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Las Mentiras que Te Contaron Tus Profesores

July 4, 2021, 10:08 pm


     La siguiente es una conferencia (The Lies Your Professor Told You) dada varias veces por el escritor, columnista y editor
estadounidense Daniel J. Flynn en diversas universidades de Estados Unidos entre 1996 y 1998, que hemos puesto en
castellano, después de la cual saldría su primer libro "Why the Left Hates America"(2002). Se dice que Dan Flynn conoce a
la Izquierda porque la ha combatido mano a mano en las facultades universitarias, habiendo dado conferencias en más de
cien campus. El autor fue también director de Accuracy in Academia (academia.org), un centro de estudios que procura que
las escuelas retornen a su tradicional misión de búsqueda de la verdad, promoviendo la libertad académica y siendo
particularmente crítico de su tendencia izquierdista, de su adoctrinamiento liberal o comunista y su diseminación de
desinformación, y defensor de los derechos de instituciones y alumnos conservadores.

Las Mentiras que Te Contaron Tus Profesores


por Daniel J. Flynn, 1996
     Mi charla es acerca de cuán poca verdad parece importar en la enseñanza superior hoy. En un tiempo,
como lo atestiguan los lemas de las universidades de Harvard y Yale, la verdad era el objetivo último de
nuestras academias y universidades. Hoy aquel ideal ha sido subvertido por algo que los académicos
modernos valoran más altamente. Me refiero al concepto conocido como "diversidad". Para el académico
moderno, la "diversidad" es algo a ser preservado a toda costa, aun cuando sea a costa de la verdad.

     Cuando profesores y administradores universitarios hablan acerca de "diversidad", ese término es usado
como un eufemismo para una conformidad izquierdista, lo que es una inversión del verdadero sentido de la
palabra. Como Thomas Sowell ha observado, cuando la gente en el campus habla de la creación de una
"facultad diversa", ellos quieren decir que desean una facultad que incluya a izquierdistas negros,
izquierdistas asiáticos, izquierdistas hispánicos, izquierdistas mujeres, izquierdistas homosexuales, etcétera,
etcétera. La diversidad prevista por muchos de aquellos que dirigen las principales facultades y
universidades estadounidenses es una diversidad donde cada una se parezca a Naciones Unidas pero piense
como en una cafetería de San Francisco. O sea, eso no es diversidad en absoluto.

     Específicamente, quiero enfocar mis comentarios en el conflicto entre verdad y "diversidad" en cuatro
áreas —una vez políticas, y ahora extrañamente académicas— de los derechos de
los homosexuales, el medioambientalismo, el feminismo  y el multiculturalismo. Eso es porque los
profesores de manera abrumadora apoyan estas ideologías políticas, de modo que ellos han adoptado la
postura de aceptar aquello a lo cual Platón se refirió como "falsedades necesarias" sobre la no tan
conveniente verdad en estos campos.

1. HOMOSEXUALISMO

     Más de 70 academias y universidades actualmente ofrecen programas de estudios de lesbianismo y


homosexualismo. El libro de texto más popular en el tema reconoce que dicho campo fue diseñado
para "hacer progresar los intereses de lesbianas, bisexuales y homosexuales" y que "se ubica tanto sobre el
conocimiento académico como sobre la política". Usted no tiene que ser Nostradamus para predecir lo que
pasaría si no fueran activistas homosexuales sino, digamos, miembros de la NRA (National Rifle
Association), gente anti-aborto, o algún otro grupo de Derecha, quienes ofrecieran cursos que se
ubican entre el conocimiento y la política. Se reirían de su actividad.

     Los cursos en esa disciplina, como uno podría adivinar, reflejan ese modo de pensar
político: "Diversidad Sexual y Cambio Social" de la Universidad de Yale, "Hombres Homosexuales y
Homosexofobia en la Cultura Estadounidense"de la Universidad de Minnesota, y "Hechos Queer" de
Oberlin, en el cual la descripción del curso dice: "El travestismo [drag] será promovido, pero no
requerido". Aquellos que defienden tales campos a menudo lanzan clichés como la "tolerancia" para
justificar la politización del conocimiento académico. Entonces probablemente deberíamos preguntarnos
¿qué es lo que nos piden que toleremos?

