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Épica árabe y épica castellana.

Elementos temáticos de la epopeya árabe reflejados en la


épica castellana. Álvaro Galmes de Fuentes.

Ocasión y modo del influjo

La vecindad y el contacto de Castilla con Al-Andalus, lograron que la cultura árabe, encontes
muy superior a la del mundo occidental se infiltrara en Castilla siguiendo su camino después de
la reconquista a título de mudejarismo.

Dos hechos culturales importantes pueden tomarse a modo de ilustración:

 Traducción de la colección de cuentos orientales por Pedro Alfonso, Disciplina


Clericalis, que fue durante varios siglos fuente de inspiración para los cuentistas de
todo el mundo occidental.
 Escuela de traductores toledana.

La juglaría es de vital importancia en la transmisión de la poesía, en especial de la épica. La


juglaría musulmana también es muy importante en la cortes de la España cristiana, en una
miniatura del códice de las Cantigas de Alfonso X se ven un juglar moro y uno cristiano
cantando a dúo.

El Cid histórico gustaba de escuchar además de los juglares en romance y clérigos en latín a
literatos musulmanes y a juglares moros.

Motivos temáticos comunes a las dos epopeyas

1. Apodo dignificador: con que habitualmente se designa a los protagonistas de las


gestas. El Campeador del Cid es similar al Galib (el que prevalece, el vencedor en las
batallas) de Alí en el Libro de las Batallas, sin embargo también puede tener raíces
latinas del término Campidoctor. La primera parte de Mio Cid Campeador, es una
híbrida derivada del árabe sayyidi (mi señor). Pero más allá de la coincidencia
lingüística existe también una coincidencia ideológica. El sayyid del mundo árabe
representa una importante institución jurídica. Es un jefe primus inter pares, que
necesita tener en cuenta la opinión de los demás, por lo que no puede basar su
autoridad en la coacción ni ejercer un poder despótico. Al autor del poema del Cid no
le bastaba solamente el apodo guerrero Campeador, sino que lo ennoblece con un
título señorial árabe cercano a su especial situación de desterrado.
2. Nombres propios de las armas: el caballero árabe hace de sus armas objeto de
especial especial orgullo y su sable recibe un nombre propio. Mahoma en señal de
aprecio regala a su yerno la espada Dulfaqar, lo mismo que el Cid con los suyos. La
espada de Roldán en la Chanson tiene un nombre similar Durandal (y trata de
romperla en una roca de sardónice inexistente en los pirineos pero abundante en
Arabia).
3. Presencia de la mujer en la guerra: cuando el caballero árabe lanza sus coplas ante el
enemigo, antes de iniciar un duelo singular, suele recordar, a veces, al invocar su
nombre propio, a su mujer y sus hijos. Y es gesto de galantería militar recabar la
presencia de la mujer para que el guerrero se sienta más esforzado en la pelea. En el
Cid se encuentran escenas así, cuando le muestra a Jimena las tropas que asedian
Valencia y quiere mostrarle como se gana el pan. Esto contrasta con el escaso relieve
que se le presta a la mujer en otras epopeyas europeas.
4. La guerra santa: la doctrina coránica de la jihad o la guerra santa, según la cual el
Profeta prometió un paraíso exquisito a quienes sucumbieran en aquella lucha. Los
cristianos se inspiraron en este principio para la lucha contra el Islam, y bulas papales y
en libros eclesiásticos dieron ejemplo de ello. La promesa de Mahoma del paraíso en el
Libro de las Batallas, también se encuentra en el Cid cuando el obispo Jerónimo
promete el paraíso al que muera y también en la Chanson de Roland.
5. Robo y reparto del botín: sin embargo esta idealizada guerra santa contrasta con la
actitud práctica y realista del guerrero musulmán, preocupado obstinadamente por el
robo y el reparto del botín, esta bipolaridad también se encuentra en los sentimientos
de la mesnada y del Cid del poema. En la Chanson de Roland apenas si se hacen
alusiones a los bienes obtenidos. A usanza de los musulmanes el Cid toma para sí el
quinto de todo el botín, que en el mundo musulmán corresponde al Califa.
6. El agüero de las aves: para los pueblos nómades como los árabes era importante saber
interpretar los agüeros de las aves, en la épica castellana encontramos la misma
costumbre. Todo paladín debía saber interpretar bien el vuelo y los actos de las aves.
La Leyenda de los Infantes de Lara, el Cid “catando las aves” aparece también agorero
en el poema. Menéndez Pidal entiende este como un rasgo poligenético, ya que los
germanos, hispanos, romanos y árabes la practicaron, pero se inclina por este último,
según Galmés de Fuentes es innegable la influencia árabe ya que en la épica francesa
no se conoce. Sin embargo lo decisivo es el sentido del vuelo de las aves, los árabes
dan mucha importancia al lado derecho, por lo que el vuelo desde la derecha es signo
de buen agüero, es lo que pasa en el Cid, mientras que para los otros pueblos es a la
inversa.

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