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ar/plan-condor/paises/chile/
La dictadura chilena
A diferencia del resto de los países, el golpe de Estado en Chile se produjo contra un gobierno
de corte progresista, que había proclamado que se encontraba instrumentando una “vía al
socialismo”. Lo precedió un intenso proceso de movilización y polarización social. El golpe
de Estado buscó poner fin a esos procesos.
Destierros y exilios
Mirando la cuestión desde las actitudes del Estado en relación con la expulsión de opositores
políticos, podemos decir que en Chile sucedieron tres cosas.
Lo segundo que sucedió fue que hubo personas que fueron directamente amenazadas y
forzadas a salir del país, no mediante una orden escrita, pero si por la acción directa de los
agentes del régimen. Esta tendencia se vio acentuada sobre todo luego de la formación de la
DINA a fines de 1974.
Y lo tercero que sucedió fue que ante el avance de la represión sobre los grupos políticos y los
individuos, hubo personas que se sintieron amenazadas y decidieron salir del país.
En Chile ocurrió, además, que, dadas las características del gobierno de la Unidad Popular,
había habido muchos exiliados de otros países como Uruguay o Brasil que se habían
trasladado a Chile, y también personas que habían viajado a Chile para observar y participar
de esa experiencia política. Esas personas se convirtieron en blanco de la dictadura, que, fiel
a los principios de la Seguridad Nacional, veía en los extranjeros a los “inoculadores” del mal
en su país. Estos exiliados, muchos de los cuales fueron refugiados por ACNUR, debieron
abandonar Chile y reexiliarse. María Bernabella Herrera, funcionaria de ACNUR en esa
época, dio un cuadro de esta situación durante su declaración.
Muchos de los chilenos amenazados, como los extranjeros que debieron reexiliarse,
encontraron en la Argentina de 1973 una tierra de refugio.
largo y a lo ancho del globo, tuvo un resultado no esperado por la dictadura. La salida de
estas figuras públicas y de tantos otros que sufrían la represión implicó el surgimiento de una
fuerte corriente de denuncia internacional. En Chile, la prensa oficialista agudizó todos sus
recursos para denunciar como “antipatria” a todos estos desterrados que comenzaban a
transformarse en exiliados. Hacia fines de 1973, comenzó a elaborarse el discurso del “exilio
dorado” y de la “campaña antichilena” que serviría también a la dictadura argentina para
enfrentar oportunamente a sus propios exiliados.
Estructura represiva
Dijimos que detrás de la represión a los exiliados chilenos estuvo la DINA. Vamos ahora,
entonces, a mirar la estructura de la DINA para entender cómo se produjo su vinculación con
Cóndor. Nuevamente, como en el caso uruguayo, no vamos a hacer referencia a la totalidad
de la estructura represiva chilena.
Recordemos que una forma prototípica de la DINA fue fundada en noviembre, de 1973, bajo
el nombre de “Comisión DINA”. Ya en octubre de 1974 comenzó a perfilarse en Chile lo que
sería el modelo más permanente de represión.
La DINA fue creada el 14 de junio de 1974 por el decreto ley N° 521 de la Junta Militar de
Chile. El decreto la definió como un organismo de inteligencia técnico profesional que tenía
por función asesorar directamente a la Junta Militar, a partir de la reunión de información y
la producción de inteligencia. Documento 1.
La DINA, surgió como brazo armado de Pinochet y le sirvió para construir su hegemonía
dentro de la alianza de fuerzas que se estableció luego del golpe de Estado. Con la DINA,
Pinochet se proponía hacer varias cosas: primero, destruir a la oposición política; segundo,
quitar protagonismo a las Fuerzas Armadas en la represión, y de esta manera, lograr
subordinarlas. Contreras dirigió la represión con la DINA; y Contreras reportaba
directamente a Pinochet; y tercero, ayudar a Pinochet a consolidar su hegemonía mediante el
control y purga sistemática de los organismos del Estado.
