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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE MEDICINA

ESCUELA DE CIENCIAS DE LA SALUD

LICENCIATURA EN ANESTESIOLOGÍA E INHALOTERAPIA

MÓDULO VIII- CICLO II 2022

TRANSPORTE DEL PACIENTE EN VENTILACIÓN MECÁNICA

DOCENTE:

Licenciada Beatriz Lisseth Martínez Nerio

PRESENTADO POR:

Benítez Hernández, José Damián

Morales Marroquín, Susana Guadalupe

Muñoz Henríquez, Loida Nohemy

Ciudad Universitaria, octubre 2022


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 3
OBJETIVOS .......................................................................................................................... 4
Tipos de transporte ............................................................................................................... 5
Transporte intrahospitalario ............................................................................................... 5
Transporte interhospitalario ............................................................................................... 6
Traslado del paciente conectado a un ventilador mecánico. ................................................. 8
Efectos fisiológicos del transporte ......................................................................................... 9
Efectos del transporte sobre el paciente. .............................................................................. 9
Efectos del transporte sobre el equipo de soporte vital ....................................................... 10
Principios generales del transporte ..................................................................................... 11
Fase preparatoria................................................................................................................ 11
Relación riesgo-beneficio .................................................................................................... 11
Coordinación y comunicación pre transporte ...................................................................... 11
Monitorización y equipamiento durante el transporte .......................................................... 12
Fase de transferencia ......................................................................................................... 12
Fase de estabilización protransporte................................................................................... 13
Contraindicaciones del transporte ....................................................................................... 13
CONCLUSIÓN .................................................................................................................... 14
BIBLIOGRAFIA ................................................................................................................... 15
INTRODUCCIÓN

Las unidades de cuidados intensivos (UCI) se caracterizan por prestar un elevado nivel de
cuidados, contando para ello con personal altamente especializado, sofisticados sistemas de
monitorización y avanzadas capacidades de tratamiento. Todas estas particularidades
posibilitan la aplicación de ventilación mecánica de forma prolongada, así como la realización
de técnicas diagnósticas y procedimientos quirúrgicos a la cabecera de la cama, creando un
entorno de seguridad inexistente en otras áreas del hospital.

Con frecuencia, sin embargo, es necesario trasladar a los pacientes fuera del ambiente
protegido y seguro de la UCI, con el fin de realizar estudios diagnósticos o intervenciones
terapéuticas que no es posible practicar en la propia unidad. Por otra parte, en ocasiones
puede requerirse el transporte desde un hospital con recursos limitados a otro centro
hospitalario con mayor nivel de especialización y tecnología. En cualquier caso, la movilización
de un paciente en situación crítica, a menudo con unas reservas fisiológicas limitadas, plantea
una serie de riesgos que deben tenerse en cuenta a la hora de planificar su traslado.
OBJETIVOS

● OBJETIVO GENERAL

Conocer los tipos de transporte del paciente crítico ventilado y la relación riesgo
beneficio del traslado de los pacientes en su estado de salud.

● OBJETIVOS ESPECÍFICO

➔ Describir el transporte intra e inter hospitalario del paciente ventilado.


➔ Enumerar los efectos fisiológicos que representa el transporte del paciente
ventilado.
➔ Especificar el modo de coordinación y comunicación de las áreas de traslado del
paciente.
Tipos de transporte

Transporte intrahospitalario
En general, las razones por las que un paciente ventilado mecánicamente necesita ser
movido fuera de la UCI son para realizar estudios radiológicos y practicar intervenciones
quirúrgicas.

El transporte intrahospitalario puede clasificarse en cuatro tipos:

1. Transporte desde un área de cuidados críticos a la planta de hospitalización.

Habitualmente se trata de pacientes en fase de recuperación que ya no precisan cuidados


intensivos y son transferidos desde la UCI o la unidad de reanimación postanestésica a la
planta de hospitalización. Este tipo de transporte intrahospitalario es evidentemente el que
menos riesgo comporta.

2. Transporte desde el servicio de urgencias o planta de hospitalización hacia la unidad de


cuidados intensivos.

