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Autores:
Fernando Molina
Andrés Gómez Vela
Waldo Albarracín Sánchez
Fernando Mayorga U.
Isabel Mercado
Edición:
Isabel Mercado Heredia
Diseño:
Arturo Rosales
Fotografias:
Harold Wolff
Este libro se imprimió con el apoyo técnico y financiero de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la
Cooperación COSUDE
Impreso en Bolivia
2012
Presentación 5
Fernando Molina
Capítulo I 7
El proyecto de ciudadanización
Fernando Mayorga U.
Capítulo IV 79
Ciudadanía en tiempos de transición estatal
Isabel Mercado
Capítulo V 101
¿Y nos llaman ciudadanos?
PB
Presentación
Martín Pérez
Coordinador AOS PADEM
PB
Fernando Molina
Periodista y escritor. Autor de numerosos ensayos,
entre ellos tres folletos de la serie Pensadores
bolivianos: Guillermo Francovich, René Zavaleta y
Vicente Pazos Kanki (Gente Común, 2011), y El
pensamiento boliviano sobre los recursos naturales
(dos ediciones: 2009 y 2011). Ha publicado
numerosos artículos en obras colectivas, revistas,
periódicos y sitios web de La Paz, Santiago de Chile,
México y Madrid.
Capítulo I
El proyecto de
ciudadanización
Dos siglos de construcción de la democracia boliviana
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Fernando Molina
Una ciudadanía irresuelta, permanentemente en ciernes, es
la que advierte Fernando Molina en este ensayo que recorre
la historia republicana del país para fundamentar su
hipótesis. Una ciudadanía integral, “real”, que trascienda la
visión minimalista de un ejercicio de la misma en tanto
poseedora de derechos exclusivamente políticos, es lo que
plantea para alcanzar una participación plena en todos los
aspectos de la vida pública y del cumplimiento de derechos
civiles y socioeconómicos, de los ciudadanos.
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Una implicación de la concepción organicista de los griegos era la
siguiente: los derechos y las obligaciones políticas estaban relacionados
con determinadas cualidades de riqueza, proveniencia, etc. Sólo podían
ejercer este privilegio los griegos ricos, si se trataba de una oligarquía, y los
griegos de cierta prosperidad, si se trataba de una democracia. La
ciudadanía, entonces, era una condición rara.
El punto de partida
10
al país a independizarse de la Corona española. Los “argentinos”, primero,
y los “colombianos”, después, predicaron la liberación de España para
seguir el camino de otras metrópolis europeas, a fin de obtener también,
en estas tierras, la modernidad capitalista y un gobierno de tipo
republicano.
11
republicano, basado en ciudadanos, es una mínima difusión de la
propiedad privada y por tanto de la idea de igualdad).
12
el sufragio libre de los pocos –o los algo más numerosos– que consideraban
ciudadanos.
No sólo porque siempre hay una distancia entre los deseos y los hechos.
También porque, debido al escaso desarrollo del país, la élite dependía en
exceso del Estado en la obtención de sus rentas como para aceptar fácilmente
la pérdida de su control. Y porque la exclusión indígena ralentizaba la aparición
de una clase media urbana y rural que presionara sobre los límites dentro de
los que se había encerrado a la ciudanía política (reservada para los blancos)
y, como suele decirse, se pusiera la democracia (el debate ideológico, el
funcionamiento de las instituciones) sobre los hombros.
13
pues sus resultados económicos y sociales habían sido magros: el país vivía
de la minería, pero las ganancias de esta industria salían al extranjero o
enriquecían a la clase propietaria, sin favorecer al Estado ni impulsar un
proceso de diversificación económica. Al mismo tiempo, el erario carecía
de casi todo y sus servicios educativos, de salubridad e infraestructura se
hallaban en condiciones paupérrimas; el escaso dinero disponible se
destinaba por íntegro a pagar salarios al ejército y a la burocracia de La Paz.
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Nótese que, pese a las oportunidades que tuvo para ello, no hizo una
obra puramente antiliberal, es decir, fascista o socialista; no quiso eliminar
la democracia ni achicar la ciudadanía política. Sin embargo, en los hechos
entorpeció la evolución de ésta al subordinarla a un proceso de
ciudadanización socio-económica. En efecto, garantizar un orden
democrático nunca fue lo más importante para la Revolución Nacional, y
frecuentemente se vio esta tarea como un obstáculo para avanzar en lo que
de verdad importaba, esto es, la emancipación socioeconómica del país.
Después de la Revolución
En los años 60, la debacle del poder del MNR dio lugar a dos
corrientes opuestas, cada una de las cuales se basaba en determinados
aspectos de la Revolución Nacional.
15
pues tendía a globalizarse y por tanto a subordinarse al capital trasnacional.
Su contribución específica a mantener el estado de las cosas era política:
empleaba el nacionalismo militar para evitar el control social sobre sus
privilegios y capitulaciones.
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el gobierno a dos militares que le eran favorables: los generales Alfredo
Ovando y Juan José Torres, que gobernaron, sucesivamente, de 1969 a 1971.
Con ello la extrema izquierda contribuyó al triunfo de Hugo Banzer, la
expresión más conspicua del nacionalismo de derecha.
17
izquierda” boliviana, que, en esencia, hizo una reformulación de las
principales ideas del nacionalismo revolucionario.
18
Andrés Gómez Vela
Periodista y abogado. Director Ejecutivo Nacional de
Educación Radiofónica de Bolivia (ERBOL), docente
de Periodismo de Opinión de la Carrera de
Comunicación de la UMSA. Autor de MedioPoder,
Derecho a la Información; No levantarás falsos
testimonios; Los periodistas y su ley.
Capítulo II
Mestizo,
¿concepto que une a Bolivia?
20
Andrés Gómez Vela
Lo mestizo define el ser boliviano. Como con la cultura
humana a lo largo de la historia, los procesos de mestizaje
–político, social, religioso, cultural, migrante y hasta
tecnológico- han ido configurando al ciudadano boliviano
y con él a un Estado que, también con sus transformaciones,
está pariendo “un nuevo ser boliviano”. Este es el trayecto –
que encarna a la vez un desafío y una hipótesis- que esboza
el autor de este texto.
