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Reflexiones Sobre la Formación del Ingeniero Civil

Evidentemente que para analizar cual debe ser la formación


del ingeniero civil habría que resolver antes el problema de
saber cual es el perfil del ingeniero civil que necesitamos
formar. Debemos definir el perfil del ingeniero civil del futuro,
porque el presente por su propia naturaleza es efímero. El
tema es arduo. Habría que llegar a un acuerdo que provenga
de los puntos de vista de todos los involucrados en la
formación y en el ejercicio profesional del ingeniero civil, de
modo que buscando coincidencias se llegue a conclusiones
concretas, específicas y viables y que representen el punto
de vista de egresados, profesionales en ejercicio, maestros y,
sobre todo, de la Sociedad en general.

La idea fundamental en las reflexiones sobre este tema se


basa en que el ejercicio de una profesión debe entenderse
como un servicio a la Sociedad. En la medida en la que
finalmente respondamos a ello habremos logrado nuestro
objetivo. De modo que lo que habría que responder es la
pregunta: ¿qué tipo de ingeniero civil requiere la
Sociedad?

La formación es la acción y efecto de educar y adiestrar a una


persona para que adquiera el desarrollo, aptitud y habilidades
científicas, técnicas y morales que le permitan realizarse
como ser humano en el ejercicio eficiente de una profesión.
Adiestrar es enseñar, instruir, guiar y encaminar. La
formación sólo la puede hacer un maestro y ésta sólo tiene
sentido en su aspecto socrático.

EL INGENIERO CIVIL PARADIGMÁTICO

Se podría empezar por plantearnos un punto fundamental


que gira en torno a preguntas del siguiente tipo: ¿cómo
saber que un ingeniero civil es bueno?, ¿cómo saber que
tiene una buena formación?, ¿cómo saber que es mejor
que otros? y ¿cuál es en definitiva el ingeniero civil
paradigmático? Este tema es fundamental, pues mientras no
tengamos un paradigma, poco o nada podremos lograr en la
búsqueda de la perfección. Debemos, pues, conocer que
características tiene aquel ingeniero que da buen ejemplo y
que es digno de ser tomado como modelo por sus colegas.
Podríamos preguntarnos desde ya, ¿en nuestro medio
universitario es el maestro el paradigma de sus alumnos?

Hay, pues, dos temas diferentes y complementarios: ¿qué


tipo de ingeniero civil buscamos? Es decir, saber cuál es
nuestra meta, y, luego, ¿cómo formar al ingeniero que
buscamos? Todo esto en el caso más general equivale a
preguntarse ¿cómo saber que se entiende por “buen
profesional”?, y ¿cómo formar al estudiante para que sea
un buen profesional? Con respecto al primer punto se
puede ensayar algunas respuestas. Si se hiciese una
encuesta para saber cuando se piensa que un egresado tiene
una buena formación, podría haber las siguientes
posibilidades:

1. Cuando se parece a sus maestros


2. Cuando puede seguir con éxito estudios de post grado
en el extranjero
3. Cuando logra trabajar exitosamente en países muy
desarrollados económicamente
4. Cuando llega a ser docente de su Facultad
5. Cuando alcanza éxito económico en el ejercicio
profesional
6. Cuando logra ganar el aprecio y respeto de sus colegas
por los trabajos que realiza
7. Cuando goza de prestigio entre la opinión pública
general, no necesariamente profesional.
8. Cuando logra desempeñarse exitosamente en campos
diferentes de la ingeniería civil, como pudiera ser por
ejemplo, el empresarial o el político
9. Otros

Creo que no es fácil encontrar una respuesta única.


Aparentemente, por lo que he conversado con muchas
personas, las opiniones están divididas. Veamos que
dificultades puede traer esta indefinición en la determinación
del paradigma y como, a pesar de ello, se puede avanzar
mucho en los criterios básicos para la formación del ingeniero
y responder así al segundo punto.

LA FORMACIÓN DEL INGENIERO CIVIL

Hay algunos temas que constituyen, o deben constituir, un


paso obligado en la formación del ingeniero. Hace algunos
años, Se planteó entonces lo que se llamó Bases para la
formación del ingeniero civil del futuro, que ahora,
ciertamente, es el ingeniero civil del presente. Se decía
entonces: “Es necesario que el país cuente con graduados
universitarios en ingeniería civil, con visión completa,
tanto de la realidad del país-de sus problemas y de sus
necesidades-como de su carrera profesional. Por ello
deben provenir de una formación humanista integral que los
capacite para amar las artes, la cultura y la historia,
comprometerse con las realidades social, política y
económica del país y aportar lo que demande el papel que le
corresponde a su profesión”.

