Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PODER: El poder es una relación entre personas, es decir, el poder no es una cosa, es una
RELACIÓN. Lo que se va a ejercer de la relación es la posibilidad de obtener conductas u
obediencia a esas conductas.
Ese gran centro donde se desarrollan estas cosas se llama “Estado moderno”. Es en el
Estado Moderno el lugar donde fundamentalmente se ejerce la política y el poder.
El desarrollo del Estado moderno se inicia en todas partes a partir del momento en que el
príncipe procede a la expropiación de titulares privados de poder administrativos (Poder
bélicos, recursos financieros).
El Estado Moderno es una unidad de dominación de índole instituciona, cuyos fines con
éxito en los resultados, han sido monopolizar como medio de dominación, la legitima
violencia física dentro de su territorio, para lo cual ha reunido todos los elementos
materiales a disposición de su dirigente, expropiando a todos los funcionarios estamentales
que por derecho propio disponían de ellos.
El Estado Moderno es para Weber una unidad de dominación institucional que ejerce y se
apropia del monopolio de la violencia legítima. El Estado es una institución, tiene rasgos
institucionales porque tiene normales, leyes que lo rige, no puede hacer cualquier cosa.
Por ejemplo, en la Argentina los gobernantes no pueden hacer lo que quieren, sus
decisiones tienen que estar apoyadas en leyes/normas, lo rige determinadas cuestiones que
lo hacen una institución. Por ejemplo, cuando Alberto extiende la cuarentena y firma un
DNU, ese DNU pasa por el congreso para que lo aprueben. Todo lo que se firme tiene que
tener un marco constitucional, un marco legal que le de forma.
El estado es el único que puede con Legitimidad, consenso, apoyo, con autorización, es el
único que está autorizado por la gente a imponerle conductas a la gente.
El estado teniendo el monopolio de la fuerza logra juntar una gran cantidad de poder
político que le permite como institución y no como personas (el poder no lo tiene
personalmente Alberto Fernández), el poder lo tiene el Estado y lo puede ejercer la persona
que ocupa ese lugar. Es el lugar el que tiene la capacidad de mando y de poder, no la
persona.
El ámbito del estado según Weber ha logrado separar el poder político del económico, ya
no es más el monarca basaba su poder político en tener los medios de producción, el dinero,
y que desde ese poder económico ejerce el poder político. El estado logra separar el poder
político del económico, y logra concentrar es un ámbito el poder político, y en otro ámbito,
el poder económico y los medios de producción que van a darle vida al sistema capitalista
en el que vivimos.
Esto quiere decir que l estado moderno realiza la separación del cuadro administrativo, esto
es, empleados u obreros de la administración, y medios materiales y económicos de la
misma.
No son los más poderosos económicamente los que en principio manejan formalmente el
Estado. Los que manejan el Estado son los políticos, aquellos que participan de partidos
políticos, que militan en partido político, que se presentan a elecciones y que logran acceder
al Estado. Estos “nuevos políticos” buscan consenso y legitimidad para poder manejar esta
nueva institución para manejar lo que es el “ESTADO”.
O los médicos en la pandemia actualmente, aconsejan al político profesional para tomar una
decisión.
Aquel que vive para la política hace de ellos su vida en el sentido íntimo y se solaza
simplemente en el ejercicio del poder que conserva, o mantiene su tranquilidad en su
conciencia por haber dado un sentido a su vida al haberla puesto al servicio de algo. Las
personas que viven para la política deben contar con una situación económica
independiente de aquellos ingresos que pueda percibir de la política. Es decir, que sus
ingresos no estén subordinados al hecho de que deba dedicar su esfuerzo, ni tan solo sus
pensamientos a procurárselos.
Sin embargo, quiere decir que un político que ya tenga su vida resuelta económicamente,
no busque también vivir de la política, y así mismo, que no acostumbre valerse de su
dominio político en beneficio de sus intereses particulares.
Se colocan en un nivel mucho más burdo, esto es a nivel económico. Aquel que vive de la
política como profesión, pretende valerse de ella para convertirla en una fuente permanente
de ingreso
Quienes llegan al poder quieren ver como cambiar la situación social, como transformar,
pero siempre quieren ver como transformar SU situación personal, su situación económica.
Por ejemplo: Teniendo un presupuesto y una lista de ítems para comprar, voy a buscar a
quien está más capacitado para llevar adelante está tarea, que no necesariamente es la
misma persona. Lo mismo pasa con el estado . Se dividen en dos tipos:
· Están los que piensan hacía donde debe ir el Estado, los que toman las decisiones
estratégicas (Se definen políticas).
El Estado tiene un sector vivo que es la “Burocracia” para poder llevar adelante el
gobierno.
Los distintos equipos de gestión del estado surgen de los partidos políticos.
Ética de la convicción : La ética que moralmente está bien, y moralmente está mal. La
moral es una construcción social. Porque tiene que ver dependiendo de qué sociedad
estemos hablando de moral, para algunos algo puede ser correcto y para otros incorrecto.
Todos debemos intentar hacer el bien, y no hacer el mal, también los políticos.
Razón de estado
Desde que el Estado constitucional hace su aparición, y, aun mas plenamente, a partir del
momento en que se instaura la democracia, el “demagogo” se convierte en la clásica figura
del jefe político de occidente. En la actualidad, el publicista político y en especial el
periodista son los representantes más notables de la figura del demagogo.
Los periodistas no podían alcanzar puestos directivos. Hasta ahora la única forma posible
era en el partido socialdemócrata, aunque lo más normal era que alcanzaran puestos de
funcionarios. Se diría que es válida la afirmación de que, tanto para ellos como para todos
los Estados modernos, quien labora en el periodismo goza cada vez de menos influencia
política, mientras que el magnate capitalista de prensa, la tiene cada vez más. Pero lo que
hay de cierto es que la carrera periodística sigue siendo una de las vías más importantes
para la actividad política como profesión.
En cada una de las agrupaciones políticas medianamente extendidas, en todas las que
cuentan con territorio y no son solamente campo, y en las que se llevan a cabo con
regularidad elecciones para designar titulares en el poder, se trata de una “empresa
política”, precisamente de interesados.
· En primer lugar, los interesados en la vida política, en el dominio político, se allegan con
libertad conjuntos de adeptos: se presentan por si solos o bien presentan a sus favoritos
como candidatos a elecciones, procurando reunir los medios económicos necesarios y
entablando la lucha por la conquista de votos.
2. La adquisición y mantenimiento del poder para tomar esas decisiones y ejercer ese poder.
Según Josep Colomer, el ámbito de la política está dado por la provisión de bienes
públicos, los que no pueden ser provistos por el mercado u otro mecanismo privado. Si bien
algunos de estos bienes públicos generan beneficios universales (Escuelas, hospitales, obra
pública, seguridad social, etc). “La política es quien obtiene que, cuando, y cómo”.
Según Weber, nada de lo anterior significa que la política esté desprovista de ética. Pero la
acción política no puede regirse por los mismos principios que otras disciplinas como
indica la religión “obra siempre para bien”, porque el político debe tener en cuenta las
consecuencias de sus actos, por lo tanto, puede verse obligado a abandonar sus
convicciones con tal de salvar al resto. La salvación de la patria puede ser incompatible con
la salvación del político.
Progresismo ecléctico:
Platón se preocupó por la constitución de una polis justa, es decir, una sociedad donde cada
uno de los integrantes desempeñara una actividad para la que estuviera más capacitado.
Así, propone en “Republica”, una aristocracia basada en el conocimiento (solo gobiernan
los más sabios). Pero Platón tenía poca confianza en los hombres y creía que el gobierno de
los filósofos podía fácilmente degenerar en otras especies de regímenes de los cuales el más
perverso era la tiranía, el gobierno de uno solo que gobernara para su propio provecho.
Acepto que el gobierno más estable era el mixto, que combinada la libertad de la
democracia con la sabiduría y la virtud de la monarquía.
Polibio decía que para describir su forma ideal de gobierno como una combinación de
monarquía, aristocracia y democracia. Él decía que todo tipo de gobierno en algún
momento se convertía en lo opuesto.
Con el cristianismo como religión oficial, permitió erigir al Papado como institución de
gobierno e impulsó un modelo baso en la primacía de la religión sobre la política, en el cual
el poder del emperador provenía de la Iglesia (El Papa era quien disponía de la plenitud del
poder). Por su parte el Imperio Romano impulsó un modelo basado en la primacía de la
política sobre la religión, en tanto el emperador era el representante de dios en la tierra y
sus acciones eran consideradas acciones divinas.
El feudal necesitaba tener mayor control del soberano para tener un buen comercio.
Hobbes pensaba que, para mantener el orden, la sociedad vivía en un estado de naturaleza,
que todos los hombres somos iguales y todos estamos dotados de razón, para Hobbes el
individuo es malo. Los individuos generan un contrato para escaparse del estado de
naturaleza, le cedían sus derechos naturales al leviatán (un rey). Surge la monarquía
absoluta.
Locke: Padre del liberalismo político. Dice que los seres humanos vivían en un estado de
naturaleza, el hombre era feliz, y no era malo, también tenía algunos derechos como, por
ejemplo, el derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad.
Rousseau: Los hombres son buenos por naturaleza. Al momento que el hombre tiene
propiedad privada, empiezan los conflictos y el ser humano se empieza a corromper. El
«estado de naturaleza» designa el «supuesto» estado o situación del hombre con
anterioridad a su vida en sociedad, estado en el que el hombre (el «hombre natural») sería
bueno y feliz, independiente y libre, y guiado por el sano «amor de sí».
El verdadero contrato social, para Rousseau, ha de ser, pues, un contrato de libertad. Pero
ello no significa, en modo alguno, que en el orden social y político establecido por el
contrato social no haya y tenga que haber sumisión y obligatoriedad de la ley.
En el contrato social rousseauniano, por el que se pasa de una libertad «natural» a una
libertad «civil y política», se da una voluntaria y libre alienación, una desposesión de lo que
pertenece al «hombre natural», pero no en favor de una voluntad individual, sino en favor
de toda la comunidad, viniendo así a crear una unión social perfecta, cuya expresión y
principio rector es la voluntad general.
Montesquieu: Conocido por haber creado la división de poderes, su principal preocupación
fue estudiar cómo un conjunto de principios generales se desarrollaba en distintos contextos
políticos. Es el padre de la teoría de la división de poderes, constitucionalista.
Creo un sistema mixto, organizando a las sociedades, que el poder contenga al poder, ósea,
que uno no sobrepase al otro. Ejecutivo – legislativo – judicial – derecho de gente.
En este sentido, el auténtico hombre político debe ser consciente de esta tensión y la
necesidad ineludible de elegir en casa caso que ética seguir. Actuar por “convicción” puede
ser moralmente tranquilizador, pero a la vez tener consecuencias muy negativas. Actuar por
“responsabilidad” puede implicar recurrir a medios moralmente dudosos.
Neoinstitucionalismo
Conductismo
Estructural-funcionalismo
El estructural funcionalismo es una corriente de las ciencias sociales que se basa en la idea
de que los sistemas cumplen con determinadas funciones que les permiten mantenerse en
equilibrio. Parsons, quien desarrolló una teoría sobre el sistema social, este sistema es un
sistema de interacción entre actores en el cual la acción está orientada por reglas. Para
Parsons, es justamente el poco nivel de integración del sistema social lo que genera
conflicto dentro del mismo y en un punto extremo puede llevar a la destrucción de la
sociedad.
La debilidad que presenta este enfoque es que no es posible saber a través de qué
mecanismos las demandas son seleccionadas y se transforman en productos, por lo que se
dice que el sistema político es una “caja negra”, poco se sabe acerca del proceso de toma de
decisiones en su interior ni del régimen e instituciones implicados en el mismo. Cuando las
demandas superan la capacidad de respuesta de la “caja negra” se producen las crisis o
colapsos políticos.
En el marco de los estudios sobre el desarrollo político, el enfoque que predominó fue el de
la “teoría de la modernización”. Esta teoría partía de la premisa de que el desarrollo
económico generaría una serie de cambios en el orden social debido a procesos tales como
la urbanización, la industrialización y el desarrollo de medios masivos de comunicación
que transformarían los sistemas políticos volviéndolos necesariamente más pluralistas.
En síntesis, los ciudadanos no sólo demandan y tratan de influir a través del voto y otros
medios en los cursos de acción de los gobiernos, sino que respetan los procesos que regulan
la toma de decisiones.
Lipset y Rockan identificaron cuatro grandes clivajes sociales sobre los cuales se
estructuraron los sistemas de partidos europeos, partiendo de la base del esquema
parsoniano de clasificación de las funciones del sistema social (adaptación, integración,
logro de objetivos y mantenimiento del modelo) y de los intercambios entre las mismas.
3- La fractura entre intereses urbanos y rurales: Hace referencia a la oposición entre los
intereses urbanos comerciales y industriales y los intereses agrarios terratenientes.
Estas cuatro fracturas socio-políticas son las que, de acuerdo al análisis de Lipset y Rokkan,
determinaron el surgimiento de los partidos políticos europeos.
1- Que las preferencias en base a las que se toman las decisiones son estables.
2- Existe un nivel óptimo de información en base a la que es posible tomar la decisión que
realmente maximice la utilidad del individuo.
Downs demostró que desde el punto de vista de la racionalidad individual es lógico que la
gente no vote, puesto que es poco lo que el sufragio individual incide en el resultado final
del proceso comicial, por lo que resulta más costoso ir a votar que el beneficio propio para
elegir al candidato. Siguiendo la misma línea de Schumpeter, Downs afirmó que en la
democracia los partidos son maquinarias electorales cuya única finalidad es obtener votos y
que para ellos deben persuadir acerca del valor de sus propuestas, simplificando la
complejidad del proceso político.
Olson se ocupó de una cuestión muy afín desde sus orígenes a la ciencia política
estadounidense. En “Lógica de la acción colectiva” aplicó el razonamiento utilitarista para
explicar por qué los individuos deciden participar de acciones colectivas, como, por
ejemplo, ¿por qué un trabajador se sumaría a una huelga corriendo el riesgo de perder su
empleo? Si en caso de obtener una respuesta positiva, sería beneficiado, aunque no haya
participado. Los líderes grupales utilizan desde beneficios materiales hasta coerciones o
amenazas para fomentar la participación política.
