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LAS TRES ESTÉTICAS DE LACAN
(Psicoanálisis y arte)
Massimo Recalcan , Marie-H élene Broussc,
Gérard Wajcman, Vilrna C occoz,
Xavicr Gincr Ponce y Rosc-Paule Vinciguerra

LAS TRES ESTÉTICAS


DE LACAN
(Psicoanálisis y arte)

E DICIO NES DEL CIFRADO


Edici unc s dd C ifrado
Dilección Editoti~ l: Leo nor Fda
íNDI CE
Pal,lo Frid man
OrfiJia Po lenunn
ULll1b Sciben

Idea >' disen o de lapa; D iq;ll Hcras

Fotogr;lfí;l: Part ida Villascñor

Rccaka tti, Ma' .,imn Las tr es estética s de Lacen


Las tte S esréticas d e Lacan : arte y psic()an:íli.,is - l a ed. . Buenos Aircs :
Massimo Rccalcati ,.. 9
D el C i fr~d o, 2006 .
164 r-: 20x14 cm.
La sublimación artística y la Cosa
Traducido po r: Leonor Fcfcr Massi mo Recalcati ,..", .. 37
ISBN 9H7-2 1465-2-7
U na subl imación a riesgo del ps icoanálisis
1. l'sic oa ualisis L hfer , Leono r, rrnd . 11. Títu lo Morie -Helene Bro usse " " .. 83
CDD 150.195

La casa, lo íntimo y lo secreto


G érard \Vajcman , . 93
ro 2086, de la pre,e nte cdición Edi ciones del C ifr ado
LaPampa 2H75 - 1" "A " El cuerpo-márt ir en el barroco y en el body art
(1428) BuellO.' Aircs - Argentina Vilrna Co ccoz , " ". 115
Td.: 478(,-4679
Tel.lhx; 4 7H 3 ~ 6 1 74
Sobre las paradojas (contemp oráneas) de la satisfacción
e-muil: dd cifrad o@fib<'nc1,com.ar
Xavier G íncr Ponce " . 137
Ho'c ho el depósito sv- marca la ley 11,723
l mpreso en 1:1 A rgentina Entre náu fragos: Ilotas sobre fot ografía, arte
y psicoanálisis
lSBN- IC: 987-21465-2 - 7
ISBN - O, 97H-98 7-2 1465-2-R Xaui cr Giner Ponce " .. 149

L ~ I OpllllOtleS vert idas en e' te libro son tesp nm a¡'il id~ d exclus iva de 1,,-, ~lltorcs; S\l "Tú no me ves desde dond e yo te miro"
pub licación no imp lica quc Edi ciones del C ifrad o coincida con ella.l. Rosc-Paule Vináguerrtl, " . 153
Dere chos re,clvadm
Proliibida su rcp",duc<:c iún total n parci~ l
LAS TR ES ESTÉTICAS DE LACAN

Massimo R ecalcati

A mi hijo Tomasso nacido el 21 de junio


en el solsticio del verano

1. ADVERTENCIAS

Lacen no es tuvo interesado d e mod o sistemático en una es -


tética psicoanalítico. Más bien su int erés fund amentalmente ha
es tad o siemp re en rel ación con la ética del ps icoanális is. A
qu ien había probado a ironizar maliciosam ent e so bre la dimen-
sión filosóf ica de su enseñanza de la ética, desarro llada en el Se-
minario Vil dedicado como se sabe a la ética del psicoanálisis,
diciendo de esperarse un a estética, Lacen, a su mod o, respon -
d ió dejando simplemente caer la cuestión. A pesar de que la re-
ferencia al art e y a la dimensión estética siempre ha sido, como
lo fue también en Fr eud, un a constante en su enseñanza, él ca-
lificó a su modo d e orienta rse en el arte como más "engo rro -
so" (obstac ulizado) qu e el de Freud .!
Las "tres estétic as de Lacan " qu e aquí pruebo a delinear, no
so n tres teo rías completas de Lacen sob re el arte. Se tr ata más

1. Cf r, J. Lacen, "Prctazione ail'cdizione inglese del Seminario XI", en La


Psiroanalisi, n° 36, Roma, Astrolabio, 2004, pág. 11
lO M ASSIM O RECALCA TI LAS TRES EST ÉT IC AS DE l AC AN 11

bien d e tres .tó~icas posibles de la crea ción artística y de su p ro- un uso crítico y flexible. La cuarta: la persp ectiva de las " tres
duct~~ qu e m Sls.tc n, en modo inédito, en poner el arte en uu a estéticas" es siempre un a perspec tiva freud iana; las " tres estéti-
r~lacH:~n dcrerminanre con lo real. Mientras en el curso de los cas se fun da n e imp lican tres d iversos p aradigmas del goce, tres
anos Cin cuenta la tesis clásica del incon sciente estructurado co- modos distintos de imp licar lo real pulsional.!
~o un lenguaje CO"?ujo a Lacan a elegir el chiste co mo pa ra-
d igma de las formaciones del inconsciente en tam o puro fenó -
men~ del lengu aje, y a pensar consecuentem ente la creació n 2. LA PRIM ERA EST t.T ICA: LA ESITT ICA D EL VA c ío
ar tística a partir del pr imado del significante, valorizando , co -
mo sucede en la.p.oesía, la co mbinación formal en tre significan- La p rimera estética de Lacan es una estética de/ vacío. El arte
tes y su excent.ncld ad res'pec~o al p lano del sig nificado.t es jus- como organ ización del vacío" es en efecto una tesis que se encuen-
tament e a part ir del Seminario VI donde el interés de Lacen se 'tra J esarr¿}1ada amp lióllllente en el curso del Seminario Vll dedi-
enc uentra d ecisivament e so bre el arte en su relación fundamen- cado a la ética del psicoanálisis. Esta definición pone in mediata-
tal co n. lo r~al más qu e con lo simbólico. Las tres estéticas de mente en evidencia el cambio radical qu e Lacen imp one al así
Lacan lI11~hcan entonces, este giro fundamental, este pasaje d e llamado psicoanálisis aplicado al arte, haciénd olo virar inusitada-
Lacan hacia lo rea l.
mente en dirección de un psicoanálisis implicado en el arte.
Si pru,eb,o ahora a focal iz~r tres e~ téticas de Lacan lo hago De hecho, en la definición del arte como "organizac ión del
co n. u na cuadrup lc advertencia. La p n mera: no existe en Lacan vacío ", el pro blema no es inda gar la obra de arte asimilándola a
un lfl :er~s estét ico separado al de la ética del psicoanálisis y de un síntoma <no se trata de consider ar la creació n art ística en su
su p ractica. La segunda: las "tres esté ticas" no alcanzan a cons- relación con el fan tasma del art ista-, sino de to mar cosas qu e el
~itui r un d iscucs.o ~omp~eto sobre el arte porq ue a Lacan no le art e pu ede enseñar al psicoan álisis so bre la naturaleza de su rms-
~

lI1 t,e r~sa e~te ~~Jetlvo, srno más bien interro gar cómo en un a ~objeto~ Pmesro Lacanestá iñi:eresado en"alcanzar una defi-
pracuca simbó lica :-C0m?,es.la prác:ica art~stica- se pu ede asi- 'nició n esencial de "q ué cosa es" una obra de arte. Desde este
lar y encont rar la dlmenslon irreducible al SImbólico , de lo real. punto de vista, un a estética lacaniana implica como un prelimi-
La ~ercera: las tres estéticas no son si mplement e tres teorías [a- nar necesario la su pe raci ón de otra versión parogr éfica de la obra
call1an a~ so bre el a: te qu e se s~ceden cronológicamen te según y de roda concepción rcdu ccionis ta, aplicada del psicoanálisis:
un canuno progresivo qu e persigue una línea ideal d e desarro - una esté t ica lacania.na no aplica el psicoanálisis al arte, más bien
llo. Se ~~ata más bien de mod os d iversos de tratar de d efinir psi- int enta pensar el arte como una enseña nza para el psicoanálisis.
coa nalíricame nre l~ esencia de la obra de arte; son modos que Más precisamente, el paso qu e Lacan cump le en la definición
n.o se exclu yen, 111 se cancelan cn un movim icnr o d e sustitu- de arte como organizació n del vacío es un p.1SO suplementario
ci én, pero q ue conviven sim ultáneam ente en un a tensió n cons-
tan te. Lo que pro pongo es so lo u na esquema tización que exige
J. Acerca de los paradigm.is del goce nuestra refere ncia cru cial e Imp res -
cin d ib le es ). -A. Mill cr , " l S¡;I pcrad igmi del godimcuto", en 1 paradigm i del
godimento, 11. 0 111<1, Astrolab io, 2001.
2. Cfr., ). Lacan , Le Sémmm're. Livre V. Le [orrnatio n de í'inconscient, Pa- 4. ]. Lacan, 11 Semina rio, Libro Vl/. L 'etica drl la psimilll<tiisi (1959-60),
ris, Scuil, 2COC, pá g. 5(',
T orino , Ein au di, 19')4, pág. \(,5 .
12 MASSIMO REC ALCATI LAS T RES EST tTIC AS DE LAC AN 13

con r~sp ecto a la hom ología ent re obra de arte y retó rica del in- al co nsiderado bod y ar t, alcanza un a exhib ición del cu er~o ?,el
co nsciente - reorizada en definitiva por el mismo Lacen en los artista co mo enca mac ión pu ra, directa y ausente de medi aci ón
año s cincuent a-; esto consiste en suspende r la definici ón del ar- simb ólica d e lo real ob sceno de la C osa. En efecto la obra de ar-
t~ en u~: dimensi~n -el vacío- no reductib le int egralm ente a la tistas como G ina Pane, O rlan, Pranko B., Stelarc ponen en es-
dimensi ón sem ántic a del lengu aje. Si, en efecto, la obra de arte cena lo real de la cosa sin velo algun o asu miend o el cuerpo del
e,s una o rgan i ~a ció n textual, un a t rama significante que mani- art ista co mo lugar del acting out del horror: cue rp o desgarrado,
fiesta un a particular densidad semá nt ica, esta o rganización de la co rtado, lacera do, mutilado , d eformado, invadi do po r supl e-
o~ra no es solamente un a organización de significantes. Es más mentos tecnológico s, alte rado en sus fun ciones. ,
b ien un a organización signifi cante de una alteridad radical, ex - La tesis lacanian a de la ob ra de arte como bord e d el vncro ~ e
tmsignifica nt e. En otras palabras, el funcionamiento del incons- da s Ding nos incita a p reservar, por el contrario, una ? istao:la
ciente está sí estr uct urado como un lenguaje. tiene sí un funcio- esencial entre la ob ra de arte y el vacío qu e ésta org~ m z a y crr-
na mient o sign ificant e pero, a partir de la vuelta del Seminario cunsc ribe. Esta tesis está en abierta oposic ión co n la ld ~a d el ar-
VI/, en el cent ro mismo de este funcionamiento :l.p arece una d i- te co mo exhib ició n psic ótica o pe rversa de la Co sa. Mientras ~l
.~~si.?~ I~~ red u-=-~ibl e a l a .~ e1 sign ificante y qu e, gracias a est-a realismo psicótico del art e contemporáneo exalta lo real. mas
l~reauctlb.¡Jldad, a esta res~stencia, se cons tit uye como lugar (va- allá de cua lqu ier mediación simbóli.ca (e:, F ranko. B., por eje m-
~JO) de ongen de otra posible rep resentación. -~ ~ p lo , la sangre está exaltad a co~o mrerror esencl~.1 d el cuerpo
. En la tesis d el arte "como organiza ción del vacío", el arte ex- qu e debe pod erse manifest ar directam ent e a t ra v és ? e corte~ o
hibe una ,Profund a afinidad con la experiencia del psicoanálisis heridas, en lo extern o), pa ra Lacen el arte es una crrcuns cn p -
en el sentl? o d ~ qu e ambas resultan exper iencias irreduct ibles ya ción signific:mte de la incand escen cia de 1:1. C osa. En efecto la
sea d~l evttaml~n~o del va d o (p ráctica de la ve rt ien te dogm ática Cosa de Lacan no se redu ce a la Cosa de H eidegger. La Cosa
del discurso religioso), ya sea un cierre o un a soldadu ra del 'Va- d e L acen no es solo la cos a como vacío localizado en el vaso
cío (p racticada por el discurso esp ecialista de la ciencia). El art e, (sigu iendo u na metáfora que H ei~egger mismo repitió en el tao
señala Lacan, como 1:1. experiencia d el psicoanálisis no 'evita, ni te Ch ing ). El ser de la Cosa Ircud iana, reto mada po r,L~can, no
ob tu ra, p ero sí bordea el vacío central de la Cosa. La "tesis del ar- es solo (heid eggerianament e) aqu ello que marca el ~ln:lte de la
te como "organización del vacío " coloca a la obra de arte en una rep rese nt ació n. Es, si se qu iere, el carácte r hermeneu~lc~ de la
relación decisiva con lo real de la cosa. La estética del vacío es Cosa , su excentricidad irreductible co n respecto a las Imagenes
un a estética de lo real -una estética en relación a lo real- , que no y al significante . En realid ad el rostr o más .e scabro~o de la.Co -
_se degrada jamás en un culto realisuco de la cosa com o sucede en sa no es aquello irrep resentable, no es la Idea (I~eldeggenana)
gran part e del arte contemporáneo. - -- del vacío co mo custodio de 1:1. diferencia on tol ógica de la Cosa
El culto realístico d e la cosa -el realismo psic ótico del arte co n resp ccto al ente, no es aquello qu e se fuga de la represen-
c~)fitemP.orineo-5 se manifiesta en la tendencia actual del expe- taci ón (de aquello que no es un eme), es. ~ás b~en un vacío ~ ue
rimentalismo post-van guardista que, co n particu lar referencia d eviene vó rti ce, " zona de incandescencia", ab ismo que aspira,
exceso de goce, horror, caos rerro rffico."
5. EHa definición se encuentr a esbozada en M. Perniola, L 'arte e la sua
ombra, Torino, Einaudi, 2001 1,. C orno lo ha señalado [acques Alain Miller, el parad igma del go.:e aquí
14 MA5SlMO RE CAL C ATI LAS TRES EST ÉT ICAS D E LACA N 15

La primera estética de Lacen est á ani mada po r una ten sión fre udi ana de "s ublimación ". Siendo irr epresentable en sí, la
n~ e t z s ch ian J. abso lutamente evidente," Para respirar el aire de la Cosa solo puede ser rep resentada co mo "O tra Cosa" . Es aquí
vida es necesaria una cierta d istancia de das Din g. En El na ci- q ue Lacan convoca a la sublimación co mo mod alidad de di fe-
mient o de la tragedia, Nietzsche afir maba que la vida para so- renciación entre "de" y "de sde" das D ing. La condición de la
po rtarse a sí misma ha necesitado del arte. Sin embargo , la ba - sublimación es de hecho una toma de d istancia d e la Cosa. Si
rrera de lo apo líneo no implica una remoción d el ho rror de lo nos aproximamos demasiado a la Cosa no hay o bra de arte po-
dionisiaco . Más bien, el arte se configura en Nierzche como un sible; el aire psíqui co resulta irrespirable; no hay creación solo
p roducto del conoci miento trágico del caos vertiginoso de la d estru cción de la obra. Sin embargo, Lacan insiste en pensar la
Cosa d ionisiaca. Lo apolíneo da existencia a la forma (el mu n- sublimación en su relación con la C osa. Es esta una tesis que
do p.ua N ietzsche es justificable solo como "fenó meno esté ti- recorre el espléndido trabajo de Eugenio Trias sobre 10 omi no-
co"), p ero sol o porque el hombre ha alcanzado la verdad tr ági- so Freudicno.I Lo ominoso com o efecto del encuentro del su je-
ca sobr e la ause ncia d e fund amento d e la existe nci a, ha to con lo rea] mud o de la Cosa es la cond ició n y al mismo tiem-
enco ntrado lo real sin nombre de la Cosa, el caos terrorífico d e p o el límite de lo estético. Sin relación con lo real de la Cosa la
10 dionisiaco. o bra pierde su fuerza, mientras u na excesiva proximidad a la
Coherent emente con esta ascend encia niet zschia na, en la Cosa terminaría por destruir cualqui er sent imie nto esté tico. En
primera estética de Lacan el arte se defi ne como una pr áctica este sentido, L acan al teor izar so bre lo bello co mo barrera
simból ica orien tada a tratar el exceso ingobernab le de lo real. frente al vórt ice de das Din g, parece retomar al Fre ud del poe-
Pero el tr at am ien to estético d e este exceso parece di feren te de ta y lo s sueños di urnos, en donde recon oce al "verdadero arte
lo ético. Mientras en la ética está en juego la asunción subjetiva poético ", la cap acid ad de hacer so po rtable lo repugnante y de-
del kakon de la Cosa, en la estética se juega más bien la organi- sagrad able. Pero lo bello co mo defensa frente a lo real no es la
_ ~~~ón , la circ unsc ripción, el bo rde, el velo de la Cosa. Más misma cosa de la remoción toet cou rt de lo rea l. La dialéctica
prec i sam~n t e , si el tratami ento ético d e lo real pasa a través d e entre lo bello y lo real desarro llada po r Lacen en el Seminario
la cent ra lidad de la categoría (heidegger iana) de "asunció n" , el VII recalca, como ya habíamos visto, aquella nitzcheana ent re
tratamiento estético de das D íng pasa a través d e la catego ría lo ap olíneo y lo dio nisiaco en "el nacimiento de la tragedia",
pero re toma del mismo modo la idea freudiana de fond o según
la cual no se tr ata de la liberación inmedi ata del inconscient e lo
qu e hac e posible la creació n artística, sino más bien de su vela-
implicado es el goce com o más J llá del significan te, del goce co mo real de l.t dura simb ólica." Sin emba rgo lo bello, para p reservar su fue rza
CO.IJ,. curo aire afirma Lacan, resulta "psíquicamente irrespirable ". Cfr., J.-
A. Millcr, 1 sct p~ Mdigmi del god ím ento, ob. cit.
estét ica, d ebe estar en relación con lo real; la belleza es un velo
7. Más J llá d e los raros juici os de Lacan sobre N ietzsc he, juicios a mc n u- apolíneo que debe hacer presentir el caos dionisiaco que p ulsa '
do poco lisonjeros, Lacan " lector de Ni etzsche" no ha sido toda vía un tema en ella.
suficientemente int errogado con toda la seriedad que este cucsnonamicnto
merece. M i iJ ea es que hay una p resenc ia crucial de Ni etzsche en LacanB as-
la pC l1s~r, por ejem plo, en la importancia del deb ilitamiento on tclúgico d e 1<1
8. Cir., E. T rias, Lo bello y /0 siniestro, Barcelona, Arid, 1982.
referencia "cJ ípiea" en 1" noción de Ley q ue caracteriza específic ament e al 'J. Cfr ., S. Preud, «11 poe ta e la Iantasia", en Opere , a cu ra di C. L. Musat-
último Lacan y qu e inspira profundamente toda la obra de N ietzsche. ti, To rino , Bo ringhieri, 1980, vol. V, pá¡;. 383.
16 MASS IMO REC A lC ATI LAS T RES ESTfTI C AS D E LAC AN 17

Lacen piensa lo bello como forma, co mo eficacia simbólico- nificant e qu e cancela la Cosa, qu e pone la Cos a bajo la barr a,
imagin aria de la form a. Es, repitdm oslo, la eficacia de la form a sino más bien como índi ce de la Cosa. La cre ación artística ha-
r esulta justament e del tomar una ciert a di stancia de la realidad ce surgir el ob jeto so bre el vacío de esta "tachadura " significan -
inquie tante de la Cosa. La o bra de arte no puede ser una pura te como signo de ésta misma tachad u ra y de su inelud ible resi-
p rcscntificaci ón de la Cosa -como por el contra rio pa rece ad- duo. -
venir emblem áticament e en el narcisismo psic ótico que carac- Lacan adv ierte el dob le estatuto de la Cosa (ob jeto perd ido,
teriza ciertas p crfo rmances de O rlan- lo bello es un velo n ccc- vac ío de obj eto fundam ental, pero tam bién condic ión de exis-
sar io que recub re lo terrorífico de das Ding. Pero este velo no tencia de la cadena significante ) en una obra de arte, qu e pa re-
es un a simp le cobe rtu ra 0 , directamente, un a negac ión (o un a ce describir delic iosamente que cosa significa "organizar el va-
remoción) de la realid ad sin nomb re de das Ding (en ese sen ri- cío ". No se trat a de un a o bra célebre co mo aque lla d e L os
do es H egel qui en ya decreta la muerte d el arte sim bó lico co - embajado res de Holbein, que o rientará la reflexió n de Lacan en
mo un proceso irreversible de la moderni dad). Mas bien, lo be- el Seminario X l . Se tra ta por el con trar io de un a o bra " dom és-
lio nos acer ca a la C osa, y sin embargo nos mantiene separados tica " que Lacan ve, en la época d e la segunda guer ra mun dia l,
de ell a. Lo bello no es pa ra Lacan la. dimensión de un a pura ar- en la casa de su amigo j acques Pr éver t. Se trata d e una colec-
monía fo rmal - lo bel lo no es la remoción de lo obsceno de lo ción de cajas de fósfo ros . Las cajas aparecían una de la otra ,
real- , p ero .es un modo de experiment ar una distanci a est ética u nidas como en u n juego de encastres sucesivos, constituyen-
de! real de la Cosa y al mismo tiem po es e! índ ice del más allá d o una espec ie de serpentina qu e ado rnaba una habitació n en-
abso luto qu c la. Cosa con stitu ye resp ecto al campo d e lo s sem - te ra: "co rría por el borde de la chime nea.desp ués subía po r la
blantes socia les. En e! fo nd o es ésta la. homología profunda en - pared, pa saba por las molduras y bajaba a lo lar go de u na puer-
tre art e y psicoa nálisis: ambas so n prácticas simbólicas que se ta. "10
encaminan a tratar lo r eal d e la Cosa, qu e to man cuerpo propio Aquello que allí atrae el interés de Lacan es como d el obje-
en un tiempo en e! cual Íos semblantes_vaci,l,:n. . lo se puede extraer la Cosa , o si se prefiere, como la Cosa su b-
En o tros términos, no existe u na ob ra de arte qu e no impli- sista ya en el objeto. Por cons iguiente e] objeto sep arado de su
que una actividad sublimato ria, o bien una med iación. un a de- fun ción de uso revela la Cosa, de lo cual eso es índ ice, pero mas'
fensa frent e alo real. ¿Pero qué cosa significa ente nde r la subli- all.í de sí mismo. Es por esta razón que Lacan ha def inido su
mación segú n la fórmu la clásica del Seminario VI I, ... co mo narraci ónd e !.í visita a Pr évert co mo "el apólogo de la revela-
elevar el objeto a la dign idad de la Cosa" ? En ta nto se indica ción de la Cosa más allá de! obj eto ".' !
que la cap tura d irecta de la Cosa quema y destruye cualquie r Mazanas, zapa tos, cajas de fósforos; la estética del vacío
senti miento estét ico posible. ..Eleva r" no es idént ico a exhibi r sustrae el ob jeto "renovado " del imperio mu nd ano de la uti li-
o a mostrar. Elevar un ob jeto a la d ign idad de la Cosa significa d ad, para ind icar a través del o bjeto, pero mucho más allá de
int rod uci r un borde amien to significant e en torno al vó rtice de cualquier lógica de lo útil, el vacío central d e la Cosa.
lo real. L<1. primera estética de Lacen convo ca, en este sentido
"nit zcheanament e", al art e como re medio defensivo en la con -
fro ntación con lo real. En este scntidccl a sublimac ión produce 10. J. Lacan, ob . cir., pág. 144 .
un a vuel ta al o bjeto, no tanto como resto de la operación sig- 11. Ídem, pág. 145.
18 MASSIMO REC ALCATI LAS TR ES ESTtTI C AS DE LAC AN ,.
Excursus 1: el paradigma de las botellas de Giorgio Morandi d ign idad de la C osa, o sea aquella renovación de la d ignidad del
objeto de la que hab la Lacen a pro pósito de las manzanas de
La estéti ca del vacío encuentra su paradi gma eficaz en la C ézannc (la fuerza esp ecial de Morand i consis te justamente en
obr.. d e Gio rgio Mor audi. N o por azar en el curso del Semina - la elevación del objeto a la di gnidad de la Cosa sin ceder a la
rio V/I Lacan se refiere p rincipa lmente a la dimensión tam bién ten taci ón d el "atajo" abst ractista). G iorgio Morand i no se limi-
aparentemente más cot idiana del o bjeto (las manzan as, las ca- la a p in tar bo tellas; no opera una simp le mimesis del objeto
jas de fósforos, los zapat os de cam pesino) para mostrar la ac- real. M ás bien parece pre serva r un misterio absoluto, irreduc-
ción de la sub limació n art ística (Cézanne, P r évert, Van Gogh) tible al n ivel in mediato de la significación naturalista. La enun-
como accio nes de presentificación -au sent ificación de la Cosa.U ciación subjetiva p revalece so bre los en unciados visibles.P
El ejemp lo más paradi gmático ofrecido por Lacan es tal vez Morandi uti liza el ob jeto p ara bordear el vacío de la Cosa,
el de las manzanas de C ézan ne. Las manz anas de Cézanne no pero justament e en este bordeamiento finaliza en realidad para
so n evidentemente una simple copia naturalista de las manza - evocarlo cont inuament e co mo su matriz invisible. La figuración
nas en cuanto frutas de un árbol, o b jetos naturales. La obra d e mo randiana mant iene esta relación esencial con lo no-figura ble,
arte. imita los ob jetos ~ representa pero solo pa ra ext~er un co n la evanescencia del fond o. En este sent ido, Morand i es el
sentido nu evo, inaudito, irrepresentab re~i másni menos. En pintor del silencio de Das Ding: el artista anima un objeto que
este sent ido ahora. t;.1 obi ~! o represent~4-~ es t á, no tan to-en re- no obtura el vacío de la Cosa pero la organiza de otra forma,
lación co n el o bjeto de la natu raleza, sino en relación al vac ío po rque !,,?1.? en ~! a Cosa, la Cos a puede a p a rec e ~. La sublima-
_. de la Cosa. La t écnica de prescnt ificaci ón y construcció n de] ción artíst ica es po r ende lo contrario de la remoción: mientras
ob jeto que inspira a C ézanne, cu áunro rudas tiende a aferrar la la remoc ión aleja la Cosa, la su blimación la alcanza por la vía de
realidad del objeto, más devela !.._ ilu sión de fon do q ue sostiene un a renovación de la percepción del ob jeto "
esta m isma presentifi cación. La ilu sión de la imitación repre-
sentativa se fragment a - afirma Lacan- justo en el pun to más ra-
dical de su realización. u De este m odo, aquello qu e se mani - IS. Esta tes is sobre la pint ura de Giorgin Mo rand i es desarrollada po r
fiesta es qu e la representa ció n de lo sabido, de lo conoc ido, de Stcfano A~{ls ti en un inspi rado art ículo, "Morandi e le enunciazion i del visi-
Jo más próximo -en este caso de la manzana- termina po r s~s -.. hile", en La nú st" dei hbri. oct ub re 1') ')3.
traer ~ s t e obje to a la factib ilidad del mundo y contribuir a "re- •, En Mornu di se puede verifica r la pres encia de la CO$,l como aq uello que
novar la dignidad" . l '¡ - .
at rae los ob jetos, e..5 1 aspir ñndolos hacia el fo ndo, pero tamb ién co mo velo
de la Cos a (co mo ad viene magist ralme nte a través del polvo de la calle qUt·
-- Del mismo modo podemos citar como paradigma de la es- ap.ltece en ciertos paisajes). El o bjeto está total mente des natu ralizado; es más
té tica del vacío , el ejemplo magistral de Gio rgio Morandi . Las Cosa q ue o bjeto pero, a d iferencia de 1\1 amo rfo () de lo abs rracec, se queda
bot ellas de Mor andi realizan la mism a elevación del objeto a la en un equ ilibri o en t re u no r o rro de los dos polos. N o profundi z.a en lo
amo rfo abstracto y ni siq uiera retr ocede en lo inveros ímil del más acá del len -
guaje. Este eq uilibr io for mal permite a Mo ram i do mar el vó rtice de la Co -
.~ " ; el vacío gu e circunda las bot ellas morandian as no es, en efecto, el vacío In-
12. ídem, p,íg. 180 cnndesccnrc de Das Di ng, el remolino del goce, lo irrespi rable, pero si es un
13. ídem. vado organiz ado ronalmc utc, un vado q ue cus todia, como el silencio del
14. ídem. analista, el límite de la represe ntació n. Sin emba rgo, el vado de Morand i no
20 MASSIM O R EC A LC ATI LAS T RES ESTf TiC AS DE LAC AN 21

J. LA SEG U N DA EST ÉTI C A; LA EST ÉTI CA ANAMÓR FIC A tica ana mó rfica es una estética que no organiza el real pero si-
no que tiene co mo finalida d hacer pos ible su encuentro. Es m ás
La segunda estética de Lacen es una estética anam órjíca, y una estética d e la tyche q ue una organ izació n d el vacío. El
tiene su punto de co nde nsación en el Seminario X I. El pasaje acent o no está pu est.!L m:ís sobre el objeto co tid iano - manza-
desd e el Seminario VI I al Seminario X l indica, co mo j acques- -n as, zapatos, cajas de fósforo s- de los cuales se extrae la Cosa,
Alain Miller ha señalado, un nuevo "parad igma del goce". El sino más b ien so bre el ob jet o anamórficoJ "suspe nd id o':"y
nud o freud iano arte-p ulsión adquiere así u na nueva configura- "ob licuo") co mo aq uello que opera una-ñi""pt ura o minosa (IIn-
ció n. En el Sem inario Vil el goce es el goce de la Cosa, y el ar- beimlicb¡ de lo familiar. Ent re el Seminario VII y el Seminario
te aparece como una organización p osible del vacío irrep resen- X 1 1a reflexión de Lacan se situa so bre lo ominoso en F reud de-
tab le de la C osa. El mo delo filosófico p ar ece ser, co mo ya sarro llada prop iament e en el Seminario X ded icado al tema de
señalé, el del ..N acimiento de la tragedi a" de N ietzc hc y en par- la angustia. Es en este Seminario, al abr igo del Seminario XI ,
ticular, de la elaboración qu e define la dialéctica tensio nal ent re que Lacan valoriza (fue el primero de un gran número de auto -
di onisiaco y apolíneo . Lo apolíneo nitz cheano contornea el res) el artículo de Preud " Lo ominoso ", hasta ese moment o
caos dion isiaco como la obra d e arte en Lacan contornea el va- abandonado en las bib liotecas, co mo pos ible funda mento de
cío de das D ing. Lo apolíneo preserva la barr era de la belleza. una teoría esté tica, no más fundada so bre la categoría d e lo be-
El horror de la vida no aniquila la vida po rque lo bello es una lio.
p rotección -para N ietzch e una sue rt e d e bálsamo analgésico- La estética an am órfica se co nsti tuye por ende sobre la am:..
que prot ege la vid J.. En la pri me ra estética d e Lacan la belleza bivalencia co nstitu yen te d e lo o minoso freudiano. En el cu rso
pa rece reflejar efectivament e este raz go nietz chiano : lo Bello es . del Se;ninario X I, en las célebres partes reservadas al o bjeto mi-
una barre ra en relación a la Cosa; la obra es, Freudianamcnre, rada v a la pulsión csc ópica, Lacan pone u na demanda clave so-
un velo de lo inco nscient e. bre eí sentido de la obra dc arte . La demanda clave no se refie-
En el Sem inario X I el goce aparece. por el cont rar io, locali- re tanto sobre a "qué es la pintura?" pero si so bre: ..¿qué cosa
zado. bord eado estructuralmen te, mediante la op eratividad de es un cuad ro?" Esta demanda guarda el sentido funda mental de
la castració n simbólica que lo dist r ibu ye, fragmentándolo, so- la estética an am órfica. Am e tod o, define un criterio estético pa-
bre los bo rdes de los orificios pul sio nales del cuer po del su je- ra di scrimi nar aq uello que es arte de aq uello q ue no lo es. 16
to . En consecuencia, el arte no es ya co nvocado a ejercer un a Aquello que Lacen deno mina "j1~ tJción cuadro" precisa, efecti-
función de organización y bordeamienro de lo real, sino q ue vament e, la cuestió n de fo ndo de la obra de arte: hay una obra
más bien hace posib le justamente el encuent ro con lo real. El de art e so lo do nde está en acto la función cuadro . Este cr iterio
gran mot ivo d e la esté tica ana m órfi ca es, en efecto, .Ia obr a de es irreductible a u na med ida técnica, o bien no da lugar a un a
arte como encu ent ro, a través de la orga nizac ión signílicant e, mera clasificación del art e. Se trata en efecto de un crit erio fue r-
canTo rc;y~~;-t~·~u;- ir;~'d u ctibleatal~~ organiiaci ón-~s . La-esté· temente ant i- hcgeliano. En su Estética He gel prop one una cla-

se limita a se ií ~b r este límite - el vado de la rcpr cscnración-. com o sucede en


ciertas [orm as radicales del art e abstrac to, sino qu e ofrece al vad o mismo una 16. Est a es una int uición desarroll ada or iginnlrucntc po r R. Ronchi, II
pos ibilidad de representación, de ,I U bordcamicnro significante. pensicro bastarda, Milano, C hrtistian Marinoni, 2001.
22 ¡.1ASSIMO RECA LCATl LAS TRES ESTÉTI CAS DE LACAN 2J

sificaci ón de las artes fundada sob r e el cr iterio diferencial de la "ser at rapado" este "ser aguijoneado " por la obra, no es una caí-
progresiva espi ritualizaci ón de la m ateria. Es este princip io que da del su jeto en el vór tice de la Cosa, no da lugar a un sínd ro -
ordena, según una jerarq uía valorativa ríg ida, las dive rsas artes: me de Srhendal. Lacan hace más bien referencia a un p lacer del
de la arqu itectura a la escu ltura (art e clásico) hasta alcanzar el ojo, al ser atra pado por el cuadro co mo una exp eriencia estética
trípode de las art es románticas: pintu ra, música y poesía. La ca- de abandono, pacificación, como una depos ición de la mirada.
lidad del mater ial tratado (más pesado o más ligero ) define el "E sto - afirma- es el efecto pacifican te, apolíneo, de la pintura.
grajo jerárquico de las artes . Este ordenamiento clasificatorio Algo es dado, no tant o a la mirada, sino alojo, algo que com-
se orienta sobre la dcsmaterializaci ón progresiva de la mat eria, porta un abandono, depósito de la mirad,!". 18 -
q ue de la dimens ión físico-material y naturalista propia de la . '-c ;t- segunda significación de la fun ción cuadro considera, por
arquite ctura, V ;} desvaneciéndose progresiv am ente, espirirual i- el contrario, la relación con el problema de la figura bilidad mis-
z.indose, desarrollándose inicialmente en la rridi mcnsionalidad ma del suje to . En el sent ido de que la fun ción cuadro no propor-
de la forma de la escultura p ara lu ego reduc irse a la bidimen- ciona una rep resentación del suj eto, sino más bien una represen-
sionalidad de la superficie p ictórica, a la evanescencia del pun - tació n del límit e de su posibilidad d e rep resentacióñ. ·E Is e r
to sono ro fino pa rJ. disolverse espiritualme nte en la proximi- ~aptu r;~do en- ~l cuad r;; revela allí su ~¿~~ácter-;ná;;adical. Se tra -
dad de la palabra poética al lo gos. ta de la "función mancha". Esta última muestra al sujeto c o,!~o
La idea [acaniana d e la "fun ción del cuadro " se emancipa de entre gadoaE"-in irada de! O tro, a una mirada que --Viene _d~_~_~
cualquier sistema clasificato rio de las artes fundado so bre las afuera y subvierte la idea clásica del sujeto como artífice de la re-
caracterís ticas consid eradas materiales, para indicar por el con - p resentación . E l más allá de la represent ación tien; como presu-
trario un criterio difer enc ial int erno al arte como tal. D onde puesto el hecho de que e! punto de perspectiva de la mirad a está
hay "fu nción cuadro " hay arte, donde ésta función está aus en- ubi cado fuera del sujeto. Es el corazón sartria no de la estética
te no hay arte. an amórfica de Laca~: ilüc s el su jeto que mira, es el Otro qu e m i-
¿Cómo podríamos, en consecuencia, definir " la funció n cua- ra al su jeto. El episo dio de la caj;-de s ardi; a; q lle r eEimpa gue a
dro"? Pon emos de rel ieve al menos dos sign ificaciones. La pr i- c n ~e l -l;led-i o del mar abie rto - con cen traci ón , conde nsación de
mera está en refe ren cia a la tyche, en el sentido en que la o br a de luz, mancha en el cuadro del mar- surtió efecto sobre el joven
arte debe tener, pJ.r<l. ser cons iderada como tJ.I, la cJ.pacidad de Lacan en veraneo de ser mirado en el hueso (a) de su existencia.
p ro ducir un encuentro con lo real. Pero este encuentro- sO cofun : De ahí el efecto ominoso que provoca la experiencia de ser mi-
-([iSob-ie"1;;: invcrsión--d ela id~-¡ap~-ehender la ob ra: no es el su - rado - por ende, ser obj eto de la mirad a del Otro-, y qu e aturdió
jeto que contemp la la o brasinoes la exte rio ridad de laob ra que la joven vida de quien pudo permitirse estar entre los pescado res
aferra a] su jeto que, como dirá Roland Barthes a propósito de la sin tene r qu e p elear-para ganars e el pan, haciéndola emergcrco-
~unc ión del .~p_~~_~tum" , " me agui jo nea"Y Sin em bargo, este (t1~ superflua, en exceso, d esprovista de sus sem blantes sociales,
"corno "vida desnud a". En este sentido, la convención familiar de

17. "No soy yo que va ce rca de el (il pu ctum) pero es el que, partiendo
de la escena, como una Hecha, me at raviesa ". Cj r., R. Barthcs, La carnera 18. J. Lncan , II Semina rio. Lib ro Xl, 1 quattro conceni [cndamentnli de-
cinura, Tm-ino, Einaudi, 1'.11:\0, pág. 28. lla psicosrulisi, Torino, Einaudi, 200}, pág. 100.
Z4 MASSIMO REC A LCAT I LAS T RES EST t T ICAS D E LAC AN
"
.ser sujeto de la representación , que mira contemp lativament e al ble, en su real m ás propio, en su real irredu ctible a la cadena
objeto, aparece trastoca da: aho ra es el objeto quelomira, y el su - significante en la cu al el sujeto es represent ado . El cuad ro no
leto .!c_sicnte caer en su "vida desnuda". en su ser d e objeto "de entra en la represent ación, no vu elve sob re la rep resentación , es
exceso". La mancha es, por ende, un a func ió n de aniqu ilación aquella fun ción que hace surgir al sujeto como límite de la re-
d"ersujeto de la rep resentación, puesto que conmoci~>na el ser del presentación .
sujeto y lo aniq uila.' ? La estética anamó rfica encuentra en esto la La estética anam órfica nos impulsa a un m3S allá de la esté-
Stim nuing fund átñ'cl1tal. H ay obra d e arte cuand o hay encuentro tica del va cío. Para la estética d el vac ío la ob ra de art e, organi -
con la man ch e, con aq uello que agujerea el marco pu ra mente rc-- zando el v ac ío d e la COS<l., pone distancia de la zon a incandes -
prcsenw ívo de la organiza ción semá ntica de la o bra. Pero la fun- cente de lo real, mientras qu e para la estética anam órfica es la
ción cuad ro para Lacen no es el simp le marco d e la representa- o bra mis ma la que hace surgir el real como exceso alo jado en el
ción. Esta revela, en última instan cia, al sujeto mismo co mo corazón de I.t obra. La estética del vacío circu nscribe, bord ea,
fun ción mancha, como imposible de reconocerse, co mo exceso su blima el real. mien t;;;- q ue la cstérica.; namór fica lo fiace
excluido d e 1J captura del significante. El pu nto ciego de la visión 'en\;rger, lo provoca, lo hace. surgi r aun q ue sea en su localiza-
tiene que ver justamente con este exceso co nstitutivo. El sujeto ció; esencial. El pro blema es cómo hacer su rgir lo irrepresen-
es el lugar de [a repr esent ación que, sin embargo, no p uede re- table a tr avés de la figura. Se tra ta del real, no como centro ex-
presentarse a sí mismo. Es la misma parado ja que caracteriza al cluido d el mundo de la represe ntació n -d as D ing en cu anto
significante corno diferencia pura; el significante está en relación "realidad fuera de significado"- pero sí como encuentro. co mo
con otro s ig n ificant e~ j us t~ men te por la impos ibilidad de repre- rych é. La func ión cuadro es tamb ién una f unción t)'cb é. Mien-
sentarse. tras que en la primera estética el acento está en la sublimación
--- Eil la estética anam órfica Lncan retoma este problema po - co mo elevación del objeto a la dignidad de la Cosa, ahora se
niendo 1~i ~cp'~ :s ent~bl ~_ com o cxtimid ad de la representación. trata de la decon strucción del marco d e la representa ción, la
Por end e, evitando la d eriva psic óricadcl realismo de loamor- fu nción rn<1nch~ activada por la función cuadro, p ara hacer po-
fo y de la apo log ía de lo ho rrib le - en co ntra posició n ingen ua al sib le el encue ntro con lo real. La estética anamó rfica es una es-
ideal acadé mico de lo bello- qu e cara cteriza y orient a gran par- tética q ue hace su rgir una- d isc o lltil~u id ad.r ea l. a part ir d e la
re del arte cont empo ráneo, pero interrogá ndose sobre el arte mancha en la visió n. Es la anamo rfosis que inv iste a O lim pia,
co mo operación simbó lica que hace surgir lo real (10 irrep re- la muñeca mecánica del relato "El hom bre de drena " de H off-
sentab le. lo no -figurable) sólo a través d e un a operación for- mann, co ment ado por Freud en "/0 ominoso", do nde el equ ili-
mal. sólo en un a relación de extimid ad con la fo rma . brio de su pe rfección form al se revela imp ro visamente como
¿C uá l es, por consiguiente, la fun ción del cuadro? Es sobre- ar tefacto, m áquina inert e, cosa muerta. La belleza gélid a d e
tod o la función en la cual el sujeto, afirma Lacen, ha de encon - O limp ia deja de es re mod o ap<l. recer aquello qu e perm anece
trars; co mo tal.20 C¿-mo tal signific-;- ~~;no límite irr epresent a- oculto : el ho rror de la muerte, el real ir rep resenta b le de la C o-
sa.
19. ). Lac.m, (lb. cit., pá¡;.1l7 Pero el ejemplo pri nceps de la estética anam órfica es obvia-
20. "Hablemos denom ina d o cuad ro a la fu nción en la cual el sujeto deb e ment e el de Los em bajadores de H olbein, obra qu e mues tra la
enco ntr arse corno tal" . Cfr., ). Lacan.Il Sfm illario X l; o h. cir.• p á ~. 99. ir reductib ilidad de la función cuad ro a cualqu ier simbolismo .
21. MA SS IMQ REC A L CATI LAS TR ES ESTÉTI C AS DE LACA N 27