Naturalmente que para que los graduados reúnan estos


requisitos es condición sine qua non que sus maestros las
tengan. Caso contrario poco o nada se podrá lograr. En El
ingeniero civil del futuro se decía entonces que el ingeniero
debía:
1. “Ser un generalista
2. Tener, o saber encontrar, y saber usar las herramientas
necesarias que lo capaciten para desarrollarse y para
afrontar y solucionar problemas en cualquiera de las
ramas de la ingeniería civil.
3. Ser capaz de elaborar estudios, investigaciones de
campo, diseñar, supervisar, construir, mantener,
investigar y enseñar
4. Conocer la interrelación entre el hombre y su medio
ambiente y de la responsabilidad que como ingeniero
debe asumir en su preservación
5. Poseer una formación en el manejo empresarial, en las
técnicas de la comunicación oral y escrita y dominar las
herramientas de la informática.
6. Actuar éticamente, admitiendo sus limitaciones y
buscando superarlas.
7. Reconocer que su cliente es siempre la sociedad y que
su actividad es siempre constitutiva del desarrollo.
8. Entender que su profesión es dinámica y demanda por
ello de estudio continuado.” [1]

A partir de estos conceptos se desarrolla a continuación las


reflexiones sobre la formación del ingeniero civil en las que se
pone énfasis en el enorme papel que desempeña el maestro.

EL INGENIERO GENERALISTA. ESPECIALIDADES DE LA


INGENIERÍA CIVIL.

Un tema recurrente en la formación del ingeniero civil está en


la definición del grado y tipo de especialización que debe
obtener el estudiante, o si, por el contrario, se debe ir a la
formación de un ingeniero generalista. Es necesario precisar
que se dice generalista de una persona que en su profesión
domina un amplio campo de conocimientos. Pienso que se
debe rescatar el concepto integral del ingeniero civil. El
ingeniero civil es uno. La formación universitaria del ingeniero
civil debe ser integral. Es decir, debe buscarse al ingeniero
civil generalista. El ingeniero civil debe ser, pues, “un
generalista que tenga una formación de base sólida
conceptual en las ciencias de la ingeniería y destrezas
básicas de la ingeniería civil, en los aspectos fundamentales
de la profesión: estructuras, recursos hidráulicos, geotecnia,
medio ambiente y vías de comunicación”.

Podríamos ahora preguntarnos, ¿qué es un especialista?


Hay dos tipos de especialistas: Aquéllos que han adquirido un
conocimiento muy profundo en alguna rama de la ingeniería
civil, y aquellos que simplemente han trabajado siempre en
una misma rama. Bajo este supuesto la especialización
corresponde a una etapa posterior y puede obtenerse como
producto de: a) Experiencia profesional específica, y b)
Estudios específicos.

Sin embargo, la formación de un ingeniero civil integral o


generalista no se opone a que en el último ciclo de la carrera
pueda y deba haber algunos cursos electivos de diferentes
especialidades para fomentar, descubrir e iniciar la vocación
en determinadas áreas de la ingeniería civil, cuya
profundización se hará posteriormente. Hay un hecho
concreto que tampoco puede ignorarse, y es que la mayor
parte de los estudiantes tiene una tendencia a concentrar sus
esfuerzos en alguna de las especialidades de la ingeniería
civil. Las prácticas preprofesionales y la tesis, de las que se
trata más adelante, pueden y deben ser el nacimiento de la
especialización.

Con respecto a las especialidades de la ingeniería civil,


podríamos empezar por preguntarnos cuáles son, tanto en el
actual como en el del futuro. La especialización, y en general
la formación del ingeniero civil, tiene mucho que ver con la
realidad nacional. Así, en los países superdesarrollados la
ingeniería civil se enfrenta a la realidad de que todo ya está
hecho. En cambio en los paices subdesarrollados todo está
por hacerse. En otros países la atención fundamental se
orienta hacia el cuidado del medio ambiente, a la
determinación y atenuación del impacto ambiental de los
proyectos, a la recreación, operación y mantenimiento, etc.

