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Acta Odont. Venez.

Vol 53 Nº 3 AÑO 2015 TRABAJO ORIGINAL


IDENTIFICACIÓN HUMANA A TRAVÉS DE LA QUEILOSCOPIA: DIFERENCIAS DE GÉNERO MEDIANTE
ANÁLISIS DE MORFOTIPOS DE HUELLAS LABIALES EN PIRANÉ, ARGENTINA

HUMAN THROUGH QUEILOSCOPIA ID: DIFFERENCES BY GENDER ANALYSIS IN LIPS TRACES


MORPHOTYPES IN PIRANÉ, ARGENTINA

Recibido para Arbitraje: 24/08/2015


Aceptado para Publicación 15/12/2015

Briem Stamm, A.D., Especialista en Odontología Legal. Jefe de Trabajos Prácticos Unidad
Académica “Odontología Legal con Historia de la Odontología”, Facultad de Odontología,
Universidad de Buenos Aires. Profesor Adjunto Cátedra “Odontología Forense”, Instituto
Universitario de la Policía Federal Argentina.

CORRESPONDENCIA: diegoalan3@hotmail.com

Agradecimientos: a los ciudadanos que prestaron su conformidad para efectuar la presente


investigación y a los colegas odontólogos residentes en la ciudad de Pirané, Provincia de Formosa,
por su inestimable colaboración.

RESUMEN
En la presente investigación se empleó un método alternativo de identificación humana aportado
por la Odontología Forense denominado Queiloscopia, basado en el estudio, registro y
clasificación de las configuraciones de los labios. Se buscó determinar patrones en cuanto a grosor
labial, tipos de comisuras y morfología de los surcos labiales en una población constituida por 400
individuos, 200 mujeres y 200 hombres, residentes en la ciudad de Pirané, Formosa, Argentina,
conformando una base de datos de huellas labiales adoptando como referencia la clasificación de
Suzuki & Tsushihashi. Se determinó predominio en ambos sexos de labios delgados (52% en
mujeres y 46% en hombres), comisuras horizontales (90% en ambos sexos) y surcos de tipo I’ (41%
en mujeres y 37% en hombres). Los resultados obtenidos demuestran la importancia de
concientizar a la comunidad científica acerca del conocimiento y divulgación de esta técnica
identificativa, como así también propender a mayores estudios poblacionales sobre huellas
labiales.

PALABRAS CLAVE: Identificación. Odontología Forense. Huellas labiales. Criminalística. Dimorfismo


sexual.

ABSTRACT
In the present study employed an alternative method of human identification provided by the
Forensic Odontology called Cheiloscopy, based on the study, recording and classification of lips
configurations. We sought to determine patterns regarding lip thickness, types of corners and
morphology of labial furrows in a population of 400 individuals, 200 women and 200 men,
residents in the Pirané city, Formosa, Argentina, forming lip prints database taking as reference
the Suzuki & Tsushihashi´s classification. Were determined prevalence in both sexes of thin lips
(52% in women and 46% men), horizontal corners (90% in both sexes) and grooves Type I '(41% of
women and 37% men). The results highlight the importance of awareness in the scientific
community about the knowledge and dissemination of this identification technique, as well as
tending to larger population studies on lip prints.

KEY WORDS: Identification. Forensic Odontology. Lip prints. Criminalistics. Sexual dimorphism.

INTRODUCCIÓN
El establecimiento de la identidad de una persona puede resultar un proceso muy complejo.
Comparaciones dentales, huellas dactilares y el ADN constituyen las técnicas más comunes que se
utilizan en este contexto1. Existen otros métodos conocidos pero de escasa utilización en el
proceso de identificación humana, de los cuales uno se origina a partir del reconocimiento de las
huellas labiales2. El uso de las improntas labiales en la identificación personal fue descrito por
Snyder en 19513. Además de la identificación y obtención de distintas pruebas, las huellas labiales
también se pueden utilizar en el trabajo de detección, constituyendo una probable fuente de
información criminalística4,5. Las crestas papilares y los surcos existentes en los labios aportan
elementos individualizadores de la persona tan eficaces, persistentes e inalterables, como los de
los dedos y palmas de las manos y pies, teniendo la misma fuerza probatoria de identidad que
éstos, puesto que la génesis de los patrones cutáneos de los labios obedece a las mismas leyes
naturales de desarrollo morfológico y la secuencia de fenómenos es idéntica en ambos, aunque
ocurra con cierto retraso en ellos6. Tales surcos son permanentes, se recuperan luego de ciertas
enfermedades y son únicos salvo en caso de gemelos homocigóticos y en tales situaciones tienden
a semejar a uno de los padres, contribuyendo en pruebas de paternidad. Las huellas labiales son
evidentes desde la 6ª semana de vida intrauterina,7.