21
sol, evolucionaron de un cutis negro a un cutis blanco, debido a la escasez
melanina en su piel, mientras que los que se quedaron en América y África
evolucionaron con bastante melanina para defenderse de los intensos rayos
del sol. Siglos después, los descendientes de estos seres que habían salido
de una misma casa inventaron medios de comunicación, transporte y se
volvieron a encontrar, ya sea en el comercio o la guerra, dos espacios
esenciales del mestizaje. A través del comercio viajaron la moda -en las telas
de vestir (la seda china) como sigue sucediendo hoy- las armas, los
utensilios de trabajo y de hogar (las alfombras persas); y mediante la guerra
se sustanció la violencia destinada a imponer por la fuerza un sistema de
gobierno, una lengua, unas costumbres, una cultura sobre la otra derrotada.
Cásese con la teoría que usted quiera, el ser humano que habita
estas tierras (Abya Yala, América, Amérrika, llámelo también como quiera)
es resultado de ese origen mestizo, ya sea divino o científico. Es producto
de ese movimiento permanente de oriente a occidente, de occidente a
oriente, de sur a norte, de norte a sur.
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albahaca) y denominó Al-Ándaluz a la península y llamó Isbiliya a Sevilla
y, Garnata a Granada y la exclamación ¡Oh Alá! derivó en ojalá.
23
“háblame por facebook”), le dice la madre a su hija que vive en España. Y
ella responde: “Ya mamay, chateamusqayqui, qjaya” (“está bien madre, te
chateó mañana”).
Mestizaje político
24
(no seas mentiroso) y ama kjella (no seas flojo); además del imperativo
filosófico indígena de conservar la armonía entre el ser humano, los otros
seres vivos y la Madre Tierra.
25
constitucionalizó luego en Estados Unidos con el famoso artículo
redactado en 1776 por George Mason4 y hoy figura en casi todas las
constituciones de los países democráticos.
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indígenas de América, pero también es probable que beba más en el
proceso de cambio y en esta etapa descolonizadora que recién comienza.
5 De las “numinas” primitivas surgieron las primeras diosas o dioses, casi todos ellos
relacionados con la vida agraria (ejemplo: Saturno). Los romanos invocaban y daban culto
a estas divinidades, no para honrarlas, sino para que no les perjudicasen y protegiesen sus
cosechas. Como conviene a la vida sencilla de entonces, las deidades se reparten en dos
grupos generales, las agrícolas y las domésticas. Las agrícolas se relacionaban en con un
lugar dado o con una determinada actividad de labranza, y el jefe de la familia tiene la
obligación de cumplir las ceremonias que estimulan los favores de los “menemes” o dioses
de la casa, representada por el jefe militar, son las “ penates”, guardianes de la despensa;
los “lares”, dioses del hogar, velaban por la buena suerte de la familia
(http://www.deguate.com/infocentros/educacion/recursos/historia/religionromana.htm)
27
Como en toda conquista comandada por la fuerza, en este caso la
espada española impuso la cruz a toda esta parte del mundo. Sin embargo,
si bien los indígenas aparentemente aceptaron en silencio la religión
foránea, pintaron con lo suyo la nueva creencia, de ese modo,
quechuizaron, aymarizaron, guaranizaron o chiquitanizaron el catolicismo
y dieron nacimiento a una nueva religión sobre la base del sincretismo.
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Lo propio sucede con el Carnaval, una celebración importada de
Europa, que coincide con la Anata Andina, fiesta ancestral para celebrar la
primera cosecha brindada generosamente por la Pachamama. En esta
fecha se realiza una las entradas más famosas a nivel mundial, el Carnaval
de Oruro, para venerar a la madre de Jesús, María, representada en esta
ocasión por la Mamita del Socavón.
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español (diablo en idioma quechua). El Tío de la mina, ubicado
generalmente a la entrada al socavón, es una estatua de yeso con largos
cuernos de toro, quijada afilada de conquistador, ojos vidriosos, mirada
satánica y un inmenso falo que sobresale entre sus piernas y llega hasta sus
rodillas. Los mineros consumen en su honor, alcohol y coca para recibir su
protección.
30
Mestizaje social
Del mismo modo, desaparecieron las ropas típicas que vestían los
hombres en la era precolombina, entre ellas los uncus, y fueron
reemplazadas por las ropas universalizadas por Europa y Asia, entre ellas
los pantalones. Hoy, la mayoría de la población boliviana viste al ritmo de
la moda universal, creada en los centros comerciales estadounidenses y
europeos. En esta inevitable globalización se copian peinados, colores y
símbolos usados en otras latitudes del mundo.
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bajas o altas; y, como todos sabemos, el juego de la pelota es un deporte
que tiene sus orígenes en tierras mayas y asiáticas, pero las reglas del
football han sido otorgadas por Inglaterra, desde donde se expandió al
resto del mundo.
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Mestizaje migrante
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A la migración interna se agrega la externa. De acuerdo con datos
de 2008 del Servicio Nacional de Migración (Senamig)7, los connacionales
residen en 44 países del mundo. Se calculó aquella vez que 1.797.495
millones de bolivianos son inmigrantes regulares legales y 400.000,
irregulares. También se estableció, a través de las legaciones diplomáticas,
que la cifra real de connacionales en el exterior ronda las 2.274.925
personas, si se toma en cuenta a los bolivianos no radicados de forma
regular. De ese total, se concentra en Sudamérica el mayor número de
emigrantes: 1.269.183; le sigue Europa, donde hay 366.566; en
Norteamérica viven 148.094; entre África, Asia y Oceanía, 6.932; y en
Centroamérica, 6.720. Gran parte de los migrantes prefieren destinos como
Argentina, Brasil, España, Italia y Estados Unidos.
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bolivianidad. Y si volvieran con esposo europeo o esposa americana o
asiática, la interculturalidad será aún más marcada.
Mestizaje tecnológico
35
cuestionamiento el Estado Nacional porque se comprime el
espacio/tiempo en el viaje de la economía a tal punto que mantiene un
paso de ventaja sobre cualquier gobierno que intente limitar los
movimientos de las transnacionales.
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mestizaje cultural es la lengua, pues, inequívocamente ingresamos en un
terreno de simbiosis permanente entre cosmovisiones distintas.
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su formación académica y política para preservar sus privilegios de sangre,
de casta, en el nuevo Estado.
El sujeto indio había sufrido tal derrota en 333 años que no tenía
capacidad ni siquiera para cuestionar la constitución del nuevo país, pese
a que había combatido obligado en ambas filas, tanto entre los
independentistas como entre los realistas, aunque algunos historiadores
dicen que, en realidad, los indios permanecieron alejados de esta contienda
que se definió entre españoles, criollos y mestizos.