Maquiavelo, con el termino Estado sustituyó paulatinamente los términos tradicionales con
los que había sido designada hasta entonces la máxima organización de un grupo de
individuos sobre un territorio en virtud de un poder de mando.
De aquí el éxito del término “Estado” que pasó a través de cambios no del todo claros de un
significado genérico de situación a un significado especifico de posesión permanente y
exclusiva de un territorio y de situación de mando sobre sus habitantes, el término “Estado”
apenas introducido, inmediatamente es acompañado con el término “dominio”.
Maquiavelo aborda el tema de las formas de gobierno, teniendo como guía a Polibio que
decía “Algunos de los que han escrito de las repúblicas distinguen 3 clases de gobierno:
1. Principado.
2. Notables.
3. Popular.
Maquiavelo sustituyo con el término “Estado”, los términos tradicionales con las que había
sido designada hasta entonces la máxima organización de un grupo de individuos sobre un
territorio en virtud de un poder de mando.
Maquiavelo emplea la palara Estado en pleno renacimiento europeo, la emplea en el mismo
sentido que nosotros la empleamos hoy en día.
El Estado deja de ser una situación, y pasa a ser una institución. Para Maquiavelo “Estado”
es una institución, principal institución política en una comunidad.
En el siglo 17, se sigue usando república de una manera que engloba distintas formas de
gobierno, como un nombre general
Maquiavelo usa la palabra “Estado” para englobar las distintas formas de gobierno, porque
en su época lo que está cambiando son las características de las organizaciones políticas de
la mayor parte de Europa, el termino Estado pasó inmediatamente acompañado del término
“dominio”.
Sería oportuno hablar de “estado” únicamente para las formaciones políticas que nacen de
la crisis de la sociedad medieval y no para los ordenamientos anteriores.
Max weber describió este fenómeno, que contemplo en el proceso de formación del estado
moderno como un fenómeno de expropiación de parte del poder público de los medios de
servicios, como las armas, el cual corre paralelamente el proceso de expropiación de los
medios de producción poseídos por los artesanos capitales, de esta observación deriva la
concepción Weberiana del estado moderno definido mediante los dos elementos
constitutivos de la presencia de un aparato administrativo que tiene la función de ocuparse
de la prestación de los servicios públicos, y del monopolio legítimo de la fuerza.
El estado cada vez más identificado en el poder personal de un hombre investido por deseo
divino, no podría explicar esta continua reflexión sobre la historia antigua y las
instituciones de los antiguos si en un cierto momento del desarrollo histórico se hubiese
dado una fractura tal que hubiese dado origen a un tipo de organización social y política
incomparable con las del pasado.
Así y todo, también en la antigüedad, había un solo autorizado a ejercer la fuerza, porque
tiene como fin supremo el mantenimiento de la paz y la justicia: Dos funciones que no
pueden ser realizadas más que por quien posee un poder coactivo, superior y legítimo.
Lo que se enfatiza es: el hecho desde años medievales hasta la modernidad, los temas, las
preocupaciones, la perspectiva jurídica, la filosofía política no ha variado demasiado.
Las ideas centrales del orden que nosotros llamamos estatal, ya están presentes en el mundo
antiguo y medieval, son ideas en común tanto a las comunidades antiguas como modernas;
la idea de orden, la idea que hay una institución que debe mantener ese orden. Una
comunidad humana debe estar ordenada y alguien debe garantizar la paz, sea el príncipe,
rey, aristocracia gobernante, dictador.
Para Vico la primera forma de Estado en sentido estricto está precedida por el estado ferino
(asocial), y por el estado de las familias que es un estado social, pero todavía no es
propiamente político, y nace cuando después de la revuelta de los “sirvientes” los jefes de
familia se ven obligados a unirse y a dar vida a la primera forma de Estado, la República
Aristocrática.
Una conocida variante de esta tesis es la de los primeros antropólogos, como Charles
Morgan, adoptada y divulgada por Engels que la trasplantó a la teoría marxista del Estado
como instrumento de dominio de clase. También, para Engels el Estado nace de la
disolución en una sociedad gentilicia basada en relaciones familiares, y el nacimiento del
Estado señala el paso de la barbarie a la civilización.
PODER: Concepto relacional del poder y para la cual por “poder” se debe entender
una relación entre dos sujetos de los cuales el primero obtiene del segundo un
comportamiento que éste de otra manera no habría realizado.
La teoría del Estado se entrelaza con la teoría de los tres poderes (Legislativo, ejecutivo,
judicial) y de sus relaciones.
Para Lasswell y Kaplan el proceso político es definido como “la formación, la distribución,
el ejercicio del poder”.
En la filosofía política el problema del poder ha sido presentado bajo tres aspectos, con
base en los cuales se pueden distinguir tres teorías fundamentes del poder: “Sustancialista,
subjetivistas y relacional”.
Una interpretación sustancialista del poder es la de Hobbes, según la cuenta “el poder de un
hombre… son los medios que tiene en el presente para obtener algún aparente bien futuro”
Que estos medios sean dotes naturales, como la fuerza y la inteligencia, o bien adquiridos,
como la riqueza, no cambia el significado específico del poder, entendido “como algo” que
sirve para alcanzar lo que es objeto de nuestro deseo.
Según Russel, de acuerdo con lo cual el poder consiste en la “producción de los efectos
deseados”, el mismo puede adoptar tres formas:
1. Poder físico y constrictivo: Tiene su expresión concreta más visible en el poder militar.
El poder político se caracteriza por el poder sobre una sociedad con carácter obligatorio, es
central, puede apoyar sus decisiones y hacerlas obligatorias por que cuenta con la fuerza
(vía coactiva). Cuando al final de la edad media se separa el Estado y la Iglesia, para la
Iglesia queda la vía Directiva (ósea la espiritual, la opinión religiosa), y el Estado es el que
ejerce la vida Coactiva (El uso de la fuerza), el único que puede coaccionar es el poder
político.
Aristóteles agrega que los tres tipos de poder también se pueden distinguir con base en el
diferente sujeto que se beneficia del ejercicio del poder:
3- El político en interés de quien gobierna y de quien es gobernado (de donde derivan las
formas corruptas de régimen político donde el gobernante, convertido en tirano, únicamente
gobierna para su provecho).
El gobierno despótico en el que el soberano trata a los súbditos como esclavos a los que no
se les reconocen los derechos de ninguna especie (esta forma de gobierno ya fue claramente
señalada por Aristóteles que la considero adecuada para los pueblos esclavos por naturaleza
como son los orientales.
• Poder político: Es el que se caracteriza por controlar la vida coactiva, poder imponer
decisiones con carácter obligatorio, porque en última instancia controla la fuerza.
• Poder económico: Es el que está basado en la riqueza y la propiedad de los recursos, del
capital, de la tierra.
• Poder ideológico: Es el poder que esta dado por el conocimiento, que se sirve de la
posesión de ciertas formas de saber, doctrinas, conocimientos (los sacerdotes, científicos).
Lo que tienen en común estas tres formas de poder es que ellas contribuyen conjuntamente
a instituir y mantener sociedades de desiguales divididas en fuertes y débiles con base en el
primero, en ricos y pobres con base en el segundo, en sapientes e ignorantes en el tercero.
Primacía de la política
Sostiene que el poder político más allá que uno piense que está influido por el poder
económico o por el poder ideológico, que es resultado de procesos económicos o
ideológicos, el poder político, tiene primacía, el poder político es el poder decisivo, puede
imponer con carácter obligatorio decisiones, medidas, límites a toda la sociedad.
Una de las formas en las que se manifiesta la primacía de la política es la independencia del
juicio político frente al juicio moral, o inclusive la superioridad del primero sobre el
segundo.
Que exista una razón de Estado diferente de la razón de los individuos quiere decir que el
Estado y más concretamente el hombre político, es libre de perseguir sus propios objetivos
sin estar obligado a tomar en cuenta los preceptos morales con los que está comprometido
el individuo en sus relaciones con otros individuos.
Problemas en la legitimidad
Mosca reconocía exclusivamente dos fórmulas políticas, la que hace derivar el poder de la
autoridad de Dios y la que lo hace derivar de la autoridad del pueblo.
Principios de legitimidad
Los principios de legitimidad adoptados a lo largo de la historia no son únicamente los dos
indicados por Mosca. Podemos indicar por lo menos seis que se reclaman en parejas
antitéticas a tres grandes principios unificantes:
1- La voluntad.
2- La naturaleza.
3- La historia.
Los dos principios de legitimidad que se reclaman a una voluntad superior son los
recordados por Mosca: Los gobernantes reciben el poder de la voluntad de Dios o de la
voluntad del pueblo. En una concepción descendente del poder la autoridad última es la
voluntad de Dios. En una voluntad ascendente la autoridad última es la voluntad del pueblo.
A las doctrinas voluntarias siempre se opusieron las doctrinas naturalistas que dieron origen
a las diversas formas de derecho natural.
Apelar a la naturaleza para fundar el poder significa, en la primera versión, que el derecho
de mandar de unos y el deber de obedecer de otra deriva del hecho ineluctable que hay
naturalmente y por tanto independientemente de la voluntad humana.
Para Locke, el principal deber del gobierno es el de hacer posible, mediante el ejercicio del
poder coactivo, la observancia de las leyes naturales para el respeto de las cuales no habría
necesidad de algún gobierno si todos los hombres fueran racionales.
Naturaleza e historia: La legitimidad puede tener una versión muy conservadora que
puede tocar incluso lo discriminatorio. Se puede legitimar una forma de dominación
diciendo que hay una raza superior, que por naturaleza está llamada a gobernar a otras.
• Teoría del derecho natural, el origen Iusnaturalismo: Somos todos iguales, la sociedad es
producto de un contrato entre iguales, el origen legitima la idea de la igualdad natural.
Obediencia : Significa que la acción del que obedece transcurre como si el contenido del
mandato se hubiera convertido por sí mismo, en la máxima de su conducta, y eso,
únicamente en méritos de la relación formal de obediencia, sin tener en cuenta la propia
opinión sobre el valor o desvalor del mandato como tal.
Tipos de dominación:
No toda dominación se sirve del medio económico. Pero toda dominación sobre una
pluralidad de hombres requiere de un modo normal un “cuadro administrativo”, es decir, la
probabilidad en la que se puede confiar en que se dará una actividad, dirigida a la ejecución
de sus ordenaciones generales y mandatos concretos. Este cuadro administrativo puede
estar ligado a la obediencia de su señor por la “Costumbre”, de un modo puramente
afectivo, por intereses materiales o por motivos ideales (con arreglo a valores).
1. Dominación legal: Su tipo más puro es la dominación burocrática. Su idea básica es:
que cualquier derecho puede crease y modificarse por medio de un estatuto sancionado
correctamente en cuanto a la forma. Se obedece no a la persona en virtud de su derecho
propio, sino a la regla estatuida, la cual establece al propio tiempo a quién y en qué medida
se deba obedecer. También el que ordena obedece.
Caen por supuesto bajo el tipo de “Dominación legal” no sólo, por ejemplo, la estructura
moderna del Estado y el municipio, sino también, la relación de dominio en una empresa
capitalista privada, en una asociación de finalidad utilitaria.
La burocracia constituye el tipo más puro de la dominación legal. Sin embargo, ninguna
dominación es exclusivamente burocrática, ya que ninguna es ejercida únicamente por
funcionarios contratados.
Neoinstitucionalismo:
El Estado es, ante todo, una estructura institucional generadora de reglas. En este sentido,
se distingue de otras instituciones porque se reserva el derecho exclusivo de fijar y cambiar
las reglas que rigen la organización del sistema en su conjunto. Es la única organización
con capacidad para secularizas y universalizar las reglas que genera, y los individuos o
grupos que de él forman parte están obligados a acatarlas.
1- Tiene el monopolio legítimo de los poderes coercitivos, del que carecen las demás
instituciones.
2- Los ciudadanos no pueden evitar pertenecer a él, es decir, el Estado posee una notable
capacidad de secularización.
El primer elemento fundamental que surge de esta definición de Estado es que constituye
una asociación política de dominación que reclama el “monopolio legítimo de la
coacción” sobre un territorio delimitado.
Para Weber el tipo más puro de dominación racional legal es el que se ejerce a través de
un cuerpo administrativo burocrático. La relación entre el cuerpo administrativo
burocrático y los medios materiales de administración, fundamentales para el ejercicio de la
coacción física y para asegurar una administración continua, determina el tipo de Estado. Si
los funcionarios son dueños de los medios de administración se trata de un “Estado de
clases” de tipo patrimonial. Por el contrario, en el Estado Moderno se produce una
separación total del cuerpo administrativo de dichos medios, es decir, una separación
completa entre el patrimonio público y el patrimonio privado. Es decir, que ni el soldado es
dueño del tanque, ni el empleado lo es de la máquina de escribir, ni el presidente de la casa
de gobierno.
Estado – Odonnel
Identifica tres dimensiones en su definición de estado:
3- El Estado también pretende ser un “foco de identidad colectiva” para los habitantes del
territorio.
El marxismo ha puesto especial énfasis en la discusión sobre la autonomía del Estado. Esta
discusión alude a si el Estado tiene autonomía con respecto a los intereses de clase o se
reduce por completo a éstos. Las políticas son producto de la lucha de clases sociales al
interior del Estado, de lo cual se deriva que los actores estatales carecen de autonomía en
tanto actúan determinados intereses externos.
La idea de Estado está íntimamente vinculada con la existencia de una civilización, cuya
aparición de acuerdo a Michael Mann, es algo que no puede ser atribuido a ninguna
característica evolutiva de la especie humana. Mann sostiene que las primeras
civilizaciones tuvieron como característica común la aparición de valles fluviales y que las
mismas practicaron la agricultura aluvial y de regadío.
Sin embargo, los orígenes del Estado moderno no se encuentran en ninguno de estos dos
tipos de Estado, sino en el período que se extendió entre el siglo XII y siglo XIV en Europa
occidental. Durante este periodo, en algunas partes de esa región se conformó un sistema de
gobierno basado en la representación de distintos cuerpos colectivos (estamentos) que
combinada el poderío militar de los imperios y el alto nivel de lealtad e identidad de las
ciudades-estado.