Sobre las funciones de la DINA, en el informe Rettig se afirma que, “en la práctica la DINA
tuvo y se arrogó, las más amplias funciones de inteligencia y seguridad, en Chile y en el
exterior. Reunía información, la analizaba y proponía políticas de Gobierno basadas en ellas,
en los más diversos campos del quehacer público, nacional y extranjero”. Además de ello,
tenía una función operativa, esto es, la realización de acciones específicas para cumplir
objetivos de seguridad, tal como los entendía
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Además de los miembros de planta, la DINA contaba con agentes agregados provenientes de
las distintas Fuerzas Armadas o Carabineros, personal contratado, asesores, colaboradores,
contactos en servicios del Estado e informantes. Pero la mayoría del personal provenía de las
FFAA. Los cargos más altos los ocupaba personal del Ejército, aunque también hubo
miembros de la Marina y Fuerza Aérea, y también civiles, muchos de ellos reclutados de los
grupos de extrema derecha.
La sede de la dirección de la DINA fue el Cuartel General, sito en la calle Belgrado 11, en
Santiago.
La BIM tuvo una primera sede en la rinconada de Maipú. Luego pasó a Villa Grimaldi. La
BIM tenía un jefe, una plana mayor y agrupaciones operativas. En la primera época, las
tareas operativas eran más desordenadas y poco planificadas. Existían diversas agrupaciones
o unidades con nombres como “Caupolicán”, “Purén” o “Lautaro”. Cuando la BIM se instaló
en Villa Grimaldi, hubo una reorganización, se crearon solo dos grandes agrupaciones,
“Caupolicán”, encargada de la represión al MIR y “Púrén”, que se ocupaba de los demás
partidos. Cada una de estas agrupaciones, se subdividían en unidades de 20 a 30 agentes.
Además de esos CCD, la DINA contó con otras instalaciones utilizadas para la labor
represiva: el Cuartel General de la Calle Belgrado 11; Rinconada de Maipú; una clínica
médica ubicada en el centro de Santiago y el Hospital Militar. Adicionalmente, en el marco
de la labor de la comisión Rettig, se recibieron denuncias sobre la existencia de centros
clandestinos de detención en la colonia alemana Dignidad y en la localidad de Parral. Y más
recientemente se comprobó la existencia de un centro específico de exterminio, Simón
Bolívar.
Por los CCDs pasaron algunas de las víctimas de Cóndor, trasladadas desde otros países.
Por otro lado, estaba la subdirección exterior de la DINA, llamada también “DINA exterior”.
El origen de la DINA exterior parece remontarse al momento mismo de formalización de la
DINA, en 1974, según el parte 2822, del Departamento V de la Policía de Investigaciones de
Chile agregado a fs. 1042 a 1061 del exhorto en el que se remitieron piezas del expediente de
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Ahora vamos a hacer referencia a los documentos que fueron enviados desde la Subdirección
de Inteligencia Exterior, para conocer cuáles eran los intereses de la DINA en el exterior y
cómo operaba el departamento exterior de un servicio de inteligencia de la región mirando
en el largo plazo, durante los años más duros de la represión regional, entre 1974 y 1978.
“Daniel, el correo del MIR detenido, ¿corresponde a Leandro Alarcón Ovando? Si esto es
efectivo estaríamos interesados en su traslado a Chile. “Daniel” tiene contactos con Edgardo
Enríquez, que es necesario obtener y utilizar para permitir su captura.
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De la documentación capturada a Daniel se desprende que Ruy Mauro Marini, alias Luis,
segundo hombre del CC del MIR con vinculaciones con la JCR viajaría en estos días a
Argentina, con su identidad verdadera para entrevistarse con Edgardo Enríquez. Ver la
posibilidad de capturarlos.”
Para realizar actividades en el exterior, la DINA debió colaborar con organismos y grupos en
el exterior, tanto con los servicios con similares funciones, como con agrupaciones políticas
que prestaban su servicio de manera temporal o permanente. Esto inició durante el primer
período de desarrollo de la DINA. Luego, en un período más avanzado, a fines de 1975, la
DINA pasó a operar, al menos en los países del Cono Sur, en el marco del Cóndor.
En el informe Rettig se afirma que “algunos de los resultados y efectos de estas actuaciones,
organizadas como operativos de inteligencia implicaron gravísimas violaciones a los
Derechos Humanos de múltiples personas que en su mayoría habían adquirido la condición
de refugiados o asilados políticos en los países donde los alcanzó la mano de la DINA”.
