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• KENOSIS.

Antes de referirme al término Kenosis, debo realizar una consideración fundamental:

1. Dentro de los atributos incomunicables de la deidad está la inmutabilidad, entendida ésta como
el hecho que Dios no cambia, “no puede envejecer, no progresa mi crece, ya que es perfecto
eternamente" (Manual de Doctrinas Prácticas Cristianas, Asambleas de Dios de Venezuela, p.
19).

Así, Malaquías 3:6 dice:

“Porque yo Jehová no cambió..."

Por su parte, Santiago 1:17 reza lo siguiente:

“Toda buena dádiva y todo Don perfecto desciende de lo Alto, del Padre de las luces, en el cual
no hay MUDANZA, NI SOMBRA DE VARIACIÓN" (mayúsculas propias).

Vale decir, esta es una de las perfecciones de Dios, presente en Cristo, el DIOS - HOMBRE en
quien “... habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Colosenses 2:9).

Así, Kenosis, es un término que se usa para referirse al hecho de que nuestro Señor Jesucristo
se despojó (gr. κενόω) así mismo, de la forma (gr. morfê), de Dios para tomar forma de siervo.
El pasaje bíblico que nos enseña esta verdad es Filipenses 2:5-8 el cual dice:

«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se DESPOJÓ a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”
(mayúsculas mías).

El diccionario VINE, al referirse a esta palabra expresa: “kenoo (κενόω), vaciar. Se traduce
«despojó» en Fil 2.7. Las cláusulas que siguen al verbo dan la exégesis de su significado,
especialmente las frases «forma de siervo», y «semejante a los hombres». Cristo no se vació a
sí mismo de su deidad. No dejó de ser lo que era esencial y eternamente. La Versión
Autorizada Inglesa, aunque no da una traducción exacta (traduce «se hizo carente de gloria»),
expresa muy bien lo que hizo el Señor".

En su Kenosis Jesús, al encarnarse (Juan 1:14), y como dice la versión inglesa, se vació de su
gloria, manteniendo incólume la esencia de su Deidad, vale decir, todos y cada uno de las
perfecciones que poseía en la gloria con el Padre (Juan 17:5): Omnipresencia, omniciencia,
omnipotencia, entre otros atributos divinos.

En tal sentido, es menester señalar que Jesús, Dios encarnado, así como fue 100% Hombre, fue
también 100% Dios, por lo que podemos afirmar que era y es DIOS - HOMBRE.

Cometen un error hermenéutico y exegético, como expone Lacueva: “(¿apoyados quizás en


Marcos 13:32?)", como “Tomasio y Delitzch, en Alemania, y H. Crosby, en Norteamérica,
quienes sostuvieron qué Jesús renunció a sus atributos divinos ... A fin de ser verdaderamente un
hombre cómo lo demás".

Olvidan quienes afirman esto que Dios es inmutable (no cambia), y en el caso de Jesús - DIOS
HOMBRE - la máxima de Hebreos 13:8 «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos", lo
que nos da pie para afirmar, como hemos venido diciendo, que el vaciamiento del que habla el
apóstol Pablo en Filipenses 2:7 consistió en la carencia de la gloria, como dice MacArthur al
comentar este versículo: “Fue un acto voluntario de renuncia y no implica que Él se quitara su
divinidad o que intercambiara la deidad por la humanidad... No obstante, Jesús sí renunció o dejó
lado sus privilegios en varios aspectos importantes: (1) La gloria celestial, porque mientras
estuvo en la tierra renunció a la gloria de su relación cara a cara con Dios y al despliegue y
disfrute contigo de esa Gloria (Juan 17:5). (2) Autoridad independiente, porque durante su
Encarnación Cristo se sometió por completo a la voluntad de su Padre (Mateo 26:38...). (3)
Ciertas prerrogativas divinas, porque puso a un lado el despliegue voluntario de sus atributos
divinos y se sometió a la dirección del Espíritu (Mateo 24:36; Juan 14:45-49). (4) las riquezas
eternas, pues mientras estuvo en la tierra Cristo fue pobre y poseyó muy pocos bienes (2
Corintios 8:9). (5) una relación favorable con Dios porque tuvo que sentir la ira plena del padre
hacia el pecado humano mientras estuvo en la cruz (Mateo 27:46)”.