     Ya el mismo primer ensayo del libro "The Lesbian and Gay Studies Reader", la Biblia de este campo
emergente, demuestra precisamente lo que los activistas universitarios quieren que nosotros "toleremos". La
antropóloga Gayle Rubin escribe: "Tal como los comunistas y los homosexuales en los años '50, hoy
los amantes de muchachos son tan estigmatizados que es difícil encontrar defensores para sus libertades
civiles, mucho menos para su orientación erótica". Ella se queja de una "cacería de brujas salvaje e
inmerecida"organizada por la oficina de Correos, la FBI, y departamentos de policía locales "para borrar a
la comunidad de hombres que aman a la juventud menor de edad". La antropóloga feminista continúa
declarando que la oposición al "sadomasoquismo", la "transexualidad", y los "encuentros inter-
generacionales"tiene "más en común con ideologías de racismo que con la verdadera ética".

     Quizá el campeón más incansable del sexo entre niños y adultos es la New York University Press. En su
publicada colección de ensayos "Lavender Culture"(1978), Gerald Hannon ataca lo que él ve como
dos "conceptos arcaicos": 1, "la inocencia de los niños", y 2, "la potencial nocividad del sexo". Hannon
sostiene que los gaysdeben "ganar prosélitos" a fin de "abolir la legislación represiva y discriminatoria de
la edad". Con eso él quiere decir: "alcanzar a gente joven con el mensaje" de que "ellos deberían salir de
sus familias tan pronto como puedan", y que "está bien tener sexo". Y éste es un tema recurrente en muchos
de los libros de estudios acerca de gays y lesbianas que publica la Editorial de la NYU.

     Por cuanto los Estudios Gays y de Lesbianas son reconocidamente políticos, proponen afirmaciones que
tienen todo que ver con una agenda y muy poca relación con la verdadera investigación académica. Quiero
respaldar esta afirmación, brevemente, con unos pocos ejemplos de Historia, literatura y ciencia.

     El profesor de la Universidad de Massachusetts en Boston Charley Shively afirma que Abraham Lincoln
tuvo numerosas aventuras homosexuales. "Por su gusto en hombres", escribe Shively, "Lincoln era
claramente un hombre pasivo  (ass) más bien que activo (crotch)". ¿Cuáles son las pruebas de Shively? Bien;
Lincoln, parece, compartió durante un tiempo una cama con su secretario de leyes Joshua Speed, una
práctica que era común y en la que no se pensaba mucho en en el siglo XIX. Shivley afirma que también
George Washington era homosexual. La "erudición" de Shivley sería irrisoria si no fuera porque el Distrito
Escolar Unificado de Los Angeles —basado en el trabajo de Shivley— instruye a los profesores para que
informen a la juventud homosexual que Lincoln era "gay",para incrementar la autoestima de los alumnos.

     Mediante la lectura de publicaciones "gays"del canon literario, afirmó Richard Zeikowitz en la reunión


de la Modern Language Association de este año, "las amistades entre dos varones no sólo son reforzadas
sino erotizadas". Huckleberry Finn y Tom Sawyer, por cuanto ellos son amigos, son leídos ahora como
teniendo una amistad aún más fuerte. Las relaciones "homosociales"—donde dos hombres compiten por la
misma mujer—, argumentó el profesor Zeikowitz de la City University of New York, son realmente
manifestaciones de sentimientos homosexuales entre caracteres masculinos. Así, Jay Gatsby y Tom
Buchanan, en virtud de su competición por Daisy Buchanan, son interpretados como "gays" por muchos
instructores de literatura inglesa.

 1.1. KINSEY Y LA REVOLUCIÓN SEXUAL


     Otro ejemplo que quiero emplear es el de Alfred Kinsey.

