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Atención en salud por medicina

general o medicina familiar
Como ya sabemos el personal de salud debe tener conocimiento de como realizar un enfoque
apropiado del paciente adulto (grupo etario que comprende desde los 29 hasta los 59 años), todo
esto teniendo en cuenta unas directrices para garantizar la prestación de las atenciones dispuestas
para la promoción y mantenimiento de la salud contempladas en las RIAS, la cual se debe enfocar no
sólo en el aspecto individual sino considerar el papel de cada persona como parte de un colectivo
especial que incluiría a su familia y a la comunidad a la cual pertenece.

Dentro de las actividades básicas que se encuentran contempladas en la normatividad, se debe

realizar una valoración integral de la salud del adulto, identificando los principales cambios en el
desarrollo de la adultez a nivel fisico, cognitivo, emocional y social, además, todo debe ir enfocado
hacia la identificación oportuna de factores de riesgo con el fin de prevenirlos o realizar una temprana
derivación para su manejo, todo con el fin de construir en compañía con el paciente o usuario un plan
de cuidado primario.

La valoración integral aborda varias atenciones contempladas para evaluar cada grupo etario y estas
se complementan a medida que la persona avanza en su ciclo de vida. Se debe valorar desde el
estado nutricional con un apropiado seguimiento de sus parámetros antropométricos
complementando con un consejo de adecuadas prácticas alimentarias; valorar la salud auditiva,
comunicativa y visual; la parte sexual que abarca desde su funcionalidad hasta un adecuado
ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos; la función mental, emocional y social con
identificación de aquellos sucesos vitales y su influencia en la salud del paciente; se deben vincular
como ya se ha mencionado su estado de salud con el trabajo, además de su dinámica familiar

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 teniendo en cuenta el contexto social y las redes de apoyo en la comunidad; no
se puede dejar de lado el esquema de vacunación que no sólo atañe a la
población infantil sino a aquellos adultos también jóvenes que tienen factores de
riesgo para la adquisición de enfermedades inmunoprevenibles; y se deben
aplicar todas las pruebas de tamización de las cuales se hablará más adelante
para la detección temprana de alteraciones en la salud del adulto y finalmente
tener en cuenta que se debe proporcionar una información apropiada y
entendible sobre el estado de salud del usuario para integrar y fomentar
prácticas de autocuidado.

Esta valoración integral se deberá realizar de manera esquemática a través de

una anamnesis completa que abarque todo lo mencionado previamente y donde
se indague también sobre prácticas y hábitos saludables que comprenden
desde la realización de actividad física, consumo y hábitos alimentarios, higiene
corporal en general (oral y lavado de manos), hábitos de cada sistema
incluyendo el patrón de sueño, además de indagar sobre técnicas de
Esta valoración integral autocuidado como examen de senos, testículos y fotoprotección. Se debe
se deberá realizar de contemplar por supuesto los antecedentes y una revisión por sistemas del
manera esquemática a paciente, teniendo clara la diferencia sobre que esta última se enfoca en aquello
través de una que aqueja al usuario. Por supuesto, hay que tomar nota de los antecedentes
anamnesis completa personales que tengan que ver sobre problemas médicos de enfermedades
que abarque todo lo crónicas no transmisibles como lo son las de origen metabólico (como la
mencionado diabetes, sobrepeso, dislipidemias), cardiovascular (hipertensión, infartos
previamente. cerebrovasculares), pulmonares (EPOC y asma), tuberculosis, neurológicas,
musculoesqueléticas, ginecológicas, urológicas, mentales, transmisibles
(incluídas las infecciones de transmisión sexual), cáncer principalmente los más
prevalentes y que constituyen la mayor tasa de morbimortalidad (cuello uterino,
seno, próstata, estomago o colorrectal), enfermedades o accidentes laborales,
discapacidad y alteraciones sensoriales que incluyen las visuales como
trastornos refractivos, glaucoma, estrabismo y auditivas, además de
hospitalizaciones previas, requerimiento de transfusiones, quirúrgicos, traumas,
ginecobstetricos, alérgicos, uso de medicamentos teniendo en cuenta la
automedicación y especialmente encontrar la correlación de posibles efectos
secundarios sobre la salud en general del paciente como por ejemplo el efecto
de medicamentos antihipertensivos o cierta clase de antidepresivos sobre la
función sexual tanto de hombres como de mujeres).