En este mismo orden de ideas, Lacueva afirma: “Todos los atributos divinos, tanto ónticos
como operativos (a los que se refieren los mantenedores de la teoría de la Kenosis), y Morales, se
identifican con la esencia de la divinidad, de tal manera que renunciar a ellos equivaldría a
renunciar a la propia naturaleza divina, con lo que tendríamos en Jesucristo a un Dios rebajado
no consustancial al Padre..."

• LA ENCARNACIÓN.

La Encarnación de la Segunda Persona de la trina deidad, se encuentra plasmada sin lugar a


dudas Juan 1:14

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. (Juan 1:14) [RV60]

Allí Juan nos dice que el Logos (gr. loyoç), que era desde el principio con Dios y que era Dios
(hablando de nuestro Señor y Salvador Jesucristo), se hizo humano, sin afectar en nada su
Deidad.

En otras palabras se encarnó el Logos, el Hijo de Dios, la segunda Persona de la Trinidad o


Trina Deidad, para llegar a ser DIOS - HOMBRE, pues como afirmamos al hablar de la
Kenosis, fue 100% Dios y 100% Hombre, pues el Eterno Hijo de Dios no perdió nada de su
Deidad.

Es menester señalar que las tres Divinas Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo participaron
conjuntamente en la Encarnación del Verbo; es decir, en el acto de unir una naturaleza humana a
la hipóstasis del Hijo. Así Mateo 1:20 señala:
«Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de
David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo
es».(Mateo 1:20) [RV60].

Por su parte, Lucas 1:35

«Respondiendo el ángel, le dijo: El ESPÍRITU SANTO vendrá sobre ti, y el poder del
ALTÍSIMO te cubrirá con su sombra; por lo cual también el SANTO SER QUE NACERÁ, será
llamado HIJO DE DIOS».

(Lucas 1:35) [RV60] (Mayúsculas propias).

Así como el ya citado Juan 1:14 evidencian la interacción del Trino Dios en el acto de la
Encarnación.

Otro punto necesario de precisar es el hecho de la necesidad de la Encarnación del Verbo,


necesario es responder que los atributos divinos de amor y Justicia exigían la Encarnación. El
hombre, muerto en delitos y pecados no merecía la salvación, merecía que la justicia divina se
cumpliera en él y la sanción - la muerte - fuera su destino. Pero el amor de Dios evidenciado en
su infinita misericordia requería la salvación del hombre pecador (1 Juan 4:16). Es en este
sentido es que la Encarnación del Verbo se hace necesaria para sustituir al hombre en el
sufrimiento de esta sanción. Dios mismo, hecho HOMBRE debía tomar el lugar del ser humano
y pagar las consecuencias del pecado: la muerte (Romanos 6:23; 2 Corintios 5:21)

A mayor abundamiento, y para demostrar el talante histórico de la doctrina de la Encarnación,


resulta forzoso citar Chafer quien cita los credos cristianos:

“La encarnación es una doctrina cristiana con gran transfondo histórico en el devenir de la
iglesia cristiana. así el credo de atanasio reza lo siguiente:

“Perfecto Dios y perfecto hombre, con alma racional y carne humana que, subsisten de tal
modo que aunque Él es Dios y hombre, sin embargo Él no es dos Personas; sino un Cristo: uno,
no por conversión de la divinidad en carne, sino por haber tomado Dios la humanidad; uno solo
no por confusión de sustancia, sino por unidad de Persona; porque así como el alma racional y la
carne son un hombre, así Dios y el hombre son un Cristo.

la misma verdad se presenta también en el segundo artículo del credo de la iglesia de


inglaterra:

“El Hijo, que es el Verbo del Dios Eterno, de una misma sustancia con el Padre, tomó la
naturaleza humana en el vientre de la ... virgen, ..., de tal modo que las dos naturalezas completas
y perfectas, la divinidad y la humanidad, se unieron en una Persona, para no volverse a dividir
jamás; por tanto esa naturaleza es un Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre".

Continúa Chafer al hablar de la doctrina Paulina sobre la Encarnación:

El apóstol Pablo, en sus epístolas, nos declara también la Encarnación del Hijo de Dios:

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre,
se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (Filipenses 2:5-8)
[RV60].

Esta - última - gran porción cristológica de la Palabra de Dios coloca a Cristo en tres
posiciones, cada una de las cuales es final en relación con toda la revelación referente a la
Encarnación: (a) Él era en forma de Dios, (b) Él era igual a Dios, (c) Él apareció en la tierra en la
semejanza de los hombres". ( Chafer, L. S., Teología Sistemática, Tomo 1; ps. 356-359).