Este sistema de estamentos europeo surgido en el siglo XII, sentó las bases para el posterior
desarrollo del estado moderno: La existencia de entidades políticas de carácter duradero
que se extendían sobre un territorio y una población delimitados; la lealtad hacia el Estado
comenzó a primar sobre otro tipo de lealtades de tipo familiares, comunitarias o religiosas.
Tipos ideales
Weber enfatiza que los tipos ideales son una mera construcción mental, una utopía, que no
puede ser encontrada empíricamente en la realidad y que por ello mismo no es posible
esperar que encajen perfectamente en el mundo real. En este sentido, los tipos ideales son
modelos contra los cuales contrastar la realidad en cada caso específico.
Estado absolutista: El Estado moderno logro constituirse por completo cuando se inició
un proceso de expropiación de los medios de coerción y administración que se encontraban
bajo el control de distintas asociales políticas. Weber decía que el desarrollo del estado
moderno se inicia por doquiera a partir del momento en que se empieza a expropiar por
parte del príncipe a aquellos portadores privados de poderes administrativos.
La legalidad estatal fue producto del interés por lograr un mayor nivel de cohesión en los
territorios, así como también del interés por obtener mayor previsibilidad de las decisiones
administrativas, imprescindibles para el desarrollo de actividades comerciales.
Las monarquías absolutas concebían el poder como de origen divino, un ejemplo clásico de
poder absoluto es Luis XIV, quien atribuye la frase, “el Estado soy yo”.
Estado Estamental:
Las fuentes de la legitimidad en este tipo de estado eran las asambleas y el rey.
• Falta de producción, los feudos tenían que arrendar la tierra (Ceder a una persona cierto
bien, mueble o inmueble, para que lo use y disfrute durante un tiempo a cambio de una
cantidad de dinero y con ciertas condiciones.).
Estado liberal: Es aquel movimiento cuestionador del poder absoluto y de sus pretensiones
divinas, que propugno restringir los poderes del estado y defender los valores de la
tolerancia y el respeto por la vida privada, y fue defensor de los estados constitucionales, la
propiedad privada y de la economía del mercado competitivo. Los sectores burgueses,
habían aceptado la existencia de un poder absoluto porque lo necesitaban para la defensa de
sus intereses económicos. Debido a que el Estado Absoluto le estaba permitido actuar en
forma discrecional, su accionar empezó a encontrar en contradicción con los intereses de
los sectores burgueses.
Uno de los principios del Estado Liberal es la división de poderes, ya que la seguridad de
los derechos requiere que la ley sea independiente y superior, y esto solo puede estar
garantizado por un poder judicial independiente del Ejecutivo.
John Locke marco el comienzo de la tradición constitucionalista liberal. Para Locke, las
burguesías ya eran lo suficientemente fuerte para poseer el poder, y no necesitaban de una
Leviatan como pensaba Hobbes.
El Estado Liberal, a partir del advenimiento del capitalismo. El surgimiento del capitalismo
es temporalmente posterior al estado moderno. El estado liberal se presenta como un tipo
de organización política perfectamente compatible con el capitalismo. Se plantea una
sociedad de individuos libres que compiten en el mercado por su bienestar, en el marco de
una democracia restringida.
En la visión liberal, el estado cumple una finalidad negativa: remover los obstáculos para la
autonomía de los mercados.
El Estado de Bienestar:
El estado de bienestar se lo asocia con las transformaciones del aparato estatal con la crisis
de 1930 y fundamentalmente con las políticas Keynesianas.
Es en Alemania donde podemos situar el origen histórico del EB. Otto von Bismarck
implanto el seguro: en primer lugar, porque estaba dirigido al asalariado y segundo, porque
tenía características automáticas, evitando así la discriminación.
Con la crisis de 1930, el estado de bienestar tuvo como objetivo garantizar ciertos niveles
mínimos de ingreso, alimentación, salud, vivienda, y educación a los sectores más
desprotegidos, no como beneficencia, sino como derechos.
Este tipo de estado respondió a problemas económicos durante la gran depresión del 1930
en la bolsa de Wall Street.
Keynes propuso para la recuperación de la bolsa, una economía mixta que promueva
constantemente el consumo. Invertir y producir para reactivar la economía.
A partir de la economía mixta, se crea el capitalismo organizado, cuyo objetivo era lograr el
pleno empleo, un equilibrio de clases, incorporando a los sindicatos.
Por otro lado, los cambios en el mundo del trabajo provocaron transformaciones en los
sistemas de estratificación social, deja de haber un sistema de mercado abocado a la
industria, y empieza a haber un sistema abocado a los servicios.
En la tipología de las formas de gobierno se toma en cuenta más la estructura de poder y las
relaciones; en la tipología de los tipos de Estado se toma más en cuenta las relaciones de
clase, las relaciones entre el sistema de poder y la sociedad subyacente.
- La de Aristóteles.
- La de Maquiavelo.
- La de Montesquieu.
- Para Aristóteles: Monarquía o gobierno de uno,aristocracia o gobierno de
pocos, y democracia o gobierno de muchos, con la consecuente duplicación de las formas
corruptas.
1. Monarquía.
2. República.
3. Despotismo.
El despotismo es el gobierno de uno solo, pero “sin leyes ni frenos”. Para Montesquieu hay
que evitar el despotismo.
- El ordenamiento jurídico puede ser creado desde arriba o desde abajo : Desde
arriba cuando los destinatarios de las normas no participan en la creación de las mismas; y
desde abajo, cuando si participan. Kelsen llama a la primera forma de producción
heterónoma y a la segunda autónoma. A estas dos formas de producción corresponden dos
formas puras o ideales de gobierno: Autocracia y la democracia.
Monarquía y República
Gobierno presidencial : Es aquella en la que rige una neta separación entre poder del
gobierno (ejecutivo) y poder de hacer las leyes (legislativo), separación basada en la
elección directa del presidente de la república, que también es el jefe de gobierno, y en la
responsabilidad de los miembros del gobierno frente al presidente de la república y no
frente al parlamento.
Gobierno parlamentario : Es aquella en la que más que separación hay un juego completo
de poderes recíprocos entre el gobierno y el parlamento basado en la distinción entre jefe de
Estado y jefe de Gobierno, en la elección indirecta del jefe de Estado de parte del
parlamento y en la responsabilidad del gobierno frente al parlamento que se expresa
mediante el voto de confianza o desconfianza.
Desde hace mucho tiempo Duverger observó que el sistema de partidos influye
particularmente en el régimen de la separación de poderes. Un sistema
bipartidista perfecto como el inglés, en el que únicamente hay dos partidos con vocación
mayoritaria que se alternan en el gobierno y en el que por costumbre el líder del partido
está destinado a ser el jefe de gobierno si su partido gana las elecciones, acerca de la forma
de gobierno parlamentaria a la presidencial en cuanto el primer ministro es electo, si bien
indirectamente por los ciudadanos, los cuales en el momento mismo en el que seleccionan
al partido también eligen al primer ministro.
Otras tipologías
De acuerdo con Gaetano Mosca, como el conjunto de las personas que detentan
efectivamente el poder político, o, según la expresión introducida y hecha popular por
Wright Mills, la elite del poder.
Una vez admitido, como sostiene Mosca, que el gobierno en toda organización política
pertenece a una minoría, las formas de gobierno ya no pueden ser distinguidas con base en
el viejo criterio del número de gobernantes: desde este punto de vista todos los gobiernos
son oligárquicos.
Gobierno mixto
La más completa teoría del gobierno mixto es la que expone Polibio, donde el relato de los
acontecimientos de la segunda guerra púnica es interrumpido por una presentación de la
constitución romana, como el ejemplo más autorizado de gobierno mixto donde los
cónsules representan el principio monárquico, el senado representa le principio oligárquico,
y los comicios del pueblo el democrático.
La razón por la que el gobierno mixto es superior a todos los demás radica en el hecho de
que, de acuerdo con Polibio, “cada órgano puede obstaculizar a los otros o colaborar con
ellos” y “ninguna de las partes excede su competencia y sobrepasa la proporción”, ésta es
una razón que anticipa por siglos la famosa teoría del equilibrio de poderes (balance of
Powers) que será uno de los principales argumentos de los partidarios de la monarquía
constitucional en polémica con los defensores de la monarquía absoluta.
Los teóricos del absolutismo, es decir, de un Estado que no conoce ni reconoce entes
intermedios, como Bodin y Hobbes, critican la doctrina del gobierno mixto: La distribución
del poder soberano en órganos diferentes y distintos tiene como efecto el peor de los
inconvenientes que pueden llevar un Estado a la ruina, la inestabilidad, precisamente la
inestabilidad que Polibio consideraba como el carácter común de las formas puras
destinadas a cambiar continuamente una por otra y que sólo la combinación de las tres
formas habría podido detener.
Gaetano Mosca dice que los mejores regímenes, y por “mejores regímenes” entiende
aquellos que han tenido mayor duración, son los gobiernos mixtos, donde por “gobiernos
mixtos” entiende no sólo aquellos en los que son combinados los diversos principios sino
también aquellos en los que el poder religioso está separado del poder laico y el poder
económico está separado del poder político.
FORMAS DE ESTADO
El Estado estamental como forma intermedia entre el Estado feudal y el Estado absoluto, se
distingue del primero, por una gradual institucionalización de los contrapoderes y también
por la transformación de las relaciones personales propias del sistema feudal, en relaciones
entre instituciones:
- Del otro lado el rey con su aparato de funcionarios que allí donde terminan por tener
éxito, dan origen al Estado burocrático característico de la monarquía absoluta; la
diferenciación del segundo radica en la presencia de una contraposición de poderes en
conflicto continuo entre sí.
Mientras en un sistema político representativo con sufragio restringido los individuos son
los que eligen un individuo, los partidos se forman dentro del parlamento, en el sistema
político representativo con sufragio universal los partidos se forman fuera del parlamento y
los electores seleccionan un partido más que una persona.
Esta alteración del sistema de representación ha llevado al a transformación del Estado
representativo en Estado de partidos en el que, como en el Estado estamental, los sujetos
políticos relevantes ya no son los individuos sino los grupos organizados, aunque no
organizados con base en los intereses de rango o corporativos sino intereses de clase.
Las formas de gobierno , entendido como las estructuras de autoridad que conforman las
posiciones más altas dentro del estado abocadas a la toma de decisiones, han transitado un
proceso de descentralización del poder en dos dimensiones:
1- La comunidad política: La comunidad política está conformada por las ideologías,
valores o creencias, las personas y grupos que pueden llegar a influir en el sistema y las
estructuras intermedias como los partidos políticos.
2- El régimen político, por su parte hace referencia al conjunto de valores que justifican el
tipo de régimen, al conjunto de normales que determinan la manera en que los miembros
del sistema pueden participar en el proceso político y resolver los conflictos (derechos
civiles y políticos, mecanismos electorales, normas de tolerancia y moderación) y a las
estructuras de autoridad que definen el rol y el comportamiento de aquellos que tienen la
capacidad de ordenar y obligar.
3- Las autoridades son aquellas personas que ocupan las estructuras de autoridad.
El régimen político es el conjunto de reglas del sistema político que define la forma en que
se toman y se implementan las decisiones y las formas de designación de las personas que
ocupan las estructuras de autoridad, así como también el conjunto de instituciones desde las
que se deciden y se implementan las decisiones.
Por último, en relación a las estructuras de autoridad, es posible distinguir entre las que se
orientan a la adopción de decisiones y las dedicadas a la aplicación de las mismas. Estas
últimas conforman la “burocracia pública”, mientras que el “gobierno” es parte vital del
conjunto de las estructuras de toma de decisiones.
La tipología de regímenes políticos más influyente, utilizada hasta una época relativamente
reciente, es la heredada de Aristóteles. El utiliza dos criterios: Uno cuantitativo y otro
cualitativo, para distinguir entre distintas formas de constitución, es decir, entre distintas
formas en las que se estructura el funcionamiento de los cargos y la autoridad soberana.
Autoridad soberana: Se basa en la “orientación de las políticas” adoptadas por cada uno
de esos gobiernos, en particular si las mismas persiguen el interés general, o, por el
contrario, el beneficio de quien ejerce el poder.
En tanto, el fin de la comunidad política no es sólo vivir en conjunto sino también vivir
bien, cuando los gobernantes utilizan el poder que tienen para alcanzar intereses
particulares y no el bien común, entonces la comunidad política se desvía de su objetivo y
asumen una forma política corrupta o degenerada con respecto a la pura (Bobbio). Así es
posible distinguir entre las formas puras o buenas de gobierno de las modalidades
corruptas:
- Politeia (Muchos).
- Tiranía.
- Oligarquía.
- Democracia.
2- La segunda forma es la monarquía, en la que el poder está en manos de uno solo, que
gobierna sobre la base de leyes fijas y estables.
3- La tercera forma es el despotismo, donde el poder también reside en una sola persona,
pero ésta gobierna según su propia voluntad, sin sujetarse a leyes ni a reglas, por lo que
“arrastra a todo y a todos tras su voluntad y caprichos”.
- Dictadura.
- Regímenes totalitarios.
- Regímenes autoritarios.
Los sistemas parlamentarios se caracterizan por la soberanía del parlamento. Esto implica
que la relación entre el poder ejecuto y el poder legislativo se caracteriza por la fusión de
ambos, es decir que los gobiernos son designados, apoyados y destituidos a través del
voto del parlamento.
El jefe del ejecutivo, que puede tener varios nombres (primer ministro, canciller) es elegido
por el legislativo, poder ante el cual es responsable junto a su gabinete, pues depende de su
confianza y puede ser revocado su mandato a través de un voto parlamentario de censura o
de no confianza. Es lógico que la duración del mandato del ejecutivo no esté sujeta a plazo
alguno, ya que se mantiene mientras conserve el apoyo parlamentario. Como contrapartida
de esto, el primer puede investir y destituir a los miembros del gabinete que posee el
parlamento, a su vez, puede disolver el parlamento y convocar a elecciones para la
conformación de uno nuevo.
El hecho de que el presidente no sea miembro del parlamento nos lleva a uno de los rasgos
estructurales que define a un sistema presidencial, que es la elección popular del presidente,
sea de forma directa o a través del colegio electoral (como en USA). Lo distintivo reside en
que la fuente de legitimidad del gobierno, a diferencia de los parlamentarismos, es el
pueblo y no el parlamento. Esto contrasta con la estructura colegiada del esquema
parlamentario, donde el primer ministro y el resto de los integrantes del gabinete comparten
la misma fuente de legitimidad, que es el parlamento.