Este transporte es el de los pacientes que requieren cuidados intensivos, bien tras una
resucitación y estabilización inicial en el servicio de urgencias o después de haber sufrido un
empeoramiento de su situación clínica en la planta de hospitalización. En ambas situaciones,
el traslado se produce desde una zona del hospital donde no es posible una monitorización y
cuidado avanzados hacia un área dotada de personal y recursos tecnológicos apropiados.
Dado que la gravedad de la enfermedad se correlaciona con la incidencia de complicaciones,
se precisa una adecuada planificación, con objeto de anticiparse a los problemas secundarios
que pudieran surgir durante el proceso de transporte.

3. Transporte desde la unidad de cuidados intensivos o servicio de urgencias hacia un área


de diagnóstico por la imagen.

Debido a la capacidad de mantener de forma continua las medidas de soporte vital, los
métodos diagnósticos no portátiles, tales como la tomografía computarizada, la resonancia
magnética, la cateterización cardiaca, la angiografía o los estudios de medicina nuclear, se
han vuelto más accesibles a los pacientes ventilados mecánicamente, y además es frecuente
que deban repetirse con el fin de seguir la evolución de la enfermedad o los efectos del
tratamiento. En contraste con los anteriores tipos de transporte, que son transferencias
unidireccionales de una zona a otra, con tiempos de tránsito cortos y donde los pacientes son
movidos a un lugar con mayores niveles de monitorización y cuidados, el traslado de un
paciente grave fuera de la UCI o del servicio de urgencias para realizar una prueba de imagen
implica un riesgo mucho mayor, ya que supone un transporte de ida y vuelta, durante un
periodo de tiempo habitualmente largo, hacia un área donde es difícil mantener la
monitorización y que además suele estar mal equipada para el manejo de las emergencias.

4. Transporte entre áreas de cuidados críticos.

Incluye la transferencia de los pacientes graves desde la UCI al quirófano y viceversa. A pesar
de tratarse de áreas con grandes capacidades de monitorización, es frecuente que se
produzcan perturbaciones cardiorrespiratorias importantes durante el transporte.

Transporte interhospitalario
El transporte entre hospitales ha aumentado en los últimos años debido a la regionalización
de una gran parte del cuidado especializado, y es frecuente que los pacientes que precisan
métodos sofisticados de diagnóstico o cirugía altamente específica tengan que ser
trasladados desde hospitales comarcales a centros de referencia de ámbito provincial o
regional. En términos generales, las estrategias de planificación y los problemas que pueden
surgir son similares en ambos tipos de transporte, intrahospitalario e interhospitalario, salvo
que en este último se suman las complicaciones relacionadas con la distancia y con el medio
de evacuación utilizado.

El transporte interhospitalario puede realizarse por tierra o por aire. En el primer caso se
emplea una ambulancia adecuadamente equipada, mientras que para el transporte aéreo
puede utilizarse un helicóptero o un avión.

En general, todos los medios de transporte deben tener una serie de características
esenciales:
● Disponibilidad y accesibilidad fáciles.
● Adecuada seguridad operativa.
● Capacidad para llevar una camilla y equipo móvil de cuidados intensivos.
● Asientos seguros para el personal sanitario, tanto a la cabecera como a los lados del
paciente.
● Espacio adecuado y fácil acceso al paciente para observación y realización de
procedimientos.
● Suministro de oxígeno en cantidad suficiente para todo el trayecto.
● Suministro eléctrico con voltaje y capacidad suficientes para el equipo portátil.
● Velocidad apropiada, sin exposición innecesaria a los efectos de la aceleración.
● Niveles de ruido y vibración aceptables.
● Dotación de luz, ventilación y control de climatización.
● Equipado de ganchos para sueros y receptáculo de desechos.
● Embarque y desembarque sencillos, tanto para el paciente como para el equipo
sanitario.
● Provisión de radio y teléfono móvil.

Cada medio de transporte tiene sus ventajas, desventajas e indicaciones relativas. La


elección dependerá fundamentalmente de la distancia entre los hospitales emisor y receptor,
de la ubicación del equipo que va a realizarlo y de la urgencia del caso, a menudo influida por
las capacidades clínicas del hospital remitente.

