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SEMINARIO DE CULTURA POPULAR Y MASIVA

La hipótesis de trabajo que organiza el seminario es que lo que se denomina cultura popular es algo diferente de lo que
se llama cultura masiva, cada una tiene características, elementos y configuraciones propias. Son históricamente
interdependientes una de la otra. De modo que lo que nos interesa estudiar y poner en tensión en este seminario es la
articulación histórica entre ambas, con la llegada de la modernidad.

CULTURA POPULAR # CULTURA MASIVA


Distinción y articulación
CULTURA POPULAR CULTURA MASIVA

La cultura popular:

- Es difícil de rastrear su origen, duro mucho tiempo histórico. Tiempos largos


- La transmisión era oral. Una pregunta que surge de esto es como acceder a la cultura popular del pasado si era
oral y los materiales escritos fueron en su mayoría escritos por personas que pertenecían a la cultura culta.
- Estaba en ámbitos comunitarios, en pequeños pueblos o ciudades

La cultura masiva:

- Tiene una aparición resiente en la historia. Es una configuración que se da a partir de cambios sociales, políticos
y económicos
- La transmisión es escrita o electrónica. Trae consigo la alfabetización
- Tiene circuitos amplios de mayor alcance, intenta llegar a la mayor cantidad de personas

La cultura popular se encuentra con la cultura masiva en un momento históricamente determinado, y en esa articulación
se produce una “otra cosa” que es, precisamente, la cultura popular-masiva.
Unidad 1
Sociedad, cultura y poder en la premodernidad

Estos textos intentan hacer una restitución histórica. Hubo un momento histórico donde todos compartían la misma
cultura, luego hubo una distinción entre la cultura popular y culta. Los textos de la unidad 1 no hablan de cultura masiva
porque está todavía no existía.

La edad media va del siglo V a el siglo XV. Esta se puede dividir en dos: la temprana o media (V-X) y la de transición (X-
XV). Esta transición no fue pacífica y se refiere a cambios en los modos de producción y dominación. Se pasa de un modo
de producción feudal a uno capitalista, y de un modo de dominación en el que había monarcas y súbditos a uno donde
había una república con ciudadanos.

Esta transición genera también un pasaje de hombres no libres a hombres libres, a ciudadanos que venden su fuerza de
trabajo y elijen a sus gobernantes. Estos hombres libres pasan a ser intercambiables en el mercado de trabajo (ej: un
profesor ahora es reemplazable, pero un zapatero en ese tiempo necesitaba años de ejercicio para serlo).

Se rompe un universo simbólico, el mundo de las ideas (dominado por la religión) que les daba legitimidad a las cosas.
Aparece como lugar de encuentro la plaza pública, donde los campesinos, la gente que hacía oficios y otros se juntaban
para comercializar productos, festejar o protestar.

Los RITUALES comienzan a tener un lugar principal allí. La clase dominante se retiran y aceptan estas prácticas de la
cultura popular. Había dos tipos de rituales:

- De inversión: eran como obras teatrales, que ponían al mundo al revés.


- ‘Para si’: el primero de estos eran los Charivaris. Se realizaban cuando alguien cometía una falta moral, por
ejemplo engañar a su esposa. Eran como escraches. Por ejemplo, subir la persona a un burro y dar vueltas por la
plaza.
El segundo era la venta de esposas, que era una forma de legitimar el divorcio, donde el hombre llevaba a la
mujer con una soga a la plaza y la vendía.

Lo que hizo la iglesia para disciplinar estas fiestas fue superponer sentidos sacros a los paganos. Establecieron un
calendario religioso que superponía días de las divinidades con los días de las fiestas agrarias. Por ejemplo, con el
carnaval y la cuaresma. El carnaval era una gran fiesta, la ‘gran comilona’, donde el descontrol era muy grande, pero era
aceptado por cuatro días, ya que después venían los 40 días de la cuaresma y del recogimiento espiritual. Eran días de
ayuno (porque de por si la comida era escasa en el invierno ya que no había forma de almacenarla) y arrepentimiento.

Planteamiento del problema (Bajtin)


El período en el que se centró Bajtín fue la Baja Edad Media y el Renacimiento, principalmente siglos XIV a XVI inclusive.
Se trata de una etapa de transición que implica cambios sustanciales:

- en el modo de producción, del Feudalismo al Capitalismo,


- en el modo de dominación, de Monarquías a Repúblicas.
- en la cosmovisión, de teocéntrica a antropocéntrica.

Dado que la tierra constituía la única riqueza, los reyes debilitados por invasiones bárbaras entregaron grandes
superficies de tierras a “señores feudales” a cambio de que pusieran sus armas y sus ejércitos a disposición del monarca.
El Señor feudal resultaba propietario de esas tierras, y tenía a su cargo siervos. La Iglesia y el Estado feudal los
subordinaban. Luego de procesos de resistencia, se impuso el modo de producción capitalista, una sociedad de
ciudadanos divididos por clases y no estamentos.
Bajtin desarrolla un análisis reconstructivo de lo que va a denominarla cultura cómica popular de la Edad Media y el
Renacimiento. Para ello elige trabajar los relatos de Rebelais porque lo considera el mejor portavoz de lo popular.
Tomando la terminología usada por Burke, había sujetos biculturales y monoculturales. Como todo sujeto bicultural,
Rabelais pertenecía a la cultura oficial pero también participaba de la cultura popular en ferias, tabernas, plazas
públicas.