La DINA funcionó hasta agosto de 1977, cuando sus bienes y personal fueron traspasados al
organismo que se creó para reemplazarla: la Central Nacional de Informaciones (CNI). Tanto
Peter Kornbluh como John Dinges concordaron, en sus declaraciones, en que este cambio se
produjo a raíz del atentado que se había producido en septiembre del año anterior en
Washington y había costado la vida del ex canciller de la Unidad Popular, Orlando Letelier.
Según Kornbluh, en su libro Pinochet, los archivos secretos, en la práctica, se produjo un
ascenso de Contreras de coronel a general de brigada, fue desplazado del cargo, y en su
antiguo cargo fuera puesto Odlaniel Mena, opositor a Contreras. En la práctica, la CNI tuvo
las mismas funciones que su antecesora.
Señores jueces: Hasta aquí hemos visto la estructura general de la DINA. Pasemos ahora a
explicar las características de su subdirección exterior.
Son muy conocidos y ya fueron mencionados los asesinatos o intentos de asesinato que llevó
a cabo la DINA: Prats y Letelier y los fallidos contra Leighton, Altamirano, Pascal Allende y
Teitelboim. También podemos incluir aquí a Edgardo Enríquez. Todos ellos eran dirigentes
de las corrientes que podrían haber hecho frente a Pinochet: Prats, con gran ascendiente
entre los militares constitucionalistas y además había sido jefe de Pinochet; Letelier,
dirigente del Partido Socialista, Leighton de la democracia cristiana, Altamirano también
socialista y Teitelboim del partido comunista. Y a esto hay que sumar a la dirigencia del MIR,
Edgardo Enríquez y Andrés Pascal Allende.
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Así como los dirigentes de estos partidos y organizaciones fueron perseguidos, también lo
fueron los activistas.
El MIR
En 1967 se impuso dentro del MIR la línea castrista, encabezada por Miguel Enríquez,
Bautista Van Schowen, Luciano Cruz y Andrés Pascal.
En el período 1970-1973 el MIR no formó parte de la Unidad Popular y tuvo una relación
errática que varió entre la confrontación y el apoyo, por ejemplo, al crear el llamado “Grupo
de Amigos del Presidente”, la guardia personal de Allende.
El gobierno de la Unidad Popular fue un espacio de confluencia de exiliados de los países que
iban cayendo en manos de las dictaduras. En este contexto, desde comienzos de la década del
70 el MIR estableció vínculos primero con exiliados bolivianos y brasileños y luego también
con los uruguayos de la “columna guacha” de los Tupamaros, formada por los exiliados en
Chile. En 1972, además, llegaron a Chile los dirigentes de las organizaciones de izquierda
argentina que se fugaron de la cárcel de Trelew y comenzaron a tenderse vínculos entre el
MIR y el PRT de Argentina. Todos estos vínculos fluyeron hasta que en 1974 se anunció la
creación de la Junta de Coordinación Revolucionaria, una alianza entre el MIR, los
Tupamaros, el PRT-ERP y el ELN de Bolivia.
El MIR, luego del golpe de Estado, decidió que no iba a exiliarse. La salida de los dirigentes y
cuadros del MIR se fue produciendo o bien por decisiones puntuales de la organización o por
el efecto de la masiva represión desplegada sobre la organización.
Además, hacia 1974 comenzaron a prepararse para resistir a la dictadura. En este marco, se
asentó una base del MIR en Buenos Aires. En ese grupo estuvieron destacados los brasileños
Emir Sader, que se fue de Argentina durante 1975; su compañera Regina Marcondes Pinto,
Patricio Biedma y luego, en mayo de 1975, Edgardo Enríquez.