     Hace cincuenta años el profesor de la Universidad de Indiana Alfred Kinsey (1894-1956) lanzó
los que fueron quizá los primeros disparos en la Revolución Sexual. El libro "Sexual Behavior in
the Human Male" (1948), el trabajo de Kinsey, Wardell Pomeroy y Clyde Martin, impactó al
Estados Unidos de posguerra como un golpe inesperado. Afirmando que el 85% de los varones
estadounidenses se involucraba en el sexo prematrimonial, que el 70% había pagado por sexo con
prostitutas, y que entre el 10% y el 37% era homosexual, el Informe Kinsey revolucionó la ley
estadounidense, la cultura, la educación, y una multitud de otras áreas. Los críticos de ese informe
—informaron los medios de comunicación a Estados Unidos— eran a Kinsey lo que la Iglesia fue
para Galileo. Kinsey era, después de todo, un "científico".
     A mediados de siglo la fama de Kinsey rivalizaba con la de gente como Harry Truman y
Douglas MacArthur. Hoy, él es quizá mejor conocido por plantear la idea de que el 10% de la
población es homosexual. Esa cifra del "10%" se ha convertido en una especie de mantra para los
activistas "gays", y a menudo es repetida en las noticias y en libros de texto de sociología como si
fuera un hecho. Estoy seguro que ustedes la han encontrado antes.

     El retrato de Kinsey que ha sido presentado por los textos universitarios e historias populares es
el del científico desinteresado, cuya investigación es intachable. En "The Fifties" de David
Halberstam, Kinsey es "remilgado", "anticuado"y"la encarnación misma del estadounidense
conservador promedio". El profesor William O'Neil de la Universidad Rutgers elogia a Kinsey
en "American High"como un "héroe de la ciencia", y dice que aquellos que presionaron a
la Fundación Rockefeller  para que cortara la financiación de Kinsey ganaron "una victoria para la
pequeñez de mente". El Kinsey en "The Glory and the Dream"de William Manchester es "un
investigador objetivo", una persona"insistente en los detalles explícitos"y un"discípulo de la
verdad". "Como científico", informa Manchester a los lectores, "él naturalmente no tenía
favoritismos".

     Kinsey, como sabemos ahora, era una clase muy diferente de "científico". Un homosexual, un
presta-esposa, un sado-masoquista, y quizá un pedófilo, Kinsey estuvo mucho más involucrado en
su trabajo que lo que los guardianes de las tablas de la ley harían que nosotros creyéramos. Para
Kinsey, escribe el biógrafo James Jones, "lo personal era siempre lo político".

     Considerada en sí misma, la extraña vida personal de Kinsey sólo proporciona un motivo de por
qué él intentó desarraigar las costumbres sexuales del Estados Unidos de mediados de siglo. Un
examen atento de su grupo de muestra demuestra cómo él hizo eso.

     Aunque el número total de hombres usados para el volumen dedicado a los varones está en
disputa (las estimaciones varían entre 4.100 y 6.300), sabemos que 1.400 miembros del grupo de
muestra eran presidiarios. Para Kinsey y sus socios investigadores, basar su encuesta en los
habitantes de un ambiente que es un conocido caldo de cultivo para la perversión no era todavía
bastante para sesgar los datos según su deseo. Desarrollando contactos claves en las
subculturas gays urbanas de Chicago, Nueva York, St. Louis y otras grandes ciudades, Kinsey fue
capaz de entrevistar a cientos de homosexuales, logrando inclinar sus datos y conseguir enlaces
sexuales para él mismo, todo a la vez.

     Esa misma clase de engaño estadístico es omnipresente en todas partes del otro libro, "Sexual
Behavior in the Human Female" (1953). Las prostitutas, por ejemplo, fueron reclasificadas como
"mujeres casadas" para retratar a las esposas estadounidenses como más promiscuas que lo que
realmente eran.

     Intentando demostrar que las personas son sexuales desde el nacimiento, Kinsey recolectó datos
de al menos 324 niños (y quizá no menos de 2.000). Los pequeños, tan jóvenes como de cinco
meses de edad, dijo Kinsey, conseguían "orgasmos" después de ser estimulados por aquellos que él
llamó "compañeros". Los síntomas del clímax sexual en niños pequeños, afirmó Kinsey, a menudo
incluían "sollozos", "gritos violentos,""pérdida del color"y"abundantes lágrimas".