Por lo general, hay escasez de trabajo. No siempre hay


posibilidades de escoger trabajo. En los primeros años de la
carrera suele suceder que la especialidad se defina por la
oportunidad de conseguir un determinado trabajo. De otro
lado, el profesional debe adaptarse a una realidad política,
laboral y económica muy cambiante. En algunos medios se
piensa erróneamente que el ingeniero civil al egresar debe
poder exhibir una “especialización”, porque así le será más
fácil conseguir trabajo. Sin embargo, no es lo mismo exhibir
un papel en el que se “certifique” una especialización, que
tenerla realmente.

¿Cómo planificar las especialidades del futuro? Hacerlo


supondría que exista un Plan Nacional de Desarrollo, lo que
implica tener ideas claras a nivel político acerca de cómo
lograr el desarrollo del país. Pero tenemos todo lo contrario,
hemos visto que de pronto el Estado dio un dispositivo por el
que se suspendía la construcción de hidroeléctricas y la
universidad tenía cursos de Centrales Hidroeléctricas. Hay
otro aspecto de la especialización que no debe ser olvidado.
En muchos casos el ejercicio profesional no se realiza
siempre en la misma especialidad. Después de unos años de
estar en un campo se pasa a otro. Esta es la realidad. De acá
la importancia de la formación integral.

De otro lado, un importante campo de trabajo del ingeniero


civil es el de desempeñarse como jefe de proyecto. Su
formación le permite o debe permitirle trabajar, coordinar y
dirigir el trabajo de diversos especialistas de ingeniería.

En el Colegio de Ingenieros la situación es que no tenemos


registro de especialistas, por ejemplo dentro de la ingeniería
civil, sino que las llamadas especialidades de la ingeniería
(civil, mecánica o pesquería, por ejemplo) no tienen campo de
ejercicio profesional definido. Es así como legalmente un
plano de cualquier cosa puede ser firmado por un ingeniero
de cualquier especialidad (civil, agrónomo o metalurgista, por
ejemplo).

El tema de la especialización en la ingeniería civil está


pendiente de un estudio detallado y profundo que incluya los
aspectos legales, universitarios, profesionales y laborales.

IMPORTANCIA DEL MAESTRO

En una Universidad, específicamente, en una Facultad de


Ingeniería Civil, puede haber muchos problemas sin resolver
y otros por el contrario perfectamente resueltos, tales como:
paradigma, currículo, local, laboratorios, bibliotecas,
computadoras, etc. Pero, para la enseñanza, para la
formación, hay dos elementos indispensables: Un Alumno y
un Maestro. El tema de la buena formación del ingeniero
implica la buena calidad del maestro: Sin un buen maestro
nada se puede lograr; con un buen maestro, casi todo está
hecho.

“El maestro imparte la teoría, despierta en el alumno la


curiosidad y la habilidad para observar la naturaleza, enseña
el modo de experimentar. El maestro es síntesis de todas las
posibilidades de dar conocimiento. Enseñar es difícil. Educar,
que es la verdadera tarea del maestro, lo es más todavía. En
la enseñanza de la ingeniería civil, al igual que en otras
carreras, se requiere un gran esfuerzo para volcar la
experiencia profesional, la vida profesional, en las clases de
cada día. Educar es un acto noble. Educar es dar, compartir,
estimular y exigir. Educar es, en el más amplio sentido de la
palabra, formar al futuro profesional. Educar, ha dicho un gran
maestro, es lograr que cada ser humano forme dentro de sí
un pequeño universo.”

En el tema que nos ocupa el maestro es la clave de todo. Si


no hay buenos maestros todo lo demás es inútil. En El
ingeniero civil del futuro, se dice: “Debe apreciarse que el
cuerpo docente constituye la base del éxito de los futuros
profesionales. El profesor no es un mero transmisor de
conocimientos; él es un formador y, por lo tanto debe ser
capaz de transmitir vivencias, pensamientos, experiencia,
conocimiento de la vida profesional y posiciones
deontológicas.”.