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Este estado de la conciencia social fue leído con acierto por
intelectuales de la talla de Augusto Céspedes, Carlos Montenegro, Hernán
Siles Suazo, Víctor Paz, Wálter Guevara Arce, Juan Lechín Oquendo, entre
otros, quienes, luego, como resultado de esa interpretación propusieron
la inclusión de los indígenas con el objetivo de preparar el nacimiento del
nuevo ser boliviano a través de medidas ineludibles y muy necesarias en
ese momento:
39
desde donde repensó la historia y empezó a cuestionar en tono dialéctico
al Estado que le había dado alas políticas, pero paradójicamente seguía
preservando estructuras coloniales y de exclusión.
Pero no sólo para elegir y ser elegido, sino también producir o elegir
ideología política y no solamente praxis. Resultado de este proceso “cada
2 y 6 de agosto, Fausto Reinaga marchaba solo cargado de una pancarta
que decía “la tierra no es de quien la trabaja, sino del indio”10. De este modo,
el intelectual indianista cuestionó uno de los principios de la Revolución
Nacional (“la tierra es de quien la trabaja”) y por lo cual propuso una
revolución india en lugar de la revolución nacional, que había reducido las
posibilidades de reproducción de sus formas de organización ancestral a
cambio de la sindicalización.
40
la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia
(CSUTCB). La construcción de estos espacios políticos demuestra que el
sector indígena campesino comenzó en ese tiempo a organizarse, en una
primera etapa, para seguir resistiendo, pero haciendo política; y, en una
segunda etapa, para aspirar a la toma del poder.
El Estado Plurinacional
11 Hasta esa fecha, la Cidob realizó ocho marchas, la última fue en defensa del Territorio
Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, que puso en jaque al gobierno del Movimiento
Nacionalista Revolucionario.
41
pasando por la economía hasta llegar a la cotidianidad cultural, pero sin
desprenderse de los instrumentos que le otorgó el sistema político
occidental, asentados, tal y como señalamos en la primera parte, sobre un
Estado democrático con tres poderes separados y con instituciones
europeas como el Defensor del Pueblo y el Tribunal Constitucional.
Han tenido que pasar 185 años para que aquel sujeto histórico
construido en el ámbito político y no en el terreno genético (sino sería
fascismo) defina el destino de la tierra que siempre fue suya, constituyendo
lo que hoy se conoce como Estado Plurinacional de Bolivia.
42
El concepto indígena originario campesino maduró en luchas
sociales como la Guerra del Agua, la Guerra del Gas, y en las instituciones
democráticas como las elecciones nacionales que condujeron a sus
representantes hasta la administración del Estado. Y se podría decir que
ya cumplió su cometido de incluir al excluido de los designios del país, lo
que significa que agotó su función política.
43
En criterio de este estudioso, “el mestizaje, como producto colonial,
fue un proceso de mezcla de razas, que se tradujo en las castas racialmente
mestizas. Esto se refiere a que quienes no eran blancos, indios o negros
tenían una condición social de castas con denominaciones que abarcaban
los diversos tipos de mestizos resultantes de la situación colonial”. Ese tufo
despectivo sobre el cholo, el mestizo, también lo refleja magistralmente
Ximena Soruco Sologuren, en su libro “La ciudad de los Cholos”12.
44
su identidad y unidad comunes, que se manifiesta en una acción política
colectiva o una cultura nacional distinta. 4) Un pueblo definido por alguna
característica “objetiva” de su vida social; por ejemplo, el lenguaje común,
los orígenes étnicos o raciales, la religión o una existencia económica
compartida. Este criterio engloba a las naciones del Estado Plurinacional.
45
una identidad positiva con la formación de la conciencia nacional en el
siglo XX. En esto fue esencial la revolución mexicana de 1910 y la revolución
boliviana de 1952 que consolidaron los fundamentos de una conciencia
nacional mestiza”. Sobre esta historia se reproduce la ideología del
nacionalismo, doctrina universal inventada en Europa en el siglo XIX, que
“sostiene que la humanidad se divide naturalmente en naciones, que las
naciones poseen ciertas características que pueden determinarse, y que el
único tipo de gobierno legítimo es el autogobierno nacional”.
46
colonizador y excluyente y erigir un Estado Plurinacional, cuyo propósito
debe ser el de redistribuir en términos equitativos el poder, la riqueza y la
palabra. Por tanto, ya es un concepto superado por el propio Estado
Plurinacional, que debe ser comprendido como el espacio de convivencia
entre naciones que tienen muchos elementos en común, entre ellos el
mestizaje, pero a la vez sus identidades particulares.
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justicia social17 que hacen a su dignidad humana, así proceda de diferentes
culturas.
17 “Modo en que las instituciones sociales más importantes distribuyen los derechos y
deberes fundamentales y determinen las ventajas provenientes de la cooperación social”,
Adela Cortina, Ética mínima, introducción a la filosofía práctica.
48
Waldo Albarracín Sánchez
Waldo Albarracín es abogado, con maestría en
Derecho Constitucional. Fue Presidente de la
Asamblea Permanente de Derechos Humanos de
Bolivia (1992-2003), miembro del Consejo Ciudadano
para la Reforma a la Constitución Política del Estado
y Defensor del Pueblo entre 2003 y 2008. Es
columnista de La Prensa, docente universitario y
autor de varios textos sobre leyes y Derechos
Humanos.
Capítulo III
La ciudadanía en el nuevo
proceso socio político
50
Waldo Albarracín Sánchez
Reinventar la política para construir una nueva ciudadanía;
ejercer derechos y obligaciones en base a una revolución de
conducta que implique responsabilidad con el bien común,
es la oportunidad que advierte y alienta el autor de este
ensayo. Un repaso histórico de la forma en que se han ido
manejado los conceptos de ciudadanía desde el poder y
desde el pueblo, es el marco sobre el que sustenta la
necesidad de adoptar medidas inmediatas para recomponer
la relación entre la política y la sociedad civil, y aportar a la
re construcción de un legítimo ejercicio ciudadano.
51
permiten, por ejemplo, la discriminación por diversas razones (género,
generacional, racial, religioso, sexual, opción sexual, etc.), la violencia (en
muchos casos política), la intolerancia y otras formas de atropellar los
derechos de los demás.
52
democracia debido a los preocupantes niveles de impunidad que
caracterizan a los crímenes de lesa humanidad. Es, también, parte de la
herencia recibida por los gobernantes constitucionales de ese oscuro
periodo de nuestra historia.