     Kinsey y sus apóstoles han hecho afirmaciones contradictorias acerca del número de
pervertidores de menores empleado para producir esos datos. Es completamente posible que
Kinsey —quien en privado excusaba los encuentros sexuales entre adultos y niños y que sirvió
durante mucho tiempo como un consejero para grupos tales como los Boy Scouts y la YMCA—
fuera un "observador" principal y una fuente de información. 

     De Thomas Jefferson a J. Edgar Hoover, los académicos modernos han estado obsesionados con
las vidas sexuales de prominentes estadounidenses. Sin embargo Kinsey, el mismo hombre que
más merecería una investigación tal, ha sido en gran parte ignorado. Los académicos, sintiendo un
parentesco ideológico con Kinsey, se han negado a intentar descubrir la información que podría
socavar la obra de una figura a la que ellos tienen en tan alta estima.

2. MEDIOAMBIENTALISMO

     Utilizar la "ciencia" como un medio para promover objetivos políticos propios ciertamente no es un
fenómeno que sea exclusivo de académicos homosexuales. Los ecologistas también gritan "ciencia" cuando
ellos intentan cumplir una agenda. Parece que mientras más obvia es la agenda, más alto suenan los gritos
de "ciencia".

     El libro del profesor de la Universidad de Stanford Paul Ehrlich "The Population Bomb"(1968), treinta
años después de que fue primero publicado es todavía uno de los textos más frecuentemente requeridos en
los estudios a nivel universitario. "La batalla para alimentar a la Humanidad se acabó", afirmó él de
manera apocalíptica. "En los años '70 el mundo experimentará hambrunas, y cientos de millones de
personas van a pasar hambre hasta la muerte". Al igual que Malthus 180 años antes, Ehrlich se equivocó.
Sin embargo, la creencia del profesor de Stanford de que un aumento de seres humanos inevitablemente
conduce a un desastre ecológico es enseñada en muchas academias y universidades como si fuera un hecho.

     Tal como la "bomba demográfica" que nunca sucedió, el "calentamiento global" es una teoría que tiene
problemas al desplegarse en la práctica. Durante las últimas dos décadas, los satélites meteorológicos
muestran que la temperatura global promedio realmente se ha enfriado. El punto planteado por
el calentamiento global es especialmente interesante cuando usted descubre que muchos de los mismos
supuestos "científicos" que sostienen que la Tierra se está calentando argumentaron lo contrariohace 25
años. En 1971 el doctor Stephen Schneider advirtió que habrá "un enfriamiento de la Tierra"y también
acerca del potencial de lo que él calificó como una próxima "Era glacial". Hoy Schneider es un profesor en
Stanford y autor del libro frecuentemente requerido "Global Warming".

     Según medioambientalistas académicos, nuestros bosques se están agotando. Sin embargo, gracias a la
reforestación y a avances en la tecnología para combatir incendios, Estados Unidos tiene más árboles ahora
que en cualquier otro momento en este siglo. Como indica John Tierney en un reciente artículo de la Revista
del New York Times, "Sí, muchos árboles han sido cortados para hacer el periódico de hoy. Pero aún más
árboles serán probablemente plantados en su lugar. El suministro de madera en EE.UU. ha estado
aumentando durante décadas, y los bosques nacionales tienen tres veces la cantidad de madera hoy que en
1920".

3. FEMINISMO

     Quiero tomar unos minutos para examinar el feminismo; específicamente su brazo académico:
los estudios de la mujer.

     Hace treinta años no había programas de estudios de la mujer en Estados Unidos. Hoy, hay más de 600
programas que conceden grados académicos en esa materia. El American Council on Education declara que
de las más de 3.000 instituciones de enseñanza superior en Estados Unidos, 2.000 ofrecen estudios de la
mujer en una forma u otra. Cada universidad de la Ivy League [grupo de las ocho universidades
estadounidenses más prestigiosas], a excepción de Princeton, ahora ofrece más cursos en estudios de la
mujer que de economía.¿Por qué es eso?

