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Truman o el derecho a morir dignamente

Tomado del Diario El País de España. Adaptado por MAB.

Ricardo Darín y Javier Cámara en 'Truman'.


Cesc Gay, el galardonado director de cine, que en su día presentó al gran
público películas como En la ciudad (2003), Canciones de amor y de
droga (de Pep Sales) (2004) o Ficción (2006), estrenó Truman en el año
2015, protagonizada por el actor argentino Ricardo Darín y el aragonés
Javier Cámara. La cinta ha recibido elogios de la crítica y ha acumulado
un buen número de premios. La actuación de sus dos protagonistas,
especialmente la del intérprete argentino, han sido muy aplaudidas. Introducción
Darín se llevó el Goya al mejor actor, pero por el camino ya había
recibido un Feroz, un José María Forqué y la Concha de Plata del Festival
de San Sebastián, este último reconocimiento, compartido con su
compañero de reparto en la película. La cinta también arrasó en los
premios del cine catalán, los Gaudí.

La distancia física entre Canadá y Madrid carece de importancia cuando


se trata de amistad. Tomás, el personaje de Javier Cámara, abandona
por unos días su apacible vida como vecino del Polo Norte para visitar en
la capital española a Julián, interpretado por Ricardo Darín, que afronta Sinopsis
sus últimos meses de vida. Este es el punto de partida de Truman. Gay
aborda en esta película los temas de la muerte y la enfermedad de
manera directa, sin ambages, y la usa como hilo argumental para dibujar
un retrato de la amistad masculina. Como tercero en discordia está el
perro de Julián, Truman. Los amigos disponen de cuatro días y el dinero

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de Tomás, para solucionar, como si de la preparación de un viaje de
placer se tratara, diversos asuntos. Algunos tan prácticos como la
organización del funeral, y otros tan trascendentales como la despedida
de un hijo del que Julián ha permanecido distanciado por largo tiempo.
Durante este recorrido, se producen pequeños encuentros entre ambos
amigos y siempre permanece de fondo la búsqueda incansable de unos
buenos padres adoptivos para el compañero canino que quedará
huérfano. Y, además, está la presencia constante de Paula, prima de
Julián, papel en el que se desempeña la actriz Dolores Fonzi. Una mujer
que se niega a aceptar que su familiar abandone el tratamiento médico.
La película muestra que hay tantas formas de afrontar un momento tan
crucial como personas existen.

A pesar de lo trágico que suena, a priori, el argumento, el director logra


sacar la sonrisa al espectador en muchos momentos y ahondar en la
relación de dos íntimos amigos entre los que, a menudo, los silencios
cuentan más que las palabras. Gay no olvida ciertos toques cómicos que
consiguen que los personajes resulten todavía más realistas, y que ayudan
al espectador a establecer una distancia emocional frente a la decisión del
protagonista de dejar de luchar ante la inminencia de su próximo
fenecimiento. De manera sutil, Gay entra en el debate social sobre el
derecho a decidir la propia muerte originada por una enfermedad
terminal que degrada la condición humana. Julián desea elegir no sólo Análisis del
cuándo sino también cómo morirse. Su amigo lo acompaña sin objeciones, tema
lo que no significa sin dolor. En esos días de convivencia, da la impresión
que los protagonistas no terminan de hablar sobre las cosas que les
incumben, sumergiéndose ambos en un mutismo que pueden llegar a ser
perturbador para quienes aprecian la historia desde fuera. De esta
manera, en la película cuenta tanto lo que se dice como lo que se intuye.
Gay centra la trama del filme en la disputa afectiva entre Julián, Tomás y
Paula, lo que equivale a decir, entre la opción de morir o vivir de una
forma que le impide desarrollarse con plenitud, dejando a un lado el tema
de cómo morirá realmente Julián.

El asunto del derecho a decidir la propia muerte no deja de ser


controversial, tanto para aquellos que profesan alguna creencia religiosa
como para quienes simplemente no desean dejar marchar a la persona
que aman. Esta cuestión nos sitúa ante un debate ético en el que nadie
está equivocado y nadie tiene la razón: ¿se debe mantener la vida de un
ser humano a cualquier costo, incluyendo la conexión a una máquina, Opinión
mientras su cuerpo se degrada cada día que pasa, perdiendo la dignidad y personal
dejando de ser él/ella mismo/a? ¿Es correcto que alguien busque la
muerte conscientemente por temor al sufrimiento, sin pensar en el
sufrimiento de quienes le aman? ¿Debería ser la eutanasia, o muerte
asistida, legal en nuestra sociedad? Desde luego, como no existe un
consenso social, habrá que seguir debatiendo.

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