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CONDICION MODO Y CARGO

Art. 343.— Alcance y especies.

Se denomina condición a la cláusula de los actos jurídicos por la cual las partes subordinan su plena eficacia
o resolución a un hecho futuro e incierto.

Las disposiciones de este capítulo son aplicables, en cuanto fueran compatibles, a la cláusula por la cual las
partes sujetan la adquisición o extinción de un derecho a hechos presentes o pasados ignorados.

2. El concepto de condición

Primeramente, corresponde tener presente que la voz "condición" posee, en el campo jurídico, una
polisemia, toda vez que de la misma se advienen diversos usos y significados:

a) Se lo suele utilizar para referirse a los requisitos o elementos esenciales de una determinada relación
jurídica. Verbigracia, cuando se establece que la firma de las partes es condición esencial para la existencia
de un instrumento privado.

b) También se la utiliza para aludir a las distintas cláusulas de un acto jurídico o contrato. Por ejemplo,
cuando se habla de "condiciones de venta" o "condiciones generales de la contratación".

c) En otras ocasiones se alude con ella a la situación civil o social de una persona. Por ejemplo, respecto a si
es una persona menor de edad(4).

No obstante, el término "condición" tiene un significado propio como modalidad de los actos jurídicos. Se
entiende por condición, en ese entendimiento, a la cláusula por la cual se subordina la adquisición o la
extinción de un derecho o relación o situación jurídica a la realización de un hecho incierto y futuro(5). La
condición implica la subordinación de los efectos de un acto a un acontecimiento futuro e incierto(7).

El artículo agrega que las disposiciones en materia de condición resultarán aplicables también, en cuanto
fueran compatibles, a la cláusula por la cual las partes sujetan la adquisición o extinción de un derecho a
hechos presentes o pasados ignorados.

Encuentra ahora sustento normativo la llamada condición impropia o condicio in praesens o in praeteritum
concepta (o collata), esto es, es la cláusula por medio de la cual los efectos negociales vienen supeditados a
la subsistencia o insubsistencia de una circunstancia, de hecho presente o pasada, ignorada por quien
cumple el negocio; por ejemplo, una estipulación con obligación de dar cincuenta, con la cláusula "si Cayo
está vivo"; la institución de heredero de Tizio, con cláusula "si Cayo no fue electo cónsul el año pasado"(8).

El Código Civil y Comercial vuelve así al criterio del Código napoleónico: un hecho histórico o desconocido
puede ser condicionante, cuando la intención de las partes consiste en establecer su prueba, como
condición de eficacia de un acto jurídico. La estipulación, por tanto, concierne estrictamente a la prueba
futura del acontecimiento. Producida, la relación jurídica irradia sus efectos entre las partes(10).

3. Condición y hecho condicionante

Respecto del acto jurídico modalizado con una condición, corresponde tener presente la diferencia entre la
"condición" y el "hecho condicional" o "condicionante" o "evento condicional".
El hecho futuro e incierto al cual la condición supedita la existencia de un hecho es el hecho condicionante;
éste no integra el acto jurídico, sino que se encuentra fuera de él.

La condición es un elemento accidental que, una vez incorporado, integra el contenido negocial. En cambio,
el hecho condicionante constituye el supuesto fáctico al cual las partes supeditan los efectos del acto
jurídico. Es el presupuesto fáctico que da vida a la condición(11). Se trata de un conjunto de circunstancias
que, aunque exteriores al negocio por pertenecer al plano fenoménico, poseen la virtualidad de generar
determinados efectos jurídicos(12).

La condición más el hecho condicional integran un supuesto de hecho jurídico complejo al que la ley vincula
las consecuencias del acto jurídico, supeditándose los efectos, mediante la condición, al acaecimiento del
hecho condicionante.

Condición y hecho condicionante se integran, posibilitando la eficacia en sentido estricto del acto jurídico
(supeditada, en virtud de aquella modalidad, a la realización de un acontecimiento futuro e incierto(13)).

Al analizar el hecho condicionante es necesario considerarlo en tres momentos: a) cuando no se ha


cumplido, es decir, está pendente conditione; b) cuando se cumple; c) cuando ha caducado, es decir, ha
dejado de cumplirse.

4. Caracteres del hecho condicionante

Para que un hecho pueda revestir el carácter de "hecho condicionante" o "condicional", además de los
caracteres de posible, lícito y no puramente potestativo, debe necesariamente configurarse lo siguiente:

a) El hecho debe ser incierto(14), esto es, puede o no llegar a acaecer(15), por lo cual es contingente. La
incertidumbre, en nuestro derecho, debe ser objetiva y no subjetiva; por lo tanto solo es considerado hecho
condicionante el que es incierto para la generalidad de las personas, no resultando suficiente que lo sea
únicamente para los sujetos de la obligación.

Todo acontecimiento que las partes tienen en cuenta como incierto, pero que no es contingente porque
sucederá con certeza, no configura un hecho condicionante sino un plazo (hecho futuro y cierto), que solo
supedita la exigibilidad del derecho, y no su existencia(16).

b) El hecho ha de ser futuro(17). Este requisito se entiende en relación con el momento en que el derecho
normalmente debería nacer de no haber intervenido la modalidad. Sin perjuicio de ello, en virtud del
segundo párrafo del artículo bajo análisis, los hechos presentes o pasados ignorados resultan equiparados al
hecho condicionante.

En cuanto al momento que debe tomarse como punto de partida para determinar el carácter futuro del
acontecimiento, corresponde distinguir a los actos entre vivos, en que el hecho deberá ser posterior al
momento de la celebración del acto, de los actos de última voluntad, en donde algunos autores sostienen
que debe ser con posterioridad al acto(18), mientras que otros marcan el de la muerte del causante(19).

5. Caracteres de la condición(20)

En cuanto a la condición, podemos caracterizarla de la siguiente manera:


a) es voluntaria, dado que debe ser expresamente convenida por las partes del acto: es lo que la distingue
de las llamadas condictio juris o presupuestos exigidos por la ley para la validez de un acto jurídico o el
ejercicio de un derecho.

b) es accesoria del acto jurídico, por cuanto su vida no es independiente, sino que su razón de ser es el acto
de que se trate;

c) es accidental del acto jurídico del que forma parte, ya que normalmente no se encuentra en él, pero
puede ser introducida por las partes(21);

d) es excepcional, carácter ligado con el anterior, por lo que no se presume la existencia de la condición sino
que debe ser probada por quien la alega, y en caso de duda se reputa que el acto jurídico es puro y simple;

e) es incoercible, esto es, no es susceptible de compulsión por medio de una acción judicial(22). No
constituye una obligación ni un deber jurídico. Si lo fuera no se trataría de una condición sino de un cargo o
bien de la prestación constitutiva del objeto mismo del acto(23);

f) es indivisible en cuanto cumplida en parte la condición, no hace nacer en parte la obligación(24).

6. Forma

La condición puede ser establecida expresa o tácitamente, siéndole aplicables las reglas generales sobre
forma de los actos jurídicos.

No requiere de formas sacramentales, aunque participa de la forma del acto jurídico cuyo contenido
integra(25).

Sin embargo, como la condición importa introducir una anormalidad en el acto jurídico, la condición tácita
solo puede admitirse si surge claramente del acto; en caso de duda, la obligación debe considerarse
pura(26).

7. Prueba. Momento en el cual puede ser establecida

La existencia de una condición —tanto ficta como efectiva— no se presume: la carga de la prueba incumbe a
quien la invoca por lo mismo que se trata de un hecho. Puede acreditarse por todos los medios de
prueba(27), de conformidad con el art. 1019.

La condición forma parte del contenido de la declaración voluntad. Por ello, se establece por lo común en el
momento de celebrar el acto jurídico, pero también puede ser incorporada mediante una determinación
posterior para modificar el contenido del acto limitándolo, siempre que se observe la forma solemne cuando
es exigida por la ley para el acto en sí.

8. Comparación con figuras

a) Con el plazo

Ambas modalidades están referidas al acaecimiento de un hecho futuro, pero mientras en la condición ese
hecho futuro es incierto, es decir, no se sabe si ocurrirá o no, en el plazo es cierto o fatal, porque
necesariamente ocurrirá, a pesar de que en algunos supuestos no se sabe cuándo advendrá (plazo incierto).
Los plazos siempre vencen(28).
b) Con el cargo

Mientras la condición es suspensiva y no coercitiva, el cargo es coercitivo y no suspensivo.

Existe un cargo que se acerca mucho a la condición: el cargo condicional, que subordina la existencia de la
obligación a su cumplimiento. El cargo condicional no produce sus efectos retroactivamente hacia el pasado,
sino hacia el futuro; la condición opera de pleno derecho, la pérdida del derecho resultante del cargo
condicional debe ser decidida por el juez; todo cargo es en cierta manera potestativo (interviene
fundamentalmente la voluntad de cumplir del gravado), en cambio la condición nunca puede serlo(29).

c) Con la obligación alternativa

En la obligación alternativa la incertidumbre radica en cuál de las prestaciones, de entre las varias que
integran su objeto, será en definitiva la elegida para ser cumplida, pero la obligación existe indudablemente;
en la obligación condicional la incertidumbre recae sobre su misma existencia.

El acontecimiento condicional debe ser esencialmente incierto; en cambio, el cumplimiento de la obligación


alternativa depende de una elección que debe realizar el deudor, el acreedor o un tercero, según se haya
convenido, y tal hecho no solo es perfectamente cierto, sino que su ejecución es obligatoria para la parte a
la cual la misma le haya sido deferida(30).

d) Con la obligación facultativa

La primera diferencia radica en la incertidumbre acerca de la prestación que será efectivamente cumplida.
Mientras en la obligación facultativa esa incertidumbre acerca de si se pagará la prestación principal o la
accesoria depende exclusivamente de la voluntad del deudor, en la obligación condicional su hecho
condicionante no puede depender exclusivamente de ella.

e) Con la conditio iuris(31)

Existen entre ellas diferencias esenciales, a saber: la conditio iuris es impuesta por el ordenamiento jurídico,
y la conditio factis por la voluntad de las partes.

El derecho sometido a la conditio iuris debe ser caracterizado como eventual.

f) Con la conditio necessitatis

La condición necesaria se diferencia de la condición propiamente dicha porque ésta debe recaer sobre un
hecho condicionante futuro e incierto, lo que por cierto no ocurre en el caso de un presupuesto del acto
jurídico que ha sido tenido en cuenta por las partes al contratar.

g) Con el álea

Tanto el álea como la condición tienen en común que refieren a algo incierto. La diferencia entre ambas
reside en que en el acto simplemente condicional, depende del acontecimiento incierto que llegue o no el
acto a producir efecto, mientras que en el acto (generalmente contrato) aleatorio la función del álea estriba
en decidir, no si ha de producir efecto el acto, sino únicamente cuál ha de ser este efecto(32).

9. Actos susceptibles de incluir una condición

La autonomía de la voluntad permite, por regla, someter a condición cualquier acto jurídico.
No obstante, ciertos actos jurídicos son incompatibles con la condición, porque por su naturaleza o por
disposición de la ley, son actos puros, o simples, o actus legitimi, con el efecto de que si se les ha impuesto
una condición, se la tiene por no puesta (pro non scripta habetur).

La posibilidad de incluir una condición es, por tanto, la regla y su no inclusión, la excepción.

