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DESPRENDIMIENTOS: Un desprendimiento se puede definir como la separación incontrolada de un material

de acabado o de un elemento constructivo del soporte o base al que estaba aplicado. En ocasiones, sin
embargo, puede desprenderse también el material que constituye la fachada (por ejemplo, ladrillo caravista,
piedra natural, etc.). Evidentemente, esta patología implica dos consecuencias distintas: el deterioro funcional
y estético de la fábrica y el peligro que representan los desprendimientos cuando caen en zonas por donde
suelen pasar personas o vehículos.
Normalmente, esta lesión se produce como consecuencia de lesiones previas, entre ellas las deformaciones,
las fisuraciones o las grietas, que como hemos visto en el apartado anterior, están muy relacionadas con los
errores de proyecto, la mala ejecución de la obra y la baja calidad o la incompatibilidad de los materiales
empleados
AGENTES EXTERNOS: ANTIGÜEDAD DEL EDIFICIO. Es un factor relevante, ya que conlleva la pérdida de las
características intrínsecas del material. Por ejemplo, con el paso del tiempo, los morteros van perdiendo
adherencia.
ORIENTACIÓN DEL EDIFICIO. Su importancia radica en su relación con el efecto de los agentes atmosféricos
(incidencia del agua de lluvia, cambios bruscos de temperatura, etc.) sobre la fachada. En concreto, si la
orientación de una fachada favorece el impacto de la lluvia, será mucho más fácil que se produzcan
humedades y pequeñas acumulaciones de agua en algunos puntos concretos, hechos que debilitarán la
adherencia de los materiales y, por tanto, favorecerán el desprendimiento.
EXPOSICIÓN DEL EDIFICIO. Estrechamente vinculada a la orientación, la exposición puede afectar la fachada
entera de un edificio o sólo a una parte de la misma. A mayor grado de exposición corresponde una menor
protección frente a los ataques de los agentes atmosféricos. Dicho grado está condicionado por diferentes
factores, como la proximidad de otras edificaciones, la altura del edificio (a mayor altura, mayor grado de
exposición, a excepción de las zonas más bajas, que están sometidas a agresiones mecánicas y humanas,
salpicaduras de agua, etc.) o el diseño de cada zona de la fachada (las esquinas, por ejemplo, son áreas de
gran exposición).
TIPOS DE ACABADOS: Se entiende por acabado, o revestimiento, cualquier capa de material aplicada sobre
cualquier cerramiento, o elemento constructivo independiente sujeto al cerramiento, que recibe el nombre de
soporte o base del acabado.
Según el material y la técnica constructiva que se utilicen, los acabados se pueden clasificar en dos grandes
grupos: acabados continuos y acabados anclados o colgados.
ACABADOS CONTINUOS: Son todos los acabados de paredes, techos y suelos constituidos por morteros y
pastas (por tanto, que no tienen juntas). Se aplican sobre el soporte en estado plástico y, cuando se
endurecen, adquieren unas determinadas características fisicoquímicas. Se pueden adherir al soporte
mecánica o químicamente. El primer caso, que es el más habitual, consiste en la penetración del mortero o
pasta en la rugosidad superficial del soporte, mientras que el segundo, que es el sistema empleado
normalmente en pinturas acrílicas y plásticas –aunque ya ha empezado a utilizarse en morteros con
componentes adhesivos– se basa en un intercambio molecular entre el soporte y el acabado.
Los acabados continuos se suelen aplicar en paredes y techos, aunque no es infrecuente encontrarlos en
suelos de almacenes o locales industriales, y en edificios o locales sin grandes exigencias de acabados. Los más
empleados en paredes y techos son:
ENFOSCADOS Y REVOCOS: de morteros de cemento, cal y combinados. También pueden contener aditivos
acrílicos y pigmentos.
GUARNECIDOS, TENDIDOS Y ENLUCIDOS: compuestos principalmente de pastas de yeso o escayola.
PINTURAS: existen muchos tipos distintos y, en función del soporte y del producto químico, su adherencia
puede ser mecánica o química. En cuanto a los suelos,
se pueden distinguir dos tipos de acabados continuos: PAVIMENTOS CONTINUOS DE MORTEROS DE
CEMENTO –con varios aditivos plastificantes y endurecedores– que se aplican sobre soleras de hormigón o
forjados. PINTURAS ENDURECEDORAS E IMPERMEABILIZANTES aplicadas también sobre soleras y forjados.
ACABADOS ANCLADOS Y COLGADOS: Se definen anclados o colgados los acabados formados por distintos
elementos, los cuales llegan a la obra ya con un determinado nivel de acabado y sólo requieren su sujeción al
soporte.
ADHERENCIA CONTINUA, realizada con morteros hidráulicos o pegamentos.
CUELGUE POR PUNTOS, que normalmente se efectúa por medio de anclajes mecánicos. Esta clase de
acabados se emplea tanto en paredes como en suelos. Estos últimos, en función del sistema de adherencia,
del material empleado y del tratamiento superficial, se pueden clasificar en:
PAVIMENTOS DE BALDOSAS. Son los constituidos por baldosas pétreas o cerámicas. Para su sujeción se utilizan
morteros hidráulicos o “cementos–cola”, que pueden aplicarse directamente sobre el soporte o bien sobre
una ‘capa de reparto’ intermedia, que distribuye las presiones y, en cierto modo, separa el acabado del
soporte.
TARIMAS Y PARQUETS DE MADERA. Son todos los suelos constituidos por elementos lineales de madera
clavados a una estructura auxiliar (también de madera), la cual está sujeta o apoyada al soporte. Es oportuno
señalar que los métodos de instalación más modernos consisten en adherir –y a veces incluso simplemente en
apoyar– los elementos del pavimento directamente al soporte. Puesto que la reacción de las tarimas y
parquets de madera ante acciones externas varía en función del método de instalación, siempre hay que
tenerlo en cuenta a la hora de analizar las causas de los posibles desprendimientos.
ENMOQUETADOS. Es el grupo de suelos más variado, ya que incluye todos los acabados constituidos por
láminas superficiales y flexibles (moquetas, plásticos, aglomerados de corcho, etc.) que se adhieren al soporte
por medio de pegamentos. Siempre es necesaria una preparación previa del soporte puesto que éste debe
tener una superficie lo suficientemente plana y lisa para poder aplicar adecuadamente el acabado. Índice
Anterior Siguiente Salir 149 Causas de alteración de la durabilidad de los materiales En cuanto a las paredes,
según el material y el sistema de adherencia, también se pueden distinguir varios tipos de acabados anclados
o colgados:

ALICATADOS. Son los constituidos por plaquetas cerámicas (o de otro material pétreo). Su aplicación al
soporte se realiza por medio de morteros hidráulicos o cementos-cola. Su adherencia debe ser continua, ya
que de este modo, como se analizará más adelante, se previenen posibles desprendimientos.
CHAPADOS. Constituidos por losas de piedra colgadas del soporte, es decir, sujetas a la pared con anclajes que
normalmente son metálicos. Lógicamente, estos anclajes deben ser capaces de soportar el peso de cada losa
sin transmitir ningún esfuerzo a las demás. Al analizar las causas del posible desprendimiento de estos
acabados, siempre hay que tener en cuenta el tipo de anclaje utilizado.
APLACADOS. Resueltos por superposición de elementos superficiales o lineales de gran dimensión solapados
entre sí. En general, se sujetan al soporte con anclajes situados en las esquinas, en ocasiones utilizando el
mismo anclaje para las piezas solapadas entre sí y a veces colocando en el cerramiento una estructura auxiliar
(rastreles) a la que se anclan los elementos del acabado. Los materiales de los aplacados pueden ser la madera
(en tablones o tableros), los materiales plásticos rígidos o las chapas metálicas y de fibrocemento.
ELEMENTOS SUELTOS. Entre los que se incluyen todos los elementos o piezas auxiliares adheridos a un
cerramiento del edificio con finalidad estética o funcional (farolas, carteles, canalones, etc.). Se suelen sujetar
al cerramiento con anclajes puntuales o con pegamento y, por tanto, también pueden llegar a desprenderse.
Normalmente, su desprendimiento dependerá de los anclajes, del tamaño del elemento, del material con el
que está fabricado y de las variaciones dimensionales que puedan provocar los cambios de temperatura
TIPOLOGÍA DE LOS DESPRENDIMIENTOS El desprendimiento de un acabado depende en buena medida del
sistema con el que haya sido aplicado al soporte, del material de sus elementos y del tipo de acabado
(continuo o anclado). Sin embargo, existen algunas causas generales que influyen en la aparición de esta
lesión y que conviene analizar antes de pasar a estudiar individualmente los distintos acabados.
En cualquier caso, los desprendimientos obligan siempre a la demolición y recolocación del acabado. En
función de la intensidad y extensión de la lesión esta sustitución podrá ser parcial –sólo de las piezas
afectadas– o total.
SEGÚN LA CAUSA lo más conveniente es analizarlas según los tipos de acabados que hemos descrito
anteriormente. Por lo que se refiere a los acabados continuos adheridos con morteros o colas, la causa
siempre es una falta de adherencia que puede deberse a una defectuosa aplicación del mortero o la cola que
haya impedido, antes del fraguado, la debida penetración por la red capilar del soporte, así como a
determinados movimientos de los acabados debidos a los cambios de humedad o de temperatura.

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