Aqu í no está, co mo en la Olimpia de H offmann, la belleza en 3.1 Excursus: el paradigma de las "jorobas" de Alberto Burri
primer plano, pero s i la van idad de la identidad, la van idad más
grande den tro de to das las vanid ades. El vacío estruct ura l d el El cuad ro que hu rta , que captura y qu e ro~pe la f3mili~~i­
sujeto está escon di do en las m áscaras sociales, del saber, de l po - d ad d e la rep resent ación, e ncuen ~ r3 en Burn . un a exp~: slOn
der, d e los sem blantes en los cuales el sujeto se resgu ard a. Pero esencia l. En particular la referencia a l.as cO ~l~tderad:s JO~?­
.la apa rición del real e~ca.~a_do en ~~to al~~n)Q!fi c~e la .~ bas" o bien a UIU serie de obras qu e ejemplifican la func i ón
beza del mu erto- no édviene a n-aves de un a herm en éutica srm- cuad'ro", La perspect iva geo métr ica viene forzad a i~tr~d u­
bÓlica.-sinomás bien por la vía de un a decon strucc ión formal: ciendo u n espesor material en el tejid o de 13 obra, qu e invierte
El pumo op aco d e la calavera aparece en el cent ro de la o bra la di mensió n pe rceptiva de la fruición ord inaria. No es mas la
co mo "func ió n ma ncha" . Ca be se ñalar qu e la deco nstrucció n percepción del qu e ob serv a la obra, es la ob ra qu e forzand o el
fo rmal no es en un sentido único: se tra ta de un sentido po sible límite del marco, se catapu lta a lo externo, atravesado d~ !os re-
de ida y vuelta. De d econ st rucción y reco nstr ucción forma l. La lieves, las "jorobas" que habi tan y encre span su superfiCie, lle-
_Q!2g~ación formal apunta a una r ecomposición inusita da. Só-- gando a alcan zar al observado r Lo interno se vuelca a~í, ~n una
lo aho ra el crá-neo--d eviene percepti ble co mo tal,-daiidn un sen - torción material a lo exte rno , creando un efecto anamórfico ra -
tido ominoso a to da la obra, En la estética anam órfica aquello dical qu e inviste el fundame nto mismo del arte p,ictó,rico: la su-
q ue descompagina el cuad ro es laI uncifÍtl cuadro interna al" pe rficie kantiana, neut ra, trascendental d~l ~spaclO vlen.e con ta-
el/aura, no esl a just"ificilcióña c la agresión al cuad ro en nom- m inad a p or un real que se p resenrifica co mo Jo roba s,
obre de-u n realis mo de [a Cos a. Realismo y simbo lismo so n p rotu berancia, saliente, exceso.
perspectivas que Lacan intent a evitar. E n la estéti ca ana mó rfica
no hay ningú n simbolismo po rque la mancha no ind ica u n sig-
nificado en latencia, esco nd ido, a la espera d e ser liberado. Pe- -l. LA T ERCERA ESTÉTI CA DE LACAN:
ro tampoco se trata de algú n realis mo: lo afo rme, la manch a, el LA ESTtTlCA DE LA LETRA
obje to suspendi do y oblicuo, no tie ne ningu na relación co n la
apo logía de lo amo rfo d el arre contemporáneo como sos tiene, La terc er a estética de Lacen es la de la letra. Aquí el re al no
por ejemplo, Yve-A lain Bois y Ro salind Krauss, que exaltan, está más en relación al abis mo d e da s D ing, y ni siquiera se con-
p recisam ente, lo amorfo como exp resión p relingüistica, "bajo figura como un resto locali zado, parcializad o, capturad?en el
materialista", "antirnoder nista" del real obsceno de la C osa, en detalle en exceso de la figu ra an am órfica. La tercera esrenca es
cont raste irre ductible con la catego ría mod ern a de forma." una estética de la sing ularidad. bl. centro está la funció n del
cuad ro como [unc i ón de la letra. La lerra es el en cue n tro.~­
-tingente co n aq uello qu_e siempre ha estad o, co n la esencia co-
mo lo"ya estado". Se trat a, d e~pués de lo desarrolla do en e~ Se-
minario Xl a través de la tens ión entre aurcmato n y ty ché , de
una nue va teoría del eñcu~entr~ Ca seg unda estética teóriz á
21. Cfr., Y.-A.-Bois, R, Kracss, L'informe, Milano, Bruno Monda toti, fundamentalment e el art e como "encuentro anamó rfico con lo
2002, real: su criterio no es lo bello com o barrera sim bó lica en nues -
MASSI!vlü RECA LCATI LAS T RES E S T ~ TI C A S D E LA CA N 29

tras co nfro nt aciones con el ho rror (estética del vacío), sino la del Otro. Abso lutamente contingente es, por el con trario, le
"fu nción cua dro" com o fu nció n que presentifica lo irr epr esen- impront a singular que no pue de ser reducida a un epi fenó me-
tab le: punctum que agujerea la función studium , E n la terce ra no de esta caída - no es más el efecto lineal de una causa d cter-
estética una n ueva teoría del enc uentro nos conduce hacia la di - minfst ica- .
. m?nsión s ingula~l_~(;:_~o como mo dalidad de separación del La tercera estética - en opos ición a la tesis de los años cin -
s~Jeto de la. sombra simbó lica del O tro . En el apólogo de la llu- cuenta, que tenía en la poes ía el paradi gma de la amplificación
VIa narrado por Lacan en Lituratcrra el encuentro es u n efecto significa nte d e lo cua l se nutre el incon scient e estr ucturado co-
del clinam cn que of icia como rasgo singu lar de la universalidad mo un lenguaje - tiene como presupuesto un significante suel-
del significan te. El encuentro de la lluvia que cae sobre [a tic- to en la cadena, una no -artic ula ción, un abso lu to singul ar ex-
rr~, liberad a de la nu be del significant e, produce una erosión, céntrico a la un iversa lida d del sign ificante. M ientras en la
deja un tra zo, de la impronta sing ular. La letra no es aquí, co- p rimera estética el exceso irre ductible del rea l se constituye en
m? era en el fon do en la teoría de la alienac ión significante qu e la Cosa, el arte se manifestaba como su or ganización signifi-
o:l ~nta el Seminario Xl , el significante que mortifica el cue rpo cante, y en la segunda estética éste exceso es todo int erno a la
VIVIente , aquello que 10 incid e. La tercera estética se con centra ob ra - es su punctum ominoso ( éxtimo j- , en la tercera estética
s? bre la.eme rgencia - a través del encuentro contingente- de la esto se manifiesta en lo singular, que se revela ma rcado pof]a
singularidad , de la traza singular, irre ductible a la universalidad repetición, P21: la necesidad de la ~~p~ tic ~~!!? ,~e u~ep eti ción
del significa nte : imp ro nta única, signos irrep etib les se diseñan que se entrelaza con la contingencia más pur a. El exceso de real
sob re la tierra en el límite - en el li toral- entre significado y go- -': irred uctiblea l significante - se manifiesta en la sin gularid ad de
ce'.En el .apólogo lacaniano de la lluv ia la traza depende de la la letra como destino, o bien como unión radical de co ntingen-
uni versalidad de la nube d el Otro de la cual llueve sign ificado cia y necesidad . En este sentido, la tercera estética encuentra su
y goce , pero su existenc ia material so bre la tierra es un hecho solución más eficaz en la experie ncia del pase y en la escritu ra
abso lutamente singular; fruto de u na con tingencia inasirniiable del poema subj etivo que éste comporta." Esta escritura es, de
respecto a cualquier determinación significante. Est e es para hec ho, inspir ada p or un criterio de reducción. La p areja reduc-
~aca.n el valor del ideograma orienta l: una escr itu ra que, pres - ción-amp lificación significante - tal y como es teoriza da p or
cindiendo totalmente de lo imaginario , resulta vinculada al ges~ Miller- 14 constituye en efecto el centro de la estética de la letr a.
to sing ular, a lo irrepetible del ejercicio caligráfico, en el cual, Mientras la amplificación significante valoriza la resonancia se-
precisamente, " la singularidad de la mano destruye lo univer - mántica generada por el encadenam iento entre los significantes
s.~J ".22·- .- ---, y p rod uce una red unda ncia de sentido - es justamente valo ri-
El estatuto de esta singularidad es un dobl e absoluto. Es ab-
solutamenre contingente y absolutament e necesaria . Abs oluta-
mente necesaria es la caída de la llu via que man ifiesta la acció n 23. En el pase está, en efecto, en juego b posibilidad de un anona d.lmien-
ro ún ico y singular, ent re el elemencro necesari o del víncu lo biográfico y
aquello de su trans misión testimonial "u niversal".
24. Cfr., J.-A . Millcr, Le partenaire-symptome (1997-98), curso desarro-
22. Cfr ., J. Lacan, "Litu rarcrm'', en La psicoanalisi, n'' 20, Ro ma, Ast ro - llado en el D epart ament o de Psicoanálisis de la U niversidad de Parí, VIII I,
labio, 1')<)(" pág. 14. en part icular, sesión dcl29- 4-98, 6-5-98 (inédito).
30 MASSI MO RECA LCATI LAS T RES ESTéTICAS l>E. LAC AN 31

zando esta virtud <lvv Lacan ad opta en los año s cincuenta, la 4.1. Excursus: el paradigma de la cruz de A ntoni Tapi es
poesía co mo paradigma de la función cxtraco munic ativa y m i-
to poi ética dellenguaje -, la op erac ión de la "red ucción" reco rre U n ejempl o paradi gmático de la terce ra estética se manifies-
el cam ino OP U CSlO; no se m ueve el SI de la letra al 52 de 101 am- ta en el trabajo de Anto ni Ta pies en el símbolo d e la cruz. En
p lificación significante , pero .red uce p recisament e el 52 d e la la ob ra de T apies ~a p~cia de la cruz 7~' de he: h.o, una pre-
amplificación al hues o de lSf , al hueso -JC"Ja ICl!"a_Jt.~:t'matléá--y ~encia qu e a un cierto pu~to de su tr~baJ o~ se configura co~o
asemán tita."Desde este pu nto de vista, si por prod ucir en el pa- centr-al. La riqueza expresIva, la mulrifonnidad de lo s materia-
se el poema sub jetivo es necesario haber ago ta do en el p ropio les, los' camb io s de dire ccion es ar tísti cas no hace mella a la
análisis personal lo má s ampliamente posible el mov imie nto de con sta nte de l pri mado de la cruz.
la amplificació n significante , la escr itu ra del poema subjetivo - Desdeun punto de vista general la poética pictóric~ de An -
en sí es un efecto de cont racció n , d e redu cción de la acció n de ro ni Tapies se ejercita como un a exaltación e? el sen udo. en el
la amplificación. Es por esta raz6 n que Miller; sigu iendo al La- cual se entiend e la exaltación analítica: redu cci ón progresJ\'a de
can de Limraterra, evoc a. ~~ tu}"..ª- ge t Haik.u';apº né~_ Cl.~_I!!O las vestidu ras yoica s. desarticulació n de su dominio nar~ isís ti­
mode!" p ur o de la reducc ió n significante; esfuerzo d e poesía co, qu e fina liza en la con ducción del sujeto haci ~ la asunción de
'~q ~n o valo riza canco el carácte r in finito de la amp lificación, su propio ser en cuanto ser marcado de forma IOdelc? le por la
cua nto su cont racción esencial. - acción del O tro. Se trata de aque llo qu e Lacan ha teorizad o co-
La o bra de Joyce pudo proponerse para condensar el carác- mo un a "re ducción de la ecuación personal"26 del sujeto. Se tra-
te r esencial de la tercera estética pe ro solo en un modo atípico. ta de u na operac ió n de reducción pro gresiva de los i~ag~na~i?,
No se pu ede decir efectivamente que Joyce utilizc el métod o de ---;; b ien de su simbo lización radi cal, para llegar despu és a indivi-
la red ucción significant e (esta será la co ntr ibución cxrraordina - d uar en el mismo campo simbó lico el eleme nto irred ucible a 10
ria de su mejo r "alumno" , a saber: Somuel Bcckerr), cuan do simbólico la marca fund ament al (nscmá ntica) que instit uye al
más bien que eso se emp eña en ema ncip ar p rog resivamente al ro jeto-y s~ destino. De este modo 57 pue~en ~~slar y ~sc~ ndi r '
)eng~aj~~e la dimensión .imaginar ia dd"scntido. Sin embárgo~ ~ los d os tiempos fund amentales de la mves~lgac lon de Tapies: ~I
esta emanc ipac ió n no adviene por una efeci:o di recto de una. tiempo del atraucsamiento del espejo y el tiempo de la redncción
operación de redu cción , sino más bie n po r u na exasperación d e del sujeto a la letra.
la dimensión de la amplificación significante . La letra " joycia- El tiempo del "ar ravesami enro del espc jo ':2: co inc.i~c con
na" resta atípica por ésta razón, ya qu e el vaciamiento del sen- una verd adera y propia enmienda de la s ed~cclOn narels_lsta,de
t ido adviene solo hiperbó licam ente por"lav ía de unasuerte de la mirada. Si se co nsideran las obras producidas en los anos 40
"cub ismo literario ", o bien por su explosión~-ioJaslas direc- se puede colegi r fácilmente la centrali~ad imaginaria del ~u~o­
-,io nes posibles.P - rr ctrato, la presencia continua de la mirada en u na retr aus n ca

26. Cf r., J. Lacan, ~ Varianti dc lla cura ti po" , en Scrilfi, T o rmo , Ein aud i,
1974, pág. 335. , J' .
25. Cfr ., j.-A. Miller, " Lacan avec j oyc e. Le Séminaire de la Section chni- 27. A. Tápics, Cv mmu1JicatiQU sur le mur, en La pratllJue de art, Pcns
q ue de Barcelone", en LA Cause [reudienne, n" 38, París 1998, pág. 16 Fo lio essais, 1<J<J7, pá~. 2 10.
32 MA SSI MO RECA LCATI l AS T RES EST fTI C i\ S D E. LACAN 3J

to d avía figurativa, d e gusto surrealista, y en esa rec urrenc ia, ca- even to s relacio nados a la gue rra civil español a: la cruz evoc a la
si obses iva, de la mirada misma d el artis ta q ue parece, en efec- bar ba rie human a, el odio, y la ag resión morta l, pero también es
to , apa rece r en todos lado s. Pan T apies el atravesamienro d el el mo ntlgranl.1 qu e custod ia el silencio y el resp eto ético por
espejo im plica en cambio u na "esta día en el des ieno ",28 es el nuestro de st ino mortal. En la A utobiografía esc ribirá: "asocio
aba ndo no de la refe renc ia narcisista a la imagen espec u lar. La m i pa ís a mo m en tos de an gu stia. a lo s bomba rd e~}s, ~ la ?es-
estadí a en el desierto es el tiempo de un a soled ad que no se rrucci ón, ;1. la frustració n, a la op resió n, r a la mise ria"; ' .. La
pued e co nso lar en la representación im aginari a del yo. Es ta so - c ruz. es aq uí el s ímbo lo de l0-in go be rn able, del pad ec.illli en~?
leda d es un vacío ce ntra l que Tapies persigue co mo p u mo ar - humano, del ser-para-la- m uerte, de lo trágico de la ex rstenc ra.
qui m édi co paradoja] : el vaciam iento operado hacia lo interno P ero es c~u experiencia co nstituyente el trasfo ndo histórico y
se revela, co mo la co-nd iciá n de prod ucción - de exterioriza- humano de b expe riencia sub jetiva de la cruz, en la o b ra de T a-
ción- de la o bra mi sma. La imagen se dcsime tri za al punto d e p ies, corn o había mos visto , la cr uz surge inicialmente co mo el
d isol verse progr esivam ente so n o frecer algún refugio narcisís- prod ucto de una t ransformación de la letra q ue indica una to r-
t ico al sujeto. U n p rime r resultado d e esta d iso lució n es la apa - sió n de la inicial del s ujeto , de la T de T api es. Esa T ap;l(ece co-
rició n d e la cruz en elluga r d e la inicial d el no mbre del artista. mo una cruz que no es m ás un índice del yo sino más bien
La T de Tap ies transformada en una cru z en el A utorre trato de aq uello q Ut' rest a del yo después de haber co mpletado el acse-
1950 2'1 ind ica una red ucció n ascétic a d e la ima gen esp ecular co- sis de l atra vcs amic nro del espejo. En este sentido le ~.! uz no,:s
mo lu gar del yo, a la mar ca de la le tra asem éntica. El desdobla - índ ice del )'0, sino más bi en el resultad o de su ca ncelació n. Po r
miento de la imagen y la presen cia ago biante d e la mirada no -esto Ta pies pudo acercar el símbolo de la cr uz a la pa ~ del si-
es suficiente p ara mostrar la co nd ición de d esech o, de exclu - len cio . En ellu gar del circo imaginario del yo y de su infa tu a-
sió n fu nd amental del sujeto. La mi rad a sangrante, lacerada, de ció n n; rcisistJ , la cruz sella la UIlJ. red ucció n del yo a la marca
las primeras o bras sufre así un p ro ceso de lenta " purificación ". ascm .intica (lu e institu ye al su jeto co mo desecho. En el camino
La emergencia de la cruz en ellugar de l no mbre p ro pio del su- a rt ístico de T api es, esta red ucció n co nincid c"co n "La hora de
jeto indica as í la d imensió n de su je ramien ro del su jeto: el y o del /<1 so/edad ".31 El sume rgi rse en la invest igación y en la experi-
autor desaparece reducido a la cruz de la letra. Es este en e fec- rncu raci ón de nue vos ma te riales que ap asiona a T apies en p J.r~
to el tiempo de entrada de l símbolo de la cruzen la práctica d e ricular e n el cu rso de b pr imera mitad de los años 50's llega
T apies: la cruz ent ra prec isame nte en el luga r de la letra (la T aq uí a su culmina ció n y lo con d uce a vo lve r a enco ntrar Id
d e Tapies) qu e indica el ser del su jeto . La cruz d e Tapi es no es, cru z, no V;\ co m o U1\;l rep rcsent ;l..: ió n an t ro poc én trica como en
en efecto, la cruz crist iana . El valo r teol ógico- re ligioso de la .
el A uto vrct r.no de 1(J50 , en 1J. mallo del ve- auto r, sino inscrit a
cruz como lugar de expiació n, de sac rificio y símbo lo de re- directam ente so bre el mu ro. Es este el segu ndo mo vimien to de
denció n no es la cruz de T ap ies. Ciertamente, en la cruz tap ie. la ascens ió n tapes iana. Consiste en la introduc ción del e1eme n-
sana resuena el e nc ue ntro-t rau m a d el jo ven Tap ies con lo s
.10. 1\. T .ll' ic'i, t1ul of,w'¡{ r,¡( i.¡, " h . cit., ¡,.ig. 79. A ncora: ~ IOU s les murs po r -
28. Cfr., A. T apies, Autobio grajia, Vcnc z¡a, Marsilio, 19K2. pág. 213. tctu tl'IJl" ,~n.tl-:c' du m.u'tj r de notr c pcu ple, des arrcts inh umain s q ui lu i ont
2'). Cfr.• Self-pQrtrait. 1950. en A. Tapies, The complete Works , Colonia, "'"' intl i¡.;é'i." r\ . rlp ics, Cm,m/lm/rdúon su r le mur. o b. cit., pág. 209.
Konncmann, 1"97, \' 01. 1 (19H - 1960), pág. 139. ,\ 1. A. T ;¡I" " ' , il>¡J ,·m.
J4 MASSIM O RE CALC ATI LAS T RES EST ETIC AS D E t ACAN 35

to irredu cti ble a lo simb ólcio a partir d e lo simbó lico. La cruz La int ención y despu és el gesto, pero solo la pr imera se rea-
es en efecto cap turada a partir del nombre propio del sujeto liza en el segundo. La cruz cs un efecto de aq uel gesto que no
- por .c? " siguient e e su di mensión simbólica- para term inar po r depende de la intención pero se quema en u n instant e vacío de
~d qu~nr ~ n valoc.:lsemántico en tanto no es una rep resent ación pensa mient o, en u n p uro acto . La cruz no es el símbolo que co-
l ~agJnafla. del sujeto. La cruz qu e se infiltra en el nombre pro- mun ica un men saje, pero es un o bjeto, un objeto signo. Al con -
P'v del SUjeto se esu mpa so bre el mu ro que Tapies d escubre trario , esta marca la diferencia entre la"obra co mo-representa-
com~ desti no co ntenido en su mismo nombre (Ta pies signifi- ció n (de sentido) y la obra co mo obj eto que se p roduce solo
ca, d e hec ho, en catalán " muro"). Es el muro que to ma ahora sobre la base de un vaciamiento de sent ido. Por eso la poética
el lug ar d el espejo. El yo no se aloja más en la imagen se can- del muro es para Tapies, so breto do un modo para descu brir al
-cela en la existencia mate rial del muro", sobre la mirada cala la silencio como corazón interno -externo del sentido. Como en
~":,~[eriJ. inh umana de la [ierr~. ~e1 yeso, de la aren a. Esta apari- el recorrido de los místico s, el silencio se logra, no d irec tame n-
clan del muro muestra a que nivel de ascenso Tapies había lle- te, sino a través de la acen tu ación máxima de su contra rio. El
vad o su ~educción de lo ima ginario. Es este pas aje extremo silenc io no es un dato inicial sino algo a lo cual la obra llega.
-del espe jo al muro- que Tapies d efine en efecto como un · sal- Para alcanza r el silencio, Tap ies dijo una vez : "es necesari o pa-
to cualitativo ", J 2 por co nsiguie nte como una discontinu idad sar a través de un son ido fuerte". La conmoción del gesto pro-
que revela rad icalmente la estruc tu ra del su jeto. A ho ra la cruz voca del mism o mod o la redu cción del sent ido a un punto de
se presentifi ca en Ia.ob ra sin alguna relación con la imagen del Vacío. La cruz es esa letra que vacía el sent ido representativo de
yo . La cruz no es, sm em bargo, una ma rca entre las' otra s por- la o bra y la consi gna solo a su pura dimen sión de evento. Si el
que la cr~z es la marca universal de la tradició n judeo-cristia- símbolo religioso de la cruz es e símbo lo un iversal de la pasió n
na .de OCCIdent e. No obs tante, este universal no es en Tap ies el h uma na y de la redenció n divina, la cru z tapiesiana tien de a la
u mvers~ l abstracto del arquetipo jungiano po rque d eviene una "X" del en igma. Si el prim ero evoca una más allá trasc endente,
marca sing ular; La cruz no es solo ni so bretodo un símbolo la segu nda se manifiesta como abso lut amente vinculada a la in-
pero s~ n:a~ifiesta com? impro nt a, horma, t raza, graffi tti, sig~ manencia de la ob ra. En el Gran Cu adro gris ( 1955) 3J la cruz es
no caligr áfico gestu al, Irr emed iabl ement e vincula do a un ha- inv ert ida en la X enigmática q ue apa rece co mo u n pe que ño
cerse letra, qu e, como escribe Lacan, "destruye a lo universa l" . graffino blanco so bre la amp lia superficie de materia oscura y
Lacru z. es la- rep etición del even to del sujet~: universal en s~ co mpact a. La ascensión tapcsiana ha red ucido así, a u na letra
alineació n a los significantes de la tradición, pero absolutam en- enigmática, el ser del sujeto. Mezcla de cont ingencia (el evento
te, si.ng ula r en l~ letra ind escifrable que la co nstituye. Po r esto señal-ge stual de la cruz -en igma) y de necesidad (el evento del
Ta p ies pud o afirmar que la mano del artista tien e un valor en muro que recondu ce al sujeto, en un a repetición fund amental,
sí, se sos tiene so bre el nervio del brazo , so bre la "el ectri cid ad " al destino escrito en su mis mo nomb re) al cual el artista en la
del brazo. E n el gesto sin gular la intención se consum a en el ho ra de 1:1 soleda d decid e, en un a elección forzada, so met erse:
acto mismo qu e 1:1 produce. No hay un antes o un despu és.

33. Largc Grey Painting ( 1955), en A. Tapies, The Complete Works, (lb.
32. A. TJ.pie.l, ibíd em, pá¡;. 2 :0. cit., pág . 245.
J6 MASSIMO RE CALCATI

"puis un ¡OU T j'ai tenté d 'atteind re directem ent au sííence. Plus LA SU BLIMAC IÓ N ARTISTIC A y LA C O SA
r ésign é, je me mis soum ís á la necessit éq ui gouverne tou te lvt-
te profon de ".J~ ~
Massim o Recalcati
TCl([O traducido por AnJrc:,a Mojic;) Mojica '! Maricl,¡. Csst rillejo
Revisado por Astri d Álvarcl. de la Roche y Mal iela Ca uri llcjn
Versió n co rregida po r el autor. con aut o rización para su publicación por es-
l e med io

" QUI.' cosa es esta po sibilidad llam ada sublullació n?"


]. LACAN, El Semin ario. Libro VII.
La ética del psicoanálisis

1. LA SAT ISFACC iÓ N SUBLIMATO RIA

Para el psicoanálisis en genera lla sublimación es un co ncep -


to alta mente pro blemático. Sobre tod o lo fue para Freud. Jo nes
cue nta c ómo en 1916, Fre ud decidió destruir el manuscrito de-
d icado a ella, que habría debido aparecer en la colección intitu-
lada Metaps ícologia . Esta des trucción expone en modo eviden-
te la d ificu ltad d e Fr eud en alcan zar un a cla rida d teó rica
respec to de una categoría de la cual en realidad él ya había he-
cho uso en textos precedentes pero sin lograr jamás una defini-
ció n conceptual rigurosa. Freud queda insatisfecho del propio
esfuerzo; destru ye su trabajo, hace del capítulo dedicado a la su-
blimación el capítu lo ausen te de su Metapsicologia, su semina-
rio inexistente, su sicut palea .
Freud usa pue s la cate go ría de Sublimicrung en diversas
obras, algun as de las cuales están explicitcmentc menciona das
34. A. Tapi es, C onllmmit'atúm SIIr le II1 l1 r, (lb. cit., pdg. 2 10. por Lacen en el comentario dedicado específicamente a la cate-
"Luego un d ía intenté alcanzar di rectame nte al silencio. Despu és ren un-
,¡ goría de sublima ción (que encont ramos en el Seminario VIl ).
cié, me so me tí a la necesidad q ue co ntro la toda luch a profund a." Pod remos recor rerlo aquí en detalle; pero la categoría freudiano
MAS51MO RECAL CAn LA SUULlMAC IÓN ART I5n C A y LA C O SA J9

no es jamás tratada en forma sistemát ica. Sublimierung permane- 2. LA SUBLI MAC IÓ N Y EL PADR E
ce com o un verd adero enig ma en Freud. Pero cuál es el corazón
de este enigma? Qué cosa Freud no domina suficiente ment e en El Semina rio V II señala un moment o decisivo en la relec ru-
la p roblemática relacion ada a la sub limación ? O , más prec isa- ra [acani ana del co ncep to de sublimación. En un p rim er tiem-
ment e. qué cosa ind ica esta dificu ltad en Frcud ? Cuál es el mis- po Lccan p arece pri vilegiar un a versión cdipica de la sub lima-
terio qu e encierr a ? En este trabajo me esfuerzo en atra vesar esto s ción. De manera manifiesta en Los complejos fa m iliares en la
interro gant es siguiend o el camino lacaniano al reto rnar este con- formación del indiv iduo, Lacan teoriza acerca de un a co ntinui-
cepto tal como se desarro lla en el cuadro del Seminario VIl.1 dad estru ctural entre la noc ió n de sublimac ió n y la fun ción
En una síntesis extrema se puede afirmar que la noción de simbólica del padre cd fpico : el mod elo. el prototipo fun damen -
subli mación presenta el p roblem a de cómo p uede existir un a tal de la subl imació n, es rastreado en la operatividad nor mati-
satisfacció n p ulsional no vincu lada dire ctament e :l una sat isfac- va del Edipo. U n eco de esta tesis se enco ntra rá en el cu rso d el
ció~ sex u~l. E,so co mporta que la Sublim íerung imponga una Sem inario VI I cuando sublimación y padre aparecerán est re-
resistcman zcci ón d e [a definición misma d e satisfacción p ulsio- chad os en un anudamiento radical, en el sent ido que el " recur-
nal ~~ e se e~lcllcnt~a en juego co mo ta l. Cómo pu ede la satis- so cstructurante de la pote ncia paterna" aparece "com o una su-
facci ón sublimato r ia entrar en el ca mpo de la satisfacc ión pul- blimac ión " (EP, pág . 182). Mas precisamente, en Los complej os
sio nal? La enormidad del proble ma de la sub limació n consiste fam iliares, Lacen propo ne la tesis clínica de qu e cuando la ima -
en este inrerro ganre respecto del cual Preud no está en co ndi- go materna no viene tratada p or la sublim ación patcrn a, d evie-
cio nes d e respo nder con segurid ad , au nque sí insiste en retener ne factor de mu erte. La fuerza sublimatoria del Ed ipo cons iste
que en la sublimación hay en juego una satisfacción pulsio nal. en separa r al sujeto de un goce fusion al, mortífero , de la asp i-
Pero cómo p uede una pu lsión se xual satisfacerse siendo -como ración destru ct iva hacia la totalidad, d e la nost algia de la Cos a.
adviene en la actividad sublimato ria- inh ibid a en la meta ? CÓ~ En este sentido la noción de su blimación asume un significado
mo esta satisfacció n -que imp lica un a renuncia a la satisfacción constituyent e en rel ación a la realidad mism a. D e hech o la co n-
directa- es otra satisfacció n resp ecto de la qu e viene impuesta di ción de acceso a la realidad se define propiamente por esta
po r el sup er-yo? sublimació n del goce mort ífero }' canibalísti co qu e distin gue el
¿ N o sería tal vez éste , el p roblema p lanteado en ultim a ins- pe gamenro oscuro del ser viviente con el Un o del cuerpo ma -
rancia por la subl imac ión Freu dia no: qu e sería una otra satisfac- terno, Mas p recisamente, la posib ilidad de est a primera sub li-
ción respecto a esa que se consu ma d irect amente a través del mació n d el goce parece operar co mo un pri ncipio discriminati-
ob jeto ? vo ent re neurosis y psicosis, en el sent ido que e n la psicos is la
sublimación se demostraría como imposib le y el goce de la pu l-
sión d e mu ert e arrasaría cualquier diqu e sub jetivo, Es la idea de
. 1,' M.á ~ pr~¡;j,~a me n te, ,este' co menta r io viene desarrollado en b pa rte del la psicos is como imp osibilida d de acceso a la op eración simbó-
Seminar io intitulada perunentcrnc nrc por j acq ucs- Alain Millc r: RE] proble - lica de la sub limación: el suj eto qu eda p egado a la Cosa del go-
m" de la su blimaci<ín Cír., J. Lacan, El Seminario, Lib ro VII. La ética del
M
,
ce, viene arrastra do en las espirales de un rea l caótico , Aún más
p siw(/Ilálisls (1 '159 -60), I'oriuo, Eina udi, 1994, p,ígs, 109-207,
D e ahora en adelante las Citas de est:. ob ra serán repro ducidas con la sigla p recisamen te, siempre en Los complej os[am ilie res, el grupo fa-
EP, mi liar imagin ario, ese qu e favor ece el su rgim iento de la psico-
40 ;\ l ASSIMO RECAL CA TI LA SUIi I.lMACIÓN A Il.TISTICA y LA COSA 41

sis, es def in ido por Lacen como "de scom pletado ", en el senti - vil. Sin embargo, ya en Los complejos [am íliares, Lccan nos re-
do de que en ello no es op erati va la sub limación p at ertLl, p re- cuerda qu e p ar'l que el dispositivo cd ípico funcio ne eficazmen -
dominando en vez, un pegorc amie nto sin mediació n entre el te, la su bli mación simbólica no pu ede , po r estructu ra, op er ar
su je to y la m adre como puro fa ctor de m ue rte.t en lugar de la un saneamiento sin restos del goce mortífero d el U no; la im a-
castración simbólica qu e instituye la sublimación como destino go del seno materno cont inu ará jugando un rol fund amental en
posible de la pnlsión, se afirma la equiva lencia terrible entre !J. vid a del suje to."
m ue rte y madre. Los efec tos de esta equ ivalen cia son cl ínica - Al haber int itulado un p árrafo de la sesión del 10 de febr ero
ment e dife rencia dos po r Lacen: aplastamiento del deseo, des - de 1% 0 " La sublimació n del Padre", [ acques-Al ain Millcr cvi-
tr ucción del sen timiento d e la vid a, apetito de muerte, deseo de dcnci a como, en el curso del Sem inario VII Lacan regresa sob re
la la rva, cani balismo fusio nal, ab ism o místico de la fus ión afee- esta su primer versión simbólica de la sub limación. Pero es jus-
riva, suicidio d iferido, toxicoman ía oral, asimilació n perfecta a to en este con texto que La ce n finaliza po r acentuar problemáti -
la to talidad del ser, retorno al sen o matern o, oscu ra aspiración camente más la función indoma ble del resto de goce - el trazo in-
a la mu ert e, no stalgia de la tutela totalitaria;' d eleble de la m arca mat erna, segú n los términ os de Los
Respecto a este goce que se pegotea con la muert e, el Edip o Com plejos Familiares- que la func ión simbólica de la sublima-
es el Jugar de un a su blimació n civ il. Sin sublimación ha y adhe- ción como expres ión constituyente de la fun ción del Pad re. Mas
rencia nirvánica a la Cosa mate rna , hay imposición de un real precisamente, él nos muestra que es en el mismo principio sim-
que exige una repetici ón maldita de lo Mismo. Aquí Lacen in - bólico paterno que po demos encontrar en acción este residuo.
siste en presentar la su blimac ión n o solo como una transforma- En otr os términos, justament e en el Seminario VI! Lacen indica
ción de la pu lsión sexua l, sino co mo principio mismo de to da una fractura interna en la noc ión de Padr e que impide esa suerte
transformación subje tiva: la sublimació n [aca niana no es tanto de co incidencia de Padre y subl imación que hab ía inspirado L os
sublimación de la puls i ón sino su blimac ión de la im ago mater- comp lejos. El Padre de Lacan es aqu í ya un Pad re que no coinci-
na que obstaculiza la creación de lo nuevo, de "nu evas relacio- de mas con el Padre como matriz de la sublimació n simbó lica,
nes en relación al grupo social " co mo se expresa Lc can m is mo. " con 1.1 función estructurantc del Nombre-del-Padre. Ese Padre
Como se ve, se tra ta de un encuadramient o de la problemá- en juego en el Seminario VII no es de hecho el Padre como pro-
tica de [a sub limación que valo riza su lado cd ípico -s irnbólico, to tipo de la sublimación simbólica, sino que es mas bien el padre
indica ndo la sublimación como o peración sim bó lica necesaria como ami sublimación radi cal. Es el padre-goce, el padre mal-
para el tratamien to de la pasión primordial hacia el Uno que as- dad, el padre maligno. El padre que, como adviene para el D ios
pira originariamente al sujeto. E n otras palabras, la su blima- de Lut ero evocado por L acan , odia sus criaturas. Esta fractura
ción se opone a la tendencia (mas allá del principio de p lacer) qu e atraviesa el princ ipi o paterno viene aqu í a la luz trágicamen-
del sujeto a la muerte; es su correctivo cultural , simbólico, ci- te: la funció n del pa dre no se limita a representar la sublimación
sino que se presentifica tam bién como odio de Dios, com o volun-
tad de goce, como goce del padre de la horda.!>
2. Cfr . J. Lacan Los complejos [antiliares en la ! orllJ(lcZÓ'1 del individuo,
Tor ino, Einaudi, 2005, pág . f x.
J . íde m p.lg. 35.
4. ídem, pág. lR. 5. ídem, p ág. 1'J.
42 MASSIMO RECA LCATI

La p resencia del cuadro de Los Embajadores de H olbein ha-


L A SU BLI M A C i Ó N AKT I ST I CA y L A COSA
"
no, la sublimación subjetiva aparece mas bien como una su-
ce aquí, no casualmente, su primera aparición en la enseñanza plencia posib le a la [orclusíon generalizada de la sublimación
d e Lacan : la text ura simbólica del cuadro , su co nstrucc ión gco. simbolica . En este sentido ella tiene su perno en el vacío cent ra l
métrica, ~u organizac i ón significante, hosped a algo qu e atent a de la Cosa. Su pern o no está mas en el Nombre del Pad re, sino
desd e el mtet:lOf a es(~ orga? izació n: la cabeza de muerto qu e en S(iX.). Por esto, Lacan pued e afir mar, "e n tod a fo rma de su-
la a na morf~~ls cu slod! ól o blicuame nte sus trayé ndola a la p ur a blimación el vacío será de termin ativo " (E P, pág. 165).
represenr acion, como Indi ce de un rea l qu e excede la dimensión
sim bóli ca-imag inari a de la representación aun hab itand o su
centro. Se trata de la misma oblicuidad que Lacan reencuent ra J. ÉT IC A Y ESTÉTICA
en el amo r cortés o en la poéti ca de la Dama. N o es la p ura re-
presentació n de la bella imagen d e la grac ia femen ina el centro El int erés mayor de Lacan en el Sem inario VII es aquel de
de esta poét ica, p recisa Lacan, si no, un "absoluto inhumano" , emanc ipa r la ética de! psico análisis de la di mensión imaginaria
Ese absolu to que en el Seminario IV Lacan ya co locaba just a- del Ideal. Se tr ata de un pasaje radical: del primado del idea l
mente en e! centro de la sublimación : "Otro absoluto incons- qu e tradicionalment e había inspirado la mo ral occidental como
ciente cerrado, fig ura de la muert e".' ' mora l d el deber-ser al pr imado d e lo real co mo [undante de
~odo ~~te ult imo giro de referencias para subray ar co mo la o tra Ética del su jeto, de un a Ética irreductible a aquella super-
subh~naclon no correspon?e un ívocamente al p rincip io del Pa- yo ica del de ber-ser. .
dre SInO que ent ra en tens ión co n e! mas allá de est e p rincipio, ¿Por qué, ent o nces, en tal co ntexto Lccan decid e hacer un
co n un Otro absoluto que no co rresponde a la fun ción pacifi- cxcursus tan amplio en to rn o a u na categ oría - Ia de la sublima-
cante del . Pad re c?ípico. sino que mas bien se configura como ció n- que parecería pert enecer, y q ue his r óricamcme ha p C rt~ ~
un a .'t~teT1{lad rad ~cal c. ~ nd om ab.le , Mientras en Los complejus uecido, mas a un a estética p sicoanalítica que a un a Ét icn. del p Sl ~
jam.tflar es la sublimación co ns tit uy e el acceso d el su jeto a la coa nálisis? ¿Por qu é incluir la sub limación en un a Éti ca y no en
realida d, o sea s.u separació n del goce (ma tern o) qu e lo pa rasi- u na estética?
ta, ahora, a partir de la fractu ra que obra en el principi o pa rer- La respuesta de Lacan es decisiva: la sombra del Ideal amena-
za oscu recer la noción de sublimación , de reducir la sublimación
6. En esn- nlllvim icnlO de redim cnaionamienm de la equivalencia entre
a un a forma de idealización. La dimensión general de la sublima-
padre }'. subJiJ11J..:io~ Lacen a nncipa la rclect ura del Edipo freudiano q ue en- ción impli ca de hecho la problemática del ori gen del valor. Para
centrara en el Stml11<1rlO VII su éxuo ma s radical redu ciendo el Ed ipo a un Frcud la sublimación implica qu ~ sus productos, los objeto s de
"sueño {le Freud ". Como ha not ado Jaeq ucs-A lain MiJJer es en el Seminario arte, cultura les. etcétera. sean socialmente reconocidos como do-
7 q u~ asisti mos a u." prim ero }' dec, " O pasaje de la Ialta cu el OIrO, po r ta l tados de un " valo r". En este sent ido la problemátic a de la subli-
J su mcolll plelUd ligada a la Io rclusión del significante del Nombre del Pa-
mación en cuanto creació n de valores es una problemática exqui-
J rc,. a [a falta de O ITO, eso es J su inexistencia. Cfr. ) -1\. Millcr, Si/er, C urso
realt7.ado en el Departamento de psicoa nális is de la Un iversidad de Paris VI I sitamente Ét ica. L. operación de Lacan consiste en preservar la
dcl I2-I -I 'JllJ . ' sublim ación en rclocion a lo real y no al ideal. El giro qlle Lacan
7. J. Lacnn, El Sem ina rio. U/nI) IV. Las relaciones de ubjeto ( 1956-57), imp rime a la reflex ión sobre la Ética inspira profun da mente su
Torino, Einaud i, 1994, pág . 473. acercamiento al enigma de la sub limació n. Su p rograma se man -
44 MASSIM ü RECA LCA TI LA SUl3l1 MAClÓ N ART1STICA y LA CO SA 45

tiene coherent e: or ientar la Ética del psicoanálisis -conque el pro- a su p ro pia enseñ anza distinguiendo e! camp o del mas allá d el
blema mismo de la sublimación- a p art ir de la cen tralidad de lo p rincipio del placer, por lo tan toel de! goce, de aquel del o rde n
real. La Ética no tiene que ver ni con el ideal, ni con 10 irreal: "al simbólico . En el Lacan clásico de Función y campo, como ha
revés - cfir m a Laca n- nosotros ire m os [. .. ] en el se ntido d e p ro- se ñalado en vari as ocasio nes j acqucs -A lain Miller, el simbólico
fundizar la noción de Jo real", (EP, pág. 16) coin cide co n el más allá del principio del p lacer en cuanto no
está doblegado por las exigencias del viviente, siendo mas bien
el lugar de un tra tamiento sign ificante del goce, de una morti -
4. EL CU ADRO D EL SEMINARiO VlI: ficación simbólica, precisamente, del viviente mismo.
DEL GRAN OTRO A L A GRA ,"-.¡DE COSA La lectura [aca ni ana de la pulsión de muerte y del más allá
del p rincipio del placer se p resenta en este p asaje como una lec-
El re torno d e Lacan a Freíd , en el Seminario V JI es un se- tura he geliana : lo simbólico es eso que an iqu ila la inmediatez
g~,ndo reto rn o a Frcud respecto a aqu el que se cump le en E/m - d e la vida natu ral. En est e sent ido Lacan ins iste en mostrar el
Clan y campo y en general en el cu rso de los año s cincuenta. En p arentesco fund am ent al entre la m u erte y la acción d el signifi-
el Seminario VII el retorno a Freud no to ma la vía simból ica can t e permaneciendo fiel a la linea hegeliana koj evia na que po -
del inc onsciente estructurado como un lenguaje sino aq uella de ne la inte rvenci ón del sím bol o como negación de la identidad
lo ~eal, del. re?r~so a la noción fr eudiano de Tod estrieb y al más de la C os a, como mu erte de la Cosa. Esta fid elidad es eso qu e
alla del puncrpic del p~acer. Se trata de un segu ndo tiemp o de conduce a L acan a asociar e! r egistro de lo simbó lico y el más
la lectura lacania na de Preud: del suj eto del inconscient e al suje- allá del principio del plac er en la célebre tesis según la cua l "la
to del goce, del gran O tro a la Cosa. palabra mata la Cosa"."
Mas precisam ente , en e! cur so del Seminario VII Lacan alcan- El giro del Sem inario VII consiste en dividir el registro sim -
za a producir un desdoblamiento d e Fr cud . El Fr cud del incons - bólico y su acción sob re lo viviente, del más allá del principi o
ciente estructu rado com o un lengu aje y de las formaciones del del pla cer, o sea, en sep ar ar la acción del significante de la ac-
inco ns c.i e.~te e~ otro Frcud d?l Freud de la pub ión de mu erte y ción de la rep etición , A partir de est a disyunción, lo simból ico
la ~epetlcI~n. ~s te desd ob lamiento que aqu í viene a hacerse ope- viene a coi ncidir con el pr incipio del placer, mientras e! más allá
ratl~'o, sera abiertamente teor izado en un pasaje clave del Semi- del principio de placer def ine e! registro de lo re al como excén -
nano VIJ donde Lacan distinguirá, justament e, "d os pasos de trico a lo simbólico, como mani fest ación de la densidad ingo -
Freud". El p rim er paso es aq uel que coincide con la individua- bern able del goce p ulsional. En est e sentido en el segu ndo re-
ción del s~j eto del inconscient e y su dese o, mientras e! segundo torno a P rcud pro puest o po r Lacan, no est a m as en primer
r,aso consiste en la individuación de la repe tición co mo irreduc- plano la poten cia retórico -ling üísti ca del incons ciente sino el
tibi e a las metamorfosi s del sujeto del deseo incons ciente." Es freud iano como, "receptáculo de las pulsio nes", manifesta-
El cuadro teó rico en e! cual se inserta el capítulo de la subli- ción del Todcstrieb (pulsión d e muerte) como pulsión "mas
mación es pu es el cuadro de un giro; aquel que Lacan impri me

