Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Baquero Debates Constructivistas
Baquero Debates Constructivistas
constructivistas
R. Baquero
A. Camilloni
M. Carretero
J. A. Castorina
A. ,Lenzi
E. Li~in
1 constructivismo
está ocupando un lugar
central en las discusiones acerca de los problemas clásicos
sobre la adquisición de conocirniento. Dichos debates
articulan en la actualidad la organización misma de los -
procesos de enseñanza y aprendizaJe, donde esta posición
es un punto de referencia obligado. Desde una perspeqtiva
educativa, que nace de la crítica a la enseñanza
memorística tradicional y qve hace de la comprensión su
objetivo prioritario, las ideas constructivistas se están
extendiendo en el contexto internacional, pero también
generan fructíferos debates en los que, se muestran sus
problemas pendientes. En esta obra se discuten, entre
otras cuestiones, las filiaciones del constructivismo con 1
~. o
c;j
::E
o
;>
~
ISBN 978-950-701-488-8 O
;:;
'""
.~
-s
i:i
'"
'(:¡
I~
¡:¡
'"
" Gód: 1433 ~
DEBATES
CONSTRUCTWISTAS
Ricardo Baquero
Alicia Camilloni
Mario Carretero
José Antonio Castorina
Alicia Lenzi
Edith Litwin
•
AlQUE
Compiladores: Mario Carretero, José A. CastorinG ) Ricardo Baqun
ISBN 978-950-701-488-8
1. Psicología de la Educación.
CDD 370.15
Segunda reinlprcsiÓn
La rcproducciÚn total o parcial de este material en cualquier ¡"rma que sea, idéntica o
lllodilicacla y por cualquier rllcdio o procedinlientol sea 1l1ecánico, clccLrÓnico1 inl{)rnl;ltico1
nlagnético y sobre cualquier tipo de soporte, no <ltltorizada por los editores, yiola derechos
l"Csclyados, es ilegal y constituye un delito.
"
Indice
Relación de autores 9
Prefacio 11
Marío Carretero,José A. Castorína y Ricardo Baquero
Marco institucional y teórico de este debate 11
Contenidos del debate 14
Participantes en las mesas del Seminario 16
Miembros de la Red Alfa
"Constructivismo y educación" 17
Agradecimientos 19
~en
...
:~
...
u
;:l
ben
¡:;
oU
en
V
...
~
..o
v
~
9
Relación de autores
Ricardo Baquero
Universidad Nacional de Quilmes
Universidad de Buenos Aires
Mario Carretero
Facultad de Psicología, Universidad Autónoma
de Madrid y FLACSO, Argentina
Alicia M. Lenzi
Universidad de Buenos Aires
Edith Litwin
Universidad de Buenos Aires
Alicia W. De Camilloni
Universidad de Buenos Aires
<n
CIl
..,
:~
..,
u
;i
b
<n
e
ou
~
~
:::
11
Prefacio
M. CARRETERO,]. A. CASTORINA YR. BAQUERO
§u
mación al respecto) y por el intercambio de ideas y de infor- 00
<l!
C:
12
próximos meses. El Proyecto incluye entre sus objetivos el
mantenimiento de estos debates y el intercambio de informa-
ción entre los investigadores interesados, así como las accio-
nes necesarias para la diseminación del contenido de dichos
debates.
España
Universidad Autónoma de Madrid. Facultad de Psicología.
Prof. M. Carretero
Correo electrónico: mario.carretero@uam.es
Instituciones participantes:
Alemania
Universidad Georg-August, Gottingen. F. Achtenhagen
Correo electrónico: fachten@wipaed.wiso.gwdg.de
Argentina
Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología.
Prof. J. A. Castorina
Correo electrónico: ctono@pinos.com
FLACSO, Buenos Aires, Área de Educación y Sociedad.
Prof. S. Finocchio
Correo electrónico: educa@flacso.org.ar
Universidad de La Plata, Facultad de Humanidades y
'"
Ciencias de la Educación. ZS
Prof. T. Piacente :É
....
u
::l
Correo electrónico: piacente@isis.unlp.edu.ar tl'"
>=
Chile
Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile.
Facultad de Educación.
Prof. M. A. Aguerrebere
Correo electrónico: facedu@puc.cl
Bélgica
Universidad de Lovaina, Departamento de Educación.
Prof. Erik de Corte
Correo electrónico: ErikDeCorte@ped.kuleuven.ac.be
Uruguay
Universidad Católica, Montevideo, Facultad de
Psicología y Educación.
Prof. M. del Luján González
Correo electrónico: ldaset@ucu.edu.uy
19
Agradecimientos
'"
...
c<:I
'"
:~
...
u
~
b
~
o
u
'"
O,)
~
..o
O,)
O
21
1.
Los problemas conceptuales
del constructivismo y sus relaciones
con la educación
JosÉ ANTONIO CASTORINA
La perspectiva epistemológica
vidad humana. :E
'"'
u
::1
Hay una articulación en el pensamiento vigotskyano en- ti
en
¡;::
tre el origen social del psiquismo, su estudio genético y la no- o
U
'"
ción de mediación cultural. Desde esta perspectiva, sus indaga- .::
:e
'"'
u
;:1
ti
en
Q
ou
en
V
'i;J
,.Cl
v
O
30 Los problemas de la versión "radical" y de la versión
"social" del constructivismo
El constructivismo radical
221-222) . :§
u
;:l
El argumento de que debemos suponer la existencia del ti
objeto para interpretar el progreso de la ciencia, ha sido llama-
"o
en
U
en
V
do "realismo trascendental" por Bashkar (1978). Una perspec- •..
'"
,.Q
tiva parecida ha sido defendida en la filosofía contemporánea v
¡:::¡
34 de la ciencia por Putnam (1975; 1978), seguido por Hacking
(1983). Sostener convincentemente la intención realista de las
explicaciones científicas o un realismo crítico muy distante al
reflejo o la copia del mundo, parece compatible con el cons-
tructivismo de Piaget.
Pensar como Osborne (1996) o Matthews (1994b, cita-
do por Osborne) que un modesto realismo es incompatible
con el constructivismo, sólo corresponde a la versión radical y
no a todo el constructivismo. Esta distinción es relevante por-
que entonces no sería obvio generalizar las críticas dirigidas a
las consecuencias pedagógicas del primero.
El constructivismo social
el
..CJ
aquí generados reproducen los que son propios del uso del <lJ
O
40
lenguaje en un campo científico. Así, enseñar ciencia es ense-
ñar cómo hablar ciencia, es decir, capacitar a los alumnos en
dicho uso al hablar, escribir o razonar. El aprendizaje de una
ciencia en la escuela es el dominio de sus formas especializa-
das de la utilización del lenguaje social.
Sin embargo, la actividad de un alumno no es sólo
aprender un discurso ni la del docente persuadirlo de adoptar
la "lengua" científica, como cree Lemke (1993). El aprendiza-
je de la ciencia no se limita a un proceso de semiosis social; es
preciso considerar el modo en que los objetos son re significa-
dos por la actividad de cada sujeto. Hay un amplio campo aso-
ciado con las transformaciones que los alumnos producen al
"objeto de conocimiento" en la reconstrucción del saber "pre-
sente" en la escuela -incluidos el descubrimiento de proble-
mas por parte de los alumnos mientras examinan sus propias
ideas y la formulación de hipótesis nuevas y su posterior eva-
luación en la interacción con situaciones empíricas.
En una palabra, esta dimensión ineludible de la práctica
educativa -los problemas de experimentación y de validación
de los saberes, que deben resolver los alumnos bajo la direc-
ción de los docentes- es subestimada en la perspectiva del
constructivismo social.
En principio, y desde mi punto de vista, el constructivis-
mo de inspiración piagetiana está mejor situado para exami-
nar las cuestiones del campo educativo.
Las tesis de Piaget no se colocaron dentro de un cons-
tructivismo del sujeto "solitario", como insistentemente le ha
sido cuestionado. En sus textos iniciales (1924) ha defendido
que la experiencia social de las interacciones con interlocuto-
res o pares es esencial para la adquisición de los conocimien-
tos. Más aún, al final de su obra (Piaget y García, 1982) sostu-
vo la intervención de los "marcos epistémicos" -las concep-
ciones del mundo vinculadas a relaciones de poder- sobre la
producción de teorías científicas y sobre el conocimiento coti- 41
'~
cipios del programa que impida asumir el valor de los saberes '¡:l
u
;:l
objetivados y enfocar el aprendizaje escolar como un comple- b'"
¡:;
jo proceso de "reconstrucción" de saberes ofrecidos social- ou
'"
mente, El hecho de que haya sido extraño a la epistemología Q)
....
c<I
..o
genética el estudio de la constitución de los conocimientos en Q)
el
42
tales condiciones no implica su incapacidad para hacerlo. Se
trata, en última instancia, de dar cuenta de la constitución de
saberes que van de menor a mayor validez (Lemoyne, 1996).
Es decir, explicar cómo se transforman los conocimientos en
dirección al "saber a enseñar" a partir de indagaciones referi-
das a las relaciones entre el objeto y el sujeto de conocimiento
durante las adquisiciones en sala de clase.
Por tanto, las críticas a las dificultades del constructivis-
mo "radical" con los contenidos no parecen aplicables al cons-
tructivismo de inspiración piagetiana.
Finalmente, volvemos a la pregunta decisiva: ¿qué cons-
tructivismo para la investigación de la adquisición de conoci-
mientos en situaciones de enseñanza?
Al principio de este trabajo dijimos que el constructivis-
mo no era un modelo ni un método de enseñanza. Ahora afir-
mamos que tampoco es una teoría del conocimiento en condi-
ciones de explicar directamente la producción de cualquier ti-
po de conocimiento, incluido el escolar. Esto es, no basta con-
tar con las tesis epistemológicas básicas, ni aun con las hipóte-
sis "constituidas" sobre los mecanismos e instrumentos de pro-
ducción de los conocimientos, para luego "aplicados" a la
comprensión de la adquisición de los saberes escolares. Es de-
cir, no se trata simplemente de "encontrar" allí los procesos de
asimilación y acomodación, de abstracción, de generalización,
las contradicciones o las tematizaciones.
Las situaciones didácticas -se sabe con rigor en el cam-
po de la enseñanza de las Matemáticas- no se pueden mane-
jar solamente con el conocimiento disponible sobre el desa-
rrollo (aun desde la perspectiva epistemológica). Habrá que
ver si aquellos mecanismos de conocimiento adoptan variacio-
nes en su funcionamiento que sean peculiares a las interaccio-
nes entre el conocimiento previo, la intención de enseñar y el
saber "ya presente". Es decir, si los conflictos cognoscitivos o las
tematizaciones "en situación didáctica" adquieren rasgos pro- 43
;:l
junto de saberes establecidos. Quizá por ello es prematuro ha- b
blar de un constructivismo en la didáctica. eu~
en
Su mérito es haber mostrado que los interrogantes epis- V
'oJ
.o
temológicos son pertinentes para estudiar la producción de v
CI
44 conocimientos en las situaciones de enseñanza. Además, los
principios enunciados han permitido, entre otras cosas, hacer
la ruptura teórica con el realismo empirista asumido por la
concepción clásica de la enseñanza y con el sujeto "en sí" pro-
pio del espontaneísmo pedagógico. Por su parte, las tesis
"constituidas" suministran una orientación fundamental para
las investigaciones psicológicas.