Rabelais lee entonces folletos de feria manuscritos, narraciones anónimas, de origen oral, historias de gigantes y otros
tipos de relatos que carecían de toda jerarquía y no se consideraban literarios. Su tarea consistió en reescribirlos
prestando su voz como mediación y aprovechándolos para criticar ciertos aspectos de algunas instituciones de su
tiempo, como la Iglesia Católica y la Monarquía. Muchos lo consideraron un pensador Reformista, aunque no lo era.

En su reescritura, se apropió de estos materiales de origen popular y los reelaboró, de tal modo que le permitió a Bajtin
estudiarlo como portavoz de lo popular, ya que bajo la mediación de su voz culta asoman expresiones de campesinos
medievales que permitieron a Bajtín ver las características de la que denominó cultura cómica popular.

El realismo grotesco es el sistema de imágenes de la cultura cómica popular, y es herencia de esta. Estas imágenes
deben ser leídas desde el contexto en el cual se desarrollaron. Son imágenes exageradas, hipertrofiadas, que tienen
como características la abundancia y lo festivo y donde predomina lo material y corporal.

Bajtin da lugar a pensarla noción de circularidad, que le permite sostener que, en la Edad Media y el Renacimiento, entre
la cultura popular y la oficial hay diálogos, préstamos, apropiaciones, contestaciones. La noción de circularidad, sin
embargo, no implica ni reciprocidad ni igualación.

- Cultura oficial: la iglesia y el estado, con seriedad y autoridad, jerarquizada, que infunde el miedo e intimida,
ejerciendo violencia, prohibiciones y restricciones
- Cultura popular: ‘no oficial’, exterior a la iglesia y el estado. Ambiente mas informal, con risa como victoria del
miedo

Las fiestas oficiales consagraban el orden existente, confirmaban las jerarquías, miraban al pasado. En cambio, las fiestas
populares eran tomadas como una concepción del mundo, donde no había diferencia entre actores y espectadores, era
un lugar de liberación, donde se eliminaban las jerarquías y la risa predominaba.

Manifestaciones de lo popular según Bajtin:

- Formas y rituales del espectáculo: carnaval, fiestas agrícolas y parodias de fiestas oficiales (civiles y religiosas).
Los carnavales ofrecían una visión del mundo y del hombre diferentes, no oficiales y exteriores a la iglesia y el
estado. Era un segundo mundo, que creaba una especie de dualidad del mundo. Los espectadores no asisten al
carnaval, sino que lo viven. El carnaval no es un espectáculo teatral, sino más bien una forma concreta de la vida
misma, es la vida festiva del pueblo. La risa del carnaval es patrimonio del pueblo, todos ríen; es universal,
contiene todas las cosas y la gente; y es ambivalente, alegre, pero al mismo tiempo burlona y sarcástica, niega y
afirma.
- Obras cómicas verbales, orales y escritas, en latín y en lenguas romances: parodias de escritos oficiales,
sermones, literatura seria, gramática. Se toma el discurso serio y se lo parodia
- Formas y tipos de vocabulario familiar y grosero: durante los carnavales la abolición de jerarquías y reglas creaba
un tipo de comunicación especial, imposible de establecer en la vida cotidiana. Era contacto familiar y sin
restricciones. Esta nueva forma de comunicación produjo nuevas formas lingüísticas: groserías blasfematorias
dirigidas a las divinidades, los juramentos, obscenidades.

Si en la cultura oficial, el par alto/bajo remite a la oposición cielo/infierno, mente/instintos, no ocurre lo mismo en el
seno de la matriz cómica popular y en las imágenes del realismo grotesco. Alto/bajo son meras referencias topográficas
y la orientación hacia lo bajo es propia de las formas de la alegría popular.

El triunfo de la cuaresma (Burke)


Para Burke (analiza todo desde la mirada de los reformadores, desde arriba) hablar de ‘cultura popular’ está mal porque
da una impresión falsa de homogeneidad. Hay que usar el termino de plural o hablar de ‘la cultura de las clases
populares’. Para quienes critican el ‘modelo de los dos niveles’, es necesario enfocarse no en las diferencias que separan
a las culturas populares de las elites, sino en lo que tienen en común.

El termino bicultural describe las situaciones de los miembros de la elite que aprendieron canciones y cuentos
populares, pero que al mismo tiempo participaban de la cultura alta que recibían en las escuelas o universidad, lugares
donde el pueblo común no podía acceder.