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De manera complementaria se debe conocer los
antecedentes familiares acerca de enfermedades
que sean potencialmente heredables como las
metabólicas, cardiovasculares, infecciosas, otras
enfermedades degenerativas o genéticas ya
mencionadas y trastornos mentales que puedan
influir en conductas de riesgo como suicidio,
consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas;
en caso de consumo de estas últimas se deberá
realizar una adecuada medición y caracterización
del patrón de consumo teniendo en cuenta la
frecuencia, cantidad y tiempo; como parte de los
antecedentes tóxicos se deberá registrar si hubo o
hay exposición al humo de leña o carbón
(especialmente si ésta fue por un espacio de tiempo
superior a los 20 años, ya que se ha vinculado
como factor causal para la EPOC entre otras
Fuente: Pixabay/creativecommonds
afecciones respiratorias crónicas) y tabaquismo (en
este apartado se debe tener en cuenta si es
exfumador o fumador actual y calcular el índice IPA
para conocer el número de paquetes por años (Nº
paquetes/año = número cigarrillo por día x número
de años/20)) y si estos últimos antecedentes se
encuentran presentes se deberá correlacionar con
la aplicación del cuestionario para identificar
factores de riesgo para el desarrollo de la EPOC.
Cada uno de los aspectos de la persona deben
tratar de ser incluidos dentro de la evaluación
realizada y no solo centrarse en el registro de los
antecedentes ya diagnosticados sino indagar
ampliamente en cada uno de los aspectos
encontrados como positivos y así estudiar más a
fondo cada uno de estos.
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Dentro de esta anamnesis es importante tratar de abarcar cada uno de los
puntos que resulta importante en los diferentes escenarios donde transcurre
la vida y se desarrollan las personas, por eso es vital conocer la actividad
laboral o económica actual y previa, incluso llegar a conocer si existe algún
antecedente de trabajo infantil/adolescente, con preguntas sútiles que
podrían estar dirigidas hacía conocer la edad de inicio de su trabajo, ya que
esto podría repercutir en otros aspectos, tan básicos como la carga laboral
acumulada hasta más complejos como la exposición a distintos factores de
riesgo que afecten su estabilidad psicosocial. La información recolectada no
debe ser superficial y se debe aprovechar para registrar el tipo de labor
realizada, tipo de vinculación y la antigüedad de la misma y como ya se
mencionó la carga laboral; de esta forma se puede identificar de manera
precoz posibles alteraciones temporales, permanentes o agravadas del
estado de salud del adulto.

Adicionalmente, se debe identificar en la anamnesis riesgos psicosociales

para violencias.

De manera complementaria es importante recalcar uno de los aspectos

importantes en estas guías de atención y es la identificación de rutas
integrales de atención y como su nombre lo indica en caso de identificar
factores de riesgo o alteraciones relacionados con la actividad laboral se
deberá derivar a la RIAS para población con riesgo o por la presencia de
enfermedad o accidente laboral.

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 Bibliografía
Este documento está basado en la Resolución 3280 de 2018 del Ministerio de Salud y Protección Social,
por medio de la cual se adoptan los lineamientos técnicos y operativos de la Ruta Integral de Atención para
la Promoción y Mantenimiento de la Salud y la Ruta Integral de Atención en Salud para la Población
Materno Perinatal y se establecen las directrices para su operación; disponible en  https://
www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/DE/DIJ/resolucion-3280-de-2018.pdf