No son susceptibles de condición, por ejemplo, el matrimonio, la adopción, el reconocimiento de hijo, la


aceptación y la renuncia de la herencia; si a éstos se ha agregado una condición, debe tenerse por no
puesta.

10. Clasificación

a) Positivas y negativas

Son positivas o negativas según el hecho condicionante consista en una acción o en una omisión(33). En las
positivas, consiste en un acontecer; por ejemplo, compraré este anillo si me caso este año. En las negativas,
consiste en que una cosa no acontezca; por ejemplo, venderé mi auto si este año Juan no viaja a Europa. El
distingo no hace referencia a la formulación del hecho condicionante, sino apunta a verificar si la situación
fáctica existente al momento de celebrarse el acto requiere o no algún cambio para que se repute cumplida
la condición. Si el cambio es necesario para determinar el acaecimiento del hecho futuro, entonces se
tratará de una condición positiva; supone alteración o modificación de un estado de cosas existentes.

La negativa trasluce la no alteración de la situación fáctica existente al momento de celebrarse el acto


jurídico(34).

b) Suspensivas y resolutorias

La condición puede tener función suspensiva o resolutoria. Es suspensiva cuando la eficacia del acto está
supeditado al acaecimiento de un hecho futuro e incierto y es resolutoria cuando lo subordinado a dicho
evento es la extinción del acto(35). En la condición suspensiva, mientras no se cumple suspende la
adquisición de un derecho(36). Por ejemplo, una persona promete a otra la suma de diez mil pesos el día
que se case. En este caso los efectos de la promesa quedan suspendidos hasta que la persona realmente se
case.

En la condición resolutoria, el cumplimiento de la condición extingue las relaciones y situaciones jurídicas


emergentes de un acto ya nacido(37). En este caso ni la existencia del acto ni su cumplimiento se
suspenden: el acto nace pura y simple, solo que está llamada a desaparecer si la condición se cumple. Por
ejemplo, le donaré una casa si no lo ascienden de categoría laboral, la obligación de hacer la tradición de la
casa es exigible desde que se celebró el contrato, pero el derecho adquirido se extingue el día en que se
produzca el ascenso laboral(38).

La condición que es suspensiva para una de las partes de un acto jurídico, es resolutoria para la otra; en el
fondo ambas situaciones no son sino el anverso y el reverso de una misma medalla y estarían presentes en
todos los casos de actos jurídicos modalizados con condición(39).

c) Causales, potestativas y mixtas

Esta clasificación depende de que el hecho previsto se supedite o no a la voluntad del interesado(40). Son
causales cuando el hecho condicionante depende del azar o del hecho de un tercero. Por ejemplo, te donaré
un automotor usado si obtengo el premio en la rifa de un automóvil nuevo.
Por el contrario, son potestativas cuando el hecho condicionante depende solo de la voluntad del deudor.
Por ejemplo, te daré mil pesos mañana si quiero hacerlo (si voluero)(41). En este caso, son ineficaces, por
cuanto no es serio obligarse de tal modo que cumplir o no con la obligación quede librado al arbitrio del
deudor, siendo por tanto nulas(42).

Se distingue la condición puramente potestativa (dependiente de la mera voluntad del deudor) de la


simplemente potestativa, en la que el hecho condicionante puede ser ejecutado por el deudor, o no serlo,
independientemente de su voluntad, ya que se conecta con circunstancias ajenas a él; en tal supuesto el
acto es válido.

Son, por último, mixtas, cuando el hecho condicionante depende en parte de la voluntad del deudor, y en
parte le es ajeno; son una combinación de las condiciones causales y las potestativas. Por ejemplo, costearé
la instalación de tu consultorio cuando te recibas de médico.

A la condición simplemente potestativa, también se la ha denominado relativamente potestativa o


potestativa impropia, y ha sido caracterizada así: "La condición potestativa puede ser plenamente válida
cuando adquiere categoría de 'impropia'. No constituye un mero 'querer o desear'; el hecho no depende la
voluntad arbitraria del deudor, sino que debe realizar alguna tarea que le exige un esfuerzo o sacrificio (...).
No es solo la voluntad del promitente, sino que está animada a una serie de circunstancias, que aunque
integren el hecho condicionante, lo alejan de la mera y única voluntad del obligado" (Compagnucci De Caso,
Rubén H., El negocio jurídico, Astrea, Buenos Aires, 1992, § 145, p. 451).

d) Simples y múltiples

Las condiciones simples constan de un solo evento condicional. Las múltiples contienen varios
acontecimientos a los cuales se subordina la eficacia del acto, los cuales pueden ser puestos de manera
conjunta o disyunta(43).

e) Conjuntas y disjuntas

Serán condiciones conjuntas si varios hechos figuran unidos dentro de la cláusula, mediante la conjunción y
es necesario que todos ellos se realicen para que se produzca el efecto tenido en mira. Serán disjuntas, si
aparecen de un modo alternativo, separados por la partícula "o", basta con que uno de ellos se cumpla, para
que el derecho a la obligación se torne exigible, cuando es suspensiva, o cese en el supuesto resolutorio(44).

Art. 344.— Condiciones prohibidas.

Es nulo el acto sujeto a un hecho imposible, contrario a la moral y a las buenas costumbres, prohibido por el
ordenamiento jurídico o que depende exclusivamente de la voluntad del obligado.

La condición de no hacer una cosa imposible no perjudica la validez de la obligación, si ella fuera pactada
bajo modalidad suspensiva.

Se tienen por no escritas las condiciones que afecten de modo grave la libertades de la persona, como la de
elegir domicilio o religión, o decidir sobre su estado civil.

1. Condiciones prohibidas

Se establecen en el presente artículo(45) como supuestos de condiciones prohibidas los casos que se
analizan a continuación (no sin precisar que a diferencia del art. 530 del Código Civil derogado, se hace
referencia a "hecho" y no a "cosa"; se reemplaza la expresión "prohibida por las leyes" por "prohibida por el
ordenamiento jurídico" y se añade a "las buenas costumbres" la referencia a la "moral").

a) Condiciones imposibles

La condición debe ser física y jurídicamente posible. Es físicamente posible la que se ajusta a las leyes de la
naturaleza o física. Por ejemplo, que un barco llegue a puerto. Es, por oposición imposible la que es
contraria a dichas leyes, como la que consiste en que el sol gire alrededor de la tierra. La posibilidad jurídica
está referida a la conformidad de la relación jurídica con el ordenamiento jurídico(46). Por ejemplo, es
condición jurídicamente imposible la que se contratare laboralmente a una persona jurídica(47).

Corresponde también excluir a los hechos de los interesados que se tornasen humanamente inejecutables.
Este requisito debe ser "objetivo", es decir, contemplado con relación a todo género de individuos, y no a un
sujeto especial, aunque sea parte del acto jurídico, salvo que expresamente se hayan tomado en cuenta las
aptitudes especiales del deudor(48).

La imposibilidad del hecho debe apreciarse en el momento de celebración del acto (ver, no obstante, supra,
comentario al art. 280). Si sobreviene después no será un supuesto de condición imposible sino de
frustración de la condición(49).

b) Condiciones inmorales o contrarias a las buenas costumbres

Se trata de un estándar ético conforme a las circunstancias sociales, de persona, tiempo y lugar de las partes
del acto. Verbigracia, que el dinero que se dona no se emplee en la curación del padre de donatario, que
está enfermo(50).

Así también, por ejemplo, serán inmorales las condiciones captatorias, como la disposición hecha bajo
condición de que el heredero o legatario haga en su testamento alguna disposición a favor del testador o de
otra persona.

La determinación de la inmoralidad o la contrariedad con las buenas costumbres plantea algunas diferencias
de opinión: afirman unos que ha de atenderse más que al hecho en sí mismo a sus resultados (aspecto
subjetivo) y otros, en cambio, que ha de computarse el hecho condicional, desatendiéndose de sus
resultados (aspecto objetivo)(51). Ha de entenderse, sin embargo, que son ambos aspectos los que deben
ser computados: los móviles del contratante y el hecho impuesto(52).

c) Condiciones ilícitas

Será lícita la condición que no está prohibida por el ordenamiento jurídico, integralmente considerado(53),
ni es contraria al orden público. Dicho ilícito puede involucrar a las partes o a un tercero. Por ejemplo,
aquella condición que requiriere la comisión de un ilícito penal.

Alguna incertidumbre planteaba el interrogante si la consecuencia adscripta a la condición ilícita (o inmoral)


se circunscribe a la que es positiva o abarca también a la negativa (abstenerse de un obrar ilícito, la
abstención de cometer un delito). No existiendo dudas que el obrar positivo ilícito acarrea la nulidad del
acto, se ha pensado que si la condición negativa se ha puesto con la finalidad de que prevalezca la licitud (o
la moral), no habría invalide. Pero no cabe hacer una distinción que la ley no hace y, por otra parte, la ley o
la moral deben ser espontáneamente acatadas y no merced a dádivas o estímulos(54).
Se ha considerado que la nulidad del acto (en el Código derogado, de la obligación) sometido a una
condición ilícita, requiere determinar si se trata de un hecho que debe realizar el acreedor beneficiario, el
deudor o un tercero. No se duda que en el primer caso hay invalidez y, en cambio, cuando se trata de un
hecho condicional ilícito del deudor, una opinión —bajo la vigencia del Código Civil derogado— entendía que
podía considerarse válida teniendo en cuenta la loable finalidad de propender a que no se lo cometa. Sin
embargo, otra vez, el comportamiento del deudor debe ser espontáneo y no el resultado de incentivos o
pérdidas económicas debiéndose estar a la nulidad(55), lo que explica la generalidad de la norma.

Cuando el evento condicional ilícito depende de un tercero (como cuando el deudor se obliga a pagar una
suma de dinero en caso de que el acreedor sea víctima de un robo), la cuestión tiene particularidades
especiales: si la convención tiene por objeto prever el riesgo de ser víctima de un acto ilícito o inmoral no se
avizora la existencia de una conducta reprochable, sino —en todo caso— una previsión con características
similares a las de un contrato de seguro(56). Pero se ha observado que en circunstancias especiales puede
existir un propósito torpe que debe conducir a la invalidez(57).

d) Condiciones potestativas

También se reputan como inválidas aquellas que dependen exclusivamente de la voluntad del obligado. Nos
remitimos a lo señalado anteriormente en materia de clasificación. Ha de entenderse, a nuestro juicio, que
—como se consideraba bajo la vigencia del art. 542 del Código Civil derogado— el texto alude a las
condiciones puramente potestativas, no comprendiendo a las llamadas simplemente potestativas. La
ausencia de distinción entre condiciones suspensivas o resolutorias permite entender que la solución del
texto abarca a ambas (sobre todo, debido a que el legislador no pudo ignorar la existencia de un anterior
extendido criterio doctrinario que entendía que no abarcaba a las resolutorias(58).

El texto alude a la condición que dependa exclusivamente de la voluntad del obligado. Es claro, por lo tanto,
que si dependiera exclusivamente de la voluntad del acreedor, será valida (te vendo este inmueble "si
quieres"). También está excluida la prohibición, si el hecho potestativo depende de un tercero, en relación a
lo cual se consideraba acertadamente que quedaba descartada la situación de la similar prohibición del
Código anterior, por entenderse que se trataba de un hecho casual para las partes (te compro ese mueble si
Juan se decide a venderlo).