     La proliferación de cursos inspirados por el feminismo no proviene del interés de los estudiantes. Cuando
examiné la Universidad de Harvard en 1996, por ejemplo, encontré que había 540 alumnos de economía, y
sin embargo había sólo 52 cursos de economía catalogados en el programa de estudio de la escuela.
Compare eso con los estudios de la mujer, donde sólo 13 estudiantes se especializaban en esa área, pero
tenían más de 60 cursos para elegir. La Cornell Review encontró que el curso promedio de Estudios de la
Mujer en aquella institución tenía cuatro estudiantes matriculados. La historia es más o menos igual en otras
universidades. Los estudiantes de economía tienen menos cursos para elegir a pesar de exceder en número a
los que se especializan en estudios de la mujer por 28 a 1 en Yale y 23 a 1 en Pennsylvania. Claramente es la
oferta y no la demanda la que está alimentando la embestida de los planes de estudios políticamente
correctos.

     Los estudiantes saben que aproximadamente los únicos empleos que uno puede asegurar como resultado
de especializarse en un campo como los Estudios de la Mujer son o convertirse en un activista profesional o
permanecer en la educación y enseñar los mismos cursos de estudios de la mujer en los que uno se matriculó
como estudiante universitario. Los pocos estudiantes que se matriculan en campos como los Estudios de la
Mujer, a menudo hacen eso sólo porque ellos son presionados para hacerlo —porque eso satisface a cierta
"diversidad" o es un "requerimiento del Tercer Mundo"— o son atraídos hacia esa área por el atractivo de
alcanzar buenas calificaciones de manera fácil.

     ¿Qué exactamente es lo que los estudiantes típicamente aprenden en los Estudios de la Mujer? En el
curso "Practicing Feminism: A Study of Political Activism" del Williams College los estudiantes
realizan "trabajo de campo en agencias comunitarias" de modo que ellos "puedan elevar la conciencia de
las cuestiones feministas en la comunidad". El curso "Women of Color and Activism" de la Universidad de
Massachusetts en Amherst "se mueve más allá de las representaciones de las mujeres de color como
contadoras de historias"y procura "establecer un fundamento para el futuro activismo entre mujeres de
color y otras mujeres"... Y esto viene directamente de los catálogos de los cursos.

     Quizá más alarmante que el aburrido y poco importante trabajo político que a los estudiantes se les pide
hacer, son las teorías pseudo-científicas que son expuestas a través de todos los Estudios de la
Mujer. "Women’s Ways of Knowing" es el título de un libro y de numerosos cursos universitarios. Ésa es
también una filosofía creciente que declara que la lógica y el razonamiento son modos masculinos de
conocimiento, y que el sentimiento y la intuición son los modos femeninos. Ahora, si un hombre hubiera
llegado a decir eso hace unas décadas, él habría sido en forma legítima condenado como un sexista. Hoy son
las auto-proclamadas feministas las que predican esas tonterías.

     Estoy seguro de que ustedes han oído decir en los campus que una de cada cuatro mujeres es violada.
Cada vez que he estado en un campus universitario durante algunas horas, me he encontrado con esa
estadística en algún lugar. Ése es un recordatorio constante que está en libros de texto de Estudios de la
Mujer, en pasillos de dormitorios, en la literatura del campus, y en reuniones para "recuperar la noche".
Implícito en esa estadística no es sólo que millones de mujeres estadounidenses son víctimas, sino que
millones de hombres estadounidenses son violadores. La profesora de la Universidad de Michigan Catherine
MacKinnon, de acuerdo a esa misma orientación, afirma que todo el sexo heterosexual es violación.

     La estadística de "una de cada cuatro" está basada en una encuesta de mujeres en edad universitaria
hecha por la revista MS. De manera bastante extraordinaria, el 73% de las mujeres que MScategorizó
como víctimas de violaciónrealmente dijo que ellas creían que no fueron violadas. Las feministas
constantemente nos recuerdan que cada vez que una mujer dice que ella es violada, deberíamos creerle. A
juzgar por la encuesta de MS, cuando las mujeres dicen que ellas no han sido violadas deberíamos dudar de
ellas. Esto es un poco confuso, considerando que son las feministas las que están diciendo
que siempre deberíamos creer a las mujeres. Sin embargo, en sus propias encuestas las feministas no confían
en las mujeres.