El proceso de reforma de la cultura popular (personas cultas que intentaban cambiar actitudes y valores del pueblo, de
los siervos, campesinos, de la plebe) se dio durante 300 años. Burke lo divide en dos etapas:

- La primera fase (1500-1650): a cargo de los religiosos, los argumentos eran teológicos y morales. Teológicos
porque las costumbres populares eran consideradas paganas, eran supersticiones, lo mágico eran considerado
pagano. Los reformadores insistían en diferenciar lo sagrado de lo profano. Y moral porque las fiestas eran
denunciadas como momentos que incitaban a pecar y a la violencia.
- La segunda fase (1650-1800): a cargo de los laicos, los argumentos eran estéticos y racionales. Fueron años de
reformas dentro de las reformas. Los argumentos estéticos criticaban al teatro popular no en nombre de la
moral, sino del buen gusto

Para Burke la reforma no fue monolítica (es decir que fue flexible), sino que adquirió diferentes formas en las diferentes
regiones y generaciones. Los católicos y los protestantes no siempre estaban de acuerdo entre ellos, no se oponían a las
mismas prácticas. La reforma católica se identificaba con la modificación (no querían abolir las fiestas, sino purificarlas),
mientras que la protestante con la abolición (algunos protestantes atacaban todos los días festivos, incluyendo los
católicos como la cuaresma, y no aceptaban las imágenes sagradas). Los reformadores católicos eran menos radicales
que los protestantes.

Las reformas no tendrían éxito si no se presentaban sustitutos de las fiestas, canciones e imágenes populares que se
querían abolir:

- Los protestantes querían que la biblia fuera accesible a todos, y un elemento central para ellos fue el catecismo,
un folleto con información sobre la doctrina. El sermón fue lo principal, era una cultura de la palabra.
- Los católicos luchaban contra los protestantes y contra la inmoralidad y la superstición. Promovían una religión
de imágenes y no de textos, para sustituir lo que se quería reformar, ofrecían nuevos santos y nuevas imágenes.

Una diferencia entre la primera fase y la segunda tiene que ver con lo sobrenatural. La quema de brujas era central en el
primer periodo, la magia era diabólica. En el segundo periodo se tomaban estas prácticas como inofensivas e
irrelevantes porque no tenían efectividad, antes había un ‘miedo irracional’ que ahora no.

La principal consecuencia de la reforma de la cultura popular fue agrandar la separación de la pequeña y la gran
tradición, es decir que las reformas afectaron más a la minoría educada que al resto de la sociedad, lo que los separo
más de las tradiciones populares. No se logró el objetivo de atraer al pueblo.

El Calibán y la bruja (Federici)


Federici, marxista y feminista, plantea que la explotación de las mujeres había tenido una función central en el proceso
de acumulación capitalista, en la medida en que las mujeres han sido las productoras y reproductoras de la mercancía
capitalista más esencial: la fuerza de trabajo. Intenta pensar los procesos históricos de pasaje del feudalismo a la
modernidad en el marco de un estudio que contempla el cambio de relaciones sociales desde el género y la clase.
Plantea dos hipótesis:

- La acumulación es y ha sido un proceso que se dio no solo al comienzo de la historia, sino que en cada fase de
crisis del capitalismo se produce una nueva acumulación originaria
- El capitalismo en tanto sistema económico- social está vinculado al racismo y el sexismo
Para la autora, no es posible hablar de evolución en relación al pasaje del feudalismo al capitalismo. El capitalismo fue la
respuesta de los señores feudales, la iglesia, etc., a las luchas encabezadas por el proletariado (agricultores, artesanos)
que ponían en riesgo su poder. El capitalismo fue la contrarrevolución que termino con las posibilidades de la lucha anti-
feudal. Las luchas anti- feudales de la edad media tenían un movimiento de mujeres que se oponía al orden establecido,
que desafiaban las normas sexuales y exigían igualdad.

Las relaciones de servidumbre surgieron en Europa entre los siglos V y VII cuando cayó el sistema de esclavos. Lo que
surgió fue una nueva relación de clases que homogeneizo las condiciones de los antiguos esclavos (a quienes se les debía
dar una parcela de tierra), con la de los trabajadores agrícolas libres (sometidos por los terratenientes que les daban
‘protección’). El cambio principal fue que ahora los siervos tenían acceso a los medios de su reproducción. Las parcelas
podían dejárselas a sus hijos como herencia y disponían de sus propios recursos.

Las división sexual del trabajo era menos notable. Una mujer podía ser dueña de una parcela o recibirla de herencia. Las
mujeres trabajaban tanto en los campos como en las tareas del hogar. las actividades domésticas no estaban devaluadas
y no generaban diferencias de género, como si pasaría en la economía monetaria, cuando el trabajo doméstico dejo de
ser visto como trabajo real.

A fines del siglo XIV, las revueltas de los campesinos contra los terratenientes eran constantes. Ya no aceptaban el lugar
que se les daba en el orden social, sino que se reconocían como hombres libres, por lo cual eran multados. También se
negaban a realizar actividades para el señor feudal como moler granos, hornear pan o prestar servicios militares. Las
luchas más fuertes eran contra los impuestos (ej.: diezmo), y el poder jurisdiccional.

Con el tiempo se logró que el trabajo se los siervos sean remunerado con dinero. El campesinado se convirtió en
proletariado. La monetización de la vida cotidiana no beneficio a todos, las diferencias de ingresos se convirtieron en
diferencias de clases. (Contrato social medieval al contrato social moderno).

