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Infotécnologia Para El Aprendizaje

Hanserlin Alberto Rodríguez Vásquez

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Wendy Infante Checo

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Tarea III. Infotecnología
El cangrejito manco

Al pequeño cangrejo le faltaba una pinza.


Un cangrejo abusón se la había retorcido en
el recreo y su pinza derecha se había
quedado colgando. El médico del colegio le
había puesto una escayola y le había dicho
que debía mantenerla fuera del agua, que era
muy importante que no se mojara.

El cangrejito se quedó en un pequeño remanso de agua que se había formado


entre las rocas. Era una piscina muy pequeña en la que podía mantener su
pinza fuera del agua, pero que le cubría las branquias para poder respirar.

Sin embargo, el pequeño cangrejo no se dio cuenta de que aquella noche había
luna llena, y la pleamar le pilló por sorpresa: subió mucho la marea mientras
dormía y la pequeña piscina se llenó de agua hasta los bordes… ¡antes de que
pudiera reaccionar, la escayola se le deshizo y su pinza se perdió entre las
olas!

El pequeño cangrejo se quedó paralizado. Desolado. ¡Ahora era un cangrejito


manco! Y sospechaba la suerte que iba a correr… aunque sabía que las pinzas
volvían a crecer con el tiempo, otros cangrejos mancos de los que había
escuchado hablar habían muerto antes de hambre al no poder cazar bien.

Aquella noche no pegó ojo. Pensó mucho en el futuro que le esperaba.


Recordó, incluso, una historia que contaban sus amigos sobre un cangrejo de
río que, en China, se cortó una pinza a sí mismo para escapar de la olla. Y
pensó que él sería capaz de hacerlo también, porque acabar guisado en su salsa
le daba todavía más miedo que ser manco.
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Tarea III. Infotecnología
Las siguientes semanas fueron muy difíciles para él. Sus compañeros de clase
cuchicheaban a sus espaldas. Le tenían compasión. Y tampoco faltó algún que
otro abusón que se burló de él. Hasta creyó notar que Antena, la cangrejita
más guapa de la clase, ya no le miraba tanto…

Pasaron los meses y su pinza seguía sin crecer. El cangrejito manco estaba
convencido de que se quedaría así para siempre y acabaría muriendo de
hambre o siendo presa de algún depredador. Ahora era un cangrejito triste.

Una mañana de verano, estaba descansando junto a otros cangrejos en una de


las piscinas que se habían formado en las rocas, cuando vio aparecer a dos
humanos, uno grande y otro pequeño. Llevaban una bolsa. ¡Estaban cazando
cangrejos! Cuando el cangrejito manco quiso avisar a los demás, ya era
demasiado tarde. Los humanos comenzaron a atraparlos con una red. ¡Cundió
el pánico! El pequeño cangrejo podría escuchar los gritos de los demás
mientras los metían en la bolsa. De pronto, se vio atrapado en la red y pensó
que era el fin.

– ¡Papá, mira, he atrapado uno!

– ¡Oh, fantástico!

El humano mayor agarró la red y lo examinó de cerca. El cangrejito manco se


tapó los ojos con la pinza que le quedaba. ¡No quería mirar!

– Hmmmm… A este, mejor, déjalo. Le falta una pinza, no nos sirve.

Y el niño lo devolvió al agua.

Cuando todo se tranquilizó, el cangrejito manco miró a su alrededor. Estaba


solo. Todos los demás cangrejos habían sido capturados. Aunque la situación
era muy preocupante, lo cierto es que sintió un gran alivio por haberse
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Tarea III. Infotecnología
salvado. Supo que había sido gracias a su pinza. Mejor dicho: gracias a su no
pinza.

A partir de ese momento, el cangrejito manco comenzó a aceptar mucho mejor


su problema. ¡Incluso podía llegar a considerarse una ventaja si se pensaba
bien! Aprendió que hasta la mayor desgracia tiene un lado bueno aunque a
veces haya que buscar mucho para encontrárselo.

¡Ah! ¡Por cierto! Supongo que os gustará saber la suerte que corrió el cangrejo
abusón. El cangrejito manco se enteró poco después de que el cangrejo que le
había roto la pinza había sido capturado y que, seguramente, había acabado en
la olla.

Pequeño Cangrejo Preocupante Suerte Atrapado


Gritos Humanos Meses Manco Compañeros
Corrió Depredador Capturado Olla Piscina
Roto Muerto Branquias Pinza verano

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