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Yo les hablare de tres principios: El principio de economía procesal; El principio

de gratuidad en la actuación del demandante; y El principio de dirección judicial


del proceso.

PRINCIPIO DE ECONOMIA PROCESAL. – Este principio surge del pensamiento de


que: “el proceso no puede exigir un gasto superior al valor de los bienes que
están en debate, que son el fin. Una necesaria proporción entre en fin y los
medios debe disponer la economía del proceso. Este principio está referido
especialmente a tres áreas distintas: el ahorro de tiempo, gasto y esfuerzo. El
tribunal Constitucional ha venido usando este principio de manera frecuente.
Apunta a economizar los costos que puedan suponer el proceso, también a
hacer del proceso un trámite sumerio, en otras palabras, que el trámite sea más
fácil para todos, ya sea en la duración y en la cantidad de actos que se deben de
realizar en un proceso.

PRINCIPIO DE GRATUIDAD EN LA ACTUACIÓN DEL DEMANDANTE. – Este


principio significa que el demandante no debe de pagar nada en ninguna
actuación procesal para el que se dice agraviado en su derecho constitucional o
para el que se dice perjudicado por una norma inconstitucional, ilegal o la que
renuencia (que sería una actitud donde esté poco dispuesto a ayudar) de un
funcionario a atacar una norma o cumplir con un acto administrativo firme. La
principal consecuencia de este principio es el NO pago de las tasas para acceder
al aparato judicial, de otra manera se estarían alentando a las situaciones de
verdadera injusticia y desigualdad material. Además, está justificado que no
exista ningún tipo de elemento que obstruya el acceso a los medios de salvación
de los derechos constitucionales. Este principio está en la Constitución peruana,
en el articulo 139, en el inciso 16.

PRINCIPIO DE DIRECCIÓN JUDICIAL DEL PROCE SO. – Este principio se


encuentra reconocido en el artículo II del Título preliminar del Código Procesal
Civil, se puede definir como un conjunto de actos que corresponde cumplir para
colocar al proceso en cada una de las etapas que integran al mismo, resolver las
situaciones que en ellas se provoquen, reexaminar actos injustos, comunicar a
las partes o a los terceros las resoluciones que se vayan dictando, formar
materialmente el expediente, dejar constancia escrita de actos verbales y
asegurar la eficacia y eficiencia de la sentencia definitiva. Este principio cumple
con la función de hacer avanzar a los sujetos procesales a través de las diversas
etapas que integran el proceso. Se puede decir que la tutela judicial cuando
logra hacerse efectiva es un indicador que los sujetos en el proceso han
complido con sus obligaciones de dirección correspondiente.

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