidad respecto a la fami- bastante común en la experiencia de ser cris-
lia de origen. Y un crecimiento que, a su vez, y tiano de muchos jóvenes adultos, y que mar-
usando la metáfora del árbol, tendría que ver ca o determina la cualidad de su fe, y la posi-
con el fortalecimiento del tronco y sobre todo bilidad de que su compromiso sea profundo
con la extensión de la copa hacia el mundo. y duradero, más que grande o vistoso, como
en algunas formas de militancia que, o bien
Para Jorge, antes de saberlo y por supuesto dejan un rastro débil, poseen un recorrido más
después de ello, su referente interno se situaba bien corto, o en el peor de los casos, produ-
en las yemas de los dedos, en las manos y en cen algún tipo de herida o de desafección por
los brazos que trataban de abrirse paso más allá todo lo que suene a Dios o a Iglesia. Estoy pen-
de las dificultades que acuciaban a su familia, sando ahora en Eva.
y más siendo hijo único. Hacía muchas cosas
y hacía muchas cosas “mal” –estudiar entre 4.2 El daño producido por silenciar senti-
otras–, pero no se enredó con ellas de nuevo. mientos y emociones
Y también aceptó el reto de dejar de bracear
Cuando conocí a Eva era una mujer recién entra-
y chapotear en el agua para hundirse, y sen-
da en la treintena. Había hecho dos carreras,
tir ahí dentro. Fue cosa de desarrollar el refe-
obtuvo la cualificación para impartir clases en
rente interno y de usarlo como guía para cre-
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Secundaria, y planeaba estudiar el Grado en caso de Eva, ella fue ciega a lo que no acep-
Educación Primaria, a fin de tener más opcio- taba de sí misma. En realidad nunca se sentía
nes laborales. Y es que la habían contratado satisfecha o en paz y siempre se veía defectuo-
en un colegio católico concertado, aunque no sa en algún sentido, y por eso a veces le fasti-
disponían de horas suficientes para ofrecerle diaba tanto que su novio no diera importan-
una jornada completa en la ESO. Estaba con- cia a ciertas cosas. Era hija única como Jorge,
tenta porque se sentía valorada, pese a que pero al contrario que éste, no vivía en una
la situación aún fuera precaria. Y también se familia que creara una situación presionan-
sentía feliz porque, después de años pasan- te evidente. Pero sí que era una familia en la
do por diversos empleos (monitora de tiem- que la expresión de los sentimientos era vis-
po libre, clases particulares, etc.), tenía la sen- ta, si no como una forma de exhibicionismo,
sación de que por fin encajaba en algún sitio, sí al menos como algo que podía incomodar
un lugar en el que le daban la oportunidad de a los demás. Así que como mucho se podían
ejercer una profesión noble y que la llenaba: compartir las buenas noticias, y discretamen-
ser profesora y educar niños y adolescentes, te. Más aún, tras la muerte de la madre de Eva
ayudándoles a desarrollar una actitud positiva, un par de años antes de conocer a su novio, y
autónoma y constructiva ante la vida. con el diagnóstico de una enfermedad dege-
nerativa en el padre al año del fallecimiento, la
Pero aquí no concluye el retrato de Eva. Junto
casa se había tornado más sombría que nun-
a las buenas noticias y a la par que se implica-
ca. Y Eva vio cómo por dos veces su deseo de
ba en el proyecto de la tercera carrera, comen-
independizarse y de vivir por su cuenta “debía”
zaron a suceder dos cosas. La primera es que
ser postergado. Con algo de perspectiva, a Eva
empezó a sentirse embargada por una triste-
no se le escapaba que el proyecto de pareja
za rancia y pegajosa, a la que decidió no hacer
era amenazante al menos en cuanto suponía
caso y relegarla al fondo… no prestarle aten-
dar un salto a la convivencia y al compromi-
ción, y conformarse con tratar de controlarla
so, sin haber llegado antes a hacerse cargo de
rumiando pensamientos del tipo de “Yo no he
sí misma realmente.