Se debe atacar serios problemas referidos precisamente
a cómo se produce el encuentro entre un saber en desarrollo
y el saber instituido. Entre ellos, mencionamos sólo algunos:
en
ol
'"'
:~
'"'
u
;::S
ti
en
¡::
o
U
en
V
'"'
ol
.D
v
O
47
2.
Constructivismo "mon amour"1
MARIO CARRETERO
O
50
fiere a las cuestiones aplicadas (véase por ejemplo Resnick y
Klopfer, 1986; Driver, 1989 y otros). Todo ello ha hecho que es-
ta discusión haya estado, y esté, teñida de cuestiones que en al-
gunos casos tienen que ver más con la política o la sociología
educativa que con los procesos de aprendizaje y la didáctica
propiamente dichos. Quizás el aspecto más discutido al respec-
to ha sido el que tiene que ver con la conveniencia de que las
administraciones educativas expliciten o no principios cons-
tructivistas.
Creo que este tipo de cuestiones ha producido en mu-
chos casos una desnaturalización del debate constructivista
que ha impedido su avance. Sin embargo, es imprescindibe re-
saltar que una parte importante de la notoriedad que hoy está
recibiendo dicho debate es una deuda con las implicaciones
político-educativas de la posición constructivista.
Otra de las diferencias entre la posición constructivista
de los setenta y ochenta y la actual, reside en que en aquellos
años el gran debate se situaba con respecto a la llamada "ense-
ñanza tradicional". Es decir, el constructivismo partía de una
crítica a una enseñanza memorística, enciclopédica y cargada
de rituales sin sentido, donde el autoritarismo era también
moneda frecuente. Hoy en día, la enseñanza tradicional ya no
es el enemigo que se debe batir, sencillamente porque se ha
producido un cambio progresivo en los modos de la enseñan-
za y resulta difícil encontrar foros donde se defiendan las ideas
tradicionales en la enseñanza.
Hace diez o veinte años, las posiciones constructivistas se
enfrentaban a las taxonomías por objetivos -aquellas listas in-
terminables de acciones que debían cumplirse inexorable-
mente, pero que nunca se convertían en realidad- o a las vi-
siones conductistas, o simplemente empiristas, de la enseñan-
za. Para ello, enarbolaban la bandera rousoniana de que resul-
ta inútil enseñar algo a un niño si no lo puede aprender por-
que no se lo permiten las restricciones que impone su desarro- 51
.D.
las piagetianas, permitirían o facilitarían la transferencia den- <l)
el
56 tro de una misma área de conocimiento. Es decir, se mantiene
que si bien existe una cantidad abrumadora de pruebas que
indican que el dominio de conocimientos específicos es nece-
sario para alcanzar un determinado nivel de funcionamiento
cognitivo, sin embargo también parece que la pericia en di-
chos conocimientos produce una cierta capacidad generaliza-
dora. Ésta es al menos la hipótesis sobre la que vienen traba-
jando algunos de los grupos más relevantes de investigación
(véanse por ejemplo, las investigaciones neopiagetianas lidera-
das por Case, 1991; McKeough y otros, 1995; o las de Perkins,
1996, y Boix-Mansilla y Gardner, 1996, sobre la enseñanza pa-
ra la comprensión).
En todo caso, es preciso decir que estamos todavía en
una etapa reciente de la investigación y que se necesita mucho
más trabajo, tanto empírico como aplicado, para que las posi-
ciones constructivistas puedan sentar bases firmes que permi-
tan responder a este tipo de problemas. De hecho, como han
venido señalando numerosos autores, el problema de la trans-
ferencia y la generalización estuvo en el origen mismo de las
investigaciones psicológicas y educativas a principio de siglo,
pero posteriormente dejó paso al estudio de las meras repre-
sentaciones. En este sentido, ni la teoría piagetiana ni la pro-
pia psicología cognitiva le prestaron mucha atención a estas
cuestiones y sin duda eso se hace notar ahora en el panorama
constructivista.
Un ejemplo concreto de esta problemática es el que con-
cierne a la distinción entre conceptos y procedimientos (tan
en boga en la actualidad por su utilización en numerosos dise-
ños curriculares). Como es sabido, esta distinción tiene sus raí-
ces en la aportación cognitiva de conocimiento declarativo y
procedimental, así como en la propia distinción piagetiana en-
tre esquemas conceptuales y procedimentales. Ahora bien:
con frecuencia se supone que en la actividad áulica se enseña-
rán determinados conceptos (por ejemplo, la fotosíntesis) y 57
determinados procedimientos (por ejemplo, hacer e interpre-
tar curvas que recojan el crecimiento de las plantas). Con fre-
cuencia suponemos que dichos procedimientos son claramen-
te separables de los conceptos junto a los que se han enseñado
y que por tanto se podrían generalizar para otros propósitos.
Así, el alumno debería posteriormente poder aplicar este mis-
mo procedimiento para realizar curvas de población o cuestio-
nes económicas. Pero desgraciadamente hay demasiadas pre-
guntas que no parecen tener respuesta fácil. Por ejemplo, ¿el
procedimiento de hacer una tabla de doble entrada, no es en
sí mismo un concepto? ¿Existen en realidad procedimientos
que se apliquen exactamente igual a todos los contenidos? Co-
mo ha señalado Asensio (1994) un análisis detallado y profun-
do de la idea de procedimiento ofrece posibilidades mucho
más amplias que la mera contraposición a los contenidos y las
actitudes.
cundaria (al menos hasta los 15-16 años)? ¿No habría que pen-
:~
...,
u
~
saren fundamentar las secuenciaciones en criterios puramente b'"
¡::
didáctico s en vez de disciplinares? ¿No habría que seleccionar ou
en
V
los contenidos escolares teniendo en cuenta en qué medida ...,
'"
,.CI
pueden contribuir a subsanar las ideas alternativas o miscon- v
¡::¡
60 ceptions básicas o a enriquecer los conocimientos correctos de
los alumnos? Sin duda no son estas preguntas de fácil respues-
ta, pero parece ineludible encaradas.
Por otro lado, e íntimamente unido a lo anterior, se en-
cuentra el problema de qué clase de conocimiento científico
se incluye en la mayoría de los programas escolares. Es muy co-
nocida la crítica de que con enorme frecuencia, el conoci-
miento académico que aparece en las aulas es de carácter en-
capsulado y tan falto de contexto como de relevancia social.
Por ejemplo, en las materias de Historia se suele presentar
acontecimientos o etapas históricas, pero no cuestiones como
las siguientes: el acercamiento al concepto mismo de historici-
dad, es decir que nuestra visión del pasado está determinada
por nuestra concepción del presente y, en consecuencia no tie-
ne sentido hacer juicios presentistas; que los límites y propie-
dades constitutivos de las actuales naciones, por ejemplo, no
tienen realidad ontológica, sino que son sólo una convención
producto de la historia misma; etc. Y en la enseñanza de la
ciencia suelen estar ausentes las ideas de que la investigación
científica es sobre todo la capacidad de cuestionar la realidad
y de indagar sistemáticamente sobre ella, así como que la cien-
cia es un producto social y por lo tanto su desarrollo, uso y
aplicación se ven determinados por factores sociales, políticos
y éticos. No cabe duda de que si los contenidos escolares tu-
vieran en cuenta cuestiones como las señaladas, aun con toda
la problemática que supone su aplicación, los curricula resul-
tantes serían de muy distinta naturaleza.
61
Cambio conceptual y transformación
del conocimiento escolar
:g
asimilación/ acomodación- con otras procedentes de ...,
u
;:j
autores como Kuhn y Lakatos (véase el artículo pione- b'"
¡::
ro de Strike y Posner, 1985; así como su versión revisio- o
u
'"
nista más reciente, Strike y Posner, 1992). ~
<l,)
..el
<l,)
¡::¡
62
b) Para que ello se produzca, el sujeto debe experimen-
tar un conflicto o insatisfacción con su creencia o teo-
ría inicial y encontrar, posteriormente, que la nueva
teoría no sólo es más satisfactoria con respecto a los
fenómenos ya examinados, sino que debe ser capaz
de predecir o dar lugar a nuevos fenómenos.
c) Este proceso encuentra con frecuencia resistencias
muy notables por parte de los sujetos, que tienden a
reaccionar ante el posible conflicto -o más bien an-
te la experiencia que pondría de manifiesto dicho
conflicto- mediante diferentes versiones de la nega-
ción y manteniendo, por tanto, su teoría previa.
d) Tanto en la vida cotidiana como en la enseñanza, es-
te proceso de cambio lleva tiempo y esfuerzo. Es de-
cir, la resistencia a transformar el obstáculo epistemo-
lógico, ti la Bachelard, es una tendencia muy poderosa
en los seres humanos. De forma que ésa es probable-
mente la razón por la que las misconceptions tienen
tanta persistencia en los alumnos, incluso despues de
años de escolarización. Obviamente, es muy posible
que otras causas se encuentren también relacionadas
con las dificultades del sistema de enseñanza para ha-
cer ver al alumno la pertinencia de la información
conflictiva o la necesidad de una teoría alternativa. Es
decir, si el alumno no logra comprender la informa-
ción nueva que puede conflictuar sus creencias pre-
vias, es muy difícil que se inicie el proceso de cambio.
e) En general la mayoría de los autores coinciden en
predecir que la dificultad del cambio conceptual será
mayor cuanto más fuerte sea la creencia del sujeto en
una determinada idea (véase, por ejemplo, el trabajo
de revisión de Chinn y Brewer, 1993). Esto es lo que
ha hecho que algunos autores hayan estimado que,
en general, los conocimientos de tipo social o históri- 63
A
64
defender que el sujeto distingue entre los contextos en los que
tiene que aplicar la nueva idea.
Sin duda, esta nueva posición supone "savia fresca" en el
campo fascinante del cambio conceptual, ya que permite ex-
plicar por qué, a pesar de la persistencia de las ideas previas
"erróneas", podemos decir que muchos sujetos siguen apren-
diendo y mejorando sus conocimientos. En definitiva, la idea
de la convivencia en simultáneo de "representaciones múlti-
ples" en el mismo sujeto supone una reconsideración del pro-
ceso mismo de cambio conceptual, del estatus que les otorga-
mos a las llamadas misconceptions, y del papel de todo ello en
el ámbito educativo. Es decir, desde posiciones constructivistas
se ha venido realizando una crítica sistemática a la educación,
en su versión tradicional, afirmando que sólo produce conoci-
mientos inertes que el alumno no puede generalizar a otros
contextos diferentes al de la enseñanza formal. Así, el hecho
de que un alumno solucione un problema de Física en la cla-
se de esta materia pero sin embargo no logre dar respuesta ca-
bal, y en el lenguaje de la Física, a una situación de la vida co-
tidiana, suele ser interpretado como un fracaso de los sistemas
habituales de enseñanza y como una prueba fehaciente de que
no contribuyen a construir conocimiento. Es como si el alum-
no tuviera dos sistemas de representación, uno para la escuela
y otro para la vida cotidiana; situación escindida que es gene-
ralmente criticada por los autores constructivistas. Sin embar-
go, ahora nos encontramos con que la posición de las repre-
sentaciones múltiples admite la posibilidad de que dicha dua-
lidad no sea una tendencia tan criticable desde el punto de vis-
ta educativo ni tenga por qué tomarse como indicio seguro de
que no se está interactuando significativamente con el entor-
no, y por tanto construyendo conocimiento. En este sentido,
creemos que las implicaciones educativas de la idea de las re-
presentaciones múltiples debería tratarse con cierta cautela, ya
que en cierto sentido puede llegar a parecer una justificación 65
.'.o~
do que habitualmente las ideas espontáneas carecen de forma- u
::l
lización y cuantificación, al menos en un grado comparable al .l:I
'"
¡::
de las teorías científicas. Por tanto, resultaría en este sentido o
u
'"
un tanto contradictorio pensar que pueden aplicarse en este v
•..