En un artículo publicado en El Ingeniero de Lima, revista del


Consejo Departamental de Lima del Colegio de Ingenieros se
reseña la conferencia del ingeniero Ángel Castañeda, quien
menciona un texto de Juan Antonio Mella, quien luego de la
reforma educativa de Córdova dice lo siguiente: “Hay que
llenar las aulas de maestros y discípulos y erradicar a los
profesores y alumnos”... “maestro es aquel que deja una
huella y el discípulo quien trata de ser como su maestro. El
profesor, mientras tanto, es el que trata de instruir e impartir
determinados conocimientos a un alumno que solamente
busca por el mínimo esfuerzo apropiarse de esos
conocimientos para cumplir y obtener una determinada
patente de corso.” .

En conclusión, el maestro es la base inamovible de la


formación profesional exitosa. Sin buenos maestros no hay
posibilidades de éxito.
CONOCIMIENTO DEL PAÍS Y DE LA REALIDAD NACIONAL

La formación universitaria del ingeniero debe tener, en


principio, las mismas características independientemente de
cual sea el lugar de sus estudios. Sin embargo, el concepto
de “formación del ingeniero” es más amplio que el que
corresponde al graduando. La formación no termina al
egresar de la Universidad. Debe haber una continuidad
natural entre la formación académica o universitaria y la
formación propiamente profesional que empieza, o debe
empezar, aprendiendo directamente de los que ejercen la
profesión desde hace muchos años.

El ingeniero civil tiene que conocer su territorio de trabajo,


tiene que familiarizarse con los lugares cuyos problemas va a
resolver. La formación universitaria puede y debe dar algunos
aspectos generales para que el ingeniero esté comprometido
con la realidad social, económica y política del país. Pero, es
deber del ingeniero como parte de su formación profesional
conocer profundamente su territorio de trabajo.

El ingeniero, a través de muchos años, de generación en


generación viene aprendiendo a conocer las peculiaridades
de su país, de su región, sus problemas y posibilidades. Esta
es una labor permanente, continua e interminable. La
universidad debe enseñar y enfatizar la necesidad de que así
sea. La vida profesional debe enseñar a conocer la realidad.
El ingeniero trata con seres humanos, que tienen
necesidades y, muchas veces, medios económicos limitados.
El ingeniero tiene que vivir en la realidad económica, tanto
para organizar sus proyectos como para organizarse a si
mismo en su vida profesional.
El mejor maestro de un egresado es otro egresado con más
años de experiencia. La vida enseña lo que ninguna
formación universitaria puede dar.

EL CURRÍCULO.

El tema del Plan de Estudios, del currículo, ha sido


ampliamente discutido y analizado en diversos foros y
ocasiones. Indudablemente que se trata de un tema de
enorme interés teórico y práctico acerca del cual podría
escribirse bibliotecas enteras. Sin embargo, hay un problema
que subyace y que es más importante que la selección de un
conjunto de cursos y la definición de sus contenidos: es el
tema del maestro. El currículo no puede ser mejor ni peor de
lo que lo son aquellos que lo van a desarrollar. El currículo es
muy importante, pero es sólo una pequeña parte del
problema. Basta con recordar que hay varios modos de
adquirir conocimiento. Entre ellos están los siguientes:

1. Estudio de la teoría
2. La observación y las vivencias
3. La experimentación
4. La recepción de lecciones
5. La experiencia

El examen de estos cinco puntos nos permite ver con claridad


que la formación y el aprendizaje son procesos muchos más
ricos y complejos que un currículo, por lo menos en el sentido
tradicional y restringido del término como una simple
acumulación de materias. Generalmente el currículo, el Plan
de Estudios, goza de la inmerecida fama de ser la solución al
problema de mejorar o perfeccionar la formación del
profesional. Para demostrar que esto no es así bastaría con
pensar que se podría lograr el currículo perfecto, y haber
avanzado muy poco. El currículo es un medio para lograr un
fin. No es un fin en si mismo. El Plan de Estudios es
importante, pero no garantiza el éxito. Hecha esta salvedad
conviene hacer algunas precisiones y presentar algunos
puntos de vista generales sobre el currículo.

En ingeniería civil el Plan de Estudios tiene que ser


fundamentalmente rígido. En la formación del ingeniero la
mayor parte de las materias están definidas y siguen una
secuencia natural inamovible constituyendo alrededor del
90% del total de créditos. Es muy poco, probablemente
menos del 10%, lo que queda para la flexibilidad. Esta debe
orientarse hacia algunos cursos electivos en los últimos
ciclos.

