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FEDECAMARAS, LA GENTE DEL PETRÓLEO,

LOS ESTADOS UNIDOS Y LAS CAUSAS Y


CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DEL
GOLPE DE ABRIL DE 2002.
12 abril 2015 · de luís salas rodriguez · en economía, historia, política, prensa, sociología. ·

El 12 de abril de 2002, cuando FEDECAMARAS, los partidos tradicionales (AD, Copei, Bandera
Roja, Proyecto Venezuela, etc.,) los “no tradicionales” (Primero Justicia, dirigido por el trío Julio
Borges, Capriles y Leopoldo López; Alianza Bravo de Antonio Ledezma, etc.), los medios de
comunicación, la Asociación Bancaria, las organizaciones de la “sociedad civil” encabezadas
por SUMATE de María Corina Machado, los “meritócratas” de PDVSA, la cúpula de la Iglesia
Católica, los rectores de las universidades “autónomas” y las privadas capitaneados por Luis
Ugalde de la UCAB, consumaron su golpe de Estado apoyados por una cúpula de generales,
comandos de la extinta Policía Metropolitana y las policías municipales de Chacao y Baruta
(dirigidaspor Leopoldo López y Capriles Radonsky, respectivamente), así como mercenarios y
paramilitares extranjeros y nacionales contra del gobierno de Hugo Chávez con la excusa de
“recuperar la democracia, defender los DDHH y salir del fracasado régimen castro-comunista”,
no había control de precio ni control de cambios.

Tampoco existían las misiones sociales. Ni Petrocaribe, ni el ALBA, ni otras gobiernos


progresistas o de izquierda en la región (con la única excepción de Cuba evidentemente). No
se habían producido entonces expropiaciones ni recuperaciones de empresas, ni creación de
nuevas empresas públicas de producción o comercialización de bienes y servicios. La CANTV
y la actual CORPOELEC, por ejemplo, seguían siendo empresas privadas, lo mismo que
bancos actualmente del Estado como el de Venezuela o el Bicentenario. Y en lo que a PDVSA
refiere, está claro que distaba de ser “roja, rojita”.

La ley del Trabajo de entonces era la misma aprobada por la dupla Caldera –Petkoff, ley
flexibilizadora del mercado laboral -como gustan decir los “expertos”- que entre otras cosas
garantizaba la eliminación de la retroactividad de las prestaciones. La inamovilidad laboral tal
cual la conocemos hoy no existía, así como muchos otros beneficios de los cuales gozan los
trabajadores y trabajadoras.
Y con todo eso, pese a que todas esas cosas que hoy existen y que, según los “expertos” y el
presidente de FEDECAMARAS son causantes de los problemas económicos actuales y del
“fracaso del modelo” entonces no existían, con todo y eso, FEEDECAMARAS y compañía
dieron un golpe de Estado bajo la consigna “Chávez vete ya”.
El golpe de Estado de abril de 2002 entre sus virtudes cuenta la de exponer la particular
concepción que sobre la democracia tienen el oposicionismo, en aquel entonces agrupado el lo
que llamaban “Coordinadora Democrática”, la primera versión de la actual MUD: un presidente
llegado al poder en unas elecciones organizadas por un CNE dentro del cual a nadie –y menos
a sus directores- se podía acusar de chavista, que inmediatamente convoca a un referéndum
popular inédito en la historia con la intención de llamar a una Asamblea Nacional Constituyente
y lo gana por paliza, que luego convoca a otro referéndum popular también inédito para
aprobar la Constitución resultante de dicha asamblea ganándolo de igual forma, que después
se somete él mismo a referéndum relegitimador y vuelve a ganar por más de 20 puntos de
ventaja, para más tarde enfrentar unas parlamentarias que los partidos que lo apoyaban
ganaron con holgura, ese presidente, será acusado de antidemocrático por un sector que,
apenas tomado el gobierno ilegal e ilegítimamente, auto-juramenta a un señor como
“presidente” de la República por la única razón de ser líder de la gremial patronal, disuelve
todos los poderes y órganos de gobierno electos popularmente, la propia Constitución Nacional
y hasta cambia el nombre oficial del país.