     En un caso fuertemente publicitado en la Universidad de Georgetown este pasado año escolar, dos
estudiantes universitarias fueron denunciadas por compañeras de clase y funcionarios de esa universidad por
exponer la falsedad de tales mitos feministas [de violaciones] en una publicación que ellas mismas
produjeron. La presión fue tan grande que incluso las compañeras de habitación de las muchachas las
denunciaron. Una estudiante dijo: "Si una mujer no es violada por publicar estadísticas falsas, entonces esto
lo justifica".

4. MULTICULTURALISMO
     La categoría final de la que quiero hablar es la del multiculturalismo.

     En su núcleo, el multiculturalism es marxista. El Marxismo Económico toma el dinero ganado por el rico
y lo da al pobre. El Marxismo Cultural —o multiculturalismo— procura degradar los logros del grupo
social mayoritario exagerando los logros de los llamados "grupos víctimas".

     El multiculturalismo no tiene que ver con promocionar a otras culturas. Es acerca de la degradación de la
nuestra propia. Si los así llamados multiculturalistas fueran serios en cuanto a estudiar otras culturas,
podríamos esperar ver tomas de edificios de campus en nombre de más cursos en idiomas extranjeros,
protestas pidiendo mayores programas de intercambio de estudiantes, o peticiones puestas en circulación
para volver a enseñar "The Story of Civilization" [en 11 volúmenes, publicados entre 1935 y 1975] de Will y
Ariel Durant. Demás está decir que no vemos aquello. En vez de eso tenemos turbas que gritan "Oye, oye,
tienes que oír: La cultura occidental se tiene que ir".

   Una práctica común de los multiculturalistas es destacar los pecados y defectos (tanto reales como
imaginarios) de la Civilización Occidental. Cuando eso no logra hacer que los logros de todos los grupos
parezcan relativamente iguales, ellos a menudo inventan una nueva "Historia" para aumentar la estima de
grupos minoritarios.

     • En "They Came Before Columbus" el profesor Ivan van Sertima de la Universidad Rutgers sostiene
que los africanos, no Colón, descubrieron las Américas. A pesar de ninguna evidencia creíble para
apoyar esas afirmaciones, el trabajo del profesor Sertima es extensamente citado en círculos
afrocéntricos como la prueba del descubrimiento africano del Nuevo Mundo.

     • En "Exemplar of Liberty" los profesores Donald Grinde y Bruce Johansen afirman que la filosofía
política de los indios norteamericanos fue una influencia clave en los Padres Fundadores [de
Estados Unidos]. "Un día", declaran los autores, "cuando la sociedad dominante se preocupe más
por la reciprocidad y menos por la superioridad y la dominación, podremos ser todos capaces de
unir manos y celebrar las raíces diversas de la tradición democrática estadounidense sin las
anteojeras de la indiferencia y la arrogancia cultural".

     • El afrocentrismo sostiene que los pensadores griegos antiguos como Sócrates, Platón y Aristóteles
robaron sus ideas de egipcios "negros" y de la Biblioteca de Alejandría. Esa teoría ha sido
pregonada como un hecho por el afrocentrista principal Molefi Assante de la Temple University,
entre muchos otros. Bueno, se le debe haber arruinado el día al señor Assante cuando él averiguó
que la Biblioteca de Alejandría fue construída después de que Sócrates, Platón y Aristóteles habían
muerto. Los hechos, sin embargo, raramente se interponen en el camino de una buena historia, y
ese mito todavía es enseñado como verdad en muchas instituciones de enseñanza superior.