53
El pueblo tenía la esperanza de que al ingresar en un nuevo
escenario político, el Estado mostraría un rostro diferente: la relación con
la sociedad civil se materializaría en base a nuevos parámetros, se
allanarían muchas asignaturas pendientes y los derechos humanos -muy
conculcados en la dictadura- serían esta vez respetados. Si bien se
caracterizó por respetar las garantías constitucionales, el régimen de la
UDP tuvo que acortar un año su mandato ante el clima de desestabilización
política que vivía el país, la inflación galopante y la crisis económica.
54
y las convierte en simples entidades paragubernamentales, dando lugar a
una peligrosa situación de indefensión ciudadana.
55
centrales de la persona. Esas obligaciones, como el sufragio, forman parte
de un abanico de acciones que se materializan en la gente, contribuyendo
al logro de los objetivos trazados por el Estado. El artículo 108 de la
Constitución Política del Estado, describe claramente los deberes de las
personas y es a través del cumplimiento de éstos que se consolida la
ciudadanía activa.
56
1996: 15), “la ciudadanía no es simplemente un estatus legal, definido por
un conjunto de derechos y responsabilidades. Es también una identidad,
la expresión de la pertenencia a una comunidad política”.
57
que la ciudadanía como concepto y práctica, tiene una profunda
connotación política, porque tiene que ver con la cosa pública, con el interés
colectivo, con el bienestar de una comunidad, con el destino de todo un
colectivo humano. Por este motivo, el ejercicio ciudadano ha dado un salto
cualitativo desde el punto de vista de ser considerado inicialmente como
un derecho liberal e individual en aras de la construcción de la democracia
representativa, para terminar vinculándose con el derecho comunitario a
través de la acción mancomunada de las personas, consolidando con el
tiempo lo que hoy conocemos como democracia participativa, pues más
allá de lo que jurídicamente esté establecido, lo evidente es que, con el paso
de los años, la sociedad boliviana, con fuertes tendencias a agruparse,
organizarse entre afines, ha construido formas de participación y/o
actuación conjunta a través de una serie de mecanismos como la asamblea,
el cabildo y las iniciativas ciudadanas sobre diversos temas. Algunas son de
índole legislativa como el referéndum, la fiscalización a la autoridad pública
o la revocatoria del mandato; incluso las movilizaciones acompañadas por
ciertas medidas de presión al Estado. Todos estos procedimientos, unos
legales otros fácticos, forman parte de un nuevo protagonismo ciudadano
del cual el Estado ya no se podrá desentender. Por el contrario, precisamente
en la idea de cualificar el sistema democrático, a estas alturas resulta
necesario establecer puentes de coordinación con la sociedad civil.
58
Los partidos denominados tradicionales enarbolaron un estereotipo
de ciudadanía, focalizada en el ejercicio del voto, interpretado en sus
resultados como una especie de firma de cheque en blanco a favor de los
candidatos con mayor votación. En el marco de una mayoría simple y
relativa, de un sufragio disperso entre las diferentes opciones partidarias -
escenario en el cual el pueblo votaba pero no elegía-, este privilegio lo tenía
el Congreso Nacional, respaldado en la previsión constitucional que
establecía la alternativa de que el Parlamento elija al Presidente y
Vicepresidente de la República, ante la eventualidad de que ninguna
fórmula obtenga la mayoría absoluta en las elecciones generales. Su opción
original contemplaba a las tres fórmulas más votadas, habiendo sido
restringida esta posibilidad congresal a las dos primeras, a partir de la
penúltima modificación parcial al texto constitucional en 1994 (Art. 90).
59
derecho, fue materializándose gracias a la interpelación permanente de la
ciudadanía hacia el Estado.
60
respaldo ciudadano superó el 60’%. Sin embargo, este idilio entre Gobierno
e importantes sectores de la población boliviana empezó a deteriorarse
muy pronto, más allá de los cálculos cronológicos previstos. El desgaste
gubernamental que se traduce en la pérdida paulatina de apoyo popular
empieza a evidenciarse en las elecciones municipales y departamentales
de abril de 2010 (a pocos meses de la importante victoria obtenida por el
MAS en las elecciones nacionales), cuando el voto a los candidatos
oficialistas se vio reducido, dando lugar a una derrota electoral en varias
regiones del país.
61
Recuérdese que fueron las dictaduras militares las que aplicaron
diligentemente la tan mentada Doctrina de la Seguridad Nacional, que
precisamente apuntalaba a la eliminación del enemigo interno,
estereotipado éste en los sectores más contestatarios de la sociedad. Hoy,
ante la emergencia de la democracia participativa, resulta natural y hasta
necesario que diversos sectores de la ciudadanía se pronuncien ante el
Estado, reclamándole por sus derechos y por mayor participación en las
decisiones que se asumen en temas de interés nacional. Ese protagonismo
no puede ser criminalizado por el Estado a través del Gobierno, por el
contrario deberá merecer el respeto correspondiente, en el entendido de
que el verdadero soberano es el pueblo y no los gobernantes. Ahí radica el
mérito y la virtud de un sistema democrático moderno.
62
viejo Estado liberal, cuyos representantes políticos asumían que
el sólo resultado de un proceso electoral y la victoria por mayoría
relativa obtenida, les otorgaba la legitimidad suficiente para actuar
discrecionalmente en el manejo de la cosa pública, impidiendo la
participación protagónica del verdadero soberano en las
decisiones trascendentales de interés nacional que se asumían.
Ante esa circunstancia y ante la creciente demanda de mayor
protagonismo, se fue consolidando esta aspiración legítima del
pueblo para plasmarse en el texto constitucional. Se puede
afirmar, sin temor a equívocos, que si en octubre de 2003 el
Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada anunciaba y viabilizaba
la realización de un Referéndum Nacional para que el país decida
sobre los destinos del gas boliviano, se hubiesen evitado los
hechos de violencia y muertes inútiles en la ciudad de El Alto, que
acarrearon su posterior renuncia a la Presidencia de la República.
Una decisión de esta naturaleza hubiese otorgado a la ciudadanía
la posibilidad legal de decidir sobre el tema.
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Iniciativa Legislativa Ciudadana que, si bien traduce la
posibilidad concreta de que sectores de la sociedad civil en forma
colectiva o individual puedan elaborar proyectos de ley y
proponerlos ante el Órgano Legislativo para su obligatorio
tratamiento, en la práctica continúa ejerciéndose una especie de
monopolio de las organizaciones políticas con presencia
parlamentaria, para viabilizar el tratamiento estricto y exclusivo
de los proyectos promovidos por éstas, especialmente las que
provienen de la tendencia progubernamental, soslayando el
derecho de la ciudadanía.
