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Egipto es un país al norte de África, en el mar Mediterráneo, y es el hogar de una de las

civilizaciones más antiguas de la Tierra. El nombre "Egipto" viene del griego Aegyptos, que
era la pronunciación griega del antiguo nombre egipcio "Hwt-Ka-Ptah" ("Mansión del
Espíritu de Ptah").

Para los propios egipcios de la antigüedad, el país era conocido simplemente como Kemet,
que significa "Tierra Negra", llamado así por la rica tierra oscura a lo largo del río Nilo
donde comenzaron los primeros asentamientos. Más adelante el país pasó a conocerse
como  Misr, ‫مصر‬, un nombre que los egipcios todavía usan hoy en día para hablar de su
nación. Egipto prosperó durante miles de años (de alrededor de 8000 AEC hasta alrededor
de 30 AEC) como una nación independiente cuya cultura era famosa por los grandes
avances en todas las áreas del conocimiento, desde las artes hasta la ciencia y la tecnología
o la religión. Los grandes monumentos por los que todavía se celebra Egipto reflejan la
profundidad y grandiosidad de la cultura egipcia que influyó en tantas civilizaciones de la
antigüedad, entre ellas Grecia y Roma.

Una de las razones de esta popularidad duradera de la cultura egipcia es el énfasis en la


grandeza de la experiencia humana. Los grandes monumentos, las tumbas, los templos y el
arte todos celebran la vida y se presentan como recordatorios de lo que existió antaño y de
lo que el ser humano puede conseguir en su auge. Aunque en la cultura popular el antiguo
Egipto a menudo se asocia con la muerte y los ritos mortuorios, incluso en estos hay algo
que habla a la gente de otras épocas sobre lo que significa ser humano y el poder y el
propósito del recuerdo.
Los dioses
Ya desde el período Predinástico en Egipto (c. 6000 - c. 3150 AEC) la cultura egipcia
estaba definida por sus creencias en los dioses. Un mito de la creación temprano
habla del dios Atum que se presentó en medio del caos antes del principio del
tiempo y su palabra dio lugar a la creación. Atum estaba acompañado por la fuerza
eterna de heka (la magia), personificada en el dios Heka y otras fuerzas espirituales
que animaban el mundo. Heka era una fuerza primordial que infundía el universo y
era la causa de que todo funcionara de la manera en que lo hacía; también daba
lugar al valor central de la cultura egipcia: ma'at, la harmonía y el equilibrio.

El Dios Egipcio Osiris


Osiris y su hermana y esposa, Isis, eran los monarcas originales que gobernaban el
mundo y que dieron a la gente los dones de la civilización. El hermano de Osiris, Set,
tuvo celos de él y lo asesinó, pero fue devuelto a la vida por Isis, que después le dio
un hijo, Horus. Sin embargo, Osiris estaba incompleto, así que descendió a gobernar
el inframundo mientras que Horus, una vez hubo crecido, vengó a su padre y
derrotó a Set. El mito representa como el orden había triunfado sobre el caos, y se
convertiría en un motivo persistente en la religión egipcia, los rituales mortuorios,
los textos religiosos y el arte. No hubo ningún periodo en el que los dioses no fueran
una parte integral de la vida diaria de los egipcios, y esto se ve claramente desde los
albores de la historia del país.

El Imperio antiguo
Durante el periodo conocido como Imperio Antiguo de Egipto (c. 2613-2181 AEC), la
arquitectura en honor a los dioses se desarrolló a un ritmo mayor, y se construyeron
algunos de los monumentos más famosos de Egipto, como las pirámides o la Gran
Esfinge de Guiza. El rey Djoser, que gobernó en torno al 2670 AEC, construyó la
primera pirámide escalonada en Saqqara en torno al 2670, diseñada por su principal
arquitecto y médico Imhotep (c. 2667-2600 AEC) que también escribió uno de los
primeros textos médicos que describía el tratamiento para más de 200 enfermedades
diferentes y que argumentaba que la causa de la enfermedad podía ser natural, en
vez de la voluntad de los dioses. La gran pirámide de Keops (la última de las siete
maravillas de la antigüedad) se construyó durante su reinado (2589-2566 AEC),
seguida de las pirámides de Kefrén (2558-2532 AEC) y Micerino (2532-2503 AEC).
Las pirámides de Guiza, Egipto

¿Quiénes fueron los fenicios?

Se conoce con el nombre de fenicios a los antiguos pobladores de la región ubicada en el


Oriente Próximo, en la costa oriental del mar Mediterráneo. Su territorio se extendía a lo
largo del Levante mediterráneo. También se les conoce como civilización fenicio-púnica.

El territorio de los fenicios se extendía desde la desembocadura del río Orontes, al norte,


hasta la bahía de Haifa al sur, en lo que son hoy los países del Líbano, Israel, Siria y
Palestina, pero antiguamente se conocía como Canaán. Por esa razón, los fenicios se
referían a sí mismos como cananeos (bin kenán, “hijos de Canaán”).
Época histórica de los fenicios
La civilización fenicia existió en el Mediterráneo oriental y el norte de África desde hace
aproximadamente 3.000 años.