~
,.O
ámbito modelos que proceden de la historia y filosofía de la v
CI
66
ciencia. Tratando de traducir las formulaciones cognitivas de
di Sessa (1993) al mundo educativo, se podrían expresar me-
diante la siguiente cuestión, un tanto provocativa: ¿para qué
poner tanto énfasis en el cambio conceptual en la educación,
si quizálo que debe cambiarse no es tan resistente ni está tan
estructurado?
En definitiva, lo que fundamentalmente hemos querido
poner de manifiesto en estas páginas son las diferentes lectu-
ras que pueden hacerse en el terreno educativo de la investi-
gación cognitiva sobre un tema tan central para el constructi-
vismo como es el del cambio conceptuaL Creemos que estas di-
ferentes lecturas son posibles con respecto a otros temas, ya
que, como se ha afirmado con frecuencia, el constructivismo
educativo no es simplemente una mera aplicación de su ver-
sión psicológica. De nuevo, queremos declarar que ambos son
más bien en la actualidad un punto de partida que un punto
de llegada, ya que poseen numerosos problemas abiertos. Aun-
que los hayamos tratado en otros lugares, no podemos dejar
de mencionar los siguientes:
a) la relación entre el tiempo necesario para que se pro-
duzca una comprensión profunda y la cantidad de te-
mas que pueden impartirse en un curso;
b) la necesidad de definir grados intermedios entre la
comprensión profunda y la superficial y su función en
la labor educativa;
c) la importancia de la caracterización de conocimiento
previo no sólo como impedimento para el nuevo co-
nocimiento, sino también como "impedimenta"; es
decir, como algo que no debe cambiarse, sino enri-
quecerse;
d) la necesidad de otorgar un lugar adecuado a la prác-
tica y a la ejercitación, tengan las dos o no una dosis
importante de comprensión; como ya hemos indica- 67
do en otras ocasiones, para aprender no basta con
comprender.
B
:~
..,
u
;::l
b'"
¡::
ou
'"
<lJ
..,
C':$
..o
<lJ
A
69
3.
Psicología y didáctica:
¿Relaciones "peligrosas"
o interacción productiva?
(Una investigación en la sala de clase,
sobre el cambio conceptual de la noción
de gobierno)
ALICIA LENZI
Introducción </>
c<:I
....,
:~
u
....,
'iil
problemáticas del constructivismo a través de la presentación .Ci
<I.i
el
70
de algunos aspectos de una investigación en desarrollo1• Se tra-
ta de una indagación de carácter psicológico, acerca de los
procesos cognitivos que se cumplen en sala de clase en el
aprendizaje de nociones políticas, en la cual se asumen tesis
epistemológicas sobre la construcción de conocimientos desde
un enfoque piagetiano. Dicha indagación estudia las posibili-
dades que adopta el cambio o reconstrucción conceptual de
los conocimientos previos sobre la noción de "gobierno", de
alumnos de 6º EGB, a través de una secuencia de enseñanza
del contenido escolar "gobierno nacional".
La particularidad del estudio implica una interacción
productiva e interdisciplinaria entre la psicología genética y la
didáctica de las ciencias sociales, consideradas como discipli-
nas autónomas, en un campo caracterizado por la escasez de
indagaciones, dentro del panorama de las diversas perspecti-
vas constructivistas.
..a
orientan hacia problemas diferentes: "Se sabe perfectamente O
<l,)
72 que la pedagogía experimental tiene necesidad de la psicolo-
gía de la misma manera que la medicina reposa sobre la biolo-
gía o la fisiología, sin confundirse con ellas" (Piaget, 1969,
pág.31). Yen otro texto afirma: "La pedagogía dista mucho de
ser una simple aplicación del saber psicológico" (Piaget, 1932,
pág. 342). En síntesis, la teoría piagetiana no podría "aplicar-
se" directamente al campo educativo ya que su núcleo central
explicativo no lo incluye como problema.
El "aplicacionismo" psicológico al que nos referimos, a
veces producido en ciertas experiencias pedagógicas, otras
proveniente de la "exportación" directa a la educación de al-
gunas corrientes psicológicas, no es legítimo dado que no con-
templa la especificidad y complejidad de los procesos de ense-
ñanza-aprendizaje en el aula. Estos procesos están "cargados"
de la historicidad personal, socio cultural, institucional de cada
grupo escolar; atravesados a su vez por un contexto sociocultu-
ral y político más amplio, que regula la vida cotidiana de las
instituciones educativas. Es por eso que, tanto la incidencia de
los aspectos contextuales "macro", como el análisis "micro" de
las múltiples interacciones posibles que se producen en la tría-
da didáctica básica del aula -el "saber a enseñar", los "sabe-
res" previos del alumno y la mediación del "enseñante" para
promover la adquisición de los conocimientos- implican un
sistema abierto y complejo, que no puede abordarse solamen-
te a través de la asunción de una perspectiva psicológica (Len-
zi, 1994), sea cual fuere la postura constructivista que se adop-
te: piagetiana, neovigotskiana o cognitivista, pues supone un
~ "reduccionismo" de la complejidad mencionada.
:~ Otro nivel de análisis de las inquietantes relaciones en-
E tre estas dos disciplinas surge de la apreciación de los debates
@ actuales, no siempre del todo explícitos, acerca de si el estudio
~oí de los procesos de enseñanza y aprendizaje es propio de la di-
{)
A
dáctica o también de la psicología de la educación; debates po-
siblemente derivados del estado de construcción de ambas dis- 73
ciplinas, a partir de sus nuevos avances. En este sentido, algu-
nas posturas de la psicología de la instrucción de orientación
anglosajona consideran como su objeto los procesos de la ins-
trucción y del aprendizaje escolar, pero parecen ignorar la
existencia de la didáctica como disciplina autónoma y generan
una incipiente discusión sobre la superposición de campos.
En cuanto a los avances producidos en dichas discipli-
nas, en relación a la didáctica, Camilloni (1993) rescata un lu-
gar específico para su constitución como disciplina científica
que se dedica a la teoría de la enseñanza y que se genera por
una ruptura con su pasado artesanal ("didáctica espontánea").
En ella distingue campos diferenciados pero interrelaciona-
dos, en un área que exige para su desarrollo el uso continuo
de los resultados de la indagación psicológica, cultural, lingiiís-
tica, sociológica, antropológica. Sin embargo, también destaca
la presencia cada vez más acentuada de investigaciones con un
enfoque específicamente didáctico, que cubren un considera-
ble número de campos que se incorporan en la teoría de la en-
-
senanza. "
:E
No "es correcto en nuestra opinión designar simplemente co- ...
u
~
mo objeto de estudio específico de la psicología de la educa- b<Il
¡::
ción las situaciones de enseñanza-aprendizaje. Si así fuera, re- o
U
<Il
Antecedentes de la investigación
,~
.~
ocupan y de sus prácticas sociales. Actores que al mismo tiem- ..0
u
;:l
po, a través de sus interacciones simbólicas cruzadas, cargadas b'"
¡::
de intencionalidad, producen una compleja trama de signifi- ou
'"
cados. El sujeto se encuentra, por ejemplo, frente a la autori- •..
11.)
o:l
..a
dad escolar y presidencial, ante la tarea de diferenciar que esas 11.)
c::l
80
relaciones sociales se caracterizan no por ser interpersonales
sino por estar institucionalizadas y, además, reguladas por una
normativa legal.
Por otra parte, el objeto de conocimiento social (de
igual modo que los objetos físicos) se halla inmerso en un con-
texto de significaciones socioculturales; por lo tanto, "no se asi-
milan objetos 'puros', se asimilan situaciones en las cuales los
objetos desempeñan ciertos papeles y no otros" (Piaget y Gar-
da 1982).
Aún más, en comparación con otros objetos de conoci-
miento "socialmente constituidos" (Ferreiro, 1996), como el
sistema notacional de representación numérica o alfabética, se
manifiestan notables diferencias (Lenzi y Castorina, 1996). Es-
tos sistemas presentan un determinado rasgo de "materiali-
dad" física, es decir, entre una de sus propiedades se halla la de
dejar marcas visibles sobre una superficie, a las que el sujeto
puede volver una y otra vez en búsqueda de la interpretación
de sus significados y que facilita, en cierta medida, el trabajo
cognitivo de verificación o contrastación de sus hipótesis acer-
ca de ellas.
Por el contrario, el objeto de conocimiento social impli-
ca la interpretación de símbolos que se caracterizan por no de-
jar rastros de materialidad, dada la "fugacidad" de las interac-
ciones simbólicas intencionales y cruzadas. Por lo tanto, la ta-
rea del sujeto, en comparación con otros dominios, supone
descubrir y comprender los significados "sistemáticos" que
constituyen la trama de las relaciones sociales institucionaliza-
das en el contexto de la fugacidad de las interacciones simbó-
licas. Así también, la posibilidad de interacción social cogniti-
va con estas autoridades es de distinto tipo: en la autoridad es-
colar los niños se hallan totalmente involucrados en ese víncu-
lo desde el lugar de subordinados. En cambio, respecto de la
autoridad política, dada su distancia, los niños no se sienten
objeto de su subordinación. Seguramente, parte de las carac- 81
terísticas recientemente mencionadas están incidiendo en las
complejidades que tiene para los sujetos la comprensión de los
significados "sistemáticos" que se producen en las relaciones
de la sociedad reguladas por una normativa positiva.
chi, 1987; Pozo, 1989; 1996; Carretero, 1996, entre otros), fun- :~
...,
u
~
cionando como obstáculos epistemológicos . •...
...,
"o
en
~
..o
cognitivistas, a través de las teorías implícitas, los neovigotskia- O,)
¡::¡
84 nos, a partir de los conocimientos cotidianos intuitivos, o nues-
tra propia posición piagetiana, coinciden en reconocer que los
conocimientos previos, distantes del conocimiento científico,
no pueden ignorarse, y se tornan en un punto de partida ne-
cesario, para cualquier situación de enseñanza que intente su
transformación, o modificación conceptual.
Ahora bien; reconocer la existencia y especialmente las
resistencias de las teorías previas de los alumnos a ser modifi-
cadas a través de la enseñanza, constituye uno de los desafios
mayores de la enseñanza actual dentro del constructivismo. Es-
ta situación ha dado lugar al surgimiento de diversas explica-
ciones sobre los procesos de transformación ocurridos en el
pasaje de las "teorías implícitas", o "ideas previas", de los alum-
nos a las teorías científicas; denominados "cambio conceptual"
(Pozo, 1989).
Así, Strike y Posner (1993) consideran las resistencias de
las "ideas previas" de los alumnos y su posibilidad de modifica-
ción como un problema análogo al del cambio de paradigmas
en la historia de la ciencia, estimando a los conocimientos pre-
vios como tales. Desde esta postura se caracteriza el cambio
conceptual de acuerdo a los criterios de la historia y filosofia
de la ciencia, pero sin su comprobación a través de evidencia
empírica (Castorina, 1995).Otros autores han elaborado una
serie de modelos psicoeducativos (Pozo, 1989; 1996; Carrete-
ro, 1996) para promover el cambio conceptual de las ideas
previas, a través de la enseñanza, provenientes de trabajos neo-
piagetianos o de la psicología de la instrucción de orientación
cogni tivista.