Semipresidencialismo
La distribución del poder entre los diferentes niveles de gobierno y autoridad se organiza de
diversas maneras.
- Los gobiernos unitarios generan una fusión del poder, unificando todas las instancias de
decisión de manera vertical. Esta forma de gobierno limita la capacidad de decisión de los
gobiernos subnacionales que se transforman en meros ejecutores de las decisiones tomadas
por el gobierno central.
El gobierno unificado surge cuando el partido del presidente tiene mayoría en la asamblea.
Liberalismo – Kuhn
Hasta entonces, el productor de una mercancía también era su propietario, pero con el
cambio introducido , el productor y el vendedor son dos personas distintas. El producto
se convierte en capital de mercancía, en un medio para la obtención de dinero y la mano de
obra se canjea como si se tratara de una mercadería.
Por último, pasando por la manufactura y favorecida por las nuevas invenciones técnicas,
esta evolución lleva a la industrialización, que desplaza el centro de gravedad económico
cada vez más hacia los centros urbanos y elimina todas las reglamentaciones que
obstaculizan el desarrollo de la economía.
El desposeimiento del poder administrativo de los estamentos por parte del soberano
absoluto, es un completo paralelismo al desarrollo de la empresa capitalista por la paulatina
expropiación de los productos por cuenta propia. De la misma forma como el funcionario
administrativo ya no es el propietario del dinero que gasta, el trabajador ya no le pertenecen
los medios de producción con los cuales trabaja.
Mientras que los teóricos liberales de la economía (Adam Smith, Bentham), podían partir
de la realidad de la estructura cada vez más capitalista de la economía, los teóricos del
Estado tenían que limitarse a la polémica y a las construcciones.
Instauración política
Inglaterra fue el primer país donde luego de la revolución del 1688, que es cuando el rey no
puede imponerse al parlamento.
De esta forma, en el curso del siglo XVIII, las cortes estamentales inglesas se
transformaron paulatinamente en un moderno parlamento, que todos los teóricos liberales
del continente, desde Montesquieu hasta Rotteck, tomaron como ideal práctico, si bien muy
idealizado y a menudo exagerado.
Cuando el liberalismo comenzó a reanimarse de nuevo hacia los años sesenta, siempre el
estado les garantizara cierta libertad de movimientos en el aspecto económico.
La postura del liberalismo frente al poder se explica por la situación combativa en la que se
encontraba la burguesía en auge frente al Estado absoluto. Con el fin de poder desarrollar
plenamente, todas las energías en e ámbito de la sociedad, la burguesía se vio obligada a
abogar por la máxima racionalización y delimitación legal de la autoridad, tendente a la
supresión total del poder absolutista.
El soberano ya no era un delegado de Dios, situado por encima del Estado, sino que era
mandatario del pueblo dentro del Estado, al que ya no podía tratar como si se tratara de su
propiedad.
La tarea concreta del parlamento consiste en el control del poder ejecutivo. Así, según la
idea liberal, no se trata de un equilibrio de poderes, sino de un predominio del “poder
supremo” (Locke): el poder legislativo constituido por los representantes del pueblo.
Regulación de la justicia
Esto significa, en primer lugar, que la desigualdad del derecho estamental, que
imposibilitaba la libre competencia tenía que desaparecer.
En segundo lugar, significaba que el poder público tenía que ser obligado a cumplir con
ciertas leyes. La autoridad e la ley debía sustituir a la del soberano.
Si la ley había de cumplir esta función, tenía que limitarse a regular las relaciones formales
entre los individuos, pero sin intentar ni tan sólo configurar en la forma que fuere la esfera
privada, al a cuál pertenecían también la esfera de la producción y de la distribución de
bienes. Por lo tanto, toda disposición legal en favor de la protección de los obreros, sería
incompatible con el sistema liberal, dado que el Estado sobrepasaría su función ordenadora
y adoptaría unas funciones de configuración.
Cultura:
Recordar que ser liberal es mostrarse intolerante frente a todo juicio no basado en la razón.
Una de las máximas armas de la burguesía fue la reclamación de la libertad intelectual. Esto
es: libertad de fe, de conciencia, de pensamiento, de enseñanza e investigación.
En concreto, el liberalismo tenía que exigir la separación entre Estado e Iglesia. Se preveía
que la iglesia, al igual que cualquier otra asociación privada, tuviera libertad de
determinación dentro de su propia organización y que pudiera financiarse con las
aportaciones de sus adeptos, pero que en ningún momento podía vivir a costa de los
impuestos del Estado.
Regulación de la economía
Ya se había formulado que el individuo tenía que ser dueño de sus propios intereses
económicos para que pudiera tener lugar una distribución armónica de la actividad y la
propiedad. Según la doctrina liberal, era tarea del Estado el suprimir todos los obstáculos
que se opusieran a tal orden natural.
El Estado tenía que garantizar las bases de una sociedad de propietarios particulares
autónomos mediante la autonomía privada, así como la libertad de contrato, de comercio,
de propiedad y de herencia. Se creía que la mejor forma de servir al bien común consistía
en que cada cual buscase su propio provecho, sin evacuar consultas al respecto con
terceros, esto es: en las condiciones de una libre competencia.
El modelo Liberal preveía que con este sistema cualquier individuo tuviese las mismas
oportunidades de adquirir la condición de propietario, y en consecuencia, de adquirir los
criterios de la posesión y la formación.
Puede decirse que, si bien nuestros regímenes son democráticos, no se nos gobierna
democráticamente. Se considera que nuestros regímenes son democráticos en el sentido de
que el poder sale de las urnas como consecuencia de una competencia abierta, y de que
vivimos en un Estado de derecho que reconoce y protege las libertades individuales.
Democracias, por cierto, sumamente incompletas. Así, los representados se sienten con
frecuencia abandonados por sus representantes estatutarios y el pueblo, pasado el momento
electoral, se ve poco soberano. Si la vida política se organiza en torno de instituciones que
definen un tipo de régimen, es, en efecto, acción gubernamental, es decir, gestión cotidiana
de la cosa pública, instancia de decisión y de mando.
Si bien todo esto existe en la actualidad, pareciera que las democracias son un régimen
político incompleto, quiere decir: Parece ser que se percibe por parte de la sociedad que si
bien todos los demás elementos están dados cuando culmina la votación, ya no se
gobierna más democráticamente.
-No ser escuchados, van, votan eligen para ver quien ejerce ese poder, pero al ver que se
toman decisiones sin consulta alguna a la ciudadanía o inclusive a otras institucione del
propio régimen político democrático liberal.
-Que los ministros no asumen sus responsabilidades, que los dirigentes mienten con
impunidad.
Cada vez más el poder está más centrado en el Ejecutivo, el Legislativo empieza a perder
poder y se empieza a dar una relación de gobernantes y gobernados.
En las nuevas democracias, las más numerosas (en Asia, África, en américa latina), el
procedimiento se impuso sin reflexión, como una consecuencia considerada lógica de la
salida de regímenes despóticos y del reconocimiento de la soberanía popular; un
procedimiento cuya legitimidad no hace falta argumentar. En estas democracias la elección
del presidencial se identifica con la existencia misma del sufragio universal.
En Europa el sufragio universal se conquistó por doquier hace más de un siglo. Había
estado ligado entonces al establecimiento de asambleas representativas, y salvo en la
República de 1848 en Francia y la de Weimar en la Alemania de 1919, no se utilizó en los
primeros tiempos de su vigencia para elegir la cabeza del Ejecutivo.
Alemania e Italia ambos tienen un presidente de la República, pero este es elegido por el
Parlamento y solo tiene una función representativa, en tanto que el primer ministro es
nombrado por ese presidente conforme a la mayoría resultante de las elecciones de los
representantes. El recuerdo de esta historia del período de entreguerras llevó a esos dos
países a la adopción, después de 1945 de las instituciones actuales. En el caso de los países
del Sur de Europa (España, Grecia, Portugal), tardíamente salidos de la dictadura de los
70s, también se adoptó una visión del retorno a la democracia.
Los países del Este europeo hicieron más adelante el mismo tipo de elección que esos
países del Sur, inclinándose en general por regímenes de primer ministro.
De esas diferentes maneras, Europa parece haber quedado al margen del movimiento de
presidencialización que marcó el mundo. La presidencialización de la democracia quedó
marcada en Francia por una conformación de potencialidades que se juzgaba amenazantes;
se alimentaba la sospecha de la memoria de un cesarismo que había sido rechazado por su
falda de liberalismo.
El poder legislativo terminó subordinado al poder ejecutivo, y parece ser que no hay una
división de poderes.
Se empieza a hablar de que las leyes pasan de formarse en el legislativo, para formarse en
el ejecutivo. Antes el presidente tenía mucho poder, pero también lo tenía las cámaras del
ejecutivo. Este fenómeno se da en cualquiera de las variantes del régimen político
democráticos, tanto para lo que es el presidencialismo, que uno podría pensar que quizá
corresponda a una tendencia del mismo, pero también se da, para Rosanvallon, en los
sistemas parlamentarios, porque no en todos los lugares del mundo hay elección directa del
presidente, por ejemplo, en el Reino Unido, Alemania, España, etc.
Para estos países, sea un canciller, primer ministro, presidente, lo que sea (que sería el
poder Ejecutivo), elegidos por el legislativo, es en esa figura y en su gabinete donde se
concentra cada vez más el poder.
La ley tiene que ser una producción del poder ejecutivo: El ejecutivo crea la ley la envía
al congreso casi como algo formal, o si no, que se gobierne por decreto. En este
contexto Rosanvallon dice que esto se empezó a plantear con la guerra y después de la
guerra y que surgen dos caminos:
1- El imperio de la ley: Por que esta se entendía como el vector de un poder que en su
esencia era no dominador: el de la regla impersonal. La impersonalidad se consideraba
como la primera de las cualidades políticas, indisociablemente liberal y democrática.
El poder central era el Legislativo , mientras que el ejecutivo ya era visto como
secundario, tanto a raíz de esa primacía como debido a la limitación de la esfera de la
acción pública en la época. La determinación de las condiciones de organización del
Legislativo va a imponerse en consecuencia como la gran cuestión del debate sobre la
institución de la democracia en los siglos XVIII y XIX cuyo centro era la naturaleza del
vínculo representativo.
En la era del predominio del Poder Ejecutivo la clave de la democracia está en las
condiciones del control que sobre él ejerza la sociedad. El objetivo no puede ser el de un
imposible autogobierno, puesto que la noción de gobierno presupone una distinción
funcional entre gobernados y gobernantes. Rosanvallon decía que la democracia que hoy
tenemos, derivado de todo este proceso de cambios está democracia que tenemos hoy es
una democracia “incompleta” porque es una democracia de autorización Antes bien, el de
mantener esa relación en su estricto carácter funcional, definiendo las condiciones de una
acción gubernamental, que permitan su apropiación por los ciudadanos y no hagan de ella
una instancia de dominación, expresión de un poder oligárquico separado de la sociedad.
Pero de ese modo solo se instaura una “democracia de autorización”: Nuestra principal
instancia de CIUDADANIA, concepto clave de democracia, es el momento de votar,
momento en el cual le otorgamos el permiso a alguien para gobernar, allí termina nuestra
participación, por eso, se llama “ DEMOCRACIA DE AUTORIZACIÖN”.
Esta obra explorará sus elementos constituyentes bajo dos rúbricas. La aprehensión
de los principios que deben regir las relaciones de los gobernantes con los gobernados
en democracia, en primer lugar, se destacaran tres de ellos:
1- La legibilidad: Transparencia, que podamos leer lo que hace el gobierno, y que no sea
una caja oscura, secreta, y que no podamos entender el porqué de esa toma de decisiones. A
los gobernantes se los ve muchísimo en prensa, o lo que sea.
Antes, no se los veía tanto en público, pero las decisiones eran mucho mas “legibles,
comprensibles”, por eso la “Ilegibilidad” no es democrática.
2- La responsabilidad: Es un mecanismo de control, tiene que ser responsable, tiene que
validar, y no solamente llegar al poder a través de los votos, y tiene que rendir cuentas
permanentemente en los distintos planos, porque es algo muy importante y serio el ejercicio
del poder político.
Para que haya confianza hay que hablar directamente y hay que ser integro. Si queremos
mantener la democracia tenemos que tener en cuenta estos conceptos para que la
ciudadanía se RE-APROPIE de ella. La tendencia a la presidencialización es inevitable.
Los partidos políticos de masas fueron las organizaciones que tuvieron el papel protagónico
en el funcionamiento del modelo parlamentario representativo de la democracia.
Representaban a una parte de la sociedad civil en el poder. Con la instauración del sufragio
universal, contribuyeron a dar forma y canal a la expresión de las opiniones. En paralelo
estructuraron la vida parlamentaria al dar origen a grupos disciplinados que, directamente o
a través de los juegos de alianzas, permitían alcanzar mayorías. Con el ejercicio de esas dos
funciones los partidos marcaron una ruptura con el viejo mundo del as redes de notables
que regían la vida política y parlamentaria en la primera era del sufragio censitario o del
sufragio en dos niveles.
1- Obedeció al hecho de que la sociedad misma se tornó más opaca y hasta ilegible en
ciertos aspectos, y por ende menos fácil de representar que una sociedad de clases de
contornos y características bien definidos. Entramos, en efecto, a una nueva era, la del
individualismo de la singularidad, marcada por la complejización y la heterogeneización
del mundo social, los individuos están determinados por su historia personal como por su
condición social. En ese sentido, representar la sociedad implica ahora describir las nuevas
condiciones sociales, en la era de un capitalismo de innovación que ha sucedido al anterior
capitalismo de organización, y a la vez, explicar socialmente situaciones, pruebas, temores
y expectativas que condicionan la vida de los individuos. La invisibilidad social se debe
hoy a esos dos órdenes de realidad. Las raíces sociológicas, podríamos decir, de esta nueva
era de la mala representación se aprehenden ahora mejor.