H. c:j'r. j . Lacan, El Seminario, L ibro XVI!, El R eces del psicoanálú is, 9. J. Lac.in, función y ülmpo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis,
(1% 9- 70), To rino, Ein nudi, 2001, pág. 50, Scritri, curador. G . Contri, Tormo, Eina udi, 1974, pág . 313.
4(, MASSIMü RE C ALC ATI LA SUBLIMACIÓN ARTIST ICA y LA COSA 47

puls ional" (tricbhafter). lCLacan lo afirma abiertamen te: se tra- el mas allá del pri ncipio de p lacer, a su sobreposición con el prin-
ta ahora de asomarse, con Prcud, sob re el mas allá del incons- cipio de placer co mo tal. ¿No es acaso este ultimo e! que en la
cien~e estructurado corno un lengu aj e, sob re lo r eal del goce Mctapsicología frcudiana d efiende el apar<1to ps íquico de las
puls ional como mas próximo al camp o real de das Ding: "eso es timulaciones excesivas qu e descomp agin ar ían el funciona -
qu e vemos emerger es algo qu e se perfila más allá del [uncione- miento rendenciohnente horneo st ét ico del apar<1to mismo? E n
miento del inconsciente, y donde la exploració n freudiana nos este sentid o en el segundo retorno a Frcud de Lacan , el princ i-
invita a reco n ocer el punto dond e se enmascara el Trieb. E l pio de placer orientado p or el simbó lico actúa como defensa
Trieb d e hecho no está lejos del campo del das Ding" (EP, p ág. resp ecto a la vorágine de la Cosa. Pero esta vorágine no llega al
112~ 113) (sub rayad o nuestro). sujeto como una perturbaci ón que lo golpe a desde el exte rior.
Una nueva pe rspectiva róp ico -mctapsicol ógica es aqu í indi - La vorágine de la Cosa es int ern a-extern a al sujeto. Ella está
cada : se trata de dif erenciar el Es, del inconsciente. Entonces, se fuera de lo sim bóli co , fuera del significado, irred uc tible a las
tra ta de no retroceder frente a la alteridad radi cal de la Cosa. imágenes y a los significantes, p ero, al mismo tiempo, inma-
En otros términos , se trata d e resistir a la tendenc ia de hacer de nente al suje to, inmanente si bien en la forma para dojal de un
la no ción de Es un residuo arqu eológico del freudismo. Si de interior excluido. De hechoccon la expres ió n "interior exclui-
hecho, Lacan constata como " la primacía del Es esta actualmen - do " (El', pág. 128), Lacan indica lo real de la organiz aci ón psí -
te del todo olv idada" (EP, pág. 175), una interrog ación entorno quica. Rea l irreductible a lo pre -catcgorial de la fenomenología
a la (~tica del psicoanálisis no puede mas que p lantea r una in te - o <1 la dimensión afectiva -emotiva de un cier to post- freudismo ,
rr,0.g~c1~n c.r~tica de este olvido. Interrogar la Ética de! psicoa - real que desig na la hete rogeneidad escabrosa del campo pulsio -
11al.ls1s. significa so bre to do no perder la primacía que Prcud ha nal, o sea pues , d el Es freudia no. Se trata de una dimensión del
at~lbll1do al Es, aun .contra una lectura del inconsciente que el sujeto excén tr ica sea al sujeto de la inters ubjetividad, sea a la
mismo Lacan ha ani mado, terminando por con ceb irlo como dime nsión subord in ada a la toma simbó lica v mortificant e del
lenguaje to ut cou rt. Se trata, en otros tér minos, de "volver a lla- significante. Lo real de la Cosa es mas bien 'eso que mue ve al
mar al cará cter primo rdial, primitivo, de esta intuición en nues- sujeto del significante, siendo, como afirma Lacan , "eso que es-
tra experiencia, que en este año, sobre el plano de la Ética, lla- tá detrás de este sujeto" (El', p ág. 130).
mo una cierta urea de referencia a la Cosa" (EP, pág. 175). Todo el Sem inario VII transcurre, a prop ósito de la defini -
En esta nueva p ersp ectiva e! orden simbó lico se def ine co - ción de la Cosa, en una osci lació n te órica particula r; la. Cosa
~no un a organización defensiva respecto de lo real "ex tranjero viene d efinida, <11 mismo tiempo, como un pleno de goce y co-
in te rno " de la COS<1. Desde aquí un movimiento que termina mo un vacío, como un vacío central. Es ta oscilación de la Co-
po r desplazar el orden simbó lico m ismo de su coincidencia con sa entre el vacío y el lleno es un punto aporético de gran fecun-
did ad porque permite mostrar las dos ca ras fun damentales de
la Cosa: en la perspectiva del signi ficante la Cosa es un vacío
10. Sobr e es tos temas relat ivos al segund o retorno a Freud de Lacan me
po rq ue ella esquiva tod a represent ación posible, es lircralmen-
permito de en viar '1 rms t extos : El vado y el rcsto.jecques Lacan y el pr oble -
ma de lo real , M ilan, U n icop li, 1993; El univers<11 y el smg ulay. Lacan y el más te irrep resent able, pero en la persp ectiva del goce la Cosa es
allá del pri ncipio de l pla cer, Milan, Marcos&Marws, 1995, y Por Lacan Neoi- u na "zona de incandescencia" , un lleno que excede al sujeto so -
lurnininno, neocxistencialismo y neoestrwcucralinn o. Roma, Borla, 2005 . me ricndolo <1 un a repetición oscu ra. Pe rder una de estas dos ca-
\I ASS I.... IU RECAL CATI L :\ \L' UU M AC IÚ ¡"; AR T IST I C A Y L .\ C OS A "/

ras de la C osa significaría perder la riq ueza de la reflexión laca- .1 t" dtl placer pcruc ular. En este sentido la Ley moral desliza del
n ian a: D ,lS D íng es al mismo t iempo lo irrep resenta ble (sin lad o d el ~ l)l' e , lOS decir d el mas all.í d el princip io de placer. Freud
imágenes y fuera del significante) pero tam bi én UI1 J. "zona in- m is m o en "U m"It'stal" lOI\ 1.1 cultura" ha mostrado qu e la pa ra-
cand escent e", d en sa de goce, u na vo ragiuc que aspira; un abso- d o ja d e Ll co ncrc uci a mor al consiste en su "crueldad inexringu i-
luto fuera-s ign ificado y un abismo qu e tr.'ga y respe cto del cual ble" que se refu erza p ro po rcional mente al reforzamic nro del
el ord en simb ólico to ma necesa r iam ente las for mas de una d e- sent ido de cu lpa: la con ciencia mor al en cuant o exp resión de la
Icnsa más of igin.lria q ue la rep resión, que el pr imer retorno a vo luntad de goce del supe r-yo exige la renuncia al goce, pero es-
l-reud de Lacen po nía co mo exp res ión de la acción sepa rado ra ta renun cia deviene la forma suprema del goce_
de l lengua je sobre la realid ad hu mana. En este sent ido la conciencia mora l no es un lugar que evacua
En efecto los términ os qu e en el Seminario VI I encarnan das el ~oc e sino u n lu~a r porasitado por el goce (EP, pág. 11 2). En el
D ing son términos que tienen esta pro p iedad de excentr icidad super-yo freudiano Lacen revela el fundament o real y no ideal d e
irrepresent able y terro r ífica al m ismo tiempo. Ellos encuent ran la con ciencia mo ral. en verdad su anclaje oscuro co n el campo
su encam ación electiva en la figura d e la Ley mo ral kantian a y pulsional. ;\JI ¡ t·Scasua! que Frcud Cil la segun da tópi ca insista en
en el cuerpo d e la madre kleini ana. La ley moral kant iana se defini r el Super-yo "cultura pum. de la pulsi ón de muene" .11
configura parndojal rncm c, corno enseña" La critica de la razón El segun do termin o en el cual la Cosa se encarna es el de la
p r ácrica", co mo un imperativo absoluto, formal-universal, un nud re klcini.uu . El cuer po de la madr e encarna das Ding en
imperativo tot almente emancipad o de los contenidos se nsibles, cuanto. co mo enseña la Klein, ello con stitu ye una dimensión
pri vado de dialéctica, riguro samente feroz. Co mo una rnanifes- arcaica r abso luta del goce que solo la inter~encion de la Ley
ración directa de la Cosa . En este vértice ob sceno de la Ley, es sim bólica pued e prohibir bar ran do el acceso . Pero este absolu-
h Ley misma que se revela co mo eso que introd uce en el seno ro se m.l. l1 if i l.'.~ t J corno \J I solamente según una tempor alid ad
d e la Ley, en su punto mas central, un elemento irred uctible a la rctroa cti-.. a en el sentido qu e es solo la int ervenció n de la inter-
Ley. Su d imensión simbólica se da vuelta en un real q ue se im- d icción del incesto qu e co nno ta el cuerpo de la madre co mo
p lll1 C despiad.id.imcnre (sádic amente) sobre lo particula r del su - un a realidad absoluta de gOl:e.12
jeto. D e este mo do Lacan in terpreta el enunc iado clásico de El imperativo kantiano y la madre klciniana ofrecen el dere-
Frcud por el cual el Super-y o es " el ht'f edcro del imperativo ca- o cho y el revés de la relación pcradojal entre Ley y goce J partir
tegórico de Kant ". El absol uto de la ley moral consiste en el de la consideración eleme ntal de qu e no se pued e pensar esta re-
trascender la d imensión kantiana patológica del interés, o sea de lación co mo una pura relaci ón de exterio ridad ent re el empuje
lo placentero o de lo d i-placentero, pa ra elevarse a I.l d ignidad transgresivo del gOL-e y la función no rmativa-sancionadora de la
de un absol ut o. Po r esto Sade ap arece en Lacau co mo el lugar Ley. Se tr ata Ill J S bien de una relación de inmanencia donde en
de la verdad esco ndida de la razó n practica de Kant. Kant. de
hecho, pon e, como además lo hace en modo mas evidente Sade,
11. S. Fr eucl, U ~'" y el Ello. en Opere• .I cu ra J o: C. L. Musani, To rino
la Ley mas alH del bien y el mal. La emancipación de la. Ley mo-
lhlrinf.\lm; ri. In :), \ 0 1. IX, 1'1g. 515.
ral de con tenidos sub jetivos de la acción , su valor emi nente- 12. Esr c PUlltO C' l.l bien aisl.u1o e n Lt mejor introducci ón crí t ica que yo
mente formal-unive rsal, insensibl e a la di mensión del part icular, cunc vca sob re l.. " br;¡ de Mclanic Klein, l., cual es, A. Voltolin, Melanie
termin a po r opon er la Ley mor al en una op osición irr eductible Kicin• .\-ll b rlll, UrUlln I\hlllJ aJOfl. 2002.
50 MASSIMO RECA LCAT I LA SU BLI MAC IÓ N ARTISTICA y LA CO SA 51

el caso del imp erativo kantiano es la Ley en su versión mas pu - 6. L A SUBLIMACiÓN DE FREUD: C INCO TESIS
ra - como 10 es la formal y uni vers al del imper ativo moral- qu e
d eviene un producto de goce, mient ras en el caso de la madre Pod emos aho ra regresar con Lacan a Freud aislando al me-
kleiniana es la Ley de la prohibición d el incesto q ue hace surgir nos cinco tesis fundamentales de Freud sobre la sub limación.
como su producto el goce. En el primer caso el goce coinc ide Primera tesis: la sublimación es un destino posible de la pul-
con la Ley, mient ras en el segu ndo la Ley p roduce el goce. síón. Freud ha insistido sob re el lazo ent re la pulsión sexua l y
la sublimación. A juicio suyo, el probl ema d e la sublimación no
puede ser resuelto refiriendo la su blima ción a las fu ncio nes d el
5. LA SUB LIMAC iÓN ARTíST ICA Yo . Mas prec isament e: el en igma de la sublimació n co nsiste
justamente en ser una satisfacció n sin represión, o sea, una otra
Es en el con texto de la mulriples encarna cion es de das Ding satisfacción respecto a aquella impli cada en el sínt o ma neuró ti-
qu e Lacan presenta el prob lema de la sublimación, con p articu- co . Es la tesis que Freud expone en "Introdu cción al narcisis-
lar referencia a la sublimación artística. A diferen cia d e la Ley mo "; el elemento real en juego en la sub limación es la puls ión.
moral kantian a y de la madre kleiniana, la sub limación artís ti- Pero si la sub limación es un destin o posible d e la pulsi ón, de
ca ocupa el vacío abismal de das Ding no a través de un abso- cual destino se trat a? Freud observa una doble tendencia que
luto, la Mad re o la Ley, sino a través d e un a plu ralidad posible anima la pul sión: una ten dencia a la fijación del goce y una ten -
d e obje tos imaginarios. La sub lim ación artística pa reciera po - dencia plástica, ligada a la cap acidad de la pulsi ón de realizar su
nerse por afuera de las paradojas de la transgresión que vincu- satisfacció n a travé s de d esp lazami entos. La subl imación co mo
lan la L.ey y el goce, ya que el go ce de la creación prescinde d e dest ino posible de la pulsión emana precisament e de esta ten -
la relación co n la Ley. En la sublimación art ística el sujeto se sió n ent re fijació n y plasticidad pulsi on al acentuando el carác-
enfrenta con el vacío de la Cosa mas qu e con la Ley. Pod emo s ter "p lástico" de la pu lsió n res pecto a aq uel "fijado"." En
así evocar la fo rm ula funda ment al de la sub limación según La- otros tér min os, el goce pulsio nal no es separable de la plurali-
can: elevación del obje to a la dignidad de la Cosa (EP, pág. zació n de sus posibles modos de goce. En el fo ndo la noción d e
141). En la sub limación art ística el objeto de arte deviene un sublimación pone a la luz a su manera la noci ón de modo de go-
objeto imagina rio qu e se coloca, por la via de una elevaci ón ce que Lacan en realidad atribuye a Freud y que como recuer -
simbólica, en el luga r vacío de lo real de la C osa . Se trata, como
veremos mejor dentro de poco, de un a fo rmula que evoca una 14. co mo recuer da Lacen en Introducció n al psicoan á lisis, Preud teo riza
de las definicio nes freudi anas mas co noc idas de la sublimació n, abie rtamente el ca rácter extrao rdinariamente plástico de las pul sio nes. C on-
o sea "cambio de la meta sexual por un a meta más e/evada y d e viene trascribir en extenso este pasaje: "D ebemos tornar cn con sideració n el
mayor valo r social".!) hecho qu e pro pio los impulsos de natura sexual so n, si puedo así expr esarme,
extraord inariamente plásticos . Pueden sustit uirse uno co n el erro, uno puede
asu mir so bre si la inten sidad del otro, si la satisfacción de uno viene fru stra-
do po r la realidad , la satis facció n de un otro puede of recer una plena com pen-
sació n. A pesar de su sujeción al primado de los genitales, ellos son en tre ellos
13. S. Freud, Cinco conferencias sobre el psicoanálisis, en Opere, ob . cit. en relació n co mo un a red de canales co municant es llen os de liq uido ." S.
vol. VI, pág. 171. Peeud, I ntro ducci ún al psicoanálisis, en Op ere, oh . cit., vo l. VlII, pág. 502.
53
"da Lacen en Int ro d ucción al psicoanálisis, Preud teo riz a abier-
MAS SI MO REC AL C AT I LA SUB LI MACiÓ N ART IST IC A y LA COSA

blimado" (E P, pág. t 15); se trata de una exige ncia lib idin al, d e
tamen te el carácter extrao rd inaria men te pl ástico de las pul sio - un limite insu pera ble trazado por la fu erza de la pulsión, se rra-
nes. Conviene transcribir en exte nso este pasaje: " De bemos to- u de "la exigencia de una ciert a dosis, de un a cierta tasa de sa-
ma r en consideración el hecho qu e justamente los impu lsos oc tisfacción d irecta" (El', pág. 11 5).La tesis de la pl asticidad e~ ~
naturaleza sexual so n, si puedo así expresarme, extra o rd inaria- ron ces, tiene sentido so lo si qu ed a incluida en su limi te, es decir
mente p lásticos. Pueden sustituirse un o al o tro, un o pu ed e asu- el lim ite intr odu cido por IJ. fijació n. Lacan ind ica co mo en su
mir so bre si la inte nsidad del otro, si la satisfacci ón de un o vie- teor ía de la puls i ón pr t' ~ cn ital P reud muestr a " el carácter irre-
ne fr ustrado po r 1;1 rea lidad , la sati sfacció n d e otro pu ed e du ctib le de esto s residuo s de formas arcaicas de la lib ido " (E l',
o frecer una plena co mpensació n. A pesar de su sujeción al pri - pdg. 117). La d imensió n p ulsio nal está asociad ~ a .aquella de ~ n
nu do de los geni tales, ellos son en su rel aci ón ent re si, com o resid uo reo] que ex ige la satisfacción y qu e limi ta neccsar.la-
una red de canales comunicante s llenos de liqu id o." Mill er en m ent e el mov imie nt o subl imato rio como mov imiento plástico
su mism a ens eñanz a, ha enfatiz ado sucesivamente , en mod o tr an sforrnati vo.!''
original, un a categoría clínico -t eó rica decisiva.P " Nos ace rca- N o haber tenid o en cuenta este res iduo real, fu e el e rror
mos aho ra -declara a prop ósito Lacan- a lo mas profundo qu e enorme d e Jun g; la plast icidad po sitiva d e las pulsiones no pue-
Freud ha dicho sobre la naturaleza de los Triebe, y particular - de neu tr alizar del to do la d imensión de la fijación p ulsional.
ment e sobre el hecho que puede n darle al su jeto una manera de Desd e este pu nto d e vista, el así llamado " pr imado de la geni-
satisfacerse en más de un mod o, sob ret odo dejando abierta la ralid ad" teorizado por cierto post-freudismo y la cos mología
pu ert a, la calle, el camin o de la su blim ación" . (EP, p ág. 113, su- jun guian a son, aun en su diferencia, dos desviaciones evidentes
braya do nu estro). resp ecto d e la tens ión inestable entre fijació n y plas ticidad den -
El ca rdcrcr plástico d e la pu lsión no es sup rim ido ni siquie- tro de la cual Preud sitúa la p ro blemática de la sublimació n. La
ra po r el sup ues[O primado de la genital idad. En el sent ido en teo ría de! primado de la genitalidad qu isiera reabso rber e! plu-
qu e ni siquiera la genita lidad pu ede red ucir al Uno el pluralis- ral ismo pulsional en un centro u nitario y jerárquicament e de -
mo p ulsional y su o rgan ización r eticu lar. El p luralism o pulsio - finido el carácter estructu ralmente perverso-polimo rfo de la
nal no pued e se r, a di ferencia de eso qu e creen ciertos po st- sexualid ad humana, m ientras la cos mo logía jungu iana qu isiera
freud iano s, reabsorbido desde lo alto por la pu lsión así llamad a disolver lo real mismo de la pulsi ón en un espiritualismo gen é-
genital. Pero al mismo tiem po las pu lsiones tamp oco pu eden
ser integram ente sub/imadas. La p lasti cid ad freud iana de la
pu lsió n, está siemp re en relació n, co mo pu ntualiza Lacen reto - 16. Po r es to ti bu en sentido clínico de Preud se o po ne a def inir en la su-
mando a Freud, a una ciert a dosis de fijació n (EP, pág. 115). La bli nuáón co mo u l un fin ideal del analisis. No se puede, afirma sabia ment e,
tendencia a la fijac ión de hecho mu estra que to da pu lsión es es- Iorzar a los pacientes hólcia la sublimólci(,n porque "n o todos los neu ró ticos
tru cturalme nte parcial; entonces está ligada a la pregeni talidad tie ne un gra n talento de sub limació n; par a muchos de ellos se p~ ed e supon er
y a sus zo nas cr ógenas. "A lgo - afirma Lacan- no puede ser su- q ue no se hab rían enfermado si h u~ie se n ~o~eído e.1a rt~ ? e sublimar sus pul-
sien es. Si los empujamos a desmedida haCIa la subh maclOn y cor tamos su sa-
risfacción pulsion.il mas inmedi ata e mas fácil, les hac.enlOs la .,·ida aú.n. m: s
J if ic i l. ~ S. Fr eud, "Consejos al med ico en el tra ta mtc nro pSlcoanalltlco ,
15. Pa ra esto véase en panicular, 1- A. Mille r, Sílet, o b. cit. Opere, vo l. 53'}.
54 MASSIMO RE CAL CATI LA SU BLIMA C IÓN ARTl STl CA y LA C O SA ss

rico qu e anula la natu raleza sexual de la libido . En ambos se resp ecto de la satisfacció n sexual. Ella impo ne un camb io de
man ifiesta la tendencia a cancelar el resto libidinal -la fijación meta, sin reducir la di.mensió n de la satisfacció n pulsio nal co -
p.ulsion al- qu e ancla y lim ita el movim ient o p lástico de la pu l- mo tal.
sié n. D e esta maner a, pa ra los primero s la sublimació n dev iene Ter cer a tesis d e Freud: la sublim ación está disyunta de la
en.crg ía to talmente neutraliza da (lib ido d eslibi di n izad a.. .!), idealización. La idealización co nciern e a la relación del sujeto
mient ras p ara el segundo una energética psíquica. Al co ntrario con un ob jeto especular, investid o narcis ísticame nte. La ideali-
la int ensid ad y la extra ordi naria actua lidad de la reflexió n de zación es un mo vimient o de cobertura d el ser pul sional. En es-
Freu? .sobre este punto con siste justamente en pensar ju nt as te sentido ella implica siempre un a rep resió n, por ta nto u n no
p last icid ad y fijación , simbólico y real sin resol ver jam ás en qu erer saber d e lo real, del ser pul sional del su jeto. Entre rep re-
modo resoluti vo la tensión que los at ra viesa.V sión e idealización existe u na solidaridad esenc ial: la represión
Segund a tesis de Fr eud : la sublimación está disyu nt a de la freudiana se apoya sobre la idealización y viceversa. Para Pr eud
represión. En la sublimación, de hecho, pu ede hab er satis fac- eso qu e viene reprimido es todo lo que no es cohe rente con la
ció n sin represión .u La sublimación implica si un cambio, un a rep resentació n idea l que el su jeto tiene de si mismo . D e este
sustituc ión de me ta y de o bjeto, p ero esta sustitución no advie- modo exist e incom p atibilid ad entre lo repr imido y el ideal del
ne a través de la repr esión . Freud es extremame nt e claro en es- suje to, y la repre sión extrae su fuerza de esta incompatib ilidad .
te punto , el reto rno de lo reprimido define la mod alidad sinto- In vers amente, la su blimación no co ncierne ni a la identifica-
mát ica de la sa tis facció n; p ero se tra ta d e un a modalid ad ción que esta en el corazón d e la idealizaci ón, ni a la repres ión
d istinta d e aque lla sublimato ria. Tenemos en tonces, d os di srin - de eso qu e resulta incomp atible con la representación idealiza-
ras e~onomías de la susti tu ció n: aq uella del sig nificante qu e da del sujeto. La sublimación no es una idealización . Por esta
co nstit uye el co mpromiso sinto má tico y aqu ella sublima to ria razón en "Int rod ucción al narcisismo " Freud pone la sublima -
qu e exige un cambi o de meta de la pulsi ón. Si las pul siones se- ción co mo un a anti-idealiz aci ón; no co mo una cob ertura del
xu ales reprim idas de ter minan la prod ucció n de sínt o mas que ser p ulsional sino como una posibilid ad inédita de la pu lsi ón.
alte ra n las fu ncio nes no sexuales, la sublimación cumple el re- Mient ras la sub limación es un proceso qu e interesa a la libido
co rr ido inver so del síntoma freud iano; en ella las pul siones se- ob jetal y consiste en que la pu lsion se dirija a una meta d iferen-
xuales se di rijen hacia metas no sexuales. La pu lsión sublimada te y lejana de la satisfacció n sexual, la idealizac ión es un proce-
no es rep rimid a sino co nducida a la satisfacción po r desviación so que no tiene nada que ver con la meta de la pu lsión sino con
el objeto. Su dimensión mas pr op ia permanece siendo la narci-
sístico- identificaroria. Al cont rario la sublimació n imp lica so -
17. T od o el trabajo de investigación de Francois Ansermet ento rno a la bretodo una relación con 10 real pul sional siendo una posibili -
constitució n primordia l de la vida hu mana y su tra bajo mas reciente ded ica- dad de la pulsión y no u na vers ión de la identi ficación.
do al estudio del funcionamiento del cereb ro, tiene como referencia constan - Cuarta tesis de Freud : el cambio de meta de la pu lsión imp o-
te propio ésta dial écti ca freudiana entre fijación y plasticidad. Cfr. por ejem- ne la idea de la satisfacción sublimatoria com o social. La dimen-
plo, F. Ansermet y P. Magistretti, A cha cun son ccrtreau. P!asticilé neuronal
sión d e reco no cim ient o soc ial es, cent ral en la sub limación
('/ incnnscient, Pa ris, Odile [acob, 2004.
11!. S. Fr euJ, " Introducción al narcisismo", Opere, ob . cit., vol. VII , pág.
[rcudiana. Por esto la sub limación es p ara Freud un conc epto
465. con dos finalidades: la prim era es aque lla de ofrece r a la pulsión
MASSIMO RECA l C AT I I.A SU BLI MAC IÓN ARTlST ICA y LA CO SA 57

una satisfacción sin represió n. La segund a es lJ ue cstu s.IlI$ /:tc- ruano d e d escarga. E n El malestar en 1", cnltnra emerge efect i-
cíe n debe advenir a traues del O tro social, () sea por 1,/5 uias di' vame nte una noc ión extensa de la sub limación. Es eso q ue Eric
IIn reconocimient o de ',t
wáed.1J.I'l Llcg.nn .. ~ .rq ui .1 ,l l ~ o q Ul' Lau rent ha definid o co mo "sub limaci ón generalizada ", n " [..1
resu lta d ere rmin.mrc 40' 11 b reflexi ón In 'ud i,1I1 ,l y lJUl' m ues t ra sublimación - escribe l-reud a prop ósito d¡' n l H - l'S un de stino
cuanto e n Freud es il Ut' el S Uj i' (O sea con srant cmcme tomado en forzos am en te impu esto alas pulsiones de 1.1 ('Í\'ili".,lc iú n".!! En
el lazo co n el O tro so eial. Esta problemática es menos fue rt e en es to per spectiva, un ejem plo de sublimación gc:ner.11i z.1cla q ~e
la reflexión klcinian a sobre la sublimac ión (la cu al insiste mas inviste el cuerpo concierne, siem pre segú n Ereu d, 1.1. gana ncia
sobre el nexo sublimación-Cos a q ue sobre aquel de sub lima- de 1.\ po sici ou crcc t,i. Se trata de una in civilizació n so mática, de
ción- O tro r q ue consu ruyc , su vez un mo tivo de la gra n ac - un a suert e d e subli mación orgánica, q ue im p lica la pé rdi da
tua lida d de Freud. L.1 sat isfacci ó n sublimatoria deb e siemp re irreversible d e toda su puesta animalidad co mo precio para ob-
imp licar el rcconoeimi en ro d el O tro soc ial: "la libido scxu.rl tener una insc r ipción en el camp o del O tro so cial. El tr ab ajo de
vielle a encontrar satisfacción en o bjeto s .. , soci.ihucruc v.ilori- Lacen de co ntin ua r retoma ndo la subl im.ición co rr cg ird dec idi-
zndos" (E l', p.íg. 11 8), comenta L acan. EIl {'sI L' scruido el sistc- da mente " Frcud en t..stv PUIl tO. P:¡r .1 Lacen 1.1 sublimació n es
rna co nt emporá neo del arte puede dcc id lr ql1 e llh it·[ll.s de ar te o tra satisfacción qU t', como tal, result a irrcductih lc ,1 la dimcn -
pueden ser o bjeto s ext rema dame nte repU g l\;1 l1t t· ~ . lh.. hech o el sión de l.i n-nun ci.i pul sional.
o bjeto de la subl imación pu ed e ser no sublimado r ap;lrl.'Cer co -
mo puro real (co mo sucede po r ejemp lo en cie rtas fo rmas rcdi-
cales del arte contcmpo rdnea) ya que es el SiS ICmJ social del ar - 7.j U N G y HERN H :I.I )
te, el q ue de fine lo qu e es recon o cid o co mo ·'a ne".lc
Q uinta tesis de l-rc ud : h./)' 101 clcm rn m ele renuncia qu e Co mo he indicad o, Lacen se refiere cru ic.uucntc J. las dos
acompaña el destino snb lim.uorio de 1.1 jJlI lw)l1. En sent ido es- lecturas de la su blimación que arriesgan pe rd er la riq ueza de 1.1
tricto podem os entender la sublimaci ón. corno li!-:.ltb alas crea- elabo ración Frcudia na. Se tra ta de la lectu ra ju nguian a y de I.t
cio nes hu manas mas eleva d as, o también como \.·:)illl·illl'lHC co n p o st - freudi an a, propi .l de la Psicología del Yo que encuentra,
el tr ab ajo ps íquico com o tal (" proceso secundari o " en el len - segú n Lacen, en b elabo raci ón de Bemfeld un paradigma n-o-
gua je d e la primera tópica [re udia na) que difiere el proceso pri- rico significativo .
En jung asistimos a una suert e de espiritu alizaci ón de la no-
ció n de sublimació n, La sublimació n cxplicitamcn rc co rre aq uí
1" . l.a sub lima ción {ri'Ulli¡ na implica cnt on cc 11,,, "~lb,,, (o n n 'm,,¡) d e'
un... ca d<.'"Ju: d e una parle b ~al i~ f.l.x i'l n s usur uuva, Ik 1.1 " 11,1 1.1 I'r"Juccil',n el riesgo de t rans fo rma rse en una teoría de los valores , en u na
lit' n o jctlls n de actividad social ünlcs <¡ uc p ued an avunur u n \·.I I"r ~",'i.ll v ':0 ' mística espi ritu al. Ell a tiende a de slizarse en una versión de la
IcCli\'I" TtK"alllOS aqu í ol no pumo dt' le n, j,"n 11" n " u,·lla. Lcj m .1.: rt.·~ lil;¡r
u n a suerte d e couciliaciéu cnl re lo ind lviJu,,1 y Jo ",,,In u vo , la I' Jr.\d.. ¡., tk b
su blimación xc mani fiesta como presenci a ,im uh.\¡w.l de u na ~,lIiSf.tCl'ilí l1 di- 21. Cfr. , E. Lau rcnt , "Sublimación gene ralizada", en Estilll, J(' /,/ Hl b li-
rect a y de su iniposibilid.rd de sustrucrse a su regulació n .wci ...1 mnción. Uso, púouln ,dírhm dd arte, curad" por M. Maxzotri, Milano, l-ran-
20. Sin embargo taml-ién el objeto no-sublimado es el pw <!u cto de u na co Angcli, 200 1, pi p o 17-21.
0plT,H:ión Je .Iubl imae i(lIl q ue en CU.1 1U!) tal e.l determ inalHe d~· L\ cre;1ci" n 22. Cfr. S. l-re ud, L'I !Il<lft'lta r ell la cultura , en Opere, ob . cil., vo l X I, r ág.
artís tica, al mellO , ~' n la cnSl' li;lllla dl' Frc ud y de Lacan. 5R(,.
MASSIMO REC ALCAT I LA SUBLIMAC iÓN ART ISTICA y LA COSA 5'
idealización . El campo pulsiona l se encuent ra redu cido al cam- vilizació n freudi ana está mas bien atravesada por el malestar y
po de lo psíqu ico . La energé tica junguia na es un a energética, rechaza rad icalmen te la pasto ral de la arm onía psico lógica. E n
co mo se titula una celeb re ob ra suya, exclusivam ente psíq uica, cambio en Bernfeld la sublimación se desencarna y de viene un a
o sea justamente, un a ene rgética psíqu ica. Y no es casualidad neu tralización exhaustiva de las energías pulsionales al servic io
q ue en ella la categoría fre udia n a de sub limación sea abiert a- del yo. Se puede así hablar de sub limación solo si hay transfe-
mente criticada por J un g justamente porque está aun d emasia- rencia de ene rgía de la libido objeral a los Ichziele, a las "meta s
do compro met ida con la pulsió n. En su lugar J ung adopta rá co nfo rmes al yo".
aquel lo d e la tra nsfor mació n d e la libido que resuelt am ente La subl imación freudia na no es ni u na espir itualización de
corta de su raíz pul sional, y colo ca las actividades socialmente la lib ido ni u na neutralización de la misma. El error de Jung y
mas elevadas de los hombres, bajo el signo de un a ideo logía de Bernf eld consiste en considerar a la sublimación como una
la emancip ación espi ritua l. La noción de "transfor mación de la emancipación m oraí-espiriucal de la pulsión. Pero en la subli-
libido " de Jun g es, en este sent ido, un concepto altern ativo a mación freud iana no se trata tanto de un pro ceso co ntrapulsio-
aquel de la sub limación po rque, recortand o el fu nd ament o pu l- nal como mas bien de un mecanismo qu e aprovecha simbó lica-
siena] de la su blim ación , la disuel ve en un p ro ceso de idealiza- mente el empu je pulsiona1. Si bien, com o hace notar Freud, en
ció n. la satisfacción sublimato ria hay ausencia de ese placer físico, vi-
Para Bernfeld y para la Psicología del yo en general, el mo - b rante, inmediato ligado a las metas sexuales y, como conse-
del o de la su blimación se hace equ ivalente al model o del yo. cuencia, qu eda ab ierto el enigma acerca de la natur aleza de es-
Co mo a pro pósito de la estructu ra del yo, es teorizada la idea ta o tr a sati sfacció n qu e la su blima ció n co mo destino de la
de un a zo na libre de co nflictos, d e una energía d eslibidinizada, p ulsión hace posib le.U
de int ereses alterna tivos a los inter eses libidinalcs, así la noción
de su blimación se fun di ría, no so bre una desviación sino sob re
una neutralización de la p ulsión sexu al. Es esta la pa radoja in- 23. Este es un problema que Lacan interro ga pero que J eja en realidad
dividu alizada por Lacan: es la p arado ja de una pu lsió n qu e se abieno: ¿qué tipo de sati5facción es aquella efectivamente en juego en la su-
despu lsionaliza, de una deslibid inización contradictoria de la bl imación? Conocemos las d iferenciacio nes sucesivas entre el goce fálico
libido. De este modo en la sublim ación post-Ireudiana se op e- (g.x:e localizado, de órgano, regulado po r la castración) el goce del ser (goce
lleno, absoluto , imposible) y el O tro goce (goce no barrado , no eircu nscri p-
ra un restabl ecim iento del d omin io del va contra lo real irre-
10 de la castración , infinito, no f.i lico). Seguramente el mod elo del goce subli-
ductible del cam po pul sio nal, ' matori o, tiene (juc ver con un vacío mas que con un ob jeto, pareciera mas
Se trata de dos perspectivas que se alejan de la freud iana y afín al O tro go<:e que al goce fálico. Encontr amos en Winnicolt una indica-
que terminan po r elevar la sublimación a un ideal ético -de va- ci ón interesante a propósito de esto, cua ndo describe la sati ~ faceió n subli ma-
lo ración del p sico análisis. En realidad, co mo hemo s ya seña la- toria co mo un fenóm eno de goce sin arme. ¿De que cosa se tra ta? ¿A qu e co-
do, nin guna pulsi ón pu ed e ser enteramente sublimad a. Es la te- sa alude Winnicott con esta sugestiva formulación?
La p roblemática de la sublimación es enfrentada po r Winnicolt a parti r
sis qu e inspir a El malestar en la cultura d e P reud : exist e de aquella mas general, de los así llamados fenóme nos i ransicionales. En La
siempre un residu o pu lsiona l qu e exige, contra to da sublima- sede de la experiencia cultural W innicott define los fenómenos rransicionales
ción pos ible, su satisfacción. P or esta raz ón la su blimación no co mo, justa mente, "sin neme" . Co n esta exprcsi(ín él entiende diferenciar un
fund a ninguna armo nía entre el particular y el un iversal. La ci- model o de goce pulsional centrado sobrc la descarga desde un modelo pul-
., M A SSI M O REC ALCA Tl L A SU ULl M AC I Ó N ARTl Sn C A y L A COSA .1
11 . O BJETO DE LA SUBLIMACi Ó N Y OBJETO M ELANCÓ LI CO Sin e m ba rgo la p c rspec ti....a kl ein ia na ti ene el m ér it o de colocar
e! problema de la sublima ción a partir del apego del sujeto al
D iverso es el ju icio y la co nfrontación de Lacen con Mela- obj eto fu ndament al, el más arcaico, a la C osa mat cm a (EP, p ág.
nie Kl ein. So b re la noción d e su b limació n Lacan reconoce 1:1 ri- 134).
q ueza de enseñanza de la esc uela klein iana (EP. pág. 134). C o n es te p ro pós ito el co m e nta r io d e Lacen se d e ti ene so b re
En general en todo el Seminario VII Lacnn teje un intenso I,.'(l - u n a rt íc u lo de Klcin inti tulado Siumciones de an gu stia infantil
loq uic co n la o br a de M elanic Klc in . C ua l es la per sp ecti va exp resadas erl un" obra musical y en el cue nto de 1m imp ulso
klciniana acerca de la natu raleza de la sublimaci ón? Ante tod o creativ o de 192 9.24 En la se gund a parte desc r ibe el caso clín ico
en la esc ud a klcinian a [a sub limació n se vu elve una fun ció n d e Ruth Kj cr exp uesto en un articu lo del titul o El esp a cio va-
resti nniva-rcpa rad o ra; una reparaci ón simbólica de las lesio nes cío d e Karin Mikailis. Se tra ta d e u na m uj er q ue viv e p rofund os
imagin arias infligid as por la agr esividad esquiz op a ra noid c :11 estados de presivo s , La se nsac ió n de u n vacío inextinguible q ue
cuerpo mater no. Pero se trata según Lacan de una tesis no sa- no p u ed e lle na r ac o m pa ña p e r m anentemente s u vide. Pe ro es ta
tisfacto ria porque arriesga asi milar lo esp ecifico d e la su bl ima- mu jer tie ne to d o . Es r ica , bel la, ind ep e nd ie n te v ive en u na ca sa
ción co n u na posición intimista-depresiva del su jeto que, por con fort ab le y refinad a, c ultiva la pasión p or los via je s, tiene u n
ej emplo , anula la cara soc ial d e las pro d uc cio nes su b lim ator ias. m arido qu e la am a, un est ado soc ial envid iable, u na so lid a c u l-
tur a . Lo s m u ros d e su c asa es tá n c u b ie r to s d e cuad ros excep -
c io na les del h ermano d el m a r ido qu e es p in tor d e pro fesión .
sional sin cent ro, difuso, privado de referencia al pico (fálicn) de la descarga
U n d ía sac a u n c ua d ro de la p ared hac iendo ap are ce r u n vac ío
localizada. En este sent ido los fenómenos de salisfaceitln privados de acmc
es t án referidos a la experiencia del 137.0, a la capacidad d e in sritu ir lazos en - en la s erie comp ac ta d e lo s c u adros. E st e v ado q ue apa rece en
t rc los obj et os mas que a la activid ad directa de la pulsión que empuja eccf d- el ex t er ior se so b r ep o ne al va d o int er no qu e acompa ña desde
licamcn re hacia su prop ia sarisíacci ón. L a electricidad es una figura m et af é- siemp re a la paciente. El e sp ac io qu e ap ar ece imp rcvistamen re
rrc.i elegida por Winnicott para expresar un goce de este genero. Es la vac ío caraliza las c r isis de presivas, asu mie ndo p ¡,¡r a la p ac iente
electr icidad q ue caracteriz a, por ejemplo, un encuentro amo roso. Es la elec-
u n " va lor c r ist aliznnte" (El ', pág. 149). El esp aci o vac ío " le d i-
tricidad q ue no puede localizar el goee en un pUnto determinado del cuerpo
porque lo atraviesa por entero. El go-ce sin acme es de hecho un goce que no r ig ía -escr ibe Klci n- u n a mueca ho r renda " .2 5 Sin e m b a rgo el
conoce r ico o detumescencia, sino mas bien o ndas largas. oscilaciones, - fe- im p u lso c rea t ivo p ued e s u r g ir de es ta sobrep os ició n d e d o s va -
nó menos infinilameme variables", inasunilables a la forma estereo tipada J(' cíos, del a gu jero que se abre e n el O tro y q u e t e rmin a por so-
la descarga y que constituyen c1 área del juego.- Se t rata de un goce inhibido brep oner se a l agu jero en el q u e h abita el su jeto. Es es ta so b r e-
en la mela y ulterior respeew al fálico. La escara pchi c nal se presla pau de- p o s ició n que s urte u n ef ec to de separa ci ó n del demas iado lle no
finir el gl>CC Hlico como un goce cxrerior. Jocaleablc y cuantificable, fu erte-
q ue ci rcu nda ba la v id a d e Ruth asfixiándola y qu e h acia im-
mente vinculado al goce del i>rg;¡no. Los fenómeno de goce privados de ac-
me pe rtenecientes a 13 experiencia de c on sri ruir lazos con los objetos no p ra ctic able todo acto creat ivo. C ua ndo esta sobrepos ición se
pueden ser asimilados a esrc goce, ya que abren 31infinito la p ulsi ón de vida.
Se trata tic un cambio cualitativo de la satisfacció n pulsion al. Po r esta razón
24. M.Klein, "Situ aaio ni di angos cia infant ile espresse in un'opcra musi-
Winn icolt define la satis facción s¡n acmc como sigilada de una "variabi lidad
cale e nc] r ccconro di un impero creativo", 1:'11 Scriui, Torino, Huriughic ri,
infinita" en contraste con la este reotipia de los fenó menos ligados a la mera
1'JR(', I'i ¡.; ~. 2 }'J-l'¡ R.
sarisfacción delórgano. Cf r" D. W. Winniclltt,jlH'gu y realidad, Roma, Ar-
2 5. ~1. Klclll, ídem.
mando, 1978, p~ g. 169.
62 MASSIMO RECALCATI LA SUBLIMA CIÓN ARTlSTlCA y LA COSA 63