El golpe de Estado de abril de 2002 dejó por lo demás una larga lista de víctimas mortales y
heridas. Víctimas que, como fue público, notorio y comunicacional –pues hasta lo confesaron
por TV los promotores del golpe y lo dijo un periodista de CNN– eran parte del plan del golpista:
estaban calculadas para crear las condiciones bajo las cuales legitimar el golpe militar luego de
que los medios de comunicación privados culparan al presidente Chávez y los Círculos
Bolivarianos de haberles dado muerte. Se organizaron cacerías de seguidores del chavismo y
miembros del gobierno caídos. Muchos fueron muertos en barrios y calles
caraqueñas. Leopoldo López y Capriles Radonsky protagonizaron arrestos ilegales con
flagrantes violaciones de los derechos humanos y hasta allanaron una embajada.
Meses después, en un insólito fallo el Tribunal Supremo de Justicia sobreseyó a los militares
golpistas bajo el argumento de haber actuado “preñados de buenas intenciones” (sic!!!) al
detener y secuestrar al presidente legítimo y constitucional Hugo Chávez. En noviembre de
2004, Danilo Anderson, el fiscal encargado de hacer las investigaciones sobre los autores
intelectuales del golpe de Abril, es asesinado en un atentado terrorista al volar la camioneta
donde se trasladaba cerca de la actual UBV con una carga de explosivo C-4. Ex policías junto
a paramilitares colombianos y venezolanos fueron detenidos y encarcelados por ser los autores
materiales de su muerte. De los intelectuales nunca se supo judicialmente. Los detenidos,
como los hermanos Guevara, forman parte de lo que la oposición pide liberar por tratarse de
“presos políticos” (entre los cuales se encuentran también varios de los policías culpables de
los asesinatos del golpe de abril).

Síguele la pista al dinero.


Pero el Golpe de Abril de 2002 también sirve para exponer las razones económicas que han
animado y animan a los sectores que desde la misma llegada al poder del presidente Chávez y
ahora del presidente Maduro, han empleado todos los métodos de sabotaje y conspiración
habidos y por haber para derrocarlos sin medir consecuencias ni escatimar los costos que sus
acciones tienen para el país. Y esas razones –las verdaderas- no son solo “nacionales”, siendo
que los sectores oposicionistas no solo conspiran para imponer y conservar sus intereses
internos sino también –y sobre todo- los de agentes externos.

Esto es lo que explica por qué sobre FEDECAMARAS y los “meritócratas” de PDVSA recayó el
peso del golpe de abril de 2002 y el posterior sabotaje petrolero de 2002-2003. Los segundos,
eran el cuerpo gerencial dejado por las transnacionales tras la nacionalización del petróleo, y
en cuanto tales opuestos a toda política soberana en materia petrolera que contraviniera los
intereses del gran capital petrolero global al cual servían. En base a ello, durante los 80 y 90,
se dieron a la tarea de desmantelar tanto a la industria petrolera como la política energética,
haciendo desaparecer la regalía de los marcos tributarios, rematando las reservas de gas y
petróleo a precio de gallina flaca, dejando fuera del país el ingreso petrolero mediante la
compra y colocación de activos en el exterior (lo que pomposamente llamaban
“internacionalización”), bajando los precios del petróleo venezolano a su mínimos históricos
(llegó a estar en 8 dólares en 1998) y no conformes vendiéndolo con descuento y en cuotas a
los Estados Unidos. Esos mismos meritócratas adelantaron la política de “Apertura Petrolera”,
que no era otra cosa que la privatización de PDVSA, política interrumpida de raíz tras la llegada
del presidente Chávez al prohibirse dicha posibilidad en la Constitución de 1999.
Cuando en agosto de 2000 el presidente Chávez tomó la decisión de realizar una gira histórica
por todo el mundo para revitalizar la OPEP, el conflicto con los meritócratas y con el gran
capital petrolero mundial se abrió definitivamente. Y es que ya no solo se trataba de detener
toda posibilidad de privatizar PDVSA e impedir que lo que ya se sabía eran las mayores
reservas petrolíferas del mundo fueran entregadas al gran capital transnacional, sino además
de reposicionar el poder de negociación de la organización más poderosa en la defensa de los
intereses de los países periféricos que ha existido, lo cual podía generar –como en efecto
generó- un cambio en los términos del intercambio globales y la consiguiente correlación de
fuerzas

