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Los carnavales son un acontecimiento popular que históricamente, siempre se ha celebrado —al menos—

durante tres días antes del miércoles de ceniza. En muchos lugares se extendió de 8 a 12 días de festejo.
También existe la costumbre de despedir esta fiesta con el conocido entierro del Ño Carnavalón o también
llamado Rey Momo, soberano de la alegría.

Los carnavales de antaño  


Hace más de 50 años, los carnavales en Arequipa se festejaban de manera distinta. La fecha central era el
primer día, llamado ‘domingo de carnaval’ pero la emoción y festejos se vivían semanas previas a la fiesta.
Familias enteras salían en caravanas con serpentinas, misturas y polvos de colores cantando por las calles.

Según algunos historiadores, los carnavales tuvieron su máximo apogeo entre los años 1920 y 1950. El carnaval
arequipeño o loncco —como también se le conoce— empezaba el sábado previo al día central con la entrada del
‘Ño Carnavalón’ que venía desde Miraflores acompañado de decenas de personas que bailaban y cantaban
algunas coplas conocidas y otras improvisadas. “Cantemos, bailemos ¡apujllay! sobre una granada ¡apujllay!,
hasta que reviente ¡apujllay!, agua colorada ¡apujllay!”, repetían mujeres y hombres.
Las comadres y compadres
Otra de las costumbres que se realizaba antes del domingo de carnaval, era la del jueves de comadres, fiesta que
se celebraba en Asturias, España y Arequipa. Esta celebración también se extendió a los varones y por eso una
semana antes o el mismo día de las comadres se realizaba el jueves de compadres.

En la reunión de mujeres, las matronas y demás damas que participaban del agasajo, comían, bailaban,
conversaban y la pasaban bien, pero también, este grupo de mujeres, enviaba a uno de los compadres —al que
más aprecio le tenían—, un obsequio de valor que podía ser una colcha tejida, una canasta de frutas o una
chombita de chicha.

El varón que acogía el regalo también recibía una especie de carta de una comadre, quedando con ello sellado
un compromiso de ‘peso’ que ni otros contratos de escritura pública generaban. Luego el compadre y la
comadre se reunían y se dirigían juntos a comer a una picantería en Yanahuara o Sachaca con los amigos y
familiares. Ya por la noche, después que todos volvían a la ciudad con el estómago lleno, se realizaba el
conocido ‘remate’ en la casa de la comadre, donde aún se celebraba con danzas y frases que se decían entre
varones y mujeres hasta que el sol de la mañana alumbraba y todos se retiraban de la vivienda.

El árbol con regalos


Aunque no se sabe con claridad cuál fue el origen de esta costumbre, algunos antropólogos señalan que existen
algunas evidencias en ceramios Nazca donde se observa a un grupo de personas alrededor de un palo y se
presume que era una yunza. Aunque esta tesis no es del todo confirmada, lo que sí existió en la época inca fue
el apucllay que significa juego y duelo (competencia), y se celebraba después del solsticio de verano.
Esta peculiar celebración forma parte de los carnavales en costa, sierra y selva de nuestro país, y tiene la
intención de demostrar abundancia, por eso se adorna un árbol con frutas, mantas, lavadores de plástico y otros
objetos útiles para los pobladores.

En Arequipa algunos distritos y anexos más lejanos a la ciudad siguen realizándolo porque consolida los
vínculos familiares.

Vestimenta
La vestimenta típica usada en este carnaval es sencillo un traje hermoso de campesina,
compuesto de una blusa manga tres cuartos adornada con encajes en  el cuello el pecho y los
puños y una falda cuyo largo se extiende hasta cubrir la mitad de la pantorrilla.
Usan camisa amarilla mangas largas, pechera y capa adornada, con encajes alrededor,
medias blancas altas, zapatos planos o cotizas negras, sombrero blanco adornado con
flores artificiales y cintas. Portan un garabato pintado de blanco, adornado con cintas
de colores.

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