2. Efectos de la inclusión de condiciones ilícitas

Si lo que se estipuló como condición es un hecho imposible, contrario a la moral y las buenas costumbres,
prohibido por el ordenamiento jurídico o que dependa exclusivamente de la voluntad del obligado; tales
prescripciones —con las particularidades señaladas— traerán aparejada la nulidad del acto. Una excepción
de relevancia a esta regla del artículo, puede encontrarse en materia de disposiciones testamentarias: "las
condiciones y cargos constituidos por hechos imposibles, prohibidos por la ley, o contrarios a la moral, son
nulos pero no afectan la validez de las disposiciones sujetas a ellos" (art. 2468). Como se ve, es perceptible
que en las disposiciones testamentarias, el régimen es diferente al general de las condiciones, contemplado
por el artículo que se considera. En este último, se sigue el sistema que había adoptado Vélez Sarsfield en el
Código Civil derogado (art. 530) mientras que en materia de disposiciones testamentarias, en cambio, se
retorna a la tradición del derecho romano y del Código civil francés.

Como excepción, a la regla general del primer párrafo, el segundo establece que la condición de no hacer
una cosa imposible no perjudica la validez de las relaciones y situaciones jurídicas emergentes del acto, si
ella fuera pactada bajo modalidad suspensiva. La excepción, como se dijo, ya estaba prescripta en el Código
Civil derogado y se la fundaba en que la cláusula no ejercía influencia alguna sobre el acto jurídico, el que
debía ser considerado como si fuera puro y simple; si la condición fuera resolutoria, en cambio (la donación
de quedar resuelta en caso de que Pedro no atraviese el Océano Atlántico a nado) sería inválida(59). Igual
conclusión se infiere del significado del artículo: si la condición de no hacer una cosa imposible está pactada
bajo modalidad resolutoria se vuelve a la regla general de la nulidad del acto, que establece el primer
párrafo.

Art. 345.— Inejecución de la condición.

El incumplimiento de la condición no puede ser invocado por la parte que, de mala fe, impide su realización.

1. Inejecución de la condición

Cuando una de las partes hubiese impedido el cumplimiento de una condición, dicho incumplimiento no
podrá ser alegado por esa parte, por ser un comportamiento contrario al principio de buena fe, consagrado
como estándar genérico de conducta en el art. 9º(63).

Comprende tanto el supuesto en que se provoca un hecho que beneficia como el que impide el que
perjudica, ya sea con dolo o culpa(64). Por aplicación extensiva del art. 10, ha de entenderse, a nuestro
juicio, que tampoco podrá ser invocado el incumplimiento de la condición cuando se lo impide ejerciendo
abusivamente el propio derecho.

Debe excluirse del cumplimiento ficto a las llamadas condiciones potestativas impropias, porque el
cumplimiento de ellas no depende de la pura voluntad de una de las partes, por lo cual no puede imputarse
a su mala fe la frustración del hecho condicional.

La frustración de la condición potestativa impropia, simplemente potestativa, o relativamente potestativa,


no genera la obligación de indemnizar los daños sufridos por el acreedor, pues no existe incumplimiento
jurídicamente relevante del deudor, sino el mero ejercicio regular de un derecho: el de optar por no cumplir
(arg. art. 1718).

2. Otros casos del llamado "cumplimiento ficto"

El texto que se considera se limita a regular el supuesto en que la "inejecución de la condición" tiene por
causa la mala fe. El Código Civil derogado contemplaba otros supuestos del llamado "cumplimiento ficto",
que no se reiteran en el nuevo Código(65).

a) La renuncia de aquel a quien el cumplimiento de la condición beneficia

El nuevo Código omite la regulación del supuesto, que ha de resolverse —por lo tanto— por aplicación de
principios más generales(67). Ellos permiten afirmar que la renuncia de la parte favorecida, acarrea la
extinción de la modalidad y se estará en presencia de un acto puro y simple. La renuncia del beneficiario en
la condición resolutoria, en cambio, determinará tener por "fracasada" la condición y el acto producirá la
plenitud de sus efectos(68). No es sino el corolario de la aplicación del principio de la autodeterminación
como resultado del cual se atribuye eficacia a la voluntad del titular del interés.

La ausencia de regulación requiere establecer cuál ha de ser ahora la solución. Nosotros pensamos que el no
acaecimiento de la condición por la negativa del tercero, determina el fracaso de la condición y el acto será
puro y simple (sin la modalidad condición): es el simple corolario de la consecuencia general que genera el
no acaecimiento del hecho condicionante.
Art. 346.— Efecto.

La condición no opera retroactivamente, excepto pacto en contrario.

Efectos

La irretroactividad de las condiciones tanto suspensivas como resolutorias constituye el principio general
consagrado por el Código Civil y Comercial: produce sus efectos ex nunc, es decir, hacia el futuro.

Se establece, sin embargo, que las partes, de mutuo acuerdo, pueden apartarse de la regla, disponiendo que
la condición pueda surtir efectos retroactivamente.

Corresponde aquí hacer la observación, según la clase de negocio jurídico de que se trate. En los contratos
paritarios o discrecionales, será siempre válida la cláusula que prevea la aplicación retroactiva de los efectos
de la condición.

Sin embargo, si el contrato fuese de adhesión o de consumo, cabe señalar que no corresponderá modificar
los efectos de la norma, por implicar dicho pacto una desnaturalización de las obligaciones y, por tanto, una
cláusula abusiva, en los términos de los arts. 988 del Código y 37 de la ley 24.240 de Defensa del
Consumidor.

Art. 347.— Condición pendiente.

El titular de un derecho supeditado a condición suspensiva puede solicitar medidas conservatorias.

El adquirente de un derecho sujeto a condición resolutoria puede ejercerlo, pero la otra parte puede
solicitar, también medidas conservatorias.

En todo supuesto, mientras la condición no se haya cumplido, la parte que constituyó o transmitió un
derecho debe comportarse de acuerdo con la buena fe, de modo de no perjudicar a la contraparte.

1. Fase de pendencia (conditio pendet)

Por su misma naturaleza, el negocio condicional crea una situación jurídica interina o provisional, que puede
ser calificada como una auténtica situación de pendencia. Las partes no son todavía definitivos titulares de
los derechos creados en su favor por el negocio, toda vez que la adquisición de tales derechos depende del
cumplimiento de la condición. Ostentan, sin embargo se afirma, un derecho de naturaleza eventual para
cuya protección pueden ejercitar las acciones procedentes. Otros prefieren hablar de que la celebración del
negocio crea una expectativa de adquisición.Mas estrictamente, debe decirse, a nuestro juicio, que es
mucho más que un derecho eventual: se es titular de un derecho incorporado al patrimonio que reúne todos
los caracteres de una relación jurídica, aunque los efectos queden sujetos a la vicisitud del evento
condicionante (y aunque no pueda realizar actos tendientes a la ejecución de la titularidad o pretender su
cumplimiento)(74). Lo cierto es que se estará en presencia de un acto válido (el acto es perfecto en su
estructura constitucional), cuyos efectos principales están sujetos al acaecimiento de la condición, que actúa
como un requisito de eficacia del acto.

Mientras la condición está en suspenso, es decir, mientras no se sabe si se cumplirá o si fallará, existe
incertidumbre respecto a la eficacia que habrán de tener las relaciones y situaciones jurídicas sujetas a ella,
y esta incertidumbre se traduce en consecuencias que varían según que la condición sea suspensiva o
resolutoria.
2. Comportamiento de buena fe

Durante esta etapa, las partes del acto deberán ajustar su conducta a los postulados del principio de buena
fe. Esta norma particular no es más que un supuesto particular del principio que consagra el art. 9º.

La buena fe se erige como una regla flexible y dinámica que permite encuadrar las conductas debidas y
esperadas socialmente de las personas en sus relaciones sociales(75). Deben, por tanto, no solo abstenerse
de desplegar acciones que impliquen un perjuicio a la otra parte, sino también de desplegar deberes de
conducta de naturaleza muy variada, dependiendo en cada caso de las especiales circunstancias que rodean
a la relación jurídica, como del contexto socioeconómico y cultural en que están inmersas las partes, en un
lugar y tiempo determinado.

Este comportamiento de buena fe se impone no solo en lo que tiene de limitación o veto a una conducta
deshonesta (v. gr., no engañar, no defraudar, etc.), sino también en lo que tiene de exigencia positiva
prestando al prójimo todo aquello que exige una fraterna convivencia (v. gr., deberes de diligencia, de
esmero, de cooperación, etc.)(76).

3. Pendencia en la condición suspensiva

Mientras la condición suspensiva no se ha cumplido, el acto es válido aunque no produce todavía los efectos
jurídicos que le son propios. Existe la titularidad de una relación jurídica pero no la que se tendrá al
verificarse la condición (que también ella tiene un valor patrimonial). Existen pues, derechos y obligaciones,
que la ley no puede ignorar y que producen consecuencias jurídicas(77): ellos se transmiten a los herederos
y pueden ser objeto de traspaso(78).

Tratándose de una condición suspensiva, la protección de esos derechos tiene como principal consecuencia
la posibilidad de ejercitar las acciones procedentes para asegurar tales derechos. Se mantienen aquí los
lineamientos del art. 546 del Código Civil de Vélez Sarsfield, aunque bajo la inspiración del Anteproyecto
Gandolfi de Código Europeo de los Contratos.

El titular de un derecho supeditado a condición suspensiva puede solicitar, por tanto, medidas
conservatorias. Comprenderá todas aquellas que los jueces juzguen indispensables para la garantía del
derecho(79). Entre dichos actos conservatorios, la doctrina menciona a título de ejemplo los siguientes: la
obtención y registración de cualquiera de las medidas cautelares estatuidas en los códigos de forma de cada
jurisdicción; la reinscripción de hipotecas; la separación de patrimonios por parte del acreedor condicional
del causante; la interrupción de la prescripción adquisitiva; la partición judicial entre los herederos del
acreedor condicional; la acción subrogatoria, siempre y cuando se merite que dicha acción tiene carácter
meramente conservatorio del patrimonio del deudor; la de simulación, si se reúnen los recaudos para su
procedencia; el reconocimiento de firma; la verificación de un crédito dentro del proceso concursal; la
protocolización de un instrumento en el cual consta la deuda sujeta a condición; el embargo, siempre que el
acreedor demuestre sumariamente que el deudor trata de enajenar, ocultar o transportar sus bienes, o que
justifique del mismo modo que por cualquier causa ha disminuido notablemente la solvencia del deudor,
después de contraída la obligación;.

4. Pendencia de la condición resolutoria

Si la condición es resolutoria, el negocio en estado de pendencia produce sus efectos propios, como si fuese
puro(82).
Esta condición no afecta la validez ni la eficacia de acto; solamente existe incertidumbre respecto a su
extinción, pues no se sabe si subsistirá o si dejará de existir por el cumplimiento de la condición.

Como la obligación sujeta a condición resolutoria nace y produce efectos como si no estuviera sujeta a
modalidad alguna, es decir, como si se tratara de obligación pura y simple, se deduce que la condición
resolutoria no produce efecto alguno mientras se encuentre pendiente.