Entre los países que visitó el presidente Chávez estuvo el Irak de Saddam Hussein, entonces
sometido a un criminal bloqueo comercial y aéreo tras la invasión de 1990. Tuvo el presidente
Chávez que trasladarse por tierra atrevesando el desierto tras la negativa nortamericana de los
vuelos. Los medios de comunicación encabezados por CNN satanizaron al presidente,
acusándolo de apoyar el terrorismo. Lo cierto del caso es que en el año 2000 se realizó la
Cumbre de Caracas. La segunda luego de 25 años de la Cumbre de Argel. Durante la
instalación de la Cumbre, Chávez destacó que las desigualdades en materia petrolera y “un
modelo de explotación colonial” se mantuvieron como una constante hasta la creación de la
Opep, pero que su paulatino deterioro propició un nuevo advenimiento de condiciones injustas,
por lo que sólo la unificación y coordinación de estrategias permitiría “lograr el equilibrio y
precios justos en defensa de nuestros intereses”.
La revitalización de la OPEP provocó el rescate de su política de precios que revalorizaría el
petróleo, dando así inició a una progresiva escalada que, entre otras consecuencias, tuvo la de
detener el subsidio que los países productores –en su gran mayoría periféricos- estaban
haciendo de los grandes países consumidores, particularmente los más desarrollados y
fundamentalmente los Estados Unidos. Todos los miembros de la OPEP reconocieron el mérito
del presidente Chávez y su liderazgo, tanto que el Secretariado General de la organización
recayó sobre Alí Rodríguez Araque.
El paso siguiente de esta política de soberanía energética pasaba por poner orden en la casa.
Así las cosas, en 2001 en el marco de la aprobación de las Leyes Habilitantes en materia
económica se reforma la Ley de Hidrocarburos, que recuperaba el marco tributario
desmantelado por la “meritocracia” y las potestades de la República sobre el manejo de sus
recursos estratégicos. A todo esto, como decíamos, se oponía férreamente la “meritocracia”,
quienes se dieron a la tarea de sabotear toda iniciativa gubernamental contraria a los intereses
que defendían.

El nombramiento del economista Gastón Parra Luzardo sirvió de excusa a los “meritócratas”
para definitivamente alzarse. Argumentaban que no conocía la industria, siendo que no
provenía de las filas de las nóminas ejecutivas de la empresa lo cual violentaba una “sana
tradición”. El argumento era pueril si se considera que Parra sustituyó a Guaicaipuro Lameda,
un militar nombrado por Chávez que tampoco “venía de la industria” pero que luego encabezó
la rebelión de los “meritócratas”, participó en el golpe de abril y hasta fue nombrado presidente
de PDVSA tras el golpe. En realidad, el problema con Parra Luzardo es que a diferencia de
Lameda compartía la política de soberanía energética del presidente Chávez, lo cual le granjeó
la enemistad de los que a partir de entonces comenzaron a llamarse “La Gente del Petróleo”.

El nombramiento de Parra Luzardo fue en febrero de 2002. Y por esos mismos días el
entonces director de la CIA, George Tenet, en una presentación ante el Comité de Inteligencia
del Senado manifestó su preocupación por la situación venezolana. Literalmente, señaló estar
preocupado por Venezuela “nuestro tercer mayor proveedor de petróleo” pues la “insatisfacción
doméstica con la revolución bolivariana del presidente Chávez está creciendo, las condiciones
económicas se han deteriorado con la caída de los precios del petróleo, y la atmósfera de crisis
probablemente va a empeorar”.
Un día después del pronunciamiento de Tenet, en el marco de un Foro oposicionista realizado
en el Hotel Caracas Hilton, un coronel de la aviación militar de nombre Pedro Soto se pronunció
contra el presidente Chávez. Fue el primero de una serie de oficiales activos que salieron a
manifestar su no subordinación al presidente como antesala al alzamiento de abril.