ma nifies ta, la paciente decid e rea lizar un cuadro. Un nu evo ob- la mel ancolía en sent ido estr uctu ral, el su jeto queda prisionero
jeto viene allu gar del objeto falta nt e; viene al lugar del vacío en de una identificación rno rtifera co n la Cosa qu e vuelve imposi-
la pared. Se trata de una mu jer negra, pi nt ada en tamaño natu - ble to da sublimació n. Es la tesis que Lacan desarrolla como he-
ral. Luego de este primer cuadro , otr os lo segu irán y tend rán mos visto en Los complejosf amiliares: en la melancolía es el su-
como tema o tras figuras de mu jeres; en parti cular u na mujer jeto mis mo el que se encu entra red ucido a o bjeto inerte, al
vieja y por ult imo la madre fuerte y bella, retratad a en el es- vacío te rrorificant e de la Cosa. En cambio en la sublim ación el
plend or de su juvent ud . Mela nie Klein int erpre ta el desarro llo vacío de la Cosa se vuelve la cond ició n de una "ac tividad crea-
d e esta serie a pa rtir de la angus tia primaria de Ru th de habe r do ra" .26 Es de tod os modos en este recl amo a la ausencia como
pod ido d estruir co n la prop ia agresividad el cuerpo mate rno . co ndición de la presencia, que Lacan co nverge con Klein, si
La mu jer vieja viene int erpretada como la expresió n objetivad a bien, a diferencia de Klein, Lacan insiste en most rar la dimen-
d e este primer e mp uje des tructivo, mientras la mad re p intada sión de satisfacción pulsion al, y por lo tanto no so lo depresiva,
en su juventud sancionaría la realizada reparación del o bjeto de presente en la sublimación.
amo r; es la madre co mo ob jeto d e amor, resta ur ada simbó lica-
men te d e las agresiones ima ginari as esq uiz op aranoides, recu-
pera da como ob jeto de gratitu d . 9. LOS TR ES PARADI GMA S DE LA SUBLIMAC iÓN :
A partir de este art ículo Lacan reconoce a la escuela kleinia - LAS C AJAS DE FÓSfO RO S. EL J ARRÓ N y EL AMO R CO RITS
na dos méritos. El p rimero es el de enlaza r la so lución su bli-
materia a las rel aciones del sujeto con la Cosa materna en vez El apólogo de la serp enti na de las cajas de fósfo ros es utili-
de enlazarlos al Yo y sus dichos " int ereses lib res d e conflicto". zad o p or Lacen p ara aproximarse al enigma de la sublimación.
El segundo cons iste en mostr ar la proximidad ent re el trabajo Se trata de un epis od io personal qu e se remonta al período
de due lo y el trabajo de la sublim ación , o si se prefie re, en mos- de la segund a guerra mund ial, o sea a un período de mu erte y
trar el parent esco ent re el objet o melancólico y el objeto de la de destr ucción , de afirmación brutal de lo real. Lacan se trasla-
sublimación, El caso de R urh Kjar exalta, de hecho , justamen - da a la casa de campo de Prevert y queda estu pe facto por un a
te este parent esco mostrando co mo la cond ició n del acto crea- extraña "obra" que contornea los muros intern os d e la casa del
tivo es, po r estructu ra, afín a la cond ición genéricam ente me- poeta. Se trata de una cadena de cajas de fósfo ros vacías, enca-
lancólica e¡ue se caracteriza po r una relación p rivilegiada del jadas una en la otra. Lacan su braya como en esta construcción
sujeto co n el vacío. E n este caso el acto cr eativo surge a partir el o bjeto de uso sufre un proceso de tra nsfigura ción significan-
de un a d iscontinuidad en la serie d e objetos, a partir de una te. La caja de fósfor os no so lo viene vaciada de su conte nido si-
frac tura en el campo d el hab er. L a subli mac ión re sp onde en el
fondo a una co nd ición sim ilar: ell a pu ede realiza rse so lo sobre
el fond o vacío de la Cosa. Lo recuerda Lacen, "e n to da forma 26. El nexo creación-melancol ía no es un lugar retor ico sino qu e insiste
de su blimac ió n, el vacío será determin ativo" (EP, p ág. 165). en ind icar un rasgo fundamental de la creación artística, o sea su extrema pro-
ximidad al vacío de Das Ding. Para Lacan hay creación artística solo en el
El objeto melancólico y el objeto de la sublimación eligen bord ear este vacío. En la crisis melancólica - o en la estructura clínica de la
como relación privil egiada la relación a la Cosa ; son objetos co- melancolía aún mas evide nte- no hay bor dear el vacío sino caída en el vacío,
sificados o si se prefiere, cosificaciones del obj eto. Solo qu e en identifi cación al vacío de la Cosa .
1-.1ASS lM O R ECAL CAT I LA SUBLI MA CI ÓN ARTl 5TICA y LA C O SA 6S

no so bre tod o d e su des tino hab itu al pa ra trasfo rma rse en un Cosa" (E P, p ág. 174).
objeto ¡;ap.lZ de org.uu znr el vacío. Entonces, ya que esta -" o r~ Pero el apól ogo de las cajas de fósforos ilustr a también la
ganización del vacio " (El', pág. 165)- es la d efinición que Lacan modalidad particu lar de la "elevación " sub limatoria. No se tr a-
propone de l arte co mo tal, esa se perfila co mo un a verda d era y ta aquí de nin guna idealizació n sino de un mo do de entende r el
p rop ia "o bra de ar tc"P El proceso qu e la ins titu ye remite a acto m ismo d e la creació n. La creación, d e hecho, es una ver-
D u.ehamp y su pr.ícrica del rcady mude. La caja de fósfo ros no sión de la elevación . Para Lacen su matr iz mítica es el jarrón, la
se p reSl' nta co mo un o bjeto de u so sino co mo un a secuenc ia de jarra que H eidegger recupera de la tradició n tao íst a y a la cu al
signo s, en funcio n prccisarnenre, d e o rganizar un vacío; ella n:- asigna el misterio de la C osa. 28 La sublimació n encuent r a en el
vela de es te mudo "b C OS.l qu e subsiste cn un a caja de fós fo - arre alfarero su pro to tip o: el alfarero crea el jarrón solo a par -
ros " (EP, pá g. 144). La con caten ació n de las cajas de f ósfo ros tir d el vacío . No existe primero la materia y luego el vacío d el
hace pensar en la art iculaci ón de u na ausencia qu e con siente e n jarrón, sino qu e existe el vacío centra l del jarró n, en to rno al
prcserui ficar la Cosa " mas allá del o bjero ' {El'; p.ig. 145). Aqu í cual surge la o rganizac ión del jarrón, en to rno al cual el ar te d el
Lacen encuent ra el pa radigma d e la su blirnacion artís tica: su alfarero di spone la materi a. Tam bién en este sentid o la su blima-
c.o ndició n es el vado. su modalidad J I.' sans facc i ón es la posib i- ción pone de manifiesto su homología co n la función del sigui-
lidad d e alcanzar una orga nizac ió n del vacío . En est e sentido la [icante : hay un a ide nti dad d e fondo - reoriza Lacan- "e nt re el
organ izació n es alternativa al ser melancólicam ente asp irado en mo delado d el significante y la int ro ducció n en lo real d e u n
el vacío , au nque si !lOS señala que eso que define el campo del hiato , de un agujero " (EP, pág . 155). La N o -Cosa del jarró n - su
arte es una p roximi dad riesgosa con el vacío de la Cosa, po r vacío central- es la co ndición posible para la ex istencia m ism a
tant o co n la posición melancólica del sujeto qu e es, co mo he- del jarró n.
mos visto siguien do a Klein, la má s dramáticamente próxima al O tro paradi gma de la sublimació n - luego de las cajas de fós-
vacío. foro s de Preven y el jarrón d e H eidegger- es hallado po r La-
Es te apólogo ilustra así " la transfor mación de u n o bjeto e n can en el amor co rt és, " El amo r cort és es en efecto una forma
una cosa.Ia ele vación repentina d e la caja de fós forosa un a dig- ejemplar, es otro paradi gma de la sub limac ión" . (EP, pág. 163 ),
n idad que no ten ia ante s.." Pero, con la. d eb ida pr ecisión q ue afir m a Lacan. En este caso el riesgo de superposición entre su -
esta Cosa no pu ede jam ás ser por esto /.1 COS,I (EP, p;ig. 150). blim aci ón e idealización parecería evident e. Pero co n la refe-
En efecto la C OS.l no se d.l jamás en sí mism a sino so lo co mo rencia al amor co rtés Lacan entiende subrayar no tanto al ser
un a " unidad velada" (EP, pág. 150). Y en cua nto .cstructural- etéreo, d escarn ado d e la Dama co mo manifestación de su natu -
me nte Velada, ella puede Jpa recer solo como " representada Pl)f raleza Ideal, sino al parent esco inqu ietante que une a esta Da-
otra CO ~ 'l" bajo la fo rm a de un Au trc Cbo sc (EP, p ,{g. 15t) Po r ma d eshumanizada al das Ding, a u n pa rtenai re inhumano ."
esto "1.\ COS .l - co mc afirm a Lccan - es al m ismo tiempo la No - (EP, p ág. 192). El amor co rt és mu estra el proceso de la subli-

27. Solu-c la tesis de arte co mo o rgan ización del vado, me permito de 2R. El texto de H eidegger en cu estión se intitu la significativamen te Das
rCCI1 Vi .lr a mi Ir.l b.ljLl, "El art e co mo organi zaciún del vac fu", en A ro/,clag (J. Ding. Cfr . M. H eidegger, "La C o sa " , e n Saggi e disccrsi. Milan, Mc rs¡a,
Revista J ~. e, lu<!im luc rarios de la Un ive r sidad J e Berg.Il110 , n" 3, 2004 . 1985, p ágs. 109- 124 .
66 MA SS IMO RECA LCA T I LA SU BLIMA C iÓN ART IST ICA y LA C OS A 67

mació n en acto: un a mu jer elevada a la dignidad d e la Cosa. Es- bilidad , co mo hemos visto a través Klein, es un modo de ent rar
ta elevación al abso luto la desmater ializa, la deshuma niza: la en relación con das D ing sin dejarse qu emar, de st ruir o ano na-
D ama del amor co rtés puede ser enco ntrada solo a una d istan- dar po r su incand escencia. La can, como siempre, interroga en
cia absoluta. La D ama exp resa en efecto la inacce sibilidad de part icular el punto de suspensión del dis cur so de Freud. La su-
das Ding y su fascinación irresisti ble. E l amor cortés es un ejer - blimación es un a satisfacción pulsional (sin represión) por tan -
cicio poético que tiene como centro la figura de la D ama situ a- to un produ cto de la pulsi ón, pero es también una defensa de la
da co mo inaccesible (EP, pág. 190). En este sent ido la pasión puls ión. N o po r casualidad, hace nota r Lacan, I' reud asocia la
amo rosa ap ;u ece com o u na "escolástica del amo r infeliz "; ella sublimación a una formaci ón reac tiva, similar por ejemplo, al
imp lica el d uelo hastala muerte (EP, pág. 186). Lacan lee aqu í pudor. Como reso lver esta cont radi cció n? Como tener jumas
al amo r co rtés aún con un lente kleiniano: pone allado el abso - la sublimación co mo defensa d e lo real y la sublimación como
luto de la Dama con el de la muerte y po ne la su blimación poé- satisfacción sin repre sión?
tica en una analogía fundamental con el trabajo del du elo . Es El movi miento pri ncipa l de Lacen sobre Frcu d cons iste en
alrededor d el vacío dejado p or la Cosa - su inaccesibilid ad- que este caso en acentuar la d isyunción ent r e sub limación y rep re-
el poeta coloca la inhu manidad de la D ama, de la d ama eleva- sión, rech azando la idea [rc udiana de la su blimación co mo re-
da, a propós ito, a la d ignidad de la Cosa. En la poética del amor nuncia. Es ta d isyunci ón cstri en el centro de la critica Iccnniana
co rtés, el o bjeto Femenino parece en efecto "va ciado de to da a Bcrnfled. Pa ra Berufled es solamente la apari ción d e la repr e-
sustancia real" (EP, p ág. 190), p uro vacío imp osib le de rep re- sió n lo que hace posible la su blimac ión. En cambio para Lacen
sentar. Sin emba rgo el esfue rzo p oético -como paradigma de la la sublimació n co mo posibi lidad de un a satisfacción sin repre-
sublimaci ón- se realiza como un bo rdear este impos ib le. La sió n no con ciern e ta nto a la di ferenciación ent re melas del yo y
creación poé tica, así co mo to da actividad artíst ica de sublima- metas de [a libido si no a la relación funda ment al del sujeto con
ció n, en el fon do está en tensió n constant e con lo real "espan- la Cosa. En o tras palabras, pa ra Lacan, antes que de s pulsíona-
toso e inhu mano " de la Cosa. (E P, pág. 192) sin ser totalmente Iizar la pulsio n, la sublim ación pone a la [la SIl carácter estnu:-
abso rbida. La fascinación mcdus izante de la Cosa -el abso luto tn ral, Es su tesis: la sub limació n "revela la naturaleza propia
sideral de la D ama- deber ser mantenida a una cierta d istancia, d el Tríeb en cuanto no es simplement e e! instint o, sino una re-
bajo el riego de perd erse, o el riesgo de la d isolució n de las po- loci ón con la cosa distinta de! objeto "(EP, pág. 141) El ob jeto
sibilidades m ismas de la creación art ística. C om o parad igma d e imaginar io, cuyo fun d amento está en la imagen de! otro, no es
la sublimació n la p oéti ca del amor cort és es, en efecto , una poé- d e hecho la Cosa. La subl imació n está primariamen te en rela-
tica de la distancia. . ció n con lo real de la Cosa y no con la imagen -o bjeto . Esta re-
lación a la Cosa es ame todo una relació n dc defensa. Pero la
defens a d e la sub limació n es una defensa part icul ar. No es una
\0 . T O D A PU LS¡Ó;"oJ" ES SU BLI MATO RI A defen sa neurótica fundada so bre la idealización- represión. La
elevación del objeto a la dig nidad de la COS;l no es una ideali-
El esfue rzo d e Lace n es el d e preservar 1'1 pe rspec tiva freu - zación, no apunta pa ra nada a recubrir lo real escabroso y te-
diana en el análisis de la sublimación: se trata de una posibili- n-or ifico de la C osa. La elevación en juego en la sublimación no
dad pulsional y no lma neutralización de la pulsión. Esta p osi- es una id entificación al objeto id eal sino es un mod o simbó lico
68 MASSIMO REC ALCATI L A SU BLIMA C I Ó N ARTI5TI CA y LA C O SA 69

para hacer qu e el objeto absoluto sea la Cosa. o si se p refiere, un a defensa qu e implica una satisfacción pulsional. Pero su sa-
par a reenco ntrar lo real, pero solamente poniend o al revés la ti~facción ~o imp lica la.dialéctica represión-retorno de lo repri-
escala de lo simbó lico .t? ml~o, El smroma consiente a eso que ha estado reprim ido de
C ambiar el obj eto absolut o en este mov imiento de "el eva- satisface rse por vías transversales y clandestinamente (debajo
ció n" (sobre el cual regresaré enseguida) quiere decir poner an- de la barra ,.Ie la, ~epres ión) , La condició n del síntoma es pues la
te todo el o bjeto de arte co mo irredu ctible a las imágenes y a de un a sustr tucion del goce rep rimido por otro goce. En lugar
los significa ntes ya co noc idos. En el o bjeto art ístico, como lo de ello~ en la sublimació n h ay satisfacció n sin rep resión. En es-
indi ca la tesis heideggeriana de la o bra de arte como abertura d e [~ ,senudo la sub limació n ilum ina el trayecto mismo de la pul-
un mun do, hay un un iverso inédito que se abre. Si se quiere, SH;H l e r~ ,vez de r epr~sen tar su contrario o su rep resión. La su.
Duch amp interro ga irónicam ente justa ment e esta elevación, blimaci ón nos perm ite traza r la trayectori a de la pulsión co mo
develand o la función social de la sublimación co mo decisiva en rotació n en torno a un vacío. Est a trayecto ria está ilust rad a por
el proceso de la c reació n: el obje to co mún destacado de su uso ~a c.an en el Se,minan'o Xl: rotación en torno a un p unto de ex-
co nse nsuad o y situado en ell ugar d el gran Otro del sistema del tl m~d ~~ co nstituido por el o bjeto (a). Entonces para q ue haya
arte, se hace eterno como pura estructura de signos. p osibilid ad de elevar un objeto a la dignidad de la C osa es ne -
Pero la subli mació n es también una defensa especial co n- cesario operar un vaciado del lleno de goce de la Co sa. Mill cr
frontada a la vorá gine incandescent e de lo real de la Cosa; es ha hecho .no tar, siguiendo a Lacen, como la pu lsión en su es-
t~ c tu ra tle?e "el colo r del vacío JC Esto sig nifica q ue la pul -
n

sron no se cierra sobre el ob jeto sino que lo bordea infinitas ve-


29. El error de fondo de la estética del info rme qu e teori za la inadecua - i": !radu zcamos: la pulsi ón es siempre, por est ruc tur a,
ció n de la c.ue¡;o ría de la sublimación para rendi r cuentas de los aspeclOs mas IIlIH~ld a en la meta. Tal inhibición venía definida po r Pre ud en
radicales del arre co nrempo rdneo y su comp ro miso mctaffsico con una nu- relación a la imp osibi lid ad para la pu lsió n sexual de alcanza r
ció n modernista de arte vinculado al p rivik'gio de la forma. omue [a imposi- un a satisfacción integra l. La desviación d e la pu lsión medi ant e
bilidad de rodea r la di mensió n si mbó lica de la creació n art ística. Su pTQgra ~
ma d., desublimación de la ()!>r,,¡ de arte se sostie ne sobre el eq uivoco de la la sublimación no concierne solo a los posibles dest ino s de la
eq uiv ale ncia, pu est a corno axjo marjc a, e ntre su blimació n e idealizac ió n, pul sión sino su destino de fondo : la imposibilidad de su satis.
mient ras q ue, Freud y Lacan radicalme nle la ob jetan. U n ejemplo de crit ica a facción def initiva.
eso noc ió n de subl imació n se encuentra en R: Krauss y Y. D e Bo is.
L 'informe. / slr1fl irm i per l'uso, Bru no Mond atori, Milano, 2003. si de he-
cho se sigue hasta el fo ndo el prog ram a de la dcsublimación de la obra de ar-
11. AUSENTI FICACIÓ N y PRESENTIH CA C¡ÓN
te se llega inevitablemente a la ostentación de lo real en su ser mas feo, co mo
ad viene por ejemplo en la bod y a rto No co mpa rto, pues, la idea de Zi zek qu e
propo ne en tender el termino elevación co mo degradación. Se hay degrada- En térm inos lacan ianos, el movimient o de la creación subli-
ción, en vez de elevació n, del objeto a la Cosa, eso manifiesta un sí nto ma de ~atoria v~ des de l? r~al hacia lo sim bó lico, o si se p refiere rea-
arte con tem po rá neo y no algo q ue alza la estr uctura de la ob ra co mo tal. Co n liza una circunscripción de 10 real a trav és de lo simbólico. El
los efectos psicóticos y pcn'e;: rsos qu e este real ismo esté tico co mpo rta fata l-
men te (apo log i3. del ab iccció n, de lo esc remcuticio, de lo feo, de lo degrada-
do. etc.] Cf r., S. Zizek, Lm m , ovvt"m J'onlOw gia del godimesuo, en AUt-A ut
n" 315, Fir enze, N uo va Italia. 2C::'I3, poÍgs, 29-4 1. 30. Cf r.• J. A. MilIer, Silet, ob. cit., sesió n del 18- J - 1995.
70 MASSIM O RE CA LCA T I LA SUULIMACIÓ N ARTl STI CA y LA COS A 71

fun da me nt o de la acc i ón su blima to ria impl ica el enc ue nt ro co n las cosas so n imitaciones de las ideas, el ar te imitaría las imita -
lo rea l de la Cosa, est á en constante tensión con este real, pero ciones de las cosas), porq ue la repr esent ación dc u n objeto im-
no co ncl uye jamas en una pérdida del vacío de la Cosa. Es más, plica necesariam en te u na transfiguració n del ob jeto. Es eso qu c
la fue rza de un a ob ra de arte consiste justam ent e en lo grar ro - el arte post-impresionista 11;1 enfatizado hasta nebulizar la refe-
d ear el vacío aterro rizant e de la Cosa - pro poner una orga niza - rencia m isma al objeto. Es el caso sublime de las ma nzanas de
ción significant e- preserva ndo la distanc ia de la Cosa. Sin em - Cezan ne: mas el ob jeto viene prescntificad o -i mitado, mas se
ba rgo , es p recisamente insisti endo sobre es te vinculo d e la desmo ro na la ilusión mism a d e la representación así llamada
subli maci ón co n lo real de la Cosa que Lacan reen cuentra la naru ralísrica del ob jeto, más la Cosa se prese ntifica en el obje-
disyunció n freudiana entre la sub limación y la rep resión . La to (EP, pág. t 80). La presencia del objeto en estos casos no es
elevación de un ob jeto imaginario a la dignidad de I.t C osa a solo p resencia del ob jeto sino presencia, a través del ob jeto, a
tr avés de una o pe rac ió n simbó lica -definici ón [acania na d e la través de eso que Lacan define " la reno vació n de su dignid ad",
sub limació n- no es una represión. D e hecho, mientras la rep re- de la ausencia de la Cosa.
sión tiende a ocultar lo real d e la Cosa, o sea tiende a impedir- Al contrario la linea Prcvert -D ucham p obra autenti ficando ,
lo precisamente, la sublimación artística es, al contrario un mo- sobre to do el ob jeto, suspendiendo su sign ificación ordinaria,
do para presentíjicar /a Cosa pe ro sin hacerse destruir por el/a para hacer pos ible en un segundo tiempo ló gico la presentifica-
misma. Esto adviene mediante dos vías diferentes. La elevación ci ón de la Cosa sobre el fondo de esta ausentificaci ón del obje-
de la sublimación pued e de hecho tomar la v ía de la presenti fi- to. Entonces, en la primera via la pre sencia del objeto convoca
caci ón d e la Cosa en el ob jeto, o al contrario, por la via de la la au sencia de la Cosa. mientra s en la segu nda la condición de
ausen tificación del objeto , porq ue a tr avés de esa auscrui fica- la prescnti ficación de la Cosa es la ausenrifica ci ón del o bjeto.
cio n, la COS3 misma se presenrifica. La primer via encu ent ra en Pcro sea por u na via o po r la otra, la creación surge siemp re del
el Seminario VII su ejemp lificac ión máxima en la pint ura de vacío cent ral de la Cosa, po r tanto de su ausen tificació n, pero
C ézan ne. En vez, la segunda via se realiza en la caja de fósfo ros so lo para hacer po sible su prcsent ificación. En este sentido en
de Preven , pe ro tiene en el fondo, co mo se ha ya ind icado, la la ob ra no hay jamas explosión, irrup ción, d escarr ilam ient o de
práctica}' la teoría duc hampiana del rcady ma de. la Cosa, sino necesariamente su localización. En una ob ra de
En la primera la Cosa em erge a través de la repre sentac ión arte -con este p ro pó sito afirma Lacan- se trata siempre de "cir-
reiterada del o bjeto. El trabajo de Cézan ne sobre el objeto na- cunscribir la Cosa" (E P, pág. 179).
tural (Lacan se refiere a sus celeb res manzanas), muest ra co mo La d ialéctica ause nti ficac ión-p rese ntifica ció n go bierna la
se pu eda alcanzar la Cosa a través del ob jeto, en el sentido en elevación del o bjeto a la d ignidad de la Cosa. Por o tro lado, allí
que es jus tament e la renovació n perceptiva de l objeto, lo qu e do nde ven ga rechazada la d imensió n necesariam ent e sublima -
hace po sible su tra nsf igur ación final a un índice de la Cosa. Es toria de la creación artística -como sucede, p or ejemplo , en el
la misma lógica qu e inspi ra las n aturalezas mu ertas de C hadrin body art- la p rcs en tificac i ón de la Cosa se desengancha d e ro-
o la botellas de Mor andi . Jo mo vimiento de ausenti ficaci ón. La Cosa esta, en otras pala-
Por esta razón el juicio de Plat ón sob re el arte figurativo co - bras, direc tam ent e p resente cn ]a escena. Lacan en el Sem inario
mo u na mala mimes is es rechaz ado por Lacan. El prob lema no VII retom a la dialéctica entre ausencia y p resen cia com o cen-
es que el arte aparezca como la imitación de las imitaciones (si tr al en la creación art ística - dial éctica que fu e central en la fase
72 MASSIMQ REC A L C AT I LA SUBLIMACiÓN ART IST IC A y LA C OSA 73

mas clásica de su enseñanza a propósi to de la definición de la cío está o rganizado, en la segunda está evitado, en la tercera es-
función del símbolo-U y subraya el carácter simbólico de la ta soldado . O rganiz ación, evitación y soldadura del vacío defi-
op eració n sublimato ria: el arte es un tratamiento simbólico de nen en form a especifica la sublimació n artística, la sublimació n
lo real. Esta es, ademá s, su analogía de fondo con la práctica del religiosa y la sublimación cientifica.(EP, págs. 165-67).
psicoanálisis. Se trata de un movimiento que p uede leerse tam- La evitación es la estrategia obsesiva que seña la la sublima-
bién co mo un pasaje del goce al deseo, en el sentido en qu e la ció n religiosa; el lugar aterrado r y sin sen tido de la Cosa es
su blimación lograda vacía la C os a, el exceso de goce que la ha- co ntorneado por que result a incompatible co n la idea teol ógi-
ce incande scente, o sea qu e la su blimació n barr a la Co sa como ca de qu e el ser coi ncida con el Bien. Pero Lacen no se limita a
vo rágine arer rorizante, haciendo po sible una creación fu ndada seguir la huella iluminísta del juicio freudiano - para Freud , en
sob re la falta de rep rese ntaci ón. En Lacen, de hec ho no hay un efecto, la religión es la neu rosis de la humanidad, sin más su de-
culto de lo irrepresentab le porque la impo sibilidad d e rep re- lirio, como despiadadamente teoriza en "El porvenir de un a
sentar la Cosa es la condición misma de una posible rep resen - ilusi ón"-, ya que allí donde la estrategia de la evitació n no pa-
tación . Esto significa qu e la ausentificaci ón no tiene un valor rece ago tar integ ralmente la sublimación religiosa, según Lacen
como tal -como un a op eración de nihilismo místico que termi- la religió n sería también un modo de mostrar ante del vacío
na por fetichizar lo irrep resenta ble- sino que está en co nstante irrepresentable y absoluto de Da s D íng, una actitud de "respe -
relaci ón con la presemi ficacién. En otras pa labras el vado de la to " (EP, pág. 165). A di ferencia de Freud para Lacan la subli-
represent ación -el hecho que la Cosa esté siemp re destinada a mación religiosa no es identificable solo a la evitación de la C o-
ser un a no-Cosa- es la cond ició n de la sub limación. sa sino q ue os cil a, problemáticamente, entre evitación y
respeto.
La so lda dura del vacío d e la Cosa d efine la sub limac ión
12. DECLIN ACIO N ES DEL VAcío: ORGANIZ ACIÓ N, cicnt ifica. El ideal de saber se expre sa como tendencia a suturar
EVITACiÓN, SO LDADURA la grieta del no sentido en una red significante que sepa recu -
brir en mod o integral lo real. Esta es el inqu ietant e parentesco
En Freud no encon tramos una clínica d iferencial de la subli- de la ciencia con la paranoia para la cua l, como Lacan había ya
mación. Lacan, por otra pa rte, luego de haber situado la subli- teorizado en el Semin ario IIJ, " [Oda es signo ". La ciencia, co -
mación en un a relación de ten sió n con stitutiva con el vacío de mo la p aranoia, de hecho rechazan el no sentido ; ella exige en-
la Cosa, bo squeja las diferentes modal idades en las que esta ten- contrar el sentido por tod as pa rtes . (EP, pág. t 60)
sión se declina. En efecto, arte, religión y ciencia' so n modos di- Al co nt ra rio, la organizac ión del vacío define el trazo espe-
ferenciados de ent ra r en relación con la Cosa, y por lo tanto di- cifico del trabajo artístico. Desde este pun to de vista ella es ver-
versas formas de la sublimación . Ellas ilustran modos difere ntes daderamente, como en el fondo lo es también para Freud , el
de tratamient o del vado cent ral de la Cosa. En la primera el va- modelo lacaniano de la sublimación co mo tal. O rganizar el va-
cío entre laza lo simbó lico con lo real. El p roceso de organiza-
ción alud e a la di mensión de articulació n significante, mientras
31. J. Lacen, " Pu nci ón y campo de la palabra y dcllenguaje en psicoand- q ue el vacío, a aque lla dimensió n extrasignificante - lo real d e
lisis", ob. cit., pág. 269. das Ding- que perm anece en el centro de esta articulació n. En -
M A SSIMO REC AL C A TI L A SU II LIM A CIÓ N ARTIST ICA y L A COSA 75

tonces el arte se empeña en la articulació n d e lo inart icu lable y Boi s proponen una obra de arte en abierta po lé mica con la con -
n~ e n .eI ~~ lto místico de .1 0 ina r ticu labl e como tal. La opera- cepción mod ernist a de la obra que hace resonar algun as no tas
cla n significan te qu e preside la creación artística se mide con de esta critica ant icdípica al psicoanálisis. En el fondo el p unt o
eso .que excede al sig nificante (lo real del vacío de la C osa) pe- de vista de persp ectiva es id éntico: rechazar la castrac ió n sim-
ro Sin qu edar enred ada en una fascinación silencios a. Mas bien bólica co mo fundamento del sujeto (D eleu ze y Guatt ar ij.Y, en
debe mos señ alar aquí un a mutació n d e pe rspectiva sensible de co nsec uencia, rechazar la sub limación como fun da mento de la
Lacan sobre la definición misma d el arte y sus relac iones co n el creación art ística, sig nifica rechazar la noció n de vado en to r-
inco nscient e. Mientras en los años cincuenta el model o d e la no a la cua l giran ya sea la cast ración o la sub limación, en nom-
obra de arte había sido para Lacan el sueño, en cuant o forma- bre, o de un lleno del cuerpo pulsional (recu érdese el rechazo
ción del inconscient e construida so bre proced imien to s rero ri- deleuziano en relació n a la tesis [acaniana del suje to como [alt a
co- I!ngüísticos, meta f~ricos y me tonímicos, y la poesía venía de ser) o de un "lleno" de la obra que rechaza tod a noción fe-
elegid a como su paradig ma en cuanto arte de valo riza r la d ife- tichista de forma (se pu ede pensar en el elog io del info rme co-
re ncia p ura d el significant e, ahora Lacan poI rece arrast rar la mo erosión critica de toda fetichizaci ón forma l d e la obr;t).3J
ob ra de arte hacia lo real. La pone en confro ntación no tanto En panicula r los sos tenedo res de la est ética de lo informe in-
con las cap acida des semá nt icas del sujeto del incon sciente, sino sisten sobre la necesidad d e emancipar la concepc ión de la ob ra
con el abismo escabroso del Es, co n la vorágine incandescente de arte de la carcgorfa "vertical ", por tanto idcalizn ntc , d e la su -
de Das D ing. Sin emb argo, este d espla zamiento de acento -de blimac ión . Ellos sos tienen en el p ro gram a un a de s-sublimac ión
la o bra como homo loga al inconscien te estructu rado co mo un radical de la obra de arte. La noción de lo informe co nsentiría
lenguaje, a la ob ra como o rgan izac ión del vacío ex traling üíst i- en una emanc ipac ió n de la obra de la dimensión idea l de la fo r-
co de la Cosa- no avala ningú n realismo de [a Cosa. La obra de ma y d e su naturaleza fetichista. así como su p roceso creativo
art e perm anece sim bó lica, producto de un a sublimació n, aun - centrado sob re [a sub limación. El empuje critico de la poé tica
que su d eber sigue siendo aquel d e circunsc ribir eso qu e exce- de lo informe en relació n a la no ción de for ma se manifiesta
de lo simbólico. aqu í fuertemen te ho mogénea a la enfati zaci ón anricdípica de la
fue rza de la p ulsión como imp osib le de normalizar y circu ns-
cribir (y q ue lamen tablemente co nduce a sus teóricos a confun-
13. ORGAN IZACI ÓN DEL VAcfO di r fatalmente la di mensión cons tituyente de la rep resió n con
y LLEN O DESORGANIZA DO la acció n socialmen te determinada por la rep resió n). Del mis-

En e! A ntiedipo Deleuzc y Gu arrar i, reivindicaban e! goce


de! cuerp o mas allá del falo y de la castración, Como un goce 32. Cf r. G. Dd euzc y F. G u.l tt.u i, El anticdipo. CapitdliSllIlJ y eSll uizofre-
dcslocalizado, descentrado, en una cons tante exh ub erancia ma- nía, Torinu, Linaudi, 1')75.
quina ria res pecto a cual qui er normativizuc i ón simbólica. Se 33. Sq;ún Huis y Krauss la esencia de la obra llamada mod ernista co nsis-
te de hecho rJ1 ,I U Función Icuchtstica-Ia fo rma d e la ob ra [un cionarfa co mo
trata del goce esquizofrén ico prop io del así llamado "c uerpo
pautulla dela nte de la "herida del ser" , como defensa de lo "carna l" y del "ba -
sin ó rgano s". Est e era un mal mod o de entender el mas allá del jo marcr-ialisrno", « (lIIlO co bert ur a del info r me. Cfr. Y. Bo¡s y R. Kra uss ,
Edipo de Lacan.V En L'ínjorme Rosalind Kraus s y Yvcs D e L'illf orm e, ob . cit.
76 MASSIMO RE CA LCA TI LA SU BLIMA C IÓ N ARTl ST ICA y LA CO SA 77

mo modo los teóricos de lo infor me ter minan por co nfu ndir r á jamas en el curso de su enseñanza. La sublimac ión no se pu e-
sublimación e id ealizació n p or su exigencia d e investi r la o bra de pensar si no a partir del vacío, co mo efecto de la acción le-
co n la fuerza " bajo materialista" del empuje p ulsional. En re- tal del significante sobre lo real de la Cosa. Todos los ejemplos
sume n: la idea ingenu a que se rep ite en ambas to mas d e posi- que Lacan rep roduce sobre la eficacia de la su blimación ar tísti-
ció n es en el fo ndo una to ma d irecta sobre la Cosa, la cual, co - ca en el Seminario VI I refiere n a modos de circunscripció n del
mo tal. ter mina inevitablement e p or reco ndu cir a am bas a un a vacío. Son los ejemplos qu e hemos comenta do: el vacío heideg-
co mú n exaltació n de lo p í e-lingüístico y de la dimensión psi- geriano de la jarra, el vacío q ue atraviesa las cajas de fósforos de
cór ica d el ser. Como el p rograma an tied ípico afirma la posit ivi- Prevert unificand olas en una serpe nt ina en igmática, el espacio
dad d e la maqu ina pul sional cont ra toda negatividad, contra to- vacío qu e abriendose imprevista mente so b re las p aredes llenas
d a su limit ación si mbólica, en n om br e de una rad ical de cuadros hace posible a Ruth Kjar el ímpetu creativo. Pero
des-subl imación de la ob ra de arre la estética de lo infor me per- aún ot ros como esos del vacío de las grutas prehistóricas don-
sigue, según el mismo vector teór ico, la ilusión de una ema nci- de pa recen los primeros grafi ti humanos. el vacío de la arqui-
pación d e pa rte de la ob ra de toda fo rma, olvid ándose que es la tectura en general, el esplendor de la Catedral de San Marco en
forma de la obra que organiza el v ad o real de la Cosa. D e este Venezia y el teatro de Palladic en Vicenza , el vacío qu e anima
modo a la tes is lacaniana de la organ izació n del vado se opone la pintu ra mis ma co mo práctica que amb icio na ejercit ar un pa -
el culto de un "lleno deso rganizado ' t.'! tro nazgo sub lime so bre el vacío mis mo, q ue Lacan prop one en
el cu rso del Seminario VII.
Pero este vacío "determi nativo" no es el mismo que encon-
14. DESTINOS CONTEM PORÁNEOS DE LA SUBLIMAC iÓN tramos en ciertas po líticas del síntoma co nte mporáneo. N o es
para nada el vacío de la clínica del vacío, es decir no es el vacío
En la época con temporánea, es aú n la su blimación un desti - contrap uesto a la falta que anima los así llamados nuevos sín-
no posible d e la pulsión? Par a Freu d la su bl imación encuentra tomas (pá nico. depresión , ano rexia, bulimia, toxico manía). No
en el tra bajo art ístico su mod elo fu ndamenta l: la p ulsi ón sexual es el vacío co mo cristalización del gocc del cual testimoni a la
no se satis face inmedi ata mente. s ino mediant e u n cambio de "fal ta d e la falta". N o es el vacío que el discurso capitalista ali-
meta , una sustitució n de la meta sexual po r una meta m as "ele- menta p ro metiendo un a satur ación ilusoria, cada vez astu ta-
vada ", Lccan, como hem os visto, ha regresado a esta sust itu- mente diferida.35
ció n, a esta elevación . dandole un valor inéd ito. C ono cemos su El vacío situado po r Lacan co mo fundamento de la su bli-
tesis princip zd:"en toda forma de su blimación el vado será de- mación no es un pleno de goce, sino un vacío habitado por la
terminante " (EP pá g. 165). Esta asoci ación ent re sublima ción y ausencia de la Cosa. Es un vacío produ cido po r la acció n del
vacío es un a tesis capital de la reflexión de Lacen y no cambia-

35. Sobre tod o s esto s temas me permito señalar rms trabajos: clínica de l
34. Debo a G iovan ni Boniroli (Unive rsidad de Bergamo) esta expres ión vacío: anor exias, depend encias y p5 i c() s i s * '~ El revés del hom ogéneo. Para
«lleno desor ganizado " como ant agonista. y altern ativo a "organizaci6n del una p ráctica ps ícoenoiítica de pequeñ os g fIJ p os nlrl/1 rJSlntomáticos, Milan,
vado " (ennvc rsillll pr ivada). Fra nco Angeli, 2005.
78 MASSI MO RE C AL CATI LA SU BLl MAC1ÓN ART 1STIC A y LA C OS A 79

significante. E n el o bjeto de arte , en el pro ducto simbó lico de es lo si mbó lico q ue debe pod er tra tar el agu jero que se ha
la sublimació n, hay transfo rm ac ión del o bjeto en C o sa, ha y abierto en el real.36
ele vació n del o b jeto a la dignidad de la C os a, ha y una d ignida d En la época co ntempo ránea asistimos a una nu eva articul a-
in édi ta, que " no había antes " dice Lacan (EP. pág. 150) sino so- ció n de la temporalidad . El tiem po del malesta r en la C ultura
lo so bre el fon do de un a ausencia de la Cosa. El ob jeto CIH r e - actua l es el tie mpo de una " mov ilizació n ge neralizada" (ju n-
gab a en esta elevación su d ign idad . Es la o peració n exquisita ger), es el tiempo de una maniacaliz acio n exasperada de la exis-
q ue enco ntramos en acto en la p oét ica pictó rica de G iorgio tencia (Winnicot). Es, en otros términos, el tiem po que ti end e
Mo ram i, quien restituye a un ob jeto de la co ridianeida d, las a excluir el agu jero de lo real. Es el tiem po del "g oce extravia-
botellas, un pa trón pu ro de la C os a. Pero esta cosa, aun la bo- do ", co mo teor iza M iller en Silet, tiemp o caracteriza do p or la
tclla mo randia na, no es jamas la Cosa, precisa Lacen, sino la dificultad de situar nu estro modo de goc e a part ir del Otro ";
ele vació n sublimada de un o bjeto a la dignid ad de la Cos a. Si por co nsiguient e u n tiempo que sitú a el goce solo a pa rt ir del
de hecho, precisa Lacen, la Cosa no fuese fun damental mente objeto (a). TIemp o do min ado por el discurso del capitalismo,
velada, si no se p rese ntase siem pr e como " un a un idad velada" d a un a electrificació n co nvulsiva a la d emand a, que hace del
(EP, p ág. 150) no es taríamos ob ligados a bo rdearla pa ra pod er un iverso u n " universo hom og éneo "."
ind icarla . La sub limación co mo destino de la pu lsi ón entonces En la crisis bulimica de la anoré xica, así co mo en el empuj e
exige el vac ío como su co ndi ció n trascend ent al. Pe ro exige al goce que anima al to xicómano, el tiempo se co ntr ae al instan-
tambi én un sup lemento de tiem po . La activ idad de la sublim a- te del co ns u mo. La falta en ser trasformada en vacío, d em and a
ció n es en este sent ido -corno ha ind icado a su modo Melan ie co nvul sivament e el p ropi o relleno. Por esto en Cogitat íon Bion
Klein- afin con el duelo. Ella. es u na transfo rmación de la pu l- define la posición del sujeto to xicó mano como prop ia de aq uel
sión q ue imp lica un tr abajo, un a A rbeit . Ella exige tiempo po r- que " no sabe esperar ".38 Al co nt rario, su blimación r duelo im-
que evita el co n o circuito de la pu lsión con el objeto co nt iguo, p lican un suplemento d e tiemp o, un saber espe rar. El tiempo
co n la sat isfacci ón inmedi ata. La verdad de la sublimación es co nt empo ráneo co mo tiempo de la movilización generalizada,
poner la inh ibición hacia la meta no como un da to psico pcto - co mo tiempo de la r uaniacali zaci ón exasperada de la existencia,
ló gico sino co mo un elem ento de estru ctura de 1.1 p ulsió n: no red uce fatalm ente el m:J. rgcn simbó lico de la sublimación como
se da [amas una satisfacción int egral de la pulsi ón sex ual. En- destino posib le de la pulsión. E l vacfo de la clínica cont e mpo ~
to nces se necesita tiem po pilfa bordear el vacío d e la Cosa, pa- r énea del vacío, no es de hecho el vacío del sujeto del signifi-
ra circunscribir el real de la Cosa . Por un lado , este es un a s ~ cante. Mient ras el vacío d e la Cos a es la co nd ición para que ha-
p ecto de la pro blemá tica cl ásica d el aplazamie nto d e la Y:l sublimación, en la clínica contemporánea estamos frente a
satis facció n p ulsi onal de la cual hab laba Freud co mo índ ice de una irurusion de la Cosa que cancela el va cío, que hace faltantc
un a plasticidad positiva de [a pulsi ón. Est a es la afinidad pro-
fu nda en tre e! trab ajo d e la sublim ación y el tra bajo de! duelo :
en ambos se trata d e un tra baj o simbólico q ue se despliega al-
36. Cfr., J. Lncan, El Semin ario. Lib ro V t. L 'interpremeion e del deside rio
rededor de UI1 agujero real. No por casualidad, La cen ha defi- (1<¡ 5S ~59),
en La plico<lna/i¡i, n° 5, Rom a l <¡ H'J, Astrolab io , pá ~ . 97.
nido el duelo co mo "el vuelco de La fo rclusió n", don d e no es lo 37. Cfr. J.-A. Millcr, Silct, ob. cit, sesión del 15 febrero de 1995.
real for cluido qu e vuelv e del agu jer o de lo sim bó lico, sino qu e 3H. Cfr., R. W . Bion , CogitatÍlm, Rom a, Armando, 19')6, p5¡;. 133.
80 M A SSIM O RECA LCA TI LA SUBLI MACIÓ N ARTl ST ICA y LA COSA 81

la falta, que gen era una emergencia de lo real de la Cosa, mas en llaga real d el cuerpo.e?"
qu e una sublimación de la Cosa ausente. El vacío de la clín ica Es te p asaje del pliegue a la llaga es un paradigma de la con -
del va cío no es entonces el vado d e la subl imación sino su re- temporaneidad y manifiesta una tendencia, una crisis de la su-
vés inq uietan te. blimación com o destin o de la pulsió n. La o bra de arte es co n-
El cu lto d el vacío q ue encon tr amos en la ano rexia asu me cebida no como un a operació n simbólica sobre el tr auma de lo
aquí el valo r de un verd adero pa radi gma. Se trata d e un vacío real sino como osten to sa exh ibición del trauma de lo real en
que genera nada. La subl im ación cnor éxica 110 se instituy e so- cua nt o ca l. Franko B. exhibe colada s de la propi a sangre sobre
bre el vacío sino que transfo rma el vacío en un so lido , un nu e- su cuerp o esparcido de polvo blanco para acentu ar el carácter
vo objeto de goce. La su blimación anor éxica es un a p seudosu- aterrador: Gi na Pane obra cort ánd ose el cuerpo, someti éndose
blima ción que en vez de co ns titu irse a part ir del vacío cen tral, a ejercicios masoqu ísticos extremis, llen ándo se d e comida des-
produ ce un fetichismo mortífero del vacío. co mpuesta y vo mitan do, subie ndo descalza esca lones lleno s de
" El hueso es mi alma": es u n enunc iado de un suje to qu e clavos, tirá ndose en la basura; Srelarc se cuelga en el vacío con
muestra el cará cter re allsricamenre delir ant e de la empresa 3 00 - ganchos de acero prendido s de su pecho; Orlan modifica qui-
r éxica. Lo que está en juego, no es de hecho la ascesis del espí - r úrgicam ente la imagen del propio cuerpo con el objetivo deli-
ritu del cuerpo sino una encarn ación del esp íritu en el hueso, rant e d e llega r a altera r la co mposició n misma del DNA , es de-
una cos ificació n literal. El vacío del cuerpo delgado revela aqu í cir liberar el cue rpo de las cadenas d el significante.
su verdad de fondo: lo solido del hu eso co mo suficiente a si Este r ealismo maligno del bod y ar r hace imp racticable la su -
mismo. Como se ve se tr ata de una pseudosublimaci ón o una blimación como operac ión de circunscri pció n de la Cosa. Lo
"s ublima ció n estéril", co mo se exp resaba Miller a pro p ósito de simbó lico se co nfunde in tegr am en te, ps icó ticamente con lo
lo. cu ra de sí mismo del dandy,)') que exasp era, justam ente, la real.
cura de si mismo transformando su hig ienismo extremo en una Colapsa a causa de la emergencia de un a Cosa no circuns-
apo logía loca de la mortificación . El reali smo narcisístico de la cripta por un a captura significante, sin velos.
ano réxica encuentra u na corresp o nd encia sig nificativa en el H e aquí entonces la c risis del dest ino sublimato rio de la pul-
realismo maligno de tipo psic ético y en el exhibicio nismo per- sión. En la ano rexia contemporánea el velo d e la belleza del
ver so que caracteriza el Body arto Mientras lo. sublimación ar- cuerpo- flaco se densi fica de manera ano rmal hasta llegar a ser
tística se funda so b re u na elevació n del objeto a la dig nid ad d e un muro, armadu ra, feti che post humano . La idea lización del
la Cosa, en el realismo del body-arr estamos delant e de la apa- cuerpo flaco no asegura ya un a veladura sob re la castración si-
rició n sin velos de la Cosa. no mas bien amu ra el deseo del O tro como tal. Sigu iendo la
Mient ras en la anor éx ica el vacío se cosifica, deviene so lido ,
se osifica, el alma se compacta en el hu eso, en las pe rfor mances
extremis del bo d y- art es el co rte simbó lico qu e se trasfo rma en 40. Sobre esto s lemas envío al amplio tr abajo de F. Alfano Biglicu i, lden -
litá mu tanti. Dalla piega alla piaga:esseri Jelle contammazioni cont empora-
corte re al. El pl iegue sim bólico d e la sublim ación se trasforma
nee, Milano, Brun o Mondatori, 2004.
'f Nota del tr aducto r, en italiano "dalla picga alla piaga " per mite un cam-

bio de significación a partir de u na sola letra; 10 cual no es posible en caste-