El estudio de las impresiones labiales no solo considera el patrón de los surcos que discurren por la
mucosa labial, sino también el grosor de los labios (delgados, medianos, gruesos y la combinación
de estos o mixtos), la dirección de las comisuras labiales (horizontales, abatidas, elevadas) y
finalmente las huellas labiales de la cual hay muchas clasificaciones8,9,10.. Utsuno11 determinó que
se pueden obtener huellas claras si se toman antes de las 24 horas luego de la muerte pero que
son necesarios más estudios en condiciones ambientales. También señala que para una muestra
adecuada se debe limpiar la boca de residuos y sangre, dejar secar y aplicar una delgada capa de
lápiz labial.

Los investigadores suelen obtener pruebas a través del uso de la odontología, antropometría,
huellas dactilares y otras técnicas que determinan el sexo, edad aproximada, estatura y grupo
sanguíneo. Hoy, sin embargo, los peritos odontólogos también pueden confiar en las impresiones
de los labios para identificar a posibles sospechosos o para apoyar a las pruebas obtenidas en
investigaciones específicas, ya que la obtención de las mismas trasciende la mera impresión física,
constituyendo fuente de material genético12,13. Según Netter14 los labios son dos repliegues
músculo membranosos, depresibles y movibles que limitan a ambos lados, el esfínter oral (Figura
1). Presentan una túnica cutánea y otra mucosa. Precisamente en esa cara mucosa, llamada Zona
de Klein, zona rosa, rosada o bermellón, discurren una serie de pliegues, surcos o fisuras, de
diverso trayecto y profundidad, que adoptan múltiples figuras, conformando el área de interés del
estudio de las huellas labiales.
Se han reportado diferentes investigaciones sobre Queiloscopía; Tsushihashi15 en 1974 hizo
estudios sobre 1.364 personas concluyendo que el patrón de los surcos de la superficie mucosa de
los labios es único en cada individuo. Vahanwala & Parekh16 realizaron un reporte a partir del
análisis de 100 huellas labiales (50 masculinas y 50 femeninas) en el que determinaron que el
patrón de surcos es individual y que existe dimorfismo sexual. Esto mismo lo demostró Uma-
Maheswari17 en su estudio en 750 individuos (402 mujeres y 348 hombres) quien concluyó que no
existen similitudes en el patrón de surcos labial entre familiares, gemelos y género, al igual que
Shamaz18 al analizar 342 huellas labiales (239 provenientes de hombres y 103 de mujeres),
estableciendo que los surcos presentan dimorfismo sexual sobre todo en el labio inferior.
Asimismo, Sharma19 tras investigar 40 huellas labiales (20 mujeres y 20 hombres), afirmó que la
Queiloscopía puede ser empleada para determinar el sexo de un individuo.

En la presente pesquisa, se tomó como referencia la clasificación publicada por los autores
japoneses Suzuki & Tsuchihashi20 en 1971. Propusieron la elaboración de una ficha queiloscópica
que incluyera el queilograma, para cuya obtención dividieron los labios en cuadrantes y fueron
anotando el tipo de surco o estría que se observaba en cada cuadrante. De acuerdo con la forma y
el curso de los surcos o estrías, plantearon el sistema de identificación a desarrollar:
Tipo I: son surcos o estrías muy bien definidas, corriendo verticalmente a través del labio.
Tipo I’: surcos rectos, pero que desaparecen a mitad del camino, en vez de cubrir la anchura total
del labio.
Tipo II: los surcos o estrías se bifurcan en su trayecto.
Tipo III: las estrías se entrecruzan.
Tipo IV: las estrías son reticuladas.
Tipo V: las estrías no caen dentro de ninguno de los tipos anteriores y no pueden ser diferenciadas
morfológicamente.

MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio que analizó el patrón del grosor labial, los tipos de comisuras labiales y la
morfología de los surcos o estrías labiales. Se trabajó sobre 400 individuos, 200 mujeres y 200
hombres, sin franja etaria, voluntarios, que fueron citados en el Policonsultorio “Santa Librada”,
todos ellos nacidos en la ciudad de Pirané, Provincia de Formosa, Argentina y que no presentaran
manifestaciones o secuelas de patologías orales y sistémicas que interfirieran con la observación
del patrón de surcos en los labios (herpes, aftas, queilitis, cicatrices, labio y paladar fisurado). Los
procedimientos seguidos estuvieron de acuerdo con las normas éticas de la Declaración de
Helsinki de 1983, firmando un previo consentimiento los participantes, por lo que se procedió a
limpiar la superficie mucosa de ambos labios con papel absorbente, asegurando de librarlos de
cosméticos e impurezas. Seguidamente, se midió el grosor labial. Se tomaron dos fotografías
digitales con luz natural de cada individuo, utilizando una cámara Kodak 8,5 Mxpl, una próxima y
otra más lejana, de los labios en posición de reposo, para visualización de la disposición de las
comisuras labiales.

Para obtener la impresión labial, asegurando que los labios se encuentren inmóviles y libres de
humedad, se los pintaron con lápiz labial convencional, realizando una suave presión y
movimiento de rotación, de izquierda a derecha, sobre una cinta adhesiva celofán, asentando
luego la impresión contra una hoja de papel alcalino tamaño A 4, de color blanco, siguiendo los
protocolos de Barros7 y El Domyati21. Los datos obtenidos fueron asentados en una ficha
queiloscópica diseñada Ad-hoc (Figura 2), elaborando una base de datos a partir de las improntas
obtenidas. En todos los casos las lecturas fueron realizadas por el autor y dos observadores
entrenados. En cada queilograma se tomó como referencia el esquema de Suzuki & Tsushihashi
(Figura 2).

El análisis se inició examinando los tres parámetros propuestos para la presente investigación:
grosor labial, comisuras y surcos o estrías labiales. Respecto del grosor, se tomó como referencia
el protocolo de Santos22, que divide los labios en delgados, cuando la mucosa labial es ligeramente
visible (etnia caucásica); labios medianos, cuando la mucosa labial mide entre 8 a 10 mm (etnia
asiática), labios gruesos, con gran desarrollo del tubérculo labial superior (etnia negra o negroide)
y labios mixtos, es decir, combinación de los anteriores.
En relación al tipo de comisuras labiales, se determinó mirando a la persona de frente, imaginando
una línea que coincide con la línea media, interponiéndole a ésta, otra perpendicular, que pasa por
las comisuras. Si las mismas coinciden con la línea, se habla de comisuras horizontales; si quedan
por encima, elevadas y se denominan abatidas si permanecen por debajo de la línea de
referencia27. Respecto a los surcos o estrías, como se expresó anteriormente, se empleó la
clasificación de Suzuki & Tsushihashi.

RESULTADOS
Conforme la base de datos obtenida, en el sexo femenino la disposición de los surcos resultó del
Tipo I en un 24%, Tipo I’ un 41%, Tipo II un 13%, Tipo III un 10%, Tipo IV un 7 % y Tipo V un 5%
(Gráfico 1). En cuanto al grosor labial, conforme a la división de Santos, 52% presentaron labios
delgados, 40% mixtos, 6% medianos y 2% gruesos (Gráfico 2). Por último, teniendo en cuenta la
disposición de las comisuras labiales, 90% comisuras horizontales, 8% elevadas y 2% abatidas,
(Gráfico 3).