La comercialización de la vida afecto a las mujeres, para las que era más difícil ahora acceder a una propiedad y tenes
ingresos. Ya no podían heredar tierras, por lo cual muchas de ellas migraron del campo a la ciudad para trabajar como
sirvientas o comerciantes (mal pagas, pobres). Sin embargo, en la ciudad tenían más libertades, como menos
subordinación a la tutela masculina, y con el tiempo ganaron acceso a ocupaciones que eran consideradas masculinas.
Pero como respuesta a esa nueva independencia femenina, surge una reacción misógina violenta.

El nuevo proletario llevo adelante en los siglos XII-XIII movimientos milenaristas, que fueron revueltas pasajeras y
espontaneas, pero impulsadas por aspiraciones de cambio total. Sin embargo, fueron los movimiento de herejía (o
tendencias heréticas, no hubo un solo movimiento) popular los que expresaron mejor la búsqueda de una alternativa a
las relaciones feudales. Se quería crear una sociedad nueva, aspiraban a una democratización radical de la vida social, y
estaban bien organizadas. Fue el movimiento de oposición más importante de la edad media, ya que fueron muy
perseguidos por la iglesia (usaban las escusa de los herejes para atacar todas las insurrecciones sociales o políticas). La
herejía era lo equivalente a la ‘teología de la liberación’. Criticaba las jerarquías sociales y de explotación económica, así
como también denunciaba la corrupción de la iglesia.

En la iglesia las mujeres no eran nada, en este movimiento eran consideradas iguales, tenían los mismos derechos. Las
mujeres trataron de controlar su función reproductiva, a los anticonceptivos se los llamaba ‘posiciones para la
esterilidad’ y practicaban abortos. La mujer se convirtió en una figura de lo hereje, lo que llevo a la caza de brujas como
el principal objetivo en su persecución.

La herejía era un fenómeno de clases bajas, floreció en los proletarios rurales y urbanos. El proletariado urbano estaba
integrado por oficiales y aprendices, empleados, asalariados. Para ellos, la vida en la ciudad era un nuevo tipo de
servidumbre, no podían asociarse, reunirse o hacer huelgas, estaban muy controlados. Estos trabajadores tenían las
ideas más radicales y eran quienes más aceptaban las ideas heréticas.
Con la peste negra, hacia finales del siglo XIV (1347-1352), la escases de mano de obra beneficio a los trabajadores.
Crecieron las huelgas y las amenazas de éxodos, se negaban a pagar rentas y brindar servicios. Las aldeas se organizaron
para dejas de pagar multas e impuestos. Regiones enteras se sublevaron, formando asambleas y reclutando ejércitos. El
siglo XV para Federici en Europa fue la edad del proletariado europeo.

Para el siglo XV los enfrentamientos entre campesinos y nobles se convirtieron en guerras. Para finales del siglo se puso
en marcha una contrarrevolución. Las autoridades políticas intentaron captar los jóvenes rebeldes dándoles acceso a
sexo gratuito. La violación de mujeres pobres se volvió común y no tenía consecuencias, sino que tenían consentimiento
estatal. Esto debilito la solidaridad de clase que se había alcanzado con la lucha anti feudal. La legalización de la
violación creo un clima misógino que degrado a todas las mujeres y naturalizando la violencia contra ellas para la caza de
brujas que se venía. También se institucionalizo la prostitución, creando burdeles municipales. Comenzo un
disciplinamiento del cuerpo de las mujeres.

El gran Calibán, la lucha contra el cuerpo rebelde (Federici)


Una de las condiciones para el desarrollo del capitalismo fue lo que Foucault llamo ‘disciplinamiento del cuerpo’, que
para Federici fueron los intentos del estado y la iglesia para transformar a los individuos en fuerzas de trabajo.

Emerge un nuevo concepto de persona que implica una separación entre razón y cuerpo, donde la razón domina al
cuerpo. La persona es un campo de batalla entre la prudencia, el autocontrol, la responsabilidad (razón) y el ocio, la
disipación (los bajos instintos del cuerpo). Esto es una metáfora de la relación entre estado y ciudadano, donde el estado
gobierna sujetos rebeldes.

La burguesía entro en batalla con el cuerpo, que se tomaba como la concepción de todos los males, aparecía como una
bestia inerte ante los estímulos de trabajo. Todos aquellos que no aceptaban el disciplinamiento que implicaba
convertirse en trabajador sufría las consecuencias. La primera crisis del capitalismo durante su desarrollo se debía a
esto, en los siglos XVI y XVII, el odio hacia el trabajo asalariado era tan grande que el proletario prefería arriesgarse a
terminar en la orca a que subordinarse a estas nuevas condiciones.

El cuerpo se concibe como una materia en bruto, sin cualidades racionales. Se lo planteaba como algo mecánico, vacío,
como una herramienta, con el objetivo de hacer posible su subordinación al proceso de trabajo que dependía de
comportamientos uniformes y predecibles. La primera máquina desarrollada por el capitalismo fue el cuerpo humano y
no la máquina de vapor, ni tampoco el reloj. Al cuerpo se le “extrae” una funcionalidad.