vivido realmente” o “Me siento sola dentro de
mí y quizá es porque en el fondo, soy una per- Así que se echó a la espalda una vez más
sona egoísta”. Lo segundo que sucedió es que el dolor, las dificultades y la incertidumbre, y
comenzó a tener discusiones constantes con actuó –pasó a la acción con la ruptura y con
su novio, que estallaban con algo que para él nuevos compromisos laborales–, en lugar de
era insignificante, pero que a ella le solivianta- entrar dentro de sí misma. Le ofrecí mirar ahí,
ba tremendamente, y sobre todo le hacía sen- pero el temor y el tener una vía de escape fue-
tirse vacía, distante y sola; hasta que un día, ron más grandes y Eva hizo una vez más “lo
teniendo una fecha de boda en el horizonte, de siempre”. Desde una perspectiva cristiana
decidió romper la relación, y liberación y dolor que se ocupe de la cuestión del crecimien-
se hicieron presentes. Pero no se trataba de to personal para la vida propia y para ofrecer
liberación respecto a una persona o respecto más vida a los demás, este relato de “des-cre-
a una relación vacía, sino liberación respecto cimiento” me resulta especialmente relevan-
a una pelea interna que resultaba demasiado te. Primero porque habla de dolor inútil –aun-
dolorosa. Ambos se querían sin exigirse para que quizá Eva algún día lo utilice para crecer–,
nada ser perfectos, y de hecho durante años y segundo, porque nos muestra cómo algu-
se habían aceptado mutuamente tal y como nas opciones vocacionales y de valores pue-
eran. Pero cada uno por su parte había cons- den funcionar como coartada para eludir una
truido la relación desde un punto ciego. En el crisis suficientemente radical e intensa. Eva se
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concentró en el trabajo en la escuela, y duran- la respuesta del profeta, a la pregunta por el


te el año siguiente a la ruptura de pareja, con- crecimiento? Puedes probar a releer el texto,
siguió su ansiada jornada completa y se impli- poniéndote en el lugar de cada uno.
có intensamente en las labores de pastoral
del centro. Así, sustituyó la tarea de crecer
personalmente por la de enseñar bien, acon-
5 Hasta la próxima
Llegados a esta altura tengo la sensación
sejar a sus alumnos, y hablarles del Dios de
de haberme acostumbrado a estar y a hablar
Jesús, que ya se sabe que es Dios de bondad,
contigo. Así que, ¡gracias! Me ha parecido sen-
de justicia, de misas, etc., pero no tiene tan-
tir cómo te retirabas a veces en soledad, qui-
ta fama como un Dios de indagación, de pro-
zá enfocando cualquier cosa en tu cuerpo, en
fundización emocional o de búsqueda interior
ocasiones teniendo a Dios como testigo, y ojalá
en ambientes educativos muy estructurados,
otras, no imponiendo límites a la experiencia,
en los cuales ayudar a los alumnos y cumplir
y aceptando que zambullirte en el mar de tu
con la noble misión de educar, puede llenar-
yo es zambullirte en Dios mismo. Espero que
lo todo agotadoramente.
tu inmersión lleve un mucho de la sabiduría
El caso de Eva podría resumirse como la que desarrollaron Laura y Jorge, y que si te has
resistencia pasiva a la formación de un refe- reconocido viviendo como Eva en algún pun-
rente interno desde donde vivir creativamen- to de tu historia, el espejo que he tratado de
te –con las consecuencias que vivir en la inau- ofrecerte haya sido suficientemente acogedor
tenticidad pueda tener–, y me parece a mí que y optimista como para que te entren ganas de
refleja también cómo el compromiso cristia- más crecimiento y nada te sirva como refugio.
no y algunas formas de la Misión, pueden ser Entonces sí que podré decir: “Misión cumpli-
contrarios al crecimiento si no sabe uno dete- da y ¡hasta la próxima!”. Y es que, ahora que
nerse, mirar y estar ahí dentro. por fin te he escrito enfocado personalmen-
te, me encuentro con las alforjas llenas de más
4.3 Una sugerencia para reflexionar casos e historias que ilustran aspectos del cre-
Si te gusta la literatura, te recomiendo leer la cimiento, como la cuestión del descubrimien-
novela de Nick Hornby titulada Cómo ser bue- to del propio propósito vital (para qué estoy yo
nos, que relata la crisis de conciencia de Katie aquí), el cuidado de la amistad, el papel de la
Carr, una madre de familia que ejerce como emoción en la orientación vital (qué emociones
médico de familia y está convencida de su bon- sigo y cuáles no), o el crecimiento compartido
dad porque es alguien que ayuda a los demás (ya sea en pareja, en familia o en comunidad).