39. J. A. Millcr, Silet, ídem. llano: pliegue-llaga.
82 M ASSI MO RECA LC ATI

misma lógica, en el body arr la obra de arte no organiza el va- UNA SUBLIMACIÓN A RIESGO
cío de la C osa sino que exh ibe la Cosa en su carácter mas ma-
ligno y rerronfico .
DEL PSICOAN ÁLISIS

Tradu cción: Adriana Isabel Cepcili


Marie-Hé/ene Brote se

UNA CU RA POCO ORTO DOXA,


UN CONCEPTO PO CO DEFINIDO

C uando se tr ata de la sublimación, a los analistas les ha cos -


tad o tra bajo tom ar d istancia de con sideraciones señalad as en el
di scu rso co rriente, oscilando ent re valoriza ció n, sospe cha y
desco nfianza, dos actitudes poco frecuentes en la lógica de la
cura. Para encuadrar las cosas, citaria a J. Lacan en su H ome -
naje a Margu erite Duras, de El arrebato de Lol V Steín: "Está
allí el sentido de esa sublimación de la que los psi coanal istas es-
tán aún aturdidos, porque al legarles el térm ino, Frcud se qu e-
dó co n la boca cerrada. Sólo les adv irtió, que...!:..sat isfacción que
en tr:lña no debe cons iderarse como iluso ria".
Lacan no se quedó con la bo ca cerrada; sus not as sob re el te-
ma son numero sas, sin cont ar la parte entera que le co nsagra en
el seminario La ética del psicoanálisis. D e golpe. el pumo esen -
cial es anunciado: se trata de un a posición de goce.
La cu ra de un analizante exigió q ue ponga a p rueb a m i ig-
norancia so bre esta cuest ión, él me enseñó.
Su cu ra, singular, plantea el p rob lema de la d iferencia entre
p sicoaná lisis p uro y psicoanálisis aplicado a la tera péu tica. El
su jeto había hecho una demand a de análisis a pa rtir de un sin -
tom a p or el qu e su frfa, pero, no obstante ello, la cura prosiguió
más allá d el beneficio terapéutico, sin qu e el pasa je a analista
MARJE-H t Ll::N E BROUSSE UNA SUBLI MACIÓN A R IESGO U EL PSIC O AN ÁLISIS

sea un a cuestión para este analizante. La cura tuvo lugar en un te aún la palab ra ligada al ejercicio de su art e, a cuyo lugar ve-
con sultorio y no en una institució n, pero jamás hubo un pasa- nían frecue nte mente manifestaciones de có lera y fría agresivi-
je a diván, sin q ue esto sea co nside rado como la marca de la psi- d ad, desapar eció también en la estela de la resol ució n del con -
co terapia o la marca de una prudencia po r parte d el analista a flicto edfp ico. Sin emb argo, no detuvo allí su reco rrido .
partir del d iagnóstico. Siguió e incluso para su prop ia so rpresa, empu jado por una
El sínt o ma - ideas obsesivas d e mue rt e y adicció n- daba necesidad qu e nombra a veces "búsqueda de un desanud amien-
cuenta, en efecto, de una estructur a neurótica, más precisamen- ro".
te, la neurosis obsesiva. La especificidad de la cura es ot ra: el
sujeto, artista, vive d e su art e, es reconocido en ese medio y su
obra es pú blica. No tuvo jamás la idea de que su análisis co ns- LA ACT I VIDAD CREADO RA EN LA C URA
tituiría un agotamiento de su capacidad de crear. En co nt ra-
p unto a su ob ra pública, desarrolla desde hace varios años, un Su actividad creado ra ha cont ribuido siemp re al análisis. aún
discurso priva do del que el dispo sitivo analítico de palabra es en los tiemp os en que el síntom a era mas fuerte. constituyendo
el marco (bast idor). el disc urso sostenido sob re ella, el inicio y la trama. Se pr esen-
taba, no sobre la vertie nt e de una formación d el inconsciente a
interpretar. sino más bien so bre la d e un índi ce por el acto- en-
EL EFECTO T ERAPÉUTIC O tiendo p or ello que cada obra pu ntuaba la or ient ación de u n
deseo decidido , co ntr astando con la ausencia, en la palabra ana-
No bu scó por mu cho tiempo el sentido d e su actividad, Iizanre, d el deseo sexual pr opiamente dicho .
pues to que lo había situado con bastante rap ide z a pa rti r de Esta p revalencia del act o, que no era sin palabra, lc hizo
coordenad as precisas de su historia infantil. Inscribió ese senti- co mprender bastante rápido por otra parte , sin alterar la efica-
do en un a contingencia que no excluye una elección que no ce- cia, el carácter de ficción d e la cons tru cción ed ípica. C ada o bra
sa de hacerse hasta el preseme. Empujado por el sufrimiento del valía u na int erp retación. Fui dó cil allí. N o encon tró en la inte r-
síntoma q ue amenazaba su vida y no d ispensaba totalmente su locuto ra que se había constituido, u na part idaria del sentido
actividad creadora. se había some tido a la regla analítica, lo que " Iamiliarista" d el inconsciente, incluso si ocasio nalmente algu-
lo llevó en su momento hacia el laberinto edipico, reordenando nos sueños o algunas otras formaciones ha n sido relevados y le
su mito individual y resitudndolo en la filiación simbólica. han vuelto como un boornerang, no en su versión patética pa-
A ello le siguió un efecto terapé utico. En ta nto, su adicció n, pá-m amá, sino en la fría determinación del inconsciente po r los
que en los co mienzos le hab ía parec ido úti l"a su actividad crea- ili; nificames. - -.:-
dora des aparecía luego de una interpret ación que lo mostraba - TodO-..:el lugar de su actividad creadora en la lógica de su vi-
desapareciendo en la línea de filiación, lugar vacío entre su pa- da como en el texto de sus asociacione s, la continuació n del tr a-
d re y su hijo , Asimismo, las ideas de muer te habían cesado lue- bajo analítico más allá de la obten ción del beneficio terapéuti-
go de la caída de una identificación matern a. co, la relación al dispositiv o mismo- vuelve a la articulación
En fin, un síntoma constituido como tal durante el an álisis, ent re el traba jo analítico y el trabajo creador, y plantea enton-
un a inhibición tocand o la palabra en general y más fuertemen- ces la cuestió n de la realización del lazo entre sublimació n y
MARI E-H ÉLE N E BROUSS E
Ul\' A SUBLIMA C iÓN A RIESGO DEL I' SIC O A N ÁLI SIS 87

an álisis. Con u na particularidad: no se trata aquí de un estud io tenaire para él. En fin, agreg uemos que Lacan, poniéndolo en
psicoanalítico sobre el creado r y la creación a partir d e la o bra p ráctica tan to como afirm ándo lo teóricamente en ese mismo
o de la biografía del art ista. Se trata de interrogarse sobre el texto sobre Marguer ire Du ras, subraya que el artista siemp re
en igma d e la su blimació n para el artista mismo , a part ir de la precede (al analista) y que ento nces él no tiene q ue hacer de
hipó tesis de c¡ue la satisfacción qu e de ella se obt iene no exclu- psicólogo allí don de el art ista le desbroza el camino. "Es p reci-
ye el discurso sobre ella sos tenido . Ese discurso bajo tran sfe- samente lo qu e reconocí en El arrebato de Lol V. Stein , donde
rencia tiene entonces aquí una función singular puesto que par - Marguerire D uras revela saber sin mí lo que enseño . No hacer
ticipa tambié n de esa elecció n po r la sublimación. el psicó logo fue mi princip io." Lacan dice un poco más adelan-
te q ue " la rácti ca de la letra converge con el uso del ¡nco os-
ciente "~ Es, en c ecto , e esta co nvergencia qu e está ce o este
ALGUNAS 0135ERVAC IO NES SO BRE LA C REAC iÓN anilisis.
Resumamos:
En 1987 en una N och e de Bib lioteca d e la Esc uel a de la
Causa Pr eudi aua, [ ccq ues-Alain Miller había hecho "S iete ob- Los produ ctos de la sublimación no compe ten a la inte rpre-
servaciones sobre la creació n " en las que me inspi ro . La prime- tación por el efecto de sentido y por lo tanto no liberan la
ra sub ray aba qu e Lacan no inscribía al arte a títu lo de lo in- verd ad del sujeto.
co nscie nte, lo c¡u e p lantea es que el art e es del ord en de lo - La su blimació n reenvía sin emb argo a un a función que tie-
ini nter~~lable porque es ya una int~rrretacíóñ. ., ne efectos estruc tu rantes en el lazo soc ial. C uál es esta fun-
Considera r el arte como próducci ón Y no co mo fo rmació n ción ?
del inconsciente implica qu e se lo ponga en el regist ro de la
fu nción del objeto, el cual no es del ord en d e lo descifrable. Es Allí do nd e la función significante crea un vacío, el arte se
ésta la vena que inspiró mi posición de ana lista. La segund a ob- presenta como o rganizan do ese vacío a part ir de u n-º.ki~to .
servació n reco rda ba que una obra de arte, sin embargo, no es La noción de efeciOObtcnidos-ollre y-encí Otro es ~on­
menos situab le según las coordenadas del d iscur so, es decir del ces esencial en la sublimación ¿cuál es la natu raleza de esta con-
lazo socia l. Lacan d a de ello varias demostr acion es magistrales: vergenc ia apuntada por Lacan ent re p ráctica art ística y prácti-
aquella del amor cortés en el seminario de la E~ i c a. del P ~ i e o a ­ ca analítica, o aún más tarde en su enseñanza, ent re sint home y
nálisis. L:! oposición entre el arte co mo p roducci ón de objeto r ar te?
el arte co mo ficción y ope rador de verdad , p ara ser válida, no
tiene Gu e ser reducid a a la oposició n entre neu rosis y p sicosis.
En efecto es privándose ue el a cta del amo r cortés produ ce D EL ANÁLISIS DEL SíN TOMA AL ANÁLIS IS C O MO EL ENVÉS
un ob·et~· mu ,r, t r;lllS a rma n o este e eme nfoe- )-'raJo[ D E LA ACTIVIDAD ARTíST IC A
~ im Ó ieo q ~. ~~ ~t!Etu ~<)._ ~~s"~~~t~_~~.._} es esde ento nces.
Este ob jeto mu jer se prcscntJ. .como imposible 0, c (~ mo ~)a r te ­ A parti r de esos elementos diferentes, volvamos a la cura de
naire in huma no. Para este analizan te, su ob ra esta bien situada este analizante al punto donde él la ha co nd ucido. La cura lo ha.
en ese lugar, 110 habiendo jamás co nstituido el púb lico un pa r- llevado a interrogarse actualmente sobre lo que él hace cuando
88 MARIE- H tLlN E BRO USSE UNA SUBLIMACiÓN A RJESG O DEL PSICOANÁLISIS 89

crea. Esta interrogación es nueva, porque durante todo un p ri- cual el público B, para el que ella es producida por A, pued e ver
mer y lar go períod o de creación, su actividad había enco ntrado a e ejecutar a O, el cual, la víctima, queda sust raíd o, invisibl e.
su finalidad en una perspectiva política y militante qu e le die- ¿ Dónde está el obj eto en este juego qu e muestra lo invisi-
taba tant o su for ma como su mod o de organización institucio- ble? No es la imagen producida aunqu e ella se vend a. Tampo -
nal. Se tr atab a de una guerra contra los signi ficantes amos y de co lo es la víctima sustraída a la mirada, que oca sionalmente
una ed uc ació n del p úblico . H abía en con trado entonces allí puede ser mo strada en otros cuadros. El o bjeto es el efecto p ro -
"una posib ilidad d e satisfacció n feliz de la tendencia", para re- du cido po r lo que no puede verse, sob re B, el pú blico qu e mi-
tom ar esta ad mirable exp resión de Lacan. La pu lsión se satisfa- rala imagen. En el ejemplo tomado, el objeto es el efecto de ho-
cía di rectamente siguiendo la vena de las coo rdenadas subje ti- rror, efecto de lo inso portable produ cido en el espectado r. Se
vas a las que un disc u rso político le era iso morfo . Pero tod a la trata de dejar knock out a aquél que mira la obra, es decir que
pu lsión no p ued e se r sublimada, y esta guerra contra el signifi- eso lo mira. Eso qué? El objeto invisible que es la angustia de
cante :1mo, en el momento en que él mismo deven ía pad re y A frent e al mal radical, angustia p rod ucida por el artista en el
amo , t rajO aparcJado ds1ñlomá y enton ccs la entrad a en an&h- espectador p or med io de la imagen que es su estuche.
¿ .i.s.:. Fue sobre aqu ello JeJa publón, que no pertenecía ~l modo Durant e una ses i ón formu ló que en su activid ad aru strca
de sat isfacción por la subl imació n, sobre lo qu e se tr ató ento n- "qu ería ser invisible y al mismo tiemp o no ver". Se desprende
ces el trab ajo. ento nces claramente que este objeto invisible que no ve es él; a
El trabajo so bre el sínto ma, es decir la caída de ide nti ficacio- cuyo título se puede d ecir que la sublimación se ha diferencia-
nes, aportó algo nuevo qu e modificó, no la elección de la subli- do de la idealización en este segundo tiempo del análisis. Este
mación , sino su orientación. La actividad artís tica se ciñó sob re ob jeto que mira al público no da cuen ta ni de una metáfo ra ni
su propia lógica, reabso rbiendo en el servicio del texto los idea- de una meto nimia." Es un ínilic~de rea(!"'p'rovoca realmente el
les ed ucati vos y el rechazo de la alien ación . Esta p érdid a de ho rror o el escáñ(Eilo o aún la fascinacÍ6 n en el senti do aeI fas-
sentido militant e puso en suspens o la fu nción del art ista. La cinum qu e scnala- r:acan en suuaoajOSObre la pjnto~
cuesti ón del público, hasta ahora poco abord ada, sólo ante rior- ' m:nario, libro iJ, como t estimonio de las reaccion es violent as
mente en términos po líticos, es d ecir ideales, retornó con más d el público . Un a vez efectuada la diferencia con la idealización,
presió n. Ya no fue suficiente od iarlo o menospreciarlo, incluso q ué es lo qu e diferencia este modo de sublimación de la puls i ón
ed ucarlo, lo que finalment e da ba Jo mismo. De uno que era, de- d e muerte, de la per versión ? Primero, se trata de una creación
vino dive rso. fo rmal y no de un fetiche. No alcanza el efecto de real sino por
El camp o d el arte se define ahora p ara este analizante, segú n un semblante, es decir movilizando el vacío producido por lo
una expresión to mada prestada, co mo "lo imp robable vive jun- simbólico sob re el respeto de leyes que lo funda n, co n riesgo
to " lo qu e sitúa de modo diferent e su fu nción . El trabajo del ar- de subvertirías. En fin, la satis facció n de la tendencia no es se-
tista no es del orden de la interpretación , definid a como la vi- xual. ¿C uál es entonces? Inspiránd ose en las páginas de Lacan
sión d el m u ndo de un ego . En lug ar d e esta visió n, está la sobre Mar guerite DUro1S, se podría dec ir que esta satisfacción
búsqueda de [a producción de un objeto invisib le en el texto , tiende al pun to siguiente: la producción del objeto de arte para
con y p or él. - D amos un ejemplo: Sea una imagen producida. este su jeto cons iste en h acer de la angustia qu e lo hiende nue-
Ella puede descom poner se así: A prod uce u na imagen en la vamente, un ob jeto que mira al pú blico.
UNA SUBLI MACIÓ N A RIESGO DEL r SIC OA NÁ LlSIS 91
90 M AR I E - H tL ~N E BROUSSE

he rest itu ido ento nces ese saber q ue él tien e sobre el o bjeto, pa ·
Se pueden ver puntos co munes en tre la marcha del análisis
ra retorn ar los térmi nos de Lacen. Lo he escu chado sin perso-
y este proceso de sublimac ión, en la medid a en qu e los dos im-
naliza r mi interés, callándolo como lo he hecho co n el tr aba jo
plican cernir por el o bjeto el p un to real donde se o rigina el de -
seo, y q ue co nd ucen más allá del temor y la co mpasión. q ue me llevó a hacer, Él h.a encon t~~d o un nuevo uso ~: la an.,
La sublimació n. como el anál isis, permite un acceso a lo real
gusria y viene a test imo mar o verificar el saber adquirido 01111
por u n objeto. En este sujeto como p ar:!. muchos co nt emporá- po r su arte . . , ..
CaJa análisis es una rei n vcnción del pSICo ;1I1allSls.
neos, lo real se encarn a en las experiencias de horro r iné d itas
aparecidas d urante la Segu nda G ue rr a Mu ndial.
Pero aho ra q ue el analiza nte p ierde este o bjeto, el artista )0 Trad ucción : Mabel Bialcr
conserva r lo utiliza para una sa tisfacció n. Toda sublimac ió n es
cierta mente esp ecíf ica en función de la naturalez a d el objeto
considera do. Pero en tanto que ~;nthQme. tiene u na estructura
idé nt ica. D a cuenta de la condens ació n de la ulsión en un ob -
jeto puesto al servicio del d~y~Ja mic.mº- e_Q.Le~~~_ Ep ec ­
tilda r o en el lector. --
----p;, ho ra, ¿cómorespo nder a la cuestión de la co nt inuació n del
análisis en este suj eto?
Pri mero, notamos q ue este tra bajo le per mite pasar de una
subl imaci ón de tipo idealiz aci ón, d evenida imposible por T:l ZO -
nes subjetivas y o bjetivas, a o tra q ue no es de ese o rde n. Esta
últim a se :tpo p en su capacida d p ara cern ir el lug ar de la an-
gust ia, para t ransfo rma rla en ob jeto d e co me rcio humano . Si se
p lantea q ue la ac tivid ad creadora tiene por fun ción evita r la
p érd ida del o bjeto en beneficio de su recu peración por u na sa-
risfacció n, para crear este o bjeto es sin embargo necesario sepa-
rarse d e él. Planteo la hipótesis q ue el di scurso sos tenido en
análisis pe rmite esta separac ión necesaria. La recuperaci ón se
hace en la actividad creado ra. D e manera q ue en este caso, más
avanza el tr abajo analíti co , más nutre el p roceso c reativo. Su re-
chazo al divá n se explica entonces : en el aná lisis, no es invis ible.
y él mismo ve. En consecuencia. el ana lista lo mi ra: es el envés
de la o bra. Se puede estima r lo q u e este análisis me ha ens eñ a-
d o. N o es lo mismo qu e al an aliz anre . Lo q ue he debido co ns -
truir para pod er segu irlo, es de cir para no ser u n o bstácul o a su
trayecto bajo tran sferencia al psico an álisis, no le interesa. N o le
LA CASA, LO INTIM O, LO SECRET O

G érard Wajcman

En un libro recientemente publicado en F ran cia, Maison,


arcbitecture, urbanité, (Casa, arquitectura, urbanismo,) (bajo
la d irección de Guy Tap ie, en "E ditions de l'aube", 2005) los
autores, arq uitectos y urb anistas, co nvocan, de motus p ropio a
un a "int erp retació n psicoanal ítica de la casa", o de "l a pasión
por la casa". T ienen la convicción de que la casa ind ividu al
plant a sus cimientos en el "fondo del incon scient e". Aunque
ciert ame nte no en el fon do del mío, que es claramen te un in-
co nsciente de ciud ades, y sin pensar respo nd er entera mente a
sus exp ectativas, qu isiera acoger, de la mejor ma nera posible
esta demanda de los arquitectos y de los urbanistas y tratar de
desp legar algunas ob servaciones, qu e esta cuestión pu ede ins -
pirarle a un psicoanalista.
A d ecir verd ad, hace algu nos meses , no hubiera imaginado
pod er de cir palabra algun a respecto de la casa ind ividu al, la
que, ade más de apar ecerme como un objeto de pe nsamiento
ba stante po co p restigio so o excitante, no constituye, para lo s
mismo s arq uitectos, u n des afío estético o teórico de peso_Si
agregamos a esto que, en cuestiones de arte, el psicoanál isis,
no ha cesado d e testimon iar su gran afinidad po r la p intura y
muy poco se ha intere sado por el con trario en la arqu itectu ra
- exccp tu an d o algunas re flexio n es d e Lacan-, enton ces, yo
hub iera pod ido, p ro ntament e, quitar me el pro blema de enc i-
ma, d eclar and o, con bella mod est ia, que el psicoanálisis no
11

G ÉRA RD WACJ M AN LA CA SA, LO I NTI M O, LO SECRETO 95

puede hablar de todo. Pero , desd e que, po r o tras razon es, li- to a fin de ilumi nar la actualidad de lo íntimo, qu e es la de un
gadas a la teo ría lacaniana del fantasm a y d el cuadro, fui IJe- "Int imo '" cuestionado.
vado a dedicarme a la cuestió n d e las ventanas, y que esto me La primer a observación fija un [iemp ? cero , t i e ~ p o mítico
llevó a co nsa grarle un libro entero a ese objeto y a lo que po - que sería a la vez el del origen de la arqu itectura. SI, como.a la
ne en juego CO Il resp ecto a la mirad a y a lo ínt imo, cien os manera en que el siglo X VIII amaba especular sobre el o n gen
p ro blemas de la arq uitect ura me apar ecen ho y co mo po r tad o- de las cosas humanas, yo de biera constru ir un a doctrina sobre
res d e cuestio nes en juego absol uta mente cruc iales par a el psi- el o rigen de la arquitectu ra, p arti r~a de esta i~ea; el dí a que un
co análi sis. Es po r eso q ue me p arece co rrecto y provechoso, homínido ruvo la idea de un refugio, o se abrig ó en una gru ta,
para los mismos psico analistas, p restar tod a la aten ción nece- o bien se puso follaje sob re su cabeza, ese d ía, co n su casa, na-
sar ia a la demanda p ro venient e de estos arquir ecros y urbanis- ció la hum anidad. Resta aho ra decir porqué. No es porq ue el
tas . estar sometido a las intemperies y a todos los peligro s d e .la tie-
Particu larm ent e, me gus taría, como ellos lo anhelan , co n- rr a co nsista en una marca de sup erio ridad propia del gen io hu-
tr ibuir a echar lu z so bre las razone s qu e hacen del de seo d e la ruano: compa rtimos hasta con el más mínimo animal el,sentido
casa individual una cues tió n act ual - al menos en Francia-. d el refugio. Tamp oco sería en nombre de lo que podr ía ~c r la
po rque lo que est á en juego en ese he cho social, a pri ori más doctrina cristiana de la arqu itectura, a saber que ella v:nd na ,.e.n
vale insignifi cant e, me parece en realid ad exceder lo s pro ble- suma a testimon iar de la finitud humana, de la esencial debili-
lilas u rb an ísticos o socio lógicos d el hábitat. En genera l, Jos dad d el Homb re, el único d e lo s seres vivo s qu e fue cread o
especial istas en ar qu itectu ra relacionan el d esarro llo actu al de "desn udo, sin zap atos, sin ropas y sin armas" como di ce Pla-
la demanda de casa ind ividual a do s facto res esenciales: la de- tó n. Lo que llevaría a pensar la arquitectura como la respu esta
mo cratiza ción del acceso a la p ropiedad , y la afirmación nue- hu mana a la debilidad co nstitucional de su ser, a la d esnudez
va d e un modo d e vida "pe ri- urbano". No me p ropo ngo agre- fund ament al del homb re a la qu e C risto co nsintió e1 igiend? no
gar otro factor, sino mirar este fenómeno bajo ot ro ángu lo, so lament e h acerse ho mbre, sino ade más acep ta nd o veni r al
con o tra luz, una cierta luz que el psico análisis p uede justa- mu ndo co mo niñ o, figu ra absoluta de la impotencia h.umana,
mente, esp ecíficamente, aportar. E s que más allá d e las coor- p equ eña cosa frágil, dé bil, apoy ada desnuda sobre .Ia. r aja, .e n. el
den ad as socio-económicas, arquitectó nicas o de urba nismo, med io de un establo . N o invocaré entonces esta vrsron cn su a-
creo, en efecto , q ue este fenó meno co ncierne a lo que yo lla- na del homb re como eterno prematu ro. Tengo la idea ? e qu e la
maría una lógica d e lo íntimo. La co ncierne y la revela. Y si arqu itectu ra hu biera nacido aunq ue es tuv iés~mos cublerto_s de
esta lóg ica es pu esta hoy en d ía en evidencia, es po rqu e nu es- pelo d uro, viviendo en un planeta con u.n clima de. ensueno y
tra int imidad está en p eligro . U na p esada amenaza recae so bre exento de lodo peligro. Yo d iría que la p rimera ar quitectu ra ~ a ­
lo íntimo y p or ende sobre nuest ra libert ad . Aho ra bien , la ció porq ue, inclusive vacía de todo, pa ra el homb re, nuestra tre-
amenaza a lo íntimo y a la libertad de lo s sujetos co ncierne al rra estaba y a habitada po r una mirada. A nt~s. ? e todo h? m bre
psicoanálisis directament e, tocando a las condicion es mismas hay una mirad a. Esto no pro cede de una visro n p aranOIca d el
de su ejercicio.
H aré ent onces cin co observacio nes que podrían en cier to
modo comp oner una historia de lo íntimo en cinco tiempo s, es- ~ Las comi llas son de la trad ucto ra.
G ~ RARD WACJ MAN 97
LA CAS A, LO INTIMO. LO SECRET O

mundo, o religiosa, o sobrenatu ral, se trata solamen te de poner d er q ue aquí se trata de un a verdad para el hom bre, único ani-
en marcha una supos ición fund ament al, de la qu e no pod em os mal que su pone que ha)', más allá de lo visib le, algo que lo mi-
deshacernos cada uno de nosotro s y es que hay algo qu e nos ra. Lacen facilitó la estr uctura, atea, de la mira da d ialéctica d e
mi ra. Los animales no suponen tal existenci a de una mir ada, en lo visible y del más alU, en su coment ar io d el célebre apólogo
ocasio nes, la sienten, la ad ivinan, pero la suposición no perte- an tíguo de Zcwxis y Parrbasíos, extraído de Plinio (Plinio, H is-
nece más qu e a los seres hablantes -el Hombre es el único ani- toria Na tural XXXV; La Pintu ra; Lacan , Seminario 11, cap. 9).
mal que supone. H ay algo de irreductible (irreducible) en esta E S(a suposic ión esencial de la mi rada otra, le da tam bién un a
supos ició n d e u na mirada otra. Es co mo deci r que antes de ver, función fund amental a la arqu itectu ra. Po rq ue esto significa
somos seres mirados. Q ue en nu estras cu ltu ras, lo que es una quc const ruir, an tes inclusive que pro teger la vida y socializar
suposició n pu eda mudarse en creencia en un Ser Sup remo "om- un espacio , es pu ra y simp lement e cre ar opacidad , so mb ra.
nivoyant", ~ o en la convicción d elirante de qu e homb reciro s Q uiero decir que en este punt o la arqu itectu ra no hum aniz a un
verdes nos ob servan desd e allá arriba, son, si se me permite, espac io, instaur a la hu manidad en t an to tal, dándole al hombre
avatares de nuestra sed inagotable de sent ido, diversas fo rmas la posibilidad de la sombra y con ésta la del secreto.
de dar una sign ificación a esta suposición pu rament e estr uctu- Lacan pudo hacer de la arquitectu ra un arte fun dam enta l, en
ral de una mirada qu e ya está ahí. Es difíc il ser ateo aquí abajo. lo que es como creador de vacío. (cf Seminario 7, La ética del
Porque somos fun damentalmen te seres mirad os en el esp ectá- psicoanálisis) . D eberíam os ahora ;'I gregar que la arqu itectu ra es
culo del mundo, siempre hay otro que en algú n lado nos mira. u n arte fund ad or en tant o q ue es creac ión d e lo esco ndid o.
Para situar esto mejo r en las coorde nadas analíticas, d igamos D ios creó al H ombre y a tod as las cosas sob re la tierr a; el ar-
que estamos siemp re un po co encu adr ados en la vent ana (tra- q uitecto, so bre la tierra crea la so mb ra en do nde el H o mbre
galuz) del fantasma del O tro, con todo lo que eso sugiere d e in- p uede est a r esco ndi do, en do nde puede sustraerse a la mir ada
comod idad, de mol estia o de angu stia. Es un hecho q ue cada de D ios }' de todas las cosas.
uno pu ede experimentar que, cuando algu ien se siente bajo una Tenemos qu e oí r también, qu e resuena aquí una apuesta po -
mirada, bajo una mirada no atribu ible, se trata rar a vez de una lítica, porqu e la so mbra, lo esco nd ido, lo secreto, so n cond icio -
mirada acogedo ra, con descendiente, am able; siemp re algo hay nes d e nuestra liber tad . Vo lveremos a esto , porque la cuestió n
allí d e inq uietant e. es actual.
Tod o esto puede en el fondo concentrarse en un principio No se trata, en este elogio de la so mb ra, de lanzar un llama -
muy simple. A saber, que si sigu iendo el hi lo de este pensa- do a los arqu itectos a levant ar bunkers o casas rrogloditas, so -
miento m ítico, de un nacimiento común de la humanidad y de lo es cuestión de to mar la med ida del hecho d e que si el espa -
la arq uitectura, yo d ebiera definir lo que son sus fu nd amentos, cio huma no es un espacio habitado por la mirada, ento nces la
di ría que todo se circu nscribe fina lment e a lo siguient e: qu e no arqu itectu ra juega un papel fun dam en tal e incl usive [un da nte
hay esp acio pu ro, d esnud o, o espacio vacío, o virgen. U n espa- porqu e tiene el po der de crear con la sombra la posibilid ad de
cio vacío es un espacio habitado por la mirada. Hay que enten- lo esco nd ido, que es una con d ición material de la libert ad del
hombre. Podemos sacar de ahf esta consecuencia, por ejemplo,
que más acri de toda cuest ión hu mana o soc ial, el bomclcss es
" Om 7liv oyant: adj. el qu e está viendo todo el tiempo, todo, en verdad u n pri sio nero: está pri vad o, materi alment e privado
G ÉRA1W WA CJM A N LA CASA. LO íNTIM O. LO SECR ETO

de una libert ad esenc ial, de u n derec ho verdaderamen te huma- god a al encue ntro en el hospital co n un a muje r qu e, corno la pa -
no que es el derecho :11 secreto, pu esw en la imp osibilidad d e ciente de [a que habl a Lacan en el seminario La Ang ustia, P?"
ejercerlo. E n verd ad, aunq ue me dec lare amigo de las Luces y día repetir sin cesar: "Jo 50110 scmpre trista", yo soy sie mp re
enemigo del oscu rant ismo, defenderé que la som bra es el ver- vis ta . Tuve con ella, por ella, en ella, la vis ión de lo que po dría
dadcro territorio del H om bre. Esto no cuenta sin du da para se r el infie rno -el infierno está manifiestament e es tructurado
na da en mi gust u extre mo por el Elogio de la somb ra, el her- como el p.utopticon de j crcm y Bcutham .
mo so libro de j uu 'ichió Tanizcki, en el cual, desd e b primera Esto abrea una dim ensión pol ítica delo ínt imo . Para po der
lect ura, sent í insrantdneamc nrc, en la p ro pia extrañeza de un a dibu jarl a, hay qu e aban do nar el tiempo mít ico del origen por el
cultura japonesa de la que nada sabía, el alc an ce abso lutamen- tiempo histórico del nacimient o de lo ínt imo . Po rq ue lo íntim o
te un iversal. tiene una histo ria, esto quiere decir que no sie mp re estuvo, y
Es muy exacta me nte en est a zo na um br osa que sitúo lo fn- que podr ía q uizás no esta r para siempre. En nu estro mundo es-
timo }' lo que se pOlle en juego en lo íntimo . Es que he conclu i- tu torna fo rma en el Renacimien to. Es en verdad la p in tu ra qu e
do en delimitar lo íntimo muy sencillamen te como ese lu gar en hoce b teo ría, con la inst auraci ón del cuad ro moderno, defini-
do nd e el su jeto puede sustra erse a la mirada del Otro, anóni - do. sebun la célebre fórmula de Alberti en su tratado de H35,
mo r omnivoyant, qu e satura el espacio . Lo ínt imo es ese [u - co mo una ventana abierta ( León Banista Albcrti, De Picmra,
g.lf, cualq uiera q ue SC.l, donde sea, por ínfi mo que sea, en don - libro I, § 19) Para vo lver las cosas a sus coo rde nadas esenciales,
de el suje to pu ede esta r y sentirse fuera del alca nce del poder lo q ue yo llamo una \·ent.1I1J., es un aguje ro hecho a propósito
del O tro, fuera del alcance de su poder, d e su todopodcr, libre en un a pared, capaz por ello de crear a la vez un adentro y un
realmente, Esto redu nda en la po sibilid ad pa ra un suje to de afuera , desd e donde puedo ver el mu ndo, porqu e pued o reti-
senti r en un det ermi nado mom en to ese sentimiento, en verdad rarme detr.is. O sea que cuando me pongo ho y en dí a en la ven -
basta nte co mplejo , de estar "e n casa" <sabemos q ue pod emo s rana, co nsti tu yo, o reco nstitu yo la mirada mod ern a v co n ella
sentir nos "e n casa" en lo del O tro- un cierto gusto qu e tengo l.r subjet i.... idad . · .
por los ho teles co nstitu ye una d e su s fo rmas frec uen tes; es Pensar al cuadro com o un a ventana abierta, como lo hace
tambié n lo que un a pacient e de j acques-Alain Mille r testi mo- Alberti, llcva a c abo un a doble revolución . Por un lado, cu m-
niaba en u n acto fallido bastante conmovedo r, cua ndo llegan - p le con la idea modcru ... dc lluC el hombre tiene desde entonces
do a su puerta para u na sesión, nu ro matic ame nrc sacó sus lla- d erecho de mirada so bre el mun do, {]ue se ha vue lto, co mo lo
ves p.lra ab rir. Es d ecir que hace falt a que un sujeto p ueda, en di rá Descartes, dos siglos rn.is u rde, "amo y p oseedor d e la na-
sum a, oponer a la suposic ión original de una mi rad a, otra su- turaleza ju nto Ú H " Dios " (Discurso del Método, VI) y por otro
pos ición qu e sea que en algún lugar pued e no ser visto . Sup o - lado, al m ismo tiempo , viene a circunscri bir un nuev o ter-ri to -
sición contra supos ición, la d el lu gar ínti mo hace obstácu lo a rio, un lu gar int erior, desd e d onde se pu ede mi rar al mun do y
la de [a mir ada om niv oyan t. en donde se pu ede no estar, U IIO mismo, so metido a mirada . Se
El hombre para ser hombre, p"ra vivir, debe tener su zona di buj a así el territorio de lo ínt imo. Así es como co nsidero de
d e so mbra, Es importante decir aquí que el lib ro q ue escribí su- ahora en más 1" inv ención del punto de vist r cn la perspe ctiva
brc las vC1H;UUs v la cuestión de le mi rada V de lo ínt imo, tu vo gco mct ral. El pu nto de vista es ese pu m o desd e dond e el suje-
en verdad un origen clínico; la idea original d e ese libro estri li- to pu ede ver el espac io visib le J.1 mismo tiemp o qu e es el pun-
lOO G ÉRARD W ACJMAN LA CASA , LO í NT IMO , t.o SEC RET O \ 0\

to del espacio visible do nd e pue de no ser visto; el camp o de lo filtra r nuestra int imidad , al pu nto de d ar vue lta las cosas, ha-
visible esta fu ndament almente incompleto, un a so la cosa no se ciend o q ue seamos cada vez más vistos. y qu e veamos cada vez
ve en lo q ue veo: el punto desde do nd e yo veo. Este segu ndo menos lo que nos mira.
pla no de la noción pe rspectiva del punto de vista, este p lano Pod ríamos también decir qu e el Renacimiento marca el na-
qUt: co nsidero decisivo d e la invisibilidad del sujeto que mira, cimient o de la interior idad , de la sub jetividad. Es en esto tam-
fue en lo esencial dejada d e lado po r los histo riad ores de arte, bién en lo que esta époc a impo rta para el psicoanálisis. Es la
qu e p rivilegiaro n las con d iciones del ver y de lo visible, sin de- époc a que hace posible que aparezca n los Ensayos de Mon raig-
jar lugar para la invisibilidad d el que mira, cond ición sin em- ne, en los que un ho mb re expo ne librement e lo qu e designa co-
bargo de esta nueva visió n. H iz o falta el psicoan álisis y Lacan mo su "yo ínt imo". Es también lo q ue de otro modo el stndio-
para rci nrrod ucir esta d imensión , o simplemente vo lverla per- lo viene a encarnar en arquitectura, un lugar de la habitació n en
cept ible en una teo ría q ue, sin embargo. en Alberti, la co m- donde el du eño de casa puede retirarse para pensar, conectarse
prend ía desd e el vamos. co nsigo mismo, sopesar sus acciones y sus decision es, juz garse.
Así, la instau ración del cuadro mod ern o, o sea albertino, se- N o se puede aprecia r la medi da del cambio q ue interviene
lla el nacimient o correlativo del mun do p rivado y de la mirada en el Renacimiento, si no se tiene en cuenta que, anteriormen-
sob re el mu ndo, de lo más próximo a 10 más alejado en alguna te, en la Edad Medi a, el ind ividu o era un ser ente ramente so-
med ida. En su ma, el nacimiento de lo ínt imo y los Grandes cial, siempre sometido a mirada, visto hasta en su alma y en sus
D escubrimient os van d e la mano, están inte rre lacionados un o gestos más p rivado s. Aquel era un mundo en el que la idea mis-
con el o tro. Tom and o algunas d educcion es rigu rosas, pod ría- ma de lo ínt imo, la de un a dimensión privada. personal. su bje-
mos defender lógicamente que el descu brim ient o de Am érica tiva, era imp ensable, y hasta co nde nable. Todo eso se tradu cía
p roviene de la instauración del cuad ro perspectivo moderno, en la habitación en donde ni ngú n espacio era realmente priva-
de Flo rencia hacia 1410- 1450. do, hasta el dormitorio era un espacio de gran socia bilidad. Lo
Lo ínt imo , ese territo rio esco ndido, secreto, es el luga r del que va a sellar la salida d el mundo medieval. es que en un mo-
sujeto moderno. Lo qu e nace con Alben i y el cuad ro, es un mento lo p rivado y lo íntimo no serán más co nside rados como
hombre que goza en lo sucesivo de un atributo que estaba has- "a byectos" . Los histori adores describen el final del medioevo
ta entonces reservado exclusivam ente a Di os, o sea que, desde co mo un tiempo en el q ue los espacios p rivado s van a ir cerrán-
don de está, es decir desde un pu nto sobre la tierra, pued e final- dose progresivament e. Vale decir que pasamos de una época en
ment e ver sin ser visto . D igamo s al pasar que es bastant e re- la qu e se requ iere so meterse a la mirad a, en la que es impensa-
mar-cable qu e Freud, pa ra justificar la invención de ese d isposi- ble no estar so metido a ella, a otra en la q ue se vuelve lícito sus-
tivo inéd ito qu e es el p sico an álisis, invoca, basta nt e tr aerse a la mirad a. Se abre de ese mo do el tiempo de las persi a-
inocent emente, d iríamos, el atri buto de Dios vmniuoyant de- nas cerradas. El sujeto pu ede retirarse de la luz div ina, tiene en
clarando que estar sentado en el sillón, en la cab ecero del diván lo sucesi vo de recho a la sombra.
le permitía "ver sin ser visto " (cf. Freud, "La iniciación del tra- La sombra y 10 secreto toman un valor pos itivo. En Pcn étrc,
tamiento", 1913 y "Mi vida y el psicoand lisis", PJ25). Ver sin quis e mostrar qu e es eso lo que teor iza Alberti en la p art e mi s
ser visto, es aún, en p rincipio, lo qu e hace nuestro privilegio formal de su t ratado de p int ura de 1435.
como ciuda danos - salvo cuando la video-vigilancia tiende a in - Todo esto nos lleva a mi tercer a ob servac i ón. Se trata ahora
"2 GtRARIl W ACJ MAN L A C ASA. LO íNTIM O . LO SECR ETO 103

