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El Futuro de la psicología de la salud.

El futuro de la psicología de la salud está aún en parte por realizarse. Incluso siendo
reciente la introducción de los psicólogos en el campo de la salud, en corto de tiempo ha
tenido un desarrollo espectacular.
A continuación, se presentan aquellas consideraciones que más caracterizan el futuro mas
cercano, del campo de la psicología de la salud. Estas líneas están fundamentadas en la
evolución de la Psicología de la Salud (en total son 22).
1) Mayor asunción del modelo conductual por parte de otros profesionales de la salud
con previa formación biológica para comprender, explicar y cambiar los
comportamientos desadaptativos relacionados con la salud.

"El sistema de cuidado de la salud está admirablemente equipado para extirpar un cáncer de
pulmón, pero está menos bien equipado para prevenir fumar cigarrillos o para ayudar a los
fumadores a romper con su hábito". Prokop y cols. (1991).
En el futuro próximo, va a haber una importante eclosión de intervenciones
comportamentales en el campo de la denominada en otras épocas salud física, y que va a
favorecer el desarrollo de la psicología de la salud, o de la medicina comportamental como
gustan llamarle otros.

2) Gran desarrollo de los programas preventivos para distintas enfermedades que están
causadas básicamente por malos hábitos, es decir, por comportamientos
inadecuados.

Hoy está claro que la prevención (prevención primaria) se convierte en el procedimiento de


elección, especialmente para las tres C responsables de la mayoría de las muertes: carretera,
cáncer y corazón. Una parte muy importante de las mismas, al menos la mitad, podrían
evitarse o acortar su aparición en varias décadas si la gente no fumase, llevase una dieta
alimenticia adecuada, no abusase del alcohol, siguiese normas de seguridad adecuadas e
hiciese revisiones periódicas de su estado de salud a partir de una cierta edad.

3) Necesidad de clarificar el concepto de psicología de la salud y otros conceptos


relacionados con ella, especialmente el de medicina comportamental.

Cada vez son más los autores que empiezan a equiparar la medicina comportamental a la
psicología de la salud, y no siempre están claras las diferencias de la psicología de la salud
con otras ramas del saber, nuevas, y preocupadas también por la salud. Las cuestiones
terminológicas son importantes para diferenciar unas ramas del saber de otras, como han
mostrado Duncan y Donker, entre otros. A ello habrá que prestar más atención y llegar a un
mayor consenso en el futuro.

4) Delimitación en el campo práctico del modelo biopsicosocial (Engel, 1977).

Este modelo asume, primeramente, una perspectiva interdisciplinaria y, en segundo lugar,


reconoce el peso de los componentes biológicos, procesos psicológicos y conductuales de
la persona y el componente social. Aunque el psicólogo se va a centrar principalmente en la
parte psicológica y conductual no olvida las otras partes y, con la perspectiva
interdisciplinaria, se posibilita intervenir de modo comprensivo.
5) Construir modelos explicativos de los distintos problemas en los que interviene la
psicología de la salud desde una perspectiva interdisciplinaria, integrando la distinta
información existente sobre el problema, como la biológica, la psicológica, la
conductual y la social, sin perder de vista el contexto cultural y sanitario en que se
desarrolla esa enfermedad o trastorno.
Esto exige un intercambio importante de conocimientos entre distintas ciencias, la
aportación fundamental por parte de la psicología son las técnicas de modificación de
conducta basadas en los principios del aprendizaje y en la psicología científica.

6) Cada vez los programas de intervención serán más comprensivos, al ser necesario
utilizar aquellos procedimientos que obtengan los mejores resultados posibles al
mejor costo-efectividad.

Hoy no sólo tenemos que disponer de técnicas que sean efectivas. También es necesario
que tengan un adecuado costo-efectividad. La psicología de la salud surge precisamente
con la idea de que con ella y su bagaje teórico y aplicado es posible reducir los costos.

7) Mejorar las técnicas de intervención actualmente disponibles, evaluar


adecuadamente las existentes y desarrollar nuevas técnicas de intervención.