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No obstante, los avatares que tiene que experimentar la
democracia participativa debido a la mezquindad de la sociedad
política, que demostró que no quiere competencia en el ejercicio
del poder y pretende mantener en los hechos el anterior sistema,
subyace la aspiración y el legítimo derecho de un pueblo de ser
protagonista activo, con potestad de decisión, en lo que se refiere
a las atribuciones que la propia Constitución le otorga. Cabe
recordar que ante la insuficiencia de los alcances del sistema
meramente representativo, emergió la demanda de actuar y
decidir por parte del pueblo, de dejar de ser un simple espectador
que tenga que enterarse por los medios de difusión sobre lo que
la clase política hace, decide y dispone en su nombre. Es ante
esta especie de impotencia de ver a quienes en las urnas
recibieron un mandato del pueblo y luego actúan discrecional e
inconsultamente, que fue emergiendo con fuerza la noción de
la democracia participativa, hasta lograr su consolidación
jurídica. No fue una concesión de la sociedad política, sino una
conquista lograda en base a una lucha permanente.
65
asume el rol de mandón, presumiendo que la soberanía reside en
él y no en el pueblo. Sobre este punto, corresponde enfatizar que
el reconocimiento de la soberanía a favor del pueblo no es
reciente, viene de la escuela liberal. Como antecedente es
pertinente recordar que, ya en 1776, cuando se proclamó la
“Declaración de Virginia”, en la ciudad de Williamsburg, dicho
texto establecía que el gobernante es un simple mandatario ya
que la soberanía corresponde al pueblo, el cual incluso puede
revocarlo cuando éste gobierna en contra de los intereses de su
mandante. Este concepto tiene en la actualidad absoluta validez,
aunque a lo largo de nuestra historia republicana, en dictadura y
en democracia, se pretendió y se pretende soslayar.
66
formación, ejercicio y control del poder político, directamente o
por medio de sus representantes, y de manera individual o
colectiva. La participación será equitativa y en igualdad de
condiciones entre hombres y mujeres…”. El parágrafo II del citado
artículo explica que el derecho a la participación comprende la
organización con fines de participación política; el sufragio
mediante voto igual, universal, directo, individual, secreto, libre
y obligatorio, escrutado públicamente.
67
que dichos pueblos puedan o continúen eligiendo a sus
representantes a través de sus usos, costumbres y prácticas
ancestrales.
68
se reconoce un conjunto de derechos colectivos específicos de
los Pueblos Indígenas.
69
por la democracia participativa, exigió a través de diversas luchas su
incorporación en la CPE y la practicó a través de determinados mecanismos
en el marco de un interesante proceso de empoderamiento. Sin embargo,
no obstante los avances logrados, subsisten asignaturas pendientes.
70
Son variados los ejemplos de este proceder autoritario, materializado
en acciones de presión que, sin importar las consecuencias funestas para el
conjunto del colectivo humano, se llevan adelante. El caso de los bloqueos
de carreteras que afectan la libertad de tránsito, la implementación de
acciones violentas y agresivas durante las movilizaciones contra la
propiedad privada, la toma de instituciones públicas para exigir el cambio
de autoridades, la toma de aeropuertos para impedir la llegada de
determinada autoridad, el cierre de válvulas para evitar el transporte de
recursos energéticos, la invasión de campamentos mineros a nombre de
supuestos derechos originarios, la presión y amedrentamiento de sindicatos
cocaleros contra ciudadanos que optan por actividades económicas
diferentes a la producción de coca, la invasión masiva a tierras ajenas sin
ningún respaldo legal ni documental, son claras muestras de ello.
71
Si en la región denominada “media luna” emergió con tanta fuerza
esta tendencia destructiva, la parte occidental no quedó rezagada. Los grupos
identificados como movimientos sociales, afines al Gobierno de Evo Morales,
cumplieron su parte de amedrentando a los medios de difusión que no se
subordinaban a la línea gubernamental, destruyendo sus instalaciones,
atropellando a cuanto ciudadano o grupo de personas se manifestaban contra
el régimen. Similar conducta podemos identificar en grupos de campesinos
denominados “Ponchos Rojos”, quienes con mensajes autoritarios e
intolerantes, llevaron a cabo más de un atropello de los derechos de las
personas. Todo ello en el contexto de una equivocada concepción de lo que
significa el ejercicio de los derechos ciudadanos, sin posibilidad de autocrítica
y reflexión serena sobre los exabruptos en que incurrieron.
72
Por su parte, el empoderamiento constituye un proceso progresivo
de aproximación hacia las instancias de poder. Partiendo de los escenarios
naturales que brinda el quehacer de lo público, la sociedad civil va
recorriendo una ruta ascendente, caracterizada por el alcance de mayor
protagonismo de sectores de la población o las organizaciones sociales en
los espacios públicos, en base a determinados procedimientos de
fiscalización ciudadana para controlar el comportamiento de las
autoridades, hasta llegar a un determinado estatus que permite establecer
una relación con los sectores de poder en igualdad de condiciones.
73
Sin embargo, no podemos olvidar que la democracia y los principios
que ésta sustenta, constituyen valores universales. Estos valores no pueden
ser negados a la mayoría de bolivianos y bolivianas porque así lo planteen
quienes eventualmente ejerzan el poder, máxime si sobre esta concepción
crítica de la intelectualidad moderna, no existe una posición homogénea
en el mismo régimen gubernamental y se corre el riesgo de convertirse en
una postura coyuntural sujeta a omisiones deliberadas por conveniencia
política. El caso de la negativa al efecto vinculante del derecho de consulta
de los pueblos indígenas y la propia omisión del Gobierno a cumplir con su
obligación con carácter previo, antes de suscribir contratos otras empresas,
constituye un ejemplo elocuente de lo deleznable que son las posturas de
esta naturaleza. Es decir que en el fondo, es más un discurso político que
una genuina convicción. No es posible aceptar que quienes defendieron una
idea en un momento dado, la ignoren en otro, al calor de las circunstancias.