de p cnS;l( lo qu e confor ma el co ntenido d e io íntimo. Es en la un lugar cer rado, secreto, de un goce doble. Por un lado, es un
época rom ánt ica qu e 1.1 no ción de lo ínt imo to r nó su color ex- lug¡lf p" ra orar, un lugar de devo ción privad a, de retiro csp iri-
plícito, q ue es tam bién su co lor actu al, del imita ndo lo q ue es tu.i] en donde el alma se eleva. Y por otro lado, o sea del lado
estricrarncnre personal y mantenido escond ido }' en particular d e la cama, el cuerpo se acues ta, incluso se rebaja, sobret odo
lo qU l." ata ñe a la sexu alidad. E!Ha d imensió n de lo ín timo es cla- q ue se encuentra aho ra J. I ampa ro de toda mirada. Pod ríamos,
ramente la que impregn ó la inve nción de Frcud, sacando .1 la al pJ.sJ.r, llegar a la con clus ión de que se crean así las cond icio-
luz a la se xua lidad co mo el sec reto de los sujetos, su secreto úl- nes pJ.ra el na cimiento lid ooyeerism o. Queda sin emba rgo pa-
timo . En fo r ma m.ís a mplia d iría q ue lo más inte rno del sujeto ra hacer un a historia de esta per ver sió n. D ejand o de lad o la
es lo que atañe a su goce, a sus go ces, y que lo íntimo es el go- p erversi ón, pod emos aprovechar lo q ue el hist oriado r Lero y-
ce en unto goce escond ido. Por tan to co mp rendemos precisa- Lad uri c to ma a pri ncip ios del siglo XIV, de los archivos del
ment e, qu e po rq ue el psi coanáli sis es un llam ad o a decir tod o, pueblo occitano de Montcillou, a saber, 1." aparición de muj ere s
es qu e es contempo ráneo de un tiempo en el qu e lo más íntimo , que pcgJ.1l el ojo contra las ven tanas pJ.rJ. espiar la vida de los
ju stamente, puede m an ten erse secreto, para Dios, par.i la socie- vecinos, tenemos el sentimiento de ver su rgir, bajo la espec ie de
dad. pero tam bién, en un sent ido, para el sujeto mismo . Pro po - la comadre, la figura de la mirada indi screta o int ru siva cuvas
niendo u n co n t ra p unto , digamos qu e el psicoanálisis, hub iera fo rmas se van a multiplicar hast a hoy, desd e el espía hasta el pa-
sido imp ensa ble en la Edad Med ia, o sea en un tiempo en el que p arazzi pasando por la po licía elect rónica.
ha bía alg uie n capaz de ver todo, qu e sabía todo, en el que el in - Tratá ndose del dor mitorio, podemos se ñalar qu e el cuerpo
dividuo no tení a ningún secreto par a ese alguien, liamémoslo qu e se acuesta conoce ahí tod o lo que fuerz o a un cuerp o a
Dios, y sobre todo en Jo concer niente a sus malos pensamien- aco starse: sueño , pla cer, sufrimiento v muerte. Evaluam os en -
tos. En este sent ido el psico aná lisis, justamente porq ue otorga to nces con esto, que no es por casu alid ad qu e F reud imaginó el
valor y pon e el acent o en el hecho de decir todo, es que es el acostarse p arJ. lleva r ad elan te un psicoanálisis. El con sultorio
compañero de la so mbra que silencia los goces. psicoanalítico , más que mod elarse so bre el consulto rio del mé-
Esto marca el alcance que tie ne el hecho de que una de las d ico, es en resumen co mo un dormitorio, pero u n do rm irorio
primeras materializacion es de lo ínt imo en el Renacimien to se en el q ue no se har ía justament e nad a de lo q ue se hace ha bi-
pro d uce prec isamente en la arq uitec tu ra, porqu c se cierra el tunlmcnrc en U II dormi torio: ni dormir, ni hacer el amo r - só lo
dormirorio )' se lo coloca en el centro de la casa. Es este un hu blcr. Es seg ura men te b raz ón por la cual en esta habitac i ón.
asunto en el que me he de ten ido cua ndo re alicé una exposic ión, 1.1 habitación psicoana lírica, nos acos tamos so bre la cama, y no
en Par ís, so bre el tema de IJ. relació n de los co leccionis tas con en la cama.
lo íntimo (Lo int imo, el coleccionista detrás de la pu erta, l ,a ca- Durant e el Renacimiento, el dormitorio, d eveni do en lugar
sa roja, Fundación A nt oin e de Galbert, París, 2003) en donde ínt imo, se muda por lo tanto en lugar de lo ínt imo, lugar de go-
YO hab ía recrea do id énticam e nte las habitacio nes de los colee- ces privados, q ue reclam an d esd e enton ces que se cierre la
~ io nistJ.s de ar te conte mporá neo , en algu nos casos sus do rm i- p uert a. Es po r o tra part e el mom ento en el qu e se cierra mate-
tor ios, ju stamen te jl ,lf" abordar lo qu e pod r íamos llamar el go - rialmcn rc el dor mito rio con llave, o con cer ro jo desd e el inte -
ce del co leccionista. LJ. histo ria d el do rmito rio se muestra as¡ rior lo que lo vuelve nún más inviolable - vc r el célebre cuad ro
prec iosa, porque en el Ren acim iento, el do rm ito r io se vuelve d e Fragon ard, llamado justamente Le Vcn uII." Se pod rfa decir
104 G t. RAR D WA Cl MAN L A C A SA. L O f J'.:TI M O, L O SECR ETO 105

q ue es tamb ién po r tanto , el momento en el q ue el agujero d e d evenida desde en tonces un art ículo esencial de la sabid ur ía
la cerrad ura se transforma extrañ ament e en instrumento ópti- popular peque ño bur guesa, Para oioír fe lices, vivam os escon di -
co, lo qu e quiere decir qu e el vorcu r va a introd ucir ahí su ojo. dos, que no exp resa su apuesta vital sino resumiéndolo como:
U na vez. cerrado el dormitorio, éste sale ento nces del ám bito de Para uioir, Vivam os escondid os.
lo social extendido y de toda visibilidad, volviéndose el lugar Podemos aho ra adentrarn os plenamente en lo que se juega
íntimo, de lo ínt imo , de lo más íntimo. El do rmito rio cerrado ho y p ol íticam en te sobre lo ínt imo. Es algo que está hoy so bre
de los padres es también, si se qu ie re, la habitació n freud iana: el tapele, po rque co mo ya lo d ije, lo afecta una amenaza.
desd e el mom ent o en el que ésta se cier ra, en el que su puerta Est a am enaza está suspendida a la no ción de lo íntimo tal
está prohibida, el do rmito rio de lo s p ad res se vuelve p ara el ni- co mo yo la del imito, a saber q ue si lo ínt imo es el lugar propio
ño un Jugar altamente deseable, u n esp acio que va a pobla r de del sujeto. que no hay sujeto si éste no puede no ser visto , si no
fan tasmas, la escena po tencial de la escena pri mit iva. p ued e escapar a la mirada, una cuestión se torna crucial: la del
Lo nuevo es, pues esta aparició n en la casa, de un luga r cerr a- secre to . Debemos observa r bien que invocar al secreto como
do, lugar ciego (de so mbra) para los goces -al mismo tiempo condici ón del sujeto significa dar de 10 íntimo), de la sub jetivi-
qu e para los pu dores. ya que las lágrim as van a ir a esconderse d ad un a definición no de natura leza psicológica. sino política,
ahí. lo mismo q ue las Fuertes emociones y conm oci ones. El do r- y fund ada so bre la fuerza. Porque la id ea misma d e lo ínti mo
mitorio es resid encia del goce, goce asignad o a residir en la ca- implica una relación al poder o más exactamente , un a separa -
sa, Si se habla de nacimiento del dormitorio privado , hay que ción con respecto al poder. Lo que su po ne la fuerza. Ya lo he
entend er q ue es primerame nt e el goce q ue se privatiza, en el di cho, para que haya un sujeto hace falta qu e pu eda sostenerse
senti do de q ue se vuelve reservado, secreto. Puertas y persianas por fuera del po de r del Otro; éste debe para existir, ex -sistir al
se cierran. U na vez más hay que entender en cont rapa rt ida. qu e O tro. co mo Lacan separa ese verb o. Eso significa que lo ínti-
como mu chos escritos lo afirman, en la Edad Media no se ma- mo se reco rt a sobre el fo nd o de un O tro bc ntha miano, d e mi-
nifest aba tant o pudo r con la sexualidad. la que no tenía en la ca- rada inop or tuna, im rusiva o invaso ra. qu e qu iere ver to do y sa-
sa un lugar verdaderamente asignado - Io que significa que los ber to do, todo el tiempo. La doctrina de lo ínt imo, des cansa
cue rpos se enlazab an y se po d ían encontrar en cualqu ier parte. ent onces, sobre la posibilidad de decir lo que p uede hacer de lí-
Con la asignación de reside ncia del goce sexua l, el nacimient o mite al deseo sin límit e del O tro , Se puede evidente mente invo-
d el dormi torio sería la marca del nacim ient o d e un sujeto desd e ca r la ley. Pero lo ínt imo no proviene d e la ley, sino de la posi-
entonces amo de sí mismo y libre d e ejercer sus placeres. Lo que b ilidad real para un suje to de esconderse y de guardar su vida
aparece con el dor mitor io no es simplemente el ámbito más p ri- secreta. Se evalú a ah í en qué medida la cuestión de lo íntimo es-
vado del sujeto, es el nacimie nto mis mo de un a res p r íuato. tá estrec hament e ligada a la de la libertad , Lo qu e es central pa-
Lo ínt imo sign ifica que el goce se volvi ó un a cosa pri vada. relas dos, es la posibi lidad de un de recho al secreto, Es una di -
Se pu ed e po r tanto conectar a este n acimi ent o d el sujeto mensi ón po lítica consu stancial a la noción de íntimo, que no
mo derno. ese p rincipio extra ído de una m áxima de Epicur io, solo nom bra lo que nos es más interior (intimus en latín es el
superla tivo de in terior ): inclu ye la idea de secreto en su misma
defini ció n.
'.' Vr rrO/l :: cerrojo. Todo des cansa ento nces en una dobl e cuest ión , Primero, en
te6 G ERARD WACJ'\I A ~ LA CASA. L O fr-..'T I !o.IO. LO SECRETO 107

la del garam e de lo ínti mo ), de la libertad , a saber lo qu e yo d i- cial, urbana, está hoy en día más que gener:lliza da, es planeta-
go q ue es el derecho al secreto. P ero otra cues tió n se pla nt ea ria, puesto qu e hay ojos que gravitan día }' noche alreded or de
en tonces: la d e lo que garantiza ese d erecho al secre to. La ar- la tierra -com o se ve f ácilmen te cliquca ndo en Google Earth .
quit cctura jUChJ ah í su pap el. En es te punto hay quc entende r Entramos en tiempos de paranoi a, Lo qlll' p lantea la presenc,ia
acer ca de lo qu e es la verdadera cu estión de la Iibenad. Co mo de c ám aras en tod os las esquinas, es que un retorno se pr odujo
p udo d eclara r j can-C laud c Milner, 1J. verd adera cuestión de 1:1 inse nsiblemente, a sabe r, qu e las técnicas que estaban en prin -
libertad , es de cir co mo se logra qu e el más dé bi l pueda ser efec- cipio desarroll .\d as para desenmascarar los secr etos ~c l o~ cri-
tivam ent e libre frente al más fuerte. H e invocado a 1J. le}'. Sin minales, está n puestas ho y al servicio de fines con trarios: sirven
duda las garantías juríd icas e institu cio nales so n decid idamente para vigilar los secretos de los ino~cntes )' pa.ra ~on~rol~ ~los . Es
p reciosas, pero se advie rte n ilusori as. La doctrina de la libertad lo que enge ndra ese sentimie nto d ifuso d e cr imi na lizac ió n d e la
no se fu nda sobre el derecho , sino sobre la fuerza. En realidad, sociedad. en la que som os cada vez más mir ados co mo culpa-
tod os esta mos co nvenc idos de una cosa: de jando de lado los bles en potencia o que se igno ran.
cuentos d e hadas en dond e el d ébil se vuelve fuerte (o sea lo que E n el sen tido de esta. cr im inalizació n crec iente de la socie-
es el sue ño revo lucionario) 11 0 ha}' pant las libertades re ales más d ad, me p;\rccc qu e, a pesa r de algun os artículos de b p,rensa
qu e un solo gara nte: el dere cho al sec reto , ún ico límite materi al francesa, no se ha tomado suficiente conoc imiento de ciertos
al pod er del O tro - que lo llamemos estado, institu ciones, o so- p rocedi mientos de salud elaborados al s er.v i~i o, just:l.Inente, se
cied cd- . Lo ínti mo y la libertad real no tienen garan te q ue no dic e, d e un a política de prevención de la cri minalidad. C o mo lo
sea material, y l.' SO es el derecho al secreto. Por u nto la arqui- qu e rea liza n los especialistas en salud mental. qu e .se ~ res~nta n
tectura se inscribe en este juego políti co , porqu e puede interve- bajo el rost ro de la ciencia y co n la gara ntía de msutucio nes
nir ella misma co mo garante mater ial de lo ínti mo, del secreto cient íficas of iciales, por sup uesto lib res de to da sos pecha, p~ cs­
de los suje tos. ro q ue la cienci a, po r su puesto, no quier~ más qu e nuestro ~ Ien,
A hora b ien, nuestras soc iedad es poseen dos caractcr fsricas [orzo same urc. ~l e ref iero .\ u n loa ble info rme del IN SERM
qu e qui ero sacar a la luz. Esas dos caracrer isticas so n co ucor- ( I us ritu r N atioua l d e la Sen t é cr d e [u Rcchc rch e M é,d ,ic~ le),
dent es y pueden finalment e expl icar el deseo actu al de la casa acerca de la dd incuenci a en la adolescencia, qu e fu e oficializa-
individual. La p rimera caracterís tica es la amenaza generaliza- do en sep t iembre de 2005, y que pod emos consult:1: en su si:io
da del pod er so bre lo Intimo. La segunda es el estatu to mod er- \'\'eb. E ntre otras cosas, después de haber sos te nid o q ue la
no del indiv iduo. agresivida d, I.t indoc ilidad y el débil co nt rol emoc ional duran-
Decía qu e lo ínti mo es un territorio, el territo rio d el suje to. te la infanc ia, han sido desc ritos como p redecesores de un de-
La. cues tió n pued e entonces plante arse en tér minos de front e- sarrcglo d e las co nductas en la adolescencia", el grupo de ex-
ras. H abr ía una geopo lítica de lo íntim o. O bien la fro nte ra es perros p reconiza u n con trol preventivo, sistemático de cada
herm ética y preserva lo ínti mo de to da. intrusión; esto def ine un niño a pa rtir de los 3(, meses, justi ficánd olo en nombre de que
cierto estado de dem ocr acia real; o bien hay fran queam iento, o "a esa edad, se puede hacer u na pr imera detecció.n de un ~em ­
sea qu e el Otro, primeramente bajo la fo rma del pod er, viene a pcr amcnto difícil, de un a hiperact ividcd y de pnmeros sinto-
meter su nariz, más exactam ente su ojo . E .~ u na tendenc ia en mas del tra storno de la cond ucta ". El "trastorno de b conduc-
nuestro tiempo, la de la video -vigilancia, Y.l mencion ad a. Po li- ta" es el nom bre psiq uiátr ico de la delincuencia, segú n una
'0' Gt:.R A RD WAq MA N LA C ASA. l O fNT IMO, LO SECR ETO 109

clasificació n clínica qu e se desprende de la psiquia tría america- hab lan en no mb re de un saber experto, son expe rtos supuestos
n a, d el O Sl\.1 -IV (D iognostic and Stat ístical Manltal of Mental saber que redactan informes y a los qu e se les supone decir lo
Disorders). Ese inform e ilustra est rictament e la escalad a d el que hay qu e pensar y hacer. Ya no ha y actos políticos, no hay
biopodcr del que hablaba Mich el Fo ucauh, esta influencia mo- más que pe ritajes de los que somos objeto. Los expertos no nc-
derna so bre el cue rpo de los ind ivid uos, por la vía d e las cien- ccsita n ninguna democracia, porque ellos saben. H e aqu í por -
c!as ~édicas. Exis t~ hoy ~ Ila amenaza del poder, apoyado en la qué pesa ho y una amenaza sobre lo ínt imo q ue está siendo dia-
c l en~la y en la t écni ca, am.mada por el fantas ma de u na t ranspa- riamente saqueado . El territo rio de lo íntimo es co mido por el
rencia abso lu ta de los suj etos: se pu ede p rever y co mp render po der y por la ciencia q ue pre tenden en rea lidad peritar nues-
tod o, se p uede reducir a los SUjc lOS a mecanismo s biológicos y tros pensa mientos y goces.
físico-q uímicos. Lo íntimo , lo m.is ín timo , decía es el goce. Es po r ello que
Sin sabe rlo, estamo s siendo cont inuamente observados has- me detuve en el dormito rio. Lo q ue no s es más íntim o, son las
ta en el fo.nd o ~e nu est ras almas. Yo sostengo que no pod ría ha- maneras esencialment e d iversas qu e tenem os de gcxcr. Sexual-
ber un SUJ C l O Slll secretos, un sujeto ent era mente transpa rente, men te, po r supu esto, pero nu est ros goces no se limitan a eso.
au nque se le acuerde a éste derecho a la mentira. Pero la demo - C onciern e al cuerpo en to dos sus estados. Nu estros 1110dos de
cracia misma supone, justam ente, u na opa cidad del su jeto, la co mer o de dis traern os, por ejemplo, depend en d el goce. Sabe -
q ~ e. es d: supuestame nte enfrent ad a a la ún ica transparencia ad- mos bien que tod o esto interesa, por otra parte, muchísimo a
misiblc, qu e es la d el pod er, la del Est ado. D esgraciada ment e en los ind ustr iales, a la gran d istribución y a lo s publicistas, q ue
los hechos, nu estras sociedades parecen animadas po r un mo - no paran de tr atar de sacarn os ese saber por todos los medi os,
vimiento c~n trario: tienden a volve r al poder cada vez más opa - sobre lo q ue nos gus ta co mer, si es lo d ulce, lo salado, lo ero -
co y a los CIUdada nos cada vez más tra nspa rentes. Por un lado, cante o lo blando. conocer todos nuestros gustos, nuestra ma-
no cesan de so ndea rnos p:l.ra sabe r lo que nos gusta bebe r. có - nera d e dorm ir, de condu cir o de escuchar música. H ay ahí una
mo ce jemos, si miramos la telc, cuales so n nuestras ideas polí- cue stión imp ortant e, porque los modos de goce, es lo que nos
rica..s, antes de emitirlas, y por otro lad o asistimos a una opacifi- es más pe rsonal. El goc e se remite al sujeto en su singularidad
can on .a ~e1erada del Estado , lo que significa po r ejemplo, que más grande.
las decisio nes po líticas son de jadas en manos de los expe rtos, a Importa ento nces poner en evid encia o tro rasgo respecto de
q uienes no he.mos elegido, de los que nada sabemos, de los q ue esto , y es q ue el pensam ient o del poder de hoy no razo na en
nad a se nos d ice acerca de sus produc cion es o de sus info rmes términos d e ind ividu os sino de " poblaciones". Es decir que es-
técnicos, de los que de (Odas maneras nad a co mprendemos, aún tamos bajo el reino de las estad ísticas, la soc iedad está regida
cuando lleguemos a ponerles una mano encima. Ya no hay más por b ley del mayo r nú mero. La població n es un ser estadísti-
que expertos para co mprender el mu nd o y pa ra transfo rmarlo. co . Ahí también Fo ucault había pu ntuado la amenaza: la esta-
Esto significa por tanto, que la po lítica está en manos d e exper- d ística es el nuevo mo nstr uo, el nuevo Leviatán de nuestras so-
tos. Es exactamente ahí qu e reside la fuente del descréd ito ac- ciedad cs. En la so cied ad esta d ística, no se ra zona so bre
tu al de la política: la pol ítica no es más el asunto de sujetos que personas, o singularid ades, en térmi nos de ind ividuo o de casos
llevan adelante acto s qu e los comprometen, o sea d e su jetos - lo qu e hace precisamente el psicoanálisis- , sino en tér minos
que habla n en nombre pr opio , es el asunto de individuos qu e de tip os, so bre seres estadísticos en los qu e el su jeto como sin -
110 Gi:J\ARD WACJ MAN LA C ASA, LO IN Tn,10, LO SECRETO 111

gulari dad está justament e suprim ido, abolido , en términos [a- se bUS Cil el lad o terr uño de la habitación, la teja provenza l, el
cania nos, se diría: Io rclufdo. techo de bá lago en Normandia o el granito en Bre taña, más allá
Lo guc h;¡y que decir, y lo que es en el fondo b;lSt<111tC sor- del hecho de que es tal vez algo bueno desde el pu nto de vista
p rendente, es que este pensa miento mo derno, que opera en tér - de la ecología del paisaje, lo que po demos ver al mismo tiem -
minos de po blaciones, es un pens amie nto , en ciento sen tido po, es lo que surge ahí co mo part icularidad levant ada, en su ma,
igualitario, univcrsalis ta . D e cierto modo, es conforme a la de - contra el aplast amiento del discurso estadístico igualitari o. Los
rnocracia: en [a noción estadística d e población está la id ea d e sujetos no son pob laciones , son u na sum a heterogénea de sin-
q ue cada 11110 es igualal otro , cada u n o va le por otro, puesto q u e gularidades , o sea que no son más que un con junto de di feren -
cada uno vale uno. Ah or a b ien , esto pla ntea U ll problema, a sa - cias. N uestra única universalidad es p or cierto que somos ro -
ber, que jus tam e n te, oda u no es supuesto ser idéntico a otro d() .~ diferentes. D esde ese punto de vist a, Ia idea misma de la
uno. El problema que esto plantea es, desde mi punto de vista, casa ind ividu al, se vuelve una respuesta al movimiento que ha -
un problema cent ral para k que nos conc ierne aqu í, a sabe r que, ce de nosotros una pobl aci ón. Ahora bien, nues tra diferencia
esta suerte de igualación, de universalización de todos los suje- no se inscribe en el orden de la ciu dadanía, en el que cada uno
tos, si es conforme al funcionamie nt o democrático de los ciuda - val e u no un voto igu ala a otro voto; ella está en nuestros mo -
danos , tiene po r lo tan to, como condi ción y como efecto de des - dos de g~lCC, que s~n pu ramente singulares y que convoca n ;\1
preocuparse o de aplastar 1:1 absoluta singulari dad de cada uno, secre to . La difer encia tiene el destino de resurgir en los modos
o sea prec isamen te de su gtlce. Desde el punto de vista de sus de goce . Ca da uno qu iere ser el igual del otro, ta] vez qu iera
goces, los sujetos no so n iguales en absoluto, entié ndase idénti - que su vecino sea su igual, pero sed prec isamente eso qu e lo
cos. Es inclusive lo contrario. P<1r:1 decirlo de otro modo, somos llevará a poner en evidencia qu e su veci no no come como él, y
tod os iguales, en principio, ante la ley, pero delante de nuestro que él no escu cha la misma música que su vecino.
p lato to dos comem os d istin to . D icho de otro modo, hay que Es ento nces desde ese punto de vista que la casa indi vidual
pensar que cuanto más se desar rolle el discurso igualitario, y p uede aparecer com o un a resp uesta al d iscurs o estadís tico. Ca -
cuanto rnds estemo s to do s equiparados en la iguald ad, más ha- da uno quiere su casa, o sea su lugar de goce singula r. Cada su-
brd en los sujetos un mov imiento qu e los Ilevar.i a manifestar y jeto qu iere "sent irse com o en su casa" , en su casa, lo que pue-
a reivind icar sus diferencia s. Es lo q ue pasa a nivel de Europa: de qu er er decir a veces, recrear detrás de la pueru, el modo de
más tiend e Eu rop a a unificarse, más se habla flamenc o, m.is se vida de su pa ís de ori gen, sus cost umb res. Vimo s, po r otra par-
visten jos escoceses con kilrs, y más bailan fandango los vascos. te, que eso apareció luce poc o en Fra ncia como un problema,
N o ha)' duda ninguna en cua nto a que el desarrollo europeo tie- durant e los recientes disturbios que se produ jeron en los su-
ne com o correlato el regionalismo mas afir mado. Los dos están burb ios. En este sentido, qu e no red uce todo, el desarrollo de
abso lutam ente ligado s. La mundialización, en el sentido en que los comu nit arismos no aparecen com o efecto de la exclusión,
p rovien e de la universalizac ión de lo s sujetos , idénticos de este sino al con trario como un c íce ro de este igualitarismo.
a oeste y de norte a su r, acarre a el mismo efecto. Pod emos designar aquí el primer tiempo cru cial de lo qu e
Por tanto, pJr:l volver a lo que era nuestro punto de partida , evoq u é al principi o sobre la lógica de lo ínt imo, qu e es un a I ó-
vale dec ir que cuando leemos que hay hoy una búsqueda de la gica del goce. Primer tiempo, ento nces, es el de la rei vin? ica-
casa ind ividual, y no solo eso, sino que cuan do se precisa 'lu(;' ci ón de los goces singulares como correlato del apl astamien to
112 G ÉR ARD WACJ MAN LA CAS A, LO INTI MO , LO SEC RETO 113

de la singularidad de los sujetos. cino, se va a senti r agred ido . Y por o tra parte, es aq uél qu e mi-
Ahora, hay que p ensar q ue el gusto por la casa indi vidu al es ra al vecino com o una amenaza sobre su prop io goce. El dis-
tamb ién una respuesta a la amenaza sobre Jo íntimo. Esta ame- curso racista reto ma esto co mo un leitmotiv, ya sea qu e los ex-
n.a,za la pod emos pensar dobl emente. H ay po r un lado la inva- tranjeros están aqu í para ro bar el pan de los fran ceses, el
sl,on real por el o lo s pode res, lo qu e con cierne al Estad o y tam- trabajo de los fran ceses, la plata de los fran ceses, las mujeres de
b ién a los poder es económico s. Pero hay q ue co ns ide rar lo s franceses -resu micndo, son u na amenaza sob re todos nues-
tam bién ~)[ ra amenaza, un fantasma que hace q ue los indivi- tros goces. El racismo es una o rganización d e esa intolerancia
duos se sienta n amenazados en sus goces no solamente por el al goce del O tro.
O tro, sino también por los ot ros. justamente po r sus vecinos. Para no simplificar demasiado las cosas, para no d esem bara-
~or un a parte, ento nces, ante la intru sión o rganizada en lo in- zarse conside rando que la cuestió n de la into lera ncia concierne
nm o , habr á un a tendencia a encerr ar la intimidad, a mantener só lo a los cana llas racistas y se limita a las fo rmas más intol era-
al goce lo más en cer rado posible, lo más sep arado pos ible. Se bles, sug iero q ue se p lantee la cuestión de sabe r si no tiene sen-
busca d , por ot ra parte anclario en una tier ra, () sea, no so la- tido ha blar, en el ho mb re, de una cierta intol erancia al goce fe-
mente en un lugar, sino en un pasado, en el de la familia, en el menino , o sea no simp lemente al go ce del o tro , sino
de su "pu eblo", en el de su cultura en don de el sujeto sup one verdaderamente, a un ot ro goc e. Relación problem érica al go-
reenco.m rar o crear raíces, tendiendo a una identi dad ot ra que ce. N o ha blo aqu í de racismo -pero no ha br ía aquí algún rigor
la de ciudadano d e la nación en la que vive. La casa erigida so- en hab lar de este modo?
b re el Nombre del Pad re, que nunca está lejos, como sabemos La casa individual podr ía en to nces ser, tambi én, el lugar de
de ser el nomb re de lo peor. No alcanza con ser u n ciudadano la intolerancia al goce d el Otro - una casa de into lerancia, si se
igual a to~os, )' con comparti r la histo r ia de un país, ha)' qu e te- me permite la cxprcsi ón-. Lugar íntimo cerrado a la int imidad
ll ~ r también su p~opi .l histo ria, su propia familia, su tie rra pro - del O tro. - Pero, ¿que es lo que está haciendo detrás de su puer-
p ia, su casa p ropIa. H ay ahí, en tod o caso. una lógica de la se- ta ? Siempre está esta preguma que flota - ( Q ué come? ¿Cómo
paración con el Otro anónimo del Estado nacional, coge? Tal vez se quiera un a casa ind ividual para sí, bien escon-
Pero el gusto por la casa individ ual implica ade más ot ra se- di da , pero para el o tro se qu iera una casa de vidr io, enla que se
p~:ac ión. N o es sólo una manera d e sustraerse al poder, es tam- pu ed a ver có mo vive r tod o lo que hace - a co nd ición, por su-
~ It:.n ,una n~ancra de scpar.a rse del vecino que, resum iendo, de- pue sto, que esto no traiga mol estias para sí. En todo caso , pa-
fini rfa aquI co mo: el vecino es aquel q ue no goza co mo r o . rece que en el gusto por la casa individual, hubiera, ade más d e
Evcnt~ a lmc ntc, 1.1OS cae bien nuestro vecino, pero no ha)' qu e la exigencia de libertad, un lado "cada qu ien en su casa" o "ca-
restar impo rtancia a lo q ue podemos llamar: la intolerancia ha- da uno en la suya " del goce. O sea, que si la pob lación fo rma
cia los otros goces. Es una into leran cia bastante irred uctible. El un co nju nto u niforme de unos, el goce no es, por lo que apare-
d iscur~o racista conforma su pu nea ideológica, Pete esta into - ce, fu ndamentalmente socializa nte.
lerancia es estruct ural. Se ama su propio goce, y pued e ser que Tenemos pu es aqu í tres estados de la l ógica de lo íntimo : ce-
n.o se ~ me ~l ás qu e eso. El racista es el qu e, p or una parte, se rr arse al Otro , al Estado inquisidor, equip arador, Ce rrarse a los
slen.te 1I1V<1thdo por el goce del Otro, qu iere d ecir que , en cuan- otros , a los vecinos; cerrarse sobr e sí mismo . Me pregun to si,
to siente los olores de coci na, o los ruidos raros q ue, hace el ve- en definitiva, hice aquí la mejor publicidad de las casas indi vi-
' 14 GÉRA RD WACJMAN

du ales. Pero quizás, lo que hice fue, después de todo, explicar- EL CUERPO-MÁRTI R EN EL BA RROCO
me a mí mismo mi h ita de gusto por la casa individual, lo que Y EN EL BOD Y A RT
desp ués de to do no está tan mal.
Vilma Coccoz
T radu cció n: Alicia Rod rfguez

No en bidd/! dicen que mi propio discurso


participa del /JaITOCO (J. LAC.... N)

LA 11\1AG EN D EL C U ER PO EN LA ENSENA N ZA DE LAC A;-.J:


EL ESPEJO, EL VELO, EL CU ADRO

Qu e j acques Lacan percibiera la necesidad de esclarecer la


especificid ad de la dimensió n del cuerpo en el ser hablante lo
demuestra su pri mera contribución JI psicoanálisis, el célebre
Estadio del espejo. En este ensayo Lacan propone una novedo-
sa lectu ra del narcisismo freud iano a partir del valor formador
de las imágenes, elabo rada en un a tensi ó n genial ent re los "por-
tes de la otología y la teoría del reconocimiento de He gel. La di-
mensión propicmenrc hu mana del deseo de reco nocimiento fue
concebida por el filóso fo de j en a co mo un estad io superior al
registro de las necesidades. Gracias a la d ialéctica entre las figu-
ras del amo y el esclavo, Hegel expone el mod o en que se ejer-
ce la humana cont ienda por el p restigio en la que el deseo se hu-
maniz a en la relaci ón al o tro. Po r o tra parte, el valor formado r
de la imagen del semejante en ciert as especies animales así co mo
la fu nción del se ñuelo en las conductas de lucha o pavone o se-
xua l, le pro porcionó a Lccan un a bese sólida en 1.\ que insertar
su demostració n acerca del carácter particular de la capt ura es-
\

"6 VI LM A C OCCO Z EL C U LRPÜ·MÁ RTl R e N E L BARRO CO Y EN EL BO D Y ART 117

r ecular en las identificaciones formadoras de la fun ción del yo, realidad desd e la perspectiva de la pulsión escopicnim ás allí de
en su do b le vert ient e, especular y so cial. Es dec ir, como Gc stalt [a visi ón, el sujeto mir a y, a la vez, es mirado. La :lftictl!iCió-n {fe
del prop io cuerpo y como asiento dellazo a los otros. estas- dos-dimens iones, sin ser rcveó -ible--ni armónica, per mite
C o n esta esencial apo rtación Fue posible despejar la d ialéct i- establecer una equ ivalencia ent re la est ruct ur a de la vent ana,
ca pero tamb ié n la inercia propia del registr o imaginario . G ran concebida co mo borde o marco Simbólico del fant asma; ye l
p.1rtc de los su fri mientos de 1015 neu ro sis y las psicos is perd ie- marco del cuadro. E n su precios o libro Penetre, G ~ ¡ólrd Wajc-
ro n su car ác ter enigmá tico una vez ad mit ido el compo nent e li- man trabaja so bre un a hip ótes is derivada de d icha equivalencia
bidin al de la imagen narcisista, que engrendra la pasión y ej er- según la cual la subjet ividad moderna está estru ctu rada CQmo
ce la opresión. Tanto los fenómeno s de atra cción er ótica como 10M V e n/m M . La ven tana rectan gular irrumpe en la arquitccru-
los de tensión agresiva anidan en la capracióu que opera la tma- 2
0 . tiempo después de 1:1. cr eación del cuadro en la pintu ra del
go en el suje to. Rcn acirnienro, en el mom ento en el qu e "el ojo pasa a tener ma-
La segu nda gran co nt ribució n lacani ana al estu d io del atrae - yor import anc ia qu e la o reja co mo medio p rivilegiado para co -
tivo qu e las imágenes ejercen en el ser hablante ha sido baut i- nocer el m und o ". Tuvo lugar un profund o ca mbio en las con-
zada por j acq ues -Alain M iller con el nombr e de Estadio del ve- dicioncs del g usto que Daniel A rasse califi ca de "c rotización de
10.1 En él se lleva a cabo u na revis ió n del estad io especular eñTa la mirad a". En una sutil lectura del tr atado De pictura de AI-
nle dida en que se descu bre u na art icu lació n de la imagen narci- bert i, Wacjma n de mues tra qu e la represen tación d el mu ndo
sist a co n el deseo del O tro . D esd ele apreciación-delos ju-e-gos que se organ iza a pa rti r de este cambio de las condi cion es del
·{;~{a~it i lc ;-d e cxll ibicilln y prestancia, incluso el sim pl e juego del goce acaecido en el Cu.urocccnto iraliauo, no es otra cosa qu e
cu-cu, pasando po r el est ud io del fetichismo , hasta el anális is de u na ficció n, una versión, una historia. El sujeto consigue ap ro -
la masca rada femeni na vendrían a demostrar que la im agen ad- p iarse d e la mirada, q ue pasa ent o nces d el Ci elo a la T ierra. Pe-
q uier e un valor libi di nal en (un ción del deseo cuya lógica- d e: ro este acto só lo puede tener luga r a partir del establecimiento
pende del ordensimb ó lico : El objeto aparece bajo el signo de la de un límite, un bo rde po r el cua l se elide la mi rada del O tro a
aúicncia. Puesto q~ ~n I_? ~~I nada-falia,J~~a~se.!!~ia s~p~ la vez que abre la "ema na de la pr opia. Siendo el cuadro ind i-
d e ser simb ólica. La (unción del velo se revela como 'el soporte sociable de 1<1 persp ectiva gco mctral, el formato se hu maniz a. Y
d ~ G'~ ge lles qu e -~ ;ptu ran- eCd e;';o y cu yo valo r de sedu c- elmun do de lo. represent ación qu eda, por lo tan to , ind isoluble -
ción radica en su capacidad p ara c ubrir la falta. Al revela rse la mente ligad o a [a potencia irresistible de la fo rma del cuerpo.'
co mp licida d cnm el obj eto y la naoa, se descu bre .1 ~1 arti,:~ I;.­
c¡ón de lo simbólico y lo imaginario. En este estadi o el espejO
se conviene en un velo y, merced a esta o perac ión, lo visible se
anuda a lo invisib le. 2. A part ir J o: entonces no se tr ata J o: qu e la venta na J eje en trar el so l ~ i ­
En un tercer moment o, y a pa rt ir del estud io d e la f unció,! 110 de que so: p ueda mi ra r desd e allí. El (l¡,¡dyo es CQ1I/0 Hn.l ';,'('71/.111.( olbierl"
del cuad ro, Lacan desp eja la l ógico co n la q ue se o rganiza la sobre el mu ndo , G érard Wa ~ ; m .l n . Fenétre, p<ig. 49.
.l. El intento d ~· emancipación de la figur;\ci{m en la pintur a del siglo xx
t rae O:ll mi g o Lt bú squeda d e la e ma ncipa ción de la ge oJl\et tÍa (\'Vac jlll'l n). Ver
m.is adelante b referencia a Gümer Brus r m b úsqueda de un ar ui-a nc. una
J. En su cu rso Siler, 1994-95. pin tura que pudiera presci ndir del marco.
\¡U,.lA C O C C O Z EL CUERPO - MÁRT IR EN EL BARROCO Y El\' EL lJODY ART 119
'"
LOS D1Cf-IOS SOBRE EL CUERPO E:-.J E L SEMINA RIO XX meostasis, deducido de la inercia del lenguaje, se in tentan redu -
cir los afectos qu e la pal abr a provoca a cifras constantes - aun-
Otra sustancia l aportación a los estudios so bre el cuerpo en gue ciertamente arbitrarias- de transmisión de la energía. Esta
el psicoanálisis está contenida en el Seminario Aún, que consti - esperanza ha d eriv ad o pe ligrosamente en un a creciente bi olo -
tuye un giro en 1:1 enseñanza de Lacen en torno al parlEtrc, al gización de la conducta. Con sus p ro meted oras p íld o ras d e la
ser hablante. Presenta la dimensión del cuerpo como una 01.111;11- felicidad , los "cie nt íficos" amenazan la existencia mis ma de la
gama de palabra y goce: "e~llconsc_~~_~.::.~ .que el ser pjen- subjetividad. En tercer lu gar, Lacen no o lvida lo que aportan
se (...) es que el ser, habland o, goce y n o qltlera s"ber na da. las sab idurías orientales como doctrinas d e salvación. Sug iere
más :;'¡-L¡¡ re-arí([ld (l tJ parlCtrc séconjuga co n b imposibilid a.d que , en la medida en que no afrontan el problema de la verdad
de escritura de una relación entre los sexos por lo que el orden [d el goce], tanto el taoísmo como el b ud ismo req uieren d e una
de la satisfacció n resulta proble mático. Podemos pregu ntarnos renuncia, de una castrac ión , p ara reunir el pensamiento y el go-
entonces ¿Q ué alcance tien en los dichos sobre el cuerpo sobre ce, pa ra conseguir estar bien, El tao, en lo netamente sexual ; el
el goce del cuerpo? Lacan ordena un repertorio variopinto de bu dismo, abdicando de l p ensamient o.
los dichos o pensamientos sobre el cuerpo que se han elabora- A partir de esta p lataform a traza una sutil dis tinción entre
do en el curso de los tiempos . Con u n fin, el de consegu ir se - dos dit-mensioncs, dos cas as del ser, la que ofrece la religión y
ñalar cuáles de tales dichos se ajus tan a la verdad de la estruc- la que aporta, discretamente, el discurso ana lítico , Y en este
tura, los que aportan una dit-raension, una residencia simbólica co ntexto despliega su concepción del barro co, cuyas represen-
habitable en la que el suje to pueda alo jarse, con quis tar un mo - taciones han dado lugar a lo que califica de dit -mcnsio n de la
do de ser y satisfacerse en él. A part ir de un juego con la homo - obscenidad, un hábitat de "fo rmas torturadas".
fonía del término francés dimcnsion , los agru pa según alcancen Lacen define el barroco como el escaparate del gran pro yec-
o no a constituir una dit-mensio n (res idencia del dicho) .' En to po lítico de la Contrarre forma, acordado en el Concilio de
primer lugar, reú ne en una misma tr adición ~1,con~ucti:l:10 con Trem o en 1563, E n esa fecha la Iglesia acomete la reconq uista
la ciencia tradicional derivada de la concepción ar istotélica y la destinada a la recuperación de las almas pe rdidas, a la interiori-
califica de dit-mancbc, dicho del mango . Resume así todas las zación del sentimiento religioso con el diseño de un program¡¡
versiones sobre el Uno, las ideas de que el pensamiento puede iconográfico, Gracias a éste se accede ría a la p lasmació n real de
ser el amo, puede tener la sartén por el mango en la relac ión la implicación entre el arte y la vida po r la cu al, cada acto, cada
con el cuerpo . . obra , podía contribu ir ad rnaiorem Dei Gloria-n. La arquitec-
En segundo lugar, la ciencia moderna, la física (no cuántica) tura de los templos, el plan urbanístico de las ciudades , la pin -
que se oeupa de medir la energía. A partir del princip io de ho - tura y 1.1 escultura , estarían animados por el pri ncip io de dclcc-
tare e n/uve¡·c . "La contrarreforma era regr esar a las fuentes
[del cris tianismo] y el barroco es su orop el"." Esta exhortación
4. ja cq ucs Lacan, El Seminario, libro 20, Aún , Buenos Aires , Paidós, a exprcs;1r por medio de imáge nes los dogmas y verdades de la
Inl , p;\g. 128. . '.
5. En 1.1 traducció n esp añol a Dit -mc nsmnv: t rad uce corno t1 1choln'lIlSlOn:
~ b n' sld ellt'j,l del dicho, de este dicho del cua l el s.ibcr ubica ,,1 Otro como
11I ¡~a r " , U .~(·III¡' I, l rw , libro 20, Aún, ob. cu., pá ~. 117. (,. ídem, p;\g. 140.
120 VILMA C O C C O Z El C UE R rO -MÁRTIR EN EL BARR OCO Y EN EL BO J)} ' AR T 121