     Por ridículos que estos tres ejemplos puedan parecer, deberíamos recordar que ellos son enseñados en
cientos de cursos universitarios a través de todo Estados Unidos como si fueran hechos. La noción de que
los indios contribuyeron decisivamente a nuestra Fundación, de alguna manera entró en los Estándares de
Historia Nacional durante la Administración Clinton. La idea de que los griegos robaron su conocimiento de
egipcios negros es enseñada dentro del libro "African-American Baseline Essays", que es parte de los planes
de estudio de las escuelas públicas en Portland, Oregon, y Milwaukee, Wisconsin.
     No obstante, usted puede decir: "Yo sé que ellos enseñan esa materia, pero dudo que cualquier persona
sensible sea lo suficintemente estúpida para creerla". Esa crítica puede ser válida, de manera que
permítanme ofrecer un ejemplo de cómo los multiculturalistas han fabricado una serie de acontecimientos y
han tenido un éxito enorme en hacer pasar esa historia inventada como si fueran hechos. El ejemplo que
usaré se centra alrededor del internamiento de japoneses [en ciertas zonas en Estados Unidos] durante la
Segunda Guerra Mundial, una historia de la que estoy seguro que la mayor parte de ustedes ha oído en
cualquier curso que ustedes hayan tomado relativo a la historia estadounidense en el siglo XX.

     En el texto de historia estadounidense ampliamente requerido "The Enduring Vision" se explica que
durante la Segunda Guerra Mundial "El peor abuso de las libertades civiles... fue el internamiento de
112.000 estadounidenses de origen japonés" en lo que los autores llaman "campos de concentración". Esa
injusticia, declara el libro que es leído por "cientos de miles" de estudiantes, ocurrió a pesar del hecho de
que "la Inteligencia militar no había descubierto ninguna prueba de comportamiento desleal por parte de
aquella gente". Hay un ligero problema con esa versión oficial. Y el problema es que eso no es verdad.

     Se afirma que más de 100.000 estadounidenses fueron internados durante la Segunda Guerra Mundial. La
cifra verdadera es 31.265. Más chocante que eso, es que de todos aquellos que fueron internados, la mitad
eran estadounidenses de origen europeo.

     Los historiadores no se atreven a cuestionar la lealtad de los estadounidenses de origen japonés. Hacer
eso sería debilitar su tesis de que el internamiento fue innecesario. Sin embargo, es un hecho indiscutible
que más de 5.600 estadounidenses de origen japonés renunciaron a su ciudadanía norteamericana después de
Pearl Harbor, y que unos 20.000 adicionales se unieron al esfuerzo de guerra japonés. Tampoco los
historiadores mencionan el internamiento de europeos. Ese hecho inconveniente deslegitima la idea de que
el internamiento fue un acto racista.

     Si Estados Unidos es verdaderamente un país racista, ¿por qué, entonces, nos enteramos del
internamiento japonés sólo en los libros de Historia? ¿Por qué fue que el gobierno federal pagó 20.000
dólares como compensación en 1988 a [cada uno de los] estadounidenses de origen japonés que fueron
internados u obligados a establecerse en otro lugar, y los estadounidenses de origen europeo que tuvieron
que soportar lo mismo no recibieron nada?

     Es verdad que decenas de miles de estadounidenses de origen japonés fueron obligados a moverse de la
costa Oeste hacia otro lugar. Es por eso, probablemente, que los historiadores han fabricado la cifra de
112.000 para el número total de japoneses internados.

     Es también verdadero que miles de estadounidenses de origen italiano y alemán fueron obligados a
establecerse en otros lugares. La familia del jugador de béisbol Joe di Maggio, por ejemplo, fue obligada por
el gobierno a trasladarse desde San Francisco. Al igual que los japoneses, los europeos eran libres de
trasladarse a cualquiera de los 44 Estados excepto California, Arizona, Oregon y Washington. A diferencia
de los japoneses, sin embargo, los alemanes y los italianos no tuvieron el lujo de tener la opción de
trasladarse a centros financiados por el gobierno que ofrecían comida, ropa, alojamiento, asistencia médica y
educación gratuitos. Los europeos que fueron obligados a moverse tuvieron que arreglárselas por sí mismos.

     Esos centros del gobierno, a los que los historiadores han etiquetado burlonamente como "campos de
concentración", tuvieron la tasa de mortalidad infantil más baja y la tasa de esperanza de vida más alta
durante la guerra. Vivir en dichos centros era opcional —35.000 japoneses decidieron vivir por sí mismos en
otras partes—, y cuando la guerra terminó la Japanese American Citizens League protestó para que
siguieran manteniéndose abiertos.