Pero otro factor, menos advertido y más importante para el objetivo de este trabajo, también
hizo un vigoroso aporte al declive de los partidos: el deslizamiento de estos hacia la función
gubernativa. Ante todo, porque los parlamentos mismos ya no son instancias
representativas ni el motor de la iniciativa y la elaboración de las leyes: en lo esencial, esta
última tarea es ahora es ahora patrimonio exclusivo del Ejecutivo. En consecuencia, los
partidos se han vuelto elementos auxiliares de la actividad del Poder Ejecutivo, son ellos
los que libran el combate para tratar de garantizar una legitimación continua al poder, o, al
contrario, mostrar el carácter nefasto de su política a fin de preparar su derrota en las
próximas elecciones. De hecho, representan más la razón de los gobiernos ante los
ciudadanos que a estos frente a aquellos. Los diputados, si bien siguen siendo elegidos en
su circunscripción, ya no son sino en forma marginal los representantes de esta: en la
práctica, se les delegan ante todo tareas puramente políticas. Constituyen de aquí en más la
fracción dominada, por relativamente pasiva, de la oligarquía gobernante. Mas allá de los
efectos de desociologización y burocratización de las estructuras partidarias, es el
deslizamiento hacia el Ejecutivo el que explica que los responsables políticos estén cada
vez más alejados de la sociedad y profesionalizados, convertidos en puros hombres y
mujeres del aparato.
La actividad e los partidos se redujo al mismo tiempo a la gestión de los plazos electorales,
cuyo eje central es la elección presidencial, que gobierna todo el resto de la vida política.
Los partidos, cuyo número de afiliados “ordinarios” se ha mostrado en casi todas partes en
caída libre, a causa de su repliegue en la función gubernativa auxiliar, ya solo se preocupan
por volver a ellos en la perspectiva utilitarista de las primarias, en vista de las cuales su
control es un capital decisivo. Estos serán necesariamente múltiples, ya se trate de
desarrollar formas de representación narrativa o de “representar problemas de sociedad”
por intermedio de asociación activas en los diferentes dominios de la vida social y cultural.
Por sí sola la democracia de autorización es así frágil y manipulable, y está expuesta a ser
pervertida en un horizonte presidencialista, toda vez que le sirven de base una lógica de
personalización y una dinámica de polarización. Por su carácter descentralizado y
multiforme, la democracia de ejercicio está mucho menos expuesta a las posibilidades de
corrupción. Por eso encarna ahora el rostro positivo del universalismo democrático.
- Actividad ciudadana.
- Régimen político.
- Forma de sociedad.
- Forma de gobierno.
Eric Hobsbawm
Perspectivas de la democracia.
Hay palabras que todo el mundo tiene deseos de demostrar entusiasmo, como maternidad, o
medio ambiente, o “democracia”. Hoy en día, es imposible a excepción de unas cuantas
teocracias islámicas y de otros tantos reinos y feudos hereditarios de jeques asiáticos,
encontrar un régimen que no rinda oficialmente tributo, tanto en su constitución como en
su gobierno, a asambleas o a presidentes elegidos mediante competición
electoral. Cualquier Estado que posea estos atributos es oficialmente considerado superior
a cualquier otro que carezca de ellos.
Debe indicarse igualmente que la mayoría de los sistemas políticos estables que los
observadores imparciales no tendrían inconveniente en considerar democráticos son hoy
monarquías, ya que éstas parecen haber perdurado mejor en este contexto político.
Para Thomas Hobbes, la palabra “democracia” alude a este modo estándar de Estado, es
decir, un Estado constitucional que ofrece la garantía del imperio de la ley, así como
diversos derechos y libertades civiles y políticas, y al que gobiernan sus autoridades,
entre las que deben figurar necesariamente asambleas representativas, elegidas por
sufragio universal y por la mayoría numérica del conjunto de sus ciudadanos, en
elecciones celebradas a intervalos regulares en las que se enfrentan distintos
candidatos y organizaciones rivales .
Las constituciones, incluso las constituciones eficaces y operativas, no tienen por qué ser
democráticas. Sabemos, desde Tocqueville y Mill, que a menudo la democracia es más una
amenaza que una protección para la libertad de las minorías y la tolerancia que se les
profesa. También se sabe que los regímenes que alcanzan el poder mediante un golpe de
estado, pueden continuar ganándose el apoyo de auténticas mayorías mediante sucesivos
llamamientos al sufragio universal masculino (Como chile y Corea del Sur) en 1970 y
1980, sugieren una ligazón entre el capitalismo y la democracia. La defensa del voto libre
no estriba que garantice los derechos, sino en que permite que la gente (en teoría) se
deshaga de los gobiernos impopulares.
1- La democracia liberal, al igual que cualquier otra forma de régimen político, precisa de
una unidad política que enmarque su ejercicio: por lo común el tipo de estado que
habitualmente conocemos como “Estado-Nacion” . No puede aplicarse en aquellos
ámbitos en que no exista dicha unidad de estado nación, o en los que parezca estar aun
alumbrándose, y singularmente no es posible aplicarla a las cuestiones globales, por muy
urgentemente que éstas nos acucien.
2- La segunda reflexión arroja algunas dudas sobre la afirmación ampliamente aceptada en
el discurso público estadounidense, admitida de forma universal, de que la gobernanza
liberal democrática es siempre y en el acto superior, o al menos preferible a la no
democrática. No hay duda que esto es cierto, siendo idénticas todas las demás
circunstancias, pero la cuestión es que no siempre lo son. Fijémonos en Colombia, una
república, posee una plusmarca casi única en relación con la permanencia prácticamente
ininterrumpida de un gobierno democrático, representativo y constitucional. Tal como
exige la teoría, dos partidos enfrentados electoralmente, el de los liberales y el de los
conservadores, han protagonizado aquí, la pugna política. Salvo durante algunos breves
intervalos, Colombia nunca se ha encontrado sometida al gobierno del ejército o de
caudillos populistas. Sin embargo, y a pesar de que el país no se haya visto implicado en
ninguna guerra internacional, en Colombia el número de personas muertas, mutiladas y
expulsadas de sus casas se ha venido contando por millares a lo largo del últimos medio
siglo, es sin duda incomparablemente superior a la de cualquiera de los países de ese
continente, atormentados, como es notorio por dictaduras militares. No se sugiere que los
regímenes no democráticos sean mejores que los regímenes democráticos. Simplemente, el
hecho que con demasiada frecuencia se pasa por alto, de que el bienestar de los países no
depende del a presencia o ausencia de su único tipo de orden institucional, por muy
recomendable que sea desde el punto de vista moral.
Para la democracia liberal como forma de gobierno hay algo que resulta innegable, “el
pueblo”, es hoy el fundamento y el punto de referencia común a todos los gobiernos
estatales, excepto el teocrático. Y esto no es sólo inevitable, sino justo, pues si el gobierno
tiene algún propósito ha de ser el de hablar en nombre de todos los ciudadanos, y con vistas
a la procura de su bienestar. En la era del hombre de la calle, todo gobierno es un gobierno
del pueblo y para el pueblo, aunque evidentemente no pueda ser, en sentido operativo,
un gobierno regido por el pueblo.
Los demócratas liberales, comunistas, fascistas, nacionalistas de todo tipo, pese a que
tuvieron ideas diferentes de como formular, expresar e influir, en “la voluntad del
pueblo”. Los estados nacionales, las economías y los sistemas sociales modernos no han
podido funcionar sin el respaldo pasivo e incluso la activa participación y movilización de
un número muy elevado de ciudadanos. La propaganda de masas ha sido un elemento
esencial incluso para los regímenes dispuestos a aplicar una coerción sin límite a sus
pueblos. Ni siquiera las dictaduras pueden sobrevivir mucho tiempo si sus súbditos
dejan de estar dispuestos a aceptar el régimen . Esta es la razón de que, llegado el
momento de la verdad, los llamados regímenes “totalitarios” de la Europa del Este, a pesar
de seguir contando con la lealtad de su aparato estatal y de tener su maquinaria represiva en
buen orden de funcionamiento, desaparecieran de forma rápida y silenciosa.
Hoy nos enfrentamos a una secesión extremadamente obvia: la de los ciudadanos respecto
de la esfera de la política. La participación en las elecciones parece estar disminuyendo en
la mayoría de los países liberal-demócratas. Si la elección popular es el principal criterio de
la democracia representativa, entonces, ¿En que medida es posible hablar de legitimidad
democrática de una autoridad elegida, como la Cámara de representantes de USA, por una
tercera parte del electorado potencial? Como considerar legítimo a un presidente de los
Estados Unidos elegido por poco más de la mitad del 50 por 100 de los estadounidenses
con derecho a voto.
1- Tienen más poder que otras unidades que operan en su territorio. Pero hasta los Estados
más fuertes, estables y eficaces han perdido el monopolio absoluto de la fuerza
coercitiva. Y una de las razones que lo explica es la catarata de nuevos instrumentos de
destrucción, pequeños y portátiles, que hoy se encuentran fácilmente al alcance de los
pequeños grupos disidentes , así como el carácter de la vida moderna, extremadamente
vulnerable a episodios de súbita desorganización, por breves que sean.
2- Los habitantes de sus territorios están más o menos dispuesto a aceptar de buena gana su
autoridad. Pero los dos pilares más sólidos de un gobierno estable han comenzado a
tambalearse , (en los países en que descansa la legitimidad popular), la lealtad y el
servicio voluntario de los ciudadanos a los estados, la disposición a acatar el poder del
estado, pese a que este esté muy arraigado y sea abrumador.
Sin el primero de estos pilares , las guerras totales basadas en el servicio universal y en la
movilización de la nación habrían sido tan imposibles como el incremento experimentado
por la renta pública de los estados.
3- Los gobiernos pueden proporcionar a los ciudadanos servicios que de otro modo no
sería posible prestar en absoluto, o no con la misma eficacia . Esto se ha visto socavado
no sólo por el debilitamiento del poder del estado, sino, a partir de la década de 1970, por el
hecho de que los políticos y los ideólogos hayan vuelto a proceder, con argumentos
favorables, a una crítica extremadamente radical del estado, crítica que sostiene que el
papel de éste debe ser reducido a toda costa. Se argumenta, con más convicción teológica
que pruebas históricas, que todo servicio que puedan proporcionar las autoridades
públicas, es bien indeseable, bien redundante, pues “el mercado” puede prestarlo
mejor, con mayor eficacia y a menor coste. Desde que se ha planteado este argumento,
los servicios públicos han sido sustituidos de forma generalizada por servicios
privados o privatizados. Actividades tan características del gobierno nacional, o del local,
como las oficinas de correos, las prisiones, los colegios, el suministro de agua e incluso los
servicios de asistencia social han sido puestas en manos de empresas privadas o
transformadas, en negocios lucrativos, y al mismo tiempo, los funcionarios públicos han
sido transferidos a agencias independientes o reemplazados por subcontratistas
comerciales. Y por supuesto, el modus operandi de la empresa privada, centrada en la
maximización de beneficios, se ha convertido en el modelo al que aspira incluso el
gobierno. En los países ricos del mundo, los extraordinarios triunfos del a economía ponen
a disposición de la mayoría de los consumidores más bienes de los que el gobierno o la
acción colectiva hayan prometido o proporcionando jamás en épocas de menor bonanza.
Tanto el estado territorial soberano como cualquier combinación de estados, siendo como
son el marco esencial de la política democrática o de cualquier tipo de política, viven hoy
una situación de mayor debilidad que antes. El alcance y la eficacia de sus actividades son
inferiores a las de épocas pasadas. Su imperio sobre la obediencia pasiva y el servicio
activo de sus súbditos o ciudadanos está declinando.
De ahí que no sólo haya menguado la disposición de los ciudadanos a participar en política,
sino también la eficacia de la clásica y única forma legítima de ejercer la ciudadanía, esto
es, la elección por sufragio universal de aquellas personas que representan al “pueblo” y
están por tanto autorizadas a gobernar en su nombre. Entre dos elecciones consecutivas, es
decir, por varios años, habitualmente la democracia existe sólo como una amenaza
potencial que se cierne sobre la reelección de esas personas o el éxito de sus partidos.
De ahí que empeore cada vez más la ya baja calidad intelectual de la retórica pública de los
políticos democráticos, en especial cuando se ven confrontados con dos de los
elementos del actual proceso de la política democrática que han adquirido un carácter
progresivamente más central: el papel de los medios de comunicación modernos, y la
expresión de la opinión pública a través de la acción directa.
La razón es que estos son los dispositivos con los que, en el lapso que media entre dos
elecciones, se ejerce un cierto control sobre las acciones del gobierno. Los titulares o mejor
dicho, las irresistibles imágenes de la televisión, son el objetivo inmediato de todas las
campañas políticas, porque resultan mucho más afectivas que la movilización de decenas
de miles de personas. Y no son siquiera los debates parlamentarios, ni las políticas
editoriales, las que suscitan unas expresiones de descontento público tan patentes que
incluso los gobiernos con la más segura de las mayorías quedan obligados a tomar nota de
ellas entre dos períodos electorales:
El principal papel de los medios en la política moderna es obvio. Gracias a ellos, la opinión
pública es más poderosa que nunca, lo que explica el ininterrumpido crecimiento de las
profesiones que se especializan en influir en ella. Lo que no suele comprenderse con la
misma claridad es el crucial vinculo que une la política mediática y la acción directa, esto
es, la acción que emana desde abajo e influye directamente en los más altos mandatarios
encargados de adoptar decisiones, saltándose los mecanismos intermedios con que cuentan
los gobiernos representativos oficiales.
La percepción de gran potencia política, pero por completo carente de estructura, de que “es
preciso hacer algo” que surge al hilo de las imágenes de espantosa atrocidad que ofrece la
televisión, y que ha tenido la fuerza suficiente como para generar, a modo de respuesta, a
una acción más o menos improvisada por parte de los gobiernos. Hay manifestaciones que
han logrado que una acción directa con un objetivo bien elegido y realizada por pequeños
grupos y plenamente conscientes de la importancia de las cámaras puede ser muy eficaz,
incluso contra organizaciones concebidas para resultar inmunes a los procesos políticos
democráticos.
Todo esto sitúa a la democracia liberal frente a lo que quizá sea su más inmediato y serio
problema. En un mundo cada vez más globalizado y transnacional, los gobiernos nacionales
conviven con fuerzas que ejercen cuando menos el mismo impacto que ellos en la vida
cotidiana de sus ciudadanos, pero que se encuentran, en distintos grados, fuera de
control. Las declaraciones de impotencia respecto a la inveterada propensión alcista de
los precios del petróleo no son prudentes porque, cuando algo va mal, los ciudadanos,
incluidos los ejecutivos de las empresas, se muestran convencidos, de que el gobierno
puede y debe hacer algo al respecto, y esto incluso en países como Italia, donde no se
espera nada, o muy poco del Estado, o USA, donde amplios sectores del electorado no
creen en el Estado. Esa es, después de todo, la función del gobierno.
