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La Constitución es fruto del ejercicio del Poder Constituyente, que ha sido definida
como
“La competencia, capacidad o energía para constituir o dar constitución al estado,
es decir, para organizarlo, para establecer su estructura jurídico-política.”
Clasificación
Puede ser fundacional, cuando dicta la primera constitución del Estado al crearse
este y siempre que actúe sin topes normativos, o posfundacionales, sí opera después
de haberse creado el estado, pero libre de reglas jurídicas preexistentes.
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la eficacia, en quienes, dentro del mismo pueblo, están en condiciones, en un
momento dado, de determinar con suficiente consenso social la estructura
fundacional del estado y de adoptar la decisión fundamental en conjunto.
Este poder Constituyente originario fue ejercido por el pueblo social e
históricamente, las condiciones determinadas por las circunstancias temporal en qué
se han ejercido, llevaron a que las provincias históricamente preexistentes enviaran
sus representantes al Congreso de Santa Fe, en cumplimiento de pactos también
preexistentes (el último de los cuales fue el de San Nicolás de 1852).
La fórmula del preámbulo remite a esta interpretación, dando por cierto que el titular
del poder Constituyente que sancionó la Constitución de 1853 es el Pueblo. Pero el
Pueblo por “voluntad y elección de las provincias” con lo que a través de las unidades
políticas provinciales se expresa en acto y eficazmente la decisión comunitaria de
organizar el Estado.
El fundamento de que la titularidad del poder constituyente corresponde al
pueblo, constituye la base de la legitimidad democrática y del Estado de
derecho. El poder constituyente originario tiene como titular al pueblo o la
comunidad, porque es la colectividad toda la que debe proveer a su organización
política y jurídica en el momento de crearse el estado. La noción responde a la
búsqueda de la legitimidad en el uso del poder constituyente originario.
El preámbulo de nuestra constitución de 1853-1860 acoge este principio definitorio
cuando incluye la fórmula de “nos los representantes del pueblo…”.
Sin embargo, esa residencia o titularidad del poder constituyente en el pueblo sólo
debe reconocerse “en potencia”, o sea, en el sentido de que no hay nadie (ni uno, ni
pocos, ni muchos) predeterminado o investido para ejercerlo; y no habiendo
tampoco una forma concreta predeterminada por Dios ni por la naturaleza para
constituir a cada estado, la decisión queda librada a la totalidad o conjunto de
hombres que componen la comunidad.
El ejercicio “en acto” de ese poder constituyente se radica “en razón de la eficacia”
en quienes, dentro del mismo pueblo, están en condiciones, en un momento dado,
de determinar con suficiente consenso social la estructura fundacional del estado y
de adoptar la decisión fundamental de conjunto.
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Límite del poder Constituyente originario
Se dice que el poder Constituyente originario es, en principio, ilimitado. Ello significa
que no tiene límites de derecho positivo, o, dicho de otra forma, que no hay ninguna
instancia Superior que lo condiciones. Ahora bien, la ilimitación no descarta:
b) los límites que pueden derivar colateralmente del derecho internacional público
(por ejemplo: tratados);
Topes fácticos. Está recortado y condicionado por las fuerzas políticas que operan
en un país, los lobbies y grupos de presión, los factores de poder, las posibilidades
económicas, etcétera
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En otros casos, la creación de una justicia trasnacional como la Corte Interamericana
de Derechos Humanos con sede en San José de Costa Rica (adoptada por la
Argentina mediante ley 23054) importa erigir una autoridad supranacional que
puede invalidar actos de autoridades nacionales, y así, por ejemplo, reputar
violatorio al pacto de San José de Costa Rica una norma aprobada por un poder
Constituyente originario nacional.
Por supuesto, un estado puede incumplir sus compromisos internacionales y hacer
prevalecer en su territorio su voluntad Constituyente interna; pero eso a su turno le
acarrea sanciones políticas, militares y económicas, emergentes de su
responsabilidad internacional.
Titular: que el pueblo sea titular del poder constituyente no obstaculiza que el
ejercicio efectivo del mismo esté a cargo de un órgano convocado al efecto como
son las asambleas constituyentes o las convenciones constituyentes, esto en
concordancia con el principio representativo propio de las democracias indirectas,
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en este caso los convencionales o constituyentes actúan por mandato y en
representación del pueblo.
Es el pueblo, su único titular, con base en la fuente de la legitimidad ampliamente
predominante en nuestros días, la legitimidad democrática sustentada en el principio
de la soberanía popular. Este principio se expresa afirmando que el pueblo
constituye el origen de todo poder y es a través del sufragio como materializa sus
preferencias escogiendo a quienes investirán la calidad de representantes.
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La existencia de límites conduce a sostener que cuando una reforma se lleva a
cabo sin respetarlos (sea porque en el procedimiento no se atiene a las formas
preestablecidas, sea porque en cuanto a la materia viola los contenidos pétreos)
la enmienda constitucional es inválida o inconstitucional.
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Por supuesto que nuestra interpretación reconoce que los contenidos pétreos
no están explícita ni expresamente definidos como tales en la constitución. Los
valoramos como tales y los descubrimos implícitos, en cuanto admitimos
parcialmente una tipología tradicional- historicista de la Constitución argentina. Al
recoger del medio geográfico, cultural, religioso, etcétera ciertas pautas
históricamente legitimadas durante el proceso genético de nuestra organización, el
Constituyente petrificó en la Constitución formal los contenidos expuestos, tal como
la estructura social subyacente les daba cabida.
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Supremacía constitucional
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Constitución Federal todo el derecho Federal, leyes, tratados etcétera) esto se
verifican leyendo los artículos 5 y 31.
El principio de supremacía se completa con los principios del artículo 27 (para los
tratados que sólo tienen prelación sobre las leyes), del artículo 28 (para las leyes), y
del art. 99 inc. 2 (para los decretos del poder ejecutivo que reglamentan a las leyes).
Después de la Reforma de 1994, es imperioso asimismo tener presente una
añadidura de suma trascendencia: en virtud del artículo 75 inciso 22 hay tratados
internacionales de Derechos Humanos que tienen jerarquía constitucional por
figurar en la enumeración que se hace de dicha norma, y otros que pueden alcanzar
en el futuro conforme a la misma. Por consiguiente, tales tratados revisten igual
supremacía de la constitución, y aunque no formen parte del texto de la constitución,
se hallan fuera de él a su mismo nivel en el bloque de constitucionalidad Federal.
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3. Leyes (ley formal emanada del Congreso, artículo 77 a 88), y actos ejecutivos
con el mismo valor que las leyes cómo los decretos de necesidad y urgencia
y las leyes delegadas (artículo 99 inciso 3, 76 y, artículo 28)
Art. 75 inc. 22. “Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y
con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los
tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración
Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos
Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la
Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su
vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera
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parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y
garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder
Ejecutivo nacional, previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los
miembros de cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser
aprobados por el Congreso, requerirán el voto de las dos terceras partes de la
totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.”
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Dentro de ese bloque no hay planos superiores ni planos inferiores; o sea, forman
una cabecera en la que todas sus normas se encuentran en idéntico nivel entre sí.
Se nos dirá que la cláusula de “no derogación” de la primera parte de la constitución
por los instrumentos internacionales de jerarquía constitucional ha de tener algún
sentido y tener algún efecto.
No obstante, tomemos en cuenta que, a continuación, dicha cláusula enuncia que
tales instrumentos internacionales son complementarios.
¿Qué podemos inferir de la coordinación entre las dos pautas: la “no derogación” y
la “complementariedad”?
b) “complementariedad”.
Complemento es lo que hace falta agregar a una cosa para que quede completa,
pero no lo que se ubica en un plano secundario respecto de otro superior. Para nada
hemos de imaginar que el nivel de lo complementario es inferior al nivel de aquello
a lo que complementa. De ahí que sostener que los tratados, debido a su
complementariedad respecto de los artículos de la primera parte de la constitución,
no derogan a ninguno de ellos, jamás tolera aseverar que éstos pueden llegar a
excluir la aplicación de un tratado ni que, en vez de conciliar lo que pueda parecer
incompatible, hay que hacer prevalecer indefectiblemente las normas que integran
la primera parte de la constitución.
Si a la criticada locución “no derogan artículo alguno de la primera parte de la
constitución” hemos de darle un sentido aceptable, sólo consentimos éste: “los
artículos de la primera parte de la constitución y los instrumentos internacionales a
los que el inciso 22 adjudica jerarquía constitucional componen un plexo indisociable
de derechos y garantías, en el que ninguna norma del primer sector hace inaplicable
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a una o más del otro sector, y viceversa; la complementariedad del segundo respecto
del primero significa que le proporciona completitud y que nunca puede resultar
inocuo”.
En síntesis, ni los artículos de la primera parte de la constitución “derogan” o dejan
sin efecto a normas internacionales de su mismo rango, ni éstas perturban a aquéllos,
porque unos y otras, dentro del sistema de derechos al que como fuente alimentan
con igual jerarquía, forman un conjunto coherente, no susceptible de desgajar, o
desarticular o dividir con supuestas incompatibilidades, oposiciones o
contradicciones.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
a) La via directa (via de acción): en este caso, el proceso tiene como único
objetivo juzgar la constitucionalidad de una norma, sin que sea necesaria su
aplicabilidad a un caso concreto (ej: presento una demanda ante el juez, sólo para
quedeclare inconstitucional una ley).
