Está en la página 1de 2

Acevedo Hernández Pamela Samantha GRUPO: 302

RECLUTA A8
Después de estar inconsciente por bastante tiempo, pude despertar.
Soltaba jadeos mientras sentía como mis pulmones en varios intentos
fallidos por recuperar oxígeno y como un extraño liquido espeso
recorría mi garganta y provocaba una extraña sensación dolorosa
en ella.

Mi visión era borrosa, no lograba ver lo que tenía a mi alrededor, al


volver a estabilizarse mis cinco sentidos una sensación de pánico y
miedo se instalo en lo mas profundo de mi alma. me incorpore
rápidamente sin saber donde o en que estaba, solo lograba escuchar
el ruido del metal contra metal junto a mi respiración aun agitada,
no había nadie a mi alrededor por lo que mi pánico aumento. Me
recargue de una de las frías puertas de aquella extraña caja en
donde m e encontraba, que no hacia otra cosa más que subir.

¿A dónde me dirigía? No lo sabía.

¿Por qué estoy aquí? Tampoco lo sabía.

¿Quién soy? No lo recordaba.

No sabía quien era o como me llamaba, no había ningún recuerdo


en mi mente al cual pudiera aferrarme, mi mente estaba vacía…no
recordaba absolutamente nada. Fue en ese momento que me sentí
perdida, cuando intenté hacer memoria me quedaba en blanco, sin
saber que pregunta hacerme para poder comenzar a encontrar
respuestas.

Comenzaba a sentirme frustrada pero mi instinto de supervivencia se


encendió. Comencé a buscar en las cajas que estaban en el ascensor,
abría una tras otra y lo único que encontraba dentro de ellas era
comida y objetos que desconocía o que no recordaba completamente.
Cuando estaba revisando una de las ultimas cajas me encontré una
navaja en el fondo, era pequeña, pero estaba demasiado afilada. No
sabia a donde me dirigía así que lo mejor era estar preparada para
cualquier cosa que se presentara durante la travesía. Rasgue una de
las telas que iban dentro de las cajas y enrolle la navaja antes de
meterla en mi bota.

Continue buscando mas cosas que pudieran servirme, intentando


mantenerme alejada de mis pensamientos para no terminar
enloqueciendo por el miedo. Pero todo ese pánico regreso cuando una
fuerte alarma comenzó a zona, me separe rápidamente de las cajas
para llevar mi mirada hacia arriba, encontrándome con una
potente luz roja que estaba a unos cuantos metros lejos de la caja que
estaba comenzando a subir con más velocidad.

La sensación de asfixia no tardo en regresar a mí, todo comenzó a


nublarse nuevamente. Existía la posibilidad de que me estrellara o
que me apareciera en un lugar completamente extraño y ninguna de
las dos opciones era reconfortante o agradable.

- ¡Ayuda! - fue la primera vez que hablé desde que desperté aquí.
Sonaba desesperada - ¡Ayúdenme por favor!

Cerré mis ojos con fuerza en el momento que vi que estaba a punto de
estrellarme contra unas compuertas, era mi fin. La caja choco y se
detuvo provocando una gran sacudida en ella, fue tanta la fuerza
del impacto que me lleve una gran sacudida y me termine golpeando
la cabeza al caer contra la base de la caja, un dolor demasiado
intenso comenzó a recorrer toso mi cuerpo.

Me quede tirada en el frio suelo de la caja, sintiendo como el dolor


me consumía. Mis ojos comenzaron a pesarme y mi respiración era
cada vez más lenta, pero antes de caer desmayada y la oscuridad me
consumiera, algo en mi mente vibro, era un mensaje que sonó casi
como si tuviera un megáfono dentro de mi cabeza. Fue solo una
palabra, tres letras: Zoe, Lo que acababa de recordar era mi nombre,
mi nombre.

También podría gustarte