Pero a todo esto, ¿Que pueden y deben hacer los gobiernos? Más que en el pasado,
éstos se hallan sometidos a la incesante presión de una opinión pública sujeta a un
continuo seguimiento y también son más sensibles a ella.
Hoy las autoridades públicas se enfrentan constantemente al hecho de tener que tomar,
sobre los intereses comunes, unas decisiones cuyo carácter es tanto técnico como político.
Y aquí los votos democráticos no sirven en modo alguno de guía. Las consecuencias
medioambientales del ilimitado crecimiento del tráfico motorizado y las mejores estrategias
para enfrentarse a ellas no pueden descubrirse simplemente por medio de referendos.
Además, esas estrategias podrían resultar impopulares . Y en una democracia, es poco
prudente decirle al electorado cosas que éste no quiere oír. Si los gobiernos están
persuadidos de que toda propuesta que aumente los impuestos de cualquier artículo o
servicio equivale a un suicido electoral.
En resumen, la “voluntad del pueblo”, sea cual sea la forma en que ésta se exprese, no
puede determinar de hecho las tareas específicas del gobierno. Como ya observaran esos
teóricos de la democracia que son Sydney y Beatrice Webb en relación con los
sindicatos, el pueblo no es capaz de juzgar los proyectos, sino los resultados. Al pueblo
se le da mejor votar en contra que a favor.
Nadie puede negar que, en el marco de la democracia liberal, una de las cosas que añaden
dificultad a la gobernanza es el hecho de tener que escuchar la voluntad del pueblo. Hoy,
los gobiernos casi nunca cuentan con la solución ideal. Esa solución es la que antiguamente
daba fundamento a la confianza que depositábamos en los profesionales de la medicina y en
los pilotos de avión, la misma en la que ambos especialistas tratan aún de afianzarse. No les
indicábamos de qué modo tenían que servirnos, dado que, al no ser expertos no podíamos
hacerlo, pero poníamos nuestra confianza en ellos mientras algo no saliera mal. Pocos
gobiernos disfrutan hoy de la confianza a priori. En las democracias liberales, esto es, en las
multipar titas, es raro que los gobiernos vengan a representar una mayoría efectiva de los
votos y menos aún del electorado. Las viejas escuelas de democracia y sus principales
motores, es decir, los partidos y las organizaciones de masas que un día proporcionaron a
sus “gobiernos” precisamente ese tipo de confianza a propio al ofrecerles su constate
apoyo, se han desmoronado.
Los gobiernos librarán una constante guerra de guerrillas contra la coalición compuesto por
una bien organizada minoría decidida a hacer campaña en favor de los intereses
económicos, y los medios de comunicación. Dichos medios tenderán cada vez más a
considerar que su función política consiste en publicar lo que los gobiernos preferirían
mantener oculto, pese a que al mismo tiempo confíen, y esa es la ironía de una sociedad
basad en un ilimitado flujo de información y en el ocio.
Por tanto, la mayor parte de la población mundial, y ciertamente las personas que habitan
en regímenes liberales demócratas dignos de tal nombre, seguirá viviendo en estados
operativamente eficaces, pese a que en algunas desdichadas regiones el poder del Estado y
de la administración haya quedado prácticamente desintegrado. Por consiguiente, la política
permanecerá. Y dado que seguiremos viviendo en un mundo populista en el que los
gobiernos deben tener en cuenta al “pueblo” y en el que el pueblo no puede vivir sin
gobierno, las elecciones democráticas continuarán produciéndose.
Sheldon Wolin
Punto 1:
Punto 2:
Lo interesante es ver en manos de quien está este poder y en manos de quien está este
proceso político imperialista. Este poder ya no está solamente en el riñón del Estado, sino
que se usa el Estado para contener intereses corporativos.
Según advirtieron ciertos académicos de prestigio, si las decisiones sobre política exterior
tomaran en cuenta la opinión pública, le resultado probablemente sería, o bien la indecisión
o bien un constante “desplazamiento” en respuesta a los deseos de un pueblo caprichoso,
frente a los intereses de las corporaciones y esto hace que se aleje cada vez más la política
de la ciudadanía.
Como ejemplo, el gobierno comandado por Bush, la doctrina de la “razón de Estado”, por
ejemplo, el incidente en el cual el vicepresidente invitó secretamente a varios ejecutivos de
la industria energética a una reunión para formular la política energética del gobierno y
excluyó a representantes del medio ambiente y del interés público.
El estado de aislamiento que se adjudica a los asuntos imperiales, y las operaciones de las
corporaciones globalizadoras tienen el resultado neto de excluir al público de un rol
deliberativo, en todas y cada una de las esferas principales del poder moderno. Al mismo
tiempo, los poderes que excluyen a la democracia de sus consejos la exportan
ansiosamente.
Punto 3:
El poder del estado, depende también en gran medida del consejo de los individuos
que trabajan para las corporaciones. Los políticos renuncian para aceptar puestos
muy convenientes en empresas; los ejecutivos de empresas se toman licencia para
conducir dependencias del gobierno y fijar políticas , los militares de alto rango son
contratados por las corporaciones o se hacen comentaristas televisivos, ingresan a los
cuerpos docentes de las universidades o compiten en las elecciones primarias por las
nominaciones presidenciales. Una de las consecuencias de esto es que el político adquiere
características gerenciales. La política y las elecciones, así como la conducción de los
departamentos y agencias gubernamentales han pasado a ser consideradas una habilidad
gerencial más que política. La arrogancia que lleva a los ejecutivos corporativos a
violar la ley tiene su paralelo en la arrogancia con la cual Superpoder desprecia o
ignora las normas internacionales.
No es casual que, en repetidas ocasiones, junto con funcionarios del partido, se presenten
cargos de corrupción contra generales que pasan a formar parte de corporaciones y contra
ejecutivos de empresas que hacen su experiencia en el gobierno.
Punto 4:
El poder corporativo depende del Estado de innumerables maneras: Para obtener contratos,
subsidios y protección; para promover sus oportunidades en el mercado interno y externo.
A partir del último cuarto del siglo XX, la relación entre el poder corporativo y el poder
estatal comenzó a avanzar más allá de una relación de favores recíprocos o de una puerta
giratoria entre las casas matrices de las corporaciones y los cuarteles generales de las
fuerzas armadas. Mientras que el alcance de la autoridad reguladora del gobierno ha
retrocedido, el poder corporativo ha ido ocupando progresivamente funciones y
servicios gubernamentales, muchos de los cuales solían considerarse áreas exclusivas
del poder estatal. La expansión corporativa se extender a las funciones militares, provincia
que supo estar custodiada solamente como prerrogativa del Estado. En la misma medida
en que corporación y Estado están hoy unidos de manera indisoluble, la
“privatización” se vuelve lo normal y la acción del Estado que va en contra de los
deseos corporativos, una aberración. A través de las privatizaciones se llega a la idea
que “Corporación” y “Estado” son lo mismo.
Punto 5:
La lógica corporativa es una lógica del cinismo, que en definitiva lo que termina haciendo
es generar una desmoralización política y una falta de interés sobre lo público. Democracia
y superpoder se convierten en dos términos que no pueden estar en la misma frase.
Cuando se habla de la fusión corporación – Estado, se ve que toda idea de civismo, servicio
público es reemplazada por una cultura del a agresión y la explotación. Cualquier política
que no beneficie a los sectores populares está prevista como un daño colateral.
Lo que está en juego son las condiciones convenientes para las formas de poder antitéticas
a la democracia. La ciudadanía queda reducida a un electorado cuya potencia consiste
en elegir entre candidatos al Congreso que antes de hacer campaña hayan demostrado
su “seriedad” consiguiendo que colabores adinerados hicieran donaciones por un
millón de dólares o más. Este rito de pasaje asegura que el candidato esté en deuda
con el poder corporativo antes de asumir el cargo . No es sorprendente que el candidato
que más dinero recaude sea el ganador. El número de votos se convierte en la expresión de
lo aportado.
La calidad de la democracia va cayendo constantemente a los intereses corporativos y la
manera de gestionar el Estado sin tener en cuenta las ideas básicas democráticas basadas en
la participación política.
Maquiavelo fue quien generó una nueva síntesis en donde gobernar de manera efectiva
requería una combinación de Elites calificadas y a la vez, el apoyo popular, allí se mezclaba
el principio república y democrático. El republicanismo reuniendo a los mejores que no se
dejarían tentar por las riquezas, etc. Básicamente iban a trabajar para el bien común. Y ellos
necesitaban al pueblo para mantener la guerra, la lealtad, etc. El cimiento era el pueblo para
poder sostener el poder, frente a los poderosos que tienen otras lógicas. El poderoso son
muchos menos, y siempre van a estar jugando para sus propios intereses, en cambio el
pueblo, lo único que quiere ser respetado y que no avasallen sus derechos, propiedad,
etc. Lo importante es que el pueblo sea relevante frente al Estado.
Punto 6:
Si bien una “democracia dirigida” podría parecer una contradicción en sus propios
términos, la idea de una democracia exportable no fue inventada sobre la marcha para
justificar la invasión en Irak. La existencia del Superpoder fue testimonio de la
confiabilidad y la disponibilidad de la democracia para la exportación, de lo contrario sus
líderes no se habrían sentido suficientemente seguros como para imponerla en Irak.
Punto 7:
La democracia dirigida debe ser impulsada por un gobierno impregnado de la cultura
corporativa; este requisito refleja una preocupación primordial del capitalismo
globalizador, del capitalismo general: La preocupación por la estabilidad de las
condiciones . Un capitalismo vigoroso siempre conlleva el potencial de un malestar social
que algunas veces culmina en reclamos de políticas igualitarias anticapitalistas y de
intervención gubernamental.
El circulo vicioso por el cual el capital provoca reacciones hostiles que amenazan la
estabilidad que él mismo requiere se reproduce en el Superpoder. Al amalgamarse la
corporación y el Estado, la cultura política del servicio público es reemplazada por una
cultura agresiva y explotadora. Como versión corporativa, consideremos el
“achicamiento”. Las firmas se achican para competir con sus rivales de manera más
eficiente. El achicamiento implica víctimas: se destruyen carreas, vidas que sufren
cambios radicales, esperanzas que se diluyen. Se lo ensalza como una parte esencial,
inevitable, de la “destructividad creativa” (Schumpeter) del capitalismo. El
surgimiento del fenómeno de la “tercerización” está ampliando el alcance del daño colateral
hasta alcanzar a las clases medias y empleados administrativos.
En teoría, ambas formas de elitismo deberían oponerse . Las élites políticas tienen
derecho al poder por que se supone que son “virtuosas”, es decir, desinteresadas,
respetuosas de los principios y sobre todo, dedicadas a los verdaderos intereses de la
sociedad. Mientras que las elites económicas, siguen su vocación de acumulación,
constante maximización de beneficios a partir de una lógica egoísta, a partir de conductas
que tienen que ver con la competencia, la eliminación de otro, manejan un egoísmo que
está legitimado y que se percibe como una forma de acción necesaria. Las elites
corporativas a parte tienen otra característica, que es la corrupción, esta forma de
acción que necesitan para ganar está basada en lógicas corruptas. Esta alianza entre
ambos tipos e elites es una alianza tensa y se ha ido desgastando en post de lo que es el
Estado corporativo, que tiene como resultado un poder Ejecutivo cada vez más
arrogante y esquivo a solucionar conflictos de intereses.
Punto 2:
Hay dos territorios donde los fines contrapuestos del elitismo de Superpoder y la
democracia anti-Superpoder son más evidentes y de vital importancia: La educación y
las elecciones . Ni las elecciones ni la democracia son la fuente de legitimación a la que
apelan las élites; en cambio , la educación es hoy el principio legitimador fundamental
del elitismo . La democracia entiende a la educación como un acceso a una formación
cívica, popular que mejora la practica de la ciudadanía. Aquí hay una fuerte contraposición
con los objetivos que tiene la corporación. La corporación va a aspirar a privatizar esos
espacios de formación cívica y política para dejar esto disponible solamente a las elites y
dejar la educación técnica para los que no vayan a dirigir el gobierno.
Una educación cívica y populista es una fórmula que no se adecua a los requerimientos de
la hegemonía estadounidense según la conciben las élites, que tienen una visión de una
educación pública para la superciudadanía (educación para las masas) cada vez más
privatizada y especializada. La privatización implica una estrategia concertada para romper
el monopolio de la educación pública en los niveles primario y secundario y alentar a las
corporaciones “privadas” a establecer y administrar escuelas, incluidas las instituciones
públicas; el financiamiento se realiza a través de fondos públicos que de lo contrario
podrían mantener escuelas públicas. La educación técnica, es decir, la creación de una
“fuerza laboral calificada” es para una población de estudiantes que proviene en su inmensa
mayoría de familias de ingresos bajos. Esta misma dirección educación también desde la
perspectiva elitista tiene que estar privatizada y direccionada para la conveniencia de esas
elites. Por el contrario, se privilegia a las instituciones privadas (facultades, universidades),
que asumen la función de instituciones públicas y prácticamente monopolizan la
preparación de las elites gobernantes.
Punto 3:
El elitismo funciona como una empresa autosuficiente. La clave es producir graduados que
no sólo sean exitosos sino también ricos, capaces de alimentar el apetito de las instituciones
de élite. En las universidades de elite son como el primer paso para la construcción de redes
y de ejercicios de relaciones públicas, es la etapa donde se van conformando todos los
espacios de poder, conocimiento, entre diferentes articuladores dentro de las elites. La
educación no es solamente un eslabón técnico, sino un eslabón social y estratégico para
redes que a futuro van a ejercer el poder. se alienta a los elegidos como futuras élites a que
formen “redes”, vinculándose entre sí para brindarse apoyo profesional o recomendarse
unos a otros en el futuro.
Wolin ve como estas elites después vuelven para formar a futuros integrantes de estas
élites, es un sistema que se retroalimenta tanto, en términos de poder como financiero. Se
reproduce una ideología hegemónica dentro de estos espacios y asegurarse que esto se
sostenga a través del tiempo.