74
Hacia una nueva cultura ciudadana
75
activistas políticos. Hoy todavía muchos de ellos disfrutan del
poder en instancias gubernamentales, parlamentarias, edilicias,
sin percatarse de la trascendencia e importancia del rol que el
pueblo les encomendó, no están a la altura de los desafíos
históricos y se están quedando estancados, consciente o
inconscientemente, en la mediocridad de sus actos y disputas. Se
conforman con vegetar donde están, simplemente están para
levantar la mano, obedecer los instructivos emanados desde la
cúpula partidaria sin posibilidad de cuestionamiento alguno,
desmerecen el orgullo de representar a un pueblo y prefieren
optar por decisiones pragmáticas, preservando lo suyo (su cargo,
su curul, su pequeño espacio o cuota de poder), esperando la
oportunidad de enriquecerse ilícitamente bajo el supuesto que
si no lo hace es probable que en el futuro ya no tenga esa
oportunidad. Ese personaje típico de la política boliviana aún está
vigente, independientemente de la ideología que sustente su
organización; la corrupción no distingue opciones ideológicas.
76
derechos que no siempre tienen como protagonistas a las
autoridades públicas. Es justo reconocer en forma autocrítica que
cada uno de nosotros desarrolla sus actividades ante la permanente
opción de respetar o atropellar: tenemos, en nuestro interior, a dos
personajes, un dictador y un demócrata, ambos con las mismas
posibilidades de manifestarse en diversas circunstancias de la vida.
77
La nueva ciudadanía y su ejercicio pleno tiene necesariamente
que partir de una autocrítica individual y colectiva sobre los
errores del pasado: las responsabilidades humanas no se
suspenden en ninguna circunstancia. Esta nueva ciudadanía
tiene que estar vinculada a principios éticos, si es posible
bioéticos; debe ser capaz de insertarse en cada individuo y
reproducirse en el conjunto de la sociedad.
78
Fernando Mayorga U.
Sociólogo y doctor en Ciencia Política (FLACSO). Director del
Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU) de la
Universidad Mayor de San Simón y coordinador del programa
de investigación Acción de gobernar. Autor de El movimiento
antiglobalización en Bolivia. Campañas internacionales y
dinámica local en tiempos de crisis y cambio (2008),
Antinomias. El azaroso camino de la reforma política (2009),
Grita la hinchada, grita la hinchada (2010) y Dilemas. Ensayos
sobre democracia intercultural y Estado Plurinacional (2011).
Capítulo IV
Ciudadanía en tiempos de
transición estatal
Fernando Mayorga U.
Como un proceso de dos caras: un estatus legal definido por
un conjunto de derechos y responsabilidades y la expresión
de la pertenencia a una comunidad política. Así concibe
Fernando Mayorga la complejidad de la concepción y
evaluación del estado de la ciudadanía en una democracia
como la nuestra. En este proceso advierte tareas pendientes:
la concentración del proceso decisional en un solo actor
político favorece la eficacia en el cumplimiento de medidas
y en el logro de objetivos, pero debilita la calidad
representativa de las instituciones y, a la larga, la calidad
del ejercicio de ciudadanía, señala.
81
lógica del contractualismo sigue vigente puesto que no se concibe a la
sociedad sin el Estado, porque sin contrato social sólo quedaría el imperio
del estado de naturaleza, la ley del más fuerte. Pero es una hipótesis lógica,
no un dato histórico. Tampoco es pertinente insistir en una idea de
ciudadanía que la imagina como un sistema integral de derechos –civiles,
políticos, económico, sociales y culturales–, que se articulan de manera
equilibrada por su mero reconocimiento formal en un corpus legal puesto
que, fácticamente, no es posible un ejercicio integral de los derechos. Pero
esto es una constatación empírica que no impide que la igualdad ciudadana
siga siendo el ideal de la sociedad democrática.
82
TAURUS, 2004. Caetano Gerardo, “Pobreza y derechos humanos, cambios
en la ciudadanía y nuevas democracias en América Latina”, documento
IIDH, 2010). En nuestro país adquirieron relativa importancia durante la
realización de la Asamblea Constituyente (2006-2008) porque varios
elementos polémicos de la noción de ciudadanía se cristalizaron en la
nueva Constitución Política del Estado, aprobada en enero de 2009
mediante referéndum constitucional, con la instauración del Estado
Plurinacional y, posteriormente, con la definición de modelo boliviano de
democracia como una democracia intercultural, esbozada en esos términos
recién en la Ley del Régimen Electoral, Ley 026 del 30 de junio de 2010.
Estas innovaciones institucionales tienen una evidente incidencia en la
concepción y la comprensión de la ciudadanía puesto que las nociones de
Estado Plurinacional y democracia intercultural no se pueden cristalizar
institucionalmente de manera adecuada sino en lazo con una ciudadanía
pensada con criterios multiculturales o, como dice la Constitución, basada
en el pluralismo –político, lingüístico, económico, jurídico y cultural–.
83
Organización Internacional del Trabajo OIT, y la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO.
84
referidas a la acción gubernamental y/o a las relaciones en el mercado. Con
mayor razón, si existen pautas culturales que afirman y reproducen
simbólicamente la desigualdad social a partir de diferencias por identidad
étnica, pertenencia clasista, relaciones entre géneros, adscripción religiosa
o condición generacional, entre otras.
85
desde mediados del siglo XX con la descolonización y la formación de la
Organización de Naciones Unidas. Posteriormente, en las últimas décadas,
se fortaleció con la transición y consolidación de la democracia en varias
regiones del planeta, asimismo por los efectos culturales y políticos de la
migración transnacional y por el reconocimiento creciente de diversas
identidades en las sociedades como parte de la complejización de la
concepción de los derechos humanos.
86
el comunitarismo, el bien común es definido por la comunidad y las
preferencias individuales deben adecuarse a él (Kymlicka Will 1995:228).
87
que implica vivir en “armonía con la naturaleza” (ONU, Resolución 63/278,
de 22 de abril 2009). Después del fracaso de las políticas de ajuste estructural
de los años 90 y de las políticas estatistas de las décadas anteriores, Bolivia
está en la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo. Es un requisito para
superar los rezagos históricos de un país que se caracteriza por la existencia
de profundas brechas de desigualdad económica y social, débil integración
territorial, déficit de institucionalidad y economía extractivista con escaso
desarrollo productivo. Como respuesta a estas rémoras, la sociedad boliviana
ha optado por fortalecer la democracia y encarar transformaciones políticas
que se traducen en mayor equidad e inclusión social, que son el sustrato de
la igualdad ciudadana. Otro sustrato es de tipo institucional y tiene que ver
con los contornos de la democracia.
