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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO

(UASD)

 Nombre: Jahzeel Moronta Vizcaíno

 Matrícula: 100500250

 Asignatura: Mercadotecnia Agropecuaria

 Maestra: Mercedes Matrille Lajara

 Sección: 20

 Tema: Tarea 3.2


Les invitamos a ofrecer su opinión sobre la importancia y uso del mercadeo
agropecuario en R.D.

El sector agropecuario en República Dominicana tiene una considerable importancia


social y económica, el área dedicada a la producción agropecuaria es de 2,6 millones de
hectáreas y 242.956 dominicanos/as se dedican a este sector.

La agricultura y la ganadería representan un 8% del PIB, un 14% de la fuerza laboral y


aporta alrededor de un cuarto de las exportaciones. Adicionalmente se suma su
contribución a los servicios ambientales, fundamentalmente los vinculados a la
protección de recursos hídricos: agua para regadío, potable y energía eléctrica.

Sin embargo, en los últimos años ha habido una tendencia desfavorable que ha
debilitado la capacidad productiva del sector agropecuario en el país. Lo que ha
repercutido en una baja rentabilidad de los cultivos, menores precios de venta y
continúan aumentando los costes de producción. Un factor limitante para enfrentar los
problemas de la baja productividad es la falta de financiamiento, como consecuencia de
las dificultades de muchos productores de cumplir con los requisitos del sector
financiero. El acceso a financiación es clave para promover la expansión y
competitividad de los agricultores y ganaderos. Según fuentes oficiales, el sector
agropecuario solo capta el tres por ciento de la cartera de crédito vigente en el país.

Otro factor que ha tenido efectos negativos en el sector ha sido el incremento de los
precios de los fertilizantes e insumos necesarios para la producción. A esto se suma
que el 64% de los agricultores cultivan no más de cinco hectáreas. Estos pequeños
empresarios no llegan a generar economías de escala que faciliten ahorros de transporte
y almacenamiento, dificultando además el acopio de los volúmenes necesarios para
mantener satisfecho un mercado más amplio al de las comunidades aledañas.

A esto se suma las amenazas y la vulnerabilidad del sector a los efectos climatológicos
como huracanes, ciclones tropicales y sequías, y otras adversidades como las plagas y
enfermedades. Las unidades productivas agropecuarias, constituyen un motor
fundamental de la economía mundial. Generan y transforman las materias primas más
importantes para posibilitar la vida los más de 7700 millones de personas del
planeta. La reflexión económica en torno a esta actividad no es menor, los tipos de
unidades productivas, la relación entre lo rural y lo urbano, su aporte a la economía de
la región y del país, guían el análisis para volver el campo un ecosistema para el
emprendimiento.

¿Qué características tiene este ecosistema?

La mayoría de estas unidades productivas tienen una característica en común: son en su


mayoría microempresas de carácter familiar. En América Latina el 80 % de la
agricultura tiene esta modalidad. Un total de 16.5 millones de empresas de este tipo
emplean a más de 60 millones de personas en nuestra región, lo que la convierte en la
fuente principal de empleo en el sector rural. “De ese total de unidades productivas
agropecuarias familiares, el 56% se encuentra en Sudamérica, el 35% en México y los
países de Centroamérica y el 9% restante en el Caribe.
En Latinoamérica y el Caribe, “Más de un 20% de la población total vive en zonas
rurales.”. En el caso de República Dominicana se estima que un 14.4 % de la población,
aproximadamente 1.235.484 de personas son predominantemente rurales. En el país
existen unas 319,676 unidades productivas agropecuarias.

Esta realidad, históricamente obedece a que se ha definido el campo como lo opuesto a


los centros poblados, impidiendo que se conceptualice y materialice una relación
económica fluida en términos de reciprocidad e interdependencia. En tal medida, lo
rural debe ser conceptualizado como un escenario de desarrollo sostenible, que pueda
aportar al tejido empresarial, a la generación de empleo y a la promoción de la
seguridad alimentaria y la sostenibilidad.

Esto invita a generar ideas de emprendimiento, modelos de negocio en el mediano plazo


en las siguientes áreas: exportación de productos, reutilización de recursos para
generación de materias primas, logística y comercialización online, transformación de
producto, abonos y semillas, fortalecimiento de economías locales, financiación y
formalización. Lo anterior desde los pilares del uso responsable y cíclico del agua y la
reducción de huella de carbono.

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