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3) Según los efectos que produzca la declaración de inconstitucionalidad:
b) Efecto limitado (inter partes): en este caso, sólo se impedirá que la nomia
"inconstitucional" s e aplique al caso concreto sometido a la consideración del
tribunal. La norma no queda derogada, ya q u e sólo deja de aplicarse e n ese
caso concreto, quedando vigente para todos los demás.
1) En cuanto al órgano que lo ejerce, el sistema es Judicial y difuso.Es decir que todos
los jueces (cualquiera sea la jerarquía del tribunal al que pertenezcan) tienen el deber
de defender la supremacía de la Constitución. Es por eso que, cuando a un juez le
toca resolver un caso en el que debe decidir sí aplica o no una norma contradictoria
a la Constitución, su deber es declarar la inaplicabilidad de la norma al caso concreto.
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Según cómo se relacionen entre sí el poder y el territorio en un estado,
tradicionalmente se distingue entre:
Estado unitario: El Estado es uno en su estructura, en su elemento humano y en sus
límites territoriales. Esta es la forma de estado más simple y la primera con la que
aparece históricamente el Estado Moderno. Es la adoptada por Gran Bretaña,
Uruguay, Paraguay, etc.
Confederación: Es una asociación entre Estados soberanos, cada uno de los cuales
es sujeto del orden internacional, que se unen por un pacto o tratado, por el que se
crea un órgano permanente (dieta) a cargo de las competencias establecidas en el
pacto de alianza. Una característica peculiar que diferencia la Confederación del
Estado federal, radica en que aquella carece de poder directo sobre los habitantes
de los Estados confederados, quienes conservan los derechos de secesión (separarse
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de la confederación) y nulificación (negarse a aplicar las decisiones emanadas del
órgano de la confederación).
Generalmente la confederación representa la primera etapa en la constitución de un
nuevo Estado. Así ocurrió por ejemplo con los Estados norteamericanos desde 1777
a 1787 y la confederación suiza de 1815 a 1848.
EL FEDERALISMO
a) Por un lado, las ciudades que los movimientos españoles de colonización fueron
fundando a través de las corrientes del norte, del oeste y del Río de la Plata,
extendieron sus zonas de influencia y prepararon las futuras regiones territoriales
que conformaron a las provincias.
b) Por otro lado, los órganos de gobierno locales (principalmente los cabildos)
proporcionaron al futuro federalismo una base municipal o comunal.
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pensamiento oriental, fundamentalmente el de Artigas; c) una fuerza
instrumentadora, que es el proceso de los pactos interprovinciales.
Evolución:
*1813-1820: cuasi derecho federal, donde las provincias litorales afirmaron sus
autonomías y celebraron pactos (Pacto de Pilar de 1820, celebrado entre Buenos
Aires, Santa Fe y Entre Ríos)
*1994: con la reforma quedan bien delimitados los cuatro órdenes de gobierno de
la federación argentina: el gobierno federal, los gobiernos de provincia, el gobierno
autónomo de la Ciudad de Buenos Aires y los gobiernos municipales autónomos.
a) de subordinación
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b) de participación, colaboración o subordinación
c) de coordinación
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b) inversamente, todo lo que la constitución federal no atribuye a los estados
miembros, se considera reservado al estado federal, para quien, entonces, la
capacidad es la regla y la incapacidad es la excepción;
Nuestra constitución ha escogido el primer sistema. Así lo estipula el art. 121: “las
provincias conservan todo el poder no delegado por esta constitución al gobierno
federal, y el que expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo
de su incorporación”.
Donde leemos “poder no delegado por esta constitución” debemos interpretar que
la delegación es hecha por las provincias “a través” de la constitución como
instrumento originario de formación y estructura de la federación. Son las
“provincias” las que “mediante” la “constitución” han hecho la delegación al gobierno
federal.
La fórmula del art. 121, que mantiene la del anterior art. 104, ha merecido
interpretación del derecho judicial a través de la jurisprudencia de la Corte Suprema,
en la que encontramos otros dos principios que la completan: a) las provincias
conservan, después de la adopción de la constitución, todos los poderes que tenían
antes y con la misma extensión, a menos de contenerse en la constitución alguna
disposición expresa que restrinja o prohíba su ejercicio; b) los actos provinciales no
pueden ser invalidados sino cuando: b’) la constitución concede al gobierno federal
un poder exclusivo en términos expresos; b’’) el ejercicio de idénticos poderes ha
sido prohibido a las provincias; b’’’) hay incompatibilidad absoluta y directa en el
ejercicio de los mismos por parte de las provincias.
Puede verse también este párrafo extractado de una sentencia de la Corte: “Es cierto
que en tanto los poderes de las provincias son originarios e indefinidos (art. 104,
constitución nacional), los delegados a la nación son definidos y expresos, pero no
lo es menos que estos últimos no constituyen meras declaraciones teóricas, sino que
necesariamente han de considerarse munidos de todos los medios y posibilidades
de instrumentación indispensables para la consecución real y efectiva de los fines
para los cuales se instituyeron tales poderes, en tanto éstos se usen conforme a los
principios de su institución. De no ser así, aquellos poderes resultarían ilusorios y
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condenados al fracaso por las mismas provincias que los otorgaron. De aquí que las
supra mencionadas facultades provinciales no pueden amparar una conducta que
interfiera en la satisfacción de un interés público nacional (Fallos, 263-437), ni
justifiquen la prescindencia de la solidaridad requerida por el destino común de la
nación toda (Fallos, 257-159; 270;11).”
En más reciente fallo del 15 de octubre de 1991, en el caso “Estado Nacional
c/Provincia del Chubut”, la Corte ha expresado que ella “tiene dicho que ‘si bien es
muy cierto que todo aquello que involucre el peligro de limitar las autonomías
provinciales ha de instrumentarse con la prudencia necesaria para evitar el
cercenamiento de los poderes no delegados de las provincias, no lo es menos que
el ejercicio por parte de la nación, de las facultades referidas… no puede ser enervado
por aquéllas, so pena de convertir en ilusorios los propósitos y objetivos de las
citadas facultades que fincan en la necesidad de procurar eficazmente el bien común
de la nación toda, en el que necesariamente se encuentran engarzadas y del cual
participan las provincias’. A lo cual añadió la Corte que ‘en ese orden de ideas debe
subrayarse que, conforme al principio de que quien tiene el deber de procurar un
determinado fin, tiene el derecho de disponer de los medios necesarios para su logro
efectivo y, habida cuenta que los objetivos enunciados en el preámbulo y los
deberes-facultades establecidos en los supra citados incisos del art. 67 de la
constitución nacional tienen razón de causa final y móvil principal del gobierno
federal, no cabe sino concluir que éste no puede ser enervado en el ejercicio de estos
poderes delegados, en tanto se mantenga en los límites razonables de los mismos
conforme a las circunstancias; éste es, por lo demás, el principio de supremacía que
consagra el art. 31 de la constitución nacional’ (Fallos, 304-1187 y otros).”
(Las anteriores transcripciones de jurisprudencia de la Corte citan los artículos de la
constitución con la numeración de la época, antes de la reforma de 1994.)
En el reparto de competencias, suele hacerse distinción entre:
intervención federal
declaración del estado de sitio
relaciones internacionales
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dictar los códigos de fondo o de derecho común y las leyes federales o
especiales, etc.
d) Hay competencias excepcionales del estado federal, es decir, las que en principio
y habitualmente son provinciales, pero alguna vez y con determinados recaudos
entran en la órbita federal. Así, el establecimiento de impuestos directos por el
congreso, cuando la defensa, seguridad común y bien general lo exigen, y por
tiempo determinado (art. 75 inc. 2º).
Hay competencias excepcionales de las provincias en iguales condiciones. Así, dictar
los códigos de fondo o de derecho común hasta tanto los dicte el congreso (art.
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126), y armar buques de guerra o levantar ejércitos en caso de invasión exterior o de
un peligro tan inminente que no admita dilación, dando luego cuenta al gobierno
federal (art. 126).
e) Hay también facultades compartidas por el estado federal y las provincias, que no
deben confundirse con las “concurrentes”, porque las “compartidas” reclaman para
su ejercicio una doble decisión integradora: del estado federal y de cada provincia
participante (una o varias). Por ej.: la fijación de la capital federal, la creación de
nuevas provincias (arts. 3º y 13), etcétera.
En el derecho constitucional material se ha observado una marcada inflación de las
competencias federales, a veces en desmedro del reparto que efectúa la constitución
formal. Hay pues, en este punto, una mutación que, cuando implica violarla, es
inconstitucional.
INTRODUCCION
DECLARACIONES
DERECHOS
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son facultades que la Constitución reconoce a los habitantes del país para que
puedan vivir con dignidad. Al estar así reconocidas, los habitantes pueden exigir
su respeto.