(ejerciendo una profesión noble, como la de Todos ellos, temas que se van acumulando
los docentes). No te desvelo el final, ni te ofrez- mientras uno trata de ayudar y de acompañar a
co una moraleja, sino que más bien te propon- otros a desarrollar lo que el filósofo norteame-
go, a estas alturas del artículo, a que mientras ricano Dan McAdams llama una “identidad inte-
lees el relato de Hornby pienses con inteligen- gradora”, y que considera propia de un “adulto
cia emocional qué les pasa a los protagonistas, emergente”. Algo que define como un relato
cómo son las elecciones que van haciendo y vivido y a través del cual vivimos, en el que se
en qué sentido dirías tú que cada uno alimen- articulan al menos cuatro tipos de coherencia:
ta y dirige su crecimiento personal. Y si aún tie-
• una coherencia temporal (referida a los enla-
nes fuerzas, me permito proponerte algo más:
ces entre mi pasado, mi presente y mi futu-
reflexionar imaginativamente ¿cuáles serían las
ro, que crea un espacio para desarrollar un
reacciones diferenciales de Jorge y de Eva ante
sentido personal transitivo);
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• una coherencia biográfica (alimentada por el cuerpo como lugar primario de la existencia
una narrativa sobre lo que supone llegar a (su ser en el mundo). En definitiva, un encuen-
ser un adulto en el mundo de hoy, y que tro tras el cual, uno se halla en mejores condi-
no está saturada por ninguna ideología, ni ciones para responder con sus propios ejem-
tampoco se ve ahogada por ningún mora- plos, si alguien le dice: “Amigo, antes de par-
lismo religioso); tir, háblanos del crecimiento”.
• una coherencia causal (producida por el
hecho de que el relato personal que res-
ponde a la pregunta “¿quién soy yo?”, no 6 Algunas referencias
se limita a las descripciones, sino también para seguir creciendo:
aporta explicaciones sobre cómo diferentes
sucesos vitales están vinculados entre sí, res-
 Alemany, C. (Ed.) (1998). Relatos para el cre-
pondiendo entonces a la pregunta “¿cómo cimiento personal. Bilbao: Desclée de Brouwer.
 Barceló, T. (2013). La sabiduría interior. Pince-
he llegado a ser quien soy y como soy yo?”,
y produciendo la sensación de que la pro- ladas de filosofía experiencial. Bilbao: Desclée
de Brouwer.
pia vida es transitable y comprensible);
 Gendlin, E. T. (2002). Focusing: Proceso y téc-
• y por último, una coherencia temática (que nica del Enfoque Corporal. Bilbao: Mensajero.
es resultado de que la narrativa personal  Gibran, G. J. G. (2008). El profeta. Madrid: Edaf.
integre los diferentes episodios de la vida
 Gonçalves, O. F. (1998). Hermenéutica, cons-
en un tema global, o en un valor principal
tructivismo y terapias cognitivo-conductua-
que les da sentido). les: del objeto al proyecto. En R. Neimeyer
Laura, Jorge y Eva se vieron en la tesitura de y M. J. Mahoney, Constructivismo en psico-
negociar entre lo que las voces del entorno y terpia (pp. 179-218). Barcelona: Paidós.
la cultura les decían, y lo que provenía de su  Greenberg, L. S. (2006). Emociones: una guía

propia sensibilidad existencial. Pero resolvie- interna. Cuáles sigo y cuáles no. Bilbao: Desclée
ron de diferente manera la decisión de abrir- de Brouwer.
se a esa sensibilidad o no, así como la cues-  Hornby, N. (2002). Cómo ser buenos. Barcelona:
tión de aprender a hacerlo, que son las condi- Anagrama.
ciones de toda posibilidad de crecimiento. Así  Klaus, R. (2008). Tu cuerpo te dice quién pue-
que, pensando en cristiano, estamos dotados des ser. Santander: Sal Terrae.
con el equipamiento básico para ser caminan-  López, L. y Gastalver, M. (2007). Focusing y

tes sin mapa e intérpretes sin partitura, que espiritualidad. En C. Alemany (Ed.), Manual
sin embargo leen dentro de sí, y no reducen el práctico del Focusing de Gendlin. Bilbao:
Evangelio a un texto prescriptivo, sino que han Desclée de Brouwer.
hecho del encuentro con él una experiencia  May, R. (2000). El dilema del hombre:
fundante para su sensibilidad, y la usan para Respuesta a los problemas del amor y de la
seguir creciendo. O dicho de otro modo: el angustia. Barcelona: Gedisa.
 Navarrete, R. (1997). El crecimiento personal.
encuentro con Dios para una persona conecta-
da, que enfoca y que vive abierta al crecimien- Crecer como persona, crecer como creyente.
Madrid: San Pablo.
to en contacto con la realidad, no es un salir-
se del cuerpo en busca de una trascendencia
 Robinson, K. (2010): El elemento. Descubrir tu
pasión lo cambia todo. Barcelona: Debolsillo
intemporal, ni tampoco la mera ejecución de
 Whitman, W. (1982). Canto de mí mismo.
una militancia moral en cualquier área; es el
Madrid: Edaf.
diálogo amoroso con el Misterio en el campo
de juego de la propia vida, que comienza en Ciro Caro García
14 Misión Joven • N.º 455 • Diciembre 2014

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