Entre diciembre de 1975 y febrero de 1976 llegaron a Buenos Aires seis miembros del MIR
que provenían de Cuba, para trabajar a las órdenes de Edgardo Enríquez: Mario Espinoza
Barahona, Lorenzo Homero Tobar Avilés, Claudio Ocampo Alonso y Jorge Ángel Machuca o
Vercelotti Muñoz, Miguel Orellana Castro y Heriberto Leal Sanhueza. Todos ellos habrían
sido víctimas de las redes de coordinación represiva, siendo muertos en Argentina o
encontrándose desaparecidos. Lo sucedido con los primeros cuatro está siendo investigado
en el marco de la causa 4955 por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 7,
mientras que lo sucedido con Miguel Orellana Castro es objeto de análisis en este juicio.
El MIR en particular y la JCR, como conjunto del que formaba parte, se convirtieron en
blanco de las redes de coordinación especialmente luego de la detención de Jorge Fuentes
Alarcón en Asunción del Paraguay, en mayo de 1975. Ya hemos hecho mención a este caso en
la parte histórica general, recordemos que fue detenido junto con Amílcar Santucho. A partir
de esas detenciones, comenzó a llegar a la DINA y a los organismos de inteligencia
argentinos, copiosa información sobre las actividades del MIR en Buenos Aires: miembros,
locales, actividades, contactos, vías de comunicación. La documentación del Archivo del
Terror y la documentación de Arancibia Clavel permiten ver cómo Edgardo Enríquez,
Patricio Biedma, Ruy Mauro Marini, Emir Sader, Andrés Pascal y otros dirigentes y cuadros
del MIR estaban establecidos o circulando en Argentina. Hubo seguimientos y órdenes de
captura.
En octubre, en Santiago de Chile, se produjo un operativo durante una reunión del comité
central del MIR, con resultados catastróficos: fue muerto Dagoberto Pérez y a raíz de este
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suceso Andrés Pascal debió asilarse en la embajada de Costa Rica. Además, en este operativo
el MIR perdió gran parte de su arsenal e importante documentación. El MIR perdía
nuevamente su dirección. Anteriormente, en octubre de 1974 se había producido el asesinato
de Miguel Enríquez.
El 1° de noviembre de 1975 fue secuestrado en el hotel Liberty de esta ciudad Jean Yves
Claudet Fernández. Había viajado a Buenos Aires para encontrarse con Edgardo Enríquez.
Afirma John Dinges en su libro Operación Cóndor, que:
“Dos semanas después del asalto en Malloco, el agente Osvaldo Rawson del Batallón 601, que
estaba trabajando en estrecha colaboración con Arancibia Clavel, cerraba el cerco en torno
del aparato del MIR en Buenos Aires. Arancibia mandó sus informes a Chile diciendo que ya
habían comenzado sus redadas de ciudadanos chilenos. Le solicitó a la DINA que le enviase
fotos del nuevo líder del MIR, Edgardo Enríquez, para facilitar su búsqueda. Edgardo
Enríquez justamente estaba en Buenos Aires […] y el ingeniero químico Jean Yves Claudet
Fernández, chileno con pasaporte francés, de treinta y seis años, operaba como mensajero
internacional del MIR.”
Dinges narra que en una entrevista con René Valenzuela, representante del MIR en París por
ese entonces, le contó que, a pedido de Enríquez, Claudet había viajado con cartas y dinero
que debía entregarle. Dinges narró el operativo de esta manera: su encuentro nunca se
concretó: había caído en una trampa que le había tendido Rawson. Claudet firmó el libro de
huéspedes, llevó sus maletas con el dinero y documentos a su habitación y al día siguiente
desapareció sin dejar rastros. Los documentos de Arancibia Clavel dan cuenta de que Claudet
fue secuestrado, interrogado y asesinado. Resulta particularmente interesante, la similitud
entre este secuestro y lo acaecido con Alexei Jaccard, integrante del Partido Comunista
chileno, que también había venido a Buenos Aires con dinero del exterior.
Meses después, y días antes del golpe de Estado, el 18 de marzo de 1976 habrían sido
secuestrados Claudio Ocampo Alonso y Jorge Ángel Machuca Muñoz, que habrían integrado
el equipo de los MIR que había venido de Cuba junto con Miguel Orellana Castro. Sus
cuerpos habrían aparecido luego en la localidad de Caseros, provincia de Buenos Aires.