Dado el amplio campo de intervención que cubre la psicología de la salud y la complejidad


que tal intervención conlleva en ciertos contextos, se hace necesario junto a la mejora y
evaluación de las existentes, desarrollar nuevas técnicas de intervención para cubrir las
necesidades que se vayan presentando conforme se va paulatinamente incrementando el
campo de intervención.

8) Incremento del interés y desarrollo de la psiconeuroinmunología.


En la última década, y es evidente en la actual, en el futuro se incrementará el interés, estudio y
desarrollo de técnicas de intervención a partir de los estudios de la psiconeuroinmunología, que a
partir del libro pionero de Ader (1981), en donde planteó el estudio de las interacciones del sistema
inmune, el sistema nervioso central y el sistema endocrino, se han realizado gran número de
estudios y se ha visto la mutua interacción entre estos tres componentes y las posibilidades que ello
plantea tanto a nivel teórico, como aplicado.

9) Existe la necesidad de desarrollar estrategias de intervención sencillas (ej., basadas en el


entrenamiento en relajación) para que puedan ser aplicadas en formato de autoayuda o a
través de los medios de comunicación de masas a aquellas personas que lo precisen.

El formato de autoayuda, y aún mejor, la utilización de los medios de comunicación de masas, y


especialmente la televisión, permite llegar a un gran número de personas, y con un buen costo-
efectividad, como ha quedado claramente demostrado en programas de tratamiento de fumadores,
entre otros muchos.

10) Dentro del desarrollo de nuevos programas cobra gran relevancia desarrollar estrategias
efectivas de prevención de la recaída de los hábitos y enfermedades tratadas exitosamente.

En muchas intervenciones médicas y psicológicas es necesario seguir manteniendo


comportamientos adecuados para conservar las ganancias terapéuticas conseguidas con un
procedimiento médico o psicológico. De ahí, la relevancia de desarrollar para distintos trastornos
este tipo de estrategias.

11) Dado que el tiempo de ocio va a ocupar una parte muy importante de nuestro tiempo en el
futuro inmediato, es necesario que una parte del mismo se dedique a actividades saludables
o, en el sentido contrario, a reducir factores de riesgo para la salud.

Entrenarlos en habilidades de afrontamiento, manejo del tiempo libre, incremento de la camaradería


y de las redes sociales, entre otras, facilita conseguir este objetivo.

12) Se hace evidente que, desde la perspectiva de la psicología de la salud, hay que hacer
consciente a la población de que existen importantes factores de riesgo para la salud que no
están en organismos externos o en causas genéticas, sino en los comportamientos de las
personas.

Junto a esta necesaria toma de conciencia por parte de la población se impone proporcionar
estrategias eficaces, sencillas y fáciles de poner en práctica para que se reduzcan tales factores de
riesgo. Y, aquí, las ciencias del comportamiento, tiene mucho que aportar, y deben y tienen la
obligación de hacerlo.
13) Necesidad de convencer a los planificadores sociales (administradores públicos, políticos,
parlamentarios), junto al personal sanitario y de la enseñanza, periodistas y agrupaciones
relevantes (ej., sindicatos, universitarios, amas de casa, etcétera.), de la necesidad de que es
necesario cambiar estilos de vida no saludables por otros saludables.

Concientizarlos primero, para luego que sirvan de ejemplos y no que meramente propugnen un
estilo de vida saludable a nivel ideológico, pero no a nivel conductual (objetivo, visible y evaluable)
en ellos mismos, que es lo que realmente importa para que el cambio sea real o vaya en la dirección
adecuada.

14) Se va a producir un incremento muy importante de los programas dirigidos a dos grupos
concretos: a las personas con sida y a la vejez.

Hemos indicado muchos ejemplos de intervenciones de la psicología de la salud. En ellas están


presentes los problemas más relevantes en el campo de la salud en la actualidad, pero debe hacer lo
mismo en los nuevos problemas de salud que se presenten en el futuro, como va a ser cada vez más
el de la vejez, y lo está siendo y lo será el del sida y el de la prevención de distintos
comportamientos nocivos para la salud (ej., fumar, beber, dietas inadecuadas, etcétera).