fe co n la intención de persuad ir a los fieles mo tivó que la [erar- tiene sus raíces cultu rales en las transformacio nes en el or de n
q uía eclesiástica manifestara un fu erte ap recio po r las pint uras del saber y del goce qu e d ieron lu gar al su rgimiento de la mo-
de C aruvaggio, cuya estela se exre udcría en to da Eu ro pa, cspe- d ern idad . F reud habría pod ido concluir la co nmoc ió n iniciada
cialmente en la pintu ra espa ñola . Po r su p:l.rtc, se conocía a Ber - ent onces en el pensamie nto teo lógico respecto a la image n del
nini como el arti sta que lo graba esculpir las emociones. mundo, "enviándo la allí dond e debe estar, a su lu gar, .\ nu estro
L:I arq u itectura de bía favo recer la puesta en escena de la li- cuerpo"." Simbólico se completa con diabólico, afirm a en esa
tu rgia, favo reciendo la conmoci ón de los sent idos en los d istin - misma lección de La Et ícn,
tos momentos d e la misa. H asta el diseño de las calles debían Ah ora bien, muchos so n los estud iosos q ue han reflexiona-
regirse por la necesid ad de favorecer las procesiones para con- J o sobre el barroco en el camp o de la creación art ística. ¿cuíl
segu ir acentuar el carácter de espectácu lo de la liturgia. es la singular idad del apo rle lacaniano ? A ntes d e responder a
esta p regunta recordemos algu nas d e las co nsideraciones de
otros autores. George Sreiner d ice, a prop ósito de la encarna-
L A ÉPO C A llA RRO C A ción y la eu car ist ía, que ningún ot ro aco nteci miento de nu estra
hist oria menta l ha condicionado no sólo el d esarrollo del arte
El interés y la reflexió n acerca de las tr ansfo rma cion es d e la occid ent al sino tambi én, "y en un nivel más profund o, nuestr a
civilización occidental qu e tuvieron luga r en d icha época ha si- co mp rensión y recepción de la verdad del arte; una verdad con-
do co nstam e en la enseñanza de Lacan , preocupado por cernir tra ria a la cond ena plató nica de la ficción .?" N i los artistas qu e
las co ndicion es que hicieron pos ible la emergencia del psicoa - más decidid amente int ent aron liberarse de esta influencia, han
ní!isis y aqué llas de las que de pende su práctica efectiva. Lee- p odi do sustraerse al po der de los signos cristianos.') Tampoco
mos en el Sem inario de La ética del psicoanálisis: "No reco no - las co ntrasc mdnricas del siglo XX, que pretendieron des pojar
cer la filiació n o l.t paternidad cu ltural que hay entre Freud y los signos de un sign ificado estable, han podido imp lementar
cierto vue lco del pensamie nto, man ifiesto en ese pumo de frac- estr ategias d iferentes a las que elabo ró, en su mo men to, la teo -
tura ql le se sitúa hacia el com ienz o del siglo XVI , pero que pro- lo gía negati va. Según Stcincr ningún p arámetro temporal qu e-
longa poderosamente sus ond as ha cia el final del siglo XVII, dJ in demne en esta con cep ción que prop on e un Dio s forman -
eq uivale a descon oc er totalment e a qué tipo de problem as se do p art e d e la h istoria hum ana y, a la vez , un a ete rn idad
d irige la int errogació n freud iana." verdadera para el alma. Sostiene que u na "revo lució n de la sen-
En d istint os mom entos del Sem inario VII se refiere a estos sibilidad" tiene lugar en torno a los conceptos de D ios-h o mbre
dos siglos que fueron testi gos de la mult iplic ida d de conse- en carn ado)' de su transu stanciación en el m ister io de la euca-
cuencias q ue produ jo la llamad a muerte de Dios, una ope ració n ristía. "Tras C risto, la percepción occidental de 1.1 carne y d e la
simbólica co n un a incide ncia d irect a en el saber y la verdad ,
que pasa, de ser verdad revelada, a los requerimientos de la de-
m o st raci ón. Pero L <lC<lJ1 se refiere tam b ién a otr o vue lco, acae-
7, jacqucs Lsc.m, El Seminariu, libro 7, LO! élie,l del psicoan,i/úis, Bueno s
cido en el camp o del goce a "un p unt o de vue lco del ero tismo
Air es, Paid{JCi. 1')')1, r;\g . 115.
eu ropeo y, a la va, civi lizado [...q ue dio lugar a] la p romoción M. Ge orgc Stcinc r, G ,-anJáticas de la creaci ón, Sir\Jcla, p;\ ~ . 74.
del objeto idealizado". Tam bién afirma que el vuelco freud iano Y. Ver más adelan te, las ar mas C hrisn en el accionisrno vien és.
122 VILMA CO C C O Z E. L CL:ERPO- M A RTl R EN EL BA RRO CO Y E:-.l EL BODr ART 12J

espiri tu alidad metamórfi ca de la mat eria cambia." Por 10 q ue el lla mad o "martirio roj o " habían dism inuido, la identificació n
c ~erpo y el rostro hu mano s d ejan de percibirse "co mo creados co n Cris to da luga r al "martirio blanco ". au roinfligido, sin va-
a ml.lg~ l1 y semeja nz a de Dios" y pasan a serl o "co mo imagen cila ciones ant e to rm entos y sufrimiento s. L;1 causa de la morti-
del radi .in re y to rt urado Hijo ".'? ficació n no es el o tro (infiel, hereje) co mo en el tie mpo co rto
. , Esta idea de tilla ~oha bilació n entre el esp lendo r)' la abyec - del suplicio público, sino q ue torn a la fo rma moderna de un
cro n en los valo res visuales de 1.\ representació n occide ntal!' es- ca lvario vit al p ro vocada por los p ropios sujeto s. La trad ucci ón
tá p resente tamb ién en el eos ;)y" El cu erp o, la Iglesia y lo Stlg r,l - co rpor al d el sufrimi ento de C risto , su in-corpo ració n d io lugar
do d e [ aoq ues Gé lis. Según este au to r " el discurso crist iano a través d e tod o tipo de martiri o s, ;1 las nuevas for mas d e san-
sl~b re el cu erp o y las imágenes q ue suscita tiene n un carácte r tid ad. Las órd enes rel igiosas fuero n funda ment ales en la tr ans-
pendular, hay un doble mo vimient o de enno bleci miento v d e misió n del cará cter ejemp lar del desped azamient o del cuerpo
desp recio del cue rpo. " El C risto d e la Pasió n CO IllO centro del de los sant os.
mensaje cristi ano de salvació n, aparece en la ico nografía postri-
d enti na co m o "H cce H o rno ", " C rist o ultrajado", "Cristo en [a
co lumna ", "Cristo d e piedad ". " Hom bre d e los dolores." LA HISTORIA DE L CU ERPO DE U N H O M BRE
La apa rici ón de la imprenta favo reció la difusión de la venc -
:",ció n po r rla herida del co stado ". " el culto de las cinco llagas, Re to ma ndo la pr egu nta ant er iorm ente pla nt eada ;1CerCJ del
insep arable de la cr ucifixión " y la d evoció n por las a rma Cb - apo rte singula r qu e a ñade Lacan a los estu dios sobre el barro-
risti, po r " los inst rumentos de la Pasió n: ' Según G élis estas re- co, di remos q ue d ich a co nt ribuc ión pJ rte de IJ verd ad de la es-
present acio nes no p re ten den reflejar la verdad h ist ó ric a sino rruc ru ra, e n té r minos del último parad igma d e su en se ñanza
desp ertar les sensibilidades religiosas [...] no hacen fal ta p ala- cuyo axi o ma es la inexistencia d e la relació n sexu al. El bar ro co
bras, el mensaje se tran smite a tr avés d e 1:1 mir ad a." Incluso el es " b histo rieta o el an ecdo tar io de Crist o. " El relato , la hi sto-
tema del N !ño Jesús tal como se pre senta en el siglo X VII no ria del cue rpo d e Im ll ho mbre!' qu e sufre no pa ra su salvació n
pone de relieve los encantos de la in fancia sino q ue está desri - perso nal. ve rsió n c¡ ue co nserva incluso Gélis, sino p.Ha salva r a
nado a anunciar la hu mi llac ión q ue s ufri d m ás tarde. E l N iño D ios. p ara salvar al O tro , al precio de su asesi nato. La doctrina
Jesús do rmido co n el brazo ap o yado en una calave ra se relacio- se refi ere a " la enca rnac ión de D ios en un cuerp o y supo ne en
na co~ las van ida des p o r aco m pañ a rse habit ual mente co n el verdad qu e la pas ió n sufrida en esta pcrso n;1 haya sido el goce
texto .H o y soy yo }' mañana serás tú". El sue ño es, p ues. u n de o tra ".'" Deb emos sub rayar el térm ino de "suposición" en
prelud io de su mue rt e, desempeña el pap el de un memento mo- este pasaje, po rq ue allí tiene sus rafees una versión d el deseo del
ri, lema típ icament e barroco. Otro. an z uelo eficaz, co mo se ha dem ostr ado.
Dado q ue ya en esas fechas las o casiones par a at ravesar el En el lugar de la ause nc ia del pensamien to, del "alma d e la

10. G. Stcil1 a . Idem, p<ig. 81. 12. El su brav adn es nuestro.


. 11. Segú n Sl ci llc:r 1.\1revo luci ón producida por la image n d el Hombre Su- 1J . l.a(.111 a¿ lara q ue asf fue llamado ~ H i¡ ' l ,J eI Ho mb re"
[riente alca nza a Rcmbra ndr r Van G ogh. 14. [ aoq ues L.1e.1n, El Semina rio, libro 10, Aún, o b. ÓI. , rj ~ . 137.
'24 V I L J.,I A C O CC O Z EL CC ERI' O -M ÁRTlR EN l::l llARRO CO y EN EL soor A RT 125

co pulación " (siendo el alma los pensamientos sobre el cuerpo), fue ntes" significa entonces qu e, en la Co ntrarrefo rma, el cris ria-
de Lt relació n sexual que no puede escribirse, la doctrina cris- nism o, gracias a las imágenes barrocas, renueva el pod er de los
tiana ha p rom ovido o tros goc es. C risto, vale por su cue rpo, no di chos co n los cuales "inundó eso que llaman mundo restitu-
ha)' ningu na menc ión de su alma. Su cuerpo vale co mo "inte r- yénd o lo a su verdad de inmundicia"."
mediario par.1 o tro goce ", En el momento de la Euccrisna , su
p resencia es inco rporación, goce o ra l co n el cual su e'posa, la
Iglesia, se co ntenta muy bien sin ten er q ue espe ra r nada de un" ~ LA ESCOPIA COR PO RA L"
co p ulación.t> El acento iró nico de esta fo rm ulació n lacanian a
resuena co n la ob ra de Bah asar Cracidn, El Comulgatorio en Sólo el cristi anismo y el psicoa ndlisis so n no mbrados p or
d onde puede leerse este pasaje: " Hoy me como el sa broso co- Lacan co mo dicbomansiones . El primero elabo ra una dit- men-
razón del co rderito de Dios, otro día sus manos y pies Holgad os, ÚOTl de la verdad ), la exalta. El ba rroco, ese "río de repr esen-
qu e aunque lo co mes to do , hoy con espec ial apetito , aquella ca- taciones de márti res qu e se d esmorona, dele ita, delira" !" toma
beza esp inada, y mañana aqu el corazón abierto..;" entonces la for ma de "obsce nidad exalt ada". El psicoanálisis
Las repr esent acion es d el cuerpo en el arte bar roco co nstitu- op er3 con la verd ad p3ra redu cirla, para po nerla en su lugar,
yen una "exhibición d e los cue rpo s q ue evocan el goce." Sin em- para ceñir el goce a una dit-mension del cuer po topo lógica. Es-
bargo, se constata q ue en dic has representaciones Ia copu laci ón ta per mite cap ta r qu e, más all.í del espe jo, más .lllá de la pan-
esrd excluida. De alli que su alcance de ba med irse no sólo po r talla, del velo de la rep resen tación, co mand a lo real, el go ce
los símbolos (Gélis) present es sino po r el q ue falta, y desde el pu lsio nal q ue sup le a inexisten cia de la relació n sexua l. La de-
cual los otros tom an su fuerz a: "Tan ausent e está de la represen- finició n lacan iana del barroco co mo " reg ulación del alma po r
ració n como de la realidad ala <1U<; sin embargo suste nta co n los la escopia corporal' V? imp lica ta l to polo gía, sug iere la impo r-
[an tasrr us de los q ue está con stitu id a", 16 N o es casua l, po r lo ta ncia de cisiva q ue tuvo la irr upc ión en lo rea l d e las imágenes
tan to. que no :tpJrC1.CJ la mencion ad a representa ció n de I.l có- de cuerp os martirizados en el modo de gozar de la verdad re-
pula en med io de tant a "orgía" y en eS[Q se demuestra po r qué ligiosa. La operació n del barroco consiguió invertir los tér mi-
es la "verdadera relig i ón ". Si, co mo decíamos ant es, la realidad nos del pens amiento del mango : las imágenes do lientes ad -
es el fant J.sma, 17 la cstructur arelig-ios ;l de I;:-;:;; lrd~d -;S famas- q u ieren la fu nción d e esc o p ia co rpo ral. re gu lan do el
m átjca Pv" su plir -la relaci ón sexual que no existe y de allí su pensamie nto en un a deter min ad a orientació n del ser y por tan-
_d ceto de verdad. La revelació n cristiana provocó un prof und o to, de su mod o de sa tisfacció n. El alma, el conj unto d e Jos p en-
cambio en la relaci ón .\1 goce que habría alcanzado el Sl/mmltn samie ntos sob re el cue rpo , ya no es el J ITI O , depend e de un ob -
durante el imper io romano. Por med io de la revelació n cristi n- jeto (la escopia corporal). El alma d el cr eyente queda lastr ada
na el goce fue arrojado a la aby ección. Por lo Canto, "volver a las por el goce escópico, po r el deleite, el goce de las rep rese nta -

15. ldc m, p¿g. 137.


1(,. [dcru, I'¿g, 13H. HL Ídem, pág. 13 1.
17. " En ningu na pa nt: , en ningún áre.l cu ltura l se ha co nfesado est a ex- 1'.1. íd l:1ll p á ~ . 140.
cluxiónl dc 1.1 rcl.H:iú n sexual] t:11 form a más de snuda", Lacan , idcru , p,ig . D H. 2e. ídem. ¡"i¡:;. 140.
VILMA C OCCOZ EL CUE RI'O· .\1ÁRT IR EN EL lIA RRO C O y EN EL so or ART 127

c ~ ones d~ mártires. Por eso Lacan añade q ue " las represen ta- EL A CC IO N IS~10 VIENÉS
clo nes mism as so n már tires", son " testigos de un sufri mient o
más o menos p uro ".21 y po r este ra zón no es tan senci llo va- Así se co no ce un o de los movimient os m ás so rp rendentes
ci:r1~s ~e su se ~ tido de goce como per cibe Steiner. Según el del arte d el siglo XX que surge en la Viena de los años sesenta,
cns u.amsmo la Yl~a d e h espec ie hu mana deb e mant enerse po r considerado por muchos co mo la pied ra ang ular d el body-art.
los siglos de los .slglos en la desgrac ia (ma/hcJlr) que afecta al El artis ta que inició esta tendencia radical, co noci da co mo
goce y que adquiere, por lo tanto, el valor de u na verda d uni- estética negativa , G ü nter Brus, p retendía la r uptu ra con la re-
versal. Lacan revela allí la ope rac ió n de reducció n (al fantasma : p resentación, como un intento ext remo de alcanzar una verdad
[a reu nió n el ob jeto a y el sujet o ta cha do ). J ugando co n el del ar te, supuestamente amordazada por la ident idad eng añosa
equ ívoco de la palab ra hum ana (hllmaine) y humo r ma lsano co nstr uid a en el espejo. Su ob jetivo era el fin del arte co mo
(humeur malsaíncv; extrae la funci ón de un res to. Con esta no- co ntemplación, como reflexió n, como cono cimiento. Semejan-
ta d iverti da alude a la (unción de ese resto co mo causa de la vi- te fin acarreaba consigo el abando no del cuad ro cuy ", estruc ru -
da, causa del des eo, fun dad a en la hi ancia de la sexualidad en ra depende del marco y d el cab allete como sostén de la pers-
el ser ha blante . pectiva del art ista. Brus creía poder dejar atrás la función del
Est a operación de reducción ló gica no quiere decir que la cuad ro como ventana po r eso ubicó el cabal lete en el suelo y
eco no mía del goce pued a atrapa rse con facilid ad. Lacen no des- se opu so a las reglas de [a composición p ara ampliar el espa cio
cansó hasta prop on er una vía q ue, en el psicoanálisis, pudiera más allá de la restricció n impuesta po r el lienzo () la ho ja de pa -
ofrecer un a alte rn ativa "no religio sa" a la dimensió n humana p el. La limitación del uso de co lores a blanco }' negro tambi én
del goce del cuerpo)' d e la ausencia de relación sexual. per segu ía el fin de la anu lación de "l o iluso rio". Se aplicaba a
El psicoan álisis ofrece al su jeto un a nu eva alianza con el esta tarea co n tant a vehemencia que su trazo perfo raba el papel.
cuerpo a pa rt ir de operar co n la verdad de estr uctura, al colo- El siguiente paso fu e una pi ntura "a la redonda o po r to do s la-
carla er: su lugar, sin desquiciarla.P Como ciencia de lo parti- dos" en habitaciones co n papel. La acción pictó rica co nsistió
cular, apuesta por adecuar la lógica de la vida al sabe r sobre la en man cha r la habitación y su propio cuerpo d ando lugar al
ause ncia de la relación sexua l, de tal modo que, contingente- "arte corporal".
ment e, se consigue que dicho saber o bte nga alguna incide ncia N i representación ni narración, aboga ba sólo por la presen-
Cil la real de la relación ent re los sexos (" que cada un o log re ha- tación, po r el arte en el espacio y el tie mpo rea les. Brus int ro-
cerle el amo r a su cada una"). dujo el cuerpo real como elemen to de la acció n am ística, da ndo
lugar al tablean víuant. En u na acció n titulada A na en la que
intervien e su mujer, inte nta redefin ir también el papel del mo-
delo a part ir de la fusió n de la pi ntura y el acercamie nt o en un
juego espo nt áneo hasta quedar cub iert os ambos cuerpos (el ar-
tista y el mod elo) de pintura. A partir de ento nces las accio nes
serán cuidados am ente preparadas por Brus. guiado po r un
21. Id cm, pág. 14C. con cep to dr am ático qu e ha qu edado plasmado e11 fo tografías y
22. ídem, pág . 116 . pelícu las: los rasgos exp resivos, desf igurados, subr ayan el do-
1211 VIL\IA COCCOZ EL CUERPO- MÁR TIR EN EL BARRO CO Y EN EL BOD Y A R T 129

lor real. En estos pri ncipios se inspiraría In q UI: deno minó tW - marti rizad o. Se rodea de instrumentos co rtantes , llegando a
topmtura , un camin o hacia el anto dcstripom íento, hacia la al/- p rod ucirse her idas, p lasmando así el do lor puro de l cuerpo
todcfo rmac íon: " Mi cuerpo es la int ención , el acontecimien to, cuando es separado de la sustancia gozante q ue hace posible la
el resu ltado ". vida . Los poderes, con su violencia y sus mentiras eliminan la
Se escenifica como víctima, como artis ta-m ár ti r; rod eado y subjet ividad, reduciendo el ser a sus fun ciones primarias, ex-
cub ierto por cuc hillos, alfileres, chin chetas, ho jas de afeita r, cretorias, eliminando las d iferencias, incluso las sexua les, em-
qu e evocan las a n n a s Crbisti ° las flechas de San S cb ~s ti ~n . pujando el sujeto a la sol edad , al grito , al temor.
Aunq ue también se ha estab lecido el vínculo con los dibujos Su reflexió n va más allá de la provocació n, del escánda lo,
méd icos d e cuerpos abiertos y los di bujos anatómicos del siglo dando a ver la presencia real de la obscenidad, la inmundi cia de
XVI. U tilizando el b lanco como in.s. trument o d e tortura (por la un cuerpo sin su envoltura simbólica , sin la de cencia qu e otor-
evoc ació n de lo s hosp ita les, las ins titu cio nes, las cámaras de ga velar ese real al conseguir alojarlo en un semblante. A falta
gas) se so mete a co rtes y sutu ras. El siguiente paso d e la evo lu - d e una dit-m ension, una d ich o rnansi ón del cue rpo con la q ue
ción de \..1 pa rticular búsqu eda d e Brus fueron las acciones de- regular su condición de hab lante, sólo se experimentan los cor-
lant e del públ ico . El verbo emp lead o para des cribir el efecto tes, las fragmentacion es, la mortificación . Brus se escenifica co-
buscado por los accio nistas sobre lo s espec tadores era scboleie- mo víctima, dando a ver que el cuerpo, liberado de las co nstric-
T (' l1 : escandalizar, ofender, ultraj ar. Según las p ropuesta s de ciones, de los semblante s, de las ficcione s a las que con side ra
Gün ter Brus, O no Mühl, H er man Nirsch, Rud olf Schw arz - falsas y mentirosas , se reduce a la carne sin subjetividad . En ese
kloge r, el arte debe poseer un carácter p refo rma tivo, debe con- traye cto se enc uentra ante un a paradoja : su radica l am i-arte
seguir transfo r mar u n estado de cosas. mu estr a ento nces un cuerpo y sus secreciones, abierto a las hu-
Tie ne un particul ar interés una acció n d enom inad a Paseo millaciones, pura mueca de desesperació n y aba ndo no. D espo-
Vien és en la qu e Brus, cual pintu ra viviente, recubierto ente ra- jado de su singula ridad, d e todo pensamiento , d e toda repre-
mente con u na mezcla de pintura b lanca, harina y ::tgua co n u n sentación, se elimina toda d imensión del ser. J ustamente es en
trazo negro que le atraviesa de pies a cabe za se desplaza por ese terreno en el que afro nta las parado jas de su posición hasta
desu cados lugares de la ciudad d e Viena, en una especie de es- el absurdo, qu e tendrá como consecuencia el abandon o de esta
cenificació n del sujeto tachado, pru eba visible de su cu lpa bili- vía co n su última acció n Prueba de resistencia (1970) Algu nos
dad . En un a de las fo tos se puede ver al artista junto al polic ía críticos considera n que, de continuar por este camino , hab ría
qu e acab ar é de teniéndo le por altera r el orde n público . C OI~ es- sido conducido l ógicame nte a la mu erte por medios plásticos,
te acto el artista co nsigue su objetivo: su denun cia de la hipo - camino que Brus no eligió a d iferencia de Rud olf Schwarkloger
cres ía de todos los semblantes del disc urs o d el amo, en esp ecial, qu e llegó a la automutilación frente a la cámara fotográfica y
al estado austriaco, que se había levanta do con renova dos bríos acabó por suicidarse a los p ocos dí as.
luego de haber part icipado en el exte rminio de los judíos.. ~o­ Brus, en la encrucijada de la imposibilidad de acceder a lo
brc esta vergü enza sepul tada, se festejaban los valores rradicio- real propia mente humano, vinculado a la no existencia de rela-
n aj cs y patrióticos cuya mentira Brus intentaba desmo ntar. Sus ció n sexu al, sin pasar por la condición del semblante, preten-
accio nes [ucron in crescendo, llegando a mo st ra r los efec tos diendo alcanzar otra verdad atacando los símbolos, finalmente
mortificantcs del signific an te sobre el cuerpo, explícit amente habría co mprendido que sólo se atrapa por la mod alidad en que
130 VIUI A CO CCO Z I:.L CUERPO -MÁRTIR EN EL BAkROCO y EN EL BOD Y ART )J I

se logra cern ir lo verda de ro, com o mcdíodccír. Siendo el art e un ha practicado cor tes e incisiones, ha caminado so bre cristales ro-
mod o d e alcanz ar lo real p or lo simbó lico, su eficacia no rad ica tos, to do ello en una clara referencia al suplicio de los santos. Su
en l~ v ~a del ataqu e a los sím bolo s sino haciendo uso de su po - p retensión ha sido poner de manifiesto la di mensión " herida"
tencialidad creadora . S ólo acepta ndo esta co ndición la obra ar- del cue rpo de la mujer, pr eocu pación que co mparte con Ana
tística muer de lo real. No debe ser casual el reto rn o de Brus al Mend icta, Mary Kelly y o tras. Tod as ellas intentan pon er en evi-
a r ~e-ficción a trav és de sus cuadros -poema y que es te m o vi- dencia la o bjetu alizaci ón y vilipend io de la mujer en el sistema
n.ll cn~o se prod~ zca des pués de haber ten ido una hija. La exp e- capitalista Ialoccn rrista: El cuerpo se proyecla como conciencia
n encra de asu mir el semblante por excelencia, el patern o, no de- de ser, co mo subvers ión del cuer po cotidiano.
be ser aje na a es ta reco nside rac ió n de SlI relac ió n co n lo El movim iento denominado carnal art se distingue del body
sim bólico después de habe r suspe ndido sus pecul iares "accio- art po r excluir el elem en to del dolo r como medio para intens i-
nes " , ficar la con ciencia del cuerpo a través del arte . Su rcp n:sent"n-
te m ás conoc ida es, sin d uda, O rlan , una art ista mul rimcdidtica
que realiza perjormances en las que su cuerpo- má rti r evoca el
HO DY ARTY CA RNA LIt RT sufr imiento de los santos, aunque desde un punto de vista he-
rético, privilegiando su carácter eró tico. Con su peculiar exp lo-
El do lo r es un tema recurrent e para todos aquellos artistas ra ción de la ident idad femenina ha llegado a diseñ ar su autorre-
que usan su prop io cue rpo corno sop o rte o element o artístico. t rato hasta tr ansform ar su rostro co n la implantación de rasgos
Todos ellos intentan mostrar algo qu e el ojo no pu ede ver, algo de mujeres míticas (Manila Lisa, Eu ropa, Venus). Se so mete a
que va más allá de la contemplació n, de la represen taci ón, El do - opera cio nes qu irúrgicas ant e fot ógrafo s y cá m ar as de televisión
lor en sí mismo, sin metáfora, como una somatizaci ón d e la ac- de acuerdo co n u na minucio sa planificación: la elecció n de la
ció n q ue ejerce la po lítica, la religión, las identidades sobre el m úsica, d e la ropa que viste el perso nal sanitar io (creada por fa-
cue rpo en el estado actual de la soc iedad. Con sus acciones, es- moso s d iseñad ore s), las máscaras que ella porta, los tex tos o
tos artis tas expo nen su cuer po abandonado a las maniobras cien- po esías que lec. O rlan parte del principio de que el cará cter o n-
tífico-té cnicas, padeciendo un discurso sin agente, reduc ido me- to lógico del cue rpo es el resu ltado de su estado natural y d e
ramcn re a sus funcion es)' necesidades , o escenario de la violencia una co nstrucció n sociocult ural. Con sus operacio nes intenta
que impr imen los cáno nes de bellez a, los nuev os imperativos. El negar estas d eterminaciones inmutables, a trav és de la fra gme n-
no rteam ericano C hns Burden se ha hecho co lgar, d ispa rar, ence- tació n , la descon exión d e sus partes, creyendo d emostr ar así su
rrar, incluso cru cificar sobre la par te supe rior de un coc he Voks- carácter sustituible)' manipu lable . G racias a la intervenció n de
wagen examinando con estas acciones la noción de riesgo. Vito las nuevas tec nologías preten de qu e se p uede cam biar el esta tu-
Acco nci se ha mord ido, golpeado, qu emado en la bú squeda de ro del cu erpo femen ino, sometido a seculares presiones socia-
una reflexión sobre los límites corp ora les. Ul ay y Marina Abra- les y po líticas.
movi c se han abofeteado, qu emad o, cortado, quitado trozos de Au nque cada un o de estos artistas tiene motivacion es dife-
piel para trasladarlos a otros lugares con el fin de to mar concien- rentes, ninguno ha pod ido prescind ir del espac io fingido d e la
cia d el cuerpo y de la violencia qu e so bre este se ejerce. Gina Pa- escena , por muy expl ícito y escandalos o qu e se propong;l, el ar-
ne, qu e se autod enomina artisra-m.irtir se ha clavado espinas, se te de pe nde de la est ructura dellenguaje, de la implementa ción
132 VI LMA C OCCOZ EL CUE RPO-M ÁR T IR EN EL BARRO CO Y EN EL BO DY ART 133

y d iseño d e los te mas, es de cir, d e un simulacro. Además, la cursos de la biorro b órica y de la b ioin formática, llegan a sínte-
con servación de las ob ras (fot os o películas) elimina precisa- sis de secuencias de ADN prod ucidas artificialmente. A través
mente un elemen to co nsiderado específico de estas acciones, el de la autoexperimentacié n biotecno l ógica y médica co nsiguen
estar hechas en espacio y tiempo reales. subverti r las tecnologías de visualización para alcanz ar man e-
ras no previstas en los manu ales de uso . Con estas op e r~c io nes
consigu en m ani festa ciones biofict icias, esc u l tu ras -~ uJ m e ra~,
EL N ETART O ACCIONES O N U N E fotos di gitales tru cad as que present an mu tant es, híbridos este-
neos.
Los artistas qu e inscri be n su trabajo con este nom bre pro-
pugnan qu e en el siglo XXI el cuerpo es obsoleto, investigan la
po tencialidad creado ra de los sopo rtes tecno lógico s en cuanto TENER UN C UERPO PO R EL SfNTO MA
a mov imien tos y percepciones por fu er a d e las limitaciones
corp orales. ¿Q ué lugar otor gar a esto s movimientos artísticos ? ¿C ómo
Las obras no son sólo objetos {p ágin as web) sino también valorar estos intentos por atravesar la lógica de 1<1 represen.ra-
proc esos (accio nes en la red). Com o en las performanccs tradi- ción, por mostr ar lo que vela el fantasm a? ¿Pode~os confe rir a
cio nales, el tie mpo es el tiempo de la acció n. Luego qu edan re- esta búsqueda desesper ada el valor de la denuncia, d el clamor
gistros en el gra n archivo de Intern et. U na serie d e estas Ephe- de los cuerpos abando nados al de svar ío, caracterís tico de la
meral motcbes online se organ izó en M éxico en 2002. un post-modern idad, según la tesis de que lo ~or'po ra l es p? l ít i ~o?
comba te entre artistas medi éticos u sando como arena el espacio ·0 estamos asistiend o, ta mbién, a un movimiento de histeriza-
en red, sin reglas y en tiempo real. ,ción de los significant es de la ciencia para pon er Jos a I servicio
·.
Algunos exploran las relaciones entre el cuerpo y las nu evas del ar te. de lo q ue, por tener como fin el goce, muestra qu e no
tecno logías a través de d iferent es interfaces cue rpo- máquina. sirve p ara nada? . ..
El australiano Ster lac invierte el proceso habitual d e transmi- Frente a los nuevo s imp erativo s de eficienc ia, a las nuevas
sión, el acto r está conectad o a sensores y sujeto Jo los avatares norm as de salud y a la oferta infinit a de objetos p lus de goce, el
del mecanismo suj eto a su cuerpo. Recientement e ha presen ta- sujeto postmod erno, a la deriva d e los aco nt e cim ien~os que sa-
do una escultura llamada Stomach que só lo puede verse a tra- cuden cad a día su precaria subisrencia, no puede orientarse en
vés de end oscopia. su relación a la verd ad. H orad ada la verdad religiosa, sólo pe r-
vive la verdad cient ífica, po r de finición asubjetiva. Se siente
culpable entonces de su cu erpo, que se man ifiesta insurrecto a
EL lJlDART la deseable ar monía, inhibido ante las satisfacciones múltiples
que el mercado publicita. Razón por la cual el cuerpo pue de
Segura mente se trata de la expresión más extrema de los mo - vo lvers e también persecutorio, por no inclinar~ c. an~e la p ro-
vimientos artís tico s actuarlcs con referencia al cuerpo . A lgunos mesa de felicidad qu e ofrecen las pantallas pubhcltan~s .
10 d enominan arte genético p orque en cierta s produ ccio nes se El sujeto hipermod ern o, condenado .a ~a soledad, Sin conse-
utilizan célu las y cul tivos de tejid os. También gracias a los re- guir alojarse en u n d iscur so qu e le suministre u n orden verda-
EL CUERrO- MÁRTlR EN EL BA RRO C O Y EN EL BO DY ART 135
IH V ILM A CO CCO Z

cl ero con el q ue no mb rar lo real, carga sobre sus espaldas con - - - , El estadio del espejo, Escritos 1, México , Siglo XX I,
- - - , La tlgn:siv idad en psicoaruíliús, Escritos I, México, Siglo
el sentimiento de culpabilidad por su imp otencia, sus incapaci-
XXI.
dades, su fr acaso en d o minarlo con el nungo, con el pens a-
Gu lio C arlo Argan, Renacim iento y Barroco, Mad riJ, Akal, 1999, [0-
miento. El cue rpo no se pliega fácilmente al eq uilibrio de las mo l l.
cantidades, 3. las cifras de las recno ciencias. Los afectos que lo Bárbara Bomgásscr y ot ros, El ba rroco, París, Kcoeman, 1997.
con mueve n y del eitan no .~ e dejan atrapa r en grillas psicológi- jcan Lu is Gault, EI M, Reunión 27 d e junio de 2002.
cas ni co n las f órmu las de los psicof érm acos. G érard Wa..: jman, Fenétr e, París, Verdier, 2004.
En este d ifícil pa norama que ofrece el estado actu al d e los Louis Soler, " Lacan y el barroco ", en Uno por uno, n'' 39, febrero
discursos, el arce y el psicoanálisis se perfilan co mo dos vías po- 1992.
siblcs pa ra tratar lo real. Tamb ién como dos maneras de res- j enn-C laudc Milncr, La polirir¡ue des cbos»s Parí s, N ava- in, 2005
po nd er al discur so del amo actual ya sus efectos mo rtifican tcs. jacq ucs -A lain Miller, "Biol ogía Lacania na y acontecimie nto del cuc r-
A lgunos de los artistas antes cita dos ad miten explfcita rucnre po ", en Frcudíana, n" 28, Barcelona , Paid ós, 2000.
que sus escenificaciones están destinadas a causar la palabr a, a - --, sn«, curso 1994·1995 , inédito.
- - -, Un cffort de po ésíe, curso 2002· 2003, inéd ito.
"dar q ue hablar. "
M iguel Angel Hern ándcz- Navar ro, [" tom o al dolor en el body art,
En el capí tu lo El saber y la v erdad del Seminario Aún Lacan Telcskop .
elogia a Descart es po r ha ber in ter rogado el saber co mo nunca Lau ra Bnigorri, Pieles de serpiente, Revista Transvcrsal.com
antes. El paso siguiente, el vuelco freudiano, const ituye un he- Catálogo del Macb a, Güntcr Brus, Quierud ncrtnoui en el horiz onte,
cho de caridad p or haber permi tido "a la miseria de los seres Barcelona.
hablantes d ecirse qu e, por el hecho del incon sciente, hay algo C corgc Steiner, G ram áticas de la creacion; Madr id, Siru ela, 2001.
qu e les trasciende, el lcngucje'U! Una vía en la qu e, por medio j acqucs Gélis, El cuerpo, la Iglesia y lo sagrado en Histo ria dc·l cuer-
de la pa labra, el sujeto co nsigue d escifrar las marcas de goc e d e po, Taurus, 2005.
su cuerpo pa ra hacer con ellas su ser de deseo, a sabiendas de Daniel Arass e, El cuerpo, la gracia, lo sublime, íde m.
que las significaciones de la vida dependen de la relación del ser
hablante co n la leng ua que hab la, qu e si em pre es particu lar.
Grac ias a la o pe ración del síntoma, el ser hablante puede ha bi -
tar una di mens ión del cue rpo en la que vivir y de la q ue go zar
as ¡ co mo también, da rse un p artenaire de su co ndició n mortal
y sexuada.

BIBLIO G RAFí A

j acqucs Lacan, El Sem inario, libro 7, La ética del psicoanálisis, Paidós,


Buenos Aircs, t 992.
- - - , F.I Sem inario, libro 20, Aún, Paid ós, Buenos Ai res, 1981.
SO BRE LAS PARADOJAS (CONTE MPO RÁNEAS)
DE LA SATISFACCI Ó N

X av ier Giner Ponce

En el programa freudiano sobre el mutuo inter és de la esté-


tica y del psicoanálisis dos tem as ocupan un lugar cen tra l: en
primer lugar, el problema de la satisfacción que la experiencia
estética procura no sólo al artista, sino también al espectad or y.

! en segundo , el prob lema de la creación artística.


Lo que me inte resa subrayar hoy, es que so n también estos
do s tem as (el de la creación art ística y el de la satisfacció n que
procura) los qu e configuran, al inicio de la mode rnidad, el pro -
blem a de la subjetividad al plantear la producción artística ba -
jo la lógica del objeto, del acto, de la respo nsabilidad, de la cau-
sa, del d eseo, y de la satisfacció n.
Por lo tanto como lo fo rmu la Lacan en su escrito Kant con
Sade a pa rtir de una rect ificación ética qu e sirve a la ciencia,
tamb ién im plica un a transformación "en las profundidades del
gusto "! de la qu e el arte mod ern o es su experiencia, su marca,
su p roducto.
Esta modificació n en "las profundid ades del gus to" pa sa
por la promoción al centro de la experiencia estética del senti-
miento de lo sublime ent endido no sólo como "lo extraordina-
rio" , "lo sorprendente", "lo ma gnífico " o "l o maravilloso'} si-

1. Jacqucs Lacan, "Kant con Sede", en Escritos 2, México, Siglo XXI.


2. Logiuo, Traité du Sublime, pr efacio y traducción libr e de N. Boileau
(1674), París, Librarie Gén érale Prancaisc, 1')')5, pág. 71.
l38 XAVI ER G IN ER P O~ C r:: SOBRE L A S PA RAD OJAS (CON T EM PORÁNEAS) 139

no también como la delic iosa sensación de "q uietud y estu - turalcza humana en lo qu e hace a la satisfacción. En cierto senti-
por'? o co mo " el agradable horror"," 0, por último, el "placer do, se trata de declinar las p aradojas de la satisfacción , al menos
negativo " CO It el que Kant de fine lo sublime en la Critica del de una mod alidad muy peculiar de satisfacción que es aq uella
Juicio, tex to de 1790. qu e está relacionada con un sentimiento duradero qu e tolera ser
Esta pro moci ón de lo subl ime constituye el núcl eo d el mo- d isfrutado "sin sociedad ni agotamiento " y que, a d iferencias de
vim iento qu e inicia el giro que lleva a la experiencia estética los otro s sent imientos que cons titu yen el o rden de la sensibili-
má s all á d el p rin cip io d el p lacer, al mos trar qu e la acció.u h U ~l,a ­ dad, no es comp atible con "b indigencia mental".
n a no está m o vida so lamente por la búsqu ed a d e la satisfacci ón D e este mod o presenta Kant el sentimiento de lo sublime y
m esurada de lo agrad ab le, ni gu iada por la benevo len cia, la u ti- el sentimiento d e lo bello . Tienen en común que ambos co m-
lidad , el interés o el ego ísmo . Es ta parado ja se mues tra, po r placen por sí mismos dentro de la represent ación qu e los pro -
ejemplo, en la emergencia en las artes del siglo ~ IX del tema ~c voca, pero d ifieren en el modo, en b proporció n. Para mos t r~r
la " felicidad en el ma l" que ina u gu ra 1:1 exp lo rac ió n d e u n rerrr- esta diferencia y aqu ella semeja nza , Kant elabora una exposI-
to rio cu ya cartografía fue, finalmente, trazada por Fre ud. ció n a p artir de pa res opuesto que no sólo recorr e la p resenta-
ció n del texto sino que lo articula.
En co nsecuencia, Ia desc ripción de infierno de Milton es su-
PARADOJAS DE LA SATISFA.CCIÓN ESTfJ ICA: bl ime mientras q ue la desc r ipción del Elíseo de H o mero es be-
MÁS A LLÁ DE LO BELLO... ( lla; sub lime es la descripció n de una tempestad furiosa, mien-
tras que la descripción de u na campi ña florida es bella; por su
En 1764 Kant publica un texto breve, "O bservaciones sobre el part e, la os cur a noch e es su blim e y el lum in osos día b ~ll o .
sent im iento de lo bello y lo sublim e", en el que se propone tra tar K'lI1t, llega así a una p rimera con clusión : lo bello encanta rmen -
el problema de la emoción sensible. El punto ~e partida es qu e tr as qu e 10 sub lime conm ueve.
"las diferen tes sensaciones de contento o d e di sgusto ob edecen Para Kant , lo sublime present a, ade más, "diferen tes caracte-
menos a la con d ición de las cosas externas que las suscitan que a res": así, está lo sublime tervortfíco que es cuan do al senti mien-
la sens ibilidad peculiar de cada hombre't.! Así pues, el texto se to de lo sub lime lo acompaña " el terror o la melanco lía"; está
consagra a "observar" la diversidad)' "particularidad " de la na- también, lo sublime noble que es cuando el senti miento de lo
sublime es aco m pañado por "u n asombro tranqu ilo "; y. por úl-
3. [ oseph Addison, " Los pfdcereJ de fa illl.lgmd cltÍl'l y otros ensayos de timo , lo sublim e magnifico, cuando a lo sub lime se añade "un
Tbe Spea.lttlr -, ..01. La baIla de fa Medlud, nO 37, Madrid, Visor, 199 1, pág. sen ti miento d e belleza extend ido sobre un a di spo sición general
139. sublime" .
4. EJ mund Burke, Ind'Tg.lrión jilmófi ca sobre el origen de nuestras iJedJ
La expe riencia estética de la modernidad es el cam po que se
acerca de fu 5ublime y lo br//IJ [ 17s 9J, C olegio Oficial de Aparejado res y Ar-
quiteetos T écni eos de Mu rcia, Valencia, 1985. , .
abre por la tensi ón que se prod uce entre estos dos modos de
5, Cf. K:l.ll t, I'ro leg ó m e rw~ a tod.c m d af ú ica del prrni em r. O fJsen: a cumeJ exper iencia y de satis facci ón : la experiencia de 10 bello y el en-
sobre el sentimiento de lo bello y lo sublim e. C ríti ca del juicio, M éxico , Po- cant o qu e p rocu ra y la conmoció n qu e se sigue de la experien-
rr úa, 1')91, S' cd., p.ig, 113. La rradueció n de "Observacion es sobre clsenn- cia d e lo sub lime, bajo sus distintas form as: lo terrorífico, 10
miento de 1" bello }" lo sublime" e~ de A. Sánchcz Rivero. nob le, lo mag nífico...
140 XAVIER GIN ER PO NCE SOB RE LAS PARADOJ AS (CONTE MPO RÁN EAS) 141

. Tras hablar de los di ferent es obje tos qu e p rovocan el senti- Sin em bargo, paradójicamente, no es del sentimiento sub li-
mient o de lo be llo y el de lo sublime, Kant esta blece un a carro- me de don de la virt ud mora l extrae el pod er que le p er mite do-
graf~a del al~a .h ~ mana en CUanto sujeta a estos sentimientos a m inar e impon erse al egoísmo y a la búsq ueda in mediata de sa-
p arti r del pnnclp lo de que "todo hombre sólo se siente feliz en tisfacción qu e son los dos mo tores bá sicos d e la "ce ión
t~~ to qu e sa~isf~cc sus inclinacion es ", Kant, inicia su descrip- humana.
clon, del rerrnono del alma hu mana desde su litoral desde "las Kant atribuye a "una deb ilidad de la natur aleza hu mana" es-
cua~ldades ": "la intel igencia es sublime; el ingeni o bello; la au- ta imposibilidad efectiva de la virtu d para guia r la acción a pa r-
dac ia es grand.e y sublime; la astu cia es peq ueña, pero bella". tir ta n só lo del carácter general de sus p rincipios, y añade que
. La concl~slón.de esta primera aproximación , es que las cua- esta debil idad de la ética se compe nsa cuand o los actos se vincu-
Iidades sub limes infunden resp eto, mientras que las bellas cau - lan con el " resp landor de la virtu d" , es decir, co n la belleza de la
san am.or. Pero seña la, que al mayor pod er del senti miento de acció n q ue es de donde extrae el pod er efectivo para dom inar y
I? sublime le corre spo nde, por el contrario , un a menor d ura bi- go berna r en el orden d e las cosas humanas. El poder mo ral d e
lid ad tem~or,aI, a la invers,a de lo que ocurre con la belleza qu e la belleza lo encont ramos en los sent imient os de decoro, bene-
e,s un senu nu ento me nos mte nso pe ro qu e se disfruta por más vo lencia o dign idad. Kant añade, por último, también" el scnti-
tiempo , m icnto del honor, y su resultado, la vergüenza",
~a~.t pros igu.e.su descrip ción del alma hum. ~a p ero aho ra a Prosigue su trabajo por establecer la cartografía de la sensi-
~artlr de los VI~:OS y. defecto s" que nece sari.{mente acompa- bi lidad humana a partir de examinar la articulación del sent i-
nan en ella : l~s cualidades loables", tra zan do el camino que mient o de 10 bello y de lo sublime, aho ra, co n lo qu e en aque-
lleva al sennmren to de lo sublime si d egenera h acia lo mons- lla época se dcnomin aba: "l o s temperamentos tal co mo se
tr uo so , lo ext rava?: nte o lo fant ásti co; mientras q ue, po r su di viden co mú nme nt e": melancólico, sanguí neo , co lér ico y fle-
parte, la degen eraci ón de lo bello produce lo frívolo. mát ico. Llegamos aqu í qu izá a la regi ón más co noc id a, más
De .este modo, queda esta blecida la divisió n "de esta honra- transitada pero en la qu e Kant sorprende por la sutileza de sus
d,a, SOCiedad " en dos grandes áreas: la de los qu e tienen ind ina- o bservaciones sob re las contrapos icione s y paradojas qu e cons-
Clan ror!o ~~nstruoso, los ch iflados, y la de aquellos que tie- tituyen el alma hu mana,
n en m ch,naclOn por lo frívo lo, los fat uos. "Este extraño Así, el melancólico tiene sensibilidad pa ra lo su blime pu es
compendio de las debilidades hu man as", co mo él lo nombra aunque tamb ién tiene sens ibi lidad pa ra la belleza, ésta no le en-
concluye .con un ordenamiento de " las obras d e la ra zón y ei canta tan sólo sino que le con mueve; la d egeneración de esta ca-
entend~m~ento, en cuan to sus objetos encierran tam bién algo rác ter se puede producir cu and o "la seriedad se inclina a la me -
d e s~mlmlento", así: la repres~ntación matem ática de la magni- lancolía, la d evoción al fanat ismo , el celo por la lib ertad al
tud lllconmensurable del Universo , las considerac iones de la ent usiasmos. La o fensa y la injusticia enc ienden en él deseos de
me[;l.fí~ica a cerca de la etern idad, de la providencia y de la in- veng anza. Es muy temi ble entonces. D esafía el pel igro y des-
mO,rtalldad del ~lma, cont ien en un cierto car ácter sublim e y precia a la mu erte" lo que tiene como co nsecuencia qu e el ca-
maJ~stu o so, Al Igual qu e los obje tos de la metafísica, también rácte r melancólico pu eda degenerar hacia lo extravagante o ha-
la ~lr~U? moral, "~~ genu ina virtud", aquella que descansa en el cia lo mo nstru oso o h acia el ch iflado. Por su p arte, en el
pnncrprc de la utilidad genera l, es su blime. "carácte r sanguíneo" predomi na el sent imiento de lo bello: "s u