• LA UNIÓN HIPOSTÁTICA.
Es la unión de las dos naturalezas de Cristo, la divina y la humana, la cual se cumplió en la
Encarnación... Así, Cristo es Dios en su naturaleza divina, y Hombre en su naturaleza humana;
pero en su Personalidad como Dios-Hombre, Él no es ni lo uno ni lo otro separadamente de la
unidad que es su Persona. No es posible separar cualquiera de estas naturaleza de la otra, aunque
cada una de ellas puede estudiarse por separado. La naturaleza divina es eterna, pero la humana
se origina en el tiempo, aunque está destinada a continuar eternamente. Esta Unión es una
profunda realización, y es una realidad única del Dios-Hombre. (Chafer, L. S., Teología
Sistemática, tomo 1, Vol. II).

Francisco Lacueva presenta las principales propiedades de la Unión Hipostática, a saber:

A) Es Necesaria. Es preciso que Dios y el hombre se unan en una sola persona para ser de
Jesucristo el perfecto mediador que necesitábamos (1 Timoteo 2:5; Hebreos 2:17, 18; 4:15, 16;
7:25). Así tenemos en nuestro gran Sumo Sacerdote una perfecta simpatía y compenetracion con
nosotros los hombres, a la vez que un valor infinito en su sacrificio sustitutorio y también
representativo.

B) Es Indisoluble. Son muy claros los textos Wendy al hablar de Jesús como heredero del trono
de David se dice: «su reino no tendrá fin»; Hebreos 7:24: «permanece para siempre, tiene un
sacerdocio inmutable», lo cual sólo es aplicable a Jesucristo en cuanto hombre, Ya que en cuanto
Dios no puede ser sacerdote (Hebreos 5:1); Ap. 21:23; 22:1, 2, 3, 5. La fuerza de estos textos
apocalípticos estriba en que, de no permanecer para siempre La Unión hipostática, no disfrutaría
mos durante la eternidad de la lumbrera del Cordero, con lo que, de acuerdo con Juan 14:9 y
Colosenses 2:9, nos quedaríamos por toda la eternidad sin la beatificante visión de la gloria de
Dios (Lacueva, Francisco, p. 115).

• HUMANIDAD.

Hablar de la humanidad de Jesús es hablar de la manera como lo presenta el Nuevo


Testamento. Así desde el evangelio de Mateo capítulo 1:1-17; se nos presenta la genealogía de
Cristo cómo israelita descendiente de Abraham. Por su parte Lucas aunque introducen una
genealogía diferente que conecta al Salvador con la raza humana, inicia su genealogía desde
Adán.
La Biblia rebosa de textos que mencionan en Jesús su condición de Hombre o lo que es lo
mismo su humanidad: Mateo 4:4; 11:19; Juan 1:14; 8:40; Hechos 2:22; Romanos 5:15; 1
Corintios 15:21; 1 Timoteo 2:5; 3:16; 1 de Juan 4: 2.

En el mismo orden de ideas, es necesario afirmar que Jesús poseyó una verdadera humanidad,
ya que; en Él se evidenciaron los elementos integrantes de una naturaleza humana, esto es:

1) Un cuerpo humano, Mateo 26:26, 28; Marcos 14:8; 1 Timoteo 3:16; Este cuerpo es una
realidad manifiesta incluso después de la Resurrección (Mateo 28:9; Lucas 24:39-40).

2) Alma humana: «mi alma está muy triste hasta la muerte» (Mateo 26:38; Marcos 14:34).

3) Un espíritu humano: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lucas 23:46). «se
entristeció en espíritu» (Juan 11:33). «y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu» (Juan
19:30).

De igual manera, Jesús desarrolló durante su ministerio actividades realmente humanas, tales
como: padeció hambre (Mateo 4:2), tubo emociones( Juan 11:5), y estuvo sujeto a las leyes del
crecimiento, de la obediencia, de la limitación, de la tentación, aunque sin pecado (Lucas 2:52;
2:51; Marcos 6:5; 13:32; Mateo 4:1ss; Marcos 1:13; Lucas 4:2ss; Hebreos 4:15).

Por último, necesario es decir que la naturaleza humana de Jesús, o su humanidad, era y es
perfecta, modelo del ideal humano, por no decir de la esperanza cristiana (1 Juan 3:1-3). Su
perfección resalta al contrastar Salmo 8:4-8 y Hebreos 2:6-10.

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