En general, el transporte por carretera, en ambulancia, constituye el método más


frecuentemente utilizado y también el más seguro para el paciente, siempre y cuando el factor
tiempo no sea crítico y el nivel de cuidados durante el trayecto sea más importante que la
velocidad. El transporte aéreo, en cambio, es más conveniente para traslados a largas
distancias o cuando las condiciones geográficas no permiten otro tipo de transporte. El avión
tiene algunas ventajas sobre el helicóptero, tales como mayor velocidad, cabina presurizada
y menor generación de ruido, pero la mayor rapidez se ve contrarrestada por la necesidad del
transporte secundario en ambulancia en ambos extremos del recorrido. Por el contrario, el
helicóptero tiene la ventaja de poder acceder a lugares que de otro modo resultarían
inaccesibles, y es más adecuado cuando el tiempo de llegada al hospital de destino es crucial,
para lo cual es necesario que tanto el centro emisor como el receptor estén dotados de
helipuerto, con lo cual se evita la utilización de un transporte secundario.

Las características de los diferentes modos de transporte se resumen en


la siguiente tabla:
Traslado del paciente conectado a un ventilador mecánico.

Trasladar a un paciente conectado a un ventilador mecánico es una proceso habitual que


está indicado en diferentes situaciones en la atención de un paciente en estado crítico, ya
sea para trasladarlo del lugar del suceso al hospital, dentro del mismo hospital para realizar
pruebas diagnósticas (tomografías, radiología intervencionista), para transportarlo a otros
servicios como sala de operaciones o de regreso. Sin embargo, este procedimiento puede
resultar muy complejo y con alto riesgo de complicaciones.

El traslado de un paciente crítico con ventilación mecánica conlleva a que se le brinde la


misma atención y cuidados que tiene en la UCI, por ello debe estar perfectamente
organizada la monitorización de las constantes fisiológicas cardiorrespiratorias,
permitiéndonos comprobar la estabilidad del paciente antes, durante y al final del traslado,
hasta su recepción por la Unidad Clínica respectiva.
Las características básicas de un ventilador de transporte las podemos resumir en que
tenga operatividad, manejabilidad, resistencia y se enumeran en la siguiente tabla.

Es importante asimismo tener definidas las distintas fases de realización del transporte
intrahospitalario para tomar las previsiones correspondientes y garantizar el éxito sin
complicaciones del traslado.

Efectos fisiológicos del transporte

Efectos del transporte sobre el paciente.


El traslado de un paciente ventilado mecánicamente desde un lugar a otro puede ser una
rutina para el equipo que lo realiza, pero induce una serie de alteraciones en el paciente que
pueden verse agravadas por el ruido, las vibraciones y las aceleraciones generadas por
cualquiera de los medios de transporte. Los niveles elevados de ruido harán la auscultación
cardiaca y respiratoria difícil, mientras que la vibración excesiva puede dificultar tareas como
el cambio de líneas venosas y ocasionar artefactos eléctricos en el equipo de monitorización.
La aceleración en cualquiera de los ejes del espacio puede aumentar transitoriamente el
retorno venoso y producir un deterioro clínico en los pacientes con insuficiencia cardiaca. El
transporte aéreo plantea problemas adicionales, como resultado de la reducción en la presión
atmosférica provocada por la altitud. Las consecuencias clínicas más importantes derivan de
la disminución de la presión parcial de oxígeno y del aumento del volumen de los gases
presentes en una cavidad cerrada o semicerrada. Así pues, los pacientes graves ventilados
mecánicamente requerirán un aumento de la fracción inspirada de oxígeno (FIO2) para
mantener la misma PaO2. Por otra parte, los gases atrapados en las cavidades fisiológicas
pueden expandirse e inducir barotitis o barosinusitis, mientras que la expansión de los gases
contenidos en los espacios aéreos patológicos, como el espacio pleural o el tracto
gastrointestinal, puede resultar en neumotórax a tensión, perforación intestinal e incluso
embolia gaseosa. Por ello, antes del traslado por vía aérea debe drenarse cualquier
neumotórax, por pequeño que sea, y mantener permeable la sonda nasogástrica. El efecto
de la expansión de los gases puede reducirse provocando una desnitrogenación mediante el
incremento de la FIO2 al 100 % antes y durante el vuelo. Otros problemas relacionados con
la altitud son la caída de la temperatura (aproximadamente 2 ºC por cada 300 m de
incremento en la altura) y el descenso de la humedad, por lo que todos los pacientes
intubados deben recibir humidificación pasiva, preferiblemente mediante un humidificador
higroscópico.