Para que triunfe la concepción de cuerpo mecánico, cuerpo máquina, fue necesario destruir muchas creencias
precapitalistas, como la idea del cuerpo con atributos mágicos. La magia era una forma ilícita de poder que permitía
obtener cosas sin trabajar, o que permitía a las mujeres controlar la reproducción. Eliminar estas prácticas fue condición
necesaria para la racionalización capitalista del trabajo. El estado lanzo una campaña de terror contra la magia, en
especial contra las brujas, que tenían conocimientos sobre anticoncepción y abortos. El útero se convirtió en una
máquina de reproducción de trabajo.

La mecanización del cuerpo supuso la represión de deseos, de emociones y de comportamientos. Aparece el alter ego,
se desarrollan nuevas facultades en el individuo. Hacer el propio cuerpo una realidad ajena que hay que evaluar,
desarrollar y mantener a raya se convierte en una característica del individuo disciplinado por el trabajo. Las personas se
disociaban cada vez mas de sus cuerpos, observándolo cada vez mas como si fuera un enemigo.

Ahora, si el cuerpo es una máquina, ¿cómo hacerlo trabajar? De las teorías de la filosofía mecánica surgen dos modelos
de gobierno del cuerpo:

- Modelo cartesiano, que postula la posibilidad de que el individuo desarrolla formas de autodisciplina,
autocontrol, y autorregulación que haga posible las relaciones de trabajo voluntario. El sujeto cartesiano es
responsable de sus actos
- Modelo hobbesiano, que niega las posibilidades de una razón libre del cuerpo, por lo que externaliza las
funciones de mando a una autoridad como el estado

El proletariado es el gran Calibán de la época, personificaba lo malo de la sociedad, como la vagancia o la borrachera.
Transformarlos en trabajadores implico poner el mundo patas para arriba en un sentido capitalista. Los cuerpos fueron
politizados durante todo este proceso, desnaturalizados. La relación de culturas implica una nueva economía simbólica,
donde el trabajador es una bestia salvaje que necesita ser ilustrado.

Costumbre y cultura (Thompson)


Thompson analiza los hechos desde abajo, desde el punto de vista de la plebe. El libro en su conjunto propone el análisis
de distintos eventos y revueltas que ocurrieron en Inglaterra en el siglo XVIII, a las que se conoció como ‘motines de
subsistencia’. Discute que detrás de estos motines hay una relación directa y lineal entre el hambre y la protesta. Hay un
pedido moral, una reivindicación, que alude a la idea del precio justo de los alimentos, que es el que establece la
costumbre, es así porque siempre fue así. Habla de la economía moral de la multitud, que es lo que regula los precios,
los motines piden que se vuelva a establecer el precio justo, razonable, de los productos. La multitud se alza contra los
precios abusivos y pide una intervención paternalista de la gentry.

La tesis que plantea el autor es que las costumbres y los usos habituales eran muy fuertes en el siglo XVIII. Sin embargo,
muchos autores plantean lo contrario, que estaban en decadencia, ya que los de arriba ejercían presión para que se
reformara la cultura popular. Esto reformistas encontraron mucha resistencia, y el siglo XVIII fue cuando se
diferenciaron y distanciaron aún más las culturas de los patricios y los plebeyos.

Burke sugiere que este distanciamiento tuvo como consecuencia la aparición del folklore. Analizo como las capas altas
de la sociedad, al empezar a estudiar las tradiciones de los plebeyos, sus prácticas y ritual, pero tomándolas como usos
antiguos o reliquias, dieron nacimiento al folklore. Desde el comienzo el folklore supuso distanciamiento,
condescendencia y subordinación.

La cultura plebeya se vestía con la retórica de la ‘costumbre´, y la costumbre es lo que legitimaba los usos, practicas o
derechos. La cultura conservadora de la plebe se resistía, en nombre de la costumbre, a las racionalizaciones e
innovaciones económicas. La costumbre era la segunda naturaleza del hombre, los comportamientos habituales. La
costumbre se transmitía oralmente, era el discurso de legitimación que regulaba y organizaba a todos, era una zona
compartida. Tenía fuerza de ley, eran usos que podían reducirse a reglas.

Tradición y costumbre no son lo mismo. La costumbre era un campo de lucha, donde intereses opuestos se enfrentaban.
En cambio, la palabra tradición sugiere permanencia fija.

El autor critica el termino cultura por su tendencia a llevarnos hacia ideas consensuales y holísticas. Dice que no hay que
hablar de ‘cultura popular’ ya que supone generalizaciones, los contenidos se pierden a no ser que se ubiquen dentro de
contextos históricos específicos. Una cultura tiene muchos recursos.

La cultura plebeya tenía rasgos de lo que se llama culturas ‘tradicionales’. El aprendizaje se da a partir de la transmisión
generacional, las tradiciones se mantienen por medio de la transmisión oral. La misma cultura es la que define sus
normas y su autoridad. Es una cultura conservadora que apela a los usos tradicionales y los refuerza. Las formas son
irracionales, ya que no apelan a la razón sino a la fuerza, la intimidación.