Los diversos modelos para provocar el cambio concep-
tual se conciben en estrecha vinculación con los modos de ca-
racterizar el origen y naturaleza de las concepciones previas,
las diversas posiciones adoptadas frente al aprendizaje, y las
teorías explicativas sobre la construcción del conocimiento.
Entre algunos de ellos, se pueden mencionar dos (Pozo, 85
La perspectiva psicológica
..o
<l.i
A
88
¿A qué denominamos proceso de cambio conceptual
desde esta perspectiva? A las transformaciones más o menos
profundas -los datos empíricos nos permitirán clarificar el
grado de profundidad- de los conocimientos previos de los
alumnos, como producto de la enseñanza. Modificaciones que
"pueden consistir en reestructuraciones sucesivas que involu-
cran reorganizaciones, construcción de nuevos significados,
con sus diferenciaciones e integraciones" hacia el "saber" ense-
ñado (Castorina, Lenzi y Aisenberg, op. cit) .
En cuanto a la explicación psicológica de los procesos
comprendidos en las reestructuraciones mencionadas, o cam-
bio conceptual, se realiza desde las tesis epistemológicas de la
teoría piagetiana, especialmente los aspectos funcionales; tales
como: los procesos de asimilación y acomodación, las pertur-
baciones y requilibraciones, la toma de conciencia de las con-
tradicciones, la diferenciación, integración y generalización,
entre otros.
La indagación de las posibilidades de reestructuración,
o cambio conceptual, de los conocimientos previos, a través de
la enseñanza de un contenido escolar en sala de clase, nos re-
sulta de gran interés y constituye un desafio. Las escasas e ini-
ciales investigaciones provenientes de la psicología de la ins-
trucción en el dominio social (Carretero, Pozo y Asensio,
1989; Carretero, 1996), se realizan a modo de una "caja ne-
gra", en la cual se examinan las ideas de los alumnos previas y
posteriores a la enseñanza, con el propósito de determinar la
presencia o ausencia de algún cambio conceptual, pero fuera
de la sala de clase.
Por el contrario, sin negar la problemática de la resisten-
cia de las "ideas previas" de los alumnos a la enseñanza -am-
pliamente constatada en las ciencias naturales-, nuestra inda-
gación incorpora el análisis de las transformaciones que atra-
viesan los conocimientos previos de cada uno de los alumnos,
estudiando las interacciones sociocognitivas, en el contexto de 89
la vida cotidiana del aula.
En cuanto a la posición psicológica adoptada sobre el
cambio conceptual en el aula, es necesario destacar que coin-
cidimos con los neovigostkianos en que la sala de clase consti-
tuye un contexto sociocultural de interacciones sociales, de
significados compartidos y negociados (Edwards y Mercer,
1987). Sin embargo, me interesa enfatizar que las representa-
ciones sobre esos significados, "la interpretación de ese texto
que es la cultura", al decir de Bruner (1986), es propia del su-
jeto, es decir, lo supone como interpretan te.
Por lo tanto, ésta es la perspectiva que se adopta: la del
punto de vista del sujeto. Asumir esta mirada significa analizar
los procesos intrapsicológicos de ese interpretante que es el
alumno. Es decir, dar cuenta de sus procesos de aprendizaje
frente a ese objeto de conocimiento que es el contenido esco-
lar, o "saber" cultural recortado para su enseñanza. Así, tam-
bién implica el seguimiento longitudinal de las vicisitudes que
sufren sus conocimientos previos en la compleja trama de las
situaciones con textuales, tanto didácticas como instituciona-
les. De este modo se pretende distinguir las reales resistencias
al cambio de las nociones previas de los sujetos, de aquellas de-
rivadas de las restricciones del contexto.
Ahora bien; el estudio psicológico sobre los conocimien-
tos previos de los alumnos en el dominio social se refiere al
examen detallado, en cada sujeto, de las particularidades que
adoptan sus conocimientos previos, la diversidad y tipo de hi-
pótesis que sostienen, la presencia y modo en que se han asi- B
.~
milado las representaciones sociales, el tipo de informaciones ';:1
u
;::l
.D
cos que guían la investigación son: Il.)
r:l
90 • En el dominio social, caracterizado epistemológica-
mente con anterioridad, y ante la noción de "gobier-
no": ¿Qué características adoptan los conocimientos
previos de los alumnos? ¿En qué consiste ese conjunto
organizado de nociones, hipótesis y/o teorías y repre-
sentaciones sociales? ¿Es posible la reestructuración
de los conocimientos previos de los alumnos, a través
de la enseñanza? ¿Cuál es su grado de resistencia?
¿Son más resistentes al cambio que en otros dominios?
• Si se producen reestructuraciones, ¿qué características
adoptan? ¿Se trata de cambios bruscos o de pequeñas
modificaciones? ¿Qué procesos psicológicos, de carác-
ter funcional, están interviniendo?
• Las nociones, hipótesis y/o teorías, y representaciones
sociales de los conocimientos previos: ¿se modifican
de igualo de diverso modo, a través de la enseñanza?
¿Cómo inciden los aspectos con textuales en las posibi-
lidades de reestructuración de los conocimientos pre-
vios de los alumnos?
El enfoque didáctico
"~
~
92 Como hemos mencionado, uno de los objetivos funda-
mentales de la enseñanza es que los alumnos otorguen signifi-
cado, sentido, a los "saberes a enseñar";.Para ello es necesario
que se produzcan una serie de interacciones entre el alumno
y las situaciones problemáticas que elabora el didacta, y entre
los que media el docente. Desde esta posición Brousseau
(1983) señala:
..o
comunicación de "saberes" socialmente constituidos para posi- O
<l)
94 bilitar su adquisición por parte' de los alumnos. Pero también
estudia las interacciones que se producen entre los tres prota-
gonistas del sistema didáctico en sus interacciones y vicisitu-
des, ligadas al contrato y la transposición didáctica (Cheva-
llard, 1985), entre otras particularidades. Por lo tanto, supone
la adopción de un recorte de objeto específico, altamente con-
textualizado, centrado en los problemas de la enseñanza.
Los problemas particulares de la didáctica, dada su especifici-
dad disciplinaria, no se tratan en este trabajo pero son mencio-
nados para enfatizar la especificidad de su estudio: se refieren
a los procesos de "transposición didáctica", es decir, a la trans-
formación del conocimiento constituido en "saber a enseñar";
a los procesos de contextualización y descontextualización di-
dáctica realizadas, para que el "saber a enseñar" sea posible de
aprender por el alumno; como también se ocupa de los proce-
sos de "institucionalización" del saber, entre otros temas.
No obstante, señalaremos algunos de los interrogantes
de la indagación desde el enfoque didáctico: ¿Cuáles son los
conocimientos previos de los alumnos sobre la noción a ense-
ñar? ¿La selección de los contenidos ha sido la más adecuada
para producir el encuentro entre "saberes previos" y "saberes a
enseñar"? ¿Las situaciones problemáticas diseñadas han sido
las más pertinentes para modificar los conocimientos previos
de los alumnos? ¿La "escenificación didáctica" de la secuencia
de enseñanza ha permitido interacciones sociocognitivas au-
ténticas, entre los tres protagonistas de la situación didáctica?
¿Cómo incide el contrato didáctico en estas interacciones?
~ ¿Cuál ha sido la modificación producida en las concepciones
:~ previas de los alumnos, como consecuencia de la enseñanza?
5 La intención en este apartado, como en el anterior, ha sido po-
~ ner de relieve que aunque la investigación está centrada en los
~
0:1
aspectos psicológicos del aprendizaje en sala de clase, está es-
~
~
trechamente ligada a condiciones didácticas. Sin embargo, sos-
tiene áreas de estudio específicas, con problemas e interrogan- 95
tes diferentes, aunque comparten un problema común: la po-
sibilidad de transformación de los conocimientos previos de
los alumnos sobre la noción de "gobierno", a través de la ense-
ñanza. Éste es el punto de encuentro que implica su interac-
ción interdisciplinaria y productiva.
Los datos recogidos durante la investigación son necesa-
rios para ambas disciplinas, pero sus análisis difieren. Sus dis-
tintas miradas son indispensables y se complementan para
contribuir a esclarecer el problema fundamental en juego: la
posibilidad del cambio conceptual en este dominio, y la obten-
ción de datos empíricos para iniciar la elaboración de una teo-
ría psicológica sobre el tema.
Resultados iniciales
Q
otras caracterizaciones todavía sujetas a nuevos ajustes. o
U
<JJ
V
•...
0:1
A
v
Q
96
En un apartado anterior, señalamos las complejidades
que tiene para los niños la comprensión de las relaciones so-
ciales institucionalizadas y reguladas por una normativa legal.
Indicamos que dichas complejidades podían deberse a las ca-
racterísticas específicas que adopta la interacción social cogní-
tiva con el sistema político, que es de carácter mediado, dada
la ausencia en los niños de una práctica política.
Sin embargo, los niños poseen esquemas interpretativos
previos acerca de las relaciones personales (muy consolidados
dada la larga historia que poseen con ellas) , teñidos de una in-
terpretación moral derivada de sus interacciones con normas
familiares o escolares. Estos esquemas constituyen sus puntos
de partida para interpretar las informaciones sobre lo político,
que provienen de diversos ámbitos: la vida cotidiana o escolar,
los medios de información masiva.
Por lo tanto, algunas de nuestras preguntas iniciales so-
bre los conocimientos previos de los alumnos de 6° grado han
sido: ¿se refieren a informaciones escolares? ¿a los aprendiza-
jes previos?, ¿expresan sólo la originalidad de su pensamiento,
derivada de la actividad constructiva? o ¿reflejan una simple
"apropiación" de los conocimientos disponibles en el contexto
social? ¿Son explícitos o implícitos? (Castorina, Lenzi y Aisen-
berg, 1997).
Como detallaremos más adelante, el análisis en profun-
didad de las entrevistas previas a la enseñanza permite afirmar
que estas instancias de interacción cognitiva con diversas fuen-
tes de información han constituido, para el sujeto, oportunida-
des para realizar una actividad de asimilación, más o menos
deformante, al intentar atribuirles significado desde sus esque-
mas previos. Actividad que ha dado lugar a concepciones con
ciertos rasgos de originalidad sobre la noción de "gobierno",
que no se reducen a una mera reproducción de informacio-
nes. También se advierte una asimilación constructiva de re-
presentaciones sociales que circulan en el medio social, que 97
ti
en
¡::
En general, los niños sostienen una concepción morali- oU
en
zada, benefactora y personalizada del gobierno, que coincide V
...,
o:J
..Cl
con los estudios muy exploratorios, previamente realizados so- v
~
98 bre el tema (Delval, 1986, 1989), o sobre la autoridad presi-
dencial (Castorina y Aisenberg, 1989). Sin embargo, en el pre-
sente estudio hemos podido detectar nuevas hipótesis recu-
rrentes acerca de la noción de "gobierno".
..o
hacerla. Distinguen que la realidad de ciertos funcionarios dis- iU
A
100 ta de lo esperado. Posiblemente, en esta diferenciación estén
jugando las asimilaciones que realizan de las representaciones
sociales que circulan en el contexto, ya que un grupo de niños
se refiere a la corrupción de los políticos:
La producción de leyes
.D
cibe la posible existencia de "reglas internacionales de Nacio- ll.J
Q
102 nes Unidas", como un organismo superior que lo pueda con-
trolar. Otros, en cambio, alegan que el límite le será otorgado
cuando en las próximas elecciones no lo vuelvan a elegir.