El 7 de abril de ese mismo año, se produjo el operativo en casa de Emilio de Ipola, en el que,
según relató durante su testimonio en el marco de este juicio, fue secuestrado junto con su
mujer Olga Gloria Rojas, de nacionalidad chilena y ambos colaboradores del MIR. Fueron
llevados a Coordinación Federal e interrogados por sus relaciones con esta organización.
El 15 de abril fueron secuestrados Ángel Athanasiú Jara, Frida Elena Laschan Mellado y
Pablo Germán Athanasiú Laschan. También ese día fue secuestrado Jorge Alberto Basso, de
nacionalidad brasileña y miembro del MIR. Como se verá luego, Ángel Athanasiú y Jorge
Basso tenían vínculos con el grupo de Edgardo Enríquez. Lo sucedido a la familia Athanasiú
Laschan será abordado específicamente luego en este alegato. Lo sucedido con Jorge Alberto
Basso está siendo investigado en el marco de la causa 4955 del Juzgado Nacional en lo
Criminal y Correccional N° 7.
Durante el mes de junio fue secuestrado en Buenos Aires Miguel Orellana Castro.
Durante el año 1976 habrían sido secuestrados los últimos miembros de este grupo, Lorenzo
Homero Tobar Avilés y Heriberto Leal Sanhueza. El primero de estos casos hechos que
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Otros hechos vinculados con la represión al MIR fueron: el 16 de julio de 1976, el secuestro
de María Cecilia Magnet Ferrero y Guillermo Tamburini, que se explicará en detalle a
continuación: en la madrugada del 28 de julio de 1976 el secuestro de Luis Enrique Elgueta
Díaz y Clara Haydée Fernández. Lo sucedido con de Elgueta Díaz se tratará específicamente
luego. El 18 de diciembre de 1976, el secuestro de Carmen Angélica Delard Cabezas junto a
su pareja José Luis Appel de la Cruz, en Cipolletti, provincia de Río Negro. Y un mes más
tarde, el 17 de enero de 1977, el secuestro de Gloria Ximena Delard Cabezas junto a Roberto
Cristi en Ramos Mejía. Lo sucedido con los tres primeros también será tratado a
continuación. Lo sucedido con Roberto Cristi no se encuentra judicializado.
Otro aspecto que debemos mencionar es lo ocurrido con el Partido Comunista chileno,
agrupación de larga data en el país trasandino. Formó parte del gobierno de la Unidad
Popular y el fin de esta experiencia, luego del golpe de Estado, forzó a la dirigencia
comunista al exilio.
En el exilio, pronto las tareas que se impuso fueron por un lado, la resistencia, por medio de
la denuncia internacional y por otro, la planificación del retorno. En Chile quedó una
dirección interior y una parte de la organización, que actuaban de manera clandestina.
En ese marco, tal como se explicará a continuación, en el mes de mayo de 1977 se produjo
una oleada represiva contra varios miembros del Partido Comunista chileno que se
encontraban en Argentina. Dentro de este grupo fue secuestrado Alexei Vladimir Jaccard
Siegler. Otra víctima de la represión coordinada contra el Partico Comunista chileno fue
Cristina Magdalena Carreño Araya, secuestrada el 26 de julio de 1978. Y finalmente, Oscar
Orlando Oyarzún Manso, secuestrado el 26 de enero de 1979.
El Partido Socialista
Otra de las agrupaciones atacadas por la dictadura chilena fue el Partido Socialista chileno,
una de las fuerzas principales que compuso la Unidad Popular. A él pertenecía Salvador
Allende. Luego del golpe de Estado, sus miembros fueron duramente perseguidos.
En este marco se explica lo sucedido con Manuel Jesús Tamayo Martínez, Luis Gonzalo
Muñoz Velázquez y Juan Humberto Hernández Zaspe, secuestrados el 03 de abril de 1976 en
Mendoza y retornados forzosamente a Chile, donde desaparecieron.
***
Habiendo realizado esta caracterización general del golpe de Estado, la dictadura y las
características de la persecución, de manera coordinada, de miembros de organizaciones
políticas extranjeras que fueron secuestrados en Argentina, podemos ahora detenernos en
explicar lo sucedido con cada una de las víctimas de nacionalidad chilena.