GARANTIAS
Hábeas corpus
Legitimación
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Correctivo: puede ser utilizado para los casos en que se agravan las
condiciones de restricción de la libertad dispuesta legalmente
Amparo
Hábeas Data
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Que el registro de datos certifique la existencia de datos que a ella se refieren.
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
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penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones
de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo
juicio por los mismos hechos.
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5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar
los intereses de la justicia.
La Constitución Primigenia (que pese haber sido enmendada varias veces, mantiene su
estructura original) fue inspirada en el Constitucionalismo Clásico, nacido del siglo XVIII y
florecido durante el siglo XIX. En consecuencia, siguiendo la estructura general de sus
modelos, la constitución formal argentina contiene una declaración de derechos, el texto
originario de 1853-1860, no ha partido de un diseño original, pese a que el constituyente
argentino le ha adosado ciertas particularidades propias que hacen a nuestro modo de vida.
En la primera parte de la constitución se encuentran alojados los principios esenciales que
forman el “Derecho Constitucional Argentino” y las indicaciones prácticas que el pueblo, por
intermedio de sus representantes constituyentes ha puesto frente claramente cuáles son las
reglas de la República. En el caso argentino, la propia comisión redactora de la Constitución
manifestó su preocupación por la adecuada resolución de este problema, máxime cuando
las provincias argentinas no poseían en 1853 una estructura jurídica que garantizara
adecuadamente los derechos de sus ciudadanos, como en el caso norteamericano. Ellos
intentaron solucionar la cuestión a partir del capítulo primero de la primera parte, relativo a
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las declaraciones, derechos y garantías, en el convencimiento de que era preciso que el
régimen constitucional ofrezca a la sociedad.
Derechos civiles
son los clásicos derechos individuales que fueron objeto de protección preferencial
en la primera parte del constitucionalismo, razón por la cual también se los conoce
como derechos de primera generación. Es la facultad de toda persona de
desenvolverse en las relaciones privadas como atributo sobre la propia conducta del
sujeto del derecho. Las normas constitucionales que enuncian derechos civiles (son
operativas) se las puede clasificar en civiles extrapatrimoniales (por ejemplo,
permanecer en el país, profesar un culto) y en civiles patrimoniales (por ejemplo,
ejercer la industria, propiedad) y en civiles patrimoniales (por ejemplo: ejercer la
industria, propiedad). La importancia de la clasificación es, al menos, triple:
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Artículo 14.- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos
conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber:
1. de trabajar y ejercer toda industria lícita;
2. de navegar y comerciar;
3. de peticionar a las autoridades;
4. de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino;
5. de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa;
6. de usar y disponer de su propiedad;
7. de asociarse con fines útiles;
8. de profesar libremente su culto;
9. de enseñar y aprender.
Artículo 15.- En la Nación Argentina no hay esclavos: los pocos que hoy existen quedan
libres desde la jura de esta Constitución; y una ley especial reglará las indemnizaciones a
que dé lugar esta declaración. Todo contrato de compra y venta de personas es un crimen
de que serán responsables los que lo celebrasen, y el escribano o funcionario que lo autorice.
Y los esclavos que de cualquier modo se introduzcan quedan libres por el solo hecho de
pisar el territorio de la República.
Artículo 17.- La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado
de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad
pública, debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone
las contribuciones que se expresan en el artículo 4. Ningún servicio personal es exigible, sino
en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo
de su obra, invento o descubrimiento, por el término que le acuerde la ley. La confiscación
de bienes queda borrada para siempre del Código Penal argentino. Ningún cuerpo armado
puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie.
Artículo 19.- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden
y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de
la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que
no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.
Artículo 20.- Los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles
del ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer bienes raíces,
comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente su culto; testar y
casarse conforme a las leyes. No están obligados a admitir la ciudadanía, ni a pagar
contribuciones forzosas extraordinarias. Obtienen nacionalización residiendo dos años
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continuos en la Nación; pero la autoridad puede acortar este término a favor del que lo
solicite, alegando y probando servicios a la República.
Derechos políticos
Derechos cívicos
son los que permiten a los ciudadanos de modo indirecto en la formación del
gobierno del Estado y participar en la vida política, es decir, que operan como
“preparatorios” o presupuestos del ejercicio de los derechos electorales. No es otra
cosa que una modalidad de algunos de los clásicos derechos civiles, ejercidos con
una finalidad política. De esta forma, los derechos cívicos constituyen una categoría
intermedia entre los derechos civiles en sentido estricto y los derechos electorales.
La Constitución no les otorga un tratamiento distinto autónomo expreso: aparecen
como derechos civiles en el art. 14 y se convierten en cívicos a través de su ejercicio
por los ciudadanos como objetivo o fines políticos al reconocer los partidos políticos
(art.38) y el derecho de resistencia (art. 36). La no extensión de los derechos cívicos
a los extranjeros a pesar de lo que la mayoría de ellos están enunciados en el art. 14
CN a favor de todos los habitantes, deriva de la interpretación que debe hacerse del
art. 20, que dice que los extranjeros solo gozan de los derechos civiles (no cívicos)
del ciudadano.
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Comprenden los derechos políticos:
4. derechos de resistencia
6. partidos políticos
Los derechos de segunda generación son los propios del constitucionalismo social
que, salvo alguna rara excepción, recién se generan en el siglo XX. Son derechos
concedidos principalmente a los trabajadores y a los gremios, aunque también
benefician a la familia y apuntan a resolver la llamada cuestión social. Se plantea no
solo contra el estado, sino frente a otros sujetos, como los empleadores. Los valores
preferidos son aquí la igualdad y solidaridad. En la Constitución nacional se insertan
en el art. 14 bis, según la reforma de 1957.
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Su razón se debe a que para el pleno respeto de la dignidad y la libertad del ser humano
deberá ser necesario asegurar condiciones económicas, sociales y culturales que
garanticen el desarrollo de los hombres y los pueblos. Durante la etapa del
constitucionalismo clásico el Estado tenía un rol pasivo, ya que solo se limitaba a
reconocer los derechos civiles y políticos de los individuos. Pero a partir de la segunda
mitad del siglo XIX comienzan a producirse en el mundo grandes crisis sociales y
económicas que hacen necesaria la intervención del Estado en la vida social de personas.
Derechos sociales
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Finalizada la primera guerra mundial, a partir de la creación de la Organización
Internacional del Trabajo en virtud del Tratado de Versalles de 1919, se empezó
a reconocer determinados derechos que tiempo después comienzan a esbozarse
en números instrumentos internacionales especiales Convenios de la OIT.
Aquel estado gendarme propio del constitucionalismo clásico dejaría su lugar a un nuevo
tipo de estado: “el Estado Benefactor”, de esta forma el estado abandona su rol de simple
espectador en la vida económica-social y pasaría a intervenir activamente. Su nuevo objetivo
es el de fomentar la igualdad de oportunidades y lograr un equilibrio económico justo en el
que existan abusos. Las necesidades mínimas de las personas como la salud, la vivienda y
educación pasan a ser una nueva preocupación para el Estado e intentarán resolverlas a
través de una nueva legislación y mayor intervención en la vida social de las personas. Ej.:
dictar leyes de protección al trabajo, crear planes de vivienda, promover la educación
gratuita, etc.
Reforma de 1957
a) La ley 13233 que declaro la necesidad de la reforma se dictó sin el quórum de dos tercios
de la totalidad completa de los miembros del Congreso (ambas cámaras)
b) Omitió, además, establecer los contenidos o artículos que se consideraban necesitados
de reforma. Otros defectos menores radicarían en la ausencia de representación de la
provincia de Corrientes en el Estado, etc.
Además, se alega que la reforma de 1949 altero la democracia como forma de
estado, suplantándola por un totalitarismo. Por lo tanto, la reforma de 1949
es inconstitucional, ya que, de rigor, estableció una Constitución nueva,
correspondiente al régimen constitucional que se extendió desde 1946 hasta 1955.
Ámbito Histórico:
Producida la Revolución del 16 de Setiembre de 1955, volvió a replantearse la nulidad
de la reforma de 1949, pero no existía consenso acerca de la vía a emplear para declararla
inconstitucional.
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Después de las directivas básicas emitidas por el gobierno provisional el 7 de
diciembre de 1955, resultaba indudable que dicho gobierno no podía seguir ejerciendo el
poder con sujeción a la constitución que había sido expresión del régimen depuesto. La
revolución no se había hecho solamente contra los titulares del poder sino contra el
régimen. Era menester, pues, eliminar la constitución de ese régimen.
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distintos derechos y garantías de los ciudadanos argentinos. Por ejemplo, se asegura al
trabajador condiciones dignas de trabajo, en cuanto a una jornada limitada, un sueldo
mínimo, pero justo, vacaciones pagas, etc. Por otra parte, se recrimina la discriminación, ya
que se plantea igual remuneración por igual trabajo. Se protege, por otra parte, al trabajador
ante el despido arbitrario, se permite la organización sindical libre, etc.
Además, se les permite a los gremios el poder concertar convenios colectivos de
trabajo, y el derecho a huelga.
Asimismo, se garantizan los beneficios de la seguridad social a cargo del Estado. El
seguro social seria obligatorio, y no podría existir superposición de aportes. Se garantizan,
por otra parte, las jubilaciones y pensiones móviles, la protección integral de la familia, el
acceso a una vivienda digna, etc.