En todos los casos, salvo un alumno, no conciben más
que límites morales o racionales a la función presidencial. A
continuación presentamos unas pocas de estas ideas:
• S.: "El presidente tiene que dirigir, armar todas las co-
sas". Para esto "tiene a otros que lo ayudan (...) para
que le vaya bien".
• M.: "El presidente solo no puede dirigir todo el país. 103
tarea de los "especialistas": los que "saben" más sobre una de- :~
•...
u
;:1
terminada tarea. Veamos unos pocos ejemplos: b
</J
e
o
u
</J
• L.: Los tres poderes están "para dividir las partes del
gobierno de alguna manera (...) para que sea más or-
ganizado".
• L.: Los tres poderes "se ocupan de cuestiones diferen-
tes" y tienen que estar "para que esté organizado el
~ país".
:~
•..
u
E Las tres hipótesis mencionadas son coherentes con la
~ versión ordenadora, moralizada y personalizada del gobierno,
KJ
có
en la que los niños no han captado todavía la existencia de
~
el
conflictos políticos, generados por intereses contrapuestos.
La naturalización de la política y las relaciones personalizadas 105
•J: "No es que hay una ley que dice que el gobierno tie-
ne que hacer tal cosa, (...) tiene que hacer tal otra".
• A.: "No sé cómo hacen para que el gobierno no haga lo
que quiera"; "No sé quién les dice a ellos, porque si son
ellos los que ponen las leyes, no sé quién les dice la ley .
de que no pueden hacer lo que se les canta". "No sé si
habrá alguien más poderoso que ellos que les pueda de-
cir (...) que hay cosas que hagan y otras cosas que no".
107
B. Algunas analogías espontáneas
el
108 televisión: "...no sé, porque ... si firmás tenés un contrato como
el de la televisión, decís por cuatro años me quedo. O por dos,
o soy el presidente por cuatro años. Y no sé si se lo puede sa-
car".
Estas analogías evidencian una forma de otorgar signifi-
cación a la información escolar, desde sus conocimientos pre-
vios disponibles.
Reflexiones finales
~
..o.
je de los alumnos, así como su facilitación u obturación a par- Q,)
¡::¡
112 tir de la "escenificación" de la propuesta didáctica, sin perder
de vista el punto de vista del sujeto como interpretante de los
saberes escolares culturalmente establecidos.
La crítica realidad educativa, especialmente en Ciencias
Sociales, convoca a los investigadores a contribuir con un ma-
yor número de indagaciones psicológicas y didácticas que con
su evidencia empírica permitan darse cuenta de las perspecti-
vas más adecuadas para abordar la enseñanza. Actualmente en
este dominio se proponen numerosos contenidos para ser en-
señados, muchos de los cuales poseen un alto grado de com-
plejidad par la comprensión de los alumnos de acuerdo a sus
conocimientos previos. Por lo tanto, de no mediar el aporte de
nuevas investigaciones que posibiliten esclarecer los proble-
mas del cambio conceptual en Ciencias Sociales, año tras año,
seguiremos encontrando alumnos que responden de modo se-
mejante al último ítem de apartado anterior. Sus respuestas
nos enfrentan con la misma interrogación: de qué se trata el
proceso de enseñanza y aprendizaje ¿comprender o repetir?
¿Cuánto tiempo se ocupa en enseñar contenidos escolares que
no producen aprendizajes significativos?
Desde nuestra posición, sigue siendo legítimo defender
la tesis de que los alumnos accedan a comprender lo que se les
enseñe, enlugar de repetir lo enseñado sin atribuirle ningún
significado, sin apropiarse de esos contenidos, sin que se cum-
pla una de las funciones sociales de la escuela reiteradamente
afirmada en los discursos pedagógicos: formar futuros ciuda-
danos que participen críticamente en la sociedad en que viven.
~ Nuestra preocupación comienza en el niel de EGB pew-
:~ ro no finaliza allí. La situación se torna inquietante cuando se
5 advierte cotidianmente, en población adolescente y aun adul-
~ ta, una buena proporción de lo que hoy, con cierta audacia,
~el podría denominar "analfabetismo social político". Pero se
~
Q
constituye un problema aún más grave cuando se constata en
una indagación muy exploratoria e inicial sobre la nociónde 113
estado realizada en un profesorado elemental con futuros do-
centes, que sus conocimientos previos sobre el tema son esca-
sos o inexistentes. Aún más, la tercera parte de ellos producen
respuestas que guardan un alto grado de semejanza con las en-
contradas en nuestros niños, respecto de los tres poderes. El
desfío está planteado. Lo que queda es seguir investigando.
Nota
en
o;
...
:~
...
u
;:i
ti
en
p
oU
en
<li
...
o;
..o
<li
A
115
4.
Constructivismo y educación
ALICIA CAMILLONI
Q
* Al proceder de un debate (véase prefacio), los artículos pueden contener
comentarios referentes a lo expuesto en el Seminario,
116 La problemática de la didáctica moderna nace de la con-
ciencia de la ruptura de la concepción de que la lógica de la dis-
ciplina es igual a la lógica del aprendizaje. Desde allí deviene
una historia importante de diferentes fragmentaciones concep-
tuales que van asumiendo progresivamente su presencia en la
historia de la didáctica. Entre ellas, en primer lugar, la idea de
que la lógica de las ideas es diferente de la lógica de las cosas.
La lógica de las ideas tiene una dificil relación con la ló-
gica de las cosas, lo cual se resuelve a través de diferentes res-
puestas generales en la epistemología; entre ellas, el realismo,
el correspondentismo, el coherentismo y el relativismo. En el
caso del constructivismo, tal como lo ha planteado Castorina,
el problema de base es el de enfrentar y resolver la cuestión
del relativismo o de intentar salir, quizá, del relativismo y tra-
tar de justificar una posición objetivista, por fuerza hasta cier-
to punto limitada. Entiendo que ése es el problema que plan-
teó Castorina. Estas cuestiones epistemológicas tienen mucho
peso y tienen consecuencias muy importantes para la didácti-
ca. Cuando Mario Carretero daba el ejemplo del niño que tie-
ne que nacer, del niño que está allí y necesita ayuda para na-
cer, me preguntaba en relación con esa cuestión, que se ha ve-
nido formulando desde el Menón de Platón en adelante,
¿quién es el padre del niño? ¿quién le ayuda a nacer? Y; tam-
bién, si esto no va a tener consecuencias sobre el niño mismo.
Creo que éste es el tema del constructivismo y que no pode-
mos minimizarlo ya que es una pregunta de fundamento y re-
quiere, en consecuencia, una repuesta inicial para todo desa-
rrollo posterior.
Cuando hacemos referencia a la lógica de las ideas y des-
cubrimos que no es idéntica a la lógica de las cosas estamos
frente a uno de los problemas que se presentan como uno de
los núcleos de la cuestión didáctica. Pero si intentamos preci-
sar este planteo para aproximarnos a una respuesta, vemos
que, a su vez, al analizar la lógica de las ideas, se fragmenta en 117
en la psicología . :[g
u
.•...
;j
Pero en las últimas décadas del siglo XX es verdad, tam- b
;J)
¡::
bién, que la didáctica ha ido encontrando aportes en muchas ou
;J)
otras ciencias: la ciencia política, la economía, la sociología, la <l)
~
..Cl
lingiiística, la antropología, entre otras. Los ha hallado en to- <l)
O
118 das las ciencias sociales y en cada una de las disciplinas cientí-
ficas y no científicas que se convirtieron en contenido de la en-
señanza. Mientras, ha mantenido una privilegiada relación
con la psicología, en tanto estudia al sujeto en general y exa-
mina, en particular, el proceso de transformación, de creci-
miento y desarrollo de éste.
Por eso me parece que este tema nos coloca, cuando nos
ubicamos en el marco del constructivismo, ante una situación
en la que las referencias no pueden ser únicamente empíricas,
sino que nos remiten a posturas filosóficas y no sólo epistemo-
lógicas. En ellas se incluyen las que se refieren a la naturaleza
del hombre, a las que se añaden, como dice Bruner (1988), las
teorías sobre la cultura y la sociedad; y, podríamos agregar, las
teorías que, desde el punto de vista filosófico tratan de la ac-
ción social. La filosofia es, pues, sustento fundamental, como
lo son la psicología en general y la psicología de la cultura, la
psicología de la acción social, la psicología del aprendizaje y
sus proyecciones sobre la psicología y la sociología de la ense-
ñanza. Éstos son pilares fundamentales pero, ¿qué nos ocurre
cuando consideramos lo que ellos nos ofrecen desde un pun-
to de vista teórico? Nos encontramos con que, en la situación
actual-y no sé si esto es posible de superar-, hay gran nú-
mero y diversidad de teorías diferentes. Es allí donde, induda-
blemente, encontramos las divergencias. Porque si necesita-
mos apoyarnos en esos pilares fundamentales y nos encontra-
mos con una importante variedad de teorías, ¿cómo se opera
la selección de una de ellas?
ª El constructivismo es el producto de una combinación
:€ de teorías seleccionadas que constituyen, efectivamente, lo
.5 que podríamos llamar "programa de investigación" o "tradi-
~ ción de investigación", como diría Laudan. Pero son todas se-
!l
'"
lecciones, que no sé si se pueden resolver -como decía Casto-
{J
O
rina- sobre la base de un programa de investigación empíri-
119
ca, porque creo que no pueden ser contradichas efectivamen-
te por un programa de investigación de ese carácter. La inves-
tigación empírica no basta para resolver o dirimir la cuestión
del realismo o el relativismo, de la correspondencia o la cohe-
rencia. Creo que se nos vuelve a plantear, entonces, el proble-
ma de cómo salir del relativismo o cómo lograr alcanzar un re-
lativismo moderado o, finalmente, cómo aceptar, de todas ma-
neras, el relativismo y articulado con nuestra propia teoría.
¿Qué problemas encontramos, pues, en este marco en lo
que respecta a las teorías filosóficas? Necesitamos una teoría
de la mente, precisamos una teoría de la cultura y una teoría
de la acción social. Hay una serie de principios fundamentales
para la construcción de una didáctica que deberán derivar de
ellos. Mas si tenemos este problema ante nuestro fundamento
básico, que es la filosofia, nos encontramos ante una situación
muy semejante cuando analizamos el estado del arte en la teo-
ría psicológica. Frente a problemas que son decisivos para la
didáctica, la psicología hoy nos ofrece también una cantidad
importante de opciones teóricas. Opciones teóricas que es
probable que puedan ser corroboradas o falseadas con el apo-
yo de la investigación empírica pero que, me parece, todavía
están inmaduras para tomar decisiones que nos comprometan
definitivamente en un camino didáctico.
Entre los problemas en discusión e investigación encon-
tramos, por ejemplo, los relacionados con las teorías del desa-
rrollo y su relación con el aprendizaje, las teorías del aprendi-
zaje y su relación con las teorías del lenguaje, las teorías del sig- en
o;
nificado, las teorías de las representaciones, las teorías de la re- .•...
el
120 sentaciones simbólicas del mundo, y ese conjunto tiende a
configurarse como sistema, es indispensable estudiado en pro-
fundidad y llegar a producir respuestas articuladas sobre los
procesos de percepción, de atención, de memoria, de lengua-
je de pensamiento, de emoción, de voluntad. Pero, como sabe-
mos, no tenemos respuestas convergentes sino muchas res-
puestas diferentes e, incluso, divergentes. No creo que sea in-
diferente tomar una respuesta u otra; si bien es verdad que en
la historia de la educación se observa que con muchos méto-
dos diferentes los alumnos igualmente aprendieron. Pero, co-
mo antes apuntaba, no todos los niños que nacieron fueron
iguales. Y entonces, u optamos por el innatismo o pensamos
que, efectivamente, si adoptamos estrategias nuevas de ense-
ñanza, los resultados van a ser distintos.