     Estoy dispuesto a correr el riesgo y decir que ninguno de los habitantes de Kolyma [un gulag en Rusia] o
de Auschwitz protestó para mantener abiertos aquellos verdaderos campos de concentración. Sólo en
Estados Unidos, supongo.

     La historia del internamiento japonés, como tanto de lo que es enseñado en nuestras instituciones
educacionales, es una mentira. Para el propósito de promover ideologías políticas —feminismo, derechos
homosexuales, medioambientalismo y multiculturalismo— los académicos han pasado por alto su misión
original: la búsqueda de la verdad. 

OPINIÓN MONOLÍTICA

     La generación que nos dijo hace tres décadas [1968] que había que "cuestionar a la autoridad", es ahora
la autoridad en los recintos universitarios de Estados Unidos. Cuestionar a la autoridad, sin embargo, es la
última cosa que ellos quieren que los estudiantes hagan hoy. El excéntrico de la comunidad que se opone a
las normas de la sociedad por el bien de la sociedad, es el enemigo público número uno en muchas
academias y universidades principales. Los estudiantes que cuestionan la ortodoxia predominante del
campus a menudo son hechos callar en clases por sus pares y son calificados por sus profesores con bajas
notas en las pruebas. Para los académicos, el castigo por ese "crimen mental" es mucho peor. Las
probabilidades de que un profesor que no se suscribe a la "Política de Identidad" obtenga un cargo en una
academia o universidad de buen nivel son mínimas. Permítanme que yo ilustre esto con algunas cifras.

     Recientes encuestas acerca de las afiliaciones políticas de profesores de universidad demuestran el grado
hasta el cual un monolito de opinión está presente entre los miembros de las facultades. En el Dartmouth
College los profesores Demócratas superan en número a los Republicanos en una proporción de 25 a 1.
Entre los profesores de la Universidad Cornell la proporción es la misma. En la University of North
Carolina-Chapel Hill, los Demócratas presentan una ventaja de más de 10 a 1. Un estudio de 1994 mostró
que entre los profesores de humanidades de la Universidad Stanford que eran miembros de los dos partidos
principales, 9 de cada 10 eran Demócratas registrados. Un estudio similar realizado por Rocky Mountain
News  reveló una proporción de 31 a 1 en la Universidad de Colorado en Boulder. En los departamentos de
Historia de las cinco escuelas combinadas, por ejemplo, había 137 Demócratas y sólo tres Republicanos. En
los departamentos de Inglés, el total combinado era de 159 a 6.

     Cuando se trata de la diversidad intelectual, nuestros principales institutos y universidades están en


bancarrota. Las mismas instituciones donde querríamos que el mercado de las ideas fuese el más libre, son
los sitios donde aquél afronta la mayor hostilidad. Los códigos de lenguaje, la formación de la sensibilidad,
los robos de periódicos y la prohibición de portavoces polémicos son aspectos de la vida universitaria que
han conducido a un clima de supresión en cientos de escuelas.

     Quisiera cerrar con una nota de optimismo. Aunque la verdadera diversidad —la diversidad intelectual—
sea prácticamente inexistente en los campus, las cosas pueden cambiar, y pienso que van a cambiar. En el
mundo comunista, los líderes a menudo se referían a sus naciones como "democracias" aunque ellas
claramente no lo fueran. Ellos también utilizaron la retórica democrática para apoyar sus fines
claramente totalitarios. No debería habernos sorprendido que después de años de escuchar sobre
democracia, la gente en esas naciones se levantara y dijera: "Oye, esa cosa de la democracia suena bastante
bien. ¿Qué tal un poco para mí?".

     En los campus universitarios la situación es más o menos igual. Durante años, los comisarios de
universidad han predicado la Diversidad a la vez que presentaban a los estudiantes una
diversidad fraudulenta basada en características superficiales. Nosotros deberíamos estar animados, y no en
absoluto sorprendidos, cuando los estudiantes comiencen a decir: "Oye, esa cosa de la diversidad parece
bastante buena. ¿Qué tal un poco para mí?".

     Gracias
https://streicher1.rssing.com/chan-7896137/latest-article1.php

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