Era una cultura tradicional rebelde. La cultura conservadora de la plebe se resistía en nombre de la costumbre a
innovaciones económicas (como un mercado libre y no regulado) que querían imponer los gobernantes. La cultura
plebeya era rebelde pero su rebeldía es en defensa de la costumbre. Se defendían las costumbres del pueblo.

El autor pone foco en una de las transformaciones que trajo la revolución industrial: revoluciono las necesidades y
destruyo la autoridad de las expectativas tradicionales. Esto es lo que marco el paso de la sociedad preindustrial o
tradicional al mundo moderno. Hoy en día esta transformación, esta remodelación de la necesidad, y la elevación del
umbral de expectativas materiales sigue estando presente, potenciada por los medios de comunicación.
La belleza de lo muerto: Nisard (De Certeau)
La cultura popular supone una operación que no se confiesa, fue censurada, desnaturalizada, idealizada, para ser
estudiada. La razón por la que se volvió objeto de interés es porque se eliminó su peligro, y el saber estaba ligado al
poder que lo autoriza. La configuración de la cultura popular como objeto legitimo del saber implica su aniquilamiento.
El nacimiento de los estudios de la cultura popular (el libro iniciador fue de Nisard en 1854) está ligado a su censura, el
origen de la curiosidad científica fue una represión política: la eliminación de los libros considerados subversivos e
inmorales.

Hubo dos momentos de idealización de lo popular (rusticofilia) en Francia:

- Fines del siglo XVIII, donde la aristocracia tenía entusiasmo por lo popular. Pero esta rusticofilia implica también
cierto temor: el de la cuidad amenazada y las jerarquías sociales yendo a pique. La idealización de lo popular es
más fácil cuando se hace en forma de monologo. El pueblo es despojado de la palabra para ser domesticado, ya
no tiene medios para defenderse. Se idealiza lo popular que comienza a ser algo espaciado temporal y
espacialmente. Es lo que está lejos de la ciudad, en un tiempo pasado.
- Años 1850-1890, segunda etapa de este culto castrador que convierte al pueblo en objeto de ciencia. Pero en
este mismo momento que se intenta censurar la cultura popular, surge el folklore.

Ya en el siglo XX, con el folklore la cultura popular se define como un patrimonio, se encuentra dentro de museos. El
pueblo ya no ya no es algo amenazado, que se quiere mutilar, sino que es algo ‘exótico’. En las revistas de la época lo
popular se relaciona con lo natural, lo verdadero, lo espontaneo, a la infancia. Popular significa campesino, el pueblo es
el buen salvaje. (las elites ahora estaban siendo amenazadas por los trabajadores).

¿Desde donde hablan los historiadores de la cultura popular? ¿Existe la cultura popular más allá del gesto que las
reprime? Las obras se juzgan por lo que callan. Se pueden establecer tres regiones ausentes:

- El niño, que tiene una cultura que se trasmite al margen de la cultura adulta, y al ser diferente, se presenta como
alterada. Es decir, que para que los adultos la comprendan y la tomen como civilizada, fue necesario alterarla
- La sexualidad. El adulto les otorga a los niños cierta inocencia, niegan el conocimiento sexual de los niños
- La violencia. Las revueltas campesinas, las reivindicaciones, los conflictos, las guerras, todo fue olvidado

El autor se pregunta por el lugar del saber en la reconstrucción de la cultura popular, por la relación entre los que no
tienen voz (afásica es que no tienen voz propia) y los gestos que dan visibilidad a esa cultura pero que son puestos en
escena por gente de la cultura dominante. Para el autor no hay acceso posible a la cultura popular ‘viva’ ya que una vez
que se convierte en objeto de conocimiento y estudio ya fue transformada y aniquilada.

‘La belleza de lo muerto’ proviene de Nizard, secretario adjunto de la policía, que se jactaba de la necesidad de estudiar
y censurar las expresiones culturales (literarias). Esto mismo realizo Soriano a mediados de 1600. Por esto De Certeau
decía que el saber está ligado al poder que lo autoriza.

El queso y los gusanos (Ginzburg)

El autor plantea la idea del conocimiento conjetural como conocimiento valido, se enfoca en la microhistoria. Si bien no
se puede acceder a los protagonistas de la cultura popular, y los testimonios son escasos, se pueden rastrear en fuentes
escritas. El autor considera valiosa la hipótesis de Bajtin sobre la influencia reciproca entre las culturas, la circularidad
cultural.

Una desventaja que tienen los historiadores es que las culturas de las clases subalternas eran orales, y como
consecuencia solo les queda de opción recurrir a lo que hay escrito, que es en su mayoría proveniente de la cultura
culta. Es decir que no estudian la cultura producida por las clases populares, sino que estudian la cultura impuesta a las
clases populares. Si bien se puede pensar en circularidad, los cruces de culturas no son simétricos

Como fuente de acceso a la cultura popular (excepcional pero representativo), el autor toma el caso de Menocchio, una
persona real que vivió en lo que ahora es Italia. Era un molinero, campesino, sujeto atípico de la época porque sabía leer
y escribir. Es decir, que pertenecía a la cultura popular pero también tenía acceso a la cultura culta, libresca. Para
Ginsburg, el testimonio de Menocchio, sujeto no promedio, es suficiente para reconstruir un fragmento de lo que se
llama la cultura popular, ya que para él un caso limite puede ser representativo.