I
142 XAVII:: R GI NER r O N CE SOB RE LAS PARAD OJAS (C ONTEM PO RÁ N EAS) 143

senti mie nto mo ral es bello, pe ro sin pr incipios y o bedece siem- (1925)/ ' su famos a tesis sobre la d iferencia de grado e intensi-
pre a las impresiones momentáneas qu e los objetos en él pr o- dad entre el super-yo femenino y el masculi no, y dice, a co nt i-
ducen ". es muy sens ible para el bien pero mu y poco para la jus- nu ación, que las diferencias de car ácte r ent re los sexos podrían
t ic ia; el pel igro de este carácter es que degenere hacia lo frívolo ser exp licados por est a d ifere nte fo rmación del super- yo; resu-
sie ndo e ntonces aloca do e infantil; si la edad no atem pera la vi- me el t ratamien to que [a cultura ha dado a estas d iferencias en-
vacidad o infunde juicio, puede con vertirse en " u n ..iejo ver- tr e los sexos en tres ejes: q ue las mujeres tienen un me no r sen-
de ". Ka nt define al colérico a parti r d e su sensib ilidad para " lo t id o de la justic ia q ue el ho mb re, que so n má s rea cias a
sublime mdgnifico", es decir, pa ra lo sub lime en lo q ue tien e de some terse a las gran des necesidades de la vida, y qu e so n más
bri llo llamat ivo, estridente, arti ficioso; "s e complace en ser es- propensas a dejarse guiar e n sus juicios po r los senti mient os de
clavo de los grand es p':1r:l después se r tirano de los humild es ... afecto )' hostilidad .
cua ndo su gusto degenera". su brillo result a chilló n y su estilo Las evide ntes resonancias entre el texto de Ka nt y el co men-
deviene exage rado Ju sta poder alcanza r los mons truo so . Por ta rio de Fr cud, en mi op inió n, no son co nsecuencia de un a co-
últi mo, Kan t define al flemático por su au sencia de sens ibilidad mún feno meno logía de lo femeni no , siem pre tan de term inada
tanto para lo bello como para lo sub lime . por el gus to de la época, sino q ue se debe al anuda miento d e la
Tras los carac teres, le toca el tu rn o a las consecuencias qu e estética con la ética que se prod uce por el trata miento dado a la
la diferencia sexua l anatómica supone resp ec'p de los se n ri- arti culac ió n ent re la satisfacción vincu lada al el sentimiento de
mien ta s de lo bel lo y lo su bli me. El d ibujo que j raza d e esta re- lo bello y la satisfacció n que se sigue del sent imiento de lo su-
gión es mu y nít ido: si bien a ambos sexos cor~'end rían ambos blime )' que muestra, co mo señala Lacen , la verdad qu e la ética
sentimientos, lo cierto es que entre las cua lidades masculi nas vela."
so bresale su relaci ón co n el senti miento de lo sublime, mientras Es verdad q uc en Freud lo que encontramos d e un modo ex-
que del lado femenino co nviene qu e las cualidades se reú nan p líci to , es la cartografía del territorio qu e se ext iende más allá
para resaltar el sentimie nto de lo bello . del principio del placer a través d e su for mu lación de la pulsión
A pa rt ir de aquí, y con u n estilo mund ano y ped agógico, d e muert e. Pero es verdad , también, qu e a part ir de leer a P reud
muy al gus to ilust rado de la época, es tilo cuya parod ia realizar á con Lacan, es po sible apre hender el alcance y las co nsecuencias
Sade en sus obras ded icadas a la educación sent ime ntal de señ o- d e las paradojas que la pulsión de muerte implica en lo q ue e la
ritas, Kant tr aza el mapa de un a fem inidad qu e prefiere lo bello satisfacción se refiere. La promoción de la experiencia de lo su-
a lo útil, el ingenio y la sensibil idad a la razó n, la astu cia a la J U-
d acia, el amor al respeto; que escapa a lo monstru oso o extrava-
gante pero que pu ed e caer en lo frívo lo; que se aleja de lo repu g- 6. .. Au nque vaci lo en expresa rla, se m e impune 1,\ noci ó n de que eln ive l
nante como el hombre de [o ridícu lo . Sólo la edad y sus efectos d e lo ét ico normal es distin to en l.1 mujer qUl' en cllxnubrc. E l super-yo nun-
so bre la belleza, aconsejan que " las cualidades su blim es y no - ca llega J ser en ella tan inexo rab le, tan impersonal, tan independiente de ms
or í~ e n e s af ectivos CU I1Hl ex igi m os q ue lo se;'! en el homb re .", Cf. S. l-rcud,
bies reempla cen a las bellas, para q uc la pe rso na vay a siendo
~A I ~U lla_1 con vecucncin s p siq uic as de la dife ren cia sex ual ana tómic a" (1925 ),
dign a de mayor respeto a medida qu e deja de ser amable". O. C , B ib lio teca NU CVJ , t. \'111 , p ág. 290 2 .
Frcud seña la, en los últimos pá rrafo s d e su texto ~ Algunas 7. jacqucs Lacnn , El Seminavio, libro 7, La él¡""" del p'¡co<ltlálisis, 1\1 59-
con secuen cias psíq ui cas de la dif erencia sexual anat ómica" 1%0, Bu enos Aires, I'a idós, l<JSS.
144 XAV IE R GINE R PONCE SO BRE LAS PA RAD OJA S (CO N TE MPO RÁ NE AS) 145

blime en Kant que Lacan efectúa en la segunda mitad del Semi- do del sacrificio de su genio al altar del cano n, se consagra a la
nario " La ética del psicoanálisis", tiene co mo finalidad mo strar tarea de la bú squ eda de lo nu evo .
aquello q ue que da vedado tra s la pulsi ónd e muert e, tr as el bien Para el ps icoanálisis la for mulación clásica d el problema de
y tras lo bello. Y le per mite, así mismo, constru ir la topo logía la creació n artística est á el texto de Prcud El poeta y los sueños
del deseo con la prete nsió n de mo stra r que lo que se ub ica en diurnos:" A llí, sostiene que el artista, co mo el niñ o, c rea su pro-
el centro de la experiencia analít ica no es ningún tipo de bien si pi o mu ndo o mejor d icho, inserta las cosas de su mundo en un
no u na " medida inconmensu rable, u na medida infinita, que se nuevo orden q ue le agrade. El juego del niño no se co nfunde
llam a el deseo ".8 con su fantasía por que finalmente el juego, a di ferencia de la
Esta fu nción central del deseo se encuentr a como circuito. fantasía, se apoya en ob jetos " tang ibles y visibles ". A partir de
como huella. como marca, tant o en la experiencia analítica, co- aqu í, en este texto, Freud deja de lado la función de esos obje-
mo en la experienc ia estética qu e el arte enca rna en la moder- to s " tang ibles y visibl es " y se co ncentra más en las causas y
nidad, porque to da obra de arte es, siempre, la escritura d e un co nsec uencias qu e mueve n aJ adulto, art ista o no, a la creación
deseo, el mo mento de una búsqueda , la presencia d e una au- de fantasías que son susti tucio nes de satisfacciones qu e ya no
sencia. so n posi bles "pu es nada le es tan difícil [al hombre] como la re-
nu ncia a un placer que ha saboreado un a vez ". Las fantas ías

SO BRE EL PRO BLEMA DE LA CREAlf 'ÚN


I v.ienen al lugar dó nde una insa tisfacción ha dejado su huella,
Siendo, po r tan to, "ca da fantasía una satisfacción d e deseo s".
Además, las fantasías so n muy p lásticas y to ma n d e cad a
Es el segu ndo de los temas qu e qu ería abord ar po rque el momento su sello al utilizar, el deseo qu e sos tiene toda fant a-
p ro b lema de la creac ión tam bién permite abordar la satisfac- sía, " una ocasión del preseme para proyectar, conforme al mo-
ció n qu e el artista obtiene co n su acto . delo del pasado, una image n del proveni r", Si la fant asía y la
E! problema del aC[Q creador reco rre tod a la cu ltu ra occ i- creación artística se asemejan por su cond ición d e pro d uctos,
dent al. Encon tramos su formulació n clásica en el De rerum na- por la fue nt e co mún qu e co mpa rte n y por la peculiar articula-
tura d e Lucrecio : "de la nada nada p uede hacerse", toma la for- ción temporal qu e exigen. Se diferencian, po r el co ntrario, por
ma de u na negación absoluta porque vio lenta la cont inuida d el camino que siguen pues el ar tista vuelve a encont rar el ca mi-
física de las cos as que se manifiesta en de la dial écti ca ent re lo no de la vid a a través de su cap acid ad para transformar parte
que pcr m:l.l1cce y lo que cambio. La segu nda for mul ación la en- del mate rial de su insatisfacción en una fue nte de satisfacción
contramos en la teo logía medieval cuando afir ma q ue só lo a par a otros. La ob ra de arte lo es en la medida en que sirve co-
Di os le es d ado hacer su rgir algo allí dónde nada había, no se mo fuente de goce para o tros, y por servir a otros, sirve a la sa-
niega el acto creado r pero se consid era u n atributo exclu sivo. tisfacción del artista.
La ter cera for mulación la enco ntram os en aqu ellas po éticas del A este pecu liar camino de ida y vuelta qu e va de la insa ris-
siglo XI X qu e sos tienen que só lo el artista es cr eador si, libera-

9. SigmunJ I-rcud: " [,: 1 plll'la y los sueños diurn os ", 1'J08, O.c., Biblio-
8, O h. cit., p5g. 375. teca N ueva, t. IV, l' ;í g.~ . 1342·1353.
XAVI ER GI N ER r ONC E SOBRE LAS l' A Il.A D OJA S (CON TEMP O RÁN EAS) 147
146

facció n a la satisfacció n, a través de su circu lación por el cam- niño de afio )' medio da un nuevo uso creando así un juego que
po del O tro dada su con dic ión de o bjeto s p rod ucidos, Fre ud lo con sistía en la incansable repetición dellanzamie nt o d el objeto
llamó "s ub limación" . por.enc ima,d e la barandilla de su cuna, al tiemp o qu e emitía un
Lacau, po r su parte. también sitú a el prob lem a de la creación sonido, y tiraba luego d e la cuerd a hasta hacer reaparecer otra
art ística en el centro de la formalización del p ro blem a de la su- vc.z el carrete en la cu na, aco mpañando este seg un do mo vi-
blimación en Fre ud ,IOal señalar la función que el objeto art ís- rmenro de un segu ndo so nido.
rico tiene com o represen taci ón material de aqu ello q ue po r su L acen subraya la función qu e el carrete mismo tiene co mo
propia natu raleza es imposible de imaginar (das Ding). Pero, co ndi ción de posibilidad del gesto del n iño y de los sonidos
adem ás, el problema de la creación artística le sirve tam bién a co n. los que lo aco mpaña y como soport e de cua lqu ier sent ido
Lacan pa Ta recorrer e ilustrar, desd e ot ro áng ulo. el p rob lema posib le. El carrere.P obj eto- resto de una op eració n q ue es la de
central de la ética. Y lo hace a pa rtir de ubicar, co mo condición la emergencia del sujeto allí d ond e el deseo toma causa d e una
de pos ibilidad de la producció n signi ficante, la nad a el vacío, el ausencia, ese obj eto tien e por nombre en el álgebra lacaniana:
:lgU)cro, en el co raz ón de lo real ente ndido como lo imposible el ob jeto a min úscula, objeto causa del deseo.
de decir. Así el ob jeto cread o, po r ser objeto y po r haber sido Entendida así, la creació n ex-n ihilo, nos intro du ce en el
creado, es portado r y testimo nio d e la hu ella .dc lo hu mano en campo.del art e por la vía del arte como real.!' como objeto , co-
ese vasto territorio de lo imposible. J mo objeto -resto mis all.í d e su p osible fu nción de significante,
Esta dimensión de la cre ación d e un ob;Fto como efecto y de sopo rte de u n a ficción . Por tanto ¿cómo abord ar hoy las p a-
como producto de la operación del deseo l a señala Lacan11 a radojas de la satisfacció n y de [a creació n en estos tiempos, los
parti r de la revisión que Frcud hace del sentido y la fu nció n del nuestros, en los que las máquinas engend radas po r la ciencia
juego infantil, tz a part ir de la interp retación que hace de un a prod ucen ob jeto s cuyo desti no de desec ho está no sólo inscrip-
ob serva ció n de un juego infantil qu e dio en llamar Fo rt-Da. to es su prog ra ma sino qu e es condición de su existencia?
La rev isió n que hace Freud va en la línea de to mar en consi-
derac ión aqu ellos objetos "tangibles y visibles" que hab ía dej a-
BIBLIOGRAFí A
do de lado en su texto so bre la creación art ística y la fantasía,
pues su comen tario gira en torno a la fun ción de un pequ eño Addison , j oscph, " Lo s placeres de la imaginación y o tros ensayos de
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Miller, J.-A., L os signos del goce, Buenos Aires, Paidó s, 1998. mi rarla .
_ _ _ , "Siete observaciones sobre la creación", Cuadernos Andalu - Las fo tografías son fragmentos, tro zos, re tazos, resto s d e
ces de Psicoan álisis, n'' 12. aquella escri tura posible y de esa mirada necesaria . Son tam-
bién, el resultado d e una op erac ión de producción y, po r tanto,
p roductos, es decir, obj etos qu e se crean, se alm acenan, se ex-
po ncn, se cuelgan, se miran, se acumulan...
Es a parti r de su condición de obj eto que se puede acceder
al territo rio que se ubica más allá de la promesa de senti do qu e
en tanto imagen la fotografía oferta. Cualquie r fotografía pre-
senta en ton ces dos "naturalezas"; una co mo soporte d e un
mensaje posible qu e pope en pri mer plano la ficción como ver -
150 XA,VIER GIN ER PO;-.JCE: f.;..¡'TRE NÁU FRAGOS, :-.zO TAS SOBRE fOrOGRAI"A 15 1

dad; la o tra, co mo objeto, en la qu e no tiene funció n sino des- ños diu rnos";' donde sos tiene que el arti sta, co mo el niño, cre a
tino. ' su propio mund o o mejor dich o, d a un nu evo orden, un orden
Desd e el ps icoanálisis, Preu d se valió CO Il gusto del art e co- que le agrad e, a las cosas del mundo. Como el artista, ta mpoco
mo .so po rte posi ble de un men saje oculto , latente, repri mido , es el juego delni ño se co nfunde con su fant asía por q ue finalmen -
d CC1 ~. a tí tulo de fo rmació n del inco nscie nte. Sin embargo, a te la creació n r el juego, a di ferencia de la fantasía, se apoyan
pa rn r d e la enseñ anza de J. Lacan , cual quie r forma d e arte d e- en ob jetos "tangibles y visib les".
be se r to.mada en el registro de la producción, po r tan to, a ritu - Frcud señala que las fantas ías vienen al lugar donde una in-
lo de o bjeto, )' no co mo si fu eran sueños, lapsus, actos fallidos, satis facción ha dejado su huella, sie ndo, por tamo, sustitucio-
es decir, com o [orma cion es del inco nscient e. nes de satisfac c iones q ue ya no son posibles, por qu e " nada es
Toda iut crpretaciún del art e, también la psicoa na lftica, ye- tan d ifícil, como la renunc ia a l lll pla cer que se ha saboreado
rr a cilla nodnl si no tiene en cuenta la fun ción del o bje to co m o u na vez ". Los juegos infan tiles y [as cre acione s artís ticas, como
cal, distinto del sign ificant e y del significado. El arte moderno las fantasías, so n muy pl ásticas y lo man de cada mom ento su
co mienza JIIí do nde- Jo que no puede ser dicho pu ede ser mos- sello po rqu c uti lizan, "una ocasió n del presente para proyectar,
tra do e, incluso, exhibido.t conforme al mod elo de l pasado, u na image n del porvenir ".
En su co mentario sobre H amler, Lacal/ señala la d iferenc ia Si la fan tas ía r la creación artística se ase mejan po r su co n-
est ructu ral q ue se da ent re un a "[o rm ació ~ de l inco nscie nt e" y dición de productos, po r la fuente comú n qu e co mparten y por
un a " producci ón del inconsciente"; los p l ~d u cto s , a diferencia la p eculiar art iculación tempora l que exigen, se diferencian, por
de las forma ciones, no co nserva n la forma d el inconscient e..! el contrar io, por el destino que siguen , pues el artista vuelve a
Po r tant o, e1 .ob jeto de arte no es portador de ningún mensaje encontrar el camino de la vida a través de su capacida d para
cuyo contenido p erma nezca rep rim ido : recha zado, cifrado e transformar part e del material de su insatisfacción en una fuen -
igno rado. ,\-Lis bien al cont rari o, no se interpreta al artis ta a te d e sat isfacció n para otros. La obra de arte lo es en la medida
t ravés de su obra, sino que es el obje to de arte el qu e interpre- en que sirve corno fuente de goce pa ra otros, r po r servi r a
ta al cspecrcdor al fu ncionar co mo o bjeto q ue causa su d eseo o tros, sirvea la satisfacció n delan isrc. Así el objeto creado, por
po rq ue captura su mirada pero so bre to do po rqu e " le hace ha- se r ob jeto }' por haber sido creado, es po rtador y testimonio de
b lar ". Esta {unción de " hacer hacer" , Lacen la escribe co mo la huelle d e lo hu mano en el vasto territorio de lo imposible.
" o bje to a". A esta d imensión de la creac ión de un objeto como efecto y
"Ha cer hacer" también es causa de la creación artíst ica. Pa- co mo prod ucto de la op eración del deseo, Lacen! la fo rmula a
ra e] ps ico análisis la fo rm ulación clásica d el problema d e la parti r de la revisió n que Preud hace del sentid o y la fun ción del
creación artís tica está 1.'11 el texto de Freud "E l poe ta y los sue-

4. Sigmund Prcud, "Elpoe ta y los sueños diu rnos " (l9011), O.c., Biblio-
teca Nueva, t. IV, r;i~~. 1342-13 53.
1. el j. -I\ ..Millcr, "S i~l~ observacionu, sobre 1.\ cre ación", C uade rn os 5. L ~ referencia al FO RT [) /\ freud iano, S (' cncuctur a cn Ji Hintos lugares
A lld,rlueel de " >it"{J'lfItÍlú is. n" 12. tic la cm d h n/.,\ .1 (' Lacan, pcro de un modo especial en: Jarq ue, L1 CJ n: El Se-
2. Cf J.-A. 1\.111Iu. Los ílgIW'· del goce , Barcelona, P.lidú s, 2C:C, p .i¡;. 32::. minaria, M,ro J/, Lo> cuatro conceptos[undamcnrales del psicodn,í/isis, t 963 -
J. os. cit., I'.í ~. 117. 1<)(, 4, Bu enos A ires, Paid ós, 19R8.
152 XAV IER G IN ER r O NC E

j u~go inf.antil,6 y de t?mar en conside ración la función qu e los "TU N O ME VES DESDE DONDE YO TE MIRO"
o~! etos tienen en los J~egos infant il es como con dición de posi-
bilidad del gesto del niño y de los sonidos con lo s qu e lo acom- Ros e-Paute Virzcigucrra
pañ a y como sop orte de cualquie r sen tido p osible. El objeto
cre~d o por el niñ o p ara su juego," es el objeto-resto de un a ope-
raci ón: la de la emerge ncia del sujeto allí donde el deseo toma
causa de una ausencia.
Ejercicios de búsqueda, necesida d de hacer algo con la nada
y necesidad d e mirar ese algo que vela siemp re la ausenc ia; de
eso, qu iz ás, esté h echa la creac ión y el place r de m irar qu e exi-
ge. Es cier to que el arte no requiere raz one s sino silenc ios p ues
al arte las palabras siem pre le vien en cortas o largas p ero rara D esde la Ant igüedad, la visión tiene una función ar quetípi-
vez le cuadran . ca, metafó rica de! conocimiento teórico . Así es que para los
. D etener la mirada, acallar el sentido, suspend er el juicio, de- griegos, el que ve y lo visib le son solidarios a p art ir de un a si-
prs ~ tom ar p or ese ob}eto, el más extra ño de los obj etos p ro - mil itud de naturaleza. La sensación es "a cto comú n de! qu e
ducidos , pue s nad a qU iere y para m enos sirve, tan extraño qu c sien te y de lo sen tido" y no se puede hablar de "sujeto de la re-
sólo qu i.erc tu rend ición, tan sól~ q uiere ¡ cvar te hasta el límite presenta ción ". Desde entonces, la vista nos da lo qu e es: ella
del sentido y hacert e po ner un pie, tan s ó o un o, más allá; más manifiesta e! aparecer de la cosa en su verdad, e! pbainomcnon'
allá del sent ido pa ra poder, así, escuchar el silencio qu e hab ita y la imagen es apariencia, error cuan do se pretende sustitu irla
el vacío. Se exp one y en su exposició n se esconde pero cuand o a la re alidad verdadera.
lo hace se muestra. Exige acept ar su engaño como con dici ón Es solo a par tir del siglo XV II qu e "fe nó meno" y aparien -
pa ra develnr su verdad : es, siemp re. escritura de un deseo, mo- cia van a dejar de oponerse . El fenó meno no será más el apa re-
ment o de un a búsqueda, p resencia de un a ausencia. cer de la cosa mism a, sino la representación de las cosas para un
su jeto.
Este nu evo espacio teórico, correlati vo de un a metamorfo -
sis de! espacio perce pt ivo, el descub rimiento de la perspectiva
en el siglo XV lo había anticipado. La pe rspectiva, defin ida p or
Panofsky como una "forma simbó lica a través de la cual, un
contenido significante de orden inteligible se liga a un signo
con cr eto pa ra no hacer más quc uno con él'',2 se revela como

6. Sigmund Prc ud, Má s alld del principi o del placer (1920), OC, tomo VII
(capítul o 2, pJ¡:;s. 25 11-25 13). 1. G érard Simo n, L e regard, Tétre et l'appa rence de ns l'¡¡ptique de /'Ar¡-
7. [arques Lncan, "Tyche y automató n", ob. cit., clase 5. J cl1 2 de febre- tiquit é, Pnris, Seuil, 1992.
ro de 1964. 2. Erwin l'anofsky , La perspectiu e wmme f orm e sy m boliq ne , Paris, 1978.
154 ROS E-PAUlE VINCIGUERR.... HTU:-.IO M E VES DE SDE nov n e YO TE MI RO · 155

un a estr uctura qu e da las cond icion es de posi bilidad de la re- El suje to, pensand o que él se da un a repr esentaci ón ord e-
p resentación P ':l r:l. un su jeto . Q ué habían pues enseñ ado al nada med ida co mo u n espacio cartesiano " partes extr a panes"
mun d o los fundado res de IJ. per spectiva moderna, Brunclles- cuyo' pensamiento puede dominar en to d a su amplitud , s~e1ta
chi, Albert i i la rienda de su fantasía, persuadido de que podrá luego ren rar -
Ha b ían primeram ente con st ruido "el ojo ", el prime r o jo, la, vo lviendo a él en la transparencia d e su razón. Se su po ne sin
p u nto-su jeto en el cuad ro . El mismo co rresp ond iendo co n el espeso r, estan do enca nt ado por su imagen antici pada allí. ~i n
" punt o d e fuga" so bre la lírica del horizonte, hecho Frente al da rse cue nta qu e su cuerpo hace pal!talla 3 s~v isiú ~ y qu e.no
o jo del q ue m ira. fom enta más que un ot ro co n st ruido po r analog l;l co n~go
Pero d ejemos por ah o ra esta referencia a la perspectiva. Es-
-.
mismo .
te oj o qu e cont empla el cu ad ro, qué ve ? Comp o ne p rimera- Porque un cuad ro no es un espejo en el que el su jeto iría a
ment e el espacio de la rep resentació n dada, o rganiza espacios, verse. ¿y aqu él que reflexion a," mira?
colores, busca las " buenas formas" . Busca hacer la unidad de la Planteemos que "o rganización de las form as" n,o es "es truc-
represe n tac ión. persuadido qu e está de ser el p unto de sd e don - tura" . A simismo Lacen le reconoce a la perspectiva o tra fun -
de se o rigina to da cons tr ucció n or d enada de ésta. ció n: lo de producir un" estructura re" cbdora de un a coneep-
¿Vale de cir que las intencion es significativas de tal o bra, de ciú n nu eva del su jeto, la de un sujeto d ividido. Puesto que no
tal ar tista, de ta l época, so bre tal sujeto r b cuentan para lu d a en es solamen te en la ju ntu ra tic loi ma~in<lr io y de lo simbó lico
esta co nstrucció n? Es más vale lo contr (rio, a través de [a orga- q ue el espect30orsesmii. En lo imaginario, el cu ad r~s : efec-
nizació n de los clcmenros forma les, la 'nbra puede hacer valer to reaI'T,-indu ceen el su jetO"u na-pé rdii.IiCderefercnclJs at1ldon---
las significacio nes qu e el pin tor q u iso en tregar, la justi ficación d~n g-anch a comú nmente sucertidumb re. . --
que qu iso darse a sí mismo, )' el espectador, instruido o no, se - Po r lo gene ral:-d sujeto oscila entre ver y mi ra r. Ver no es
cns:t)'a ahí con su deseo. mirar. Así es q ue, en oposición .1 la vo luntad ordenado ra .del
Per o cad a d em ento del co nju n to vale ento nces par a lo s mu ndo, p resente en to d a ate nció n visual un poco so stenida,
ot ros elementos respecto a este " pu nto de fuga" , cent rado p or pu ede aparecer la mir ada. Esta sur ge desde el ElOmcnto en q~
el pintor y qu e o rganiza el espacio de la represen tació n. lu -yyn imp~s i b lcd ~ve.::C 1 t'lo,_ a~s.c~te del camp o d e I.a: apa -
En el espacio, así abierto, el espectado r sueña o más vale, co - ricncias, electo de la Aufhebun g iniciad a por la cap tac l~n del
mo el su jeto car tesiano, sueña )' se p iensa so ñando , se d a lali- ~lI_erro r~r enengu aje. A la falta~n_b. i m~gen especular, tmpo_-
bcrtad d e imaginar y qu izás tambié n de jugar co n la ilusión de siblc de ser restituida al cuerpo rmagmano, respon de 13 bar ra
perd erse cua ndo co nte mpla el punto del infinito. por la que el su jeto oopucde significar su ser en el d iscurso ,
Pero es más vale ahí qu e se ap rehe nde el pod er de una ima- ' A~ camb io, la mirad a pue de design arse co mo lo que se ha
gen idea l. H ay, d ice Lacen , ~ ta mos pumos de fuga p0s.ib lcs so- pe rd ido de esta misma opera ció n. Efectivame nte, en e~ mo~en:­
~re estalínea de horizont e co mo yo ideaJes".} -- ~ to d e prod ucirse la significaci ón fálica, algo cae para Siempre, la

3, J. Lacan, Séminairc no n puhlié, "L'objct d e la ps ychanalyse" , 11! Mai 'f R<Ilá hirc, en fran.:és tiene 2 sent idos pos ibles, rcflexi.. nnr, pensar, r
1']66. re f1cj,u [n. del r.).
156 RO SE·PAVLE VINCIGU ERR A 157
" TU NO M E VE S D ESDE D ON DE YO T E M IR O "

_ vi~i?ilid ild d~Lf~ lo.:. A l mjsl~O tiempo que se impone Co m o sim- q ue se. me escap a en esta postura de do minio y, a p esar d e la
b élico , ,es excluido del registro d e las ap arienc ias y en (Oda la ~-'~s ión de com ple tud narcisísta q u~ puedo c!"eer atrap ar en-m~
cxrensron del c~ mpo perceptivo, es precisament e el ún ico ob je- imagen en el espejo, es justamente mi p rop ia imagen, despo ja-
to del, cual el s~Jeto estará seguro d e no poder d is tingu ir. D e ahí da por un a mirada anó nima, virtual, present e en todo punto
en ~~as e,n la bus~u eda de ~lgo.a ver, lo qu e acecha el sujeto no del esp acio hacia donde llevo mis oj os. La mirada se me va a
sera Ja m~s. en su linea de m lra' l amá s present e en lo visib le. Más presen tar ento nces desde el afue ra. en s'f misma inasible.f So -
_vale lo visib le le hace pant alla. - - mos seres mirados en el espec táculo del mund o. La mirad a es-
,~ c.ste esfue rzo indef iñidamente reite ra do po r ver " más i:Ten el mu nd o, y aunq ue no se la pue a si t ua r, es omnipresen-
alla vrene a respo nder la mirada. Esta det iene la búsqu ed a del t e.
sujeto qu e "q uiere ver". El objeto "mirada" vale entonces co- Pero Lacan no se va a qu edar a nivel de la simple op osición
~ s!mb~I_? de !,! fJ.lta._oS;a-delJai~ en tant o que p rodu ce fal- simétrica d e la visió n y de la mirada . Dos años más ta rde. en el
~ ~l_~ollz a la (;l!!a centra l del dese o." El Sem in ario " Los Seminario " El obje to del psic oanál isis r vla referencia a la pers-
cua tro .co ncep tos fund~mentales del psicoanálisis" nos ap orta p ectiva inventada por los maestros del Renacimient o, va a dar-
u.na p rrmera con~ t,ru cclón ~ue s ~ p o.ne una inve rsión d el espa- le la ocas ión de una referencia mucho más p recisa.
CJ~ de la pe rcepclOn'.!::a mirada ~te~te l<?s pol.o.s clésicamen- Ap arte del p rime r punto-su jeto dete rm inado co mo punto
.~ p; n ,dos alque ~ y.:1 visto: ahí-.:Fde se hallaba la cosa de visión, los pint ores qu e utilizaban la persp ectiva construye-
perc~I~~ en el mundo. se halla la m in Ha. El ojo co nside rado ro n sobre la línea de ho rizo nte " un segundo o jo ", hecho para
como órgano de un aparato senso r ial .~ la mirada co mo zo na da r cue nta de la d istancia a la q ue hay que ub icarse para mirar
de goc~ [uncion an invcrsam enre uno d el otro, en alte rnancia: el cuad ro . "La d istancia se inscr ibe pues en la estru ctura"." Pe-
_ ~sJ~v~sló n o la mirada. La mirada se halla bajo la visió n, a ro Lacan va a sub vert ir este dato : po rque el espacio situado en-
identi ficar d etrás del más banal objeto percib ido la ause ncia tre la línea de ho rizo nte en el cuad ro por un lado, y u na línea
de " men os ph i " qu e este objeto enmascara p or su : videncia. Es "s upuest a" por otro lado. -aquella po r la cua l el pla no paralelo
pu es en tam o que la mir ada es inversión del fun cion am iento al cuad ro, pasand o por el o jo, corta el suelo pers pectivo- este
percep ti v~, ínteruersi án (altera.ción. p erm utaci ón};" d el ojo y espacio va a dar lugar a la co nstru cció n de un segundo " pu nto-
del especréculo, que !!!.J.~.E.~p..5:!J~n~ j a d~_la "mi rad a yo me sit úo suje to". mu cho más allá del "segun do o jo" de los pintores; ese
menos v.!e~A~q~~jen90_yisto. C ie rtament e a tít~ l~ de sujc t~ "pu nto sujeto" está situ ado en el in finito, en la int ersección su-
p.u ?~u al ~e la rep resen taci ón, yo m e con cibo co mo centro d e p uesta de esas dos lineas pa ralelas. Este segund o "pun to -suje-
VJSlOn, c l~a de! ángulo bajo el cual re corr o los obj eto s qu e me to" no es otro más qu e el pun to de mirada, ausent e del campo
ro dean al in terior d e un hor izonte del qu e dispon go. Pero lo d e visión, qu e determ ina la perspectiva.
De ahí en más, se pierde la mirada que el su jeto no puede
dominar. Es te quería ávida mente ver, per o en este "intervalo
4. J. Lacm, SémúMirl' X l, Les qnntre crmcepts fumltlm/! nt aux de lel p sy.
clJanaly se, Seuil, 197.3 , pág. 95.
'~ S in6nom os posibles d e int crversi ón (pa labra q ue no existe en castella- S. J. Lacan, ibid, pág. 7').
no). c. J. Lacan, "L'o bjet de la psychau alysc", II Mai 1966.
158 ROSE -PAU lE VINCIGUERRA ~ TU NO M E VES DES D E UOKD E Y O T E M IR O" 159

"? marcado "," en esta distancia irr ed uctible, se prod uce la p ér- fantasma del sujeto, la mi rada del pimor hace irr upc ió n. El
d l~a de lo que estaba en suspens o hasta ento nces, la mirada del sujeto d evien e po r tan to "hab ita nte d el cu adro", bajo la mi ra -
su jeto . "d a d el pintor. - ' -
Si lo q ue el s ujet o ve es siemp re o t ra cosa q u e lo q u e imagi- . Cada mi rada de artista es entonces específica y el espectador
na, q ue lo que cree p royectar de su fantasma, es también siem- dehe cad~ vo lver. a d ar el paso de dejarse ense ñar po r la
p re ot ra cosa <] ue lo qu e so licitaba s u deseo y lo co nvida ba ;1 obra, siemp re un pOW alejada_de d O ll~é!..es t á . -
acerc arse co n la esperanza de una última revelaci ón. Como la - La mirad a de l artista no es, en efecto, dada en forma cvid cn-
Gi oconda , gu c según Frcud, atrae con la p romesa de un secre- le.
to de a~1o~, de un a fel!cidad que ella pod ría dar más allá de to - Cual es ento nces la relación del cuad ro al fanta sma del es-
do scntlml CI1 ~O co nocId o ,. el cuad ro atrae alo jo del espectador pectador? E l sujeto por lo general, trata de domesticar la mira-
qu e se e~ c a nll ~¡l, ~ c rsuad l d o que más allá de lo visible, aquello da en el "j uego de marion etas" dei fant asma. El su jeto, frente a
que nadi e ha VIS ro Jamás va a serie develado por fin. Pero su mi- la hiancia que llevada al límite engend rarí a "el remitir al infini-
rada cae, 10 deposita en ese int ervalo buscado por el p intor, pa- to del deseo ",'! encuad ra esta hi ancia en el fan tasma en el qu e se
ra esta r co mple tamente bajo la mirad a del artista que supo cal- complace. El fantas ma es co mparado por Laca n a un cuad ro
mar su ardor, su "~os td " y d.arle a ver una representación q ue que vendría a llenar el marco d e una ven tana, la que aparece en
~'e1c esa falta. La mi rada del p intor, as í prf sem ada, calma al su- c ua n to ab rimos los o jos, y de ent rada "toma mos distancia" de
Jeto de su prop ia mirada. ! la rea lidad. El fant asma implica enton ces ese deseo de ver pro-
~feClo encantado r; p ncificanre de la p:nt ura,8 que es, co mo yectarse el fantasma, dicéLacan: es po r lo qu e "es I l a mado ~ a
lo d l.~e Lacen en "L'objet d e la psychanalyse", un Vorstellu ng- _ap;lrecer en el cuadro . Pero llamado solamente! Puesto que S I el
rc p rasenran z, u n representante de la representac ió n, en tanto i d ~ 1 de la realizaci ón ci d sujeto , de prcsentificar el cuad ro en
qu e ella falta. ];o¡ ven tan a abierta por nuestros p ñrpados' P - y es lo que hace
El cuad ro no es entonces rep resentación . N o es tampoco , Magr itte pint and o un cu adro en una v~n t ana- si ese idea l ~c
c~ mo lo pe nsaba Pla tón, apar iencia que se da po r la verdad, rea lizara, ento nces, " la sala q uedaría inmersa en la o scun-
silla aparecer en donde pu ed e ser revelada la estruc tu ra sub- da d";'! nad a se represent aría más. Es por lo que, más allá de la
je.t iva en su co njunto co n la par te d e Re al que ella imp lica. distancia que establecemos d esde el mome nto en qu e abrimos
Tiene que ver co n " la esencia de la ve rd ad ". El cua d ro escon- lo s ojos, el cuad ro es en sí mismo una "toma de distancia". El
d e y revela al mism o tiempo. Esco nde lo que el suje to q uiere fant asm a es el pro to tip o del cuadro , pe ro el cu adr o, está " por
ver}' le revela aquello a lo q ue no se esp erab a. N o sabe mos delante" de la ven tana. El art ista, dice Lacan, renu ncia a la ven-
nunca c? mo represent a, pero esta mos tomad os por él, nu es- tana. para tener el cuad ro'? y este se inscribe en un " p lano sepa-
t~o apetito de ver es en gañado po r un tiem po breve}' la ilu-
s ión de "v erse" en el cu adro se borra. Es entonces q ue, en el
9. J. Laca n, S éminairc non publ ié, MLc d ésir cr so n inte rpr ér. nion", t9~1l -
1959.
10. j. Lacan, "L'objc t dcla psychanalysc", 11 Mú 1')66.
7. J. Lacan. ibid, 25 1lai 19(,(,. 11.J . Lacan, ibid, 25 Mai 1')66.
8. J. Lac;l.n. Séminalrc XI. pág. 9J. 12. J. Ls can, ibid.
160 RQS E-PA ULE VIN C IG UER RA

TÍTULOS PUBLICADOS
r~do " del fantasma - ahí en donde el lugar de la falta pued e ve-
OI r a ser rep resentado .
Lo auc se escribe do? ItJ iat ermctací ón
N o perece p u és rrararse del mismo tratamien to de la falta en ADRIANA A IIF.LES, P AU 0 FJU l)~olt\S, n ; .l lf . STl'I:-;},IANN ,
el espectado r y en la ,obra. Ya qu e lo qu e el cuadro manifiesta, G I::N EVIÉVE M OREL, LEO N(lR Pxrrn. S ll, VII\ G l:L LLR,
alrededor de este ob jeto como vacío imposible de represent ar ÚRSUI.A Semr nr, M rQTJf~ 1 lL",sSO LS, SUS¡\l'lJA ROMA NO-S Ur.D,
y, por supu esto , más alLí d e tod os lo s enunciados manifiestos I NGR Ill EI. I.V' KER. OU, A G O l\.'7.Ál.l: 1. DE M O Ll N A
qu e s~sci ta, es la ar ticulación de un de seo p ropi o q ue el ar tista
ha dejado expo nerse en su obra. Es porq ue, independient emcn_ El ouclo de la interpretacion
te d e las escenas que represent a en la tela, el artista es, com o lo ABl:'LARDO C A~TIl.LO, Nor J ITI(IK, D A"" EL MARCOVE,
di ce Lacan, el único "s ujeto 'tde l cuad ro . EN RIQ UE M ARI, C ARI O~ R u».• ER.:-JI:STO F r:-U IN, P ABLO fRID~tAN ,
. Así, si el fantas ma esconde al o bjeto qu e causa el deseo e im- L EO NO R Fr.FER. O i .GA G O",:¡ ,(LFZ DE M OLIN ," ,
pide a la cast ración de aparecer, el cuadro, suscitando al ama- S! LVIA SAI.VA RFZZ ,\, IN G KII) E U ,lC KI:!t, ÚR~ lJ U\ Sf.I RI' RT
teu r de pin turaal 'deseo del Oi:r o-;opera en él un efecto de des:
plázamieiiio sub jeti vo. Es com o una resistencia que cae. Por un LacantHcidcggcr
momento, p ara un sujeto, cae el objeto del cual su fantas ma se ]nR(; E A l.FJ"IA.'< - SE I{G IO L \ RRIEJ{,\
~ostiene ord inariamente; el su jeto se hale · ento nces dóci l al o b-
Jeto ~u~ causa el .d eseo del Otro ; a sa b r la mirada del p into r. Lo triple dd placer
Este ul timo permite qu e sea entonces de plazado el marco ima- J EAN-Cl .AI.' I>E :\ll1.NER
ginario sobre el cua l el sujeto acomoda su realida d ha bitual-
me~te. De este "descenso de deseo " mostrad o, el sujeto q ueda La exp resi ón de la irrealidad en la obra
fascinado. Puede entonces ser entusiasmado po r el medio d i- de Jo rge Lu is Borgcs )' ot ros ensd)'os
cho , irred uctible y parcial, de la verda d liberada por el pinto r. ANI\ M ARIA H ARI\.1;' NECH I'.A

Ref lexione s sobre nuestro tiempo


A LAI N B ,\ UIOU

El entredicho neur ótico


AM lU.\ l MN UA NO y COJ.ARORAOOIU':S

Adelgozar
S ERGIO IR IM RRE:-l

[ sacan . F¡ escrito, la. imagen


JACQUES AUlIERT , FR ANV1lS 0'1101\':(;, '/ EA1\'-( ;¡,AUD}: M ILNEK,
F kA N c;O IS REGN AUI.T, Gf: RAfl \\':\.lCMAN
La última cena: anorex ia y bulimia
MA551MO REC ALCATI

Interrogar el autismo.
Hacer espacio del lenguaje
l .lLI AJ\:A DI VITA, GRACJELA C URR AS, Cl.A UDIA DAFONTJ ~ ,
SIl.VIA L ó¡>I'Z P ARDO, N ll DA S COA:-JJ::, D IEGO Y I\I CII E,
G RACIANA KL EIZER

l
--"
DEL CIFRADO

M a ssimo Recalcati
Las tres estéticas de Lacen.
La sublimación artística y la Cosa .

M arie H é l ~n e Brousse
Una sublimación a riesgo del psicoanálisis.

.
Gér ard ajcman
La casa, lo íntimo y lo secreto.

Vilm a OCCOZ
El cuerpo-mártir en el barroco y en el bodyart.

Xavier Gih er Ponce


Sobre las paradojas contemporáneas de la satisfacción.
Entre náufragos: notas sobre fotografia, arte y psicoanálisis.

Rose -P a u le Win cigu er r a


"Tú no me ves desde donde yo te miro".

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