Conclusión: La reforma de 1957 apunta a restaurar el régimen constitucional anterior a la
misma de 1949, con objeto de anular la nueva constitución creada por el Gobierno Federal
Peronista. Además, cabe remarcar un importante hecho: se incorporan los derechos
sociales del trabajador a través del histórico capitulo 14bis
El constitucionalismo social
1. — Desde la primera postguerra del siglo XX cobró nacimiento y auge progresivo el
llamado constitucionalismo social, que ofrece una pluralidad de lineamientos. Así:
3. — Para satisfacer sus fines, tal estado despliega políticas sociales activas y queda
gravado con prestaciones positivas -de dar y de hacer- que se enmarcan en la solidaridad
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social, en la liberación, y en el desarrollo tanto humano como socioeconómico.
Aunque ya no está de moda, hemos de recordar que expresiones como “estado de
bienestar” (o estado de la procura existencial) han significado que el clásico bien común
público, o bienestar general de nuestro preámbulo, tiene y precisa contenidos que
superan el simple “libre goce” de los derechos, y que acogen como pauta una distribución
razonablemente igualitaria de la libertad„ con numerosos equilibrios de añadidura para lo
que pudo ser el estado liberal en los inicios del constitucionalismo moderno.
El derecho de trabajar
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obligaciones específicas e individualizadas para con cada trabajador que se desempeña a
sus órdenes (pago de salario justo, tiempos de descanso, etc.)
El derecho judicial
b) cuando la libertad de contratar entra en conflicto con la libertad contra la opresión del
empleado u obrero, ha de prevalecer esta última porque así lo requiere la serie de
principios de un orden social justo:
c) el empleador debe respetar la personalidad del trabajador, de modo que al ejercer sus
atribuciones de dirección en la relación laboral no le origine a aquél ningún perjuicio
material o moral;
El artículo 14 bis
39
resumen; a) el trabajo tiene y debe tener tutela; b) esta tutela surge directa y
operativamente de la constitución, y debe depararla la ley; c) la ley debe “asegurar” todo
lo que el citado artículo enumera; d) la competencia que para ello posee el congreso es de
ejercicio obligatorio; e) el poder ejecutivo no puede asumirla ni interferiría, salvo en su
zona de potestad reglamentaria de la legislación: f) el deber de legislar que tiene el
congreso es inmediato, o sea, no deja opción para elegir en qué momento se legisla; g) la
demora o la omisión son inconstitucionales, y los jueces deben remediarla en cada causa
judicial que es de su competencia.
Aunque el deber primario que surge del art. 14 bis se dirige al congreso, la Corte ha
entendido que también, y a su modo, alcanza a todos los otros órganos del gobierno
federal que, en la órbita de competencia de cada uno, han de dar prioridad al espíritu
protector de la normativa en juego.
Igual deber se extiende a las provincias, conforme al art. 5°.
El plexo de derechos
10. — Los derechos emergentes del art. 14 bis pueden agruparse así:
a) Condiciones de trabajo, definidas como dignas y equitativas:
b) Remuneración justa, comprensiva del salario mínimo vital y móvil; de igual
remuneración por igual tarea, y de participación en las ganancias de la empresa (este
aspecto juega -por un lado- frente al empleador que debe satisfacer todo lo acá
involucrado, y frente al estado que debe protegerlo y hacerlo operativo mediante leyes);
La estabilidad
11. — El empleo público cuenta en el art. 14 bis con una norma diferencial respecto del
empleo privado. Es la que atañe a la estabilidad.
Vimos que en el lineamiento recién sintetizado figura la protección contra el despido
arbitrario. En cambio, para el empleo público la ley debe asegurar la estabilidad del
empleado. ¿Qué alcance tiene la aludida diferencia?
Para comentarlo, hay que recordar que la doctrina divide la estabilidad en dos clases o
formas: la propia o absoluta, y la impropia o relativa: la primera apareja prohibición para
el empleador de despedir (sin justa causa), y obligación de reincorporar si despide,
mientras la segunda no prohíbe el despido, pero cuando se dispone sin justa causa hay
deber de indemnizar.
40
Trasladada la cuestión al art. 14 bis, parece que para el empleado privado la ley no está
obligada a establecer la estabilidad propia, pero tampoco impedida de acogerla
razonablemente para determinados tipos, clases o casos de empleo privado. Para el
empleo público, advertimos que en lugar de figurar en el art. 14 bis el vocablo “protección
contra...”, se consigna la palabra “estabilidad", lo que lleva a suponer con suficiente
certeza que acá se la utiliza como equivalente a estabilidad propia; o sea, para que no se
pueda disponer el cese sin justa causa, y para que si se lo hace haya que reintegrarle su
empleo al cesante, de modo que estaríamos ante un “derecho a no ser privado del
empleo (público)".
12. — La Corte registra jurisprudencia en la que; a) ha reputado que, como principio, la ley
no puede establecer la estabilidad propia en el empleo privado; b) el art. 14 bis no
consagra la estabilidad propia en el empleo público.
13. — La estabilidad del empleado público aludida en el art. 14 bis obliga a las provincias a
asegurarla a favor de quienes integran la planta de su personal.
El desarrollo infraconstitucional
14. — Para el desarrollo del art. 14 bis hay que tener presente, entre otras cosas, que el
congreso tiene competencia para dictar el código de trabajo y segundad social en el
ámbito de lo que se califica como derecho "común”, y puede hacerlo en forma codificada
o mediante legislación dispersa (esta competencia no cancela la propia de las provincias
para sus empleados públicos, tanto en la órbita laboral como en la de la seguridad social).
14 bis tiene carácter de orden público, por lo que la voluntad de las partes puede
mejorarla, pero no disminuirla ni descartarla. Tampoco el contrato colectivo puede
rebajarla.
15. — La legislación que desarrolla el contenido esencial de los derechos surgidos del art.
La fuente internacional
41
17. — En varios tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional hay cláusulas
que versan sobre temas y aspectos vinculados con el trabajo: cabe citar, especialmente, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Aunque sin jerarquía constitucional, nuestro derecho del trabajo se halla vinculado
asimismo, por los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que para
un sector de la doctrina, sobre todo después de la reforma de 1994 (art. 75 inc. 22), tienen
naturaleza de tratados internacionales.
b) Cuando surge el "nuevo derecho del trabajo" y se lo reguló en una legislación dispersa
por el congreso, la unidad legislativa en la materia cobró refuerzo y puso fuera de duda
que las provincias carecían de competencia. Por ende, en 1957 la Corte pudo declarar
inconstitucional una ley santafesina que disminuía el horario laboral en el empleo privado
cuando la remuneración se hallaba lijada en función del tiempo de trabajo; todo ello
porque la duración de la jornada es un elemento que forma parte del contrato de trabajo,
para cuya regulación el congreso posee competencia exclusiva.
c) En orden a la denominada policía del trabajo, cuyo ámbito es muy vasto (porque abarca
el control en la aplicación de las leyes laborales, el cuidarlo de la salud, la higiene y la
seguridad de los trabajadores, la prevención de accidentes y enfermedades, etc.) hay un
principio genérico que reconoce la facultad provincial de legislar en esa materia, pero aun
así no todos los deslindes entre lo provincial y lo federal son nítidos en todos los casos. Los
hay en zonas grises.
La “flexibilización” laboral
19. — El derecho constitucional debe estar alerta ante todo lo que desde la llamada
‘'globalización” de la economía proyecta "‘flexibilizaciones” laborales que riñen con todo
cuanto la constitución ordena en el ámbito del derecho del trabajo.
42
LOS DERECHOS GREMIALES
Los “gremios” y el pluralismo sindical
1. — El art. 14 bis en su segunda parte está destinado a los “gremios”. Comienza diciendo
que “queda garantizado a los gremios” todo cuanto luego enuncia la norma. Pero antes, al
cierre del párrafo primero, hay que recordar que en la referencia a las leyes que
“asegurarán al trabajador” una serie de derechos allí mencionados, aparece el principio de
“organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un
registro especial".
2. — Indagar qué son los gremios en este vocabulario que emplea el art. 14 bis no resulta
sencillo, porque tanto cabe entender que “gremio" puede ser una pluralidad o un
conjunto de trabajadores de una misma actividad (por ej., el gremio de los portuarios, de
los bancarios, etc.) como una asociación de trabajadores (por ej., un sindicato).
Pues bien, si optamos por lo último, los gremios a los que alude la fórmula constitucional
de “organización sindical libre y democrática” encuadran en el pluralismo sindical.
Sin embargo, se hizo común en nuestro derecho colectivo del trabajo implantar
asociaciones con “personería gremial", adjudicándoles la representación de los intereses
gremiales de una categoría de trabajadores. Entonces, cuando no todas las organizaciones
de trabajadores tienen tal personalidad gremial, nos preguntamos: ¿se compadece este
sistema con la organización “libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en
un registró especial"?