88
predominio de los partidos políticos al margen de que su formato
organizativo difiere de los parámetros convencionales e incluye, en el caso
del MAS, un peculiar lazo con las organizaciones sociales que lo conforman
y respaldan. Además, la democracia representativa se ha fortalecido con
la incorporación de instituciones de democracia participativa y directa, la
mayoría de las cuales reposan en el voto ciudadano o en la iniciativa
legislativa sin mediación partidista. La democracia participativa se
manifiesta en instituciones vinculadas a la gestión pública definidas como
mecanismos de control social, democracia participativa y directa. La
democracia directa tiene una variedad de nuevas reglas entre las que
sobresale la revocatoria o revocación de mandatos. La revocatoria o
ratificación de leyes también puede darse por referéndum, y en el caso
boliviano incluye la reforma parcial o total de la carta constitucional. La
iniciativa legislativa ciudadana es otro mecanismo de participación que,
en algunos casos, incluye la convocatoria a asamblea constituyente. Es
decir, muchas decisiones políticas que antes estaban circunscritas a las
relaciones convencionales entre los poderes ejecutivo y legislativo, con el
poder judicial dirimente en muchos casos, han sido transferidas a la
sociedad en tanto cuerpo electoral.
89
Ampliación democrática y expansión de la ciudadanía
90
Esta no es una peculiaridad boliviana porque, desde los años 90, las
cinco constituciones andinas reconocen la diversidad étnico cultural, y eso
se traduce en la inclusión del derecho consuetudinario en los sistemas de
justicia; el reconocimiento del carácter oficial de las lenguas indígenas; el
reconocimiento de propiedad colectiva o territorios, jurisdicción y
autonomías indígenas. Otro importante avance es el reconocimiento de
derechos de la población afrodescendiente con derechos similares a los
indígenas. Sin embargo, el caso boliviano es el más sugerente porque el
MAS es un partido concebido como “instrumento político” de las
organizaciones campesinas e indígenas, y la presencia de Evo Morales en
la presidencia desde 2006 tiene una importancia simbólica y política que
trasciende las fronteras. Este protagonismo político tuvo consecuencias en
el ámbito internacional porque impulsó la aprobación de la Declaración
de la Organización de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas, que es una ampliación de los derechos promovidos bajo el
cobijo del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo,
referido a los “Derechos de los pueblos indígenas y tribales en países
independientes”, aprobado en 1989. El liderazgo de Evo Morales también
provocó la adopción del modelo de Estado Plurinacional como propuesta
política del movimiento indígena latinoamericano.
91
con el mismo rango que el derecho positivo. En el diseño del sistema de
gobierno, se incorpora la democracia comunitaria, junto con la democracia
representativa, participativa y directa. A diferencia de otros casos
nacionales, en Bolivia se ha producido una profunda renovación de elites
en la política por lo tanto se ha modificado el acceso a recursos de poder
materiales y simbólicos por parte de sectores sociales excluidos
secularmente y que han adquirido protagonismo político.
92
que privilegiaban lo campesino y concebían la realidad indígena como un
resabio histórico. El proyecto del 52 postulaba la construcción de la
“bolivianidad”, un “ser nacional” que se forjaría en el proceso de
modernización y homogenización. El centralismo fue su manifestación
institucional y el mestizaje su expresión cultural, así como la construcción
del mercado interno y una base productiva industrial constituían el
proyecto de modernización económica para lograr la soberanía estatal.
93
Esa original denominación del “sujeto plurinacional” es resultado de
la combinación de tres códigos: naciones originarias, que es utilizado por
las organizaciones de los grupos étnicos de tierras altas; pueblos indígenas,
nombre que utilizan los grupos étnicos de tierras bajas; y campesinos, que
es la denominación de los trabajadores del campo –hombres y mujeres-
organizados en sindicatos desde los años 50 del siglo pasado, como parte
del proceso de la revolución nacionalista. Es decir, es una construcción
jurídica y una realidad sociológica porque no existe actor social alguno que
integre esos cinco ingredientes, por lo tanto, el “sujeto plurinacional” existe
solamente en términos jurídicos y solamente puede ser representado por
el Estado… Plurinacional. Un pueblo indígena en particular no puede
reclamar sus derechos colectivos si están en contra de los intereses generales
representados por el Estado. De esta manera, el Estado Plurinacional
condensa, sintetiza y unifica esa diversidad étnica y la somete a sus
designios porque, a la usanza del nacionalismo revolucionario: el pueblo y
la nación –aunque sea en plural– se condensan en el Estado.
94
La soberanía estatal sobre los recursos naturales se completa con la
nacionalización de las empresas capitalizadas para generar excedentes
destinados a la inversión pública en el sector productivo con énfasis en la
industrialización de hierro, litio e hidrocarburos. Una orientación que
contradice la perspectiva indigenista que evoca a la Pachamama como
visión ecologista y que se subordina a la expansión de una lógica productiva
basada en pequeños productores.
95
multiculturales. Es preciso esbozar las características de este nuevo marco
institucional y normativo para evaluar los avances y retrocesos en la
consecución de los fines de la democracia, a partir de evaluar las
contradicciones existentes entre las normas constitucionales y su
concreción institucional, entre las metas que plantean las reglas jurídicas
y los resultados de las políticas públicas, entre la dimensión simbólica de
la inclusión política y social, y la capacidad de agencia ciudadana, entre la
imagen pluralista del nuevo Estado y las prácticas concretas de la
burocracia estatal en el ejercicio del poder.
96
La democracia participativa y directa reconoce el referéndum para
la aprobación de “normas, políticas y asuntos de interés público”, también
para reformas constitucionales y para la conformación de autonomías
indígenas y regionales; asimismo la revocatoria de mandato por votación
para las autoridades electas en todos los niveles de gobierno. También
reconoce al cabildo, la asamblea y la consulta previa; no obstante, sus
decisiones no tienen carácter vinculante para el Estado.
97
Régimen Electoral), pero forma parte de los derechos colectivos en tanto
“se respetará y garantizará el derecho a la consulta previa obligatoria,
realizada por el Estado, de buena fe y concertada, respecto a la explotación
de los recursos naturales no renovables en el territorio que habitan” (CPE,
Art. 30, inciso 15). Este derecho se combina con el derecho “a la libre
determinación y territorialidad” (Art. 30, inciso 4). Ese conjunto de derechos
es reconocido, además, por el Convenio 169 de la OIT y la Declaración
Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU. A esta
contradicción entre democracia participativa y comunitaria se suma la
tensión con la democracia representativa, porque la Asamblea Legislativa
debe definir las reglas al respecto con una ley sobre consulta previa.