El adquirente de un derecho sujeto a condición resolutoria puede ejercerlo, pero la otra parte puede
solicitar también medidas conservatorias. Serán, pues, análogas a las que refiriéramos en el apartado
anterior.

Art. 348.— Cumplimiento de la condición suspensiva y resolutoria.

El cumplimiento de la condición obliga a las partes a entregarse o restituirse, recíprocamente, las


prestaciones convenidas, aplicándose los efectos correspondientes a la naturaleza del acto concertado, a sus
fines y objeto.

Si se hubiese determinado el efecto retroactivo de la condición, el cumplimiento de ésta obliga a la entrega


recíproca de lo que a las partes habría correspondido al tiempo de la celebración del acto. No obstante,
subsisten los actos de administración y los frutos quedan a favor de la parte que los ha percibido.

1. Cumplimiento de la condición

Cuando el hecho condicionante se realiza, concluye la fase de pendencia y el negocio deviene eficaz o
ineficaz, según que la condición sea suspensiva o resolutoria.

Respecto a la forma como deben cumplirse las condiciones, se debe tener en cuenta la intención de los
interesados y se presumirá que el modo más racional de cumplirla es el que han entendido las partes.

2. Efectos de la condición cumplida

El cumplimiento de la condición obliga a las partes a entregarse o restituirse, recíprocamente, las


prestaciones convenidas. Al efecto, deberán tenerse presente los efectos correspondientes a la naturaleza
del acto concertado, a sus fines y objeto.

En el supuesto en que se hubiese determinado el efecto retroactivo de la condición, el cumplimiento de ésta


obliga a la entrega recíproca de lo que a las partes habría correspondido al tiempo de la celebración del
acto. No obstante, se dispone que subsisten los actos de administración y los frutos quedan a favor de la
parte que los ha percibido.

En relación al cumplimiento del hecho condicionante, corresponde distinguir los casos de la condición
suspensiva y resolutoria.

a) Si la condición es suspensiva, su cumplimiento produce la consolidación del acto y la plenitud de los


efectos hasta entonces en estado de pendencia. Pueden mencionarse algunos de los efectos:

i) Debe darse cumplimiento a la entrega o restitución de las prestaciones convenidas, acorde, como se dijo,
a la "naturaleza del acto concertado, a sus fines u objeto".
ii) Adquieren eficacia definitiva los actos conservatorios y de administración efectuados durante la fase o
período de pendencia(83). Alguna cuestión suscita la existencia de actos de administración celebrados con
terceros de buena fe que perjudiquen al acreedor y plantean el interrogante sobre un derecho a reclamar el
daño causado. Aun admitiendo su validez —lo contrario supondría prácticamente congelar el bien de que se
trate— la respuesta debe ser afirmativa atendiendo a que, como regla, la condición no opera
retroactivamente(84).

v) Los frutos percibidos le corresponden al deudor. Los devengados en cambio, le pertenecen al acreedor:
no es razonable colocar al acreedor condicional en peor situación que uno puro y simple (arg. art. 754). No
existiendo normas específicas acerca de los aumentos y mejoras naturales producidos durante el período de
pendencia, hay que entender que le corresponden al obligado a la entrega quien —por aplicación de las
reglas en materia de obligaciones de dar (art. 752)— puede exigir al acreedor el mayor valor y si éste no lo
acepta, la obligación queda extinguida, con las consiguientes consecuencias en las obligaciones correlativas.

b) Si la condición es resolutoria, el evento de la condición resolutoria extingue los efectos del acto, o sea que
paraliza su eficacia futura. Pueden enunciarse los siguientes efectos:

i) Si una cosa ha sido entregada al acreedor, éste debe restituirla al deudor. Si fuese un contrato bilateral,
también corresponde que se restituya la contraprestación. Si se trata de hechos o servicios prestados, se
compensa recíprocamente el hecho cumplido con la parte proporcional correspondiente del precio. Lo
contrario implica un enriquecimiento sin causa(85). Si la prestación no fue realizada, el acreedor pierde,
definitivamente, el derecho a exigirla.

ii) Tratándose de una cosa registrable, la revocación del dominio, como regla, tiene efecto retroactivo,
excepto que lo contrario surja del título de adquisición o de la ley (art. 1967)(86). Si se tratare de cosas no
registrables, la revocación no tiene efecto respecto de terceros sino en cuanto ellos, en razón de su mala fe

Art. 349.— No cumplimiento de la condición suspensiva.

Si el acto celebrado bajo condición suspensiva se hubiese ejecutado antes del cumplimiento de la condición,
y ésta no se cumple, debe restituirse el objeto con sus accesorios pero no los frutos percibidos.

1. Condición fallida

La condición está fallida:

a) Cuando llega a establecerse que el hecho positivo que la constituye no se realizará. Por ejemplo, el barco
que debía llegar al puerto de Buenos Aires no llegará porque tuvo fallas mecánicas.

b) Cuando se realiza el hecho positivo contrario a la condición negativa. Por ejemplo, cuando se celebra un
contrato que se había prohibido.

c) Cuando ha expirado el término dentro del cual el hecho positivo ha debido realizarse y no se ha realizado,
como si el barco llega después de la fecha fijada como término máximo para el cumplimiento de la
condición.

2. Condición suspensiva fallida

Si la condición es suspensiva y falla, han de distinguirse los efectos, según que la cosa haya sido o no
entregada al acreedor.
a) Cosa entregada al acreedor

i) Si el acto celebrado bajo condición suspensiva se hubiese ejecutado antes del cumplimiento de la
condición, y ésta no se cumple, "debe restituirse el objeto con sus accesorios". Si el deudor ha pagado,
puede repetir lo pagado; si se han adoptado medidas conservatorias, también éstas caducan. Además de los
accesorios del objeto, deben también restituirse sus aumentos naturales(89).

Sin embargo, los frutos percibidos no pueden ser exigidos(90): se rompe así el criterio general en la materia.
No ocurre así, por exclusión, con los pendientes, que deben ser reintegrados al deudor(91). Estos postulados
se corresponden con la regla general de la irretroactividad a la que parece habérsele dado primacía sobre la
circunstancia que el acreedor no tiene título alguno que permita justificar la retención de los frutos(92).

ii) En el caso de las obligaciones de hacer sujetas a una condición suspensiva frustrada, se ha sostenido que
nada impide que el acreedor cobre los servicios prestados, calculando el importe del precio de manera
proporcional a lo que hubiera sido de utilidad para la otra parte, toda vez que de no reconocerse ese
derecho, se estaría en presencia de un enriquecimiento sin causa(93).

b) Cosa no entregada

Cesan las las obligaciones de las partes a entregarse o restituirse recíprocamente las prestaciones
convenidas —también los frutos— y se extingue el derecho del acreedor a exigirlas.

Sección 2ª - Plazo

Art. 350.— Especies.

La exigibilidad o la extinción de un acto jurídico pueden quedar diferidas al vencimiento de un plazo.

Plazo, Concepto. El artículo y las especies de plazo

En una aproximación inicial, puede decirse que el plazo es una modalidad del acto jurídico que posterga o
limita temporalmente sus efectos(103). En el primer caso, se está en presencia de un plazo suspensivo: los
efectos de la relación jurídica recién advendrán con el acaecimiento del término. En el segundo — plazo
resolutorio (o extintivo o final)— los efectos de la relación jurídica que hasta entonces producían sus efectos
normales, cesan por el acaecimiento del término.

Esta caracterización pone el acento en su incidencia en el aspecto funcional del acto y descarta que lo sea en
el estructural: la modalidad plazo incide en los efectos del acto jurídico o, si se quiere —para emplear la
terminología del art. 250— posterga o pone una limitación temporal a las relaciones o situaciones jurídicas
resultantes del acto.

Ese modo de entender la modalidad plazo —apuntando a su incidencia en los efectos del acto— es general
en los autores. A título ejemplificativo se pueden citar algunas definiciones: así, se considera que es el
momento en que comienza o acaba la eficacia del negocio(104); o es el postergar o diferir en el tiempo la
realización práctica del negocio (sus efectos) haciéndolos iniciar o finalizar a partir de un hecho que
necesariamente ocurrirá(105), o es el elemento accidental que posterga y pone una limitación temporal a su
ejecución(106) o, también, el elemento que posterga o pone una limitación temporal a su eficacia(107);
asimismo, la cláusula en virtud de la cual se difieren o se limitan en el tiempo los efectos de un acto
jurídico(108); en fin, es el elemento en virtud del cual los efectos del acto jurídico se difieren o limitan en el
tiempo(109).
Otros autores apuntan al ejercicio de los derechos y lo consideran el lapso de tiempo que media entre la
celebración del acto y el acaecimiento de un hecho futuro y necesario al cual está subordinado el ejercicio o
la extinción de un derecho(110) o, viendo el tema desde la obligación del deudor, que una obligación es a
plazo cuando su exigibilidad depende del acaecimiento de un hecho futuro que ocurrirá fatal y
necesariamente(111). Se ha visto, sin embargo, que los efectos jurídicos adscriptos a un determinado
supuesto de hecho son variadísimos y no se circunscriben a los derechos u obligaciones (infra, comentario al
art. 257). De cualquier modo, también estas caracterizaciones apuntan al aspecto funcional del acto —a sus
efectos— y no a su estructura.

Como se podrá advertir, la noción debe centralizarse —como corresponde— en los efectos del acto. Así, el
plazo resolutorio no extingue el acto jurídico, sino sus efectos, e incluso, en ocasiones, solo algunos de ellos
(v. gr., en un contrato bilateral, la extinción de la relación jurídica sujeta a un plazo extintivo de una de las
partes del acto y no las de la otra parte, cuyo cumplimiento está sujeto a un plazo suspensivo)(112).

Precisado que el plazo incide sobre los efectos del acto y ampliando la noción inicial, puede decirse que el
plazo es aquella modalidad del acto jurídico que posterga o limita temporalmente sus efectos a una fecha o
acontecimiento futuro que necesariamente ocurrirá.

4. Plazo y término

Se suele utilizar ambas palabras como sinónimas(115). No obstante, se señalan ciertas sutiles diferencias
entre ambas.

Así, se afirma que en sentido estricto la expresión "término" debe utilizarse para designar a un único
momento temporal individualizado en tanto que el plazo se refiere a un conjunto de unidades
temporales(116). Trasladando esa idea al plazo suspensivo, se puede decir que el "plazo" es el lapso de
tiempo en que quedan postergados los efectos del acto, mientras que "término" es el momento en que ellos
comienzan a producirse.

En un paso más, se piensa que debe distinguirse entre plazo, límite y término. Plazo sería una pluralidad de
unidades temporales ubicadas entre dos límites, uno inicial y otro final; "límite" sería un instante, un todo
indivisible, que establece el inicio y el fin de un plazo; y por último, que "término" serían veinticuatro horas
que constituyen un día, y, por tanto un concepto intermedio entre plazo y límite, dado que es un conjunto
de unidades temporales, ergo, divisibles, pero que a los fines del derecho son tratados como un instante
único(117). Así, puede darse como ejemplo, que el día primero de enero se pacta que una obligación se
pagará a los diez días de esa fecha. Dejando de lado el día 1º, porque el día en que nació la obligación no se
cuenta, el "plazo es el intervalo que corre entre las 0 horas del día 2 de enero y las 24 horas del día 11; las
dichas horas 0 (del día 2) y 24 (del día 11) son los "límites", inicial y final respectivamente; en tanto que los
"términos" son los días 2, el inicial y 11, el final(118).