Menocchio fue interrogado dos veces por agentes de la inquisición. Se lo acusaba de hereje, decía que en el origen de
todas las cosas no estaba dios, sino que estaba la masa. El libro se llama ‘el queso y los gusanos’ porque Menocchio
decía: ‘Todo era un caos, es decir, tierra, aire, agua, y fuego juntos; y aquel volumen poco a poco se formó una masa,
como se hace el queso con la leche y de él se forman los gusanos, y estos fueron los ángeles’. Por esto es condenado a la
hoguera.

Ginzburg contaba con las actas de la inquisición con las que él había sido juzgado, y también tenía los libros que el había
leído. Su objetivo era analizar el tamiz de lectura de Menocchio, ver como reelaboro en su escritura estos textos,
descubrir el código interpretativo. Quería ver donde las cosas no coinciden, el punto donde la cultura oral de Menocchio
se junta con la cultura culta.

La audacia de Menocchio para presentar sus ideas el autor las atribuye a la reforma protestante que da autoridad
individual a los sujetos a hacer sus propias interpretaciones de los textos, incluso de los sagrados. Menocchio tiene
audacia y palabras para dar a conocer sus ideas. La invención de la imprenta también fue necesaria ya que le permitió
enfrentar los libros con la tradición oral.

El autor critica las posturas de Foucault y De Certeau, quienes decían que acceder a la cultura popular era algo imposible
porque la mayoría de las clases populares no sabían leer ni escribir, entonces su cultura solo nos llega a través del
testimonio de las clases dominantes, quienes la deforman. Ginzburg dice que la pregunta de De Certeau sobre si existe
la cultura popular fuera del del gesto que la reprime es pura retórica (que se realiza sin esperar respuesta o sin tenerla) y
la respuesta es negativa. Para Ginsburg si existe cultura popular, con y sin el gesto que las suprime. Sigue allí, y es
posible reconstruirla, al menos parcialmente, a partir de indicios.

Legisladores e intérpretes (Bauman)


El autor intenta dar respuesta a una gran pregunta de investigación sobre el rol de los intelectuales en la cultura
moderna. A través de Legisladores e intérpretes Bauman desarrolla un análisis cultural en el que distingue las
características de la modernidad (XV – VXIII) de los rasgos de la posmodernidad.

- Durante la Modernidad, existía una confianza en la existencia de métodos para determinar la verdad. Los
intelectuales de entonces, como “legisladores”, daban cuenta acerca de lo que ellos mismos consideraban “la
verdad universal” y trabajaban para imponerlas al resto de la sociedad.

- En la posmodernidad, en cambio, señala que los intelectuales se pueden definir mediante la metáfora de
“intérpretes”, ya que funcionan proponiendo sentidos, como meros representantes de puntos de vista que sólo
difieren entre sí, dado que existen muchos sistemas de valores y creencias que rivalizan.

Guardabosques convertidos en jardineros

El autor toma la metáfora según la cual la denominación ‘culturas silvestres’ aludía a las que se reproducen
tradicionalmente, sin un plan deliberado, o supervisión ni vigilancia. Los guardabosques garantizan que las plantas y los
animales se reproduzcan sin problemas. Mientras que ‘culturas de jardín o cultivadas’ se sostenían con personal
especializado, letrado, especie de jardinero que supervisa y planifica la reproducción. La emergencia de la modernidad
fue un proceso parecido al pasaje de una cultura silvestre a una de jardín.
Bauman afirma que los representantes de la jardinería cultural o cultura letrada reevalúan el pasado y, en un gesto de
violencia simbólica, delimitan la ‘selva’ del ‘jardín’, desechando lo que consideran ‘malezas’, de las cuales desean
separarse. Toman para sí el lugar de la cultura y la razón, mientras lo popular es reubicado por ellos del lado de la selva,
como maleza que hay que extirpar. Así, recurre a la alegoría para señalar el proceso de desvalorización de lo popular.

Hubo una cruzada cultural que separo la cultura elitista de la cultura de las masas populares y la destruyo. Las viejas
costumbres, que ahora eran consideradas supersticiones y prejuicios, ofendían el sentido de lo racional. La cultura
popular era considerada una reliquia del pasado.

Se condena el fútbol premoderno comunitario, y otros deportes catalogados como sangrientos por parte de las élites,
quienes, sin embargo, se dedicaban al deporte de la caza. Se terminan en las iglesias las orquestas religiosas compuestas
por fieles, para ser reemplazadas por contratos a profesionales.