3. — La respuesta breve que condensa nuestro punto de vista es ésta: la ley que
reglamenta la organización sindical puede deparar a una sola entidad gremial por
categoría de trabajadores la aludida personalidad gremial, con la que le confiere la
representación de esa categoría, pero a condición de que la titularidad de los derechos
gremiales no quede monopolizada con exclusividad total por la entidad con personalidad
gremial; o sea que otras asociaciones sin personalidad gremial han de quedar habilitadas
para ejercer algunos derechos gremiales.
4. — Así, dada la modalidad que revisten los convenios colectivos de trabajo, parece
necesario que para poder darles la proyección obligatoria que abarca a todos los
trabajadores de una determinada actividad, ha de haber “unidad de representación” de
ellos por parte de una única asociación: la que posee personalidad gremial. En cambio, sin
perjuicio de que las asociaciones con personalidad gremial titularicen el derecho de
huelga, creemos que también tal derecho puede ser ejercido por una entidad sin
personalidad gremial en el ámbito de un sector de trabajadores en relación con uno o más
empleadores.
5. — En nuestra constitución material, la casi totalidad de los regímenes legales exhibe
discrepancias con el art. 14 bis, y lejos de institucionalizar la democracia sindical pluralista
ha consolidado posiciones jurídicas excluyentes o dominantes y, para peor, hasta con
fuerte presencia político-partidaria de las asociaciones con personalidad gremial.
43
Los derechos gremiales en el art. 14 bis
6. — El párrafo segundo del art. 14 bis que venimos comentando enumera tres derechos
reconocidos a los gremios: a) la huelga, b) la concentración de convenios colectivos de
trabajo, c) el recurso a la conciliación y al arbitraje.
La huelga
10. — Cuando hay huelga, la autoridad administrativa puede calificaría para determinar si
es o no es legal, pero esto lo hace desde el punto de vista sindical para encauzarla. De ahí,
en más, la repercusión de esa huelga en los contratos individuales de trabajo (cuando, por
ej., el empleador suspende o despide a los huelguistas) suele dar lugar a procesos
44
judiciales, en los que la Corte tiene establecido que la calificación administrativa que se
hizo de esa huelga puede y debe en cada juicio ser revisada judicialmente, y en esa
revisión el juez está obligado a hacer su propia calificación, de modo que no está obligado
a reproducir la calificación administrativa; y si no hubo calificación administrativa,
igualmente, el juez tiene que hacer la suya.
La sentencia que omite calificar la huelga -según lo ha dicho la Corte- está viciada de
arbitrariedad.
11. — Los efectos de la huelga en cada contrato individual de trabajo son los siguientes:
12. — Cuando la huelga queda definida como el abandono colectivo y temporal del
trabajo y del lugar de trabajo, se abre el debate doctrinario acerca de si el derecho de
huelga comprende también algunas medidas de fuerza que, como el trabajo a desgano, o
el paro de brazos caídos, son cumplidas por los trabajadores sin dejar su lugar de trabajo.
Personalmente creemos que quien puede lo más puede lo menos, por lo que medidas de
fuerza que, dentro del marco razonable de legalidad y de licitud, no encuadran en el
molde típico de lo que es huelga, se han de dar por incluidas en el derecho constitucional
de huelga.
La contratación colectiva
13. — Los convenios colectivos de trabajo permiten con facilidad reconocer que el art. 14
bis da recepción al llamado "poder normativo" de las asociaciones profesionales. Tal
poder normativo significa que mediante la contratación colectiva se crean normas de
carácter general y obligatorio.
En efecto, los convenios colectivos tienen como sujetos a una entidad sindical y a un
empleador o grupo de empleadores (o, en caso de existir, a una asociación patronal
similar a las sindicales). Para ser típicamente tal, el convenio colectivo requiere la
homologación por la autoridad administrativa del estado y, a partir de allí, su aplicación se
extiende no solo a las partes contratantes que han intervenido en su celebración sino a
45
todos los trabajadores y empleadores de la actividad, categoría o zona comprendidas en el
convenio; tal es el efecto “erga omnes”, o la generalidad normativa.
15. — Reiteramos que el conceder a una sola entidad sindical (con personalidad gremial)
la titularidad del derecho a concertar convenios colectivos no ha de monopolizar en esa
entidad la totalidad de los demás derechos gremiales.
17. — Mientras el plazo de vigencia de un convenio colectivo se halla en curso, una ley
posterior a su celebración no puede cercenar o suprimir beneficios anteriores. (La
jurisprudencia de la Corte registra fallos en discrepancia con este criterio.) En cambio, un
nuevo convenio colectivo que sucede y reemplaza al anterior puede modificar y suprimir
beneficios concedidos por este último, porque siempre juega el principio de que todo
beneficio cuya fuente es un convenio colectivo subsiste mientras dura el plazo de vigencia
del convenio.
18. — Los topes constitucionales que es fácil inferir del art. 14 bis y del principio
protectorios mínimos del trabajador no toleran ser dejados de lado o rebasados por ninguna
política de la llamada “flexibilización" laboral, como tampoco admiten la preponderancia
unilateral de la voluntad patronal.
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La conciliación y el arbitraje
20. — Una clasificación de los conflictos o controversias entre trabajadores y empleadores
los divide en individuales y colectivos, según que estén en juego intereses concretos de
uno o varios trabajadores, o intereses abstractos de una categoría profesional. También
hay conflictos de derecho y de intereses, según que se refieran a interpretar o aplicar el
derecho vigente, o que tiendan a modificarlo o reemplazarlo por otro. Cuando el art. 14
bis enuncia entre los derechos gremiales el de recurrir a la conciliación y al arbitraje, nos
está dando a entender que queda “permitido” dirimir conflictos colectivos fuera de la
órbita del poder judicial mediante procedimientos conciliatorios y arbitrales.
Si bien estamos ante un "derecho", hay situaciones extremas en las que una ley
reglamentaria puede imponer la obligatoriedad de tratativas conciliatorias o del arbitraje,
cuando el conflicto colectivo tiene capacidad de alterar la paz social. La Corte lo ha
reconocido.
La representación sindical
21. — El art. 14 bis dispensa, además, garantías necesarias a los trabajadores que son
representantes legales, para que puedan cumplir su gestión sindical. Tales garantías se
extienden a la estabilidad en sus empleos. Es una tutela al trabajador en mérito a la
función gremial que desempeña.
Los sujetos protegidos son siempre trabajadores que invisten alguna representación
gremial, sea por ocupar cargos electivos o representativos en asociaciones sindicales o en
organismos que requieren representación gremial, sea por actuar como delegados del
personal, o por ser miembros de comisiones internas, o por ocupar cargos similares de
naturaleza gremial.
La estabilidad en el empleo dura el tiempo de la gestión sindical, o un breve plazo
razonable posterior, y para nuestro punto de vista equivale a la estabilidad "propia” que,
en caso de despido, obliga al empleador a reincorporar.
22. — La ley tiene que ser moderada y razonable en el alcance y los efectos que asigna a la
estabilidad sindical. Por un lado, ha de tomar en cuenta que el marco completo de la
garantía sindical tiene no sólo carácter subjetivo o personal para el trabajador
representante, sino además carácter sindical, por el cual su violación incurre en lo que se
reputa "'práctica desleal”.
Pero no es constitucionalmente razonable que en caso de tener que promoverse un
proceso penal al representante gremial haya que tramitarse una especie de “ante juicio”
ante un organismo administrativo.
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Capítulo XXI
LA SEGURIDAD SOCIAL
Su encuadre constitucional
48
derecho provisional, clásicamente estructurado sobre la base de las jubilaciones y
pensiones.
6. — El citado art. 14 bis consigna que el estado otorgará los beneficios de la seguridad
social, que tendrá carácter integral e irrenunciable y luego añade que la ley establecerá el
seguro social obligatorio, las jubilaciones y pensiones móviles, la protección integral de la
familia, la defensa del bien de familia, la compensación económica familiar (que es el
llamado salario familiar), y el acceso a una vivienda digna.
a) el status de jubilado que titulariza quien ha obtenido el beneficio; este status integra el
derecho constitucional de propiedad;
49
b) el goce, del beneficio, que consiste en el cobro de una suma dinerada, normalmente
periódica; tal suma o monto no es intangible, y puede variar incluso en menos, a condición
de que la reducción que se le imponga no resulte confiscatoria.
10. —Los vericuetos del tema jubilatorio no concluyen acá. Hay que analizar varios
aspectos del monto de la jubilación, que llevan al siguiente deslinde:
a) cuando al otorgarse el beneficio se fija cuál es su monto, tal cantidad debe guardar
cierta proporción razonable con el salario que la persona ganaba mientras estaba en
actividad; de esa manera se satisface el principio de la naturaleza sustitutiva que es propia
de la jubilación, en cuanto a la necesaria proporcionalidad entre el haber de actividad y el
haber de pasividad que lo reemplaza;
c) Las sucesivas variaciones del sistema de movilidad que procuran mantener el nivel de
vida a que estaba habituado el jubilado, hallan dos excepciones; c’) el congelamiento del
haber jubilatorio por plazo incierto ha sido declarado inconstitucional por la Corte, de
modo que si en situaciones de emergencia el haber no se moviliza, tal congelamiento
exige ser de duración transitoria breve; c”) la rebaja del haber jubilatorio que, por
supuesto, vendría a configurar una movilidad al revés -o sea para atrás en vez de para
adelante- requiere también causa de grave emergencia y, además, que la disminución no
sea confiscatoria.