Debe recordarse a este respecto, que los Estados Unidos había retirado su embajador en
Caracas un par de meses antes por la denuncia que Chávez realizó de los bombardeos contra
la población civil afgana tras la invasión resultante de la “lucha global contra el terrorismo”
impulsada por el gobierno de George W. Bush tras los “atentados” de septiembre de 2001. Las
relaciones entre Estados Unidos y Venezuela ya eran entonces tensas no solo por el tema
petrolero y la oposición de Venezuela al unilaterismo nortemericano, sino por la ruptura del
“consenso” con Washington manifestada por Chávez en la Cumbre de Québec al votar contra
el ALCA y criticar la exclusión de Cuba de la OEA.
La denuncia de Chávez contra los asesinatos de civiles por las fuerzas armadas
norteamericanas fue a finales de octubre de 2001. El 13 noviembre de ese mismo año se
terminan de sancionar las leyes habilitantes, entre las cuales las más destacadas serán las de
hidrocarburos, pesca, tierra, banca y cooperativas, las primeras por tocar obvios intereses
sensibles y la última por promover el desarrollo de un sector económico alternativo cuando no
directamente contrario la capitalista. El 10 de diciembre de ese año se produce el primer “paro”
de FEDECAMARAS y CONSECOMERCIO.
El resto de los acontecimientos que llevaron al 11 de abril y la autojuramentación del presidente
de FEDECAMARAS (y honorable miembro de VENAMCHAM) como “presidente” de la
República son conocidos. Nos interesa destacar acá que además de todos los poderes y la
Constitución, los golpistas se dieron a la tarea no solo de derogar las leyes habilitantes, sino
hasta de restituir prácticas especulativas y fraudulentas prohibidas por el Tribunal Supremo de
Justicia a solicitud del Ejecutivo Nacional. Ese fue el caso al menos de la prohibición a la banca
de otorgar créditos indexados (usualmente llamados créditos méxicados o cuotas balon), cuya
restitución fue de hecho el único decreto específico que tuvieron tiempo de firmar antes del
alzamiento popular militar que traería de vuelta al presidente Chávez. Bajo este sistema
usurario los bancos hacían préstamos para la compra de viviendas a las familias, cuyo precio
original eran anualmente incrementado de acuerdo a la inflación. El “anzuelo” de este tipo de
crédito era que el comprador solo pagaba cuotas de hasta 30% de su ingreso, sin saber que la
diferencia que no podía ser cancelada se recapitalizaba a favor del banco. Además, al
institución financiera podía cobrar intereses sobre intereses, por lo que el precio de la vivienda
era prácticamente imposible de pagar. En enero de 2002, el Tribunal Supremo de Justicia dictó
una sentencia en la que prohibía a los bancos otorgar dicho créditos, debido a que se demostró
“que la banca cometía el delito de usura al cobrar intereses sobre los intereses de parte de la
cuota financiera que el deudor no cancelaba mensualmente“.
El golpe de Estado abril, su precuela de diciembre de 2001, todo la desestabilización que lo
antecedió a principios de 2002 y su continuación de sabotaje petrolero de diciembre y marzo de
2003, supuso para el país grandes pérdidas económicas. Solo en fuga de capitales se estima
que diarimente salían del país entre 500 y 600 millones de dólares, lo que llevó a las reservas
internacionales a menos de 10 mil millones en cuestión de semanas. El desempleo, que para
marzo de 2001 había descendido de 15 a 13%, se disparó a 20%. La inflación pasó de 12 a
31,2%. Y en cuanto al PIB, éste sufrió una histórica caída. En el año 2003 a precios constantes
de 9,4%, pero entre los meses de diciembre 2002, enero, febrero y marzo de 2003 se contrajo
brutalmente en un increíble 27,8%. Para que se tenga una idea de la magnitud de esta cifra
considérese que en 2012 como resultado de la guerra terrorista el PIB de la República Árabe
Siria se contrajo en un 27,7%. Es decir, en 4 meses el golpe de Estado terrorista y fascista de
FEDECAMARAS CONSECOMERCIO, VENAMCHAM, la Gente del Petróleo la actual MUD
(entonces Coordinadora Democrática) hundió al país lo mismo que los terroristas del EI y
AlQaeda hundieron en un año el de Siria. Se estima que los golpes de Estado de de 2002
reportaron pérdidas para el país en torno a los 40 mil millones de dólares

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