El elitismo actual para Wolin encuentra sus comienzos en dos ramas que están
representadas en dos autores:
1- Samuel Huntington
2- Leo Strauss
Strauss habla de las elites en torno al heroísmo, cierto rechazo por lo común y más anti
democrático. Se basa más en una perspectiva filosófica pensada para el arte del
gobierno para pensar la política, filosofía más custodiada, enfocando que este tipo de
pensamiento es solo para la élite. Maneja la hipótesis de que la sociedad está ordenada
a partir de mitos a partir de mitos, y estos mitos pueden ser falseables, por lo tanto y
es necesario que queden en pocas manos y la justificación y pensamiento de esas
sociedades, de este tipo de pensamiento, quede situado en la Elite. El ve a las masas
como crédulas por naturaleza y esa credulidad es necesaria para la existencia y
preservación de la sociedad. Y queda resignada la filosofía a unos pocos. El encuentra
en Platón y Aristóteles gran parte de esa sabiduría, el piensa a la filosofía no para
diseño de políticas sino para pensar la política y razonarla. Que la filosofía quede en el
arte de los virtuosos. Está manera de pensar genera aspiraciones y grandes políticos y
en este sentido una de las personas que capta esto, es Mandfield.
Manfield entiende el sistema político dominado por el Ejecutivo. Él se concentra en la
idea de monarquía, de un rey patriota, antidemocrático, o un príncipe que está mucho
más relacionado a un ejecutivo, y este poder rozando los límites de la ley, pero
garantizando osadía, nobleza, pero que en muchos momentos puede estar lejos de la
voluntad popular o los intereses diferentes que puede haber en la sociedad. Esto separa
lo que son las decisiones del Ejecutivo y las necesidades de un pueblo y también de los
grupos de presión.
El elitismo entiende que la posesión del poder es algo justo, es un derecho, y esto está por
encima de las elecciones. Aquí se entra a hablar de las elecciones como un tema muy
delicado y siempre fue algo contrapuesto a los intereses de las Elites. Para ellos el espacio
natural donde se deciden a los futuros líderes son las universidades donde asisten estas
futuras elites, donde se forman y se les da el verdadero juego de poder, preparación,
selección y demás. El Elitismo lo que trata siempre es de deslegitimar a los principales
rivales de esta lógica elitista, y deslegitimar la contienda electoral como lugar de
legitimación política.
Aquí entra un autor “Zakaria”, que tiene una mirada parecida a Huntington. Este autor no
coincide con Wolin, que tiene una mirada de la democracia de Wolin (Democracia
debilitada y asediada por las corporaciones), sino que habla de una democracia poderosa de
influencia total. Pero ve en las elecciones uno de los problemas más importantes. Zakaria
entiende a la democracia como la que genera cualquier tipo de problema que hay en la
sociedad, el entiende que el poder se ha deslizado hacía abajo y esto debe ser
cambiado. A parte cualquier atisbo de democratización de cualquier elemento que antes
haya estado custodiado por las elites, el encuentra un problema en que la democratización
de la información, de la tecnología. Y trata de pensar en un modelo para ponerle un freno a
la democracia. A tal lugar llega su desprecio a la democracia que habla de un “Hitler” que
llega al poder mediante democracia y elecciones libres. El modelo que piensa Zakaria tiene
que ver más con las “autocracias”, o dictaduras que abrieron su economía (como la de
Pinochet).
Mientras que Huntington tiene una mirada mas amplia, con las civilizaciones en conflicto.
Tiene una producción mucho más visible.
De conformidad con esto, afirma que las instituciones democráticas trabajan con el objetivo
de la realización de la máxima libertad posible garantizando que todos tengan la misma
oportunidad de que sus propios intereses se incorporen a la agenda del proceso decisional.
En una democracia, todos los ciudadanos deberían ser libres para participar en la
competencia política, ya sea como candidatos o como votantes.
Schumpeter dice que lo que analizan los consumidores no interesa, hay democracia cuando
hay libertad, autonomía, es decir, cuando el consumidor no es presionado. Ósea, la
democracia considera según Schumpeter con la soberanía del consumidor.
La propaganda política tiene éxito, precisamente en la medida en que, mediante un
recurso a técnicas persuasivas de tipo sugerente y repetitivo, evita comprometerse con
argumentos racionales que podrían despertar las capacidades críticas del receptor del
mensaje y estimular su conciencia . En este aspecto, el consumidor de “productos
políticos” de acuerdo tanto con Schumpeter como con Sartori, tiene menos ventajas que el
consumidor de bienes económicos, por el hecho de que la calidad de los productos de uso
cotidiano, desde alimentos, ropa, etc, puede ser controlada.
Por ejemplo, en los mercados : Somos más consumidores directos, ya que cuando
compramos un producto en un supermercado nos podemos dar cuenta más rápido de si x
producto tuvo publicidad engañosa o no, o, por ejemplo, con el seguro del auto.
Schumpeter dice que igual hay democracia, y la gente votará mas o menos informada, y no
nos interesa como cada ciudadano construyó su decisión de votar. Para que haya
democracia alcanza con que haya libertad, autonomía, es decir, si a la gente no le interesa
votar es un problema de la gente.
La autonomía es un concepto que puede tener alguna relevancia ética, pero es engañoso y
hasta peligroso en la política. Dado que los medios de comunicación y propaganda política
están a disposición de todos los grupos que se presentan como candidatos a la obtención del
poder, y dado que no hay límite a la libertad que cada grupo tiene de promover su propia
candidatura, los pluralistas democráticos suponen que, en un régimen democrático, la
opinión pública es sustancialmente libre.
Al votante medio le interesará más o menos participar en elecciones, pero tiene que tener
una variedad de fuentes de información. Cuando hay un solo canal de comunicación
disponible se lo caracteriza por un régimen totalitario no hay policentrismo comunicativo,
por eso no puede ser calificado como un régimen democrático.
El rol del electorado es básicamente decidir sobre quien debe decidir. Danilo Zolo rechaza
esto ya que es una definición de democracia muy incompleta. Hay toda una corriente de la
cs política que opina que esto es así, pero hoy tenemos que analizar en las comunidades
actuales cuales son los niveles de impacto, y como impactan los medios de comunicación
masivas sobre la formación del espacio público.
La opinión publica libre tiene que ser un requisito de la democracia, desde ya, ¿pero hasta
qué punto la opinión pública es libre cuando está controlada por los medios masivos de
comunicación?
La opinión pública finalmente llega a ser identificada con las ideas predominantes en
cualquier momento dado entre el público indiferenciado de ciudadanos corrientes. Desecha
el rasgo de la “racionalidad” porque ya no aspira, a través del diálogo público, a la
universalidad de opiniones, sino que, está guiada por criterios codiciosos y oportunistas.
Sobre la base de estos resultados empíricos, después compendiada por Joseph Klapper, a
comienzos del 60, para constituir la tesis de los “efectos ilimitados” de la comunicación de
los medios. Klapper llegó a la conclusión de que los receptores de la comunicación de
masas, en vez de ser manipulados por la misma, estaban en condiciones de manipular sus
efectos. Sobre esta base, la “ciencia política” y las tesis generales del pluralismo
democrático, se propuso la teoría de que los receptores de la comunicación de masas
adaptaban esencialmente su uso de los medios a fin de que encajaran en sus propios
criterios de gratificación personal.
Es necesario comenzar a comprender que los medios de comunicación de masas son, en las
presentes circunstancias, no simplemente las agencias de la socialización política sino
también, de manera más general, de la producción y la distribución social del conocimiento.
2- Consiste de agentes que no tienen una forma específica de cohesión social no poseen
una percepción colectiva de sí mismos como un grupo con un rol que desempeñar y
hacen uso con diversos grados de selectividad, pero, sin tener ninguna capacidad
global para la interacción comunicativa de un universo simbólico de una escala ya
gravemente reducida por las selecciones de la clase productora de información.
Desde estet punto de vista funcional, los criterios más efectivos son los de la
preponderancia de un ítem noticioso y sobre todo, la “valía como noticia”, de un suceso o
una situación. De esto resulta, al menos en el caso de la información televisiva, que la valía
como noticia exige una descontextualización sistemática y una fragmentación de los
sucesos. Las noticias deben ser ofrecidas al consumidor en la forma más inmediata y
concisa posible. Cada ítem tiene que ser construido en la forma de un fogonazo narrativo
que se autorrespalde y sea concluyente por sí mismo.
Tele democracia
Con todo, aún más importante sería el desarrollo de una “teoría política de la
comunicación”. Puesto que el problema es el de estudiar la interacción entre las formas
modernas de comunicación de masas y el funcionamiento del sistema político. Debería
prestarse atención tanto al impacto que la comunicación de masas tiene sobre las técnicas
mediante las cuales se ejerce el poder como a los efectos políticos generales, que, a largo
plazo, produce en el público el flujo de información electrónica, aun en sus formas no
explícitamente políticas. Lo que formula Zolo aquí es que la comunicación “no política”
tiene que cumplir un papel central en la integración social y en la formación de la opinión
pública, en términos de influencia, autoridad, control, negociación e interacción
simbolizada.
Puede verse en los ejemplos subliminales logrados por la comunicación política de Reagan.
Su capacidad para entregarse a la imagen de figura paterna protectora y para pintarse como
el guardián de ciertos valores americanos idealizados, implicaba que cualquier ataque de
sus adversarios sólo podía ser visto como un ataque a la propia nación americana.
El mundo de la comunicación está hoy constituido por una serie de grupos profesionales
autónomos pero interconectados, en su mayor parte orientados al a obtención de ganancias
y empeñados en establecer sus propias posiciones fuertes dentro de la comunidad
empresaria internacional; como las grandes corporaciones multinacionales, operan al
margen de los límites de todo control democrático. Internamente, sus relaciones de poder
reproducen la estructura jerárquica de las empresas capitalistas y las burocracias públicas.
Uno de los fenómenos singulares cuya existencia hemos comprobado en las sociedades
complejas es que los individuos muestran una tendencia cada vez más pronunciada a
obedecer órdenes de la autoridad política “sin ninguna razón determinada”. Se sospecha
que una de las causas de esta obediencia incuestionada puede encontrar en la transmisión
“narcotizante” de consenso político que ha comenzado a hacer obsoleto uno de los aspectos
clásicos de la filosofía política y la teoría democrática occidentales.
Hay también buenos motivos para creer que la exposición a los medios ejerce su influencia
deformante no sólo en los ciudadanos corrientes, sino también en los que pertenecen a los
estratos más elevados de la sociedad activa.
Los partidos políticos y los sistemas partidistas conforman los estudios centrales de la
ciencia política. La democracia moderna es impensable sin los partidos políticos.
Pasquino toma dos autores para definir que son los partidos políticos:
- Sartori: Un partido es cualquier grupo político identificado con un membrete oficial que
se presente a elecciones y es capaz de colocar candidatos en los cargos públicos.
No serían partidos políticos aquellos grupos que viven el espacio de una sola jornada
electoral, definidos como partidos FLASH.
1- Se ocupa de manera deliberada de las modalidades a través de las cuales a lo largo del
tiempo han nacido los partidos.
Se encuentran clivajes:
- Alude a la relación entre centro y periferia: tiene que ver con la disponibilidad de los
recursos y la asignación de esos recursos en virtud de los resortes de poder, en una relación
entre los poderes centrales y otras configuraciones de poder, lingüísticas, culturales
(asignaciones de poder que se refieren a minorías.
Luego de la revolución industrial aparecen otras dos fracturas, que tienen que ver por un
lado con los intereses que se configuran con el sector del campo/agrarios y los intereses de
las ciudades, industriales. Esta última se contrapone a los intereses de los patrones, de los
emprendedores, de los propietarios de los medios de producción, a la de los trabajadores,
subalternos industriales y agrícolas. Es decir, hay partidos políticos que defienden al
asalariado, y otros partidos políticos que defienden a los propietarios de medios de
producción.
- Clivaje luego de la primera guerra mundial hay algo que señala Pasquino, que es un
clivaje que no es una fractura social, sino que es un clivaje político, porque tiene que ver
con los partidos fascistas, radicalización de los grupos políticos de derecha, y partidos que
se organizan a partir de la revolución bolchevique, hay un clivaje entre “fascismo y
bolchevismo”.
Otra clasificación:
Cuando surgen los partidos políticos en el seno de los parlamentos, hay sectores que
representan justamente los intereses del parlamento, y hay otros partidos que son extra
parlamentarios, que tienen intereses que no estaban reconocidos en el parlamento, y hay
otros partidos políticos que son anti – parlamentarios (partidos comunistas o fascistas que
solo buscan destruir el parlamento).
2- Hay partidos que aspiran a ser representados en el parlamento (Se los denomino
extra-parlamentarios).
Tipos de partidos:
Según Neuman, formuló una dicotomía no muy distinta diciendo que por un lado está el
partido de “representación individual”, que se activa solo en las elecciones y que a menudo
no difiere de un simple comité electoral; por otro lado, se encuentra el partido de
integración social, dotado de una organización extensa, permanente, influyente y abierto a
la participación de los afiliados.
Para Kircheimer, aparece una clasificación que tiene que ver con el desarrollo de los
partidos políticos, en el siglo XX que atañe a lo que el llama “partidos toma todo” o “catch
all”, conforme a la complejidad de las sociedades, estos partidos “toma todo”, han
justamente operado desde el punto de vista una reducción del bagaje ideológico para
contemplar un conjunto cada vez más amplio del electorado. Tiene algunas características
como:
- Pensar más la estrategia partidaria a partir de la eficiencia del sistema electoral y no tanto
de un programa previo.
- Se hacer una menor acentuación de una clase social específica o de una base religioso-
confesional para reclutar más bien electorales entre la población en general.
Los partidos se dan forma y organización específicas y distintivas, ya que están obligados a
entrar en competencia entre sí para ganar las elecciones, y deben diferenciarse de los
competidores y ofrecer un producto atractivo y en la medida de lo posible, “único”.