5. Caracteres

El plazo se caracteriza por ser un hecho:

a) Futuro, se refiere a un hecho que ha de producirse con posterioridad a la celebración del acto jurídico; es
una particularidad que es común al plazo y a la condición (sobre esta última, sin embargo, ver supra,
comentario al art. 343).
b) Cierto, alude a una fecha, época o acontecimiento que necesariamente se producirá; la "fatalidad" de la
ocurrencia lo diferencia de la condición, que es esencialmente contingente.

c) De efectos ex nunc, sus efectos operan hacia el futuro, no actuando de manera retroactiva.

6. Efectos del plazo suspensivo

Es distinta la situación de las partes del acto jurídico durante la pendencia del término y después de su
vencimiento.

a) Pendiente el plazo

En esa situación, los efectos del acto se encuentran en una situación de pendencia, con las siguientes
consecuencias:

a.1) No exigibilidad de los efectos

El acreedor, salvo que el plazo estuviera concedido a su favor exclusivo, no puede ejercer una acción
tendiente al cumplimiento.

Una salvedad puede encontrarse en aquellos casos en que el acreedor a plazo puede promover una acción
judicial que disponga el cumplimiento a partir del momento del acaecimiento del plazo. Son el tipo de
acciones que persiguen una condena de futuro, admitidas en los ordenamientos procesales en materia de
locación de inmuebles a fin de obtener la restitución del bien vencido el término de la locación (art.
688Código Procesal Civil y Comercial de la Nación; art. 677 Código Procesal de la Provincia de Buenos Aires).

a.2) Relaciones jurídicas obligacionales insusceptibles de compensación legal

Tratándose de obligaciones recíprocas, si una de ellas o ambas son a plazo, no es susceptible de


compensación legal (art. 923, inc. c]).

a.3) Medidas conservatorias

Aunque no hay norma expresa en el Código que conceda al acreedor a plazo la facultad de iniciar acciones
judiciales conservatorias para resguardar la intangibilidad de sus intereses —contrariamente a lo que sucede
en materia de condiciones (art. 347)— no debe dudarse en reconocérselas. Idéntica situación se planteaba
en el Código Civil derogado y tampoco se dudaba de la solución: si el acreedor condicional cuyo derecho es
incierto goza de esa facultad, con mayor razón ha de tenerla el acreedor a término, cuyo derecho solo se
encuentra diferido en su exigibilidad(119).

Las clases de medidas conservatorias de que dispone el acreedor, son las que tiene el acreedor condicional,
en razón de ello corresponde remitirse al comentario al art. 346.

a.4) Transmisibilidad del acto o de sus efectos

Los efectos del acto jurídico sujetos a plazo son, como regla, transmisibles por actos entre vivos y por causa
de muerte(120).

a.5) Curso de la prescripción


La acción no se encuentra expedita hasta el vencimiento del plazo, de modo que hasta entonces no corre la
prescripción liberatoria (art. 2554).

7. Efectos del plazo resolutorio

a) Pendiente el plazo

A la inversa del plazo suspensivo, en el resolutorio las partes están facultadas para reclamar judicialmente
sus derechos. Es obvio, por ello, que también les asiste el derecho de ejercitar acciones conservatorias(121).

b) Vencido el plazo

Ocurrida la extinción del plazo, cesan los efectos del acto: ellos actúan ex nunc, es decir, cesan desde el
acaecimiento del término, no afectando los efectos acaecidos mientras estaba vigente el plazo.

Asimismo, a partir de este momento, empiezan a correr los plazos de prescripción (art. 2554).

8. Comparación con la condición y con el cargo

En el comentario al art. 343 —al que se remite— se han señalado las diferencias entre "condición" y "plazo".
Aquí se consideran las diferencias del plazo con el cargo: mientras en el primero se postergan o extinguen
los efectos del negocio de manera que las partes quieren sus efectos típicos, en el cargo se quieren los
efectos propios del acto celebrado más el nuevo efecto consistente en la imposición o cargo a uno de los
interesados. Como se verá (comentario al art. 354), se perfilan en el negocio con cargo dos declaraciones
negociales distintas: una principal, que persigue los efectos típicos del negocio, y otra paralela y accesoria,
que pretende sobre la base de los efectos típicos, la imposición de la carga(122).

9. Clasificación de los plazos

El Código Civil y Comercial, a diferencia del de Vélez Sarsfield, no aborda la cuestión de la clasificación de los
plazos (con excepción del inicial y final a que se refiere el artículo que se comenta). En los Fundamentos de
la Comisión, se dice: "Siguiéndose en esta materia al Proyecto de 1993 (PEN) (art. 569) y al Proyecto de 1998
(art. 346), se ha preferido no ingresar en la caracterización de las diferentes especies de plazos, más afín a la
labor de la doctrina. Sin perjuicio de ello, será menester tratar de sus efectos en ocasión del régimen de la
mora y de las normas relativas al tiempo de pago de las obligaciones, entre otros ámbitos".

En rigor, como se ha afirmado, las clasificaciones no son ni verdaderas ni falsas: son serviciales o
inútiles(123). En ese entendimiento, se considera necesario —desde el punto de vista doctrinario y por la
diversidad de régimen que conllevan —enunciar algunas clases de plazos.

a) Plazo inicial(o suspensivo) - plazo final

Es la que intenta caracterizar el artículo que se comenta. En el núm. 3 se han señalado las observaciones que
sugiere el texto legal y desarrollado el significado que atribuimos a estas dos especies de plazos.

b) Plazo cierto - plazo incierto

El plazo será cierto cuando se conoce de antemano el momento en que sucederá: lo es cuando se ha fijado
un determinado día (3 de noviembre de 2014) u otra fecha precisa señalada por un acontecimiento (el
próximo feriado nacional, o el próximo Jueves Santo, o el día de la culminación del próximo ayuno de
Ramadán) o un cierto lapso de tiempo desde la celebración del acto (noventa días). Como se ha señalado, es
"cierto" si puede ser determinado astronómicamente, es decir, cuando basta con recurrir al calendario para
saber cuándo llegará el término(125).

Es incierto el que está fijado en relación a un acontecimiento que necesaria y fatalmente ocurrirá, aunque su
momento exacto de producción —sin embargo— no se puede establecer de antemano (se sabe que ocurrirá
pero no cuándo). Son casos como el de la próxima lluvia en un lugar geográfico determinado o el del
fallecimiento de una cierta persona.

A propósito de lo expuesto, es oportuno tener presente que la "fatalidad" de la ocurrencia del hecho es de la
esencia del plazo. Por tanto, se entenderá que hay plazo y no condición siempre que el hecho futuro fuese
necesario aunque sea incierto, y se entenderá que hay condición y no plazo, cuando el hecho futuro fuere
incierto(126). Es perceptible la cierta equivocidad del término: en el plazo, lo incierto no se vincula con la
incertidumbre acerca de si el hecho ocurrirá o no, sino con la oportunidad en que necesariamente se
producirá.

c) Plazo determinado - plazo indeterminado

Es una clasificación de relevante importancia para establecer el régimen de la mora. Su deslinde preciso es
materia de controversias.

El plazo es determinado cuando ha sido "establecido" por las partes, por la ley o por una decisión judicial. En
ese orden, tan determinado es el plazo cierto como el incierto pues en ambos casos se ha precisado el hecho
que lo configura, de ahí que ambos sean subespecies del plazo determinado(127).

En el plazo indeterminado, en cambio, no se ha llegado a precisar la fecha, época o acontecimiento —ni de


modo expreso ni tácito— aunque resulta indudable que las partes han entendido sujetar los efectos del acto
a esa modalidad (de otro modo, se estaría en presencia de un acto sin la modalidad plazo), quedando
diferida la fijación del momento a ulteriores circunstancias.

El plazo indeterminado está identificado por circunstancias que las partes dejan en una especie de
penumbra momentánea. Son situaciones en que resulta indudable que han entendido supeditar los efectos
a un plazo, aunque no han llegado a establecerlo. Cuando el término es indeterminado y su origen es
contractual, su fijación por el juez implica la integración del contrato(132).

d) Plazo esencial - plazo accidental

El plazo será esencial cuando el tiempo que se estableció para la exigibilidad o extinción de los efectos del
acto jurídico es determinante para satisfacer el interés del acreedor. El cumplimiento tardío no satisface el
interés del acreedor así que solo es posible o útil hacerlo en el tiempo designado. Son los casos de la
orquesta contratada para la noche del casamiento o la del remise contratado para conducir una persona al
aeropuerto que debe viajar en avión en una fecha y horario determinado o el de la entrega del traje de
novia la mañana del casamiento. Se está en presencia de un incumplimiento absoluto.

Por el contrario, el plazo será no esencial o accidental cuando el cumplimiento tardío todavía satisface el
interés del acreedor. Es factible el cumplimiento tardío de la obligación luego del acaecimiento de la mora
aunque con el deber de resarcir los daños moratorios.

e) Plazo expreso - plazo tácito


La distinta manera en que se manifiesta la voluntad, determina que se esté en presencia de un plazo expreso
o de uno tácito(135).

El plazo expreso es aquel que se ha identificado explícitamente en el acto jurídico.

El plazo será tácito cuando sin estar expresamente establecido, se lo pueda establecer con certidumbre
(argumento art. 264) de la naturaleza y demás circunstancias del acto. Hay que entender que, a esos fines,
también adquieren relevancia los usos y costumbres y la buena fe (argumento art. 887, inc. a]). Ello ocurrirá
cuando, habiéndose realizado comportamientos ajenos al lenguaje convencional —en sí neutros y equívocos
— su significado (la fijación de un plazo) puede extraerse —según reglas de experiencia y de conexión
empírica reales— uniéndolos a otras circunstancias anteriores y concomitantes. También, cuando
habiéndose empleado el lenguaje convencional (verbal, escrito o por signos inequívocos), la declaración
tiene otros fines pero permite deducir, además, otra voluntad negocial (la fijación de un plazo).

Así, la recepción por el acreedor de intereses adelantados en un préstamo de dinero supone haber
extendido el plazo hasta el vencimiento del período cubierto por los intereses. También, aunque no se haya
fijado un tiempo de entrega en el contrato de transporte, éste será el del tiempo necesario para transportar
la cosa hasta el lugar acordado(136).

Los mencionados son ejemplos de plazo tácito determinado. Ahora bien, las partes pueden haber acordado
de modo tácito (o indirecto) sujetarse a la modalidad plazo —desechando no sujetar los efectos del acto a
esta modalidad— sin haber llegado a fijar un acontecimiento futuro y necesario. En ese caso, habrá de
decirse que acordaron tácitamente postergar o extinguir los efectos del acto a un plazo que, sin embargo, no
llegaron a determinar.

Correlacionando lo aquí expuesto con lo que se dice en c), puede concluirse que hay plazo "determinado"
cuando se lo establece de modo expreso o tácito, fijando un termino cierto o incierto y que habrá plazo
indeterminado cuando de modo expreso o tácito se entendió sujetar la postergación o extinción de los
efectos del acto a la modalidad del plazo aunque sin haber llegado a establecer la fecha o el acontecimiento.