Nos encontramos en este momento con la necesidad de
acudir a la psicología en la búsqueda de respuestas teóricas y
que la variedad, el abanico de respuestas que no brinda, es
muy amplio. Hay muchos temas que están en investigación y
que, lo debemos reconocer, lo están desde hace mucho tiem-
po. Encontramos referencias a estudios sobre la memoria, con
un enfoque muy actual, desde 1932, por ejemplo, de Frederick
Badett en adelante; encontramos muchísimos trabajos cuyo
año de publicación es de la década del setenta, encontramos
cuestiones que no están decididas, temas sobre los cuales la po-
lémica y la controversia siguen presentes y que hace décadas
que se vienen trabajando.
John Nisbet (1994) decía que un programa con una fun-
damentación en la teoría psicológica fuerte se hace también
un programa fuerte, pero si la teoría psicológica que lo susten-
ta es débil, el programa también será débil. Podemos pensar si
este programa de investigación, en el que tendríamos que in-
cluir al constructivismo, relacionado con todas estas cuestiones
que mencioné antes, es un programa que hoy ofrece teorías
fuertes. Creo que en este terreno la didáctica es diferente de 121
..o
deben ser necesariamente reemplazados por aprendizajes iI)
~
122 construidos, por aprendizajes dificiles que generalmente ca-
racterizaron a los alumnos talentosos orientados por maestros
talentosos.
Estamos proponiendQ para nuestros sistemas educativos
un desafio que, si no está bien resuelto desde el punto de vis-
ta didáctico-y para eso necesita una fundamentación teórica
absolutamente seria, rigurosa, creativa y atenta- y no lo logra-
mos, estaremos condenando a una gran cantidad de alumnos
al fracaso. Nosotros somos los que tenemos que lograr una
buena respuesta didáctica, pero nos encontramos ante una si-
tuación que se caracteriza por configurar sobre la base de una
enorme divergencia teórica, de una riesgosa divergencia teóri-
ca y con una fundamentación incompleta y desarticulada, no
suficientemente profunda ni comprobada -creo-, con con-
flictos conceptuales importantes y con falta de fundamenta-
ción empírica suficiente.
123
5.
Tensiones y paradojas en el uso de la
Psicología Sociohistórica en educación
RICARDO BAQUERO
¡::
tructivistas. Es decir, nuestro trabajo se colocará de modo deli- o
U
berado en el lugar de interfase de los discursos psicológico y
<lO
V
•..
0:1
..o
pedagógico, con sus finalidades y sentidos comunes y diferen- v
¡::¡
124 ciados y procurará analizar los efectos recíprocos que plantean
ciertas tesis sobre los procesos de enseñanza y desarrollo y al-
gunas prescripciones pedagógicas que parecieran fundamen-
tarse en ellas o, por el contrario, parecieran contradecirlas.
¡::¡
128 acuerdo al artículo que gozó de más difusión (d. Vigotsky,
1988c), la ZDP parece un constructo elaborado a propósito de
poner reparos a la modalidad de exploración del desarrollo,
inteligente con los procedimientos de la psicometría clásica,
bajo la observación fundamental de que el contexto de explo-
ración clínico habitual no ponderaba los efectos de la interac-
ción en la situación de desempeño y, crucialmente, descono-
cía la capacidad del sujeto para mejorarlo apelando a auxilios
encontrados en el funcionamiento intersubjetivo.
En segundo término, de inmediato Vigotsky recuerda
que esto expresa una regularidad de los procesos de desarro-
llo, por lo que la limitación de la exploración psicométrica se
verá también en la inadecuada predicción que hará del curso
posible y próximo del desarrollo subjetivo, toda vez que igno-
ra los efectos del funcionamiento intersubjetivo en su impulso
y dirección.
Como lo tratará en Pensamiento y lenguaje (Vigotsky,
1934) la categoría pasa a ocupar el cruciallugar de una ley del
desarrollo ontogenético, particularmente el de los procesos de
tipo superior, confundiéndose en su explicación con los proce-
sos de interiorización. A decir verdad, Vigotsky parece estar
pensando en la naturaleza de los procesos e interacciones que
parecen susceptibles de suscitar la interiorización de los pro-
ductos culturales. Como es sabido, en dicho tratamiento ocu-
parán un lugar privilegiado las prácticas escolares, pero la ca-
tegoría no remite en forma exclusiva a ellas. Eljuego será otro
promotor o generador de ZDP y Vigotsky también soslaya que
ª los procesos de trabajo pueden poseer un efecto similar. El ca-
:~ so del juego cobrará especial relevancia porque será terreno
E de interpretaciones diversas a la hora de analizar sus conse-
~ cuencias pedagógicas.
129
Andamiaje e interacción semiótica
'i;;
,.o
a una participación clara en la definición conjunta de los ob- C,)
o
136 jetivos que regulan la actividad. El lector encontrará claros
ejemplos en los extremos de nuestro sistema educativo formal.
Es altamente probable que los niños que inician su escolaridad
desconozcan y les resulten inaccesibles las razones de la esco-
larización y los objetivos que regulan las actividades diarias; en
el otro extremo, la actividad de un tesista universitario parece
implicar una incidencia más o menos protagónica en la ges-
tión de su propia formación y un grado de conciencia bastan-
te elevado de la lógica que regula cada instancia de su trabajo
"andamiada".
Es claro que el acceso a la definición conjunta de una si-
tuación es un problema enormemente complejo. En primer
lugar, porque los determinantes del dispositivo escolar mismo
limitan usualmente los grados de libertad de docentes y alum-
nos. En segundo término, la definición conjunta de una situa-
ción implica un elevado grado de actividad intersubjetiva. Es
decir, implica la creación conjunta de sentidos atribuibles a las
actividades. Estudios de enorme interés como los de Newman
Y otros (1989) muestran cómo la condición de poseer repre-
sentaciones conjuntas de una situación, y fundamentalmente
de los objetivos que la regulan, resulta muchas veces una fic-
ción estratégica; es decir, un supuesto del que parte el docen-
te como si resultara un punto de partida que le permite cier-
tos acuerdos referenciales, pero que la investigación descubre
inexistentes -aunque curiosamente eficaces en su como si-
aun, en ciertos casos, en las instancias finales del proceso de
aprendizaje. Es decir, en muchos casos no podrá decirse a cien-
~ cia cierta que los sujetos han participado de la misma tarea, da-
:~ das sus representaciones diversas sobre ella. y, del mismo mo-
g do, será bastante azaroso su acceso a la construcción de tareas
~ completas, es decir, aquellas que puedan ser atrapadas según
!J
C'l
la lógica que las anima, sus vinculaciones con otras tareas, los
~
¡::¡
objetivos perseguidos, etc. (Newman y otros, op. cit.).
Recordemos, por último, que en el nivel del dispositivo 137
escolar la definición de posiciones heterónomas no parece ser
un rasgo accidental sino esencial a la lógica y finalidad estraté-
gica del propio dispositivo. Como hemos señalado en otra par-
te (Baquero y Narodowski, 1994 y Narodowski, 1994), las prác-
ticas de escolarización han sido centrales en la producción de
la infancia moderna, caracterizada justamente por su grado de
dependencia de la cultura adulta, su necesidad de tutela y pro-
tección, de acceso gradual a saberes y prácticas adultas, etc. En
tal sentido los márgenes de acción que las innovaciones re-
quieren, como hemos visto, parecen obligados a enfrentar, tar-
de o temprano, el estatus cultural de la propia infancia y a re-
visar los componentes normativos de nuestros modelos del de-
sarrollo. En este punto los problemas enfrentados por la cate-
goría de andamiaje son similares a los que enfrenta la noción
de Zona de Desarrollo Próximo; ya no se trata de reparos a la
posible interpretación de las prácticas pedagógicas como si se
trataran en su esencia de la comunicación de habilidades sino
que se desliza al inevitable tópico, dentro del paradigma con-
textualista que se inaugura, de la dirección de los procesos de
construcción cognitiva en los contextos de enseñanza.
decir, resulta claro que las prácticas educativas producen cier- ti'"
¡:::
to tipo de desarrollo, orientan el curso del desarrollo subjeti- o
u
'"
vo hacia metas que han sido definidas por la cultura. Tales pro- v
•..
'"
.D
cesos de desarrollo culturalmente producidos requieren de v
el
138
procesos de tipo elemental, naturalmente desarrollados, pero,
sin embargo, el acceso a los procesos superiores específica-
mente humanos no podrá concebirse como su expresión avan-
zada. Es decir, los procesos de tipo superior no resultan la "ver-
sión" superada de los elementales sino que poseen un curso
evolutivo relativamente independiente. Los elementales se
motorizan por procesos regulados naturalmente mientras que
los de tipo superior requieren de emplazamientos culturales
concretos para su despliegue.
Toda práctica educativa (tormal o no formal) requiere
de un conocimiento y desarrollo previos de los procesos de ti-
po natural en el sujeto, pero por efecto de sus prácticas produ-
cirá cursos específicos del desarrollo que consistirán en un cre-
ciente dominio voluntario y consciente de la actividad psicoló-
gica. Tal control se produce por el uso de instrumentos semió-
ticos apropiados en actividades culturales (hemos recordado
en otros sitios cómo esto resulta de la aplicación de la metáfo-
ra del trabajo a los procesos educativos). Del mismo modo que
el trabajo humano se vale de un conocimiento de las leyes na-
turales a efectos de dominadas y arribar a metas culturalmen-
te establecidas y no reducibles a la evolución natural, haciéndo-
se uso de herramientas técnicas y del establecimiento de rela-
ciones sociales del trabajo, en forma análoga concibe Vigotsky
que las prácticas educativas son una suerte de trabajo específi-
co que permite producir subjetividad humana sobre la base de
dominar las leyes del desarrollo infantil (Baquero, 1997).
Para desplegar este dominio sobre el desarrollo infantil
la cultura se vale de herramientas específicas -principalmen-
te, psicológicas o semióticas- y de implicar a los sujetos en ac-
tividades culturales. Puede que se trate, en un inicio, de inter-
pelar a los sujetos implicándolos precozmente en situaciones
de habla o de promover su bipedestación auxiliándolos en la
marcha. Sin embargo, al efecto del tema en cuestión, debemos
reconocer que las prácticas de escolarización resultan activida- 139
des culturales específicas que permiten implicar a los sujetos
en el uso de un sofisticado arsenal de instrumentos semióticos
y en modalidades particulares de su uso, como es el caso del
uso de los lenguajes matemáticos o la escritura.
El acceso a los procesos psicológicos superiores de tipo
avanzado, utilizando la jerga vigotskiana, es producto de la
participación en actividades sociales específicas como la esco-
larización. En tal sentido, la escolarización debe concebirse co-
mo una instancia que:
;::j
adaptación del niño al apropiarse de herramientas culturales 1:1
'"
¡::
complejas, debe ponderarse también por su efecto recíproco o
u
'"
de sujeción del desarrollo infantil. Al apropiarse el sujeto de ~
~
los procesos y herramientas culturales en cierta forma es apro- ~
.[::¡
¡::¡
140 piado por ellos. Es decir, en el mismo proceso, recíproca y asi-
métricamente, la cultura se apropia del sujeto.