11. — Muchas de las pautas expuestas son útiles en su aplicación durante épocas de
inflación. Personalmente estamos seguros de que las prohibiciones legales de la
indexación no pueden prevalecer sobre cuanto la jurisprudencia de La Corte tiene
elaborado en tomo del monto móvil y reajustable de las jubilaciones.
12. — Cuando el art. 14 bis prescribe que no puede existir superposición de aportes,
hemos de entender -según la Corte- que la prohibición se dirige a impedir que por una
misma actividad laboral la persona deba contribuir a dos o más sistemas de seguridad
social; pero nada obsta que quien cumple más de una actividad pague aportes jubilatorios
a cada uno y por cada uno de los regímenes correspondientes a tales actividades
diferentes. O sea que lo vedado es la “superposición” pero no la “multiplicidad” de
aportes.
50
13. — Asimismo, la ley que obliga a contribuir a un sistema de seguridad social ha de
tomar en cuenta que las personas que deben cotizar han de tener una razonable relación
con aquel sistema. Por eso, se reputó inconstitucional que el sector de comerciantes e
industriales que vendía instrumental usado por los profesionales del arte de curar tuviera
que aportar a la caja de previsión que, afiliaba a dichos profesionales.
14. — Las provincias tienen competencia para dictar su propia legislación local en materia
de seguridad social para sus empleados públicos y para los que ejercen actividades
profesionales en su jurisdicción. Por ende, pueden crear los organismos o cajas otorgantes
de los beneficios jubilatorios. La circunstancia de que el art. 125 de la constitución
reformada en 1994 haya consignado que las provincias y la ciudad de Buenos Aires
pueden “conservar” organismos de seguridad social para los profesionales y los
empleados públicos parece indicar que pueden “mantener” los existentes, pero no crear
otros, lo cual conduce a una interpretación equivocada, desde que las provincias
“conservan” todo el poder no delegado al gobierno federal y, por ende, también
“conservan" (con igual sentido competencial) el que siempre se les ha reconocido en la
indicada área de la seguridad social Local.
15. — El art. 14 bis a la luz del sistema axiológico de la constitución nos suministra la
conclusión de que se impone al estado el deber de asumir una presencia reglamentaria,
reguladora y controladora en materia de seguridad social. Tal deber queda reforzado por
el art. 75 inc. 23, que obliga a legislar y promover medidas de acción positiva, que
garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los
derechos, todo ello -en particular-respecto de los niños, las mujeres, los ancianos, y las
personas con discapacidad.
El mismo inc. 23 obliga a dictar un régimen de seguridad social especial e integral en
protección del niño en situación de desamparo y de su madre, desde el embarazo,
durante la lactancia, y hasta finalizar el período de enseñanza elemental.
No hay que dejar de lado cuanto, en conexidad, emerge de tratados internacionales con
jerarquía constitucional.
16. — Vale reiterar que cuando globalmente apelamos a obligaciones de “el estado”, o
cuando las competencias se asignan expresamente al congreso para que legisle, la
jurisprudencia de la Corte, sin saltear la división de poderes, tiene señalado que el art. 14
bis vincula a todos los órganos gubernamentales, cada uno en el área de sus competencias
propias, como asimismo a las provincias cuando en sus jurisdicciones existen regímenes
locales.
51
exhibe múltiples insuficiencias, tanto por acción como por omisión, y que muchas de esas
insuficiencias se han convertido en inconstitucionales. Es señero el voto del juez Fayt en
el fallo dictado por la Corte en el caso "Chocobar", del año 1996.
52
comunes o generales. Por ende, la fruición (uso, goce y disfrute) por parte de uno de los
integrantes del grupo incluye a las demás; se trata de derechos subjetivamente
indeterminados y objetivamente indivisibles (ej, derechos ambientales). También alcanza su
tutela en casos de objetos divisibles y mensurables, susceptibles de apropiación exclusiva
pero cualitativamente equivalentes entre sí, idénticos a otros que, por tanto, son afectados
indistintamente (ej. derechos de los usuarios de servicios públicos). Es decir, que el colectivo
se configura tanto con el objeto único e indivisible materia de tutela por la afectación única
generadora de múltiples perjuicios individualizables y divisibles. En el primer caso, cada uno
de los integrantes de la categoría, clase o grupo puede satisfacer su interés en la medida en
que sea satisfecho el interés de los demás, en razón de la recíproca interdependencia que
existe entre ellos. En cambio, en el otro supuesto, cuando el colectivo es una suma o
agregación de intereses individuales, no se impide que cada uno de los afectados pueda
obtener una satisfacción individual de su interés. En ambos casos, la presencia del colectivo
como nuevo titular de derecho no excluye que algunos de sus miembros estén legitimados
en forma particular, pues de esta manera el sujeto individual se integra a lo colectivo
defendiendo sus intereses personales pero al mismo tiempo extiende su acción de tutela a
todos aquellos que se encuentran en situación equivalentes. Ellos, porque la lesión a cada
uno afecta simultánea y globalmente a todos los integrantes del conjunto comunitario en
cuestión. A veces se los denomina por el especial objeto de tutela (derechos ambientales) o
por las características de sus titulares (derechos de consumidores- usuarios) o por ambos
(derechos étnicos o de los pueblos indígenas). Respecto a estos últimos, sin perjuicio de las
particularidades comunes y novedosas de todas estas categorías de derechos, ostentan
únicas y claras diferencias con los otros, pues sus titulares son sujetos colectivos constituidos
por una unidad grupal única y cultural forjada a través de los tiempos. La doctrina
constitucional tradicional no se ocupó de estas categorías de derechos sosteniendo que
nuestro ordenamiento jurídico solo se sometía el acceso a la justicia para los clásicos
derechos subjetivos, individuales y exclusivos (verdadera limitación a la garantía de acceso
a la jurisdicción que se analiza dentro de debido proceso legal objetivo). Sin embargo,
mucho antes de la reforma de 1994 los constitucionalizara por vez primera, encontramos
una implícita referencia a estos derechos en el art. 33, incorporado al texto constitucional en
1860, oportunidad en que, en el seno de la Convención bonaerense, Bartolomé Mitre
entendió que esa norma no trataba solo de otros derechos individuales sino también de
aquellos que se reconocen a la sociedad como “ente moral o colectivo”. A nuestro entender,
ése es el antecedente patrio de lo que más tarde se llamó equívocamente “intereses difusos”.
En nuestro país, una década antes de la reforma de 1994, fueron ciertos jueces y tribunales
(nacionales y provinciales) los que fueron cambiando la historia que hoy ha quedado
superada, al admitir ciertas demandas, en especial en materia ambiental, donde la cuestión
53
central en debate era la legitimación procesal de estos novísimos derechos, ya que los
mismos exigían nuevas garantías que los protegieran adecuadamente. Claro que éste
tránsito judicial fue penoso, por no existir en el país una tradición jurídica de proteger
efectivamente los intereses que excedían el marco individual. En este sentido, es preciso citar
los casos “Kattan” de 1983 (conocidos como “caso de las toninas overas” y “del agente
naranja”), resueltos favorablemente por sendos jueces de primera instancia sin norma
constitucional expresa a partir de un amparo presentado por simples ciudadanos. A nivel de
la Corte federal, hubo que esperar hasta 1992 en el caso “Ekmekdjian c/ Sofovich para
naciera el amparo colectivo al reconocerle legitimación a una persona que, invocando sus
personales creencias religiosas, en rigor estaba actuando en nombre de un grupo. Por
nuestra parte, si bien admitimos que la denominación “intereses difusos” tuvo el benéfico
efecto de procurar romper tanto los moldes clásicos individualistas y patrimonialistas (que
inhibían toda perspectiva colectiva) como la trilogía tradicional derecho subjetivo-interés
legítimo-interés simple (que además de su imprecisión teórica, en la práctica sirvió
frecuentemente para vedar el acceso a la justicia), dicha denominación siempre nos pareció
errónea: porque el sustantivo elegido puede acarrear la incorrecta visión de que no se trata
de verdaderos derechos subjetivos, y porque el adjetivo elegido puede hacer pensar sobra
la existencia de un titular indeterminable que termine por no nominar a nadie; en suma, ese
difundido nomen iuris connota una magra existencia que podría hacer pensar que merece
menor protección. Para ello preferimos utilizar la expresión derechos públicos subjetivos o
la novedosa formulación de la reforma de 1994, “derechos de incidencia colectiva” (art. 43
al ocuparse de la acción de amparo), que ofrece varias ventajas:
b. que nunca se trata de cuestiones privadas, sino públicas (tanto por el carácter
colectivo de sus titulares como por la calidad o naturaleza de los bienes protegidos), razón
por la cual supera el enfoque privatista.
54
que protegen el ambiente, a la competencia, al usuario y el consumidor) son especies
particulares que no excluyen otras. Asimismo, por el momento de su aparición mundial (ya
entrada en la segunda mitad del siglo XX), también se denomina a estos nuevos derechos
como de tercera generación, que se suma a los anteriores derechos civiles y políticos y a los
derechos sociales. Ese tardío nacimiento puede explicar el retraso de su reconocimiento en
los instrumentos internacionales sobre derechos humanos que sólo se ocupan de ellos en
forma tangencial, con algunas honrosas excepciones.