Una cuestión distinta a la mencionada es dilucidar los difíciles problemas que suscita en la práctica
encuadrar determinadas situaciones como de plazo determinado tácito o de plazo indeterminado. En ambos
casos, las partes han entendido sujetarse a la modalidad plazo, aunque sin haberlo establecido
expresamente (en la última especie tampoco tácitamente). Esa particularidad requerirá evaluar si la
existencia del plazo —cierto o incierto— puede inferirse de una manera tácita o no. Solo en el caso en que la
indagación sea negativa, podrá decirse que el plazo es indeterminado.

Es de señalar la importancia del tema: si hay controversia entre las partes, será el juez quien deberá
dilucidar las diferencias. Si concluye en que hubo plazo determinado tácito, "declarará" cuándo se produjo
(sin que deba fijarlo). Si considerara, en cambio, que el plazo era indeterminado, deberá fijarlo. La diversidad
de consecuencias en materia de mora es significativa (infra, comentario al art. 887).

f) Plazo convencional - plazo legal - plazo judicial

Respecto a la fuente del plazo, puede ser convencional, legal o judicial.

Es convencional cuando surge de modo expreso o tácito de la voluntad de la parte o las partes del acto, sea
porque lo fijan directamente o porque disponen que lo haga un tercero. En el caso de los actos jurídicos
bilaterales, puede surgir de la libre negociación de ambas partes o de la imposición de condiciones de la
parte fuerte a la más débil, como en los contratos de adhesión.

La regla general es la libertad en la fijación de los plazos y ello es el corolario de la vigencia del principio de la
autonomía de la voluntad. En ocasiones, sin embargo, la ley establece límites a la autonomía fijando plazos
mínimos (art. 1198) o máximos (art. 1197) a través de normas imperativas.

El plazo legal es el que surge del ordenamiento jurídico positivo(140). En ocasiones, como se dijo, actúa
como límite máximo o mínimo al principio de la autonomía de la voluntad teniendo la naturaleza de normas
imperativas. A veces, la ley lo fija postergando o extinguiendo los efectos de un acto (arts. 1088, inc. c],
1197, 1198), en ocasiones con carácter imperativo y en otras con carácter supletorio admitiendo el pacto en
contrario.

El plazo es judicial cuando es el juez el que lo establece. Típicamente, en las obligaciones de plazo
indeterminado (art. 887). En ocasiones, la ley establece límites a esa libertad a través de normas
imperativas.

Finalmente, el plazo es judicial cuando es determinado por el juez en el marco de un proceso judicial.

g) Plazo indefinido

Una situación particular la comprenden los actos jurídicos de plazo indefinido. En dicha denominación
encuadramos a aquellos negocios jurídicos en los que se establece una fecha de inicio de la relación jurídica
pero no se determina su fecha de finalización.

Dicha cuestión encuentra una especial importancia en los llamados "contratos de duración". Los contratos
de duración son aquellos en los que hace a su "esencia" la prolongación de su ejecución en el tiempo, sea
continuada o periódica(141).

Se ha sostenido que la falta de fijación de un plazo de vigencia en los contratos de duración, no puede
interpretarse como la voluntad de las partes de extender eternamente su vínculo contractual, ya que una
interpretación en tal sentido importaría aceptar la vulneración del ejercicio de autonomía de la voluntad.
Por lo tanto, en estos casos, la rescisión unilateral es un elemento esencial en los contratos de
duración(142).

Así lo ha entendido la Corte Suprema de Justicia de la Nación al entender que "en el caso de falta de plazo
expreso convenido para la ejecución del contrato, la buena fe como regla de interpretación no debe
conducir a pensar en la duración indefinida, sino que dicho principio impone que las obligaciones deban
cumplirse y el contrato concluir en el tiempo que las partes razonablemente pudieron entender obrando con
cuidado y previsión (...) Al no haber pactado las partes un plazo de duración para la contratación, la
posibilidad de denuncia en cualquier tiempo por cualquiera de las partes no solo no es abusiva, ni contraría
las reglas morales, sino que se muestra como la consecuencia lógica de esta especie de negocio jurídico,
máxime cuando dicha posibilidad fue expresamente prevista por los contratantes"(143).

Respecto de la rescisión, no sería razonable establecer el mismo criterio para los contratos paritarios que
para los de adhesión y/o de consumo. Así, por ejemplo, la ley 26.682 de Medicina Prepaga, en su art. 9º
dispone la facultad del usuario para ejercerla sin causa y en cualquier momento, pero prohíbe dicha
estipulación para las empresas de medicina prepaga. Análogo criterio adopta la ley 25.065 de Tarjeta de
Crédito (art. 11, inc. b] y 14, inc. f]).
10. Plazo extintivo y tácita reconducción

El señalado efecto extintivo de plazo resolutorio puede en ciertas ocasiones cesar: la relación jurídica
"renace" al vencimiento en razón de la tácita reconducción acordada por las partes. Tal sucederá,
comúnmente, cuando se convenga que los efectos del acto jurídico se entenderán automáticamente
renovados si alguna de las partes no manifiesta su voluntad de darlos por concluidos.

Si las partes han previsto el nuevo término, será ése el nuevo plazo extintivo y si no, se estará en presencia
de una relación jurídica de duración indefinida (supra número anterior). En determinadas circunstancias —
como cuando se trata de contratos de consumo o por adhesión— la tácita reconducción puede haberse
previsto sin que una de las partes —la no predisponente— le haya prestado la debida atención.

En previsión de esa circunstancia, en nuestro país, la ley 25.065, luego de contemplar la validez de la
prórroga automática del contrato de tarjetas de crédito, consagra la facultad del usuario de dejarla sin
efecto comunicando su decisión con treinta días de antelación. El emisor debe notificar al titular en los tres
últimos resúmenes anteriores al vencimiento de la relación contractual, la fecha en que opera el mismo (art.
10)(145).

También en materia de locación el art. 1218 dispone que "si vence el plazo convenido o el plazo mínimo
legal en ausencia de convención, y el locatario continúa en la tenencia de la cosa, no hay tácita
reconducción, sino la continuación de la locación en los mismos términos contratados, hasta que cualquiera
de las partes dé por concluido el contrato mediante comunicación fehaciente".

11. Cláusulas de dudoso significado

Ciertas cláusulas de uso frecuente en la práctica negocial suscitan dudas acerca de si han de considerarse
plazo determinado tácito o indeterminado. Aún antes que ello, si son plazo o condición y si lo primero, cuál
de sus especies.

También se ha sostenido que dichas cláusulas requieren términos sacramentales y que sus principios son
aplicables a situaciones similares aunque no iguales, como cuando se alude a un hecho que ha de brindar al
deudor los fondos necesarios, v. gr.: "cuando venda tal terreno", "cuando cobre tal crédito"(150).

Otro punto de vista ponía el acento en la arbitrariedad que suponía considerar que el juez debía fijar el plazo
prescindiendo de la prueba del mejoramiento patrimonial. Concluía que estas cláusulas importaban un plazo
indeterminado, que debía fijar el juez previa prueba del mejoramiento de fortuna; si el deudor fallecía o caía
en falencia, la obligación se transformaba en pura y simple porque la cláusula era una ventaja concedida a la
persona del deudor que no debía reconocerse a los sucesores(151). El Código Civil y Comercial da solución
expresa a aquellas incertidumbres y recepta expresamente el último de los criterios mencionados (infra,
comentario a los arts. 889 a 891).

También era motivo de opiniones disímiles —esta vez para establecer si eran plazos tácitos o plazos
indeterminados— cláusulas tales como que la escritura se otorgaría "tan pronto como sea posible"(152)o la
escritura a otorgarse ante el escribano del Banco Hipotecario Nacional "cuando esta entidad lo
indique"(153); o en el caso de un inmueble prometido en venta "que se escriturará a los 45 días a contar de
la firma de un boleto de compraventa que aún no se concretó"(154); o se escriturará "cuando se despachen
los certificados respectivos" o cláusulas similares(155); o con los "fondos que se obtengan de juicios en
trámite"(156); o la provincia demandada que se obliga a pagar "cuando los recursos del erario lo
permitan"(157); o mediante la cláusula "tan pronto como sea posible"; o "despachado por la DGI, el
certificado único correspondiente"(158); o la escrituración "a la obtención del certificado final de
obra"(159)o "cuando perciban los fondos de una sucesión"(160); o la cláusula "una vez que estuvieren
terminadas las sucesiones"(161)o la "escrituración de inmediato"(162); o cuando no se establece en qué
momento se escriturará, y ello es diferido indefinidamente(163).

Encuadrados algunos de esos supuestos como de plazo indeterminado(164)es manifiesto, sin embargo, que
ellos no hacen sino conceder un plazo razonable para cumplir las tramitaciones (el necesario para realizarlos
con una normal diligencia) configurándose un plazo determinado tácito. Si quien tiene a su cargo las
tramitaciones ha sido negligente, el plazo debe reputarse cumplido y el actor podrá constituirlo en mora sin
necesidad de pedir la previa fijación judicial del plazo(165).

12. Cómputo del plazo

El plazo se debe computar de acuerdo a las normas generales del art. 6º del Código Civil y Comercial; esto
es, que "el día es el intervalo que corre de medianoche a medianoche. En los plazos fijados en días, a contar
de uno determinado, queda éste, excluido del cómputo, el cual debe empezar al siguiente. Los plazos de
meses, o años se computan de fecha a fecha. Cuando en el mes del vencimiento no hubiera día equivalente
al inicial del cómputo, se entiende que el plazo expira el último día de ese mes. Los plazos vencen a la hora
veinticuatro (24) del día del vencimiento respectivo. El cómputo civil de los plazos es de días completos y
continuos, y no se excluyen los días inhábiles o no laborables. En los plazos fijados en horas, a contar desde
una hora determinada, queda ésta excluida del cómputo, el cual debe empezar desde la hora siguiente. Las
leyes o las partes pueden disponer que el cómputo se efectúe de otro modo".

Nada obsta a que las partes, en virtud del principio de autonomía de la voluntad, determinen otra forma de
computar los plazos; por ejemplo, excluyendo días inhábiles administrativos o bancarios, días de precepto
religioso o el período de feria judicial.

En el caso del plazo incierto, vence a las veinticuatro horas del día en que ocurrió el acontecimiento futuro y
cierto. En el ejemplo "te pagaré cuando llueva en Buenos Aires", vence el día en que llovió, a las 24. En el
plazo indeterminado, vence a las 24 del día que fijó el juez, o el último del plazo fijado por el juez(167).

13. Actos jurídicos que pueden someterse a plazo

En principio, todos los actos jurídicos pueden someterse a plazo, principalmente en el orden patrimonial.
Excepcionalmente, ello no será posible. Tal distinción, sostiene Albaladejo, puede proceder de su propia
naturaleza o de disposición de la ley. Sostiene dicho autor que, normalmente, los negocios que no admiten
condición tampoco pueden realizarse a término(168).

En general, las excepciones son ubicables en los sectores del derecho de familia y el derecho sucesorio; por
ejemplo, no pueden someterse a plazo el matrimonio, el reconocimiento de filiación, la aceptación y el
repudio de herencia, etc.

Art. 351.— Beneficiario del plazo.