Tardaron casi un milenio en prosperar como civilización y hacia el año 1.200 a. C. tenían ya
colonias en el Levante, Anatolia, el Norte de África y Chipre, y eran una fuerza comercial
importante en la región.

El suelo poco dado a la agricultura impulsó a los fenicios a hacerse al mar.

La región fenicia estuvo poblada desde la antigüedad remota (III milenio a. C.), por semitas
cananeos. Provenían del desierto arábigo y habrían migrado en dirección a Palestina.

Una vez asentados en la costa mediterránea, el suelo montañoso y poco dado a la agricultura


les impulsó a hacerse al mar. Así, se desarrollaron como grandes navegantes, constructores de
embarcaciones, y fundaron otras naciones a lo largo de la costa, interconectadas únicamente
por vía marítima.

En el año 538 a. C. el pueblo fenicio fue conquistado por el Imperio Aqueménida de Ciro II


“El Grande”, hasta que en 345 a. C. una rebelión le brindó una efímera libertad. Acto seguido
pasaron a manos del Imperio Persa, liderado entonces por Artajerjes III.

Finalmente, fueron conquistados por Alejandro Magno en 322 a. C. y sumados al imperio


macedónico.
Organización política de los fenicios
La ciudad era conducida por un Rey proveniente de las clases sociales favorecidas.

La dispersión de la sociedad fenicia impidió la conformación de un gobierno centralizado. En


su lugar, existía un conjunto dispar de ciudades-estado con diverso nivel de riqueza y de
poderío político, turnándose en la conducción política general de acuerdo a sus períodos de
bonanza y empobrecimiento.

La ciudad era conducida por un Rey, proveniente de las clases sociales favorecidas. Su poder


no era absoluto, ya que debía regir junto a un conciliábulo de ancianos que integraban 100
representantes de las familias más ricas de mercaderes. Cada ciudad era independiente de las
demás y gozaba de cierta autonomía.

Organización social de los fenicios


Los fenicios fueron un pueblo muy activo en la región, principalmente como mediadores
comerciales entre el Mediterráneo europeo, el norte de África y el Medio Oriente. Sin
embargo, sus ciudades tenían poca capacidad de coordinación y crecían
desproporcionadamente, lo cual impidió el surgimiento de una sociedad unificada y
compleja.

Aun así, las sociedades fenicias eran prósperas, lideradas por una élite comercial que
manejaba los resortes del poder político, y que conducía al resto de la sociedad, integrada por
artesanos, cargadores, peones y tripulantes o marineros. La esclavitud era un sistema usual de
pago de deudas o de castigo a los enemigos.
Cultura de los fenicios
Los fenicios inventaron un alfabeto fonético, luego adaptado por los griegos.

Al pueblo fenicio no se le considera como creador de una gran tradición cultural propia. Sin
embargo, favorecieron la difusión y la hibridación entre diversas tradiciones regionales, ya
que eran un pueblo propenso a la imitación, la fusión y el sincretismo.

Por otro lado, los fenicios inventaron un alfabeto fonético que luego los griegos adaptaron a
su propia lengua y que sirvió de modelo a posteriores alfabetos occidentales.

A pesar de la importancia que tuvo la cultura fenicia, no quedan muchas huellas de ella. Se
sabe de su existencia mayormente por documentos y tradiciones de otros pueblos de la
región, y por los restos de su arte, o de sus templos religiosos.

Aportaciones de los fenicios


Los fenicios crearon un sistema de navegación con los más altos estándares.

En resumen, las aportaciones de los fenicios fueron:

 La invención del alfabeto fonético que sirvió de base al griego y al hebreo, entre otras
lenguas.
 El intercambio comercial y cultural del mediterráneo, sirviendo de contacto entre
culturas diversas y permitiendo la hibridación cultural en la región.
 Fundación de importantes centros urbanos a lo largo del Levante mediterráneo,
muchos de los cuales aún existen.
 Desarrollo de la técnica de la navegación a los más altos estándares de la época.

Sin embargo, otras civilizaciones con las que los fenicios comerciaron, como la griega
antigua, los conocieron como phoínikes (“rojos, púrpuras”), seguramente debido a los tintes
de color púrpura que comerciaban, De dicho vocablo derivan las voces poenus (de donde
proviene “púnico”) de los latinos y el nombre actual de fenicia
Cultura Hebrea

La cultura hebrea o judíos


quienes formaban la cultura
hebrea se asentaron en la
región de Palestina, territorio
que forma en la actualidad
Israel, llamada en la
antigüedad el País del Canaán
o Tierra Prometida. Estaba
situada al sur de Siria, en el
Asia Menor.
Limitaba por el norte con
fenicia y Siria por el sur, con
el desierto del Sinaí; por el
este, con el desierto de
Arabia; y por el oeste, con el
mar Mediterráneo.