2. Consumidores y usuarios
El derecho ambiental
1. — Una lectura atenta del nuevo art. 41 en materia ambiental nos autoriza a
sostener
que:
a) La referencia al “derecho de todos los habitantes” a un ambiente sano y con todas
las
calificaciones que utiliza la norma, personaliza a este derecho en cada uno, al modo
como
lo hace el texto del art. 14, pero: a’) ha de tomarse en cuenta que la alusión del art.
43 a
los derechos “de incidencia colectiva" (cuando depara la vía del amparo para
proteger al
ambiente) asume además la dimensión colectiva y grupal que reviste el derecho al
ambiente;
55
existentes en su territorio;
c) El ambiente queda propuesto como sano, equilibrado, apto para el desarrollo
humano y
para las actividades productivas que satisfagan las necesidades humanas;
56
y municipal en los tres departamentos de gobierno, cada uno según sus
competencias.
Asimismo, al defensor del pueblo, al ministerio público, y a lodos los organismos y
reparticiones estatales. Pero, ¿cuál es la obligación? El art. 41 la resume afirmando
que
proveerán a la protección de “este derecho” (del que tienen todos los habitantes a
un
ambiente sano, etc.). Desdoblando el deber, cabe afirmar que tanto es de omisión -
para
no dañarlo- como de prestaciones positivas con el fin de preservarlo, de evitar que
otros
lo alteren o destruyan, de recomponerlo, etc., así como comprende el deber de exigir
a los
particulares cada obligación concreta en cada circunstancia en que el ambiente
queda
comprometido o perturbado.
57
son- no pueden abstenerse de tutelar el ambiente porque falte la ley o porque la
que hay
sea insuficiente.
4. — "Los derechos que protegen al ambiente” cuentan, según el art. 43 con la vía
del
amparo para esa protección. Puede, por ende, llamarse amparo ambiental o amparo
ecológico.
6. —La parte final del art. 41 establece que al estado federal le incumbe dictar las
"normas
de presupuestos mínimos”, y a las provincias las normas “necesarias para
complementarlas". Se trata de una categoría especial de competencias concurrentes,
porque las normas mínimas escapan a la competencia provincial, y las
complementarias
de competencia local son una añadidura para maximizar lo mínimo. Seguramente,
equivale a una versión del federalismo concertado.
58
9. —En cuanto a la ejecución y aplicación de la legislación del congreso, el art. 41
adopta
la solución clásica del art. 75 inc. 12 al disponer que dicha legislación no altera las
jurisdicciones locales. No obstante, creemos que: a) algunos delitos ambientales
admiten
ser calificados como de naturaleza federal y provocar, por ende, la jurisdicción de
tribunales federales; b) fuera del ámbito penal, es razonable suponer que en
determinadas políticas ambientales y medidas protectoras del ambiente el estado
federal
las invista excepcionalmente de judiciabilidad por tribunales federales.
12. —El nuevo art. 42 traza un marco elástico, pero de parámetros ineludibles, para
el
mercado de consuma y usa de bienes y servicios.
No hay duda de que en aquel marco aparece un eje direccional hacia el sistema
económico que es propio de la democracia social. Las alusiones a la competencia, al
control de los monopolios, al consumo, etc., presuponen la existencia del mercado,
pero
59
ello no equivale a sostener que el estado retraiga su presencia razonable en el área
de la
libertad y de la competencia. En suma, el art. 42 no da pie para alentar una postura
abstencionista del estado.
15. —En el "derecho de consumo" hay que ordenar cuanto, conforme al art. 42, gira
en
torno de los "derechos” de consumidores y usuarios, tanto cuando tienen perfil de
derechos personales (o individuales) como si ofrecen el de derechos de incidencia
colectiva o de intereses de pertenencia difusa.
60
b) el derecho a la protección de la seguridad personal, en cuanto se halla en juego
por la
índole y calidad de bienes y servicios;
17. —El segundo párrafo destaca la defensa del consumidor y del usuario por parte
del
estado, al decir -de modo análogo al art. 41 en materia ambiental- que “las
autoridades
proveerán a la protección de esos derechos” (los enunciados en el primer párrafo). Y
a
renglón seguido la norma extiende igual obligación de proveer a;
61
c) el derecho a la lealtad comercial.
Y como bisagra con el plexo de valores, reaparecen:
a) el valor solidaridad
b) el valor cooperación;
c) el valor seguridad,
d) el valor participación:
e) el valor igualdad:
f) el valor justicia.
19. —En síntesis, a cada uno de los aspectos a cuya protección deben proveer las
autoridades, corresponde en reciprocidad la serie de derechos correlativos del
consumidor y del usuario.
Hay que indagar bien en caso “ante quién” –como sujeto pasivo— existen o se hacen
valer
esos derechos. No hay duda de que el estado es sujeto obligado, pero a la vez hay
upa
ambivalencia de los derechos cuando son oponibles a quien provee los bienes y
servicios,
Así -por ej. — el derecho a la calidad y eficiencia, y a que el mercado no se distorsione
en
desmedro de la competencia. En el párrafo primero del art. 42 hay también
supuestos de
similar ambivalencia que muestran como sujetos pasivos obligados tanto al estado
(las
autoridades) como a los proveedores de bienes y servicios.
20. —No ha de perderse de vista que muchos de los derechos en el orbe del
consumo y
uso de bienes y servicios guardan conexidad con los del art. 41 sobre el ambiente.
Así los
prestadores de servicios de agua han de cuidar que el agua no se polucione; las
industrias
que procesan productos para la alimentación y la bebida no deben contaminar el
62
ambiente: los proveedores de carnes y vegetales no han de incurrir en depredación,
ni los
cultivos han de arrasar el suelo volviéndolo improductivo a cierto plazo, etc.
21. —El párrafo final del art. 42 remite a la legislación para que establezca
procedimientos
eficaces en orden aprevenir y solucionar conflictos en la triple relación de
“consumidores
y usuarios-prestadores de bienes y servicios-estado”. La ley ha de discernir también
los
marcos regulatorios de los servicios públicos de competencia “nacional”. Para lodo
ello la
ley tiene que prever la participación necesaria (en los organismos de control) de las
asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas.
a) del art. 42 surge una específica órbita del derecho de libre asociación en el espacio
de
los consumidores y usuarios, con el deber del estado de proveer a la protección de
dicho derecho;
a) tales asociaciones han de participar en los organismos de control:
b) tanto el estado como las citadas asociaciones deben promover la educación para
el
consumo, lo que equivale a difundir información y predisponer a las gentes para que
sepan discernir y elegir libremente lo que puede o debe consumirse, de modo que
consumidores y usuarios estén en aptitud suficiente para ejercer y defender sus
derechos
a tenor del art. 42.
63
24. —La recapitulación global de los “nuevos derechos” emergentes de los arts. 41 y
42
incita a insistir en:
- La estima digital
- El derecho al big-reply
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- El derecho al domicilio digital
PODER LEGISLATIVO
El sistema es bicameral: esto quiere decir que hay una cámara de Diputados y otra
de Senadores, ambos elegidos por sufragio en las provincias y en la capital.
CAMARA DE SENADORES
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Introducción:
Autoridades
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Una es su presidente, según el artículo 57 “el vicepresidente de la Nación
será presidente del senado; pero no tendrá voto sino en el caso que haya
empate en la votación
CAMARA DE DIPUTADOS
Introducción
Los “Diputados de la Nación”, como los llama el artículo 44 de la CN, son elegidos
“directamente por el pueblo de las provincias, de la Ciudad de BS AS y de la Capital
en caso de traslado” y a simple pluralidad de sufragios (artículo 45 CN)
67
Tener 25 años de edad
Cuatro años de ciudadanía en ejercicio
Ser natural de la provincia que lo elija, o con 2 años de residencia en ella
Los dementes
Sordomudos que no sepan darse a entender por escrito
Condenados por delitos dolosos
Rebeldes en causa penal
Personal de fuerzas armadas y de seguridad
Magistrados y funcionarios permanentes del Poder Judicial
Directivos o apoderados de empresas concesionarias de obra pública y
servicios con la Nación, provincias, Municipios o entidades
descentralizadas o que exploten juegos de azar
Autoridades
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El Poder Legislativo es ejercido en la República Argentina por el Congreso Nacional,
que está compuesto por dos cámaras: la de Diputados y la de Senadores. Si bien
ambas cámaras se fundan en la representación popular (todos sus miembros son
elegidos en forma democrática en base al sufragio universal, secreto y obligatorio),
los diputados representan directamente al pueblo argentino y los senadores a las
provincias y a la Ciudad de Buenos Aires.
Recibir los proyectos de Ley presentados por iniciativa popular (CN Art.39)
Iniciar el proceso de consulta popular para un proyecto de ley (CN Art. 40)
Iniciar las leyes sobre contribuciones y reclutamiento de tropas (CN Art. 52)
Acusar ante el Senado, en juicio político, al presidente y vicepresidente de la
Nación, al jefe de Gabinete de ministros, a ministros del Poder Ejecutivo y a
miembros de la Corte Suprema (CN Art. 53)
Juzgar en juicio político a los acusados por la Cámara de Diputados (CN Art.