15) Se irá incrementando el papel de la psicología de la salud como punto de referencia de los
planificadores en el campo de la salud, dado que hoy como así en el futuro serán los
comportamientos los principales responsables de la morbilidad y mortalidad de los
ciudadanos.

Para ello, los psicólogos de la salud tendrán un papel importante que desempeñar en la toma de
decisiones de las organizaciones dedicadas al cuidado de la salud, ya sea como funcionarios en
instituciones gubernamentales de salud, así como consejeros o consultores profesionales en el ramo,
en el diseño e implementación de programas comunitarios destinados a la prevención de los grandes
problemas de salud.

16) Los conocimientos de la psicología de la salud deben integrarse en otras áreas del
conocimiento ajenas a la psicología, pero en íntima relación con la psicología de la salud,
por su multidisciplinariedad y deseada interdisciplinariedad.

Nos referimos a los campos de la sociología de la medicina, medicina preventiva, salud pública,
antropología de la medicina, etcétera. También, se hace necesario e imprescindible, que los
conocimientos conductuales pasen a constituir un conocimiento básico más de los futuros médicos
y cirujanos y para el resto de los profesionales de la salud (personal de enfermería, personal
auxiliar). De igual modo, la población debe cada vez más conocer la terminología y los
conocimientos que aporta la psicología de la salud para la prevención de sus posibles futuras
enfermedades, lo que en muchos casos implica cambios en el sistema de creencias sobre el mundo y
sobre uno mismo.
17) Incremento de la investigación y la publicación en este campo.
Como es lógico, conforme se incrementa el campo aplicado correlativamente se incrementa el
campo de la investigación.

18) De una parte, de lo expuesto hasta aquí se deduce la necesidad de formar adecuadamente a
los psicólogos de la salud.

Aunque esta es una rama nueva de la psicología, ya existen actualmente adecuados programas de
formación, especialmente en Estados Unidos y, en general, en distintas universidades de países en
donde hay un importante desarrollo de la psicología. Igualmente, hoy están claramente definidos
aquellos contenidos básicos que debe dominar el futuro psicólogo de la salud.

19) Evitar que la psicología de la salud se convierta en un cajón de sastre en donde todo valga,
se pueda aplicar a todo y, finalmente, todo sea psicología de la salud.

En la actualidad, aunque se intenta hacer diferencias entre psicología de la salud, medicina


comportamental y psicología clínica no siempre es posible, y se aprecia en los últimos años una
equiparación intercambiable de medicina comportamental y psicología de la salud, con contenidos
claramente distintos de la psicología clínica y la modificación de conducta, aunque realmente quien
en muchos casos hace tal diferencia es el nivel profesional y las posibilidades de empleo en uno u
otro campo y lo que cubre cada uno de ellos.

20) Prestar especial atención al valor social de la salud.

Así como otros autores, ha apuntado la importancia del contexto cultural acerca de la idea que una
comunidad tiene sobre la salud. Conocer tal concepción es importante para poder producir o no
cambios en ella sobre aspectos relacionados con la salud.

21) Surgimiento de nuevos problemas éticos.

Cada vez más, al volverse complejas las intervenciones, se presentan problemas de tipo ético que
antes no existían. En este, como en otros campos, tales problemas exigen nuevas soluciones dentro
de los marcos éticos de la profesión, del contexto social y de las normas sociales.

22) Finalmente, la psicología de la salud es una verdadera promesa para mejorar el estilo de
vida del individuo, para mejorar la calidad de los servicios hospitalarios y de salud pública
y para reducir los costes de los mismos.

Esta afirmación de Moscoso y Oblitas es una promesa que se hará realidad en unos años y que
ayudará a mejorar no sólo nuestra calidad de vida sino la de las siguientes generaciones.

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