El Ingeniero civil del futuro se decía que el condicionante para


lograr una buena formación era que: “La enseñanza de la
ingeniería civil se lleve a cabo en el marco de una estructura
rígida, en la que no haya posibilidad que el alumno pueda
elegir prematuramente el orden o la oportunidad en la que
estudia sus materias. Esto debe hacerse en razón que las
disciplinas que constituyen el cuerpo de la formación del
ingeniero civil tienen una secuencia natural que debe ser
respetada en la formación académica. Le corresponde
entonces a la facultad la compleja tarea de estructurar el plan
de estudios para la formación del ingeniero civil.”.

Vivimos en un mundo muy cambiante. La tecnología progresa


y cambia muy rápidamente. En consecuencia resulta evidente
que en el Plan de Estudios se debe poner énfasis en la
formación básica que es la que va a servir para siempre. De
acá la necesidad de que ésta sea muy sólida. Sin embargo,
hay que buscar el justo medio. Así por ejemplo, no se debe
exagerar en las matemáticas (como ha ocurrido en algunas
facultades). Tampoco se debe dejar de enseñar lo esencial.
El ingeniero no es un científico. El ingeniero tiene que usar la
ciencia para desarrollar su arte y su tecnología.
La mayor parte de las materias que usualmente se dan como
parte de la formación del ingeniero civil no ofrecen la menor
duda respecto a la necesidad de su inclusión en el Plan de
Estudios. Hay, en cambio, algunas otras sobre las que podría
discutirse mucho y las diferentes facultades y programas de
ingeniería civil tienen actitudes diversas al respecto. Tal es el
caso de materias orientadas a que el alumno tenga el dominio
de la redacción castellana, la capacidad de expresarse
verbalmente y por escrito de modo de comunicar
adecuadamente sus pensamientos, el dominio de otro idioma,
ecología, control de desastres, economía, evaluación de
proyectos, legislación, ética profesional, aspectos
empresariales, administrativos, conocimiento de su región,
del país y de sus problemas, conocimiento de la
responsabilidad que va a adquirir ante la Sociedad,
fundamentos del manejo empresarial, interés por las artes,
las letras, la literatura, la música y otras manifestaciones
culturales propias del ser humano. Todos estos temas son
parte de la formación del ingeniero civil, pero cada uno de
ellos no tiene que constituir necesariamente una materia del
Plan de Estudios, pero deben impartirse o exigirse a través de
todos los maestros y en todos los actos universitarios.

LAS PRÁCTICAS PREPROFESIONALES Y LA TESIS

La tesis profesional está relacionada con varias ideas. La


tesis es conclusión, es finalización de un proceso. La tesis
también es opinión, “es proposición que se mantiene con
razonamientos”. La tesis no es sólo el documento que se
presenta para obtener el título. La tesis, realizada en estrecha
coordinación con las prácticas pre profesionales, y
presentada a continuación de éstas, es la coronación de la
carrera universitaria. Es la expresión más profunda de la
relación entre la calidad del maestro y la del alumno. La tesis
debe formar parte de la estructura curricular. En todo caso, la
tesis debe ser obligatoria.

La tesis es el camino real hacia la especialización. Debe ser


el primer contacto total con el mundo profesional. El
graduando tiene la oportunidad de aplicar los conocimientos
adquiridos a la solución de un problema específico de
ingeniería. La tesis debe ser irremplazable. Siempre lo había
sido, pero en los últimos años apareció el sistema de
“Titulación Extraordinaria” que, si bien tiene ventajas
operativas y prácticas, crea un gran vacío en la formación del
ingeniero civil. Lo que constituyó una solución de emergencia
por determinadas circunstancias no puede, no debe,
constituirse en algo regular, mucho menos para jóvenes con
pocos años de egresados.

¿Qué ha pasado que ahora es tan difícil hacer tesis


profesionales? La respuesta a esta pregunta es clave,
porque apunta al tema Universidad y Sociedad. Hay varios
factores que tentativamente podrían mencionarse. Hay uno
que preocupa sobremanera y que tiene dos posibles caras: la
posibilidad de que la Universidad esté alejándose de la
Sociedad y del mundo profesional o que el mundo profesional
esté alejándose de la Universidad. La tesis debe ser el nexo
permanente entre la Universidad y la Sociedad. Cuando se
analice profundamente las causas por las que apareció la
Titulación Extraordinaria para egresados recientes, se
comprenderá la gravedad de la situación implícita en la
Universidad. Dentro de las posibles causas están: la
desvinculación del maestro de la vida profesional, la
desvinculación de la Universidad de la vida profesional, la
disminución de trabajo, de proyectos y de inversión en
infraestructuras, la mala situación económica de los
graduandos y de la universidad, etc. Cualquiera de estas
causas es lo suficientemente grave como para afrontarla y
buscar su solución.