59)
Autorizar al presidente de la Nación para que declare el estado de sitio en
caso de ataque exterior (CN Art. 61)
Ser cámara de origen en la Ley Convenio, sobre coparticipación federal de
impuestos (CN Art. 75 Inc. 2)
Ser cámara de origen de leyes que promuevan políticas tendientes al
crecimiento armónico de la Nación y el poblamiento de su territorio (CN Art.
75 Inc. 19)
Prestar acuerdo al Poder Ejecutivo para la designación de magistrados
judiciales, embajadores, ministros plenipotenciarios, encargados de negocios
y de oficiales superiores de las Fuerzas Armadas (CN Art. 99 Inc. 4, 7 y 13)
69
Período de sesiones
Ambas Cámaras del Congreso se reúnen en sesiones ordinarias, que son inauguradas
por el presidente de la Nación el 1° de marzo y se extienden hasta el 30 de noviembre
de cada año. No obstante, el Poder Ejecutivo Nacional puede convocar a sesiones
extraordinarias o prorrogar las sesiones ordinarias. En el primer caso, el presidente
de la Nación determina el temario a tratar, mientras que en el segundo las cámaras
tienen libre iniciativa.
PODER EJECUTIVO
introducción
Atribuciones presidenciales
70
insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo.
4. Nombra los magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por los
dos tercios de sus miembros presentes, en sesión pública, convocada al efecto.
Nombra a los demás jueces de los tribunales federales inferiores en base a una
propuesta vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del
Senado, en sesión pública, en la que se tendrá en cuenta la idoneidad de los
candidatos. Un nuevo nombramiento, precedido de igual acuerdo, será necesario
para mantener en el cargo a cualquiera de esos magistrados, una vez que cumplan
la edad de setenta y cinco años. Todos los nombramientos de magistrados cuya
edad sea la indicada o mayor se harán por cinco años, y podrán ser repetidos
indefinidamente, por el mismo trámite.
5. Puede indultar o conmutar las penas por delitos sujetos la jurisdicción federal,
previo informe del tribunal correspondiente, excepto en los casos de acusación por
la Cámara de Diputados.
71
7. Nombra y remueve a los embajadores, ministros plenipotenciarios y encargados
de negocios con acuerdo del Senado; por si sólo nombra y remueve al jefe de
gabinete de ministros y a los demás ministros del despacho, los oficiales de su
secretaria, los agentes consulares y los empleados cuyo nombramiento no está
reglado de otra forma por esta Constitución.
13. Provee los empleos militares de la Nación: con acuerdo del Senado, en la
concesión de los empleos y grados de oficiales superiores de las fuerzas armadas; y
por si solo en el campo de batalla.
16. Declara en estado de sitio uno o varios puntos de la Nación, en caso de ataque
exterior y por un término limitado, con acuerdo del Senado. En caso de conmoción
interior sólo tiene esta facultad cuando el Congreso está en receso, porque es
atribución que corresponde a este cuerpo. El presidente la ejerce con las
limitaciones prescriptas en el Art. 23.
72
17. Puede pedir al jefe de gabinete de ministros y a jefes de todos los ramos y
departamentos de la administración, y por su conducto a los demás empleados
informes que crea conveniente, y ellos están obligados a darlos.
18. Puede ausentarse del territorio de la Nación, con permiso del Congreso. En el
receso de éste, sólo podrá hacerlo sin licencia por razones justificadas de servicio
público.
19. Puede llenar las vacantes de los empleos, que requieran el acuerdo del Senado,
y que expirarán al fin de la próxima Legislatura.
IMPORTANTE
Tal como reza el artículo 89 de la CN, los requisitos para ser presidente de la nación
son los siguientes:
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Tener 30 años de edad cumplidos
Haber sido ciudadano de la nación por un lapso de 6 años
Disfrutar de una renta anual de 2 mil pesos fuertes o de una entrada
equivalente a la anteriormente mencionada
Dichos requisitos son los mismos que para ser presidente, los cuales están
taxativamente enumerados en el artículo 89 de la CN
Introducción
Designación
Naturaleza y Funciones
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Administrativas: ejercer la administración general del país
Materialmente legislativas: le corresponde expedir los actos y reglamentos
que sean necesarios para ejercer las atribuciones que el articulo 100 le
confieren
Institucionales: estas funciones atañen al control del jefe de gabinete a
ciertos actos del presidente y a las relaciones con otros poderes
También el jefe de gabinete es pasible de juicio político (art 53), pero en tal caso se
requerirán los dos tercios de los votos de los miembros presentes, en cada sala, para
acusar y luego destituir
PODER JUDICIAL
El poder judicial argentino es ejercido por una Corte Suprema de justicia compuesta
por 9 magistrados (indicados por el presidente y aprobados por el Senado) y
también por los tribunales establecidos por el congreso. A estos les compete el
conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por
Constitución, por las leyes de la nación y por tratados con naciones extranjeras.
Consejo de la magistratura
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Sección Tercera - Del Poder Judicial. Capítulo Primero. De su Naturaleza y
Duración.
Articulo 114
76
6) Dictar reglamentos acerca de la organización judicial y todos aquellos
que sean necesarios para asegurar la independencia de los jueces y la
eficaz prestación de los servicios de justicia.
1. Tres (3) jueces del Poder Judicial de la Nación, elegidos por el pueblo de la Nación por medio de sufragio
universal. Corresponderán dos (2) representantes a la lista que resulte ganadora por simple mayoría y uno (1) a
la que resulte en segundo lugar.
2. Tres (3) representantes de los abogados de la matrícula federal, elegidos por el pueblo de la Nación por medio
de sufragio universal. Corresponderán dos (2) representantes a la lista que resulte ganadora por simple mayoría
y uno (1) a la que resulte en segundo lugar.
3. Seis (6) representantes de los ámbitos académico o científico, de amplia y reconocida trayectoria en alguna de
las disciplinas universitarias reconocidas oficialmente, elegidos por el pueblo de la Nación por medio de sufragio
universal. Corresponderán cuatro (4) representantes a la lista que resulte ganadora por simple mayoría y dos (2)
a la que resulte en segundo lugar.
4. Seis (6) legisladores. A tal efecto, los presidentes de la Cámara de Senadores y de la Cámara de Diputados, a
propuesta de los bloques parlamentarios de los partidos políticos, designarán tres (3) legisladores por cada una
de ellas, correspondiendo dos (2) a la mayoría y uno (1) a la primera minoría.
Los miembros del Consejo prestarán juramento en el acto de su incorporación de desempeñar debidamente el
cargo por ante el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Por cada miembro titular se elegirá un suplente, mediante igual procedimiento, para reemplazarlo en caso de
renuncia, remoción o fallecimiento.
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Los miembros del Consejo de la magistratura duraran 4 años en sus cargos,
pudiendo ser reelectos con intervalo de un periodo
1.- Dos jueces que serán: de cámara, debiendo uno pertenecer al fuero federal del interior de la
República y otro a la Capital Federal. A tal efecto, se confeccionarán dos listas, una con todos los
camaristas federales del interior del país y otra con los de la Capital Federal.
2.- Cuatro legisladores, dos por la Cámara de Senadores y dos por la Cámara de Diputados de la
Nación, debiendo efectuarse dos listas por Cámara, una con los representantes de la mayoría y la
otra con los de la primera minoría.
3.- Un abogado de la matrícula federal, debiendo confeccionarse una lista con todos los abogados
matriculados en el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal y en las Cámaras Federales
del interior del país que reúnan los requisitos para ser elegidos jueces de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.
Todos los miembros serán elegidos por sorteo semestral público a realizarse en los meses de
diciembre y julio de cada año, entre las listas de representantes de cada estamento. Por cada
miembro titular se elegirá un suplente, por igual procedimiento, para reemplazarlo en caso de
renuncia, impedimento, ausencia, remoción o fallecimiento.
Ministerio Publico
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Es un órgano independiente con autonomía funcional y financiera que tiene por
atribución promover la justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales
de la sociedad en coordinación con las demás autoridades de la republica
Designación de jueces
La realiza el presidente de la Nación con acuerdo del Senado, sobre la base de una
terna integrada por candidatos seleccionados en concurso público por el Consejo de
la Magistratura, órgano de composición multisectorial, a quien corresponde el
control directo de los jueces y la administración del poder judicial.
Remoción de jueces
los jueces permanecen en sus cargos mientras dure su “buena conducta” y solo
pueden ser removidos en caso de infracciones graves, por un jurado de
enjuiciamiento, integrado por legisladores, magistrados y abogados.
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NOMENCLADOR DE ARTICULOS
CONSTITUCIONALES Y LEYES VARIAS PARA
REPASO RAPIDO
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LEY 21745: MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES AUTORIZA PRACTICA DE
NUEVOS CULTOS
81
ART. 32: EL CONGRESO FEDERAL NO DICTA LEYES…
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4) CONVENCION CONTRA LA TORTURA Y PENAS CRUELES
DEGRADANTES
83