98
inclusión social debe potenciarse en la escala local para proporcionar mayor
eficacia a las iniciativas de carácter nacional. La elaboración de los estatutos
autonómicos departamentales y de las cartas orgánicas municipales debe
contemplar las necesidades de inclusión social desde una perspectiva
integradora, adicionalmente, este armazón institucional debe resolver el
problema de disponibilidad de recursos bajo criterios de equidad regional
mediante un pacto fiscal que permita una distribución racional de recursos.
Otro aspecto crucial para que las políticas de inclusión social sean
eficaces y sostenibles tiene que ver con la justicia. La respuesta normativa
a los rezagos y debilidades en la impartición de justicia con el
reconocimiento de dos jurisdicciones, es un paso importante porque acerca
el Estado a la sociedad e integra a vastos sectores sociales, sobre todo de
las áreas rurales, a la racionalidad estatal. Sin embargo, existe el riesgo de
que la dualidad jurídica se convierta en dualismo competitivo, debilitando
más bien las tareas del Órgano Judicial, en esa medida, el reconocimiento
de la jurisdicción indígena originaria campesina es una oportunidad pero
también un riesgo. La reproducción de una lógica centralista en el poder
judicial es una realidad negativa que debe superarse para mejorar el
derecho administrativo y enfrentar la creciente cantidad de casos que
vinculan y enfrentan a los ciudadanos con el Estado.
99
de las instituciones y, a la larga, la calidad del ejercicio de ciudadanía. La
ampliación de la democracia es un buen síntoma del estado de sus
instituciones, no obstante, su representatividad depende de su capacidad
para representar la diversidad de intereses y demandas de la sociedad, en
suma, del pluralismo que consagra la Constitución Política del Estado, un
principio intangible que debe materializarse en todas las esferas para que
la integración social produzca una comunidad de ciudadanos y
ciudadanas.
BIBLIOGRAFIA
100
Isabel Mercado
Periodista y columnista. Comunicadora del Programa
de Apoyo a la Democracia Municipal (PADEM).
Autora de “Comunicadores con arte y oficio”, “25 años
de democracia en Bolivia: ni tan diablos ni tan
santos”, “Sala de Redacción; manual de periodismo y
derechos humanos”.
Capítulo V
103
resumirse, geográficamente, en las tres horas de viaje que separaban su
comunidad de El Alto.
104
constatación empírica de que los ciudadanos -especialmente en países con
una democracia en construcción como Bolivia- gozan y ejercen sus
derechos y obligaciones ciudadanas con plenitud.
105
una suerte de contrato social; especialmente la Declaración Universal de
los Derechos Humanos (1948), columna vertebral de la legislación e
incluso la constitucionalidad de buena parte de las naciones.
106
2. Social democrático, que se extiende a los derechos de tercera
generación: económicos, sociales y culturales.
3. Republicano, vinculado a mecanismos de pertenencia del
individuo a una comunidad o nación, a la participación y en la
definición del proyecto de sociedad.
107
Como se advierte en la crisis del modelo democrático que enfrentan
los países europeos por el desbalance de su economía, la ciudadanía puede
fácilmente pasar de un estado aparente de consolidación a un proceso de
transformación, incluso de revolución, cuando aquello del acceso integral
a oportunidades se diluye. Lo propio -puede decirse- sucede en contextos
como el nuestro, donde a la concreción del goce elemental de los derechos
civiles y políticos corresponde la satisfacción de necesidades económicas,
sociales y culturales.
108
el Consejo Nacional de la Judicatura, el Tribunal Constitucional y el
Defensor del Pueblo; se añadió el Art. 171 que señala “la defensa y
protección de los derechos sociales, económicos y culturales de los pueblos
indígenas” y se amplió el periodo municipal de dos a cinco años.
109
su inclusión real a la vida democrática; hombres y mujeres que tuvieron
que aprender el manejo de recursos, la respuesta a conflictos, la solución
a demandas largamente postergadas, etc. De la entelequia que significó
históricamente ser “ciudadano” en Bolivia, con la democracia local se dio
el paso a la construcción de procesos concretos y ascendentes de
transformación de una cultura política discriminatoria y autoritaria a una
mejor convivencia en democracia.
110
Institucionalidad en permanente fragilidad
6 Llamado “el socialista liberal”, Norberto Bobbioha analizado las ventajas y desventajas
del liberalismo y el socialismo, tratando de mostrar que quienes defienden ambas
ideologías basan sus actividades en el respeto al orden constitucional y en el rechazo a los
métodos antidemocráticos, incluyendo, como es obvio, el análisis y la crítica a la corrupción
que ha caracterizado la vida política italiana de los últimos años, y el terrorismo al que se
opuso con energía durante las décadas de los años 1960 y 1970.
111
corporaciones y los lobbistas, y afirma que este conjunto de expresiones, al
igual que una participación corporativa y funcional de la ciudadanía en los
asuntos públicos, pueden debilitar un gobierno democrático hasta tornarlo
poco representativo del interés general.
Este esquema describe el tránsito vivido en los últimos años por los
ciudadanos bolivianos: ante una crisis de institucionalidad permanente,
las virtudes de la participación social se redujeron a los vicios de la
participación corporativa.
112
franco avance en una de sus más grandes deudas históricas: el
reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Aunque el
debate sobre estos derechos no ha estado exento de posiciones e intereses
políticos, el Estado boliviano ha sido firme en su meta de garantizar que
todos los bolivianos y bolivianas –especialmente las mayorías indígenas-
accedan a todos los derechos y servicios que los habilitan como
ciudadanos.
113
población, pero además de ello, se necesitan políticas sociales que mejoren
la educación, la salud, el empleo, etc., y logren que la ciudadanía no precise
de salvaguardas-las identidades diferenciadas de cada grupo o segmento-
para paliar las desigualdades.
114
el ciudadano, empoderado por el conjunto de derechos y obligaciones
frente al Estado, asume un rol corresponsable en el contexto social que le
permitan superar las desigualdades que persisten y avanzar hacia una
igualdad de oportunidades.
115
humanos, especialmente los derechos económicos, sociales y culturales,
los que junto a los derechos civiles y políticos, dan el marco ético al proceso
de desarrollo.
116
transnacional, partiendo del reconocimiento de la heterogeneidad. Se trata
de recobrar la igualdad en términos de inclusión de los excluidos sin que
esto lleve a la homogeneización cultural.
117