En conclusión, la universidad debe estar más cerca de los


proyectos de ingeniería, institucional o personalmente a
través de sus profesores. Debe agotarse los esfuerzos para
que como parte de la formación del ingeniero, éste elabore su
tesis profesional sobre proyectos concretos de ingeniería. Los
egresados con muchos años de antigüedad si podrían ser
objeto de una forma de titulación excepcional.

LA ÉTICA PROFESIONAL

Este tema, de radical importancia, es uno de los que se ha


planteado como requerimiento del Ingeniero civil del futuro.

La deontología es la ciencia o tratado de los deberes. El


ingeniero civil tiene deberes frente a la sociedad. En
consecuencia, como parte de la formación del ingeniero civil
debe fomentarse el conocimiento de sus deberes. El ideal
sería que esta formación ética y deontológica se dé a lo largo
de toda la formación profesional. Cada maestro, de cualquier
disciplina, debería ser un maestro de ética. Esto no excluye la
posibilidad de dar cursillos o conferencias sobre el tema. No
tiene que haber necesariamente un curso específico sobre el
tema.

El Código de Ética del Colegio de Ingenieros es poco


conocido. Podría fomentarse su divulgación y análisis o, si
fuese el caso, su perfeccionamiento.

La base del ejercicio ético de la profesión reside, en cuanto al


tema que hoy nos convoca, en partir de un buen
conocimiento, de una sólida formación de lo que es nuestro
campo de conocimiento. La primera y gran falta de ética es la
de acometer problemas para los que no estamos preparados.
La ética debe ser parte esencial de la formación del futuro
ingeniero civil. El primer deber de un profesional es saber.

CONCLUSIONES

1. La importancia del maestro es decisiva en la formación


del ingeniero civil. El joven estudiante debe ver a su
maestro como su paradigma, debe sentir no sólo que
está recibiendo lecciones, sino que está preparándose
para la vida en general y para la vida profesional en
particular.
2. El currículo, es decir el Plan de Estudios, que debe
seguir un ingeniero civil no es garantía de éxito, ni
mucho menos. El éxito o el fracaso reside más en la
calidad del maestro. Sin embargo, cabe señalar que el
currículo de ingeniería civil debe ser fundamentalmente
rígido. En los últimos ciclos podría y debería haber
algunos cursos electivos. La necesaria rigidez del
currículo se debe a la secuencia inevitable y casi
indiscutible que deben seguir las materias de la
ingeniería civil.
3. La formación del ingeniero civil debe ser muy fuerte en
las ciencias básicas y en las ciencias de la ingeniería,
recordando siempre, sin embargo, que lo que se está
formando es un ingeniero y no un científico.
4. La formación del ingeniero civil debe ser
fundamentalmente generalista. La especialización es un
paso posterior.
5. Las prácticas preprofesionales obligatorias deberían
constituir parte del currículo, pues son irremplazables,
dado su alto valor formativo. Deben constituir un paso
previo a la tesis profesional.
6. La tesis profesional debe ser irremplazable para los
jóvenes egresados. La tesis profesional debe ser la
expresión del nexo existente entre la Universidad y la
Sociedad.
7. Existen ciertos aspectos de la formación del ingeniero
civil que son sumamente importantes y que, sin
embargo, por diversas circunstancias, en la mayor parte
de los casos, no están incluidos en el plan de estudios
como cursos regulares, pero que pero que deben
impartirse o exigirse a través de todos los maestros y en
todos los actos universitarios, tales como: dominio de la
redacción castellana, capacidad de expresarse
verbalmente y por escrito de modo de comunicar
adecuadamente sus pensamientos, dominio de otro
idioma de preferencia el inglés, ética profesional,
conocimiento de su región, del país y de sus problemas,
conocimiento de la responsabilidad que va a adquirir
ante la Sociedad, fundamentos del manejo empresarial,
interés por las artes, las letras, la literatura, la música y
otras manifestaciones culturales propias del ser humano.

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