Downs decía que : Los partidos políticos formulan propuestas políticas para ganar
elecciones, es decir, no tratan de ganar elecciones para realizar propuestas políticas,
sino que van creando a sus propios electores. Siguiendo a Schumpeter, los fundadores
de partidos de éxito pueden ser correctamente definidos como “empresarios políticos”
que colocan su producto en un mercado de la política en el cual existen electores-
consumidores insatisfechos y disponibles , pero tiene que ver muchas veces de un modelo
de construcción ciudadana para lo cual los partidos políticos juegan un rol fundamental.
El método que sugiere Sartori, en cambio, es que no hay que detenerse en un conteo
aritmético, sino que se debe proceder a evaluar si el partido mas pequeño “cuenta”
realmente, que es lo que más importa en el caso de los partidos, si cuenta, es decir si ejerce
influencia en la formación de gobiernos y en la producción de políticas públicas.
El criterio numérico sirve para definir a groso modo el formato de los sistemas partidistas.
El criterio de relevancia de los partidos sirve para explicar la mecánica de los sistemas
partidistas.
Tienen que ver con la influencia que juegan los partidos en la formación de gobiernos y en
la producción de políticas públicas, este criterio de relevancia es fundamental para la
conformación de coaliciones de gobierno.
3- Aparecen los partidos que se colocan a una distancia ideológica que adquiere el nombre
de “polarización” es decir, aquellos partidos que se colocan en las antípodas del
sistema de los propios partidos políticos en las democracias, en especial, se hace
alusión a los partidos fascistas y partidos comunistas. Estos partidos, son capaces de
convencer y de congelar una parte del electorado, de obtener escaños parlamentarios, de
influir sobre el funcionamiento y elecciones de gobierno.
2- Los sistemas partidistas no competitivos , en los que las elecciones, aun cuando se
den, no cuentan para nada en la asignación del poder y de los cargos de gobierno. Son los
sistemas monopartidistas puede ser ideológico o pragmático.
Dentro de los sistemas partidistas no competitivos: Tenemos los sistemas con partido
hegemónico, que toleran la presencia de otros partidos, a los que se les permite obtener
escaños en el parlamento, es un poco más que una representación simbólica, pero que
saben que jamás podrán volverse mayoría, ni mucho menos sustituir el partido hegemónico
en la guía del estado.
Sistemas bipartidistas: Se dan una serie de condiciones, hay una serie de dos partidos que
alternamente consiguen la mayoría de las bancas y uno de ellos tiene una mayoría
parlamentaria que le permite gobernar. En estos sistemas bipartidistas hay una alternancia
como la llama Pasquino.
En todo caso, los sistemas de pluralismo polarizado, están destinados a funcionar con bajas
tasas de rendimiento. Las tensiones a las que se somete un sistema político, en el cual el
sistema partidista funciona según la lógica del pluralismo polarizado, corren el riesgo de
volverse insostenibles y de provocar un colapso.
Los sistemas partidistas aun los del pluralismo polarizado, se transforman. Según Duverger,
los sistemas partidistas pueden evolucionar de acuerdo con cuatro tipos generales:
Alternancia : Se caracteriza por un movimiento pendular periódico y presenta pocos
problemas, excepto el de su instauración, mucho más probable en sistemas efectivamente
bipartidistas, o bien con dinámica concretamente bipolar.
- Mantenimiento del equilibrio global entre los dos bloques, con fortalecimiento interno de
los partidos de izquierda.
1- Es la que denota tuna sustancial continuidad de los sistemas partidistas, una vez que se
han formado y consolidado. Duverger usa la “congelación” de los sistemas partidistas. Una
vez consolidados, los partidos ocupan espacio político, estructuran el electorado, y gozan
ventajas de posición.
2- Sugiere que los sistemas partidistas pueden cambiar, incluso bastante significativamente,
no sólo en sus actores específicos, sino también en la dinámica de competencia y de
coalición, sobre todo cuando cambian las reglas electorales.
El desarrollo más significativo de los sistemas partidistas europeos es que los sistemas de
pluralismo polarizados parecen desaparecer, especialmente por la desaparición o por la
transformación de los partidos comunistas. Sim embargo, los sistemas de pluralismo
extremo siguen existiendo, aunque prácticamente ninguno de ellos deriva de una anterior
condición de polarización ni parece ser inducido hacia esa dirección.
Muchos políticos han descripto la condición de los partidos políticos como una crisis, pero
en general, la realidad de los partidos no puede describirse solamente como una crisis. Si
examinamos los indicadores más sencillos y más difusos, veremos de inmediato que es
bastante difícil hablar de crisis de partidos. Dichos indicadores pueden ser de dos tiempos:
3- Con respecto al sistema partidista, consiste en contar los partidos, deben ser identificados
y enumerados exclusivamente los partidos que cuentan, no existe ningún partido nuevo de
relevancia en relación con hace 4 décadas, Lipsett y Rokkan desarrollaron sus reflexiones
en la fallida descongelación de los sistemas partidistas que se habían formado en años 20.
Los ciudadanos cuentan hoy más que ayer, con otras modalidades de participación
influyente. Igual sabemos que está explicación no es convincente porque “el voto” sigue
siendo la única modalidad de participación política. Entonces, precisamente como
instrumentos para la movilización del voto, como portadores de alternativas, sino político-
ideológicas, al menos como vehículos que conducen al gobierno, l os partidos siguen
siendo esenciales e insustituibles.
Los sistemas partidistas consolidados sólo pueden cambiar muy lenta, muy gradualmente
por pasos sucesivos, salvo por la aparición de una catástrofe de la que es difícil captar
señales premonitorias.
Los dos primeros son indicadores elementales, basados en datos relativamente fáciles de
recopilar y que no se prestan a las ambigüedades interpretativas.
Los otros tres, por lo general, por una multiplicidad de razones, pero sobre todo porque el
“reclutamiento de afiliados” no resulta más provechoso desde el punto de vista de la
relación entre costos y beneficios.
Los partidos políticos siguen siendo, no sólo el más relevante, aunque no exclusivo actor
político de los regímenes democráticos, sino también la más difundida de las
organizaciones políticas.
Los partidos llevan a cabo funciones esenciales, no realizables por ninguna otra
organización. Presentan candidatos a elecciones, muchos de los cuales, si son elegidos,
constituirán una estrecha unión de gobierno; son lugar e instrumento para la participación
política de un gran número de ciudadanos; formulan programas que constituirán la base de
las políticas públicas; obtienen cargos de gobierno y gobiernan con el objetivo de ser
reelegidos, en los límites de lo posible, “responsables”.
José Lens
Esta lucha por el poder en el seno de las sociedades políticas se expresa en dos canales, los
que podríamos denominar “canales formales o institucionales”, expresados
fundamentalmente por los “partidos políticos”. Por otro lado, los canales informales, en
donde encontramos a las distintas “asociaciones de interés” conformadas por todos aquellos
sectores de poder no oficiales, como, el sector sindical, empresarial, las iglesias y todo tipo
de organizaciones no gubernamentales. Es preciso no perder de vista que el Estado y la
sociedad no son dimensiones autónomas como lo expresaba la idea del Estado Liberal de
derecho asentada en la separación de orden social y orden político.
Estado y Sociedad son, dos sistemas completamente Interpenetrados cada vez más por
relaciones mutuas, regulaciones, demandas, presiones, apoyos y decisiones, cuya resultante
es la transformación de la estructura, así como un sistema separa lo público de lo privado.
La disputa por el poder, tiene como actores principales a los partidos políticos.
Los partidos políticos deberían tener el monopolio de los que disputan el poder político
formal, de su seno, surgirían los funcionarios que ocupan y desempeñan los puestos de
dirección y mando de los mismos.
La decisión política , elemento fundamental de la actividad de gobierno surge de:
- Los sectores o clases sociales que constituyen dicho partido gobernante, en tanto lo
sostienen y se encuentran representados por él.
- Las tensiones provocadas por distintos sectores y fuerzas sociales, estos son, los grupos de
resistencia o de protesta contra el sistema económico o el ordenamiento social/político.
- Las presiones ejercidas por distintos grupos o asociaciones de interés, como pueden ser,
distintos grupos empresariales, económicos o financieros, externos o internos, que
coaccionan de forma indirecta o directa, visible o invisible, públicamente o en las sombras,
a los encargados de ejercer las decisiones políticas.
Asociaciones de interés
El pluralismo democrático liberal clásico concentra el poder de decisión del Estado en las
manos de una élite política que emana del voto popular. Si bien es “pluralista”, en cuanto a
la “representación de intereses”, postula la existencia de una competencia entre una
pluralidad de intereses den juego, es “estatista” en cuanto a que la toma de decisiones le
compete unilateralmente al Estado. Los distintos sectores de poder, a lo sumo “presionarán
externamente” para que las decisiones del Estado se acerquen lo más posible a sus intereses
particulares.
Las vertientes del análisis denominadas “neocorporativistas” son las que abordan el
tratamiento de estos problemas, la soberanía no surgió sólo y exclusivamente del voto de la
ciudadanía, sino también de centros de poder social distintos a los partidos políticos, cuyas
acciones pueden llegar a ser mucho más poderosas aún que las del propio Estado,
comprometiendo a veces, la misma eficacia de su gestión.
4- Estatismo: En este caso no hay negociación sino no intervención lisa y llana del Estado,
que regula directamente el comportamiento de los agentes económicos, sea que actúe o no
en combinación con alguno de ellos.
Según Duverger, la “teoría de los grupos de presión” surge en los EEUU a partir de
observar el funcionamiento del “lobby” u “oficina técnica de presión”. Fueron los
americanos los que fomentaron la expresión “grupos de presión”. Para que se dé el
fenómeno de la presión debe haber por lo menos, dos polos de poder:
2- Los grupos de presión, para Meynaud, difieren de los partidos políticos por la naturaleza
de su vocación, Los partidos tienen como objetivo la conquista y la conservación del poder,
mientras los grupos solo se interesan por actuar sobre los responsables del poder político
sin pretender sustituirlos.
Lobbies
Los lobbies son instrumentos mediante los cuales operan los grupos de presión. La palabra
“lobby” quiere decir “pasillo” o “vestíbulo” y designa los pasillos del Congreso y de las
administraciones gubernamentales . Los “lobbies” son los que “hacen los pasillos”, con
la finalidad de influir en los políticos, legisladores y altos funcionarios de gobierno. En
un principio, estas intervenciones las hicieron los representantes de diversos grupos de
presión. Progresivamente, se fueron constituyendo una especie de oficinas especializadas
en el lobbying que alquilan sus servicios a los grupos. Ciertos grupos conservan de todos
modos su propia organización de intervención.
El Lobby está constituido por “agentes legislativos” que tienen sus oficinas en Washington
y se los reconoce como representantes de grupos especiales como la Cámara de Comercio
de los EEUU, la asociación nacional de manufactureros, etc. Estos cobran un sueldo por
realizar sus funciones, además, se identifican como tales frente al gobierno y la ciudadanía.
Muchas organizaciones empresariales llegaron así a plantear demandas que excedían sus
finalidades sectoriales, abarcando temas tales como la organización del Estado, el estatuto
de los partidos políticos, etc. También varían las formas de relación entre los partidos
políticos y estas organizaciones sectoriales. Los representantes gremiales o empresariales se
incorporan a los aparatos partidarios, convirtiendo a éstos en plataformas para sus
demandas, las que luego hacen pesar desde representaciones parlamentarias, o en la gestión
de los distintos órganos estatales (algunos lo llaman “lobby incorporado”).
Existen ejemplos para sostener esto. Uno de los más claros fue el caso de los dos primeros
ministros de economía del gobierno de Menem, gerentes del grupo Bunge y Born.
Se tendría que hablar América latina han visto su autonomía y soberanía reducidas a la
mínima expresión, porque están sometidas al poder de los sectores hegemónicos que
promueven el proceso de globalización.
Las asociaciones de interés de todo tipo, son un rasgo relevante de las sociedades
políticas de nuestro tiempo. En tato “gobiernos privados”, establecen reglas,
regulaciones y sanciones. Crean derechos y deberes, por ser instrumentos de la
negociación colectiva (sindicatos, empresas y gobierno) que luego son aplicados por
los tribunales de justicia . En contraste con el constitucionalismo medieval, no hay lugar
para entidades corporativas en la teoría moderna del gobierno representativo. Los cánones
de la democracia liberal ofrecen un sustento para la crítica de toda relación estructurada
entre las organizaciones de intereses y el Estado en el proceso de formación de políticas.
Sobran argumentos en contra del poder privado. Señalar que los grupos de interés operan
en formas a menudo incompatibles con la democracia es poco más que una banalidad.
Lo mismo se plantea cuando hablamos del poder invisible: “El tema del poder
invisible hasta ahora ha sido muy poco explorado”. Puede ser que uno este influido
por lo que sucede en Italia, donde hay una fuerte presencia del poder invisible (mafia,
camorra, logias masónicas atípicas), extremadamente invisible.
Las condiciones que deben reunir los grupos privados de interés para que su
desenvolvimiento no cause un deterioro en la democracia son las siguientes:
Para ser compatible con la teoría democrática, debe demostrarse que el proceso de los
grupos de interés es:
1- Capaz de generar políticas que vayan con el interés público más que con el interés de
alguna “facción” de la comunidad”.
Pedir que las empresas trabajen para el interés público es poco más que una quimera. Son
Estados cada vez más sujetos y dependientes de los poderes privados. Una de las
características del proceso de globalización es el aumento del poder económico y político
de los grandes holdings y corporaciones transnacionales.
Las políticas de los grupos de interés son compatibles con las políticas democráticas
mientras los gobiernos y las administraciones sean imparciales ante los intereses privados,
es decir, que ninguno tenga una condición privilegiada en el marco político y mientras se
garanticen derechos iguales de asociación, petición y acción a todos los grupos de interés.
Con respecto al tercer punto, los defensores del pluralismo de los grupos de interés
sostienen que los mismos son un requisito esencial de la estabilidad y la eficacia
democráticas. Las asociaciones intermedias actúan como amortiguadores entre el caso
individuo y el Estado, así, incrementan la representación; permiten un acceso
complementario y más diferenciado a quienes toman las decisiones políticas, al a vez que
protegen contra el desarrollo de movimientos de masas, destructivos de la estabilidad
democrática.
Por último, quedan dos cuestiones claves para el tema de la compatibilidad de los intereses
privados y el modelo democrático:
1- La de los métodos empleados por los grupos de interés para conseguir objetivos, ante la
oleada de casos de corrupción.