El plazo se presume establecido en beneficio del obligado a cumplir o a restituir a su vencimiento, a no ser
que, por la naturaleza del acto, o por otras circunstancias, resulte que ha sido previsto a favor del acreedor o
de ambas partes.

Beneficiario del plazo


Se ha pensado que el problema de determinar a favor de quién se establece el plazo tendría un interés más
bien teórico(169). Sin embargo, un análisis adecuado permite advertir su importancia(170).

El beneficiario del plazo es el deudor. Se sigue del nuevo criterio que el acreedor no puede, en principio,
reclamar el cumplimiento antes del plazo y que el deudor puede pagar anticipadamente al vencimiento del
plazo. En este último caso es —en principio— indiferente que el acreedor esté o no en condiciones de recibir
el pago (v. gr., dos toneladas de trigo que se debían entregar el 30 de noviembre, sin que el acreedor haya
dispuesto el silo donde alojarlo). La afirmación puede aceptarse siempre que la facultad no la ejerza el
obligado abusivamente (art. 10): tal sucedería, por ejemplo, cuando la sorpresiva intimación a recibir
inmediatamente lo adeudado es incompatible con el término que el acreedor requiere para implementar el
procedimiento necesario para recibir la prestación.

El beneficio del plazo a favor del deudor funciona a título de presunción. Va de suyo que ella actúa cuando
las partes —con fundamento en el principio de la autonomía privada— no han acordado de modo expreso o
tácito una solución distinta. La presunción queda desvirtuada cuando, por la naturaleza del acto o por otras
circunstancias, resulte que el plazo fue establecido a favor del acreedor o de ambas partes.

En los contratos de adhesión, se deberá tener presente la regla interpretatio contra stipulatorem (art. 987)
que por sí sola o unida a alguna otra circunstancia, permita concluir que el plazo fue fijado a favor del
acreedor adherente o, en todo caso, a favor de ambas partes. Parecidas consideraciones cabe formular en
las relaciones de consumo: a la hora de evaluar quién es el beneficiario del plazo, se deberá tener presente
la situación de debilidad y vulnerabilidad estructural en que se encuentran situados los consumidores frente
a los proveedores de bienes y servicios en el mercado y la necesaria aplicación de los principios del derecho
del consumidor, en particular, el principio protectorio y su regla in dubio pro consumidor(175). Asimismo,
deberá tenerse presente en el supuesto particular de prestación de servicios, la prescripción del art. 19 de la
ley 24.240 de Defensa del Consumidor, en cuanto prescribe que "quienes presten servicios de cualquier
naturaleza están obligados a respetar los términos, plazos, condiciones, modalidades, reservas y demás
circunstancias conforme a las cuales hayan sido ofrecidos, publicitados o convenidos".

Art. 352.— Pago anticipado.

El obligado que cumple o restituye antes del plazo no puede repetir lo pagado.

Pago anticipado

El artículo que se considera —con una leve variante de redacción(176)— reproduce el criterio que en
materia de pago anticipado establecía el art. 571 del Código Civil de Vélez Sarsfield, según la redacción de la
ley 17.711(177). La modificación buscó superar la contradicción que la redacción originaria tenía con el art.
791, inc. 1º del mismo Código: mientras que el primer texto establecía como regla el criterio de la
irrepetibilidad, aunque con la excepción de que el plazo hubiera sido hecho con ignorancia del plazo —en
que admitía la repetición—, el segundo artículo establecía que no había error esencial ni se podía repetir lo
pagado cuando la obligación fuera a plazo y el deudor "pagase antes del vencimiento...".

En el sistema derogado luego de la ley 17.711, por lo tanto —correlacionando el nuevo texto del art. 571 con
lo que preveía el art. 791, inc. 1º— resultaba que el deudor que había pagado antes de la expiración del
plazo, carecía de la facultad para reclamar la devolución, sea que lo hubiera hecho a sabiendas o por ignorar
la ocurrencia del plazo.
La particularidad del Código Civil y Comercial es que no se reitera una norma equivalente al anterior art. 791,
inc. 1º: no se contempla la irrepetibilidad del pago en los casos de error del deudor que ha pagado antes del
vencimiento. En los términos citados, debe entenderse que el artículo que se comenta tiene un significado
distinto al que se le atribuía al similar texto del art. 571 en su correlación con el 791. Ahora, no habrá lugar a
la repetición del pago siempre que se esté en presencia de un "acto voluntario". Lo que supone que si se
pagó mediando un error esencial y reconocible, el acto será involuntario y quedará autorizada la repetición
(infra comentario al art. 265).

El art. 352 regula una repercusión de las obligaciones naturales, todavía presentes, pese a que se las quiso
oscurecer bajo la denominación de "deberes morales". Ver lo que dijimos en la glosa al art. 728.

Art. 353.— Caducidad del plazo.

El obligado a cumplir no puede invocar la pendencia del plazo si se ha declarado su quiebra, si disminuye por
acto propio las seguridades otorgadas al acreedor para el cumplimiento de la obligación, o si no ha
constituido las garantías prometidas, entre otros supuestos relevantes. La apertura del concurso del
obligado al pago no hace caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del acreedor a verificar su crédito, y a
todas las consecuencias previstas en la legislación concursal.

2. Caducidad legal. Distintos supuestos Los casos previstos por la ley son:

a) La declaración de quiebra

b) La disminución por acto propio de las seguridades dadas al acreedor, o la no constitución de las garantías
prometidas. Otros supuestos

3. Caducidad convencional

El principio de la autonomía privada posibilita que las partes acuerden situaciones que provoquen la
caducidad de los plazos. Son cláusulas negociales comunes en la práctica, como aquella en que, cuando se
trata de prestaciones fraccionadas en cuotas, se conviene que la falta de pago de un número determinado
de ellas, acarrea la caducidad de los términos pendientes de vencimiento.

4. Efectos de la caducidad

La caducidad de los plazos provoca la exigibilidad de lo debido si el plazo es suspensivo o la extinción de lo


debido si es resolutorio. La configuración del estado de mora, no obstante, requiere la comunicación a la
otra parte de haberse ejercido la cláusula de caducidad pues así lo impone la buena fe (art. 9º). El ejercicio
de la facultad pactada es potestativo y no resulta concebible que una de las partes quede sujeta a las
consecuencias de la mora, ignorándolo(187).

Va de suyo que el ejercicio de la facultad que confiere la cláusula de caducidad no puede ejercerse
abusivamente (art. 10). Tal sucedería, por ejemplo, en el supuesto en que el acreedor diera por caducados
los numerosos plazos pendientes en razón del breve atraso de una de las cuotas a que se obligó.

Sobre este punto, ha dicho la jurisprudencia que "en la especie, se ha estipulado que en caso de mora la
acreedora podrá dar por vencidos todos los plazos acordados. Sobre el punto, la sala ha tenido ocasión de
pronunciarse en el sentido de que las cuotas cuyo plazo no había vencido a la época de la intimación,
importan una obligación pura y simple, de exigibilidad inmediata, respecto de la cual la mora se produce por
el requerimiento del acreedor al deudor, cuando transcurre el razonable emplazamiento para cumplir, del
que no cabe prescindir. Respecto de las anteriores a dicha intimación, es aplicable el primer párrafo del art.
509 del Código Civil, por tratarse de obligaciones de plazo cierto"(188).

Sección 3ª - Cargo

Art. 354.— Cargo.

Especies. Presunción. El cargo es una obligación accesoria impuesta al adquirente de un derecho. No impide
los efectos del acto, excepto que su cumplimiento se haya previsto como condición suspensiva, ni los
resuelve, excepto que su cumplimiento se haya estipulado como condición resolutoria. En caso de duda, se
entiende que tal condición no existe.

El artículo define al cargo como una obligación accesoria que se impone al adquirente de un derecho. De
modo similar, en la doctrina se lo ha caracterizado como una cláusula por la cual se impone una obligación
excepcional al adquirente de un derecho; también como la determinación accesoria en virtud de la cual se
restringe la ventaja creada por el acto jurídico estableciendo el fin a que ha de ser aplicada la cosa adquirida
o imponiendo cierta prestación(189)o como la modalidad en cuya virtud un beneficiario cualquiera
(acreedor, legatario, donatario, etc.) solo puede adquirir el consiguiente derecho mediante el cumplimiento,
que se le ha impuesto, de ciertos actos(190).

Es, pues, una limitación de la voluntad(191)y consiste en una prestación que accede a la principal y que
concierne, por lo común, a la manera de ejecutarla(192). En ese sentido, se sostiene que el cargo, como
obligación, importa una restricción y limitación a ese derecho, y se da en interés del instituyente o de un
tercero(193). Es decir, es una determinación accesoria en virtud de la cual, se restringe la ventaja creadora
por el acto jurídico, estableciendo el fin a que debe ser aplicada la cosa adquirida o imponiendo una cierta
prestación. Puede consistir en un determinado uso de la cosa dada, o en una prestación, de índole
pecuniaria o no, en favor de quien ha trasmitido el derecho, o de un tercero(194). La prestación puede
consistir en un dar, un hacer o un no hacer, resultando aplicables las reglas atinentes al objeto de la
obligación.

El cargo representa una obligación sui generis que se impone al adquirente de un derecho bajo el título de la
autonomía privada y puede recoger una prohibición y/o limitación a ese derecho. Deriva de una estipulación
o disposición convencional y se traduce en un deber de prestación que limita el beneficio concedido por un
acto(195). Es, en sí mismo, una obligación accesoria —y como tal, coercible— que no afecta, como regla, la
exigibilidad del derecho al que accede(196).

3. Terminología

El instituto bajo análisis suele ser denominado en la legislación y doctrina comparada como "cargo", "modo",
"carga", "fin", "encargo", "presuposición" o "gravamen"(197).

4. Sujetos

Puede sostenerse que son tres los sujetos vinculados al régimen modal, a saber: a) el estipulante, es decir,
aquel que impone el cargo; b) el deudor u obligado a cumplir el cargo; y c) el beneficiario del cargo.

A su vez, el beneficiario del cargo puede ser:

a) El propio estipulante
Dicho beneficio puede ser tanto en vida (por ejemplo, una donación de un bien con el cargo de que se le
provea de alimentos durante su vejez); o después de su muerte (por ejemplo, un legado de un inmueble con
el cargo que se realicen honras fúnebres o se le coloque una placa recordatoria).

b) El propio obligado

No suele ser lo habitual, pero puede mencionarse el ejemplo de la donación de un inmueble en zona
turística a un grupo de hermanos que residen en diversas ciudades, con el cargo de que se reúnan en ella al
menos una vez al año. No obstante, algunos autores la desechan totalmente(198).

c) Un tercero determinado o determinable

Esos terceros pueden ser una o más personas humanas individualizadas; o también personas
indeterminadas. Nada impide que sea a favor de persona jurídica futura a constituirse(5. Caracteres

Acerca de los caracteres y naturaleza jurídica del cargo, puede decirse lo siguiente:

a) Es una obligación. El cargo constituye una obligación que debe cumplir el obligado. No lo es un deber
moral o un consejo, sino una obligación en los términos del art. 724 cuyo cumplimiento puede el acreedor
exigir coercitivamente(203).

b) Surge de la autonomía de la voluntad. El cargo es un acto voluntario, ya que no existen cargos ex lege
(establecidos por la ley). Si el deber derivase de la ley, se trataría de un efecto esencial o natural de acto y no
de un cargo, que es elemento accidental del acto jurídico.

c) Es excepcional(204). No se trata de una de las prestaciones exigidas por la naturaleza del acto jurídico
respectivo ni de una prestación normal del mismo, sino una obligación suplementariamente agregada por la
voluntad de los otorgantes.

d) Es accidental(205). El cargo, como acto accesorio, no es una obligación propia del acto jurídico en que
está impuesto y actuará en una relación jurídica solamente si se ha pactado expresamente. Incorporado al
acto, no obstante, produce efectos de importancia.

e) Es una obligación accesoria del derecho que se adquiere. Como toda obligación accesoria sigue la suerte
del acto principal, no le sobrevive(206): si el acto es inválido el cargo(207) también lo es (arts. 856 y 857).

f) El cargo debe ser expreso, debiendo estar explícitamente determinado y descripto con claridad, señalando
la obligación a cumplir de modo indubitable. No existen, por lo tanto, cargos tácitos o implícitos.

g) Es restrictivo del derecho adquirido, sin asumir el carácter de contraprestación(208). Constituye una
imposición restrictiva al adquirente de un derecho, con lo cual se limita o aminora el beneficio que se le
otorga(209).

