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HEGEMONIA SIGLO XV

En la hegemonía mundial de Occidente entre los siglos XV se puede


analizar cómo las condiciones geopolíticas de Europa occidental en el s. XV, con
una elevada fragmentación política entre cientos de Estados de diferente tamaño,
produjeron una intensa competición y la transformación de la constitución interna
de estos Estados con la introducción de nuevas prácticas geopolíticas que
organizaron el espacio de un modo diferente. Esto obedecía a la necesidad de
adaptar las condiciones internas de cada Estado a los desafíos de la esfera
internacional para ofrecer una respuesta exitosa a los mismos. Como
consecuencia de esto apareció el Estado territorial y soberano que fue capaz de
movilizar más recursos a un coste político menor, lo que hizo posible una creciente
inversión en la guerra que, unido al contexto de competición en Europa, favoreció
el desencadenamiento de revoluciones militares con innovaciones tanto
tecnológicas como tácticas en el modo de hacer la guerra. Esto dio una ventaja
decisiva a las potencias occidentales frente a sus rivales no occidentales como el
imperio chino o el imperio otomano, lo que hizo posible la hegemonía de
Occidente. La tesis analiza la evolución histórica de la hegemonía occidental, su
situación actual y posibles escenarios futuros.
HEGEMONIA SIGLO XIX

Durante el periodo de la Guerra Fría, se aceptaba ampliamente que el


poder global tenía un carácter bipolar: dos superpotencias enfrentadas,
EE.UU. y la Unión Soviética, aunque había desacuerdo sobre si esto había
conducido a la paz y a la estabilidad o al aumento de la tensión y la
inseguridad.

Desde el final de la Guerra Fría, sin embargo, ha habido un profundo debate


sobre la naturaleza del orden mundial. Una de las primeras opiniones fue
que el fin de la era de las superpotencias había dado lugar a un «nuevo
orden mundial», caracterizado por la paz y la cooperación internacional.
Pero, ¿qué era el «nuevo orden mundial» y cuál era su destino? Un segundo
punto de vista subrayaba que la aparición de EEUU como única
superpotencia mundial (o global) había creado, de hecho, un orden mundial
(o global) unipolar, basado en la «hegemonía» estadounidense. ¿Es Estados
Unidos un «hegemón global» y cuáles son las implicaciones de la
unipolaridad? Un tercer punto de vista destaca la tendencia a la
multipolaridad y a la fragmentación del poder mundial, influida por
acontecimientos como el ascenso de las potencias emergentes (China, Rusia,
India, Brasil, etc.), el avance de la globalización, la mayor influencia de los
actores no estatales y el crecimiento de las organizaciones internacionales.

El orden mundial (o global) del siglo XXI tiene cada vez más un carácter
multipolar. Esto es evidente en el ascenso de las llamadas «potencias
emergentes», especialmente China, pero también es una consecuencia de
acontecimientos más amplios, como el avance de la globalización y la
gobernanza mundial (o global) y la creciente importancia de los actores no
estatales.

Para los neorrealistas, una difusión multipolar del poder entre los actores
globales puede crear una tendencia a la inestabilidad e incluso a la guerra.

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