Efectos del transporte sobre el equipo de soporte vital


La compresión y la descompresión de los gases durante el transporte aéreo puede afectar
igualmente al equipo de soporte vital utilizado. Durante el ascenso, la expansión del aire
contenido en los frascos de sueroterapia da lugar a un aumento de la velocidad de infusión,
y puede incluso provocar su rotura si el envase es de cristal. Por el contrario, en la fase de
descenso el volumen de aire en el recipiente se reduce, induciendo un enlentecimiento del
ritmo de infusión. Del mismo modo, los cambios de presión barométrica asociados con la
altitud también se reflejan en los dispositivos que contienen aire en su interior, tales como el
neumotaponamiento del tubo endotraqueal o la cánula de traqueostomía, el globo del catéter
arterial pulmonar o los balones de la sonda de Sengstaken-Blakemore. Durante el ascenso,
la presión del manguito del tubo endotraqueal aumenta, provocando una compresión
excesiva de la mucosa traqueal e incluso la rotura del balón, mientras que cuando la aeronave
desciende, la reducción de la presión se asocia a un sellado inadecuado de la vía aérea, por
lo que debe ajustarse regularmente durante el vuelo. La sustitución del aire por agua en el
neumotaponamiento eliminará estos posibles problemas durante el transporte aéreo
medicalizado.
Principios generales del transporte
El transporte de un paciente grave ventilado mecánicamente significa «trasladar la UCI con
el paciente y no el paciente fuera de la UCI», y debe considerarse como un proceso
sistemático y adecuadamente estructurado en tres fases bien definidas: preparación
pretransporte, transferencia y estabilización postransporte.

Fase preparatoria
El aspecto más importante del proceso de transporte es realizar una preparación y una
planificación adecuadas. En primer lugar, hay que hacer un análisis cuidadoso de la
necesidad del traslado, valorando meticulosamente los posibles riesgos y beneficios. En
segundo lugar, debe realizarse una evaluación minuciosa de la situación clínica del paciente
y conseguir su estabilización, considerando no sólo las medidas terapéuticas que actualmente
tiene, sino todo el equipo y la monitorización que es probable que pudiera necesitar. En tercer
lugar, hay que tener en cuenta el personal sanitario acompañante, que dependerá de la
gravedad de la enfermedad y de la complejidad del equipo necesario.

Relación riesgo-beneficio
Antes del transporte se deben sopesar los riesgos de movilizar a un enfermo grave frente a
los posibles beneficios derivados de las exploraciones o intervenciones que vayan a
efectuarse fuera del ambiente de los cuidados críticos. La literatura revela que en dos tercios
de los pacientes que se trasladan al departamento de radiología no se produce modificación
de la actitud terapéutica. Por tanto, si es poco probable que las pruebas o procedimientos
realizados fuera de la UCI vayan a alterar las estrategias de tratamiento, debe cuestionarse
la necesidad de movilizar al paciente y considerar su ejecución a la cabecera de la cama, en
particular en los pacientes inestables. Del mismo modo, la evacuación a otro centro
hospitalario sólo debe emprenderse cuando los recursos diagnósticos o terapéuticos que el
enfermo precisa exceden los medios disponibles en el hospital de origen y si los beneficios
sobrepasan claramente los riesgos del transporte.

Coordinación y comunicación pre transporte


Antes de movilizar al paciente deben haberse establecido los objetivos del transporte y tener
preparados el equipo y el personal acompañante. La coordinación previa con el departamento
o institución que va a recibir al paciente es esencial, con el fin de evitar retrasos innecesarios.
En el caso de que un equipo alternativo asuma el cuidado del paciente en el área de destino,
la transferencia de la responsabilidad en los cuidados deberá hacerse mediante comunicación
personal entre los miembros del equipo de transporte y los del departamento receptor. Los
traslados electivos deben retrasarse hasta que el paciente esté estable, mientras que durante
el transporte en situaciones de emergencia ha de continuarse con todas las medidas de
resucitación previamente iniciadas

