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GUION: UNA NOCHE ENCANTANDA

Un hombre llamado Homero, de piel blanca de 1.80 de estatura y algo acuerpado compro una casa
en Colombia a las afueras de la ciudad de Medellín, compro el predio, por su belleza, las
condiciones del clima y el impacto de la naturaleza que rodeaba la zona, la vista era majestuosa y
la enorme cascada que descendía estaba cerca de ella; pero él no conocía el oscuro y tenebroso
pasado que tenía dicho sitio, trascurrían los días aún se encontraba adaptando el lugar para
cuando llegara su familia, pero pasaban cosas extrañas en las noches mientras él dormía,
escuchaba ruidos en la cocina, como si se cayeran los platos, se encendían las luces de las
habitaciones, al comienzo imagino que eran ladrones que se habían introducido a su hogar, pero
cada vez las cosas eran más extrañas, comenzó a ver siluetas de personas que pasaban por los
pasillos, las puertas raramente se cerraban solas, ya desesperado consulto a varias vecinos
lugareños, pero misteriosamente nadie quería hablar.

Un día conoció a una señora ya de avanzada edad, piel trigueña, estatura de 1.55 a 1.60
aproximadamente, no era muy alta y con una vestimenta muy peculiar, ella le dijo que podía
ayudarle con la situación.

Al siguiente día, la anciana llego al lugar.

Homero:

Abrió la puerta y la invito a seguir

Anciana:

Cuando ingreso a la casa comenzó a revisar todo el lugar, rincón por rincón y se dio cuenta que lo
que había en el lugar era un tesoro antiguo (guaca)

Homero:

Le pregunto qué era lo que pasaba en su casa.

Anciana:

Le indica lo que pasaba que era un tesoro antiguo y encantando, estaba debajo de la casa, ella le
indico que ella podía ayudarle a sacar el asombroso tesoro.

Homero:

Se sorprendió y con voz de emoción le dijo a la anciana que le ayudara a sacar el tesoro lo más
pronto, antes que su familia llegara y darle así la sorpresa de ser millonarios.

Anciana:

Le indica que el tesoro no se puede sacar así nada más, deberían realizar algunos rituales para que
los espíritus que custodiaban el tesoro lo permitieran desenterrar.

Homero:
Le dijo que él le daba todo lo que necesitara para poder llegar hasta el tesoro.

Anciana:

Comenzó a buscar la energía para así poder saber en qué lugar de la casa debían comenzar a
escavar, cuando encontraron el lugar ella comenzó a hacer rituales y rezos

Homero:

Mientras la vieja anciana hacia los rituales, el comenzó a escavar a medida que escavaba la
anciana y el señor no sabían a la fuerza oscura que se estaban enfrentando se dejaron llevar por la
avaricia de saber que estaban cerca del gran tesoro.

Anciana:

Comenzó a sentir cosas raras y supo que no había algo bueno, pero siguió realizando en
desencantamiento, para que los viejos espíritus de la noche, permitieran llegar al tesoro.

Homero:

Seguía escavando cuando ya en la profundidad era considerable con la pala que estaba escavando
sintió que sonó una tapa de madera, entonces supo que lo habían encontrado, rápidamente retiro
la tapa que cubría el tesoro y cuando retiro la tapa las luces de la casa comenzó a encenderse y a
apagarse y encontró unas vasijas de barro llenas de una tierra negra, saco esas viejas vasijas y las
boto el cual se rompieron siguió sacando lo que para él era solo mugre y encontró partes muy
antiguas entre monedas y esculturas todas en oro.

Anciana:

La anciana comenzó a ver al final del pasillo un perro negro con los ojos rojos algo realmente
macabro, intento avisarle al señor, pero fue lanzada contra la pared por una fuerza sobre natural

Homero:

Seguía sacando lo que había en el baúl que había encontrado, pero comenzó a ver que sobre el
agujero que él había hecho comenzaron a salir gusanos de color blanco, rápidamente saco lo que
quedaba del tesoro lo coloco todo sobre el piso y salió del agujero, pero se encontró que la
anciana estaba parada con los ojos totalmente blancos él le pregunto qué tenía

Anciana:

Con una voz gruesa una voz que no era la de ella le dijo “vas a morir, por sacar mi tesoro, mi
valioso tesoro” la anciana automáticamente cayó al piso.

Homero:

Él sabía que algo estaba pasando y que no era bueno levanto a la pobre anciana y la sentó en una
silla de madera, en ese preciso instante sucedió lo inimaginable un torrencial aguacero, que
produjo rayos y centellas, se desplomo sobre el lugar, los vientos soplaban con mucha fuerza, y
ellos entraron si explicación en un profundo sueño.

A la siguiente noche, despertaron con una ansiedad incontrolable de seguir cavando para ver que
más podrían encontrar. Cansados por el esfuerzo en vano, Homero y la anciana estaban a punto
de desfallecer, cuando notaron un insólito resplandor que envolvía unos arbustos cercanos al
lugar. De inmediato salieron al patio, los arrancaron y se pusieron a cavar debajo de ellos, hasta
encontrar un fardo envuelto con telas viejas. En su interior yacía un cofre y al abrirlo, vieron que
estaba lleno de monedas y lingotes de oro. Sin embargo todo se convirtió en carbón al siguiente
segundo.

Homero

—Váyanse a casa —les dijo Homero, recordando otra cosa que había escuchado de las leyendas de
tesoros. Si el tesoro era contemplado por más de una persona a la vez, estaba destinado a
perderse—, yo me quedaré para seguir cavando, le dijo. En cuanto encuentre algo le iré a avisar.

Dicho y hecho, una vez que el hombre se quedó solo, se puso a cavar con determinación. Pero los
espíritus estaban más molestos que ninguna otra noche. Golpeaban puertas y ventanas con
violencia, y hacían temblar la casa como si fueran a derrumbarla. Adentro, su familia quienes ya
habían llegado, gritaban de terror. Homero desistió de cavar y acudió con ellos, pero regresó a la
siguiente noche para concluir el trabajo.

Esta vez encontró otro fardo, hecho con sábanas deterioradas por el tiempo y la humedad. Dentro,
había un segundo cofre, repleto de alhajas y piedras preciosas: diamantes, rubíes, zafiros y
esmeraldas, anillos, gargantillas, pendientes y broches de oro con incrustaciones. Homero se
quedó mudo de asombro y alegría al contemplar todos esos objetos tan maravillosos. Permaneció
inmóvil, temeroso de que el tesoro se transformara en carbón.

Homero:

Loco de alegría, el hombre corrió a avisar a su familia y a la vieja anciana sobre el hallazgo. Apenas
retiró las joyas de su entierro, los espectros desaparecieron y en la casas no volvió a escucharse un
solo ruido del Más Allá.

Cuando la familia acudió a la ciudad de vender las alhajas, descubrieron que tenían un valor
incalculable y se hicieron de una gran fortuna, que fue repartida entre todos los parientes y la
anciana por igual. Jamás olvidaron de donde provenían, ni el terror que habían vivido para lograr
ser tan ricos.

Como este, se cree que existen muchos tesoros en Colombia, aguardando a ser desenterrados.
Todos son custodiados por los espiritus de sus antiguos propietarios, que en los tiempos de la
guerrilla, antes de huir ocultaron todas sus riquezas bajo tierra, para evitar que los soldados se las
arrebataran. Solo pocos lograron regresar para recuperar lo que les pertenecía. FIN.

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