Es en este panorama que debe verse la particular enun-
ciación de la categoría de ZDP en la obra vigotskiana asociada
a la naturaleza de las prácticas escolares. Éstas resultan un in-
tento explicativo de los mecanismos de construcción de cono-
cimiento en el seno de un funcionamiento intersubjetivo que
permitirá el desarrollo de formas crecientemente descontex-
tualizadas del uso de instrumentos semióticos. Surge así, enun-
ciada como una ley genética del desarrollo ocupada central-
mente de los procesos culturalmente inducidos.
cas de Vigotsky. :~
.•..
u
;:$
Es decir, es bueno recordar el hecho de que un conoci- ti
en
¡::
miento parcial de la obra puede inducir a análisis algo sesga- oU
en
dos de sus hipótesis; esto también habla de una variedad de <l.)
.•..
<Il
,..o
matices y problemas trabajados por el propio Vigotsky. En la <l.)
¡:¡
144 obra se encuentran tanto preocupaciones sobre los efectos de
"transmisión" o comunicación de herramientas y logros cultu-
rales a través de dispositivos de interacción como el escolar, co-
mo consideraciones a propósito de los procesos espontáneos
de desarrollo no reductibles a ninguna forma de apropiación
contextual. Por otra parte, los procesos de creación subjetiva
expresan la compleja tensión entre la necesaria apropiación
de herramientas culturales para la producción subjetiva y
aquellos procesos idiosincráticos profundos, regulados por re-
gímenes de sentido personal, o incluso inatrapables por ellen-
guaje interior.
A manera de conclusión
6.
La investigación didáctica
en un debate contemporáneo1
EDITH LITWIN
~
..el
<U
~
148 Temas y problemas en la investigación didáctica
~
..o
la educación" (Au,1993,pág. 316 de la traducción española). Q,)
~
150 En la mayoría de los estudios actuales, además, las expe-
riencias que se llevan a cabo se sitúan en contextos instruccio-
nales, esto es, en aulas, y en donde el experimentador es el
maestro o lo acompaña en la prueba. El valor de realizar las ex-
periencias en los contextos instruccionales se realza en nume-
rosas investigaciones. Es así como Edwards y Mercer (1987)2,
citando un trabajo de Margaret Donaldson muestran cómo,
frente al ya clásico experimento con bolitas de plastilina o pa-
litos en donde se cambia la forma pero no la cantidad y en la
que se da cuenta del nivel operatorio de un niño o una niña,
las respuestas de los niños en los contextos instruccionales va-
rían frente al experimento; no por nivel operatorio, sino por-
que los niños saben que si la maestra repite la misma pregun-
ta, esto significa que la respuesta que dieron es incorrecta y,
por lo tanto, deben modificada. Echan así por tierra numero-
sas conclusiones acerca de la medición del nivel preoperatorio
u operatorio de los niños. Las investigaciones de estos especia-
listas no sólo son aportes significativos por el reconocimiento
de los supuestos e implícitos de las reglas básicas educaciona-
les, sino que dan cuenta de la necesidad de situar en el aula y
en los contextos de enseñanza todo estudio respecto de la
comprensión.
Otra línea importante de investigaciones en los contex-
tos instruccionales, por sus claras implicaciones para la cons-
trucción de la didáctica científica, refiere a experiencias e in-
novaciones en las aulas que, en muchas oportunidades, se ins-
criben en metodologías de investigación-acción. Desde esta úl-
tima perspectiva encontramos los estudios de Lawrence Sten-
house, luego continuados por su discípulo John Elliott. Enten-
demos que la difusión de los resultados de estas experiencias
ha sido soslayada, en muchos momentos, por el estudio de las
consideraciones que los aportes metodológicos de la investiga-
ción-acción nos generan como propuesta de construcción teó-
rica y en la que se enmarcan tanto los trabajos de Stenhouse 151
como los de Elliott.
Desde derivaciones o implicaciones de una línea nueva
de desarrollo también encontramos importantes experiencias,
por ejemplo, las propuestas innovadoras de la escuela pública
Key de Indianápolis, en Estados Unidos3, Uno de sus princi-
pios rectores refiere al estímulo diario de las diferentes inteli-
gencias, además de los programas regulares de estudio. Para
Howard Gardner, la teoría se transforma en herramienta que
posibilita el desarrollo de una propuesta de trabajo.
La escuela Key genera tres líneas de trabajo diferentes.
La primera consiste en llevar a cabo una experiencia de ense-
ñanza y de aprendizaje no convencional al intervenir en una
actividad del tipo taller en donde estudiantes de distintas eda-
des participan de la misma actividad para el aprendizaje de un
oficio. El objetivo es adquirir conocimientos en una actividad
del mundo real. Los docentes, arquitectos, jardineros o ban-
queros son expertos en esa actividad. La segunda propuesta
consiste en generar fuertes vínculos con la comunidad a través
de la programación y desarrollo de experiencias. Una vez por
semana un miembro de la comunidad, en calidad de especia-
lista externo, visita la escuela y explica su oficio y sus proble-
mas laborales. La tercera propuesta consiste en el diseño de
tres proyectos a lo largo del año para que realicen los estudian-
tes. Esta última propuesta implica que, en relación con temas
amplios, tales como el Renacimiento o la herencia mexicana,
cada uno de los estudiantes pueda exponer, al finalizar el año, C/>
0:1
tres proyectos diferentes que a su vez son grabados en video. "'"
;:\
ta de su desarrollo a lo largo de los años en la escuela y que ge- b
e
C/>
<1.1
"'"
0:1
,.Cl
<1.1
O
152 Un enfoque diferente refiere a tres experiencias simila-
res: la llevada a cabo en la escuela Cluster, en Cambridge, Mas-
sachusetts4; la Escuela Secundaria Alternativa de Scardale, en
Scardale, New York y la Escuela Dentro de la Escuela de Broo-
kline, Massachusetts. Al igual que las escuelas Key, en estas ins-
tituciones se aplica una teoría; en este caso, las etapas del de-
sarrollo moral al campo de la educación moral con el objeto
de desarrollar una práctica en la escuela que tenga fundamen-
to en sus consideraciones teóricas. Tal como en el caso ante-
rior, no todas las actividades escolares se inscriben en las deri-
vaciones de la teoría que suscriben, pero la fuerza del enfoque
tiñe el conjunto de las actividades. Nos referimos, en este caso,
a los aportes de Lawrence Kohlberg, quien extiende la obra de
Jean Piaget sobre el juicio moral de los niños, crea la teoría del
desarrollo moral, elabora otra directamente vinculada con la
anterior relacionada con la educación moral y lleva a cabo una
experiencia derivada de la teoría en escuelas secundarias expe-
rimentales. En su trabajo de investigación desarrolló seis mo-
delos diferentes de juicio moral, analizando las respuestas de
los niños frente a dilemas morales hipotéticos y propuso nive-
les de juicio moral que le permitieron elaborar una teoría cog-
nitivo-evolutiva de la moralización. En una etapa posterior a su
trabajo de investigación, le interesó particularmente la aplica-
ción de la teoría en el ámbito educativo. La propuesta la pode-
mos reconocer, entonces, en las tres escuelas citadas, que tie-
nen en común su tamaño reducido -asisten menos de cien es-
tudiantes- se organizan como democracias participativas di-
rectas -tanto los profesores como los alumnos cuentan con
un voto cada uno-, consultan con profesores y graduados y la
preocupación compartida por todo el personal por promover
el desarrollo moral. A diferencia de Howard Gardner, quien
asesora la escuela Key, Lawrence Kohlberg fundó la escuela
Cluster y fue su principal asesor, desarrollando personalmente
la tarea junto con su equipo de investigación también en la Es- 153
cuela Secundaria Alternativa de Scardale. Por último, R. L.
Mosher trabajó en la Escuela Dentro de la Escuela con algunas
variantes en los modelos de intervención. Se pretendió en los
tres casos que la escuela fuera una comunidad justa, enten-
diendo que en sí misma puede constituir sociedades democrá-
ticas, en la que se actúa comprendiendo la democracia y gene-
rando una ética comunitaria.
Una propuesta diferente para dar cuenta de la construc-
ción del campo de la didáctica es la que se recoge de las expe-
riencias pedagógicas que traspasan los límites del tiempo de
sus actuaciones y que fueron creadas, impulsadas y desarrolla-
das por maestros. Se trata de auténticos creadores prácticos,
maestros que reflexionan en torno a su trabajo y que elaboran
un corpus teórico que se entraña en la didáctica de un país,
una región o una comunidad. Si bien ellas no constituyen in-
vestigaciones, hoy se investiga en torno a ellas, ya que nos per-
miten reconstrucciones teóricas y prácticas interesantes a la
luz de las experiencias que generan. Se trata del modelo inver-
so al que estuvimos describiendo. No son investigaciones que
permiten reconocer temas y preocupaciones nuevas o aplica-
ciones de resultados de investigaciones, pero se trata de autén-
ticas y valiosas experiencias que los teóricos del campo de la di-
dáctica toman para generar reflexiones y, en más de una opor-
tunidad, como inicio de investigaciones.
En la Argentina, en la provincia de Santa Fe, fueron au-
ténticas revoluciones pedagógicas las acciones desarrolladas en
'"
por OIga Cosettini y su hermana Leticia en una escuela prima- ..,
"~
0:1
~
156 Un caso de investigación didáctica: Las configuraciones
didácticas en el aula universitaria
del pensar.
Desde la segunda dimensión de análisis, la de la comuni-
cación didáctica en una clase reflexiva, nos interesa reconocer,
por ejemplo, los tipos de explicaciones y las preguntas que for-
mula el docente. Al estudiar los diferentes tipos de explicación
y reconocer las explicaciones basadas en los campos disciplina-
rios que se plantean alrededor de convenciones propias de la
disciplina y que nos remiten a las preguntas importantes en
ese marco -qué es un presupuesto, hipótesis o progreso y di-
ferenciarlas de las autoexplicaciones por su carácter fragmen-
tario o parcial-, podríamos construir un campo de interme-
diación en el que se reconocen explicaciones para la enseñan-
za que, siendo redundantes y a la vez reflejo de las concepcio-
nes docentes, sirven para clarificar conceptos, procedimien-
tos, ideas o tipos de problemas que favorecen la comprensión.
Las explicaciones construidas para la enseñanza, pero que no
guardan ninguna relación con nuestros modos de compren-
sión, tampoco favorecen la comprensión científica.
Respecto de las preguntas que se le formulan al alumno,
. nos interesa reconocer que, si bien constituyen una parte im-
portante del discurso de la clase y persistente en su transcurrir,
la mayoría de las veces implican en su formulación una res-
puesta unívoca, una declaración, una advertencia y muy rara-
mente una inducción. La burocratización de la pregunta im-
plica que no se asuma ningún riesgo al formularla ni se dé
cuenta del asombro frente a un hecho o circunstancia. En una
'"
'"
didáctica de nuevo tipo, recuperaríamos el análisis de las ca- •..
'"
:e
racterísticas de la pregunta socrática que tenía como propósi- •..
u
::s
to enseñar a pensar, o la freiriana que favorece los procesos de ti'"
"o
emancipación del hombre. Compartir y negociar significados u
'"
con el objeto de que los alumnos construyan conocimientos <l)
•..