6. Clases

El artículo, siguiendo al Código Civil de Vélez Sarsfield (art. 558) y a los anteriores Proyectos de Código Civil
(art. 177 Proyecto de 1936; art. 664 Proyecto del Ejecutivo de 1993; art. 351 Proyecto de 1998) distingue dos
clases de cargo:

a) Cargo simple
Es el que carece de efectos resolutorios sobre el derecho principal y el imponente del cargo o el beneficiario
solo pueden exigir el cumplimiento(210). El cargo simple, si no se cumple, no produce la pérdida del
derecho, y el que lo impuso solo puede exigir su cumplimiento judicialmente (sólo excepcionalmente, en los
supuestos previstos por la ley, es factible su revocación). No tiene, por tanto, efectos suspensivos o
resolutorios.

b) Cargo condicional

El cargo condicional, a su vez, puede comportarse como una condición resolutoria o suspensiva. Su no
producción afecta la propia adquisición del derecho, sea para una manifestación de voluntad expresa en el
acto que lo instituye o sea por disposición legal, como en materia de donaciones y legados. Son los casos en
que el donante y sus herederos pueden revocar la donación por inejecución del cargo, aun cuando se
hubiere estipulado a favor de un tercero).

7. Interpretación. Comparación con los consejos

Siendo el cargo una obligación accesoria y de excepción, tanto su existencia como sus alcances son de
interpretación restrictiva. El artículo establece como regla hermenéutica que en caso de duda, es decir, que
una estipulación determinada como cargo pudiera ser susceptible de diversas interpretaciones —una como
cargo simple, otra como cargo condición— se entenderá como cargo simple.

Los cargos deben ejecutarse de la manera que las partes entendieron y quisieron que habrían de cumplirse.
Los jueces gozan en esta materia de un amplio poder de apreciación(214). En ocasiones, generalmente en
actos de última voluntad (aunque no exclusivamente) se suelen hacer sugestiones, consejos, ruegos u otro
tipo de exhortaciones (por ejemplo, que una finca rural se dedique a tal explotación o que los condóminos,
siendo parientes, permanezcan "unidos"). Para diferenciar estas estipulaciones del cargo debe tenerse
presente que si se trata de un cargo éste será exigible coercitivamente, en tanto que si se trata de un simple
ruego o consejo no es exigible y no produce consecuencias jurídicas(215). El consejo o ruego puede,
entonces, caracterizarse como aquellas manifestaciones de voluntad (simple indicación, ruego, consejo,
encarecimiento, etc.) que no implica una restricción del derecho, ni propiamente una obligación para el
beneficiario(216).

8. Actos jurídicos a los que puede incorporarse el cargo

De la lectura del artículo puede deducirse que el legislador no ha establecido, en principio, limitaciones
respecto a los actos jurídicos a los cuales puede imponerse un cargo. El cargo podrá estar presente tanto en
actos inter vivos o mortis causa, unilaterales o bilaterales, gratuitos u onerosos.

9. Objeto

El cargo puede consistir en una o más obligaciones de dar, de hacer o de no hacer. Puede ser impuesta a
favor del estipulante o de un tercero o del obligado o de una manera que no beneficie directamente a
personas determinadas. Puede consistir en emplear de una determinada manera el objeto del acto(221).

La obligación en que consiste el cargo tiene necesariamente un contenido patrimonial. Sin embargo, el
interés del estipulante puede ser patrimonial o extrapatrimonial. La obligación puede ser una o múltiple, ya
sea conjuntas o alternativas, como también puede estribar en un mero hecho (o en una serie de hechos) sin
carácter propiamente jurídico(222).
La prestación que constituye el objeto de la obligación debe cumplir con los requisitos de validez señalados
por el art. 725, a saber: debe ser lícita; posible (tanto en lo jurídico como en lo material); determinada o
determinable; tener carácter o contenido patrimonial y debe corresponder a un interés patrimonial o
extrapatrimonial del acreedor.

Los requisitos deben estar presentes a la fecha en que se ha establecido el cargo. Si de manera
sobreviniente faltase alguno de ellos, por circunstancias ajenas a la culpa del deudor, el derecho se adquiere
y el evento se considera como de caso fortuito o de fuerza mayor(223).

En este sentido, se ha dicho en un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que "el cargo proviene
de la voluntad del donante y debe cumplirse de la manera en que el disponente ha querido y entendido que
debía cumplirse, sobre todo cuando resulta de una cláusula expresa que el donante ha entendido subordinar
el mantenimiento de su liberalidad a la ejecución de las obligaciones impuestas"(227).

10. Forma

El cargo, como modalidad accesoria a un acto principal, debe cumplir con las solemnidades impuestas al
acto al cual accede(228). El cargo debe ser informado al deudor antes o de manera coetánea al acto
principal. Igualmente entendemos que si existe una referencia precisa en el acto principal, no habrá
inconveniente alguno en que el cargo conste de un acto jurídico posterior; es decir siempre que exista el
vínculo entre uno y el otro y se respeten las solemnidades que mencionamos anteriormente(229).

Por consiguiente, de ser plasmado por escrito el acto principal, podrá constar en el mismo instrumento o por
separado. En este último caso, para tener eficacia frente a tercero, deberá respetarse el principio de
"paralelismo de las formas", es decir, realizarse bajo la misma solemnidad que el acto principal, sea que
fuera impuesta por la ley, sea que las partes así lo han elegido.

11. Prueba

En virtud del principio general actoris incumbit onus probandi o actore non probante reus absolvitur, aquel
que afirma algo, debe probar; es decir que al actor incumbe la carga de la prueba. Por tanto, se considera
que el que alega la existencia del cargo tiene sobre sí el peso de la prueba(230).

12. Carácter oneroso o gratuito del acto jurídico con cargo

En el supuesto de un acto jurídico principal oneroso, la existencia del cargo no afectará ese carácter. En el
supuesto de actos jurídicos gratuitos con cargo (v. gr., una donación, una cesión gratuita, etc.) la existencia
del cargo puede transformar el carácter del acto principal, según se precisa a continuación:

a) Si el cargo no es de valor igual al del bien o servicio objeto del acto principal, el acto es mixto en ese
aspecto de la onerosidad o gratitud: en la medida del cargo, v. gr.: el 70% del valor del bien, es oneroso; en
lo que exceda, es decir en un 30% en el ejemplo citado, es acto a título gratuito(231).

b) Si el cargo es de valor igual o casi igual al valor económico del bien no se trata de un acto gratuito(232).

La significación del distingo entre el acto oneroso y acto a título gratuito se observa, especialmente, en la
aplicación de institutos como la obligación de saneamiento o la cláusula resolutoria implícita(233).

Art. 355.— Tiempo de cumplimiento.


El cargo debe ser cumplido en el término señalado(234). En este sentido, el artículo hace una remisión al art.
350, en materia de plazo, por lo que podrá el plazo de cumplimiento del cargo ser expreso o tácito; cierto o
incierto; determinado o indeterminado (infra, comentario a ese artículo).

El párrafo presupone que el cargo se instituyó como una obligación a plazo. Pero puede habérselo instituido
como una obligación pura y simple, en cuyo caso regirá la regla relativa a esa situación.

2. Cumplimiento

El adquirente del derecho al que el cargo accede, es el obligado a cumplir el cargo, ya sea por sí o por un
tercero a su costa. Deberán respetarse las formas, circunstancias y demás precisiones dispuestas por el
estipulante. En caso de no haberlas, habrán de hacerse de acuerdo con el principio de la buena fe, teniendo
en cuenta la causa fin del acto y la interpretación sistémica que pueda realizarse de las demás disposiciones
previstas en el acto jurídico principal.

3. Efectos del incumplimiento del cargo

Vencido el plazo fijado por las partes o señalado judicialmente por falta de aquél, el incumplimiento del
cargo hace caer en mora al obligado(235). Resulta por tanto aplicable el art. 730: exigir su cumplimiento
forzado o hacer cumplir el cargo por un tercero, a costa del obligado(236).

Se encuentran legitimados el imponente del cargo y el tercero a quien beneficia(237). También pueden
hacerlo sus herederos, los acreedores del beneficiario por acción subrogatoria y, en materia testamentaria,
el albacea(238).

Art. 356.— Transmisibilidad.

El derecho adquirido es transmisible por actos entre vivos o por causa de muerte y con él se traspasa la
obligación de cumplir el cargo, excepto que sólo pueda ser ejecutado por quien se obligó inicialmente a
cumplirlo. Si el cumplimiento del cargo es inherente a la persona y ésta muere sin cumplirlo, la adquisición
del derecho principal queda sin efecto, volviendo los bienes al titular originario o a sus herederos. La
reversión no afecta a los terceros sino en cuanto pudiese afectarlos la condición resolutoria.

Art. 357.— Cargo prohibido.

La estipulación como cargo en los actos jurídicos de hechos que no pueden serlo como condición, se tiene
por no escrita, pero no provoca la nulidad del acto.

1. Cargo prohibido. Concepto

El derecho no puede amparar un escenario de ilicitud, el cual le interrumpe en su fin máximo de alcanzar
una sociedad con paz y justicia(.

Si lo que se estipuló como cargo es un hecho imposible, contrario a la moral y las buenas costumbres,
prohibido por el ordenamiento jurídico o que dependa exclusivamente de la voluntad del obligado; o
afecten de modo grave las libertades de las personas, como la de elegir domicilio o religión, o decidir sobre
su estado civil, tales prescripciones en el acto se entenderán como no escritas.

2. Cargo ilícito o inmoral


La ilicitud o inmoralidad del cargo puede ser anterior o contemporánea a la fecha de la celebración del acto
o sobreviniente. Cuando son sobrevinientes, queda afectada la subsistencia del cargo y no su validez. En
cualquier caso, se lo tiene por no escrito, tornando al acto modal como puro y simple.

Aquí tampoco importará si la imposibilidad es anterior, concomitante o posterior al acto, ya que el acto de
todas maneras subsistirá y los bienes quedarán adquiridos sin cargo alguno.

3. Efectos de la inclusión de cargos prohibidos

La inclusión de un cargo prohibido no trae aparejada la nulidad del acto al cual accede.

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