En tanto que se dieron los siguientes resultados para el sexo masculino: disposición de los surcos
en el Tipo I un 21%, Tipo I’ un 37%, Tipo II un 17%, Tipo III un 13%, Tipo IV un 6 % y Tipo V un 6%
(Gráfico 1). En cuanto al grosor labial, 46% presentaron labios delgados, 43% mixtos, 6% medianos
y 5% gruesos (Gráfico 2). Finalmente, teniendo en cuenta la disposición de las comisuras labiales,
90% comisuras horizontales, 6% elevadas y 4% abatidas (Gráfico 3).
DISCUSIÓN
Una impresión de los labios en la escena de un crimen, tazas, vasos, cigarrillos, ventanas y puertas,
puede ser una base para las conclusiones sobre el carácter del evento, el número de las personas
involucradas, el sexo, los cosméticos utilizados, hábitos, rasgos de trabajo, y los cambios
patológicos de los labios de los autores de los participantes del hecho23,24,25. Para analizar la huella
labial y determinar los morfotipos presentes en cada individuo, a lo largo de varias décadas se
describieron distintas clasificaciones26,27,28. En el presente trabajo se utilizó la preconizada por los
científicos japoneses Suzuki & Tsuchihashi por considerar esta clasificación completa y que abarca
detalles anatómicos de los morfotipos labiales que facilitan la lectura en el análisis de estas
huellas, lo que coincide con la utilizada por autores tales como Sharma19; Gondivkar29,
Saraswathi30, Verghese31, Singh32, Karki33 y Simarpreet34. A la vista de los estudios y análisis
experimentales hallados en la literatura especializada inherentes al tema, parece un hecho
insoslayable la necesaria estandarización de una clasificación universal, hecho que seguramente
contribuiría a una mayor practicidad y difusión.

Efectuando comparaciones con otras investigaciones, Bindal35 encontró que en hombres el patrón
más frecuente correspondió al tipo II (60,5%) y el menor al tipo III (29,66%). En orden de
frecuencia los patrones fueron II, I´, I, IV y III. En mujeres, el morfotipo predominante resultó el
tipo II (66,83%) y el menos observado el tipo III (27%), continuando los patrones II, I, I´, IV y III.
Coincidiendo con la presente pesquisa, para Vahanwala16 los patrones I y I´ fueron dominantes en
mujeres, aunque hubo discrepancia en cuanto a los hombres, ya que los morfotipos III y IV fueron
los más representativos. En otro estudio realizado por Saraswathi30 sobre 100 individuos (50
mujeres y 50 hombres) no se halló similitud, demostrando que tuvieron dominancia los tipos I y I´
en mujeres y III y IV en hombres. Sivapathasundharam36 observó que el tipo I fue el más común
(43,33%) mientras que el IV fue el menos frecuente (10,71%). Asimismo, Karki33 en 2012
determinó que el morfotipo I (líneas verticales completas) fue el más frecuente entre la población
masculina y el morfotipo II (líneas bifurcadas) para la femenina, en tanto que el menos frecuente
para ambos géneros fue el morfotipo V (otras formas). No obstante, es importante señalar que
Simarpreet34 también en 2012 concluyó que el tipo I es el morfotipo más común entre ambos
géneros, aun cuando su área de estudio no abarcó la totalidad de ambos labios, sino
específicamente el tercio medio del labio inferior. Sin embargo, si comparamos los resultados de la
presente investigación con los obtenidos por Sharma19, se puede deducir que existe diferencia
pues en la investigación objeto de este estudio, el morfotipo predominante para el género
femenino fue del tipo II y ellos encontraron una predominancia del tipo I y I´ para este mismo
sexo. Estos resultados podrían ser factibles en razón del factor geográfico y, tal vez, filogenético
por tratarse de población distintas.

En Latinoamérica hay escasas referencias al respecto: en Brasil, Barros7 realizó un estudio sobre
120 estudiantes, logrando porcentaje ideal de identificación; en Chile Cantín37 analizó los
morfotipos en una población joven de 50 mujeres y 50 hombres, encontrando predominio de los
tipos I y I’ de Suzuki; en Colombia, Chalapud38 investigó sobre huellas labiales pero empleando el
sistema de Renaud27, quien había presentado su clasificación en 1973, afirmando el investigador
colombiano: “…tal vez demasiado compleja para realizar estudios poblacionales en razón de su
escaso estudio analítico referenciado…”, aunque sus hallazgos concluyen que las características
queiloscópicas son inherentes a cada individuo y permiten su identificación antemortem y
postmortem. En Venezuela, Sánchez39 evaluó las características individualizantes de las huellas
labiales a través de una investigación de tipo transversal, descriptiva no experimental. Se registró
un total de 78 estudiantes de la Universidad de Los Andes, con edades entre 17 a 36 años. La
autora concluyó que el grosor de los labios no es un factor individualizante, en razón de que éste
varía con el paso de los años, pero existe una relación estadísticamente significativa entre el
grosor de los labios y las comisuras labiales, determinando que cada persona examinada contó con
fórmulas queiloscópicas diferentes, lo que lo hace única. En Argentina, Briem Stamm y Cabrejo40
analizaron 400 mujeres, sin distinción de edades, concluyendo que los morfotipos de huellas
labiales más frecuentes fueron los tipos I´ y I, siendo la presentación más infrecuente el tipo IV, en
cada uno de los cuadrantes.