'"
..o
tiene, en el marco de la comunicación didáctica, un carácter <l)
~
158 complementario y asimétrico. En este marco, la pregunta del
docente tiene valor en tanto abre un nuevo interrogante, refie-
re a la epistemología de la disciplina, genera contradicciones
tratando de recuperar las concepciones erróneas de un con-
cepto tratando de desconstruirlas.
Desde la tercera dimensión de análisis, la moral en la co-
municación didáctica de la clase reflexiva, reconocemos todas
las situaciones de poder que se configuran en una clase y que
generan falsas relaciones en torno al conocimiento.
Pensar críticamente requiere tolerancia para entender
posiciones disímil es (y creatividad para encontrarlas) y desarro-
llo de la capacidad de dialogar, cuestionar y autocuestionarse.
La perspectiva moral no se inscribe en un planteo individual ni
implica el reconocimiento de lo que es bueno para el hombre
en un tiempo indiferenciado o desde la perspectiva del conoci-
miento como si fuera el desarrollo de prácticas sin historia ni
futuro. Tampoco se trata de un nuevo contenido para la ense-
ñanza o de un "corte de transversales". Da cuenta de una ma-
nera de vincularse con los alumnos en la clase entendiendo
que pensar en la enseñanza es pensar en la comprensión de los
alumnos y donde la práctica moral, en tanto ética de la misma
práctica, se construye en una relación que expresa como cual-
quier otra los vínculos solidarios, respetuosos de las diferencias
y de los contextos en que las prácticas se inscriben.
En estas tres dimensiones -para nosotros, tres aproxi-
maciones teóricas en las que se pueden inscribir dimensiones
de una nueva agenda de la didáctica- hemos construido con-
~ figuraciones didácticas como marco explicativo e interpretati-
:~ vo de prácticas de la enseñanza. La idea de configuración nos
g remite a un conjunto inacabado, abierto y en construcción,
~ nos remite, en nuestro trabajo, a variaciones en el arte de na-
§~ rrar. Entendemos por configuración didáctica la manera parti-
{l
O
cular que despliega el docente para favorecer los procesos de
construcción del conocimiento. Esto implica una construc- 159
'(;j
..o
Q,)
O
162
En nuestra investigación en el aula universitaria, a mane-
ra de ejemplo, podemos citar entre las configuraciones de la
nueva agenda, la secuencia de progresión no lineal con estruc-
tura de oposición y la secuencia progresiva no lineal por pares
antinómicos. En ambos casos, la progresión temática es el eje es-
tructurante de la clase definida como desarrollo gradual y con-
tinuo pero, a diferencia de una progresión lineal, no se estable-
ce en una sola dirección. Es necesario aclarar que la progresión
puede ser considerada como un modelo parcial para explicar la
estructura comunicativa, pero a ella le incorporamos las diferen-
tes dimensiones que se entrecruzan para el análisis.
La secuencia con estructura de oposición implica el tra-
tamiento de un tema que transparenta el modo de pensamien-
to del docente en relación con un tema en controversia y en el
que toma partido. En una clase de Metodología de Investiga-
ción en las Ciencias Sociales, por ejemplo, observamos a lo lar-
go de la clase reiterados comentarios, analogías y metáforas
que parecen rodear reiterativamente el tema para dar cuenta
de la crítica que el docente plantea en relación con el positi-
vismo y su metodología aplicada a la investigación en las cien-
cias sociales. El docente reconoce que toma partido o posición
y despliega una información que difícilmente soportará un sis-
tema clasificatorio o descriptivo.
La clase de oposición da cuenta del pensamiento del do-
cente en relación con teorías, modelos o marcos interpretati-
vos, permite la transparencia del desarrollo conceptual y hace
explícitos valores y creencias. De esta manera ayuda a los estu-
diantes a generar una conciencia crítica. Sin embargo, preten-
der generar estructuras de oposición para todos los marcos
conceptuales transformaría al conocimiento en una suerte de
ejercicios antinómicos o contradicciones que desnaturalizaría
el sistema de creencias y valores de los docentes. La oposición
no es dogmática sino problematizadora, es crítica y analítica,
transparenta posiciones fuertes frente a determinados campos 163
.~
facilitaron la progresión temática, Se reiteraron los mismos te- '.o
u
::l
mas, pero a la luz de los nuevos pares. De este modo se estimu- •...
.•..
en
.::
ló una comprensión más compleja. ou
en
Al distinguir las configuraciones que denominamos de Q.)
.•..
CIl
..o
borde, reconocemos que, a diferencia de las anteriores, éstas v
A
164
no pueden ser identificadas por el eje estructurante de los pro-
blemas teórico-epistemológicos del tratamiento del contenido
en el marco de las cuestiones referidas a la clase reflexiva tal
como venimos describiendo, sino que se atienen a una forma
particular de tratamiento en relación con las ideas y concep-
ciones del docente centrados en los problemas de compren-
sión de los alumnos. Un ejemplo de estas configuraciones es la
secuencia progresiva lineal en una clase de Historia, en la que
el discurso del docente se estructura a partir de consideracio-
nes causales. Las oraciones se organizan de modo tal que en
cada una se reconocen un sujeto y un objeto directo en las que
este último se transforma en el sujeto de la oración siguiente.
Se asemeja a una clase problema-solución. Entendemos que
un cierre abismal al finalizar la clase, por ejemplo, podría po-
ner en cuestión todo el tipo de tratamiento y generaría una
ruptura con el abordaje y la concepción que entraña.
Si bien éstas han sido un ejemplo de algunas de las con-
figuraciones didácticas que hemos validado con los docentes a
lo largo de nuestra investigación, un estudio más analítico nos
permitiría describir otras configuraciones. Nuestro propósito
es, precisamente, dar cuenta a través de ellas que es posible re-
conocer muchas otras, aun cuando, en general, en las clases
aparecen estas dimensiones como recurrencias durante su
transcurso y no como persistencias. Son las persistencias, como
ya dijimos, las que permiten su identificación. Las configura-
ciones descritas (en total identificamos once) integran la agen-
da, sin agotada.
El planteo de estas cuestiones nos remite al análisis del
valor del reconocimiento de las configuraciones para el cam-
po de la didáctica. Nos preguntamos por la posibilidad de
constituir un andamio para el docente novel o novato y, por
otra parte, por los peligros que entraña una posible aplicación
rígida y esquemática de estas dimensiones como una estructu-
ra vacía a la hora de planear, reconstruir o evaluar una clase. 165
En ese caso, se transformarían en una nueva racionalidad téc-
nica en la que las dimensiones de análisis se expresarían como
estrategias de enseñanza sin referencia al contenido.
Nuestra intención, en cambio, es la de encontrar nuevas
perspectivas de análisis que podrían favorecer las comprensio-
nes de las prácticas, ayudando a reconstruidas con el objeto de
generar una práctica de mejoramiento en relación con la pro-
fesión docente. Entendemos que en el marco de las perspecti-
vas construidas reconocimos variaciones en el arte de narrar,
en tanto las clases excepcionales, clases de maestras y maes-
tros, dieron cuenta en estas variaciones narrativas de propues-
tas significativas de desarrollo temático.
,.o
que las y los alumnos deben poseer para ser partícipes de una Il,)
c:l
166 cultura. De estas historias o grupos de historias, en el caso ar-
gentino, citaríamos indudablemente a San Martín, El Plumeri-
110,el cruce de los Andes, a Belgrano y la bandera, al fuego de
Moreno, a Sarmiento y doña Paula, y son las que acercan a los
alumnos de Ushuaia y Humahuaca. Los problemas matemáti-
cos de aplicación de la regla de tres compuesta siempre tuvie-
ron que ver con obreros de la construcción y, las ciencias natu-
rales, con un vaso, un secante y un poroto que proveían la ex-
periencia de la germinación. Conocer estas historias escolares
da cuenta de ser argentinos. Se aprenden en tanto se cuentan,
esto es, se entretejen como relatos pero, nos señala Jackson,
sin desautorizar la función epistemológica de las historias, pa-
radójicamente, necesitamos escuchadas en su totalidad para
poder recordadas y sólo necesitamos saber el esqueleto del ar-
gumento y las acciones de los personajes de cada una de ellas
para formar parte de una comunidad.
Por otra parte, contar historias tiene también otro pro-
pósito: cambiar puntos de vista, generar nuevas perspectivas,
transformarnos y ser transfigurados por las historias que nos
cuentan y contamos. A esta función, Jackson la denomina
"transformativa". Nos generan una suerte de incertidumbre
respecto de cuáles son las historias que valen la pena ser con-
tadas y, otra vez, paradójicamente las necesitamos contar siem-
pre porque su impronta se suele perder.
En nuestro trabajo de investigación, más de una vez fren-
te a una práctica de enseñanza, en la búsqueda por reconocer
nuevas categorías de análisis didáctico valoramos las intencio-
nes que determinaron que las o los docentes desarrollaran su
clase de una u otra manera. Otras veces, a esas intenciones se
agregaron razones sustantivas que fundamentaban sus pro-
puestas de trabajo pero, ni intenciones ni razones siempre dan
cuenta de la buena enseñanza. En nuestras búsquedas, hoy re-
conocemos que una buena enseñanza, favorecedora de la
comprensión, que a su vez deleite y genere el deleite por el co- 167
nacimiento, cuenta sustantivamente con un relato que da ga-
nas de que se siga contando. Y como de clases se trata, estos re-
latos nos proponen el desafio de entenderlo s desde las catego-
rías didácticas, más allá de las intenciones y de las razones del
que ensena.
Notas
A
169
Referencias bibliográficas
,~
'¡:I
Au, K (1993). "Una maestra cambia su punto de vista sobre la u
::l
enseñanza interactiva de la comprensión". En L. Moll tl'"
Q
(comp.), Vigotsky y la Educación. Buenos Aires: Aique. ou
'"
Versión original en L. Moll (Ed.) (1990), Vygotsky and E
~
..o
education. Cambridge: Cambridge University Press. v
el
170 Ausubel, D.; Novak,J. y Hanesian, H. (1976). Educational Psy-
chology:a Cognitive View. New York: Holt, Rinehart y Wins-
ton. Traducción al español, Psicología educativa. Un punto
de vista cognoscitivo. México: Trillas, 1983.
;;¡
les d'óbservation du déroulement de situations". Educa- .D
<U
~
tion etRecherche, Vol 12, (3),261-286.
172 Bruner, J. (1986). Actual Minds, Possible Worlds. Cambridge:
Harvard University Press. Traducción al español, Reali-
dad mental y mundos posibles. Barcelona: Gedisa, 1988.
:~
.•..
u
;::1
•..
:E
•..
Gvirtz, S. (1997). Del curriculum prescripto al curriculum enseñado . u
;:l
Una mirada a los cuadernos de clase. Buenos Aires: Aique. b
</)
¡::
ou
</)
~
V)
~
.o
<i.)
el
182 Le Moigne,]. L. (1995). Les epistérrwlogies construdivistes. París: PUF.
Philips, D. C. (1995). 'The good, the bad and the ugly: the many
faces of constructivism". Educational Researcher, 24, 5-12.
l'
Piaget, J. (1932). Le jugement moral chez enfant. París: Alcan.
en
Q)
•..
c<l
,.Cl
Traducción al español, El criterio moral en el niño. Barcelo- ~
Q)
'"
c<I
Vosniadou, S. y Brewer, W. F. (1992). "Mental models of the ...,