LOS INTELECTUALES LO POPULAR


- Protagonismo de los expertos, sustentado en sus - lo plebeyo, lo bajo, lo común
propias teorías - lo instintivo, desata las pasiones
- Se autoproclaman como poseedores de la razón - lo local – lo natural – lo irracional
universal y en contra de las pasiones - Las viejas costumbres ahora son rechazadas y
- Se busca la unificación política y lingüística nombradas como “supersticiones”, y reevaluadas
- Borran los particularismos como ignorancia o barbarie
- Quieren reducir al pueblo al rol de receptor
pasivo

Educar al pueblo

A principios de la modernidad, las élites perciben un pueblo vaciado de tradición, desnudo e indefenso culturalmente, y
con capacidad para ser influidos, modelados, perfeccionados. Estas transformaciones eran llevadas a cabo por aquellos
que dialogaban con la razón, los mediadores. La educación pasó a ser necesaria para aprender el arte de la vida social
racional.

La educación pública era concebida como parte de la división social del trabajo, formar a los ciudadanos y guiar sus
conductas es derecho y deber del Estado. La finalidad era establecer el reino de la razón. Se reemplazo la educación
tradicional (a cargo de sacerdotes, viejas, proverbios, la comunicad local) por una educación racional acorde con un plan
universal.

Las escuelas eran pensadas como estados en miniaturas, con reglas y sistemas de disciplina y vigilancia. La autoridad
pedagógica supervisa e impone disciplina. La condición que más importaba no era el conocimiento que se transmitía,
sino la atmosfera de adiestramiento, rutina y previsibilidad en la cual esos conocimientos se transmitían. Los objetivos
eran:

- Lograr la visibilidad total de la conducta del alumno/ciudadano


- Enseñar a obedecer y hacer lo que exige el interés público

La nueva cultura de jardín implicaba responsabilidades para el poder centralizado con relación al mantenimiento del
orden social. Surgió así el proyecto de la ilustración, con profesionales especializados en la modificación de la conducta
humana. Proponían dos tipos de formación educativa: ilustración para gobernantes (desarrollo de una capacidad clara y
racional de pensamiento y toma de decisión informadas) - capacitación para súbditos (disciplinamiento). Se crea un
nuevo mecanismo de acción disciplinadora.

Entre 1750 y 1775, les philosophes conformaron un grupo de profesionales de variada procedencia –ciencia, religión,
filosofía, ingeniería, literatura, artes- los cuales se auto concibieron como unificados; en tanto miembros de la república
de las letras, elaboraron un discurso compartido, que se erigió en juez colectivo, que era guía y conciencia de la especie
humana, para recuperar el espíritu de los tiempos pasados. Les philosophes daban al pueblo un tratamiento ambiguo,
contradictorio: por un lado, eran la periferia, pero querían hacerlos entrar en la órbita del ‘centro’. Por el otro, los
tomaban como ignorantes, supersticiosos e imprevisibles, pero eran el objeto de su cuidado y tutela pastoral.

El descubrimiento de la cultura (el termino surge en el siglo XVIII)

La premodernidad interpretaba toda diversidad como manifestación de la raza humana. No se distinguía entre los rasgos
naturales o genéticos de los que eran adquiridos. Esa construcción estable y armoniosa era acorde con la concepción de
las culturas silvestres, auto equilibradas y en auto reproducción. Dios era el garante sobrenatural de la creación. Acorde
con esta concepción, el poder se especializaba en vigilar la circulación de productos. Las diferencias entre los poderosos
y los súbditos no eran cuestionadas. También eran naturalizadas.

El tránsito hacia la modernidad, sobre todo el siglo XVI, significó el quiebre de las antiguas convicciones, erosionadas por
una serie de factores -desaparición gradual de dichas culturas silvestres, cisma de la Iglesia, conformación de
monarquías absolutas- y la adopción de un pensamiento escéptico (se dudaba de todas las creencias y ninguna versión
de la verdad, el bien o la belleza tenía el respaldo de un poder superior).

El autor analiza cómo en el siglo XVIII surge el concepto de civilización para distinguirlo de la cultura

- Civilización es un concepto que ingreso en el discurso culto de occidente como una cruzada librada por hombres
de saber y destinada a extirpar los vestigios de las culturas silvestres. Apuntaba sobre todo a la administración
del cuerpo y la mente de los individuos. También connota ideas de preservación del orden, se orienta hacia el
dominio político. Monopolización de la violencia al servicio de la ley respaldada por el estado. El concepto no
significaba lo mismo en todos los países.
- En un comienzo, “cultura” significaba la intención y la práctica de la “jardinería” como método de gobernar la
sociedad. Cultura, un concepto asociado durante mucho tiempo con el trabajo agrícola, cultura significaba
actividad, esfuerzo, acción intencional. “Culturar” (cultivar) la tierra significaba seleccionar la buena semilla,
sembrar, labrar, arar, combatir las malezas. Hacia fines siglo XVII, comienza a usarse en sentido no metafórico y
empieza a denotar ‘la formación del espíritu’

La aparición de conceptos de cultura y civilización marco la llegada de una ‘nueva certidumbre’, una alianza entre el
poder y el conocimiento, y el fin de la época del escepticismo.

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