Una situación redundante en los países latinoamericanos es el hecho de que no está protocolizado
el empleo de la Queiloscopía como sistema de identificación de personas. No hay concientización
entre los profesionales odontólogos de la implementación de registros de huellas labiales,
situación que ameritaría una revisión, ya que se trata de un método que reúne los requisitos de
todo sistema de identificación que se precie de tal: unicidad, perennidad, invariabilidad y
clasificabilidad. Empero, particularmente en Argentina, se observa un desconocimiento general
muy importante entre los diferentes profesionales odontólogos relacionados con la actividad
pericial41. Es por ese motivo que la presente investigación pretende echar luz sobre una técnica de
indudable potencial en el estudio del lugar del hecho presuntamente delictivo, aunque es
innegable que desde los organismos encargados de administrar justicia aún hay mucha reticencia
en admitir como evidencia a las huellas labiales. Empero, en la Provincia de Corrientes, Argentina,
el fiscal Buenaventura Duarte42 hace hincapié en el proyecto de Policía Judicial en cuyo
organigrama está incluida la División de Dactiloscopia, Identificación y Queiloscopia, lo que avizora
una apertura a la inclusión de técnicas quizá un tanto relegadas en los diferentes ámbitos de
investigación de sucesos delictivos. El problema con este tipo de evidencia es que no existen aún
suficientes estudios científicos que demuestren su pertinencia y validez. Tal como expresa Cantín37
“…es necesario tener en cuenta que la impresión labial es producida por una porción móvil del
labio, por lo que una misma persona puede producir diferentes impresiones labiales de acuerdo a
la presión, dirección y el método utilizado en la toma de la impresión. Además, si se utiliza lápiz
labial, la cantidad también puede afectar la impresión, así como la plantilla de registro que podría
causar una cierta subjetividad…”

CONCLUSIÓN
En virtud de lo expuesto, se demuestra la necesidad de identificar y evaluar la distribución de los
morfotipos de huellas labiales en poblaciones latinas con énfasis en el género y de esta manera
intentar contribuir a que el método queiloscópico pudiera ser tenida en cuenta como una
herramienta más que facilite la identificación humana, permitiendo con ello disminuir la población
de sospecha tanto de victimarios como de víctimas. Sería conveniente fomentar la necesidad de la
implementación de bases de datos queiloscópicas como procedimiento de rutina en la práctica
diaria del odontólogo, instando a un rediseño de la Historia Clínica Odontológica, en razón de la
cantidad y, sobre todo, calidad de información que debería contener. A través de la experiencia
recabada y los antecedentes hallados en la comunidad científica, es sabida la importancia de una
completa confección, correcta conservación y archivo de la documentación odontológica, toda vez
que un proceso de cotejo identificatorio exitoso difícilmente puede encararse sin contar con
dichos antecedentes36. Es dable destacar que la necesaria integración del odontólogo forense al
tan mentado equipo multidisciplinario de identificación se hace imperiosa, en virtud de los
violentos sucesos que ocurren a diario en la sociedad, tornándose imprescindible su aporte,
utilizando para ello todas las técnicas propias de su incumbencia, como el sistema de identificación
objeto del presente trabajo, a los efectos de ampliar el espectro de su participación, situación que
redundará en una optimización de los recursos que el odontólogo forense está capacitado para
contribuir en lo que en definitiva interesa a todos los que están vinculados a la investigación de
sucesos criminales: llegar a la verdad del hecho.
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