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EL ESPIRITU SANTO, VINO A DARLE

CONTINUIDAD AL MINISTERIO DE CRISTO EN


LA IGLESIA.
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“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará
también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al
Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo
pidiereis en mi nombre, yo lo haréme, si me amáis, guardad mis mandamientos, y yo
rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en
vosotros”. Juan. 14:12.17.

Para entender lo que acabo de decir, es necesario analizar la obra del Espíritu Santo
en la vida de Jesús. El Espíritu Santo fue derramado sobre Jesús y luego sobre nosotros.
Salmos 133:1.

Jesús, mientras estuvo en la tierra, caminó y operó totalmente como hombre. Siendo
Dios, no operó como Dios, todo lo que hizo lo hizo como hombre. En Jesús operó lo
que se llama la “kenosis”

Kenosis: termino en griego que significa: vaciarse, despojarse.

El término kenosis relacionado a Cristo implica: El vaciarse y despojarse de todas sus


prerrogativas, propiedades, y principios divinos; que siendo Dios tenía que dejar de
operar como Dios. Jesús nunca dejó de ser Dios, sencillamente se limitó en lo absoluto
en sus propiedades divinas, para llevar a cabo el plan de salvación, por lo tanto,
mientras Jesús estuvo en el ejercicio de su ministerio, no operó en los propiedades
divinas.

La kenosis en Jesús se dio, en que siendo Dios, en el transcurso de su ministerio no


debía operar como Dios, tenía que caminar en la condición humana como un hombre.
Hubo etapas en el ejercicio de su ministerio en las que en Jesús manifestó la divinidad,
pero dicho acto no afectó el ministerio de salvación.

>Recibe adoración. Mateo 14:33. Juan 5:23.

>Perdona pecado. Marcos 2:1.12. Lucas 7:48.49.

>Se titula Señor del Día de Reposo. Marcos 2:28.

>Se adjudicó el “Yo Soy”, que sólo le pertenece a Dios y a su independencia

Juan 6:35; 6:41; 6:48; 6:51; 8:24; 10:7; 14:6.


>Cambio el sentido de la Inspiración de las Escrituras. Mateo: 5:21.28.

Debemos aclarar que todas estas manifestaciones en su divinidad no afectaron el plan


de Salvación que Dios Padre tenía que desarrollar en su Hijo. Cuando nos referimos e
“afectar el Plan de Salvación”, estamos enseñando una verdad que parte de un principio
que no puede ser alterado; si el diablo en el Huerto del Edén venció a un hombre, tenía
que ser un hombre quien venciera al diablo..., no podía ser Dios.

Esto indica, que todos los milagros que se dieron en el ministerio de Jesús, fueron
posible por la intervención del Espíritu Santo que moraba en Él. No hay un milagro
registrado en las Escrituras que Jesús en su humanidad haya hecho.

Hechos 10:38 dice: “Como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de
Nazaret, y como éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con Él.”

En Mateo 12:28, Jesús afirma expulsar los demonios por el Espíritu de Dios: “Pero si
Yo por el Espíritu de Dios hecho fuera los demonios...”

En Lucas 4:14, se nos dice: “Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea...”, en el
comienzo de su ministerio.

La Escrituras solo registran un milagro que se dio por la intervención del Verbo en la
vida de Jesús, y este fue en las bodas de Canaán, convirtiendo las aguas en vino. En la
respuesta que Jesús le da a María, vemos a Jesús refutando dicha demanda, Analicemos
el pasaje.

Seguidamente al darse la kenosis, se dio en Él lo que se llama la “Plerosis”, palabra en


griego que se encuentra en Lucas 4:1 que significa: El ser revestido, dotado, rebosado,
llenado, completado de algo o de alguien; en este caso del Espíritu Santo que estaba en
Él.

Debo decir que todas las obras, milagros, prodigios, y sanidades que se dieron en el
Ministerio de Jesús, no las hizo Él en forma directa, las hizo el Espíritu Santo de Dios
que moraba en Él. Esto es lo que enseña la Palabra en Mateo. 12:28. Lucas. 4:14.19;
5:17. Hechos.10:38. Fundamentados en ellas, podemos alegar que no fue Jesús quien
hizo las obras, fue el Espíritu Santo de Dios en Él como hombre.

Jesús fue un canal y un medio por el cual el poder del Espíritu se manifestaba y
fluía. De esta forma, Jesús llevó a cabo su Ministerio, y antes de ser ascendido a los
cielos les dio la comisión a sus discípulos para que manifestaran el poder del Espíritu.
La Iglesia es el canal y el medio por donde fluye y se manifiesta el poder de Dios, a
través de su Espíritu, igual como se manifestó en Cristo.

Por esta causa Él les dijo a sus discípulos que se quedaran en Jerusalén hasta que fueran
investido de poder desde lo alto, les pidió encarecidamente que no hicieran nada, hasta
que el poder viniera sobre ellos.

“Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre: más vosotros quedaos en


la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos con poder de lo alto”. Lucas 24:49.
“Y estando juntos, les mandó que no se fuesen de Jerusalén, sino que esperasen la
promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí”. Hechos. 1:4. CONTINUARÁ.

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