Descripción

Palestina comprende unos 25000 km2 de superficie. Está atravesado por el río Jordán, que
recorre de norte a sur. Este río nace en el monte Hermón y desagua en el mar Muerto, a 400
metros bajo el nivel del mar.
En el mar Muerto no existe vida animal ni vegetal, porque sus aguas están cargadas de sal y
betún. Sus orillas demuestran haber tenido gran actividad volcánica, la que es relacionada con
la tradición bíblica con la desaparición de Sodoma y Gomorra.
La mayor parte de su territorio es árido o desértico; pero sus colinas están cubiertas de
bosques, como los montes Tabor, Nebo y los Olivos. Su clima es caluroso y seco. Sus suelos
son propicios para el pastoreo y el cultivo de vid, higuera y olivo. Sus tierras fértiles son
escasas y se localizan a lo largo del río Jordán.
En la antigüedad, Palestina comprendía tres regiones: Galilea, al norte, con su
capital Nazaret; Samaria, al centro, con su capital Samaria; y Judea, al sur, con su capital
Jerusalén.

Evolución histórica
Antecedentes históricos

Los primeros habitantes que se establecieron en Palestina fueron los cananeos, de


origen semita, aproximadamente en el tercer milenio a.c. Estos pobladores primitivos
tuvieron que soportar los ataques constantes de las tribus del desierto que ambicionaban sus
tierras, por su fertilidad, hasta que en los siglos XIV y XV a.C. tuvieron que ceder al avance
de la cultura hebrea.
Los hebreos o judíos formaban una tribu de raza semita que vivían en la región de Ur, en el
valle de la Mesopotamia. 2000 años antes de Cristo abandonaron la región de Ur y se
trasladaron a Siria. Algunas tribus avanzaron llevando sus rebaños y se infiltraron en la
región de Canaán, donde recibieron el nombre de hebreos, que significa: «desde allá, el que
viene del más allá del Eufrates». Posteriormente algunas tribus judías, aprovechando la
conquista de Egipto por los icsos, semitas como ellos, se instalaron en el delta del río Nilo,
donde permanecieron durante 500 años. Después de la expulsión de los icsos, los
israelitas quedaron en cautiverio, obligados a trabajos forzados y perseguidos, por los
egipcios.

Mapa de la migración de los hebreos

Organización Económica
La organización económica de los hebreos cambió cuando se establecieron en las tierras de
Canaán. De pastores nómadas se convirtieron en agricultores sedentarios. Muchos llegaron a
enriquecerse y convertirse en terratenientes, con servidumbre y numerosos esclavos.

La propiedad
La igualdad primitiva sobrevivió a través del año sabático, que consistía en que un año de
cada siete, era necesario dejar en reposo los campos, cediendo a los pobres lo que la tierra
produjera por sí misma.
También se celebraba el año del jubileo, fiesta solemne que realizaban cada cincuenta años
(siete veces siete años) en la que además de dejar en reposo las tierras, volvían a sus dueños
originales las fincas vendidas y recobraban su libertad los esclavos.

Producción Agropecuaria

Los hebreos se destacaron en agricultura y sobresalieron en el cultivo del trigo, la cebada, la


vid, el olivo y las higueras. En sus campos pastaban cabras, asnos, ovejas y bueyes.

El Comercio

El comercio y la industria prosperaron especialmente durante el rey Salomón.


Se comercializaban mediante caravanas por tierra y por medio de embarcaciones con los
pueblos del Mediterráneo Oriental y del mar Rojo, para lo cual contó con el equipamiento y
guía de los fenicios.
– La tierra le proporcionaba trigo, aceite y miel que se cambiaban por la madera y productos
manufacturados de Fenicia.
– Del misterioso país de Ophir (costa de Somalía, África), traían oro, piedras preciosas y
maderas raras.
– Las especias y el incienso se importaban del reino de Saba (Arabia) a Palestina, que luego
se distribuía en Egipto, Siria y Fenicia.
– Se establecieron relaciones comerciales entre Palestina y Tiro, ciudad fenicia que dominaba
el Mediterráneo.

Aporte de la cultura hebrea a la Cultura Universal


Los hebreos desarrollaron y aportaron al mundo, aspectos fundamentales de carácter
religioso, hasta hoy día vigentes. Entre sus aportes tenemos: el monoteísmo, la biblia y
el Decálogo.

 El monoteísmo
El pueblo hebreo tuvo la convicción de creer en un solo Dios Universal, llamado YAHWEH,
creador de todas las cosas.
Esto fue producto de una larga evolución religiosa, cristalizada por Moisés, quien impulsó
vigorosamente el monoteísmo durante 40 años de vida errante a través del desierto, luego del
éxodo.
 La Biblia

La palabra Biblia viene de la voz griega Biblos, que significa libro. En efecto, la biblia es el
conjunto de Libros Sagrados o Sagradas Escrituras del pueblo judío y de las religiones
cristianas. Por su profundo contenido religioso, filosófico y literario, está considerado como
la obra más hermosa de la humanidad. Se encuentra formando diversos libros, todos reunidos
en un solo cuerpo. Se divide en dos partes: el Antiguo y el Nuevo Testamento.

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