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Bibliorelato.

Una tarde de estudio.


Me desperté en una silla que no era capaz de reconocer, no me era familiar.
Lo último que recordaba es que quería repasar el passé compasé un tiempo verbal del francés,
decidí irme a la biblioteca más cercana a mi casa que se llama Antonio Machado. Cuando
llegué todos, como siempre a mí y a mi hermano, nos trataron con mucha amabilidad. Mi
hermano pidió un folio para dibujar y yo practique mi tema de francés. De repente hubo un
fogonazo de luz, pero no le di importancia.
No me encontraba en la sala juvenil de la biblioteca, o quizás sí, aunque estaba llena de
personas que no reconocía. En la zona infantil en lugar de niños con sus padres, abuelos o
acompañantes estaban los personajes de los libros de las estanterías, había ositos
preguntándose que estaban haciendo allí, niñitas y niñitos con ropajes coloridos discutiendo
con objetos animados y demás protagonistas de estos libros.
Entre las estanterías juveniles pasaba igual había personajes más mayores comentando sus
historias. ¿Qué es lo que estaba pasando? ¿Qué tenía que hacer?
Quizás debería ir a ver si pasaba lo mismo fuera, estarían todos los personajes fuera de sus
libros, intento salir de la sala, pero fuera todo era normal.
Intento entablar conversación con los personajes de aspecto juvenil, pero parecen estar detrás
de un cristal que me invisibiliza, así que trato de hacer contacto visual con alguno de ellos y
de repente de golpe aparece una sombra negra y me dice con una voz grave:
- En todas las bibliotecas de Fuenlabrada, una persona de más o menos tu edad está en
tu misma situación. Os dejare este chisme con el que os podréis comunicar entre
vosotros. Tenéis que averiguar cómo hacer que los personajes vuelvan a sus
respectivas historias.
En cuanto termino de hablar la sombra desapareció dejando un chisme con una pantalla en la
que se podía leer:
“No sé qué está pasando”
“Yo tampoco”
“Sabéis cuantos somos?”
“Siete”- escribí yo- “Son las bibliotecas que hay en Fuenlabrada”
“Creo que tiene razón”- respondieron.
“Que hacemos?”
Yo puse- “¿También visteis un fogonazo antes de que todo desapareciera?”
“Sí”
“Si”-contestaron.
Entonces tenemos que ver donde se originó- pensé.
“Alguno pudo ver donde surgió”-escribí.
“Creo que fue en una esquina de la sala”
“yo he encontrado un botón”
“He pulsado un botón, pero no has pasado nada”
“Seguro que hay algún truco” - puse.
Me puse a buscar mi botón mientras observaba a los personajes cada vez cobraban más vida y
percibían mejor su alrededor, estaban haciendo grupos más grandes, mezclando historias. No
parecían muy contentos, seguramente querían volver a sus libros y repetir sus historias una y
otra vez con cada lector.
“Todos tienen su botón”
Todos contestaron afirmativamente.
“Que hacemos, ¿lo apretamos a la vez? -propuse.
“Si no tenemos una idea mejor”
“Pues hagámoslo a la de tres desde ya”- escribí.
Conte hacia atrás, mientras acercaba mi mano al botón.
Tres.
Dos.
Uno.
Pulse el botón que tenía un color que no era capaz de reconocer ¿A caso existía?
Inesperadamente un fuerte ruido me despertó, una bibliotecaria amablemente me dijo:
- Te has dormido, no te preocupes tu hermano se ha ido a la actividad programada de
hoy ¿Quieres ir tú también?
- Vale- conteste.
Mientras mire hacia donde estaba antes ¡o en mi sueño! el botón, en su lugar estaba el chisme
lo mire con confusión. Mostraba una imagen donde aparecía una imagen de algunos
personajes.
- ¿Vienes? - me dijo la bibliotecaria mientras me sostenía la puerta.
En ese momento la imagen y el chisme desaparecieron en mis manos.
- ¿Ha visto eso? - dije.
- ¿El que? - contesto ella.
Empecé a andar hacia la otra sala cuando sonó un fuerte pitido y la voz grave de antes dijo:
- Habéis tenido suerte- y soltó una risa juguetona- los próximos lo tendrán más difícil.
A sí que decidles a todos vuestros conocidos que se preparen.
FIN

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