Monitorización y equipamiento durante el transporte

La monitorización durante el transporte debería emular la existente en la UCI y adaptarse a


las necesidades particulares de cada paciente grave. Los requerimientos mínimos incluyen c
Sin embargo, algunos pacientes pueden beneficiarse de la monitorización de parámetros
adicionales, tales como capnografia y presiones intra arterial, venosa central, arterial
pulmonar e intracraneal.
El equipamiento necesario ha de estar integrado en una camilla especialmente diseñada
para el transporte, y debe ser resistente, portátil, fiable y capaz de operar con batería durante
al menos 1 hora. Básicamente ha de incluir un monitor fisiológico que permita la
Monitorización electrocardiográfica y de la presión arterial, bien de forma continua o
intermitente, un pulsioxímetro (incorporado en los monitores actuales) y un ventilador que
pueda reproducir el patrón ventilatorio previamente establecido. Adicionalmente, es necesario
llevar un esfigmomanómetro y un estetoscopio por si el monitor falla o no permite la medición
de la presión arterial, una bolsa de resucitación autoinflable con mascarilla de tamaño
apropiado y válvula de PEEP, una o dos balas de oxígeno (necesidades previstas más una
reserva de 30 minutos), un equipo de intubación, un aspirador eléctrico o neumático para
succionar la vía aérea y un desfibrilador, preferiblemente con marcapasos transcutáneo.
Además, es necesario transportar con el paciente toda la medicación que está recibiendo
(vasopresores, sedantes, relajantes musculares, etc.) junto con las bombas de infusión y una
caja o batea con los fármacos básicos de resucitación ya preparados

Fase de transferencia

Ésta es la fase activa del proceso de transporte e incluye tanto la movilización como el tiempo
que el paciente permanece en el área de destino. El tiempo que dura la transferencia se
correlaciona con la incidencia de eventos adversos. Los objetivos de esta etapa incluyen el
mantenimiento de la estabilidad, la continuación del tratamiento previo al transporte y la
prevención de contratiempos y errores iatrogénicos Si ha habido una adecuada planificación
y preparación, esta etapa debería transcurrir sin complicaciones. Las manipulaciones y los
cambios entre la cama, la camilla y la mesa de exploraciones suelen ser origen de graves
alteraciones en la fisiología del paciente, y de la mayoría de los problemas técnicos, de
manera que es fundamental que se realicen de forma cuidadosa y organizada. Otro aspecto
a considerar es la vulnerabilidad a la hipotermia, sobre todo en el transporte interhospitalario
de pacientes sedados y relajados, por lo que deben proporcionarse medidas de calentamiento
pasivo durante todo el recorrido.

Fase de estabilización protransporte

Después del transporte intrahospitalario o interhospitalario, un paciente grave puede requerir


entre media y una hora para estabilizarse. Este tiempo de estabilización debe considerarse
también una extensión del proceso de transporte.

Contraindicaciones del transporte

Hay pocas contraindicaciones para el transporte, salvo que la situación del


enfermo sea excesivamente grave y no permita su movilización, aun con las
máximas garantías.
CONCLUSIÓN

Se llegó a la conclusión que el transporte de pacientes ventilados pueden clasificarse en dos


categorías: transporte intrahospitalario y el transporte interhospitalario; donde en la primera
categoría son cuatro los tipos de transporte: el Transporte desde un área de cuidados críticos
a la planta de hospitalización, Transporte desde el servicio de urgencias o planta de
hospitalización hacia la unidad de cuidados intensivos, Transporte desde la unidad de
cuidados intensivos o servicio de urgencias hacia un área de diagnóstico por la imagen y el
Transporte entre áreas de cuidados crítico

Existen efectos fisiológicos que afectan al paciente y efectos del transporte sobre el equipo
de soporte vital, para ellos debe haber una coordinación y comunicación entre las áreas de
traslado donde se deben cumplir ciertas fases además de tener el equipo y monitorización
necesaria para un transporte efectivo y sin complicaciones
BIBLIOGRAFIA

● Dueñas C, Ortiz G, González M. Ventilación Mecánica. Aplicación en el


Paciente crítico, 2003. Editorial Distribuna, Bogotá, Colombia.

● Cebrián J, Díaz-Alersi R, Coma MJ, et al. Transporte Intrahospitalario.


Capítulo 12.1. Transporte de pacientes en estado crítico. Principios de
Urgencias, Emergencias y Cuidados críticos; UNINET.

● Lovesio C. Capitulo Ventilación Mecánica. Medicina Intensiva, Enero 2006,


Editorial El Ateneo, Buenos Aires, Argentina.

● Ramos L, Benito S. Fundamentos de Ventilación Mecánica. Capítulo 14,


Transporte del paciente con ventilación mecánica, Editorial Marge Medical
Books, 2012. Barcelona, España

● J.j Duke, Secretos de la Anestesia, capitulo 86 Transporte intrahospitalario


del paciente grave, Editorial Interamericana de México, 2002, México

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